Aiya a todos, queridos lectores. Este es mi primer fic del tipo, así que
espero comentarios para ver qué tal ha salido.
¿Les pareció muy rebuscada? ¿Degradación de personaje 'bueno'? ¿No les gustó? Allá ustedes, no se molesten en poner flames, porque si no es una crítica constructiva, me entra por un oído y me sale por el otro (en sentido figurado, ¿no?)
Este fic va dedicado a Deimos (sep, la chica del cine... creo que tenemos que cambiar de identificación...), que a pesar de no ser slash, espero que te guste, muchacha alma gemela / hermanita perdida de Malliane. ¡Besos!
POR QUÉ RABASTAN LESTRANGE TORTURÓ A FRANK Y ALICE LONGBOTTOM
-¡Rabastan! ¡Haz que se detenga! ¡Ayúdame! ¡Rabastan!- una muchacha rubia vestida de negro lloraba en los brazos fuertes de aquel auror, Frank Longbottom. Su rostro, pálido como la luna, suplicaba que se aproximase a ella y le sonriera, le dijera que todo estaba bien.
Rabastan intentó en vano soltarse de las ataduras mágicas que lo apresaban. Tan sólo podía servir de espectador ante aquella macabra escena, ante esa sonrisa torcida y ante la mirada de horror de la única mujer a la una vez había amado.
El captor, de unos 28 años, sostenía a la joven con una mano, mientras con la otra quitaba con un dejo de furia la túnica negra del tembloroso y desesperado cuerpo. Sus ojos, una vez calmos y esperanzadores, brillaban como inyectados en sangre, con la excitación corriendo por cada centímetro de su piel, su mente ardiendo con el deseo del cuerpo, la mirada, el sudor de la muchacha que tenía enfrente de él.
-¡Suéltala! ¡Por favor! ¡Déjala ir! Por fa...- sus ojos suplicantes se cerraron en una mezcla de furia y resignación al encontrarse con la mirada de Frank. No terminaría con lo que estaba haciendo.
Cuando toda la ropa estuvo fuera de ella, el auror besó con furia los pechos jóvenes, hiriendo, mordiendo, golpeando cada parte suave y deseable que pudiera tener. Miraba directo a sus ojos horrorizados, mientras le hacía el amor con violencia y deseo, mientras castigaba su cuerpo con el suyo, disfrutando la sangre que se drenaba de aquella fuente de placer. Ya no era las pequeñas hebras que salían de sus muñecas, o de su hombro, de su boca. Ahora el rojo oscuro y mortal manaba de sus pechos, de su cuello, de su cabeza, de su vientre, su sexo... y su mirada seguía siendo de terror, de súplica, de odio...
Rabastan no podía sino ver ese rostro una vez sonriente llorar y gritar, estando en esa agonía que ni siquiera el Cruciatus podría lograr jamás. No podía sino ver aquella mirada que en tantos momentos había sido fría, pero también alegre, ahora llena de pavor, dolor, inocencia...
Intentó liberarse, gritar, intentó llorar. Intentó no mirar cómo su esposa era violada, mutilada y asesinada por aquel al que consideraban el 'bueno'. Y todo quedaría en esa habitación. ¿Quién escucharía a un mortífago? ¿Quién atendería el caso en que uno de los mejores aurors, integrante de la Orden del Fénix había abusado de una muchacha de 20 años, además de death eater?
Mientras todas esas imágenes pasaban por la mirada de Rabastan y de Alice, Frank tomaba una daga y recorría el cuerpo de la muchacha bañado en su propia sangre, hundiéndola en la carne, en el alma. Abriendo un hueco en el corazón de cada una de las personas que allí estaban, vaciándolas de una parte de ellas.
Y así como empezó, concluyó. Concluyó junto con el hechizo que torturaba a Rabastan, que le ataba al sufrimiento.
-Aquí tienes a tu chica, Lestrange, puedes quedártela.
-No... no me vas a matar. Mátame. Llévame a Azkaban...
-No seas idiota, muchacho.
-Eres un hijo de puta, la mataste. ¡¡¡¡LA MATASTE!!!!
-¿Quieres tu varilla, Lestrange? ¿Quieres matarme? No lo harás, no lo harás como hiciste con tanta gente inocente. ¡No lo harás, entiendes! Pero está claro que esa puta no podrá nunca...
-¡Cállate!- Rabastan saltó hacia Frank y comenzó a golpearlo, mientras las lágrimas invadían su rostro pálido y desencajado. Lo hirió, lo torturó con sus puños tratando de deshacerse de toda su furia, hasta que las luces del alba se hicieran presente, y con ellos la tan 'alabada' Orden del Fénix (NdM/ Malliane tratando de ocultar su subjetivismo... ¬¬u)
El muchacho tomó el cuerpo desnudo casi irreconocible de quien una vez fue su esposa, y lo cargó hasta un claro, donde pudo aparecerse en la mansión de los Malfoy.
-Lucius... ¡LUCIUS! ¡Jodido aristócrata, ven aquí!-el aludido apareció en los jardines con sólo una sábana de seda negra tapando parte de su pecho y entrepierna. Su mirada amenazadora se tornó sorprendida y preocupada al ver el cuerpo de su hermana en brazos de Rabastan.
-¡¿Qué le hiciste, hijo de puta?! ¡Dámela!
-Yo no le hice nada... fue...- Rabastan se sentó en el húmedo suelo y le entregó el cuerpo de Alice a Lucius.- un jodido Auror, Frank Longbottom.
Con suma cautela, recorrió todo el cuerpo de su hermana, con los ojos entrecerrados y oliendo cada parte. Con un breve movimiento de su varilla, la muchacha quedó tan limpia como una muñeca de porcelana. Frágil y hermosa, como una muñeca de porcelana.
-Fue violada...Alice... pequeña. ¡¿Cómo dejaste que eso sucediera?! ¡Eres un niño inútil! ¡Ahora tendremos que esconder el cuerpo, deshacernos de él!
-Pero... Lucius, yo no pude ha...
-Muchacho, acompáñame al lago, lleva a Alice.- el rubio se incorporó y comenzó a caminar hacia un claro que se divisaba a lo lejos.
-¡¿Qué... no le harás eso a tu hermana... no a Alice...
-Es una Malfoy. No podemos decir que una integrante de la familia Malfoy fue violada y asesinada, Rabastan.
-¡Es tu hermana!- en ese momento, Lucius tomó su varilla y apuntó al muchacho con una intensa cara de fastidio.
-Mejor te callas o juro por mí mismo que te desfiguraré tu hermosa cara. Crucio.- Rabastan comenzó a retorcerse en el suelo con los ojos en blanco, el sudor recorriendo su rostro horrorizado, sintiendo una invasión en cada parte de su cuerpo. Lucius subió su varilla hasta quedar ésta a la altura de su rostro, observándola con orgullo.- Disculpa, sólo descargaba tensiones. Como decía, cierra tu boquita, y prepara una fosa digna de tu esposa. Ahora. Te dejo mi... varilla, espera aquí mientras busco algunas cosas que...-Lucius arqueó una ceja con sutileza.- servirán.
Rabastan obedeció la orden con desgano, mientras las lágrimas recorrían su rostro, sus manos dirigiendo una varilla omnipotente como su dueño, faltas de vida, de la inspiración de un digno Lestrange como lo era él.
El rubio volvió 15 minutos después, ya vestido con sus exquisitas túnicas. Tenía el rostro serio, pero una mueca extraña rondaba por sus ojos.
-¿Ya terminaste? Perfecto, coloca a Alice allí. ¿Debo repetirlo?
Rabastan obedeció la orden con manos temblorosas y sudadas. Estaba enterrando definitivamente a su mujer, a su esposa, a Alice Malfoy. Se acercó al rostro inmaculado de la muchacha, y mientras besaba su frente, y luego sus labios fríos, murmuró:
-Te extrañaré... adiós.
-Apártate. Mejor vete de aquí un rato, vuelve en 10 minutos, niño.
En silencio, refugiado en un pequeño claro cercano al lago, puedo oír los sollozos ahogados del futuro cabecilla de la respetada y temida dinastía Malfoy. Oía su llanto y sus palabras suaves, mientras ahogaba las suyas, mientras intentaba apagar ese sentimiento que lo embargaba: vacío. El dolor de Lucius era colmado pronto por el de Rabastan. Los llantos acoplados por los de Rabastan. Y el vacío de ambos, embriagado por la belleza del objeto de los deseos de ambos.
Cuando el joven Lestrange hubo vuelto, Lucius reposaba en una piedra cercana al cuerpo de su hermana. La muchacha resplandecía en una trémula luz blanca, investida en sedas y otras hermosas telas de color perla. En sus cabellos rubios reposaba una elaborada corona de azahares, y completando aquella escena tan bella e irreal, una extraña sonrisa en la boca de Alice. Alrededor de la joven Malfoy, unos objetos que parecían haberle pertenecido las custodiaban.
-Vela por última vez, niño.- dijo con sorna Lucius.
"Es un gran actor"- no pudo evitar pensar Rabastan.
Luego de unos 5 minutos en silencio, el rubio cubrió mágicamente el cuerpo de Alice, con una imagen que asemejaba exactamente al paisaje del lago.
-Dormirás aquí ésta noche. Vamos a la mansión.
-Está... está bien.- siguió a Lucius en silencio hasta llegar a la habitación.- ¿Dónde se supone que dormiré?
-Eres un muchacho molesto, Rabastan. Ve a la habitación contigua a la mía. Te quiero fuera de Malfoy Manor mañana. Ni padre ni madre han de enterarse de lo de Alice, al menos no ahora.
Sin decir más, entró a su cuarto dando un sonoro portazo. El moreno fue hacia su 'habitación' quedamente mientras jugaba con sus pulgares. Todo estaba adornado en tres colores: verde, negro y plateado. "Predecibles", pensó Rabastan. Una gran cama se extendía imponente a la derecha, custodiada por dos mesas de noche, hechas en ébano.
Se sentó en la cama, y no pudo evitar emitir un sollozo. Su mirada perdida expresaba todo lo que no podría decir jamás. Por ser un mago. Por ser un sangrepura. Por ser un mortífago. Por ser un Lestrange.
Pero ahora, con su mente un poco más clara, sólo una palabra rondaba con su mente, por su corazón, sus labios...
-Venganza...
OK, OK, no sé por qué Luzbel amo el personaje, puesto que sólo ha sido nombrado dos veces en todos los libros (o hasta el quinto). No me maten, por favor, que yo no digo nada a las que les gusta Ron (Malliane se contiene las náuseas mientras recibe montones de tomatazos)
Éste fic me ha tomado MUCHO tiempo, y he puesto gran esfuerzo en él, así que me encantaría que me dejaran un review comentando qué les ha parecido ^^. Desde ya muchas gracias, queridos lectores. Si quieren segundo capítulo, pues, saben lo que deben hacer.
¿Les pareció muy rebuscada? ¿Degradación de personaje 'bueno'? ¿No les gustó? Allá ustedes, no se molesten en poner flames, porque si no es una crítica constructiva, me entra por un oído y me sale por el otro (en sentido figurado, ¿no?)
Este fic va dedicado a Deimos (sep, la chica del cine... creo que tenemos que cambiar de identificación...), que a pesar de no ser slash, espero que te guste, muchacha alma gemela / hermanita perdida de Malliane. ¡Besos!
POR QUÉ RABASTAN LESTRANGE TORTURÓ A FRANK Y ALICE LONGBOTTOM
-¡Rabastan! ¡Haz que se detenga! ¡Ayúdame! ¡Rabastan!- una muchacha rubia vestida de negro lloraba en los brazos fuertes de aquel auror, Frank Longbottom. Su rostro, pálido como la luna, suplicaba que se aproximase a ella y le sonriera, le dijera que todo estaba bien.
Rabastan intentó en vano soltarse de las ataduras mágicas que lo apresaban. Tan sólo podía servir de espectador ante aquella macabra escena, ante esa sonrisa torcida y ante la mirada de horror de la única mujer a la una vez había amado.
El captor, de unos 28 años, sostenía a la joven con una mano, mientras con la otra quitaba con un dejo de furia la túnica negra del tembloroso y desesperado cuerpo. Sus ojos, una vez calmos y esperanzadores, brillaban como inyectados en sangre, con la excitación corriendo por cada centímetro de su piel, su mente ardiendo con el deseo del cuerpo, la mirada, el sudor de la muchacha que tenía enfrente de él.
-¡Suéltala! ¡Por favor! ¡Déjala ir! Por fa...- sus ojos suplicantes se cerraron en una mezcla de furia y resignación al encontrarse con la mirada de Frank. No terminaría con lo que estaba haciendo.
Cuando toda la ropa estuvo fuera de ella, el auror besó con furia los pechos jóvenes, hiriendo, mordiendo, golpeando cada parte suave y deseable que pudiera tener. Miraba directo a sus ojos horrorizados, mientras le hacía el amor con violencia y deseo, mientras castigaba su cuerpo con el suyo, disfrutando la sangre que se drenaba de aquella fuente de placer. Ya no era las pequeñas hebras que salían de sus muñecas, o de su hombro, de su boca. Ahora el rojo oscuro y mortal manaba de sus pechos, de su cuello, de su cabeza, de su vientre, su sexo... y su mirada seguía siendo de terror, de súplica, de odio...
Rabastan no podía sino ver ese rostro una vez sonriente llorar y gritar, estando en esa agonía que ni siquiera el Cruciatus podría lograr jamás. No podía sino ver aquella mirada que en tantos momentos había sido fría, pero también alegre, ahora llena de pavor, dolor, inocencia...
Intentó liberarse, gritar, intentó llorar. Intentó no mirar cómo su esposa era violada, mutilada y asesinada por aquel al que consideraban el 'bueno'. Y todo quedaría en esa habitación. ¿Quién escucharía a un mortífago? ¿Quién atendería el caso en que uno de los mejores aurors, integrante de la Orden del Fénix había abusado de una muchacha de 20 años, además de death eater?
Mientras todas esas imágenes pasaban por la mirada de Rabastan y de Alice, Frank tomaba una daga y recorría el cuerpo de la muchacha bañado en su propia sangre, hundiéndola en la carne, en el alma. Abriendo un hueco en el corazón de cada una de las personas que allí estaban, vaciándolas de una parte de ellas.
Y así como empezó, concluyó. Concluyó junto con el hechizo que torturaba a Rabastan, que le ataba al sufrimiento.
-Aquí tienes a tu chica, Lestrange, puedes quedártela.
-No... no me vas a matar. Mátame. Llévame a Azkaban...
-No seas idiota, muchacho.
-Eres un hijo de puta, la mataste. ¡¡¡¡LA MATASTE!!!!
-¿Quieres tu varilla, Lestrange? ¿Quieres matarme? No lo harás, no lo harás como hiciste con tanta gente inocente. ¡No lo harás, entiendes! Pero está claro que esa puta no podrá nunca...
-¡Cállate!- Rabastan saltó hacia Frank y comenzó a golpearlo, mientras las lágrimas invadían su rostro pálido y desencajado. Lo hirió, lo torturó con sus puños tratando de deshacerse de toda su furia, hasta que las luces del alba se hicieran presente, y con ellos la tan 'alabada' Orden del Fénix (NdM/ Malliane tratando de ocultar su subjetivismo... ¬¬u)
El muchacho tomó el cuerpo desnudo casi irreconocible de quien una vez fue su esposa, y lo cargó hasta un claro, donde pudo aparecerse en la mansión de los Malfoy.
-Lucius... ¡LUCIUS! ¡Jodido aristócrata, ven aquí!-el aludido apareció en los jardines con sólo una sábana de seda negra tapando parte de su pecho y entrepierna. Su mirada amenazadora se tornó sorprendida y preocupada al ver el cuerpo de su hermana en brazos de Rabastan.
-¡¿Qué le hiciste, hijo de puta?! ¡Dámela!
-Yo no le hice nada... fue...- Rabastan se sentó en el húmedo suelo y le entregó el cuerpo de Alice a Lucius.- un jodido Auror, Frank Longbottom.
Con suma cautela, recorrió todo el cuerpo de su hermana, con los ojos entrecerrados y oliendo cada parte. Con un breve movimiento de su varilla, la muchacha quedó tan limpia como una muñeca de porcelana. Frágil y hermosa, como una muñeca de porcelana.
-Fue violada...Alice... pequeña. ¡¿Cómo dejaste que eso sucediera?! ¡Eres un niño inútil! ¡Ahora tendremos que esconder el cuerpo, deshacernos de él!
-Pero... Lucius, yo no pude ha...
-Muchacho, acompáñame al lago, lleva a Alice.- el rubio se incorporó y comenzó a caminar hacia un claro que se divisaba a lo lejos.
-¡¿Qué... no le harás eso a tu hermana... no a Alice...
-Es una Malfoy. No podemos decir que una integrante de la familia Malfoy fue violada y asesinada, Rabastan.
-¡Es tu hermana!- en ese momento, Lucius tomó su varilla y apuntó al muchacho con una intensa cara de fastidio.
-Mejor te callas o juro por mí mismo que te desfiguraré tu hermosa cara. Crucio.- Rabastan comenzó a retorcerse en el suelo con los ojos en blanco, el sudor recorriendo su rostro horrorizado, sintiendo una invasión en cada parte de su cuerpo. Lucius subió su varilla hasta quedar ésta a la altura de su rostro, observándola con orgullo.- Disculpa, sólo descargaba tensiones. Como decía, cierra tu boquita, y prepara una fosa digna de tu esposa. Ahora. Te dejo mi... varilla, espera aquí mientras busco algunas cosas que...-Lucius arqueó una ceja con sutileza.- servirán.
Rabastan obedeció la orden con desgano, mientras las lágrimas recorrían su rostro, sus manos dirigiendo una varilla omnipotente como su dueño, faltas de vida, de la inspiración de un digno Lestrange como lo era él.
El rubio volvió 15 minutos después, ya vestido con sus exquisitas túnicas. Tenía el rostro serio, pero una mueca extraña rondaba por sus ojos.
-¿Ya terminaste? Perfecto, coloca a Alice allí. ¿Debo repetirlo?
Rabastan obedeció la orden con manos temblorosas y sudadas. Estaba enterrando definitivamente a su mujer, a su esposa, a Alice Malfoy. Se acercó al rostro inmaculado de la muchacha, y mientras besaba su frente, y luego sus labios fríos, murmuró:
-Te extrañaré... adiós.
-Apártate. Mejor vete de aquí un rato, vuelve en 10 minutos, niño.
En silencio, refugiado en un pequeño claro cercano al lago, puedo oír los sollozos ahogados del futuro cabecilla de la respetada y temida dinastía Malfoy. Oía su llanto y sus palabras suaves, mientras ahogaba las suyas, mientras intentaba apagar ese sentimiento que lo embargaba: vacío. El dolor de Lucius era colmado pronto por el de Rabastan. Los llantos acoplados por los de Rabastan. Y el vacío de ambos, embriagado por la belleza del objeto de los deseos de ambos.
Cuando el joven Lestrange hubo vuelto, Lucius reposaba en una piedra cercana al cuerpo de su hermana. La muchacha resplandecía en una trémula luz blanca, investida en sedas y otras hermosas telas de color perla. En sus cabellos rubios reposaba una elaborada corona de azahares, y completando aquella escena tan bella e irreal, una extraña sonrisa en la boca de Alice. Alrededor de la joven Malfoy, unos objetos que parecían haberle pertenecido las custodiaban.
-Vela por última vez, niño.- dijo con sorna Lucius.
"Es un gran actor"- no pudo evitar pensar Rabastan.
Luego de unos 5 minutos en silencio, el rubio cubrió mágicamente el cuerpo de Alice, con una imagen que asemejaba exactamente al paisaje del lago.
-Dormirás aquí ésta noche. Vamos a la mansión.
-Está... está bien.- siguió a Lucius en silencio hasta llegar a la habitación.- ¿Dónde se supone que dormiré?
-Eres un muchacho molesto, Rabastan. Ve a la habitación contigua a la mía. Te quiero fuera de Malfoy Manor mañana. Ni padre ni madre han de enterarse de lo de Alice, al menos no ahora.
Sin decir más, entró a su cuarto dando un sonoro portazo. El moreno fue hacia su 'habitación' quedamente mientras jugaba con sus pulgares. Todo estaba adornado en tres colores: verde, negro y plateado. "Predecibles", pensó Rabastan. Una gran cama se extendía imponente a la derecha, custodiada por dos mesas de noche, hechas en ébano.
Se sentó en la cama, y no pudo evitar emitir un sollozo. Su mirada perdida expresaba todo lo que no podría decir jamás. Por ser un mago. Por ser un sangrepura. Por ser un mortífago. Por ser un Lestrange.
Pero ahora, con su mente un poco más clara, sólo una palabra rondaba con su mente, por su corazón, sus labios...
-Venganza...
OK, OK, no sé por qué Luzbel amo el personaje, puesto que sólo ha sido nombrado dos veces en todos los libros (o hasta el quinto). No me maten, por favor, que yo no digo nada a las que les gusta Ron (Malliane se contiene las náuseas mientras recibe montones de tomatazos)
Éste fic me ha tomado MUCHO tiempo, y he puesto gran esfuerzo en él, así que me encantaría que me dejaran un review comentando qué les ha parecido ^^. Desde ya muchas gracias, queridos lectores. Si quieren segundo capítulo, pues, saben lo que deben hacer.
