La mayoría de los personajes pertenecen a J. K. Rowling y a Warnner Bros
4. El poder del odio
Ya eran las 8:30 de la mañana y Harry seguía profundamente dormido, hacia mucho tiempo que no dormía bien a causa de sus preocupaciones y aunque en ese momento su vida estaba colmada de estas, por algun motivo extraño había dormido perfectamente bien. A eso de las 9:00 abrió sus verdes y grandes ojos y se sorprendió cuando se dio cuenta de que lo primero que veía era la luz del día, ya se estaba acostumbrando a despertarse en la mitad de la oscuridad. Estaba todavía adormilado cuando se acordó de que esa tarde volvería a ver a Clarissa, se sentó rápidamente, se cambio y bajo corriendo a la cocina, allí encontró sentados a la mesa a tío Vernon y a Dudley, y a tía Petunia preparando el desayuno. Se sentó, saludó y no esperó respuesta, ya estaba más que acostumbrado a la falta de atención de su llamada "familia". Petunia sirvió el desayuno, huevos con jamón, jugo de naranja y café. Harry no comió mucho, no tenía hambre. Cuando hubo terminado de desayunar subió a su cuarto a esperar impacientemente la llegada de Clarissa, necesitaba y quería verla, estaba desesperado y no sabía cuanto tiempo más podía esperar. Pensó en ir hasta su casa, sí, eso sería lo que haría. Se estaba alistando para salir cuando vio a una lechuza gris revoloteando al frente de su ventana, esta llevaba atado a una de sus patas un ejemplar del Profeta. Harry le abrió la ventana y la lechuza entró, le quitó el periódico de la pata y le guardó en la bolsa el dinero. Se sentó en su cama y comenzó a leer la portada del periódico; leyó parte por parte y no encontró nada que le llamara la atención. No había nada sobre Voldemort, ni sobre mortifagos, lo único interesante que había era una pequeña guía de defensa contra las artes oscuras y unas cuantas recomendaciones de Cornelius Fudge.
Por fin la comunidad mágica había aceptado que Voldemort había regresado, en ese momento a su mente vino todo lo que había tenido que hacer y que sufrir para que le creyeran, para que los demás admitieran que no estaba loco y que no estaba tratando de llamar la atención. Se acordó de todas las miradas y los cuchicheos que había tenido que soportar, se acordó de lo frustrado, de lo solo y de lo amargado que se había sentido. Con un dejo de amargura y de resentimiento en su voz dijo.
-Bueno, por lo menos estos idiotas se dieron cuenta que yo decía la verdad. Claro, preferían seguir viviendo en su mundo perfecto, en su mundo feliz. Les daba miedo aceptar y confirmar sus peores temores, pero por supuesto, como no les iba a dar miedo si todos son una partida de cobardes- termino de decir muy acalorado, sentía que la cabeza se le iba a explotar, una punzada de dolor se ubicaba en su cicatriz.¡Y ahora que estará planeando este cretino- Su rabia iba en aumento, definitivamente su cabeza iba a explotar¿por qué¿por qué tengo que ser yo¿por qué tengo que sentir lo que él siente¿por qué fui tan estúpido y no aprendí a manejar la Oclumancia¿por qué- gritaba mientras se agarraba la cabeza con las dos manos con un gesto de desesperación. – ¡Por estúpido, por mi culpa Sirius murió, si, por mi culpa, soy lo peor que puede existir, mi vida es una completa porquería... es una maldición-. Estaba empezando a sudar frío, su corazón se aceleraba cada vez más, la cabeza le dolia punzantemente y le daba vueltas. Estaba acurrucado y temblaba de ira, de desesperación. Se sintió solo, más solo que nunca; su rabia iba en aumento, su corazón iba a estallar y su cabeza tambien. Comenzó a sentir un odio, un odio inmenso, cada vez respiraba más entrecortada y más agitadamente. La casa comenzó a temblar, sus tíos comenzaron a chillar y a gritar descontroladamente, los vidrios de las ventanas se rompieron y el cielo de un azul inmenso se nubló, la ira y el odio de Harry se había descontrolado, no lo podía evitar, ya no podía guardarse ese sentimiento un instante más, seguía acurrucado en el piso, unas lagrimas recorrían su cara, la cicatriz le dolía y le ardía como nunca antes lo había hecho en su vida, gritó, gritó con todas sus fuerzas.
En ese momento a muchas millas de distancia, Lord Voldemort, se había callado repentinamente, estaba temblando, sudaba y veía todo borroso. Sus fieles seguidores lo miraban asustados y sin saber que hacer. Él no decía nada, sentía un escalofrió recorriendo toda su espalda, respiraba dificultosamente y sentía miedo, mucho miedo, un miedo que hacia mucho tiempo no sentía, un miedo indescriptible e inexplicable. Se trató de calmar pero no pudo; de repente su cabeza le comenzó a doler, se había caído de rodillas al suelo, estaba muy agitado; Colagusano se encontraba a su lado sollozando sin saber que hacer. Voldemort trató de decir algo y no pudo, de su boca no podían salir las palabras porque se había desmayado.
Mientras tanto en Privet drive, Harry se estaba calmando poco a poco, se sentía muy mareado y muy débil, se dejó caer en el piso boca arriba. Todavía podia oir los gritos de Petunia, Vernon y Dudley. Trató de pararse pero no pudo, estaba demasiado cansado, lentamente sus ojos comenzaron a cerrarse, se estaba quedando dormido cuando tío Vernon entró corriendo y lo levantó, estaba muy furioso, su cara estaba tan roja que parecía que iba a explotar en cualquier momento.
¿Qué has hecho fenómeno- gritaba salpicando la cara de Harry con saliva.
- Yo... naada-. Harry apenas podía contestar.
¡No me mientas, sé que has sido tú, quien sino tú pudo haber hecho todo esto- cada vez gritaba más fuerte.
¡Que no he sido yo, ya te lo dije, no sé que pasó no lo recuerdo, sólo sé que sentía mucha rabia y luego se salió de control... y comenzó a temblar y las ventanas se rompieron. ¡No fue mi culpa! fue algo que se salió de control, fue algo fuera de mi- le respondió más débilmente. Estaba en pie únicamente por que su tío lo sostenía de la camiseta, Vernon gritaba y lo sacudíaél por su parte no entendía lo que este estaba diciendo. Vernon lo acercó más a su cara, Harry no pudo hacer nada, no se pudo defender ni le pudo contestar a su tío, lo ultimo que alcanzo a ver fueron los pequeños y negros ojos de tío Vernon antes de desmayarse.
Harry yacía casi inerte en el aire, Vernon lo sostenía, este al ver que Harry se había desmayado, se asustó tanto que lo soltó, Harry cayó al suelo produciendo un golpe seco. Vernon lo miraba aterrado, salió corriendo a avisarle a Petunia que al chico le pasaba algo raro. Llegaron los dos corriendo nuevamente y tía Petunia ahogo un grito cuando vio a Harry tirado en el suelo.
¿Ver...rrnoon qué has hecho¿Lo mataste-. decia en un susurro y visiblemente alterada.
¡NOOOO¿cómo se te ocurre mujer? Yo estaba acá preguntándole, que era lo que había hecho cuando de un momento a otro se desmayó, yo...oo, yo no tengo la culpa de nada. No, la culpa es de ese anormal, mira como destruyó la casa. Que pensaran los vecinos si ven este desastre, Petunia ¡definitivamente tenemos que deshacernos de este engendro! Hoy casi nos mata, corremos un gran peligro todos al lado de él-. Grito, todavía estaba muy nervioso por lo que había pasado y no dejaba de mirar fijamente el cuerpo de Harry tirado en el piso.
- No,.. Vernon yo no puedo hacer eso. No lo puedo sacar de la casa por más que quiera, no puedo, no puedo¡hice una promesa-. Contesto al tiempo que se cogía la cara con las dos manos y comenzaba a llorar.
¿y tu por que lloras-. Le pregunto Vernon con cara de preocupación y de asombro- Y ¿qué hay de el pequeño Dud, y ¿qué hay de nuestra seguridad? Petunia. Debemos deshacernos de él y lo sabes¿es qué acaso no lo deseas¿No has visto cuantos dolores de cabeza nos ha causado? No sé si te diste cuenta pero ¡Hoy casi nos mata!.
¡Si! Eso lo sé, pero no puedo sacarlo de aquí, entiende y por favor no preguntes por qué-. Expresó con los ojos aguados.
Vernon abrió la boca para decirle algo más, pero ella se había dado la vuelta y se había ido. Él consternado hizo lo mismo, dio media vuelta y salió de la habitación en la cual Harry todavía se encontraba desmayado.
