Gracias por su sintonía una vez más, queridas comensales... ahora, pónganse cómodas.

Capitulo de larga duración.

6.-

Don iba al volante, (todos se rehusaron a pasárselo a Raphael, quien usualmente era quien conducía, pero hoy estaba de pésimo humor, lo que podía ser un tanto peligroso...), con Raph de copiloto.

Miguel, Leo y Muffy iban en la parte de atrás .

"¿Quiénes son esos Amos del Caos que mencionaste?" preguntó Leo de repente, durante el viaje.

Muffy se volvió a mirarlo, pero en vez de responderle, se puso de pie y avanzó hasta la parte de adelante, apoyándose en el asiento de Don.

.- En la próxima, da vuelta a la derecha...

.- ¿Estás segura de que es por aquí? estamos saliendo de la ciudad, y ese sector está medio deshabitado...

.- Confía en mi, sé a dónde vamos... – diciendo esto, se volvió a su asiento.

.- Espero que no nos esté haciendo dar vueltas en balde...- dijo Don a Raph en un murmullo.- Con el combustible que chupa esta cosa...

Muffy tomó asiento nuevamente, mirando a Leo.

"Los amos del Caos son los representantes cósmicos de todo lo malo, demoníaco, y perverso, etc. que hay en el universo... Podrías decir que son el equipo administrativo, se encargan de facilitarle la tarea a los demonios, espíritus malvados, entidades de toda especie nacidas sólo para destruir..."

"Y esa tarea que ellos facilitan, ¿cuál es?"

"Los Amos del Caos sólo existen con un propósito: ver todo destruido, convertir cada creación en una pacífica y silenciosa desolación... no sólo es algo malvado, lo que ellos ansían, es la nada, ¿comprendes? cuando el mundo se acalle y no quede una sola piedra flotando en el espacio... entonces ellos se sentirán felices..."

"¡¿Porqué...!", Muffy se encogió de hombros.

"¿Qué se yo? estoy segura de que ni ellos mismos comprenden bien sus motivos...", Leo la miró sin comprender.

"Las cosas existen en este mundo, o en cualquier mundo, .- explicó Muffy.- ...por una razón, con un propósito. Todas las cosas tienden además a guardar un cierto equilibrio... así, como hay cosas buenas, benévolas y amigas de los seres vivos, hay otras malvadas y enemigas de lo que vive... ¿entiendes?".

"No."

"Bueno, yo tampoco lo entiendo muy bien, pero realmente no importa demasiado... las cosas no han sido pensadas para que los simples humanos puedan entenderlas..."

"Mencionaste también a Orden..."

"¿Es que pretendes comprender el funcionamiento del universo en una tarde? esta bien, te explicaré. Te dije que todas las cosas existen para mantener el equilibrio, pues bien, así como existen los Amos del Caos, existe también Orden, Los Amos del Orden... se supone que son los que nos han creado, a nosotros los cazadores, para mantener el equilibrio aquí en la Tierra. Sin embargo..."

"¿Qué?"

"Hace mucho tiempo que Caos y Orden pelean por el control del universo... Orden se llama a sí mismo la bondad, el protector de la voluntad de Dios, pero es tan ambicioso como Caos... lo único que quieren ambos es controlarlo todo. Sin embargo, al menos las acciones de Orden no nos traen consecuencias a los humanos... Aún así... después de siglos y siglos de batallas sin sentido, Orden y Caos han llegado a una tregua... Orden ha aceptado que Caos gobierne la Tierra, han aceptado no intervenir esta vez... Esperan que Caos logre que por fin los humanos se destruyan entre sí, al hacer estallar guerras, enfermedades, etc, para que una vez que no quede nada, Orden pueda tomar el control nuevamente y moldear el nuevo mundo a su manera... A pesar de ese trato, los cazademonios seguíamos tratando de mantener el equilibrio, que los demonios no se mezclasen con los humanos, incluso el Arcángel, que es parte de Orden, nos había ayudado hasta ahora..."

"Hasta ahora..."

"Si. Ahora que Caos ha encontrado la forma de revivir al demonio, han visto la oportunidad de que todo lo planeado por tanto tiempo se acelere..."

"¿A que te...?"

"Cuando el demonio reviva, destruirá la Tierra. No quedara nada, será como un pizarrón en blanco, todos podrán comenzar desde un principio... Orden quiere que Dios cree un nuevo mundo, dónde no exista Caos, un mundo perfecto... Pero para ello, todo lo que existe hasta ahora debe ser destruido, para comenzar desde cero, cada ser vivo, cada alma, cada criatura, viva o no... debe ser destruida..."

Leo bajó la cabeza.

"Por eso es que no van a ayudarte..."

"Así es. El Arcángel se negó a utilizar la espada contra el Avatar... hasta ahora, era el único que había podido vencer al demonio..."

"Nosotros pudimos usar esa espada..."

"Si, pero no es lo mismo que utilizarla a su máximo potencial. Creo que sólo logramos que se revolviera en sueños, el poder de la espada continua dormido... "

"Maldición."

Muffy volvió a levantarse de su asiento y dirigirse al frente, hasta Don.

.- Donde está ese edificio con las puertas y ventanas tapiadas, allí detente...

.- ¿Estas segura? este es un pésimo barrio...- Murmuró Don.

.- Dios mío, pareces una anciana al volante...

.- Bueno, pero te culparé a ti si nos roban las llantas y nos rayan la pintura..- respondió éste.

En pocos minutos, el vehículo estuvo completamente detenido frente al edificio en cuestión. Era una estructura de un solo piso, en un mal barrio, un sitio casi abandonado y todo derruido.

Los cuatro se volvieron hacia Muffy.

.- Ok. Vamos a un sitio que no han visto antes, hagan lo que les diga, pero por sobre todo, recuerden que por aquí nada es lo que parece...- les dijo.

Miguel alzó una ceja y miró por la ventana. Afuera todo estaba en penumbras: los pandilleros habían roto los postes de iluminación y casi no había luz en la calle.

.- Pues esto se ve más muerto que una bota...

.- Bueno...- contestó Muffy.- ya verás que tan muerto está. Salgamos.

Leo la miró un segundo y luego los otros tres se volvieron a mirarlo a él.

.- Pero no podemos salir nada más así...- Dijo Don.- que tal si alguien nos ve...

.- Si alguien llega a verlos no se extrañará en lo más mínimo, créanme...- Leo suspiró.

.- Ok, si tu lo dices...- le dijo con cautela.- vamos allá de una vez.

Los cinco se bajaron del vehículo, dando miradas furtivas en todas direcciones. Pronto estuvieron frente a las tablas de madera cruzadas y claveteadas a la puerta principal del edificio de un piso frente al que habían estacionado. Muffy se volvió a verlos.

.- Traten de confundirse con la concurrencia, no llamen mucho la atención.- les recomendó. Los cuatro intercambiaron miradas.

.- ¿Concurrencia? - preguntó Raphael.- ¿a dónde diablos vamos?.

.- Espera un segundo...- intervino Don.

.- ¿Cómo pretende que pasemos desapercibidos?-.- preguntó Miguel.- Seguro que nadie nos va a notar, seguro que si...

.- ¡¿Pero es que van a seguirme o no!.- les preguntó Muffy alzando la voz.- Para ser tortugas son bastante gallinas...

Raphael pegó un salto hacia ella gruñendo, pero Leo lo atajó por el hombro.

.- Ya vamos de una vez, a ver qué pasa...

Los otros tres se encogieron de hombros y siguieron a Muffy, quien se detuvo frente a la puerta tapiada y dio tres toquecitos en ella.

De inmediato la puerta comenzó a abrirse como si no existiesen las tablas clavadas.

.- Wua... miren lo que es este lugar...- murmuró Miguel con asombro.

Tras la puerta, la luz les pegó de golpe, obligándoles a entrecerrar los ojos. Luego escucharon la música.

.- ¿Qué es este lugar?.- preguntó Don lentamente.

Por dentro, todo el lugar parecía mucho más amplio que por fuera, lo primero que vieron frente a ellos fue una larga barra, ocupando casi todo el centro del lugar, al menos hasta donde les alcanzaba la vista.

Tras la barra, un sujeto con un gran y redondo estómago llenaba y rellenaba docenas de vasos colocados a lo largo de ella, mientras la gente iba y venía desde distintas direcciones; las luces cambiaban constantemente de tonalidad e intensidad, alumbrando distintos y extraños rostros.

.- Esto es... ¿un bar?.- exclamó Leo incrédulo. Muffy se volvió a él sonriendo.

.- No cualquier bar...- se jactó, dando un par de pasos al interior.- ¿Se van a quedar ahí de pie todo el día? vamos que no tenemos mucho tiempo...

Los cuatro aún miraban atónitos a su alrededor, avanzando lentamente.

.- ¿Cómo algo como esto puede permanecer oculto?.- preguntó Don.- Es tan inverosímil como... como...

.- ¿Como cuatro tortugas y una rata viviendo en el drenaje?.- Completó Raph.

.- Bueno, ahora que lo mencionas...

Miguel llegó corriendo junto a ellos y se les echó sobre los hombros, hablándoles en voz baja.

.- ¿Ya notaron? esos de ahí, los que están en esa mesa del rincón, ¡no son humanos!...- Don se volvió hacia donde indicaba Miguel.

.- Tienes razón, pero tampoco esos de allá... .- Miguel tragó saliva sorprendido.

En ambos lugares habían criaturas que jamás habían visto, seres de color morado, de aspecto humanoide, pero cuyas cabezas eran coronadas por un par de cuernos; o seres que podrían haber pasado por los enanos de Blancanieves, pero mucho más siniestros.

.- Ni hablar de porqué no íbamos a atraer la atención.- murmuró Leo a su lado, a la vez que buscaba a Muffy entre la gente: se había separado del grupo y la había perdido de vista.

.- Bien, siendo ese el caso...- Raphael comenzó a separarse del resto y a dirigirse hacia la barra.

.- ¿a dónde crees que vas?.- le atajó Leo antes de que llegara muy lejos.

.- Ya oíste a la señorita... tenemos que pasar desapercibidos, ¿qué clase de impresión crees que damos los cuatro ahí parados en medio del pasillo? me voy a ver si uno puede divertirse por aquí...

.- Espera...- intentó detenerlo.

.- ¡Bah! vete a lavar los platos... .- le respondió éste, ya dándole la espalda y tirándole una mano con desgana.

Leo suspiró y miró sobre su hombro.

.- ¿Y donde está Miguel?.- preguntó.- Diablos, no quería que nos separásemos ahora... .- Don le puso una mano en el hombro.

.- Relájate. Voy a buscarlo, tu busca a Muffy.

.- De acuerdo, nos vemos aquí en diez minutos, ¿vale?.- Don asintió y desapareció.

Leo se mezcló en la multitud, mirando por entre las cabezas una de pelo dorado.

"¿Donde estás?".- le llamó.

.- Aquí.- le contestó una voz a sus espaldas. Leo no pudo evitar un sobresalto.

.- ¿Porqué te separas así?.- le preguntó dando media vuelta.

.- Tenía que hacer unas averiguaciones. Generalmente mi fuente de informaciones anda por aquí pasando el rato. Ven, vamos a buscarlo.

.-

Raphael se sentó con desgana en un banquillo libre frente a la barra, apoyando los brazos pesadamente.

El barman se le acercó de inmediato pasando un trapo dudosamente limpio a la superficie frente a él.

"Mira que suerte" se dijo.

¿Cuántas veces tenía oportunidad de salir a tomarse unas copas en un bar?.

Estaba por ordenar algo cuando una voz habló primero junto a él.

.- Dos... eh... .- comenzó el tipo, pero luego se echó para atrás dudando, poniéndose una mano en la barbilla.- ¿Cómo era...?.- se preguntó a sí mismo, ¿marquesas? ¿milanesas? ¿certezas?...

.- Cervezas.- le corrigió Raphael. Al tipo se le iluminó el rostro.

.- ¡Eso! ¡ cervezas, una cerveza para mi y una para mi amigo aquí...- le dijo al barman que de inmediato apareció con dos jarras llenas.

Raph agarró el mango y lo levantó, inclinando la cabeza hacia el desconocido. Tomó un buen sorbo sin siquiera mirar con detención el contenido: siempre era mejor no fijarse demasiado en lo que se estaba tomando si lo que se quería era tomarlo...

El tipo lo imitó.

Ambos depositaron la jarra en el mesón, ambas con una buena porción menos.

El tipo pareció reaccionar de pronto e impulsivamente estiró una mano hacia Raphael.

.- Hola amigo, olvidé presentarme. Soy Vikor... soy nuevo por acá, ¿sabes?...- Raphael se volvió hacia él, estrechándole la mano que le ofrecía el sujeto.

.- Raphael. No tan nuevo por acá... .- le contestó, de pronto percatándose de la apariencia del tipo. Alzó una ceja.

El sujeto sentado a su lado en la barra, vestía una camisa floreada, amarilla con enormes hibiscos rojos, unos pantalones cortos color verde y sandalias. No hubiera estado mal, si no hubieran estado en invierno...

Sobre la cabeza llevaba una gorra roja. No pudo evitar notar que por los lados de la gorra, en las partes de la cabeza que ésta no cubría, asomaban dos pequeños cuernos de punta roma... y tal vez fuera la escasa luz del lugar, pero hubiera jurado que su piel era color púrpura. Lo que si vio claramente era el par de colmillos que rozaban su labio inferior y que brillaban cada vez que sonreía.

Raphael desvió la cabeza y se enterró en la jarra de cerveza.

Sin embargo, Vikor tenía ganas de conversar.

.- Tu pareces un tipo con experiencia, amigo, tal vez podrías ayudarme...

.- ¿Ah si? Y... eh... ¿en qué sería?

El tipo se acomodó en su silla.

.- Es mi primera vez en la ciudad, ¿viste? y quiero mezclarme con la población, ¿me entiendes? no va a ser fácil tratar de comerme a un humano si sale corriendo en cuanto me ve... tal vez tu podrías darme algunos concejos para pasar desapercibido... pareces un demonio de mundo, amigo.

Raphael intentó contener la risa. Se inclinó sobre el mesón, acercándose al sujeto. Éste le miró con interés.

.- ¿Por qué no simplemente te los comes?.- le preguntó con una sonrisa siniestra. Vikor le miró extrañado.

.- Porque eso no sería muy divertido, ¿verdad? prefiero que primero se confíen y luego comérmelos cuando menos lo esperen...

.- Oh.

.- Así que... ¿crees que mi atuendo está bien?.- le preguntó, Raph le miró de arriba abajo, con mirada analítica.

.- Es perfecto.- Vikor sonrió satisfecho.

Si algún humano llegaba a confiar en ese sujeto con esa pinta tan rara, entonces se merecía ser el almuerzo de ese demonio, pensó Raph.

.- ¿Y tu que usas, compañero?

.- ¿Usar?

.- Si, para pasar desapercibido.

.- Pues...- Raph pensó en las pocas ocasiones en las que se veían obligados a salir a las calles entre los humanos.- Una gabardina y una sombrero bien grande.- El sujeto le miró, alzando una ceja.

.-¿Y la gente no se extraña al ver tu cara verde? es decir, aún con el abrigo y el sombrero, es un poco difícil dejar de ver que tienes ese color, compañero...

.- Piensan que estoy enfermo...- contestó Raph, comenzando a fastidiarse con su compañero, que ya se ponía latoso.

.- ¿Y que hay de las manos y los pies? es decir, sólo tienes dos dedos ahí, ¿qué los humanos no tienen seis?

.- Cinco. Y los humanos son estúpidos, jamás se fijan en esas cosas.

.- Oh. ¿Y que hay de...?

.- ¡Los humanos son unos cabezotas de no creer! es más, si sales de aquí diciéndole a todo el mundo que eres un demonio, seguro que los muy salames se lo toman como chiste y hasta te encuentran simpático...

El tipo quedó boquiabierto unos segundos, luego sonrió y le dio una palmada en el hombro.

.- Me alegro de haberme encontrado contigo, amigo... ¿quieres otro? yo invito...- dijo, señalando la jarra vacía de Raphael, éste se encogió de hombros y sonrió.

.- Qué le hace el agua al pescado...

.-

Muffy se movió entre la multitud abriéndose paso con los codos, con Leo siguiéndole a sus espaldas. De pronto se detuvo.

"Ahí está" le dijo a Leo, señalando una mesa en un rincón, ocupada por una sola, grande y corpulenta figura, cuya parte superior quedaba cubierta por las sombras. Todo lo que podía verse, era una mano sobre la mesa, sujetando un vaso.

"¿Ese es tu informante?"

"Si. "

"Es... grande."

"Lo que sea que esté pasando en cualquier parte, si alguien lo sabe, es él."

"¿Y que es? demonio, fantasma..."

"En realidad no tengo la menor idea...", le contestó Muffy, comenzando a avanzar hacia la mesa.

"Una cosa más", dijo sin detenerse. "Lo que sea que veas, no intervengas, ¿ok?"

"Bueno, pero..."

Sin embargo, Leo no tuvo más tiempo para replicar, pues ya estaban frente a la mesa y el tipo sentado en ella ya se había percatado de su presencia.

Antes de que Leo pudiese parpadear, la enorme figura saltó de la mesa y se dirigió a Muffy a toda velocidad, con el puño en alto.

Antes de que pudiera darse cuenta, le asestó un puñetazo a la chica que la mandó a volar tres mesas más allá, aterrizando encima de una de ellas, aplastando sillas y vasos bajo su cuerpo.

Leo se volvió hacia ella y luego hacia el hombre de la mesa, que ahora le miraba a él. Sacó una de las espadas.

.-

Don había estado dando vueltas por todo el lugar, pero aún no había rastro de Miguel, o de ninguno de los otros. Probó usar los comunicadores, pero sólo recibían estática, algo en el aire distorsionaba la señal...

Se sentó en una silla frente al bar y apoyó el brazo en el mesón, sin siquiera fijarse a su alrededor. En verdad que ese lugar era más grande por dentro de lo que parecía por fuera. Siguió con los ojos a las personas que pasaban de aquí para allá.

A primera vista parecía un simple grupo de humanos, pero al mirarlos más de cerca, se daba cuenta que no eran lo que parecían... vio muchas caras siniestras, ojos que brillaban... colmillos.

Respiró profundo.

Aunque todo eso parecía muy interesante, de pronto le urgió irse de ahí pronto; había una extraña sensación flotando en el ambiente, como si se encontraran en un lugar en el que no deberían estar...

Se volvió hacia delante en la barra, apoyando los brazos en ella.

Se encontró mirando de frente al barman. Éste le miró con mal humor, apoyando las palmas en la barra. Don le dirigió la más simpática de sus sonrisas.

.- ¿Qué va a tomar?.- le preguntó rudamente.

.- Bueno... eh... yo, bueno... .- de pronto recordó el concejo de Muffy de actuar como los demás. Realmente no era muy bueno para el alcohol, pero se figuró que, por alguna razón, pedir un jugo de naranjas sonaría algo extraño...

Pensaba aún cuando escuchó una risa estrepitosa del otro extremo de la barra. Volvió la cabeza y se encontró con un tipo de barba, pelo cano y abundante que sostenía en una de sus manos un gran vaso con algo azul en su interior. Al reír pudo percatarse que sólo tenía un diente en cada extremo de la dentadura.

Se parecía al vagabundo que se tiraba en el suelo a beber en la esquina de la calle donde vivía April.

Se bajó de su asiento, con algo de dificultad y caminó pesadamente hasta la silla junto a él y se sentó en ella.

El sujeto se le quedó mirando con una sonrisa divertida, luego se volvió al barman y ambos intercambiaron una mirada de complicidad.

.- Por que no le das al joven aquí algo de tu especialidad, ¿eh?...- dijo al barman sin quitarle los ojos de encima a Don, con una voz pastosa, como la de quien ya lleva un buen rato tomando.- Para que pruebe algo bueno.

.- ¿Eh?... no, no gracias, en serio...- intentó disculparse Don, pero el sujeto a su lado le dio una fuerte palmada en el hombro y rió amistosamente con voz ronca.

.- Na, na... deja, esta va por cuenta mía...

Don iba a rechazar nuevamente la invitación, pero ya tenía un vaso de gran tamaño frente a sí. Sintió la mirada de los dos tipos sobre él. El sujeto sentado a su lado hizo un ademán con la mano invitándole a beber. Don miró temeroso el contenido de su vaso.

Se veía un espeso liquido azul. Nada más.

Alzó el vaso e intentó sonreír, inclinándolo hacia los dos tipos.

.- Bien... eh... salud.- dijo y pegó los labios al vaso, intentando que el liquido pasase lo más rápido posible por su garganta, sin detenerse a probar su sabor.

Pero estuvo a punto de dejarlo caer. Tras unos segundos, comenzó a sentir que la garganta le ardía, como si en cualquier momento fuese a escupir fuego.

Hizo una arcada y comenzó a toser, dejando caer el vaso sobre la mesa, su contenido saltó para todas partes.

El sujeto a su lado y el barman se echaron a reír ni bien lo escucharon toser.

Don intentó ponerse de pie, agarrándose la garganta, pero cayó al suelo con silla y todo, mientras los tipos seguían riendo.

Tras unos segundos, Don sintió que volvía a respirar otra vez. Tomándose de la esquina del mesón se impulsó hacia arriba, tomó la silla de nuevo, poniéndola en pie también y con cuidado logró sentarse otra vez.

.- ¡Pero que bestias! ¿qué me han dado?.- exclamó Don, pero sólo consiguió hacer que los dos tipos comenzaran a reír con más fuerza aún. Entonces se dio cuenta que el tono de su voz había cambiado..- ¿Qué...?.- casi gritó, escuchando lo extraña que salía, como si se hubiera tragado una botella repleta de helio para inflar globos.

.- ¡¿Pero que me han hecho! ¡¿qué ha sido esta porquería que me han dado!.- les preguntó... el barman se dio la vuelta para comenzar a reír nuevamente. El sujeto de la barba a su lado se enjugó las lagrimas y trató de hablar entre risas. Don comprendió que no resultaba muy amenazador hablando como un integrante de "Albin y las ardillas".

.- "Meados de monstruo Gorg".- dijo el de la barba, señalándole el vaso con el contenido azul. Don sintió que le revolvía el estomago y que todo el liquido que ya había tragado comenzaba a subir de nuevo y amenazaba con salir por donde mismo había entrado.- sólo los hombres, o demonios... o lo que seas tu... verdaderos lo beben.- continuó el tipo.- No estuvo mal para ser tu primera vez... .- el sujeto le sonrió y volvió a darle una palmetada en el hombro.- Felicidades, jovencito, ya eres un hombre, o un demonio... o lo que seas tu... pero de verdad. Y no te preocupes por tu voz, estará normal... en unas cuantas horas... igual que como le pasó a Franky, ¿recuerdas?.- dijo, volviéndose hacia el cantinero. Éste miró al cielo pensativo.

.- No.- dijo al final.- a ese le cambio la voz permanentemente.- los dos hombres se quedaron mirándose uno al otro en silencio para luego volver a estallar en carcajadas.

Don los miró con fastidio.

.- Genial.

.-

Los ojos del sujeto le miraron fijamente, traspasándole. Debía medir a lo menos dos metros, y era una verdadera montaña de músculos. Se movía increíblemente rápido para el tamaño que tenía.

Leo se fijó en sus puños, se preguntó si Muffy estaría aún conciente después de un golpe con semejantes puños como bloques de cemento.

Se puso en guardia.

Sin embargo, el tipo desvió la mirada y relajó los músculos.

Parecía como si hubiese renunciado a atacarle.

Leo aún permaneció atento. Si era una treta no le tomaría con la guardia baja, sin embargo, el sujeto tenía puesta toda su atención en algo tras él.

No tuvo que voltearse para saber qué era.

La sintió antes de verla.

Muffy llegó por detrás, tomando impulso en alguna de las paredes a su alrededor, pasó volando por encima de su cabeza y hacia la montaña de músculos que tenía delante; en medio del aire se acomodó y le asestó una patada al gigante en medio de la cara. Éste lo vio venir, pero no tuvo tiempo de esquivarlo, el pie de Muffy se incrustó en su rostro varios centímetros haciéndole retroceder.

Leo la vio a ella y luego al tipo.

"¡Cuidado a tu izquierda!" intentó advertirle, pero ya era tarde: el gigante tomo su pie, aún en su cara y cerró su mano alrededor de su tobillo.

Con un medio giro, la arrojó, azotando su cuerpo contra la mesa donde había estado sentado segundos antes.

Leo la perdió de vista entre las astillas de madera, los trozos de vidrio y el polvo.

.- ¡¡Ya basta!.- le gritó al sujeto, éste ya se estaba volviendo hacia el lugar donde había caído la chica, con los puños apretados, pero el grito había logrado desviar su atención.

El gigante vio a Leo con curiosidad.

"¿Muff? ¿estas bien? ¿Muffy? ¡Muffy!" le llamaba, pero no había respuesta.

.- No debes meterte en esto.- le dijo el tipo con voz profunda. Tampoco esta vez su cuerpo evidenciaba ninguna intención de atacarlo.

Leo dio un salto, elevándose varios metros, lanzándose contra él con la espada en alto, hacia adelante primero y cambiando hacia la derecha en el ultimo momento.

Estaba por dar el golpe cuando una sombra negra y dorada se le cruzó por el frente.

"¡No!", sintió la voz de Muffy en su cabeza: la chica se había puesto delante del gigante y había extendido sus brazos, como si le protegiera.

Leo la miró de hito en hito, ya le iba a ser imposible detenerse y de seguir adelante golpearía a la chica; lanzó la espada a su derecha, la que voló hasta incrustarse en una pared cercana, haciendo que algunos comensales bajasen sus cabezas. En el ultimo segundo, se apoyó en los hombros de la chica y dando un giro en el aire, pasó por encima de las cabezas de ambos, cayendo al suelo sin ningún control. Su cuerpo rodó hasta golpear una columna de concreto.

Sacudiendo la cabeza comenzó a incorporarse.

"¿Pero es que acaso te volviste loca? ¿por qué me frenaste así?" le dijo volviéndose hacia ella, sólo para descubrir que el sujeto la había cogido por el cuello y la estaba alzando varios centímetros del suelo.

El gigante acercó su rostro al de la chica y la miró fijamente.

"No hagas nada" sintió la voz de la chica justo cuando ya corría a su lado.

"¡Estas loca!" le gritó, sin detenerse.

"¡No hagas nada!"

Leo la ignoró completamente y llegó hasta el gigante, justo cuando éste volvía a ponerla en el piso, sonriendo.

Muffy sonreía también, aunque su sonrisa estaba mezclada con una mueca de dolor mientras se frotaba el cuello.

Leo quedó congelado en su sitio.

.- Bien, ya está bien de esto...- dijo el gigante con voz amigable, dándole de palmaditas a la chica e indicándole las sillas que todavía estaban alrededor de su mesa, sólo que ésta estaba completamente destruida en el piso.

.- ¿Complacido?.- preguntó la chica, haciendo un esfuerzo para hablar mientras intentaba recuperar el aliento. El tipo hizo una mueca pensativa.

.- Bueh... confieso que tuve mis dudas cuando vi a este...- dijo indicando a Leo que aún permanecía congelado en posición de ataque..- no puedes tener ayuda en una entrevista, tu conoces las reglas.

.- ¡Ah! él... si, se lo dije, que no debía intervenir, pero ya sabes como son algunos, no pueden reprimir al héroe en su interior cuando hay una damisela en peligro...

.- Pero aún me sigues agradando.- dijo finalmente el tipo con una sonrisa.

Leo se había quedado de pie frente a ellos viendo como tomaban asiento en las sillas que aún permanecían en pie y conversaban y reían como dos viejos camaradas.

.- Disculpen, pero ¡¿les importaría explicarme que acaba de pasar aquí!.- preguntó a ambos, aún boquiabierto.

.- ¿Te vas a quedar ahí parado o te sentarás de una vez?.- le preguntó amistosamente el tipo.

Leo parpadeó un par de veces, se volvió hacia la pared donde había quedado incrustada su espada, mecánicamente caminó hasta allá, quitó la espada de la pared y la enfundó, dio media vuelta y volvió al lugar donde estaba Muffy y luego, lentamente, se dirigió a las sillas y se sentó entre la chica y el gigante, todavía perplejo.

"No te preocupes, está todo bien...",le dijo Muffy.

"¿Ah si?"

"Si. Éste sujeto sólo habla con aquellos en quienes confía. Así que hay que ganarse su confianza primero."

"¿Ah si?"

.- Mi nombre es Oke..- dijo el sujeto a Leo.- Nunca quise lastimar a tu amiga...- de pronto se volvió abruptamente hacia Muffy.- No te lastimé ¿verdad?.- Muffy se frotó la mandíbula e hizo girar un brazo, frotándose el hombro.

.- No, casi no.- el sujeto pareció satisfecho y luego se volvió nuevamente hacia Leo.

.- No has conocido a una persona si no has peleado con ella primero.- explicó.- Su verdadero espíritu y la verdad de sus intenciones sólo se reflejan en la batalla.

Se echó hacia atrás en su asiento y se volvió a verlos a ambos como si los viera por primera vez.

.- Que tal, niña. .- dijo con una voz profunda.- Otra vez por acá. ¿En qué andas?.- le preguntó. Muffy se encogió de hombros.

.- Sólo lo usual. Información..- Oke negó con la cabeza, sonriendo y mirándola fijamente.

.- Las cosas no pintan bien allá afuera...- le dijo.- no conviene ser humano en estas fechas.

.- ¿Qué sabes tu?

.- Lo que todos saben. Ya viene, ya viene... todos lo murmuraban desde hace tiempo, pero cuando apareció esa mujer en las calles, y éstas comenzaron a llenarse de títeres... entonces estuvimos seguros, son todas las señales ¿sabes? el avatar sería humano y surgiría de las sombras...

.- ¿Títeres?.- preguntó Leo.

.- Son avatares menores, son humanos que permiten que sus cuerpos sean poseídos por demonios inferiores, no necesitan ser demasiado resistentes...- explicó Muffy.

.- ¿Por qué harían algo así?.- la chica se encogió de hombros.

.- Dinero, poder... qué se yo... después de que obtienen lo que quieren, viene el demonio y se apodera de su cuerpo y lo usa hasta que se descompone, después deben buscar otro y...

.- No es así ahora...- canturreó Oke, Muffy se volvió a verlo sin entender.- Se están quedando en este plano... – le dijo seriamente. .- Creo que es gracias a la influencia de esa mujer... los demonios que poseen a un humano que los ha aceptado voluntariamente, se quedan para siempre en este plano astral... están cruzando, de uno en uno...

.- ¿Qué...?

.- Es una reencarnación en masa. Tiene sentido, ¿no? Satán está formando su propio ejercito, aquí mismo, en la Tierra...

.- No puede ser...- Muffy abrió los ojos de par en par.

.- ¿Quién es esa mujer?.- preguntó Leo.

.- Le llaman la Viuda...

Ahora fue Leo quien abrió los ojos de par en par.

.- Lo único que sé,- continuó el demonio.- es que es el avatar más poderoso que jamás ha existido... ha consumido a gran parte de los fragmentos hasta ahora... pronto, los habrá absorbido todos y comenzará la reencarnación...

.- Pero... es la mujer que ha estado vendiéndole las armas a los pandilleros, es la responsable del caos en la ciudad...

.- Claro... si vas a destruir al mundo debes empezar por alguna parte...- le contestó Oke.- Vender armas para que un grupo de codiciosos se mate entre sí parece una idea tan buena como cualquier otra.

.- Pero, no entiendo, creí que lo de las armas era por dinero, ¿para que lo quiere un avatar?...

.- ¿Quién dijo nada de dinero? no es por dinero que intercambia esas armas con los mafiosos locales... .- Leo estuvo a punto de preguntar cuando lo comprendió.

.- Sus almas...- dijo lentamente. Oke asintió.

.- Sólo deben aceptar ser sus títeres, sólo deben venderle sus almas.

Se produjo un instante de silencio entre los tres que finalmente fue interrumpido por Muffy.

.- ¿Cuándo ocurrirá?.- preguntó.- ¿Cuándo absorberá al ultimo de los fragmentos?

.- El día veintiuno... durante el eclipse... las puertas hacia este mundo se debilitarán ese día, parece la ocasión perfecta para resucitar al demonio.

.- Falta menos de una semana...- murmuró Muffy con una nota de alarma en su voz.

.- Sip. No hay nada que hacer... disfruten sus últimos días en la tierra...

.- Eso crees tu...- Exclamó Muffy alzando la cabeza hacia él.

.- ¿Que otra cosa se puede esperar? Orden ha capitulado y no estoy viendo que el Arcángel te esté protegiendo... no siento su presencia para nada...

.- Haré lo que pueda...

.- Pues, buena suerte...

.- Todavía tengo la espada.- dijo abruptamente la chica. Oke abrió los ojos de par en par.

.- Ya... ¿pero sabes usarla?.- le preguntó. Al ver que Muffy vacilaba se echó a reír.- Si no sabes usarla no te servirá de nada...

.- La usamos una vez... .- Replicó Muffy. La expresión de Oke se puso seria, se volvió a mirar a Leo con gravedad.

.- Eso supe. Pero la espada encierra más misterios de los que aparenta... .- dijo sin quitarle los ojos de encima a Leo.- si puedes aprender a dominarla, tal vez, sólo tal vez, tengas una oportunidad... por mi parte, yo sólo sé cosas... más que eso no puedo ayudarte.

Muffy asintió poniéndose de pie.

"Venga, Leo, vámonos ya.", le dijo. Leo se puso de pie también. Ambos se despidieron de Oke y ya daban media vuelta cuando Leo se volteó hacia él una vez más.

.- ¿Qué pasará con ella,- le preguntó.- ¿qué pasará con la mujer cuando el demonio resucite?.- Oke se encogió de hombros.

.- Su alma será consumida. Pasará a formar parte del demonio...

Oke los observó perderse de vista antes de volverse hacia algo a sus espaldas.

.- ¿Vas a ayudarles?- preguntó a la nada.

.- Haré lo que pueda..- contestó una voz desde las sombras.

.- Te cocinarán por esto Nabú...

.- Bah... Orden ya me odia, desde que me vine a vivir permanentemente a la Tierra y los dejé tirados, así que qué más da, además, mi nombre es Kent, Kent Nelson, ¿cuántas veces tendré que repetirlo?.

.- El que andes por ahí disfrazado de humano no te convierte en uno...

.- Tampoco me hace ningún bien que me vean conversando con demonios expulsados del infierno...

.- Tenemos eso en común... nunca nos apegamos a las reglas.

.-

Miguel ya no estaba prestando atención a lo que ocurría a su alrededor, sólo tenía ojos para esa lucecita blanca que flotaba frente a él.

Se había parado sobre su hombro minutos atrás y todo pareció iluminarse.

Miguel la miró con curiosidad: parecía una figurita de papel, como un ave de origami... había llegado flotando a posarse ahí, pero despedía una luz tan hermosa...

Se le quedó mirando largos segundos, hasta que la figurita de papel comenzó a moverse y se puso de pie sobre su hombro.

Miguel la observó aún más extasiado. Bajo el papel, apareció una pequeña criaturita, como una pequeña niña, pero en miniatura, con un traje blanco brillante, el cabello dorado y le sonreía...

.- ¿Un hada...?- susurró Miguel, sonriendo embobado. La pequeña criaturita, no más alta que su pulgar comenzó a reír y le hizo una reverencia. Miguel le saludó también. De pronto comenzó a flotar nuevamente; la figura de papel en la que parecía envuelta se transformó en un par de alas blancas radiantes, como todo el resto de ella. Al flotar parecía que una luz salía de ella... era la cosa más hermosa que Miguel hubiese visto jamás.

El hada pasó flotando hasta detenerse frente a su rostro. Le sonrió nuevamente y avanzó hacia delante.

.- Espera, no te vayas...- le rogó Miguel, la criaturita se volvió hacia él y le hizo señas de que le siguiera, Miguel sonrió y fue tras ella, olvidándose de todo lo demás.

.-

.- Ya me tengo que ir...- dijo Don en voz baja a los sujetos que aún le acompañaban.

.- ¿Qué...?.- dijo el viejo de la barba, poniéndose la mano en la oreja indicándole que no le oía.

.- ¡Dije que ya me voy...!- Dijo Don alzando la voz, la que salió increíblemente aguda y chillona. El viejo se echó a reír.- Bueno, si ya se divirtió lo suficiente...- dijo Don irritado, dando media vuelta. El sujeto lo detuvo por el hombro.

.- No te disgustes muchacho, ya verás... .- dijo el viejo guiñándole un ojo.- ¿Vienes solo o con tus hermanos? nunca los había visto antes por aquí...- Don lo miró sin comprender al principio.

.- ¿Qué...? ¿mis hermanos? ¿qué quiere...?.- pero de pronto se dio cuenta. El tipo no sólo se parecía al vagabundo del vecindario de April, ERA el vagabundo del vecindario de April, pero ¿qué hacía allí? ¿y como los conocía?. El tipo lanzó otra risotada rasposa.

.- Los veo siempre ir y venir de ese departamento, el de la chica esa... .- le dijo a modo de explicación.

.- Pero, ¿cómo?.- exclamó Don perplejo.- Siempre tenemos cuidado que nadie nos vea.

.- Oh, no es culpa de ustedes, para muchos somos invisibles... además, no soy fácil de ver, ¿sabes?...- al decir esto, a Don le pareció que los ojos del viejo brillaban de una forma extraña..- Pero no te preocupes,.- le dijo al fin.- no te delataría, además, ¿quien va a creerle a un viejo borracho?. Además, la señorita O'neil siempre ha sido muy amable con nosotros... siempre la estamos cuidando... .- le dijo, guiñándole el ojo una vez más...

Don estaba boquiabierto, estaba por preguntar algo más cuando sintió una voz a sus espaldas.

.- Donnie ¡ eh, Don, hermano, ahí estás...- era una voz que le sonaba familiar, aunque vacilante y pastosa. Se dio vuelta en su dirección y vio a Raphael avanzar tambaleándose, abrazado a un tipo morado, ambos reían y caminaban irregularmente, chocando con todo a su alrededor, murmurando incoherentes disculpas cuando tropezaban con alguien.

.- R-ra...¿Raphael?...- dijo Don extrañado.

Raphael y su amigo púrpura se detuvieron frente a Don sonriendo, con la mirada vacilante.

.- ¿Qué te pasó?.- le preguntó. Raphael se le quedó mirando extrañado. El tipo morado se colgó aún más de Raphael y miró a Don muy cerca a la cara.

.- Tiene una voz muy chistosa tu hermano... .- le murmuró a Raph.

.- Ah... pensé que era yo quien le escuchaba mal...- le respondió Raph, atropellándose con las palabras. Luego, el tipo de morado intentó incorporarse, casi yéndose para el lado.

.- Bueno, socio, nos vemos...- le dijo.- ha sido muy divertido, pero ya tengo unos humanos que comerme por ahí... .- diciendo esto, se separó tambaleante de Raph, haciéndole un saludo con la mano. Al verse sin el apoyo de su compañero, Raph se fue hacia delante, Don tuvo que correr a sostenerlo para evitar que cayera.

.- Adiós, Vikor amigo,.- le gritó Raph de vuelta.- Comete a unos humanos por mi... .- le gritó a lo que se alejaba...

.- Pero en que estado te has puesto...- dijo Don con aire de reproche. Raphael se incorporó como pudo y levantó un dedo frente a su cara, que agitó negativamente.

.- No, no, no, tu no vas a regañarme... ya soy una tortuga grande y hago lo que quiero, además... ¡¿qué mierda le ha pasado a tu voz!...- Don suspiró y se volvió a sus espaldas, al viejo de la barba.

.- Pues...- comenzó, pero el tipo ya no estaba ahí. Lo buscó con la vista pero ya no estaba por ninguna parte.- Bueno...- dijo al fin con resignación.- Vamos a buscar a los otros. Leo va a estar taaaan feliz de verte.

Don se acercó a él y pasó uno de los brazos de Raphael por encima de su cabeza, sosteniendo el resto de su cuerpo por el costado.

.- Pues me importa un rábano lo que piense él... además... ¿qué me dijiste que le había pasado a tu voz? viejo, no puedes ir por ahí hablando así... .- Don sólo suspiró y se puso en marcha.

.- Lugar de mierda..- dijo en un susurro.- busquemos a los otros para irnos de aquí.

.- Lo que es yo, me la pasé de fiesta...- dijo Raph con satisfacción.

.- Así veo...

.- ¡Eh, Don!.- sintió una voz por sobre la música y las conversaciones a su alrededor. Se volvió hacia la voz, arrastrando consigo a Raphael, quien se había puesto a entonar una melodía sin ton ni son. Vagamente, Don deseó andar con una cámara para atesorar ese momento y luego poder reírse de Rapha hasta las lagrimas...

Leo vino corriendo hasta ellos, con Muffy pisándole los talones. Por la expresión que traía la chica, Don dedujo que el resultado de la expedición no había sido demasiado alentador.

Leo se volvió a ver a Raphael, quien le dirigió una mirada con los ojos entrecerrados.

.- ¿Qué hubo, viejo...?.- le saludó haciendo una V con los dedos. Leo le miró boquiabierto y luego se volvió hacia Don.

.- Mejor no preguntes.- respondió éste con su voz chillona, Leo abrió aún más grandes los ojos y frunció el ceño.

.- ¿Qué diablos le pasó a tu voz?.- preguntó en voz muy baja, más para sí mismo que para Don, luego sacudió la cabeza y le habló en voz alta.- No importa, no me expliques nada, no quiero saberlo. Sólo salgamos de aquí, ¿dónde está Miguel?.

Don le miró con sorpresa. Lo había olvidado.

Leo sintió la mano de Muffy sobre su hombro.

.- Allá.- le indicó. Leo siguió la dirección de su dedo.

Miguel estaba sentado en una mesa apartada, en medio de la penumbra del lugar, inclinado sobre la mesa, con la barbilla apoyada en sus manos, miraba embelesado a algo frente a él. Desde donde estaba sólo podía ver una luz blanca.

Muffy se acercó a la barra.

.- ¡Eh! cantinero, préstame unas hojas de periódico..- el tipo sacó de debajo del mesón un diario todo manchado y arrugado. Muffy lo cogió y lo enrollo.- Vengan,.- les dijo a los demás.- Vamos a buscarlo.

Miguel sentía que podía pasarse la vida entera, sin comer ni beber, sólo mirando a la criaturita de luz blanca. Al verla, todo en el mundo estaba bien, todo era paz y armonía. No podía creer que existiera en el mundo algo tan bello...

La pequeña hada de alas de papel lo había conducido hasta esa mesa, se había sentado en su superficie y se le había quedado mirando y sonriendo.

Miguel apoyó la cabeza en la mesa y le observaba hipnotizado.

De pronto, la criaturita dejó de sonreír, se le quedó mirando con expresión muy seria.

Pero a Miguel le daba lo mismo, era muy hermosa de todas formas...

Comenzó a avanzar hasta él, su rostro ya no lucía tan benévolo como antes, pero Miguel estaba demasiado embobado para notar los colmillos que comenzaban a asomar por la boca de la criaturita, o que sus ojos brillaban con un fulgor rojo...

A medida que se acercaba, de sus manos surgían unas garras casi tan largas como ella misma, pero Miguel seguía sin notar nada raro...

La criatura comenzó a caminar por su brazo, Miguel se recostó aún más en la mesa para facilitarle su ascensión.

Pronto, estuvo de pie sobre su cuello.

Despacio, se inclinó sobre él, hincándose de rodillas, abriendo la boca cada vez más, incluso más allá de lo que sus mandíbulas deberían permitirle.

Entonces Miguel sintió un golpe en el cuello, un sonoro golpe.

.- ¡Basta ya!.- sintió una voz a sus espaldas.- ¡Vete de aquí, apestosa...!

Muffy había corrido junto a Miguel justo en el momento en que una cosa blanca y brillante que parecía ser toda dientes, estaba a punto de morderle en el cuello; con el periódico enrollado le había dado un golpe, como si estuviese tratando de matar a un insecto.

La criatura blanca saltó del cuello de Miguel a la mesa donde se azotó duramente. Se volvió hacia Muffy y le enseñó todos sus dientes en forma amenazadora.

Muffy la miró con desprecio y en un rápido movimiento, volvió a lanzar el periódico contra la mesa, dándole de lleno a la criaturita. Cuando lo levantó, una sustancia viscosa chorreaba del papel.

La miró con asco, lo mismo que los demás.

Miguel de pronto reaccionó, como si recién estuviese despertando.

.- ¿Eh? ¿qué...?.- los miró a todos sin comprender.- ¿Qué está pasando? ¿qué estaba haciendo yo?.- les preguntó extrañado. De pronto sus ojos se fijaron en la mesa y en el estropicio bajo el periódico.- ¡el hadita! ¡la mataste! ¿por qué?...- Miguel parecía tan compungido que creyeron que se echaría a llorar.

.- Esa "hadita", quería chuparte la sangre, bobo...- le respondió Muffy.- Te dije que aquí nada es lo que parece. Como son tan pequeñas, deben valerse de otros... métodos, para atrapar a sus victimas incautas.

.- No entiendo nada...- dijo Miguel, frotándose la frente.

.- No importa.- intervino Leo.- Ya vámonos de aquí.

Los cinco se abrieron paso hacia la puerta por la que habían entrado, tan pronto estuvieron afuera nuevamente, toda la música, el ruido y las luces cesaron al instante, quedando sólo el frío aire de la noche y la oscuridad de la calle.

.- ¡Ey!...- exclamó de pronto Raphael.- Ya estoy bien...- dijo, separándose de Donatello quien lo había estado sujetando para que no se cayera al piso. Pero ahora, todo el efecto de la borrachera se le había pasado. Don lo miró con sorpresa y decidió probar también.

.- A ver...- dijo en voz baja, para comprobar primero si era cierto.- Yo también estoy bien.- Ahora su voz había vuelto a la normalidad.

Miguel parpadeó y miró a su alrededor.

.- ¿Cuando fue que salimos? que raro, no me acuerdo que fue lo que hicimos ahí adentro...- dijo pensativo, los demás sólo le miraron.

.- Yo también estoy bien.- dijo simplemente Muffy: los moretones y golpes que le había quedado de su "pelea de confianza" con Oke se habían esfumado también.- Todo lo que pasa dentro se queda adentro.- les explicó.- Es una forma de protegerse a ellos mismos, no quedan evidencias de haber estado ahí.

Tras una ultima mirada al lugar, los cinco se dirigieron en silencio al vehículo y dieron media vuelta de regreso a casa.

El camino se hizo casi en completo silencio, todos parecían ensimismados en sus propios pensamientos después de que Muffy y Leonardo les contaron todo lo que pudieron averiguar.

"¿Cuál es la solución entonces?".- preguntó Leo.

"Hay que encontrar a esa mujer y... matarla... antes de que complete la transformación".- aún cuando la chica intentó decirlo con frialdad, no pudo evitar que su voz flaqueara un poco. Matar demonios era un cosa, pero otros seres humanos...

La expresión de Leo le decía que a él tampoco le animaba mucho la idea.

"¿No hay otra forma?"- preguntó, con la vista fija en el suelo del vehículo.

No podía decir que fuese un santo.

Sabía lo que había tenido que hacer... más de una vez.

Pero matar nunca era una decisión fácil... y esperaba que no lo fuese nunca.

No era tanto por el hecho de que se tratase de una mujer.

No había una sensibilidad especial en ello.

Era sólo que...

¿Qué tal si, al igual que él lo había sido una vez, ella sólo era una victima de las circunstancias?

Una pobre tipa inocente que de pronto se vio involucrada en eso, como lo estuvo él alguna vez...

Sabía lo que se sentía, no podía dejar de pensar en que, en esos momentos, esa persona estaba pasando por lo mismo que él había pasado...

¿No sería más correcto intentar ayudarla en vez de simplemente matarla para acabar con el problema?

"¡Ey!...- exclamó de pronto la chica, volviéndose a mirarlo con gravedad. "Sé lo que estás pensando..."- le dijo.- "Pero no olvides que nada de esto sería posible si ella no hubiese consentido libremente... libre albedrío, Leo, sin eso la reencarnación no sería posible. Ella ha accedido libremente a ser el avatar del demonio... no intentes ser compasivo con ella, eso podría costarnos caro..."

Leo se le quedó mirando fijamente.

No podía negar que tenía razón.

Como tampoco podía negar que aún no estaba convencido.

"Estás decidida".- dijo al fin.

"No permitiré que nadie nos utilice, Leo, ni siquiera Dios. Voy a ganar esto de la forma que sea."

Después de perforarlo con la mirada la chica desvió la mirada y Leo no agregó nada más.

Y sin embargo...

No le parecía correcto.

.-

Al llegar se encontraron April esperándoles en la sala.

.- Hola, que tal..- les saludó con una sonrisa algo nerviosa.- Hice cena, si tienen hambre...- les dijo, casi frenética, retorciéndose las manos. Los cuatro intercambiaron miradas.

.- No es que no me guste, April, pero... .- comenzó Leo.

.- ¡Oh, allá afuera están pasando cosas muy extrañas!- estalló de pronto Abril con expresión de temor.- No quería quedarme sola, yo...

.- Cálmate.- le dijo Leo, aproximándose a ella.- Puedes quedarte todo lo que quieras, ya sabes, pero que...

.- Estaba en casa y sentí ruidos en la calle..- Volvió a interrumpirle April, comenzando a hablar muy rápido.- Me asomé a mirar por la ventana y vi un grupo de pandilleros buscándole pelea a un grupo de matones. Pensé que habría trifulca, como siempre. Comenzaron a gritarse unos a otros, sacaron armas... llamé a la policía. Estaban peleándose entre sí, ya habían muerto unos cuantos para cuando llegaron, entonces fue donde ocurrió lo peor... sé que va a sonar increíble, pero les juro que eso fue lo que vi... los sujetos, de ambas pandillas comenzaron a convulsionarse, incluso los que estaban caídos en el suelo... los policías les miraban sin entender... entonces, la piel de los tipos comenzó a caerse, ¡a pedazos! primero un brazo, luego la cara... los oficiales les miraba sin poder moverse, yo no podía moverme tampoco, sólo podía mirar lo que estaba pasando... ¡los tipos se estaban desarmando frente a nuestras narices! y los gritos, se retorcían y gritaban, era horrible... pero eso no fue lo peor: bajo los trozos de cuerpo que caían aparecieron otros cuerpos... como si algo hubiese comenzado a crecer dentro de los tipos pero fuera demasiado grande y comenzara a rajarles por dentro... caí al suelo en mi apartamento, me tuve que apretar la boca para no gritar, creí que me verían... pero aún así no podía apartar la vista... para cuando los policías pudieron reaccionar, era muy tarde..- April hizo una pausa, su mirada se perdió en la nada, evocando sus recuerdos. Podían ver la expresión de horror en sus ojos, que les demostraba cuánto le había asustado lo que había visto.- Cada sujeto en la calle se había transformado en un monstruo...- continuó, lentamente.- ... seres enormes, con garras como espadas, que gruñían y hacían rechinar sus dientes... tomaron a los oficiales, trataron de huir, pero los atraparon igual... gritaban, todos gritaban... se los comieron, uno a uno...pude oír como los mascaban... oh, por Dios... .- April fue a enterrar su rostro entre sus manos, temblando.

Miguel se acercó a ella y la rodeó con los brazos, guiándola hasta el sofá para que tomara asiento.

Los cuatro intercambiaron miradas, habían quedado en completo silencio después de la historia de April.

.- Tranquila, April. Ya todo está bien...- le dijo Miguel dándole de palmaditas en la espalda a la vez que les dirigía miradas llenas de preguntas a los demás.- Aquí estarás a salvo... .- le repetía.

.- Títeres...- murmuró Muffy.

Leo se volvió hacia ella.

.- Hasta el veintiuno, ¿verdad?.- le preguntó. Muffy asintió en silencio. Luego Leo se volvió a Miguel.- Miguel, hazle un té a April por favor...- Miguel asintió y enseguida salió disparado para la cocina.

.- Leo, que...- comenzó Don con voz temerosa. Leo se volvió hacia él tratando de sonreír.

.- Comamos primero, seguro que deben tener hambre. Después hablaremos...

Don se le quedó mirando un segundo y luego asintió.

.-

Por fin todo estaba terminando.

En pocos minutos, podrían irse de ahí.

Era verdad lo que decían los rumores: la mujer no exigía dinero a cambio de las armas y la ayuda... sólo insistía en que firmaran ese ridículo contrato.

Casi habían estallado en carcajadas cuando lo leyó.

.- ¿Me estás cargando?.- le había preguntado al hombrecito de blanco. Pero éste sólo se limitó a mirarle con seriedad.

De acuerdo con el contrato, el aceptante accedía a entregar su alma a cambio de lo que desease para él. Sólo debía entregar su alma y, eventualmente, su cuerpo...

Casi habían estallado de risa.

Pero dejó de tomarlo como chiste cuando tuvo que firmarlo con su propia sangre...

También estaba lo que acababa de ver: seguro que ninguno de los que había hecho tratos antes con la Viuda había visto algo así.

No tenía idea de lo que había sido, y francamente no quería saberlo. Lo único que le interesaba era salir de ahí cuanto antes.

Habían tenido razón, la mujer era verdaderamente hermosa. Demasiado para ser real...

Pero lo único que le provocaba era abandonar la habitación como alma que lleva el diablo...

No. Mejor no ponerlo de esa forma.

¿Estaría de verdad vendiéndole su alma?

Aquello no podía ser cierto, debía tratarse de alguna chiflada, de esas obsesionadas con el satanismo o vampirismo hasta el punto que se creen ellas mismas el cuento y hacen todo lo posible por aparentar que son enviadas del mal y esas cosas...

Y lo otro... las luces, los gritos, la sombra negra...

Bueno, todo eso bien podría haber sido un buen montaje escénico, ahora que lo pensaba.

La mujer recogió los contratos firmados con sangre de manos de todos los jefes de la mafia y el hampa ahí reunidos, y dio unos cuantos pasos hacia atrás, para luego volverse completamente, dirigiéndose a la pequeña mesita que tenía junto al ventanal.

Tenía el cabello negro y muy largo, recogido en un complicado moño tras la nuca, con un sobrante cayendo en cascada por su espalda... la piel muy blanca, eso o era que el negro de sus ropas hacia ver su piel aún más pálida.

No era demasiado alta y todo su aspecto daba la sensación de ser una mujer en extremo frágil.

No podrían afirmar qué edad tenía. A simple vista parecía ser muy joven, no parecía haber llegado siquiera a los veinte... pero después, daba la impresión de ser una persona mucho mayor, alguien increíblemente viejo...

Sin embargo, lo más impresionante eran sus ojos.

Jamás habían visto ojos así.

Relucientes en la oscuridad, como los de un gato...

A pesar de sus maneras suaves, de su voz serena, de toda esa aura casi angelical de la mujer...

La verdad era que les asustaba.

Inexplicablemente.

Era un miedo completamente irracional y sin motivo alguno, pero no podían evitar los escalofríos.

Todos tenían la misma sensación y era probable que ninguno de ellos llegase a explicárselo completamente, pero definitivamente había algo aterrador en ella, algo malvado... algo escondido profundamente, pero que a veces irradiaba con toda claridad, poniéndoles los pelos de punta...

La necesidad de huir de ahí aumentaba tras cada segundo.

A pesar de ser tan hermosa, lo único que provocaba era terror.

Así fue como, cuando por fin abandonaron la estancia, respiraron con alivio, incluso el hombrecito que los había traído.

Nuevamente se cuestionaron cuánta verdad habría en lo que acababan de hacer, ¿estaban de verdad vendiendo sus almas? ¿y qué era lo que eso significaba?... sin embargo, cuando vieron las armas y la promesa de las ganancias se manifestó en sus mentes, nada más les importó.

Para cuando estuvieron lejos, unas horas más tarde, todo lo que habían visto y oído, todo lo presenciado, no les pareció más que una tontería...

La mujer estaba sola otra vez.

Muy a pesar suyo, aún temblaba.

La absorción de cada nuevo fragmento de demonio la dejaba sin fuerzas...

Pero lo peor, era sentir cómo el nuevo fragmento tomaba conciencia de dónde se encontraba y de lo que pasaría luego, una vez que todos estuviesen reunidos, sentir cómo se acomodaba a la espera de ese momento, retozando de jubilo...

Podía sentirlos en la panza, como daban pataditas de felicidad...

Mientras, ella iba perdiendo cada vez más el control.

Se acarició el vientre, casi con ternura.

.- Ya mi niño...- susurró en la soledad de la sala.- Pronto, muy pronto mi niño...

Se volvió hacia la ventana, apoyando la mano en el cristal.

Cerró los ojos.

Sus sentimientos ya no eran más que un espejismo; sus emociones eran sólo el reaccionar involuntario de un cadáver...

Por lo tanto, era imposible para ella expresar ni miedo, ni dolor, ni rabia, ni ira ni nada de eso... era imposible para ella demostrar ni amor ni odio hacia lo que guardaba en su interior.

Sin embargo...

A lo lejos, a la distancia, comenzaron a elevarse unas columnas de humo negro, visibles aún en el cielo nocturno. Las columnas de humo fueron seguidas más tarde por unas lenguas de fuego que se alzaban cada vez más...

En ese momento, algún sector de la ciudad estaría bajo las llamas.

La mujer se quedó observándolas impasible, con la frente apoyada en el cristal.

.- Quieren verte...- sintió decir a su propia voz.- Antes... antes de que ocurra. Quieren que recuerdes todo. – entrecerró los ojos.- Va doler. Ellos lo saben. Eso es lo que buscan.

De pronto, su rostro se contrajo de forma extraña, sus ojos se abrieron de par en par y su boca se estiró en una sonrisa demente...

De su garganta escapó una risa profunda, descontrolada...

No era ella. Lo sabía.

Eran ellos los que se estaban divirtiendo.

.-

Fin del cap.

Samara, si, capaz que termine haciendo una partusa a cuatro bandos, orgía de tortugas ¡si! (no, quizá en otra historia, jejeje) ¿así que te asusto? Pero te gusto, je...

Si, Raph se trae algo...

No es sólo la perturbada imaginación de Kskabell (que se espera con ansias ver reflejada en sus historias)

Espero que este capitulo te haya despejado algunas dudas, en unos cuantos episodios más, la historia ya va a quedar completamente planteada.

¿Así que esperas el capitulo aquel?

La verdad es que no estaba segura de escribir en ese tono, pero de todas formas les advierto que la cosa será bastante suave.

Haber si más adelante hago uno dedicado sólo a eso.

Pero ya se verá.

¡Ah! Y desde Avatar I han pasado algo así como seis meses, la chica era bastante inocentonta al principio, pero los rigores de la vida la han hecho madurar rápidamente y cambiar su estilo.

También se me quedaba que para este capitulo me inspiré (como quizás ya se les ocurrió) en el Midnite's de Constantine y en el Bronze de Buffy, The vampire Slayer

Uy.

Si que me alargué esta vez.

Nos vemos dentro de poco.