La mayoría de los personajes pertenecen a J. K. Rowling y a Warnner Bros

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Una verdad muy dolorosa

Clarissa se veía a lo lejos corriendo, doblando la esquina, cuando Harry se dio cuenta de lo que había pasado. Sin pensarlo dos veces salió corriendo detrás de ella, estaba muy asustado y no entendía el por qué de la actitud de Clarissa. Corría tan rápido como podía, y ella no aparecía por ningún lado, desesperado comenzó a llamarla gritando

¡Clarissa¡Clarissa¿en dónde estas?-. gritó mientras cruzaba la calle, luego de haber doblado la esquina, para seguir por la avenida Magnolia. Miraba para todos lados y no la veía, seguía corriendo, al tiempo que la desesperación crecía en su pecho. Estaba muy oscuro y estaba empezando a hacer frío, mucho frío, el cielo estaba nublado. Parecía que por primera vez en una noche de verano iba a llover. Clarissa seguía sin atender a las suplicas de Harry cuando empezaron a caer gruesas y frías gotas de lluvia. Él continuaba buscándola desesperado, mientras cada vez llovía más y más fuerte. La lluvia no lo dejaba ver. Tenía mucho frío, los dedos de las manos se le estaban entumeciendo, casi no los podía mover; sus brazos estaban empapados, mejor dicho todo él estaba empapado; las gruesas gotas de lluvia que caían de su pelo, se colaban por su boca dejándole un sabor amargo y una desesperación que apenas podía soportar. Ya había corrido mucho, había caminado mucho y no había encontrado a Clarissa. La lluvia seguía cada vez más fuerte. Mientras caminaba cerca al pequeño callejón que formaba un atajo entre la calle Magnolia y el paseo Glicina, oyó un ruido y pensó que algo o alguien estaba ahí escondido. Se acercó lentamente, no veía nada porque todo estaba muy oscuro, pero podía sentir que había algo ahí.

Clarissa veía como Harry se acercaba, mientras el corazón le corría más y más aceleradamente. Tuvo que taparse la boca con la mano para que ni su corazón ni su respiración la delataran. Estaba temblando incontroladamente, tenía mucho frío y se sentía muy muy débil, estaba a punto de desmayarse, lo sabía. Harry estaba tan solo a unos pocos centímetros de ella, cuando se detuvo por alguna razón. Clarissa dio gracias al cielo por esto, en ese momento y especialmente luego de lo que había pasado, no quería ver a Harry.

Harry se había detenido, oía un ruido detrás de él y rápida e instintivamente sacó su varita del bolsillo de sus jeans; no encontró nada, sin embargo sentía que algo andaba mal. Siguió mirando, tratando de encontrar algo; sigilosamente empezó a caminar aún con la varita en alto. Seguía lloviendo, aunque ahora no era tan fuerte, Harry podía ver un poco mejor; su corazón comenzó a palpitar fuertemente, estaba asustado y no sabía porque, quizás, fuera por el recuerdo de los dementores. Hace un año a él y a su querido primo los habían atacado en ese callejón oscuro y frío, al que minutos antes había pensado entrar, para confirmar si sus sospechas de que algo se estaba ocultando ahí, eran o no ciertas.

Clarissa no veía lo que Harry estaba haciendo, porqué se había tapado la cara con las manos cuando él casi la descubre; no sabia lo que estaba pasando, lo único que sabia era que algo, quizá un milagro había detenido a Harry, un milagro que le agradecía a la vida, porque lo que menos necesitaba en ese momento era volver a ver esos ojos otra vez y volver a sentir esos labios. No sabía porque se había asustado tanto con lo que Harry le había dicho, quizás era, porque lo que menos quería en el mundo, era que alguien la necesitara de la manera en la que Harry parecía que lo hacía, y lo peor, ella también lo necesitaba a él, tanto o más de lo que él la necesitaba a ella. Eso era definitivamente lo que menos pedía en ese momento, especialmente por su condición. Se reprochó por haber sido tan débil, se reprochó severamente por haberse vuelto presa de los sentimientos que le producía aquel muchacho de ojos verdes. No lo podía volver a ver, no lo quería volver a ver, o por lo menos tenía que hacerse a esa idea aunque se le partiera el alma en mil pedazos con sólo pensarlo. ¿Por qué había pasado eso¿Por qué esos ojos la miraba como la miraban¿Por qué ese niño del que nunca había oído nada, del que nunca había sabido nada, se le había quedado pegado a la piel, a los huesos, desde la primera vez que lo vio¿Por qué le tenía que pasar eso a ella cuando ya era demasiado tarde? Lagrimas de desesperación, de miedo, de impotencia y de rabia, recorrían nuevamente su rostro; de nuevo porqué era por Harry, era él el motivo por el que ella no había parado de llorar desde anoche. No había parado de llorar desde que se dio cuenta de que tan solo había necesitado de una mirada para amarlo. Por eso lloraba, porque estaba aterrada de que pudiera amar a alguien, porque estaba aterrada de haber caído en ese juego, en el que siempre había jurado que no iba a caer.

Harry había empezado a sentir un olor que se le hacía vagamente familiar, era un fuerte olor a licor. Siguió caminando, y encendió con un Lumos la punta de su varita, para poder ver algo en la oscuridad. Apenas había hecho eso cuando apareció de la nada Mundungus Fletcher; Harry por fin había descubierto, y no con mucho agrado, quien era él que lo estaba observando.

¡Pero qué haces muchacho! guarda eso, no es prudente tenerlo afuera en estos momentos¿qué tal si la niña que estaba contigo la ve¡Nos meteríamos en problemas!- dijo Mundungus, casi en un susurro sólo para que Harry pudiera oírlo.

¿Qué me acabas de decir Mundungus?- preguntó Harry agresivamente, no podía dar crédito a lo que sus oídos escuchaban. Mundungus sabía que Clarissa estaba con Harry, porque la había visto con él en el parque. Cuando esta idea cruzó por su mente, su estomago dio un vuelco violento causado por la ira que le producía saber qué no tenía ni un solo momento de privacidad en su vida.

– ¡Que guardes la varita te digo! O si no qué le dirás a la niña que estaba en el parque contigo. ¿cómo le explicarás lo qué eso es?–. Volvió a decir Mundungus, también en un susurro y señalando la varita de Harry.

– ¡No voy a tener que explicarle nada, porque ella no está aquí! además ¿Cómo sabes de ella?–. Preguntó una vez más, esta vez en un tono mucho más fuerte; había explotado y ahora no había nada en el mundo que pudiera calmarlo.

– Yo no estaría tan seguro de eso, ella si está aquí, allá en el callejón, vi cuando se escondió, luego de que saliera corriendo del parque-. Mundungus terminó de decir esto otra vez en un susurro, luego dibujo una pequeña sonrisa en su cara y volvió a preguntar. –Y ¿qué fue lo que le dijiste para que saliera corriendo así? O ¿es qué eres tan malo besando que ella tuvo que salir corriendo para que no le dieras más besos?-. le preguntó con un dejo de burla y con una expresión de picardía en la cara

Harry estaba furioso, cuando oyó lo ultimo que había dicho Mundungus, rápidamente un color carmesí se había extendido por toda su cara; no sabía si era por vergüenza o si era por rabia. Estaba tratando de controlar, fuera lo que fuera lo que sentía, estaba tratando de reaccionar cuando asimiló lo que acababa de oír; Clarissa estaba en el callejón¡por fin la había encontrado! Sin pensarlo dos veces dio media vuelta y salió corriendo para el callejón, mientras su rabia se apaciguaba rápidamente. Llegó a ese corredor oscuro y frío, seguido de Mundungus. Estaba visiblemente alterado y ansioso por ver a Clarissa de nuevo, necesitaba saber la razón de su actitud; quería saber por qué había salido corriendo. Llegó al corredor agitado y comenzó a mirar para todos lados pero no vio a Clarissa por ningún lado, ahora una enorme tristeza combinada con cierta incertidumbre, se apoderaba de su ser en pocos segundos; su esperanza de saber que era lo que había provocado la actitud de Clarissa, se había esfumado tan rápido como había aparecido. Resignado salió del callejón para encontrarse de frente, nuevamente con Mundungus, al cual no dijo una sola palabra. Harry lo miró unos segundos, quería reprocharle lo que segundos atrás había oído de su boca, pero simplemente no tenía ánimos para hacerlo, ya no sentía rabia, solo impotencia, desconcierto y melancolía; siguió mirándolo distraído poco tiempo antes de girar su cuerpo hacía la derecha, para irse hacía su casa; necesitaba y quería estar sólo.

Por su parte Mundungus Fletcher, notó inmediatamente la cara de frustración y angustia con la que salió Harry del callejón, y prefirió ahorrarse comentarios, aunque estaba muerto de la curiosidad por saber quién era aquella muchachita a la que Harry había espantado minutos atrás en el parque. Vio como Harry se alejaba lentamente de él y decidió escoltarlo en silencio para no molestarlo.

Harry caminaba por inercia. La lluvia ya había cesado y sin embargo, sentía todo el peso del agua en su cuerpo, y especialmente, en su alma. La noche le había dejado un extraño sabor agridulce; un sabor que empezaba en su boca y llegaba hasta su corazón. Ésta era una de las más extrañas sensaciones que había sentido en su vida. Tocó sus labios; apenas si podía creer lo que había acabado de pasar, todavía podía sentir los cálidos labios de Clarissa sobre los suyos, todavía podía percibir, aunque fuera un poco, su sabor. Una débil sonrisa se dibujo en su boca, no pudo evitar sentirse feliz, al pensar que eso era lo mejor que le había pasado en mucho tiempo. Había sido perfecto, o bueno casi perfecto; lo único que podía ensombrecer ese momento de felicidad, era la manera en la que había terminado. En su memoria ahora estaba la cara de terror de Clarissa, luego que él terminara de decirle que la necesitaba simplemente para poder vivir. No sabía si había hecho mal diciéndole esto. Sencillamente no entendía la razón de su cambio repentino de actitud. En su cabeza miles de preguntas y de posibles respuestas daban vueltas, como un remolino sin principio y sin fin; estaba absorto en sus pensamientos, cuando se dio cuenta que estaba frente a la puerta de la casa de sus tíos. Sin una alternativa y si una respuesta posible ante la huida de Clarissa, abrió la puerta, para ver como en el fondo del corredor, lo esperaba tío Vernon, con la mirada más acusatoria y más llena de rabia, que jamás había visto reflejada en él. Entró a la casa sin ni siquiera despedirse o por lo menos cerciorarse que Mundungus estaba detrás de él.

En una calle desierta y poco iluminada, Clarissa caminaba con pasos lentos y torpes. Había salido del callejón apenas Harry se había dado la vuelta. Salió corriendo a pesar de lo débil que se encontraba; no sabía de donde había sacado la fuerza necesaria para hacerlo. Corrió lo más que pudo, sin mirar atrás, y cuando ya no pudo más se detuvo, no sin antes cerciorarse, que Harry no estuviera tras de ella. Estaba empapada; tenía mucho frío, además de tener un hueco en su corazón, luego de haber descubierto la verdad. Estaba enamorada, si, estaba enamorada, amaba a Harry con toda su vida. Tenía tan poca energía que no podía pensar, sin embargo las lágrimas inundaban su cara, con mucha más fuerza que la noche anterior. Tenía la mirada perdida y una desgarradora sonrisa en la cara. Caminaba sin saber en donde estaba; miro para todos los lados y no se ubicó; desesperada y ya a punto de desmayarse, identificó que estaba en la Calle Handbag y siguió caminando. Su respiración estaba muy agitada y varias series de escalofríos la recorrían de arriba abajo. Sus pies iban casi arrastrándose cuando vio el carro de su papá en la acera. Caminó un poco más mientras sentía cómo su último aliento se iba con este esfuerzo. Llegó a la puerta de su casa y timbró; lentamente todo a su alrededor se oscurecía más y más. La puerta se abrió y no alcanzó a ver quién le había abierto, porque sus ojos se habían sumido en una oscuridad total.

Por fin otro capitulo nuevo, casi no lo logro terminar! Pero bueno aquí está y eso es lo importante! Lentamente irán entendiendo la actitud de Clarissa. Bueno por ahora no les puedo adelantar más. Espero les guste este capitulo, dejen REVIEWS por fa!

PD: Se me había olvidado darles las gracias a todos los que me han dejado criticas. Perdónenme!