Nota: Y aquí voy con el chapter 3, espero que sea de su agrado y… no haberme tardado tanto para publicarlo n.ñU. Muchas gracias a todas aquellas personas que me dejaron reviews, estoy muy agradecida y de todo corazón espero que lo continúen haciendo.
Elena: ¡Hola! Pues antes que nada, muchas gracias por tu review. Jeje, pues no, la piramide no esta del todo viva, de la mirada te entararás luego ;). Espero que este chapter sea de tu agrado y una vez mas muchas gracias por tu comentario.
Abby: ¡Holaaaaaaaaaaaa! Pues antes que nada mil disculpas por la demora, ya se que supuestamente tenia que actualizar este chapter el lunes pasado, pero una que otra cosa en mi casa y no he podido, aún así espero que te guste este chapter. Jeje, me alegra mucho que te guste Netef, pues paciencia y buen humor, ya entenderas todo eso luego n.n. Y si, te doy toda la razon, amia, ese niño rico es mas testarudo que la misma Saori. Gracias por tu comentario, aunque la verdad no creo que me haya quedado tan genial como el tuyo... ¡ya leí el chapter 3 y esta buenísimo¡Mis felicitaciones! Jeje, bueno, me apresuro, hablamos luego, amiga. Cdt Mucho y muchas gracias por tu review!
HADA: Antes que nada, muchisimas gracias por tu lindo comentario, HADA.Jeje, te doy toda la razon, aunque Giuseppe sea rico, guapo y todo lo que tu quier
sacerdotisamiryaries: ¡Hola! Cielos, muchisimas gracias por tu lindo comentario. Y en cuanto a Giuseppe, ya somos dos, tambien a mi me cae mal. Espeor que este chapter sea de tu agrado. Cuidate mucho.
Aisha-ladinmoon: ¡Hola! Pues si, ya sabes como son las niñas ricas, y en especial Saori. Espero que este chapter sea de tu agrado, cuidate mucho y muchas gracias por tu comentario.
Flor del NiloCapitulo III - El sueño
+ Santuario, Grecia
Mu apareció frente a los peldaños que conducían a su templo. Se frotó los brazos ante el repentino cambio de clima, si bien era cierto el clima de Atenas no era precisamente el de invierno, ya se había aclimatado al cálido ambiente de Egipto. Suspiró cansado al alzar la vista y tan solo imaginar que le faltaba subir 12 templos y quien sabe cuantos peldaños para cumplir con su cometido; había olvidado por completo que desde que Shion volvió a ser Patriarca, una intensa energía protegía el Santuario bloqueando inclusive su telequinesia, y para males de sus males, la mayor parte de esta energía se encontraba entre los 12 templos, ya que era de donde emanaba.
Sin más tiempo que perder, corrió escaleras arriba, esperando encontrar su templo vacío, aunque para su sorpresa no fue así.
Mu, que sorpresa…- musitó Marín, sorprendida al verle
Shaina hizo una leve inclinación con la cabeza en símbolo de respeto, después de todo, el caballero dorado de Aries era su superior.
Mu respondió el saludo de Shaina de igual manera, mientras le dedicaba una amable sonrisa a ambas.
Vengo por un encargo de Atenea, no tardaré en regresar – hizo una pausa, recorriendo por la vista a todos lados, como si buscara algo -. Se siente mucha paz aquí, díganme¿son ustedes las encargadas de cuidar a Kiki, cierto?
Ambas asintieron.
Espero que no les haya causado mayores molestias, se lo… insoportable que puede ser a veces…
En lo absoluto- respondió rápidamente Marín -¿verdad, Shaina?
Es muy obediente… cuando lo sabes tratar- se limitó a decir la otra, con un tono de satisfacción en su voz.
Mu sonrió, la amazona de cabellos verdes no era precisamente de las que cubrían las travesuras de su discípulo, y con su respuesta le confirmo que al menos Kiki no había causado molestias.
Eso me alegra. Bueno, debo continuar…
Si, nosotras también ya íbamos camino al Recinto de las Amazonas- dijo Marin, encaminándose a la salida –buenas noches
Buenas noches- dijo de igual modo la otra
Buenas noches, chicas
+ Valle de las Reinas, Egipto
¡Jefe¡Jefe!- gritó el muchacho mientras se acercaba a toda velocidad a la tienda de su superior
Giuseppe salió a su encuentro con el rostro furibundo.
¿Acaso quieres que todos despierten?- fue lo primero que preguntó cuando tuvo al agitado muchacho cara a cara
No… señor- dijo el chico, tratando de recuperar el aliento –vera, es que descubrí algo que creo le interesará…
Giuseppe lo silenció, tapándole la boca con la mano
Aquí no, imbecil, alguien podría oírte- susurró
¿Todo esta bien, señor?- preguntó James, asomándose por su tienda de campaña
Todo, James, gracias. Tan solo iré a dar… un paseo en compañía de este chico- dijo haciendo alusión al joven frente a él –tiene que decirme algo muy importante. Pero tu descansa, no es algo por lo que debieras preocuparte…
Lo que usted diga, my lord. Buenas noches- dijo haciendo una leve inclinación con la cabeza y volviendo a introducirse en su tienda.
¿Y ahora que?- preguntó el muchacho
Camina- ordenó Giuseppe antes de tirar de su brazo, alejándose rápidamente del campamento.
¿Qué descubriste?- preguntó mientras caminaban
Señor, aquel hombre puede desaparecer
Giuseppe paró en seco para luego dirigirle una mirada llena de disgusto.
¿Es esa tu gran información¿Una simple ilusión?
No, no, señor- respondió asustado el chico –. Se que puede parecer imposible, pero yo lo vi, desapareció por completo. Si duda de mi palabra, por favor verifique su tienda, para que vea que yo no miento
Giuseppe dudo por unos minutos. Sacó un pequeño teléfono celular de su bolsillo y marco unos números. El muchacho lo miró intrigado.
¿Puedo preguntar que hace?
No seas imprudente, tan solo verifico que lo que me dices es verdad –hizo una pausa, al parecer alguien había respondido -. James, lamento molestarte de nuevo, pero necesito un favor; ve a la tienda de campaña del guardaespaldas de Saori y verifica si esta ahí. Llámame en cuanto lo averigües- y colgó
Se lo juro, jefe- insistió el chico -. Yo lo vi y no estoy loco ni ebrio… el desapareció
Calla- respondió Giuseppe de malhumor, alzando su mano en señal de silencio -. Aunque tu historia de que haya desaparecido me parece de lo mas absurda, creo que sería bastante sospechoso que no este a estas horas en el campamento…
No pasaron muchos minutos y el teléfono empezó nuevamente a sonar. Giuseppe se llevó el pequeño aparato al oído.
¿Que averiguaste, James?... entiendo… si… si, muchas gracias, puedes regresar a la cama- y volvió a colgar. Un molesto silencio reino por algunos minutos -. Al parecer tenías razón… en parte – dijo pensativo -; aquel sujeto no esta aquí y eso es muy raro… me parece sospechoso… aunque no esperes que te crea eso que aparece y desaparece – hizo una pausa- ahora mas que nunca necesito que estés al pendiente de él. Necesito encontrar algo que Anghella odie para que toda esa… admiración que sintió hoy por él se anule¿entendido?
Si, señor
+ Santuario, Grecia
Vine por el encargo de Atenea, maestro- dijo Mu, clavando una rodilla al piso al llegar frente al Patriarca
Por favor, Mu, ponte de pie- dijo este sonriendo -. Ya te he dicho que no son necesarias las formalidades cuando estamos entre nosotros…
Mu obedeció, correspondiendo a la sonrisa de su maestro y a la del caballero de Libra, quien lo miraba divertido apoyado sobre una columna
¿Ya empezaron los caprichitos?- dijo el ultimo con ironía.
Shion le reprochó con la mirada, mientras Mu solo soltó una pequeña risotada.
Dohko, ya te he dicho que no hagas ese tipo de comentarios. Atenea ha madurado mucho, en especial después de la última batalla que tuvimos...
Shion, tienes que admitir que a veces le suelen dar sus aires de grandeza…- replicó el otro, acentuando aún mas su sonrisa –una persona puede tener una gran corazón, pero a la vez ser muuuuuy mimada
Shion puso los ojos en blanco, mientras que Mu no paraba de reír.
No puedo tardar mucho, aún debe esperarme despierta por su ropa de dormir- se apresuró a decir Mu
Es aquella- respondió su maestro, señalando una pequeña valija rosa a los pies de su trono.
Mu la atrajo hacia sí con ayuda de sus poderes; no podía transportarse, pero al menos si mover objetos con la mente.
Retiraré el campo de energía por unos minutos para que no tengas que bajar todo ese tramo de nuevo- dijo amablemente Shion.
Mu asintió y tras hacer una leve inclinación hacia su maestro y su compañero de armas, desapareció.
Bueno, creo que también yo me voy a la camita- dijo no pudiendo evitar un bostezo.
Duerme bien
Igualmente
+ Valle de las Reinas, Egipto
Anghella se revolvía de una y mil maneras en su bolsa de dormir. Estaba dormida, pero al parecer no gozaba de tan placenteros sueños. De repente dejo de moverse, y como si una fuerza mayor la obligara, se incorporó rápidamente; aunque tenía los ojos abiertos, algo parecía opacar el hermoso brillo que los caracterizaba: aún se encontraba dormida. Salió, caminando sin prisa y sin que nadie la notara en dirección hacia la pirámide. Algo parecía atraerla hacia ese lugar.
.-.-.-
Mu reapareció muy cerca del mismo lugar donde había dejado Egipto 45 minutos antes.
« Y justo cuando comenzaba a agradarme el clima de Atenas »
Caminó, confiado de que no habría nadie despierto para esas horas de la noche, nadie excepto su diosa, claro, quien ya debía estar echando chispas por la demora. Fue entonces cuando la vio, una sombra moviéndose en la oscuridad de la noche, yendo en dirección a la pirámide. Parpadeó confundido, no daba crédito a lo que veía. Sin perder el tiempo se acercó lentamente, no podía transportarse, lo descubrirían, pero tampoco podía mostrarse indiferente ante algo tan inusual.
Logró distinguir la silueta de la mujer justo antes de que esta se adentrara a la subterránea entrada de la pirámide, no tardó mucho en reconocerla; estaba de espaldas, con sus castaños cabellos sueltos, cubriéndole hasta los hombros y un camisón de dormir que parecía adherido a su piel. Mu la miró confundido "¿Qué podría buscar a esas horas en un tumba oscura?". Otro detalle que por poco pasaba por alto: no tenía nada con que iluminarse el camino, ni una lámpara, antorcha o linterna, absolutamente nada. Entonces, "¿Por qué podía bajar las oscuras escaleras con tal precisión?".
« A lo mejor sufre de sonambulismo » fue lo único coherente que le paso por la cabeza en aquellos momentos.
Y, sin pensarlo por mucho mas, se adentro tras de ella, después de todo hasta el mas experimentado guía tendría problemas en adentrarse en una tumba de noche.
Una vez que llegó al inicio de los peldaños, sintió un escalofrío recorrerle la espalda. « Mala idea ». Había llegado hasta ahí, pero en su afán por alcanzarla, había olvidado por completo llevar algo con lo que él pudiera iluminar su camino. Se llevó una mano a la cabeza, reprochándose el haber sido tan distraído, cosa que hasta él desconocía de si mismo. Regresar era una idea descartada; Anghella podría perderse, despertar y asustarse… o hasta lastimarse si permanecía mucho tiempo ahí sola. De pronto se le ocurrió algo, era arriesgado, pero no le encontró otra solución mejor al problema; además, si alguien lo descubriese, podría inventar una excusa o borrar ese pequeño lapso de su memoria.
Encendió su cosmos y abrió la palma de su mano derecha. Una pequeña esfera de energía comenzó a levitar sobre la misma; tenía un tamaño mínimo, pero irradiaba tanta luz como un faro.
« Esto servirá »
Bajó rápidamente los peldaños, apenas si podía ver la delicada figura de Anghella dar vuelta por un angosto corredor. « Demonios ». Recordó lo que había podido escuchar de Saori: aquellas pirámides, no tenían precisamente un laberinto, pero si muchos caminos engañosos, tanto así que los últimos arqueólogos que investigaron en aquella tumba, llegaron hasta el sarcófago tan solo una vez y rompiendo paredes… paredes que por cierto ahora debían estar selladas después del derrumbe, aunque de este accidente, tenía muy pocos conocimientos. Sabía también que probaron todos los medios antes de recurrir a este ultimo tan drástico, inclusive realizaron pruebas de ultrasonido, pero todo parecía indicar que no había un camino que no estuviese sellado con alguna pared sin salida.
Rebuscó rápidamente en la pequeña valija que aún sostenía, esperanzado de que hubiera algo con lo que pudiera marcar su camino y, para su fortuna halló un lápiz labial rosa. No estaba muy seguro de que tanto a los arqueólogos como a los guarda-tumbas… y en especial a los guarda-tumbas, les agradara la idea de manchar con lápiz labial algo tan preciado como una ruina antigua, pero no había mucho tiempo para pensar en otra posible solución, por lo que tan solo hizo pequeñas flechas que indicaban el camino a la salida.
Para cuando quiso retomar su camino, Anghella ya había salido de los límites de hasta donde la luz alcanzaba a iluminar. Trató de buscarla con la mente, aunque no ayudó de mucho, tan solo comprobó que se encontraba dormida, por lo que no podía realizar alguna especie de enlace.
« Un enlace »
Esa era la respuesta. Tal vez si se adentraba en lo que estaba soñando Anghella en esos momentos sabría donde ir. Cerró los ojos y se concentró, a decir verdad pocas veces había realizado un enlace similar, pues lo consideraba poco ético, tomando en cuenta que invadías la privacidad de la persona. Sería como si también él caminara dormido, con la diferencia que él si tendría lucidez para volver a la realidad en cualquier momento. Esperaba encontrarse con cualquier cosa, menos con lo que se encontró.
Cuando abrió los ojos a Mu le pareció sumamente extraño descubrir lo que tenía al frente: se trataba de la misma pirámide. Desapareció la esfera de energía que levitaba sobre su mano y caminó, anonadado, mirando a su alrededor. Ahora estaba totalmente iluminaba por antorchas, las paredes estaban en perfecto estado y los jeroglíficos recién hechos; la pirámide con aproximadamente mas de tres mil años de antigüedad, ahora parecía no tener mas de meses de terminada.
Corrió hasta la misma curva donde había volteado Anghella, afortunadamente, el pasadizo era largo y ella aún caminaba en línea recta. Sin olvidar marcar el camino, continuó haciendo las pequeñas flechas evitando pintar encima de cualquier jeroglífico que ahora veía con claridad, claro esta.
Con ayuda de su velocidad, que podía llegar a alcanzar los trescientos mil kilómetros sobre segundos (la velocidad de la luz), estuvo a escasos centímetros de ella en milésimas.
« Debo despertarla con cuidado, un sobresalto y podría complicar la situación »
No tenía un amplio conocimiento, pero una vez creyó escuchar que a un sonámbulo no se le podía despertar así como así y, aunque desconocía el porque, estaba seguro que esa no era una buena oportunidad para poner a prueba lo contrario. Tal vez si la jalaba suavemente del brazo, lograría hacerla regresar, tenía que evitar en todo momento cualquier contacto brusco. Acercó su mano lentamente hacia el brazo de la chica, estaba a punto de tocarla, cuando le pareció escuchar unos cánticos… cánticos que le hicieron recordar por breves instantes aquel extraño sueño que tuvo camino a Egipto. Sacudió la cabeza confundido, parecía una locura, pero Anghella caminaba en dirección de donde esos cánticos provenían y, con forme iban avanzando, podía distinguir otros sonidos, como llantos, oraciones. Susurros.
No supo porque pero otro escalofrío junto con unas exageradas ansias de saber que era lo que ocurría le recorrieron todo el cuerpo. Suspiró. Sabía que si una inquietud así quedaba al aire, no podría dormir en algunos días. Reprochándose a si mismo por aquella 'tremenda' falta de responsabilidad, se decidió a seguirla, después de todo, él aún continuaba marcando las paredes, y encontrar el camino de regreso no representaría un mayor problema.
Caminaron por largo rato, bajando escaleras, dando vuelta aquí y allá, apegándose en algunos momentos a la pared derecha y otros a la izquierda… habían un sin numero de caminos por tomar, pero Anghella parecía saber con certeza hacia donde se dirigía y con el pasar del tiempo, los sonidos se iban haciendo cada vez mas nítidos. Cuando ya no tenían mas hacia donde avanzar, Mu comprobó que tras la pared frente a ellos provenían los sonidos. Suspiró cansado. Al parecer hasta ahí había llegado, no había mas camino adelante hacia donde seguir.
Anghella por su parte, no demoró mucho en avanzar hasta quedar a pocos centímetros de la pared. Comenzó a empujar cada uno de los ladrillos levemente con la palma de sus manos. Mu la observó atónito, si hasta hace un momento todo lo que estaba viendo y oyendo le parecía extraño, no había nombre para describir lo que sentía al verla actuar con tanta seguridad… como si fuera conciente de sus propios actos.
Dudoso, caminó hasta colocarse a su lado y se quedo sin aliento con lo que vio. En sus ojos, antes poseedores de aquel hermoso color esmeralda, ahora predominaba un color rojo escarlata. Como si fuera otra persona la que mirara lo que hacía y a donde iba. Estaba a escasos centímetros de ella, y sin embargo esta lo ignoraba por completo, como si no supiera que estaba ahí.
Anghella continuó golpeando cada ladrillo sin un aparente motivo, hasta que un quebradizo sonido delató lo contrario. Mu hizo una mueca de sorpresa, mientras el rostro de ella permaneció inexpresivo. El ultimo ladrillo que había empujado se desprendió de la aparentemente consistente pared, causando que toda comenzara a quebrarse. Anghella retrocedió unos pasos y Mu hizo lo mismo; segundos después, la pared estaba echa añicos.
Ágil y sin aparentes dificultades, se abrió paso entre los escombros y la habitación que había tras de ellos. Mu la siguió, aún sin dar crédito a lo que veía. Y cuando llegó lo vio todo. Anghella, quien se encontraba a su lado, cerró los ojos y sacudió la cabeza con fuerza, como si estuviera volviendo en si. Cuando abrió los ojos, estos ya habían recuperado su color natural. Confundida e ignorando la presencia de Mu, caminó un par de pasos, hasta colocarse en frente de él.
Ambos se quedaron atónitos con lo que veían
Una mujer, nada extraña para él yacía desnuda y aparentemente sin vida, sobre un provisional catre de madera: era la misma mujer con la que había soñado camino a Egipto, en aquel especie de rito a su diosa. A un lado unas mujeres, sacerdotisas por lo que aparentaban, sostenían unas especies de lámparas aromáticas, mientras la mas anciana de todas hacia una especie de invocación en una lengua que desconocía por completo; de otro lado, unos hombres cantaban en aquella misma lengua desconocida, mientras unas concubinas comenzaban a vendar los pies de la reina, vertiendo líquidos sobre su bronceada piel y acomodándola con los brazos cruzados sobre su pecho; y por último, frete al catre, el desconsolado llanto de unas doncellas era lo que mas se escuchaba resonar en toda la enorme habitación, llena de oro, figuras religiosas y artesanías por donde quiera que uno mirarse. Pero entre todo ese grupo de doncellas, una sobresalía del resto, una que extrañamente se le hizo muy conocida, y no necesariamente por el enorme parecido que tenía con la reina, sino mas bien por aquella paz que, pese a su silencioso llanto, inspiraba. Mirándola de perfil, le pareció exquisitamente preciosa; su piel morena hacía contraste con sus bien maquillado rostro, sus finas formas femeninas se afinaban aún mas con la ceñida 'túnica' blanca que llevaba, e innumerables alhajas de oro la cubrían desde los talones hasta la frente. Parecía una princesa.
Firmemente ordenó detener todo, justo cuando el vendaje había llegado a la altura de los hombros de la reina, caminó hasta arrodillarse frente al cadáver, beso su mejilla y, susurrándole algunas suaves palabras al oído, le retiró la dorada gargantilla de su cuello, para luego colocársela ella.
La sacerdotisa mas anciana, sorprendida por la repentina actitud de la princesa, se dirigió a ella en un dialecto completamente desconocido para Mu, sin embargo, para Anghella, fue algo fácil de comprender, como si le estuvieran hablando en italiano.
-Señorita¿Qué cree que hace?- preguntó escandalizada la anciana mujer -. Ese fue el tesoro que con mas recelo cuidaba su madre, de seguro lo querrá en su otra vida…
La muchacha se volvió hacia la anciana con una expresión seria, pero con la mirada cálida.
Lo sé, Nefertari, lo sé. Tan solo…- dijo mientras sus ojos se empañaban de lágrimas -lo necesito por un tiempo, antes debo resolver un asunto pendiente que ella no pudo concluir en vida- unas lágrimas resbalaron por su rostro -. Por favor, prometo devolvérselo. Después de todo, este tesoro es un regalo que los dioses le hicieron… mi madre debe llevárselo con ella.
-Pero, señorita Isis- interrumpió esta vez una joven embalsamadora, joven que dejo boquiabiertos a ambos expectantes –la reina necesita ser colocada en el sarcófago esta misma noche, así nos lo ha hecho saber el dios Anubis… y la tumba será sellada a más tardar en unas semanas.
-Tres días, tan solo necesito tres días- dijo en tono suplicante la muchacha -. Por favor, este collar es muy importante, mi madre debe llevarselo consigo, pero eso jamás sucederá si no termino con lo que ella empezó…
-Pero la reina no puede esperar tanto, señorita- dijo tristemente la joven embalsamadora.
Nefertari asintió.
-Entonces hagan un espacio exacto en su sarcófago, donde pueda encajar a la perfección…
Eso no es posible, alteza, con collar o sin él, debemos sellar la puerta de esta recamara hoy mismo, o los saqueadores hurtarán las pertenencias de su madre cuando todos nos hayamos ido- dijo Nefertari
La muchacha soltó un suspiro lleno de impotencia.
La joven embalsamadora la miró con tristeza.
-Si lo prefiere, yo podría custodiar la tumba de su madre, alteza- se ofreció la joven. Todos voltearon a mirarla sorprendidos, provocando un leve rubor de vergüenza en sus mejillas -. Yo… - balbuceó –yo podría proteger la tumba de su madre, hasta estar segura que esa joya que dice usted, es tan importante, regrese junto con su madre… si usted lo desea…
Nefertari hizo un gesto desaprovatorio.
-Asher¿estas segura?- preguntó sorprendida Nefertari
-No Te estaré indescriptiblemente agradecida, Asher- dijo emocionada Isis.
Asher sonrió.
Nefertari suspiró resignada.
« Jóvenes »
-De acuerdo- dijo la mujer -. Asher vigilará la tumba hasta que el collar este a salvo. Una vez devuelta la joya se sellará esta recamara e inmediatamente después, la entrada principal. ¿Entendido?
Ambas asintieron.
Entonces, todos continúen con la ceremonia- ordenó la anciana, e inmediatamente todos volvieron a sus labores.
Isis caminó en direccion a la salida, irónicamente donde la observaban Mu y Anghella, aunque esta parecía no percatarse de su presencia. Asher corrió tras de ella, hasta alcanzarla a pocos metros de la salida.
Isis¿No se quedará a ver la ceremonia de su madre?
-No, tengo mucho por hacer y consto de poco tiempo… -le volvió a dedicar una ultima mirada a su madre –además, me deprimiría verla partir así
-Señorita, tómese su tiempo, yo la esperaré
-Gracias, Asher, confío en que no me fallarás. Volveré pronto, lo prometo
-Isis… temo mucho por su seguridad
-Descuida – sonrió -, Hator me proteje junto con el imperio, esa fue la promesa que le hizo a mi madre
-Aún así, cuidese. Yo esperaré hasta que usted vuelva
Isis asintió y retomo su camino.
Anghella la vio venir hacia ella, como si quisiera directamente estrellarse. Cerró los ojos esperando sentir algo golpearla, pero no ocurrió. Mu había visto, como la imagen de Isis se había desvanecido justo cuando había alcanzado el cuerpo de Anghella, y tras eso, todo volvió a la normalidad; la iluminada recamara, había pasado a ser oscura y silenciosa, aunque todo, ahora envejecido por el paso de los años, continuaba en el mismo lugar.
Sacudió la cabeza, rompiendo inmediatamente con el enlace y halló exactamente el mismo ultimo panorama que había visto; todo oscuro, viejo y desolado. Volvió a formar aquella esfera de energía para iluminar un poco la recamara; salvo la entrada principal, que permanecía tal cual Anghella la había desmoronado en su 'sueño', habían otras paredes que se encontraban selladas por una gran pila de rocas, probablemente durante el derrumbe.
Busco con la vista a Anghella, y la encontró, inconsciente, en el suelo. Corrió hacia ella. Al menos parecía estar bien. Escuchó unos pasos acercarse rapidamente, por lo que decidió apagar su energía.
Anghella¿puedes oírme?- preguntó mientras la sacudía ligeramente.
Pasaron unos segundos, y no ocurría nada. Ni un movimiento, ni un sonido…
¡Anghella!- insistió, esta vez sacudiéndola con un poco más de fuerza, entonces sintió que comenzaba a moverse.
¿En donde estoy?- preguntó la chica mientras trataba de incorporarse.
¿Qué están haciendo aquí?- preguntó de mala gana un grotesco hombre, aunque con una expresión de sorpresa en su rostro -. ¿Cómo llegaron hasta aquí?- volvió a preguntar al no recibir ninguna clase de respuesta.
Llevaba una antorcha encendida, por lo que, al menos le permitió a Anghella mirar (confundida) a su alrededor.
¿Qué esta ocurriendo aquí, Mu?- preguntó Anghella confusa, al encontrarse con la única cara conocida… y que no le inspirara temor.
Ustedes, extranjeros, no se como lograron entrar, pero les advierto que no pueden permanecer aquí por mas tiempo- volvió a decir el hombre, a punto de perder la paciencia.
Anghella miró alternamente desconcertada primero al hombre y luego a Mu, en busca de una respuesta.
Te lo explicaré luego- le susurró el lemuriano al oído, antes de ayudarla a ponerse de pie.
Anghella asintió, y una vez de pie, miró boquiabierta a su alrededor.
¿Estamos en…?
La recamara que contiene el preciado sarcófago. No lo volveré a repetir: tienen que salir inmediatamente de aquí –volvió a exclamar el hombre.
¿Y como espera que hagamos eso si ni siquiera me acuerdo de haber llegado ahí?- respondió la chica de malhumor –apenas puedo ver mas allá de mis narices y usted insiste en que regrese por un camino que desconozco.
El hombre acentuó su enojo, mientras Mu sonrió levemente, la chica tenía un carácter fuerte, quizás no tanto como el de Shaina, pero si sabía como defenderse.
Tomen esta antorcha- dijo alcanzándosela –y regresen por donde vinieron…
Mu tomó la antorcha y el grotesco hombre se giró sobre sus tobillos, perdiéndose en la oscuridad.
¿Y ahora que?- preguntó Anghella, cruzándose de brazos -¿Cómo vine a parar aquí?
Descuida, marqué las paredes mientras te seguía. Creo que si podremos salir después de todo…
Anghella parpadeó confundida.
¿Mientras me seguías?
Te lo explicaré afuera- sonrió -. Por ahora solo hay que salir de aquí
Anghella asintió, aún no muy convencida; no era sonámbula… o al menos nunca lo había sido, y el hecho de aparecer en aquella tumba le trajo un horrible escalofrío a la espalda.
Recodaba lo que había 'soñado' y, al mirar alrededor, eso la había asustado aún mas. Aunque al menos no estaba sola; Mu podría darle las explicaciones que necesitaba al salir de aquel mortuorio real.
.-.-.-
¡Said!- bramó el hombre, al ingresar en la habitación de su hijo mayor con una nueva antorcha en la mano
El chico despertó sobresaltado, aunque al darse cuenta de quien se trataba, se tranquilizó instantáneamente.
¿Qué sucede padre?- preguntó somnoliento.
Aquellos… extranjeros lograron encontrar la recamara secreta y ahora se encuentran camino a la salida
¿Lograron encontrar la recamara?- preguntó Said, aún sin dar crédito a lo que oía -¿pero como?
No lo se
¿Y ahora que?
Síguelos y asegúrate que salgan de aquí. Yo mientras pensaré en algo para volver a sellar la entrada
Si, padre
.-.-.-
A paso rápido y con ayuda de las señales que Mu había dejado a lo largo del recorrido, no fue tan difícil hallar la salida. Una vez afuera, Anghella se dejo caer agotada, recostándose en la pared de la pirámide.
¿Y bien¿Qué ibas a contarme?- preguntó al chico frente a ella.
Mu suspiró, habían sido demasiadas emociones por una noche y no era precisamente el tiempo prudente para ponerse a recordarlas. Sin embargo, tampoco era justo dejar a Anghella con la intriga, se enfadaría y quien sabe que cosas podría llegar a pensar.
Antes de empezar, dime Anghella¿eres sonámbula?
Anghella parpadeó un par de veces antes de soltar una carcajada.
No, por dios¿de donde sacaste eso?- preguntó entre risas.
Caminabas dormida en dirección a la pirámide –. Anghella cesó su risa de inmediato -. Como no podía despertarte y tampoco te detenías, decidí seguirte para asegurarme que estuvieras bien. Te adentrabas cada vez mas, por lo que decidí hacer esas marcas para volver a encontrar el camino de regreso – hizo una pausa, definitivamente no podía contarle todo lo que había visto -. Cuando llegue a esa recamara, te encontré desmayada en el suelo, y creo que lo demás ya lo sabes…
Anghella escuchó el relato boquiabierta, mientras dirigía cada cierto tiempo una que otra mirada a la entrada de la pirámide.
¿Y… entraste… sin una lámpara o algo que alumbrara?- preguntó Anghella, arqueando una ceja.
Bingo. Aquella palabra había tomado por sorpresa a Mu y, por segunda vez en su vida… y -más aún en una misma noche, no atinó a ninguna idea rápida.
Yo…- comenzó a balbucear.
Sentía que las mejillas comenzaban a arderle; aquella mirada, tan pura y hermosa, podía llegar a ser opresora cuando Anghella lo disponía.
¿Qué hacen aquí, solos y a esta hora?- preguntó de malhumor Giuseppe.
Mu lo miró con sorpresa, aunque a la vez agradecido; indirectamente lo acababa de salvar de decir una estupidez.
Eso no es de tu incumbencia- respondió Anghella en el mismo tono.
Giuseppe parpadeó confundido, nunca nadie en su vida le había respondido de esa manera y menos Anghella, que era, hasta donde él sabía, una persona que muy difícilmente se enojaba con alguien.
A menudo solía ser amable con todos, pero fuera de tener aquel extraño sueño, el despertar en una tumba y el 'agradable' trato que le proporcionó aquel hombre enorme eran suficientes razones como para estallar en rabia; no iba a permitir que nadie le hablara en ese tono, y menos un tipo tan prepotente como lo era Giuseppe Gal' Lino.
Querida¿te sientes bien?- preguntó Giuseppe, comenzando a dudar del buen estado de salud de la joven.
En excelente estado, gracias a él- dijo haciendo alusión a Mu -, por lo que tus especulaciones, puedes ahorrártelas –se puso de pie -. Y si ya terminaste con tu interrogatorio, me gustaría ir a descansar. Buenas noches, caballeros – fue lo ultimo que dijo antes de dirigirse a su campamento.
Ambos jóvenes la vieron alejarse con la boca abierta. Moraleja: nunca mas debían molestar a Anghella si previamente habían interrumpido su sueño, aunque para su desgracia, Giuseppe se dio cuenta de ello demasiado tarde.
Mu también se disponía a regresar al campamento, después de todo aún tenía que entregar a Saori lo que esperaba, pero fue bruscamente detenido por Giuseppe, quien jalándolo del brazo, lo regreso al mismo punto de partida.
Escúchame bien- dijo en tono amenazante –no se que rayos estarás haciendo, pero te advierto, yo la vi primero, así que si sabes lo que te conviene, aléjate de ella – fue lo último que pronunció con mucha énfasis antes de emprender camino al campamento.
Mu puso los ojos en blanco.
« En que manicomio conseguirá Saori a sus amigos »
Y continuó de igual manera su camino. Giuseppe le había dado ya una mala impresión desde la primera vez, aunque nunca se imaginó que sus aires de 'yo soy el señor perfección' llegaran a tanto. Aunque por ahora no era Giuseppe la principal preocupación que ocupaba su mente: había algo en el sueño de Anghella que era diferente a los otros, y tenía que averiguarlo.
.-.-.-
Caique, tengo un nuevo trabajo para ti- dijo Giuseppe, asegurándose que nadie estuviera cerca
Jefe, si se trata de espiar, yo ya le dije lo que…
¡Cierra la boca, tonto!- lo silenció el otro –Esta vez quiero que lo alejes de ella a como de lugar…
¿Quiere que lo elimine?- preguntó abriendo los ojos como platos
No. Por el momento no quiero tomar medidas tan drásticas, tan solo quiero que le hagas llegar una pequeña advertencia- dijo sonriendo macabramente.
¿Una advertencia?
Si, pero hoy no. Mañana será otro día… muy productivo para mi, aunque por desgracia no lo será para él
¿Y que tiene en mente, jefe?
Giuseppe esbozó una horrible sonrisa; Anghella le pertenecía a él y solo a él, y por nada del mundo iba a dejar que alguien más se atravesara en medio de sus planes.
Continuara…
