Soy un monstruo...
El grupo avanzaba por la carretera de montaña en dirección a cualquier lugar, bueno si, en dirección al almacén de naves.
Cloud conducía temerariamente, y los ocupantes del vehículo, apiñados como podían se cogían a los bordes o al mismo suelo. Sentado al lado de Cloud, en la parte delantera, se encontraba Barret. Tifa, Yuffie, Nanaki, Cid y Vincent se encontraban en la parte trasera, donde los asientos eran muy amplios, pero no había cinturones de seguridad. Vincent no se encontraba sentado en el interior del vehículo, si no que se había acomodado en el borde más alejado, al lado de la rueda de recambio. Cid había intentado entablar una conversación con el varias veces, pero lo único que conseguía sonsacarle eran algún que otro ''Hn'', ''Amh'' o bien un ''vaya...''. Tifa y Yuffie habían comenzado a hablar sobre cosas de chicas, y Nanaki estaba durmiendo, por lo que Cid se aburría. Además, le fastidiaba muchísimo la actitud de Vincent, siempre echándose culpas y murmurando ''soy un monstruo...'', y le fastidiaba también que la hija de Barret le llamara así. Vincent no era un monstruo. Cid estaba del todo convencido:-''No, no eres un monstruo. Nunca lo has sido.''-pensaba. El coche dió un brusco giro y Cid se sintió catapultado hacia la derecha, y vió a las chicas a su lado. También vió con horror cómo desaparecía el joven de cabellos negros.-¡¡¡Para el coche, Cloud!
Al abrir los ojos se encontró sumergido en la más profunda oscuridad. Pudo ver frente sí una enorme puerta de madera. La abrió y quedó consternado. ''Eres un monstruo...'' susurraba una voz. Todo a su alrededor se volvía oscuro, y la voz le entraba por los oídos, atacándole: ''¡¡Monstruo, monstruo!'' Vincent se miró el brazo izquierdo. No llevaba la garra metálica. La piel de su mano y su brazo estaba recubierta por pequeñas escamas de un color liláceo, y la mano terminaba en una mortífera zarpa con uñas de varios centímetros de longitud.-Soy un monstruo...-susurró, asustado, al tiempo que la odiosa voz le contestaba:''¡¡Eres un maldito monstruo, un monstruo!'' -¡¡Basta, dejadme en paz!-gritó, aterrado, y se aferró la cabeza con las manos, sollozando-¡¡Dejadme! ''monstruo...monstruo...'' La voz se repetía una y otra vez, reflejando su mayor temor-Soy un monstruo...nadie me quiere, nadie quiere estar con un monstruo...-sollozaba, desesperado, con lágrimas en sus ojos del color de la sangre. Miró hacia delante y vió enfrente suyo la sombra de Lucrecia, que le hablaba:-No eres el mismo... eres un monstruo, ¡no te me acerques!-le gritó y se esfumó. Apareció después Marlene:-Eres un monstruo, un monstruo horrible...-chilló la niña, mirándole con desprecio.-Lo siento, Marlene, yo lo siento...-le suplicó Vincent, pero la sombra de la niña desapareció. Cloud, Barret y Tifa aparecieron justo después:- ¡¡Monstruo!¡No te queremos!¡Lárgate!-le gritaron con crueldad, y desaparecieron. Nacieron de sus recuerdos Yuffie y Nanaki, que le miraban con los rostros ceñudos.-¡¡Sabía que eras extraño, monstruo!-le gritó enfadada la ninja. Nanaki susurró algo parecido a:-Nunca confiamos en ti...-Desaparecieron también. Vincent levantó la vista aterrorizado, desesperado, sabía quién saldría, quién lo despreciaría... Vincent cerró los ojos con fuerza, llorando. No quería verlo...él no, él no podía pensar así de él... Escuchó en lo más profundo de su mente una voz que lo llamaba:-Ven conmigo...ven, monstruito...tengo un lugar para los monstruos como tú...-le decía. El de largos cabellos perdió el conocimiento.
Habían buscado por todas las cercanías y se encontraban cansados y deprimidos. Sentados en unas rocas observaban como Cid continuaba llamándole a pleno pulmón:-¡¡Vincent! ¿Donde estás? ¡Vincent!
Tifa le dió un golpe en la cabeza a Cloud:-¡¡Esto ha pasado por tu forma de conducir!-le gritó. Finalmente el rubio se levantó y se acercó a Cid. Puso una mano en su hombro. El piloto continuaba gritando.-Cid...no hemos podido encontrarlo...basta ya, sigamos.-le dijo apenado.-¡Y una mierda, pienso encontrarlo!-gritó el aviador desembarazándose de Cloud. El chico le miraba con el rostro muy serio.-Barret, te toca..-dijo, y el negro se acercó a Cid por detrás y lo golpeó en la cabeza, dejándole sin sentido.
Estaban llegando a un pueblo enrunado, medio destruido, pero aún se tenían en pie algunas casas. Barret detuvo el coche en una de las calles. Bajaron todos. Cloud se acercó a ellos:-Tifa, Yuffie y Nanaki, id en busca de una posada para pasar la noche; nosotros iremos a buscar comida y las tiendas de objetos, materia y de armas.-dijo, y se quedó mirando como ellas y el león se marcharon calle allá. Después miró fijamente a Cid. El alegre y sonriente fumador Cid. El hombre estaba mirando al suelo sin ningún interés y tenía apagado el cigarro de la boca. Cloud esbozó una difícil sonrisa-Ey, Cid, ¿mirarás si en este pueblo hay algún burdel?-le dijo con toda su buena intención. Cid negó casi rítmicamente con la cabeza. Barret se puso frente a él y le enseño su brazo-metralleta:-¿Ves esto? Esto es la señal de que protegí algo que era importante para mí. Me gustaría saber si tu alguna vez comprenderás lo que eso significa.-le dijo remarcando cada una de las palabras. El hombre le miró a los ojos y sonrió débilmente.-Quizás algún día...
Entraron en la tienda de armas del pueblo. Sentado en una de las mesas se encontraba un joven de cabellos negros, cortos, jugando un solitario con una baraja de cartas muy usadas. Cloud y Barret se encaminaron directamente al almacén, pero Cid se quedó mirando al muchacho. Había algo... El joven levantó la vista y a Cid le pareció que le daba un infarto: esos ojos rojos...-¡¡¿Vincent!-preguntó, esperanzado. El de cabello negro le miró fijamente:-¡Cid!-gritó, y se levantó. Se acercó corriendo hacia él:-¡Estáis todos aquí!-dijo, sonriendo al ver que Barret había vuelto a llamar a Cid.-Me caí del vehículo.-explicó Vincent-Me dí fuerte en la cabeza y al despertar me encontraba en el hospital de aquí-añadió-Cid, ¿que te pasa?-preguntó, al ver que el hombre estaba llorando.-¡Cid!
Las chicas habían encontrado un hostal bastante modesto, con todas las habitaciones libres. Todos se alegraron de ver a Vincent. Tifa se sonrojó:-Te queda mejor el pelo así...-le dijo tímidamente. Cloud le miró ceñudo.-Bueno, ¿por qué no pedimos una habitación doble?-les dijo a Cid y a Vincent, mirando al último con rencor. Yuffie se rió como loca.-Para que jueguen, para que jueguen, sin que nadie les moleste...-canturreó, tras lo cual Barret la golpeó.-Calladita estás más guapa.
Cid se había sonrojado, pero el moreno se mostró impasible.-Bien, acepto.-retó a Cloud.-Pide una doble.
Ante la idea Tifa y Yuffie rieron emocionadas (se deberían de imaginar algo raro), pero Cid estaba más colorado a cada momento. Cogió su paquete de cigarrillos y se encendió uno. Vincent lo miró sensualmente y sonrió. Entonces a Cid le comenzó a sangrar la nariz a chorros.-¡¡¡Cid!-gritaron Yuffie y Nanaki, alarmados.
Abrió los ojos y se agitó alarmado. Se encontraba encerrado en una especie de tubo gigante, completamente desnudo, rodeado de un líquido extraño de color azulado. Se miró el brazo izquierdo. Era completamente normal. Miró hacia delante y a través del cristal lo vió: Cid y otro chico vistiendose con el pijama, dispuestos a dormir. Se le partió el corazón. Miró al joven con más detenimiento y abrió la boca, sorprendido, al ver que se trataba se sí mismo, con el cabello corto, y vestido con diferente ropa. -¿Pero qué...?-se extrañó más aún. Podía hablar en ese agua extraña.
Veo ya te has despertado...-le dijo una voz ya conocida. Se giró y vió a través del cristal al Doctor Hojo:-¡¡Tú!-le gritó, con odio.-¿Qué significa esto? ¿Qué hago yo aqui? ¿Quién es ese?-le preguntó comido por la rabia. El hombre lo miró con crueldad:-Cierra la boca, monstruito-le dijo, dejándole de piedra. Entonces, aquella voz...-¡¡Fuiste tú!-le gritó horrorizado.
Tranquilizate, Vincent Valentine, no vaya a ser que el otro Vincent se ponga nervioso-le señaló, indicando con el dedo. El verdadero Vincent miró de nuevo fijamente. Cid y él lo estaban haciendo. Estaban haciendo el amor. Vincent, dentro del cilindro se sintió impotente, abatido, y por fin, abandonado. Solo, sin nadie que le quisiera...Comenzó a golpear el cristal con los puños, enfurismado, llamándo a gritos al rubio que estaba amando a un Vincent falso, le estaba haciendo suyo, le acariciaba, le hacía sentir cosas que el verdadero había anhelado sentir...-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Ciiiiiiiiiiid!¡¡¡¡¡Ése no soy yo, ése no es Vincent! ¡Estoy aquí, Cid!-le gritó, desesperado. Hojo se reía con ganas.-Duele, ¿verdad? Y ya es la segunda vez que te lo hacen, monstruito...que se follen a una persona a la que quieres por encima de todo...ya van dos veces...-le dijo, mirándole cruelmente. -¡¡¡Cállate! Cid no, no lo sabe...él se piensa...-gritó llorando, pero un fugaz pensamiento le cruzó en la mente: Tal vez Cid lo sabía. Tal vez sabía que no era el verdadero. Que era otra persona. Volvieron a su mente las críticas realizadas por sus amigos, la voz susurrante llamándole monstruo, de nuevo se sintió desamparado, necesitaba a alguien, quería a alguien... Miró con furia al doctor, que se reía como loco. Después, Hojo comenzó a examinar su cuerpo desvestido, y un escalofrío le recorrió el espinazo: Él le había desnudado. Le había quitado toda la ropa. Comenzó a temblar inconscientemente:
¿Qué me has hecho, Hojo?-le preguntó con repugnancia. El hombre esbozó una sonrisa significativa.-''Lo sabes''-pensó el propio Vincent. Se sintió sucio, humillado.-¡¡Maldito cabrón!-le escupió, pero Hojo continuaba sonriendo. Levantó la mano y cerró tres dedos.-Llevas aquí tres días. He mandado esa copia de ti mismo (que me ha sido muy grata en varios momentos) a tus amiguitos, para que no te buscaran. Y los muy burros no se han dado cuenta.-dijo con maldad. Se escuchó entonces llorar a un bebé, con mucha fuerza. Vincent lo oía asombrado y repugnado a la vez por las perversiones de Hojo. El doctor salió de la sala:-¡¡Sacame de aquí, bastardo!-le gritó el moreno de largos cabellos. A los pocos minutos volvió Hojo, con algo en sus brazos. Se lo enseñó a Vincent, sonriendo con cruel satisfacción:-¿Quién dice que los varones no pueden engendrar criaturas?
El de los ojos rojos miraba a la criaturita frágil que se encontraba en manos de ese científico.-¡¡Esto es lo que ha resultado de la unión de tu y yo!-le gritó, a lo que Vincent se quedó en blanco.-¿Un hijo tuyo...y mio?-preguntó y se sintió aún más repugnante. El científico sonrió:-Mientras te encontrabas inconsciente te hice lo indecible y más, Vincent...luego recogí algo de tu semen y lo implanté en mi propio útero.-le dijo. El moreno se quedó de piedra:-¡¡¡¡¿¿UTERO! ¡¡Pero si eres un varón! ¡¡Hombre!-le preguntó con los ojos como platos. Pero Hojo le mostró qué ocultaba bajo la bata de científico: había dos aparatos reproductores. Era hermafrodita. Volvió a ponerse la bata y miró al joven, que parecía estar a punto de vomitar:-Después del ''favorcito'' que me hizo tu amiguito Cloud decidí que me implantaría eso.-le explicó. Vincent estaba completamente alucinado. -Entonces...el bebé...-prosiguió Hojo, cogiéndo la criatura:-Posee parte de las células que tu tienes, pero aún le he añadido nuevos experimentos...-dijo, sonriendo al crío, que señalaba y sonreía feliz a Vincent, alargando sus bracitos hacia él. Hojo lo acercó al cilindro y Vincent descendió hasta posar su mano a la misma altura que la manita del bebé.-Ahora es solo cuestión de ver si consigue adaptarlas a su propio cuerpo...si no lo consigue y lo rechaza se morirá-añadió. El niño tenía los ojos del mismo color rojo de Vincent, y también el cabello rojo oscuro. Vincent casi podía haber podido tocar su mano, de no ser por la mierda del cristal. Se giró, deseando con todas sus fuerzas que la criatura se adaptara, y al alzar los ojos pudo seguir viendo desolado el apasionado juego de amor de Cid y el falso Vincent.
Cloud y Tifa se encontraban en la parte trasera del todoterreno, junto a Cid, Vincent y Nanaki. Barret y Yuffie se encontraban delante, el amable hombre de la metralleta conduciendo (a saber cómo, pero lo hacía mejor que Cloud). Cid miraba dulcemente al chico que descansaba en sus rodillas, mientras le acariciaba el corto cabello negro.-''Me habría gustado poder acariciarte el pelo aún largo''-pensó. Tifa les miraba a veces y reía como una tonta. Cloud se veía asqueado por la situación. De vez en cuando murmuraba cosas como: 'mariquitas', o 'cómo se os ocurre' y así. Pero al aviador le daba igual lo que los demás pensaran. Estaba muy contento de haberse sincerado con Vincent. Y aún más de ser correspondido. El moreno les había comentado el ir a un vasto prado de hierbas puras medicinales, a lo que las chicas han accedido encantadas. Y se encaminaban hacia allí. Yuffie se giraba a veces, miraba con disimulo a la pareja, cambiaba miradas con Tifa y se reía.
Ey Vincent, mira esto-le señaló Barret, y el chico levantó la cabeza y miró hacia donde señalaba la ninja.-¡Aquí es!-dijo serenamente. Cloud lo miró sin ganas.-Con lo tranquilo que estaba yo aquí sentado...-murmuró. Las chicas volvieron a mirar a Cid y a Vincent y a Yuffie le entró semejante ataque de risa que se cayó del asiento.-Estate sentada, que te harás daño.-le dijo Barret. El coche se detuvo y bajaron. El prado más que un prado parecía un monte lleno de flores y hierbas. Era inmenso. Tifa, sonriendo se acercó a observar las flores.-¡Qué pasada!-murmuró, cogiendo una planta extraña. Cid miró al moreno.-¿Cómo conoces este sitio?-le preguntó extrañado. El otro no respondió. Miraba muy fijamente hacia el horizonte, como si esperase algo. De pronto, lo oyeron.
Hojo entró en el laboratorio y se acercó al azulado cilindro.-¿¿¡Cuanto tiempo me vas a tener aquí encerrado?-le gritó Vincent de mal humor, golpeando el cristal. Pero el hombre ignoró su pregunta.-El crío progresa, de momento acepta bien las células implantadas.-dijo, sonriendole con maldad. Paseó su mirada de nuevo por Vincent, que arreó una patada al cristal:
¡¡Me comes con los ojos, puto pervertido de mierda! ¡¡Sueltame de una vez!-le dijo con cara de asco. Hojo sonrió cruelmente:-Parece que el espectáculo se anima.-comentó, a lo que el de largos cabellos miró hacia el frente. Lo que vió le dejó de piedra: los chicos estaban en apuros. Pero en un apuro un poco ridículo. Estaban rodeados de cactilios, y había también un Cactilio Gigante, que les lanzaba rayos verdes por los ojos.-¿Pero qué...?-preguntó alucinado. El científico se rió:- El verdadero objetivo del falso Vincent no era tirarse a tu amigo, si no conducierles a una trampa. Pero no me esperaba que les obligaría a luchar contra el ejército de los Cactilios.-comentó. Los chicos se defendían como podían: Cid les clavaba su lanza, Barret les disparaba, Cloud los despedazaba con su espada, Tifa les daba de puñetazos, Nanaki utilizaba sus ataques secretos, y Yuffie les acuchillaba con las kunai. Fue cuando Cid se percató de una cosa: No atacaban a Vincent. Ese minuto de distracción le costó caro, ya que un rayo verde producido por el Cactilio gigante le atravesó el pecho, en el lado contrario al corazón.-¡¡¡¡¡Ciiiiiiiiiiiiiiiiiiiid!-chilló el verdadero Vincent, arañando el cilindro. La impotencia le horrorizaba:-¡¡Cid, no te mueras!-gritaba, histérico. Hojo observaba sus movimientos con parsimónia. Mientras, Cid había caido al suelo, herido. Y el falso Vincent le miró con los ojos abiertos de sorpresa. Cloud se dió cuenta del ataque de Cid. Se alarmó al ver que no se movía, y tenía los ojos abiertos, en blanco.-''¡No, Cid!''-pensó nervioso. El falso Vincent se acercó a él, decidido.
Hojo lo observaba todo extrañado:-¿Cómo es posible?-gritó:-¡El clon no puede sentir!¡ No puede amarle...!-miró alucinado a Vincent, que se debatía sollozando y llorando desesperado por salir de ese tubo, impotente. Y el cientifico lo comprendió:- ''Por mucho que sea una copia...sigue siendo Vincent Valentine''-pensó.
Cloud, esquivando los ataques de los cactilios intentó acercarse al aviador. El falso Vincent ya estaba a su lado, y aterrado le cogió con suavidad del hombro. Cid se sacudió violentamente y se incorporó un poco, vomitando sangre y tosiendo.-¡¡¡Cid!-suspiró Cloud, aliviado.-¿Estás bien, Cid?-le preguntó preocupado el falso Vincent. Cid lo miraba sereno, y sonrió débilmente.
¿Tú sabes dónde está Vincent?-le preguntó dulcemente. El falso Vincent lo miró sorprendido.
Vincent cesó de arañar el tubo, temblando y llorando incontrolablemente, pero asombrado. Hojo lo miraba todo en silencio.
Cloud consiguió acercarse a la pareja y proyectó una especie de barrera mágica a su alrededor. -¿Estás bien, Cid?
El aviador continuaba sonriendole al joven moreno. Éste alzó la mirada y sus ojos se encontraron con los azulados de Cid.- Sí que lo sé.-le respondió.-Está a unos pocos minutos de aquí. Es una extraña y enorme mansión.-añadió. Cloud miró a uno y al otro sin comprender:-¿Qué ocurre?¡Cid, tu herida es horrible!-dijo, preocupado.-He tenido peores...-murmuró con ironía.
Bueno, entonces iremos juntos a buscarle...-suspiró el aviador, y Cloud se extrañó aún más:-¿¿¡De qué hablaís?-preguntó, pero un chillido alarmado de Tifa lo devolvió a la realidad. El cactilio gigante había roto la barrera y disparó un nuevo rayo contra ellos, pero el falso Vincent se interpuso y le atravesó la cabeza, fulminándole. Cayó al suelo como un peso muerto.
Su apariencia cambió y se convirtió en un pequeño bicho negro, una extraña sombra oscura. A los pocos segundos desapareció:-¿Vincent era un demonio?-preguntó Yuffie asustada. Todos miraron a Cid. El aviador, con su herida aún sangrándo brutalmente, empuñó con fuerza su lanza y se lanzó contra el Cactilio Gigante, destrozándolo. Los pequeños se marcharon asustados.
Hojo salió del laboratorio, impasible. Vincent no daba crédito de lo ocurrido:-''¿Le ha protegido?''-pensó, extrañado. Observaba la herida de Cid y el corazón se le encogía ''¿Tú sabes dónde está Vincent?'' las palabras de Cid le resonaban con fuerza en la cabeza, bloqueándole. Sentía un fuerte dolor, un dolor incandescente que subía por todo su cuerpo.
Hojo volvió. Llevaba el bebé cogido con ambas manos, sin ningún cuidado. El rostro del científico estaba impasible. El crío tenía la cara de un color ceniciento y el cabello sobre el rostro. Vincent comprendió al instante, y su sensación de impotencia aumentó.-No ha podido soportarlo. Está muerto.-declaró Hojo, y sonrió:-Pero teniéndote aquí encerrado puedo intentarlo todas las veces que me apetezca. Es una lástima...-añadió.-Era un crío muy mono. Habría sido una estupenda arma.-Dejó al niño en la mesilla. Vincent no era consciente, pero en su cuerpo habían comenzado a nacer escamas de un color liláceo, y sus manos se habían transformado en aquellas terribles garras de varios centímetros. Gruñia enseñándole a Hojo los mortíferos colmillos que le habían salido. El hombre se reía, muy seguro de sí mismo:-¡¡Veo que te estás transformando, pero ni siquiera el mismisimo Caos (atención, no se transforma en caos) podría romper ese cilindro!-le dijo, empuñando una pistola. Y de la espalda de Vincent crecían unas enormes alas escamosas, de color púrpura. El tubo se rompió y trozos de crital volaron en todas direcciones. Vincent se abalanzó sobre el doctor, que disparó una vez, alarmado, y le clavó las zarpas en el pecho y los colmillos en el rostro. Hojo gritaba y chillaba horrorizado, y con una mano libre disparaba, intentando darle.
Aparcaron el todoterreno ante la puerta, y al abrir oyeron alarmados los gritos y alaridos que resonaban por toda la casa. Cloud, Cid y Tifa corrieron hacia el sótano (un pasillo todo recto y escaleras ¬¬), pero a mitad de camino cesaron los gritos y un perturbador silencio reinó en el edificio. Cid abrió la puerta y se quedó alucinado, extrañado y horrorizado. Entraron en el laboratorio y vieron unas señales de sangre en el suelo, como si hubieran arrastrado algo herido. Cid se tocó su herida sin darse cuenta. Cloud se paseaba entre los experimentos y las mesas, y se fijó en el bebé que yacía inmóvil sobre la mesa principal. Tifa rodeaba con curiosidad una mesa que había sido volcada, y vió algo detrás que hizo que chillara horrorizada. Cloud y Cid se acercaron también y apartaron la vista bruscamente. El cuerpo de Hojo había sido brutalmente descuartizado, las vísceras del cual estaban desparramadas y desgarradas por la sala, y la bata de doctor estaba teñida del rojo de la sangre, que inundaba la habitación. No había ninguna señal de alguna parte entera de la cabeza. Tifa se alejó hacia el cuarto de baño que había en la habitación de al lado, para vomitar. Cloud volvió a mirar el horroroso final del científico. Miró el suelo y descubrió varios casquillos de balas, y una mano varios metros alejada del cadáver, empuñando una pistola. Cid se había quedado observando el destrozado cilindro de cristal del centro de la sala y el líquido azul que salía de él, vió todo lleno de cristales, miró al bebé. Sintió algo tras de él. Una presencia. Una respiración entrecortada. Se giró lentamente y vió al Vincent transformado. De sus fauces colgaba aún una mano de Hojo. Al verlo, Cloud y Tifa retrocedieron hasta la puerta, alarmados.
¡¡Cid, ten cuidado!-le gritó Tifa asustada. Pero Cid no se movió. Observaba a Vincent de pies a cabeza (alas inclusive (y otra cosa)). La criatura lo miraba pausadamente, y al segundo escupió la mano, que cayó al suelo con un ruido sordo. Cid le sonrió -No eres un monstruo...-le susurró. Pero Vincent se quedó completamente quieto, mirándole. Atacó. La velocidad de sus movientos fue tan brutal que Cid ni siquiera se pudo defender. El de largos cabellos le mordía con fuerza el brazo, y le había clavado las garras en torso. Cid, con los ojos entrecerrados por el dolor de las heridas, aún seguía sonriendo. Entonces se fijó en los ojos rojos de Vincent: Estaba llorando. Estaban llenos de lágrimas. Cid, con la otra mano (pues Vincent seguía mordiendo con lascivia), acarició el largo cabello negro del joven.-''No eres un monstruo...''-pensaba conmocionado: -Tranquilo...no estás solo...nos tienes a nosotros, somos tus amigos...-le decía, pero no lo soltaba-Todos te queremos, Vincent...yo te quiero mucho...-susurró, a punto de llorar. La presión de los dientes flojó, al igual que la de las garras. Las alas comenzaron a encogerse en su espalda, las escamas violetas desaparecían...Vincent volvió a la normalidad. Cid lo miró con dulzura. El joven miró a ambos lados, confundido.-¿Qué es lo que he hecho?-sollozó, asustado. Se fijó en las heridas de Cid:-¡¡¡¡Oh, no!¿¿¿He sido yo quién te ha atacado?-dijo, temblando. Cid movió la cabeza con suavidad.-No tiene importancia.-Cloud se acercó a los dos en silencio. Llevaba el bebé en brazos. -Vincent...¿quién...?-comenzó a preguntar, pero el moreno miraba a la criaturita afligido. Alargó una mano sobre el cuerpecito inmóvil del bebé y le apartó el cabello del rostro con suavidad. Cid observaba extrañado la escena. Sentía un horrible pesar en el ambiente.-¿Vincent...?-susurró, pero el chico seguía mirando fijamente al bebé.-¿Era el crío de Hojo?-preguntó Cloud con tranquilidad. Vincent asintió con la cabeza y le miró a los ojos.-Pero...-comenzó a murmurar. Tifa los miraba a todos completamente ajena.-Tifa...-la llamó Cloud.-¿Qué quieres?-le preguntó ella. El rubio la miró:-Haz el favor de buscar la ropa de Vincent.-dijo, y miró al moreno.
