8.-
Si le preguntaban a Casey, no tenía puta idea de lo que estaba pasando.
¿Cómo podían pedirle que explicara como era que antes estaba peleando con un grupo de matoncitos de cuarta, armados hasta los dientes y ahora estaba peleando con un grupo de seres llenos de dientes y cuernos?
Siguiendo con su cruzada personal contra los Dragones Púrpuras, los había seguido hasta el parque, dónde supuestamente se iban a enfrentar a otra banda de pandilleros emergentes.
Casey vio la oportunidad ideal de acabar con dos pájaros de un tiro.
Parecía el plan perfecto, sólo que los pájaros se le salieron de control...
Tuvo que llamar por refuerzos.
Las tortugas estuvieron ahí en poco tiempo, observó aliviado las luces de la van iluminando el horizonte...
De un salto bajo del árbol en el que se había subido, cayendo sobre la cabeza de uno de los monstruos que le estaban persiguiendo.
No quería mirar a su alrededor, los gritos eran elocuentes por sí solos...
Tras de sí era un infierno.
Las tortugas abrieron la puerta trasera de la van y Casey corrió hacia ellos lo más rápido que pudo.
Cuando estuvo frente a la puerta, empujó hacia adentro a Raphael que venía saliendo, luego se metió él y volvió a cerrar la puerta tras él.
.- ¿Pero que demonios estás haciendo?.- preguntó furioso Raphael al verse arrojado al piso del vehículo de esa forma cuando iba con todo el impulso hacia el exterior.
.- Piensa un segundo, fenómeno...- le dijo éste de vuelta. Raphael estaba por contestar pero observó la expresión en sus ojos.
No estaba bromeando.
Casey estaba asustado.
.- ¿Qué es, Casey? ¿qué está pasando allá afuera?.- preguntó Leo, acercándose.
.- ¡Puta madre!.- gritó Miguel, poniendo en marcha el motor.
Todos cayeron al piso al comenzar a moverse.
.- ¿Qué haces, estúpido?.- le gritó Raphael desde la parte de atrás.
.- Moviendo la camioneta, eso hago, ¿qué te parece que estoy haciendo?.- contestó éste mientras maniobraba haciendo girar el vehículo.
De pronto sintieron unos golpes dándole al techo de la van. Miguel volvió a hacer girar el volante, dando una vuelta de ciento ochenta con la camioneta.
Los golpes cesaron y fueron reemplazados por unos arañazos en las paredes y luego unos golpes en el pavimento.
Don logró abrirse paso hasta la cabina del conductor.
.- ¿Qué demonios está pasando?.- Miguel le respondió sin apartar los ojos del camino.
.- Monstruos. Arriba de la camioneta. Por todas partes... ¡y no sé que está pasando!.- Miguel estaba al borde de la histeria.
Don apartó sus ojos de él y miró hacia afuera por el cristal.
Quedó boquiabierto.
Una docena de criaturas, grandes, peludas, en cuatro patas, con las bocas repletas de dientes corrían en distintas direcciones, atacando a todo lo que se veía, arrancando árboles, arrojando vehículos.
Lanzándose sobre cualquier desgraciado que había tenido la mala fortuna de estar por ahí cerca.
Por el rabillo del ojo observó como explotaba un vehículo arrojado por una de las criaturas al medio de la calle.
El fuego se extendió rápidamente.
Solo entonces fue conciente de los gritos.
.- Dios mío...- murmuró aún boquiabierto.
Leo no apartó los ojos de Casey, a pesar de todo lo que pasaba a su alrededor.
.- No sé lo que ocurrió, de pronto estaba peleando con ellos y después fue como "Un hombre lobo Americano", todos transformándose en esas... cosas... al principio me atacaban sólo a mi, después la emprendieron con todo lo que se movía, incluso con el resto de sus compañeros que no se habían transformado, no sé que diablos está pasando y...- de pronto los ojos de Casey se fijaron en Muffy.- ¡Hey, a ti te conozco, ¿verdad?... si, ¿de donde nos hemos visto?.
Muffy le miró con extrañeza.
Leo le agarró la cabeza y le obligó a mirarle.
.- Después te ocupas de eso, Casey, ahora presta atención, tenemos que...
Un fuerte golpe interrumpió a Leo y le impidió seguir hablando.
La camioneta se paró en seco y lentamente, la parte izquierda comenzó a inclinarse hasta que de pronto quedaron completamente apoyados sólo en la parte derecha.
.-¡ Nos volcaron!.- exclamó Don, quien había caído de cabeza sobre el otro lado del vehículo.
.- Naaah, ¿qué te hace pensar eso?.- preguntó Miguel, sarcástico; era el único que aún permanecía en su puesto, amarrado por el cinturón de seguridad.
De inmediato, todo el vehículo comenzó a remecerse en distintas direcciones, se sentían golpes y gruñidos y arañazos en las puertas...
De pronto el parabrisas estalló en mil pedazos y dos de las criaturas se abalanzaron sobre el asiento del conductor.
Miguel gritó cerrando los ojos. Con las manos intentaba frenético quitarse el cinturón, pero estaba atascado ahí.
Con los ojos cerrados sintió unos golpes sordos.
Abrió los ojos.
Raphael y Leonardo se habían lanzado sobre el parabrisas, de una patada y un puño habían repelido a las criaturas que intentaban entrar en el vehículo.
Con un abanico de uno de sus sais, Raphael cortó el cinturón que ataba a Miguel y éste cayó al piso de la camioneta desde donde se alejó gateando.
.- ¿Qué hacemos?.- preguntó Don, remeciéndose producto de los golpes que sacudían al vehículo.
.- Salimos.- respondió monótono Leo.
.- ¿Qué...?.- exclamó Casey.
.- Antes de que esas cosas entren atravesando la van.- continuó Leo simplemente.- Entonces apenas si vamos a tener espacio para pelear.
.- Ya le fuimos dimos dándole...- exclamó Raph, pasando entre todos los demás en dirección a la puerta trasera y abriéndola de par en par de una patada.
Luego, se lanzó él mismo, cargándola contra el primero de los monstruos que se puso a su alcance.
Leo le siguió, junto a Muffy, los últimos en salir fueron Don, Miguel y Casey. Estos no se habían alejado ni unos metros cuando les cayeron encima un par de criaturas, derribándolos a los tres a la vez.
Don tuvo el tiempo justo para atajar con las manos la cabeza peluda de una de las bestias, dejando su mandíbula repleta de dientes a escasos centímetros de su rostro.
Lo observó con una mezcla de terror y fascinación: parecía un enorme murciélago peludo, con cuerpo de hombre, cubierto de pelo, todo garras y dientes... debía medir casi dos metros y con suficientes músculos como para que le fuera difícil quitárselo de encima.
.- Mascar... mascar la carne... desgarrar...- no dejaba de susurrar la criatura en una voz rasposa, mientras seguía empujando mecánicamente hacia el rostro de Don.
Don intentó acomodar una de sus piernas bajo el vientre del animal, inclinándose un poco hacía atrás, cediendo unos centímetros ante su peso.
.- Deberías... lavarte... los... dientes...- murmuró mientras estiraba la pierna, mandándole una patada justo en el estómago, separándose del monstruo.
Éste se separó unos cuantos metros pero casi de inmediato volvió a la carga.
Miguel junto a Casey intentaban repeler al segundo de sus atacantes...
Rodeados de gritos, gente que corría en distintas direcciones, fuegos que se extendían por doquier...
Miguel no pudo evitar pensar que se parecía demasiado a una escena del "fin de la civilización como la conocemos"...
Trató de enfocarse en la tarea que tenía entre manos.
.- ¡Hey! Miguel...- gritó Casey, mientras trataba de mantener al monstruo a raya a batazo limpio.- No puedo evitar notar que estas cosas están tratando de comernos...
.- Pues déjalos que te muerdan un poquito...- Respondió Miguel, saltando y cayendo sobre un costado de la bestia.-A lo mejor se indigestan y mueren...
.- Ja, ja... que gracioso...
De pronto, la criatura quedó inmóvil, con los ojos redondos, paralizada...
Antes sus ojos la vieron elevarse unos centímetros del piso; de entre su pecho se asomaron unas puntas de metal.
Luego la cara de Raphael apareció de uno de sus costados.
.- ¿Se lo envuelvo para regalo?.- dijo, lanzando el cuerpo de la criatura lejos, golpeando el piso, donde se quedó inmóvil.- Vamos a darles una mano a los demás.- les dijo a ambos, que le miraban aún boquiabiertos.
"¿Qué son estas cosas?" preguntó Leo, rebanándole el brazo a una de las bestias, salpicando un liquido negro y caliente en parte de su propio brazo. La criatura chilló de dolor.
"Demonios menores" contestó simplemente Muffy.
"¿Nada más?" respondió con ironía.
"Nos tomará un tiempo, pero no serán problema..."
"Dile eso a las pobres personas que estaban por aquí, o a los que ocupaban estos cuerpos antes de transformarse"
"Es su culpa, ellos se lo buscaron..."
Muffy saltó frente a otra de las criaturas que corría hacia ellos.
Con un rápido movimiento, estampó un pergamino con inscripciones kanji en él, en la frente de la bestia.
Al instante ésta se detuvo en seco, paralizada.
Con toda tranquilidad, Muffy extrajo una larga daga de una cartuchera en su cinturón, cuya hoja también estaba cubierta de las mismas inscripciones y le rebanó el cuello limpiamente, casi sin derramar una gota.
Leo la miró con curiosidad.
Eso estaba bien.
De un solo golpe.
Había mejorado bastante...
"Me preocupa más lo que esto pueda significar..." dijo la chica de repente, sin dejar de pelear, con Leo a unos metros de ella, en la misma situación.
Debía de haber una docena de esos monstruos por todo el parque.
"¿cómo...?"
"Si ha soltado a estos demonios significa que ya tiene la confianza suficiente... el día veintiuno está muy cerca, el caos ya está por todas partes. Leo, esto sólo se puede poner peor."
Leo guardó silencio un segundo, aprovechando la pausa que le otorgaba la tarea de descabezar al ultimo de los demonios a su alrededor.
"Ya veremos...", dijo al fin.
Pero sabía que ella tenía toda la razón.
Podía sentirlo con cada fibra de su ser.
Las cosas estaban por empeorar.
Con un movimiento, intentó sacudirse la sangre de los monstruos que le empapaba el brazo y las hojas de las katanas.
Miró a su alrededor.
A lo lejos podía ver una de esas criaturas persiguiendo a un grupo de gente que corría despavorida... sirenas de policías y de carros bomba..
Alarmas de auto desenfrenadas...
Estaba quedando la cagada en verdad.
Comenzó a moverse hacia el monstruo que había divisado cuando algo le hizo detenerse en seco.
.-
Raphael tenía a Muffy en el rabillo del ojo. Tal vez fuera un resabio del pasado, pero se la había pasado todo el rato vigilándola, creyendo que en cualquier momento tendría que saltar a ayudarla, como la primera vez que se conocieron...
Era estúpido, no tendría que estar preocupándose, si la chica no podía cuidarse a sí misma, entonces que dejase la profesión... además, si necesitaba ayuda, siempre estaba Leo para ayudarle ¿o no?...
Pensaba en esto cuando vio a uno de los monstruos saltar en dirección a Muffy, a sus espaldas, mientras ésta estaba concentrada en descuartizar al que tenía frente a sí.
Saltó sin pensar.
La cabeza del primer monstruo caía al suelo; el segundo estaba por clavar sus garras en el cuerpo de la chica cuando Raphael se interpuso, saltando entre ellos, tomando a Muffy y quitándose a ambos del medio.
Cayeron a tierra unos cuantos metros más allá.
Raphael se incorporó un poco, con la chica aún entre sus brazos, observando en dirección al monstruo, quien los buscaba con la vista. Ésta hizo ademán de ponerse de pie, confundida.
.- Si no te importa...- gruñó. Raph la miró extrañado y luego se dio cuenta que le agarraba firmemente de uno de los pechos.
La soltó al instante, sintiendo como la cara le ardía. La chica se puso de pie de un salto, con la cara igual de roja.
.- ¡¿Qué pretendes degenerado! No creas que no me di cuenta como te las arreglaste para toquetearme...- Raphael se puso de pie furioso.
.- ¿Pero qué ideas te estás pasando? Después de que acabo de salvar tu pretencioso culo...
.- ¿Salvar? ¡lo tenía todo bajo control!
.- Si, claro ¡y que el monstruo te atravesara era parte de tu plan, supongo!
.- ¿Y a ti que te importa lo que me pase?.
.- ¡Pues me importa un soberano carajo!
Gritándose mutuamente no se habían percatado que el demonio ya los había encontrado y saltaba sobre ellos.
Sin siquiera apartar la vista, ambos estiraron sus armas en dirección a la criatura, dejándola empalada en medio del aire.
La cosa cayó al suelo ahogando un grito, mientras Muffy y Raph recuperaban sus armas, sin dejar de fulminarse con la mirada.
.- Podrías mostrarte un poco más agradecida de que me haya dado el tiempo de salvarte la vida...
.- Pues te agradecería que me dejaras en paz.
.- Perra.
.- Maricón.
La pelea entre ellos atrajo la atención de los demás.
.- Cielos, chicos...- exclamó Miguel.- Cualquiera diría que ustedes no se quieren.
.- ¡No nos queremos!.- respondieron ambos al unísono, dándose mutuamente la espalda.
.-
Una sensación fría le recorrió todo el cuerpo, le impidió moverse en absoluto...
Algo, tras él...
Algo tras él le observaba.
No algo...
Alguien.
El deseo de voltearse y descubrir quien era se mezcló con un miedo paralizante.
El sudor bajó por su frente.
Miedo, ira, tristeza...
Todo ello se mezcló en un solo instante, dejándole sin aire ...
Debía mirar, aún cuando parte de su mente le gritaba que por favor echase a correr y no se detuviera hasta estar en la frontera...
Debía mirar.
Comenzó a volverse, lentamente...
Sabía que era horrible, esas sensaciones nunca le engañaban.
Sabía que no quería ver lo que estaba a punto de ver.
Ya se había arrepentido de haber dado media vuelta cuando se encontró mirándola frente a frente.
Estaba a sólo unos metros.
De un par de zancadas podría estar frente a ella.
Una figura apenas más baja que él, vestida en un largo vestido negro, junto a los árboles, en medio de los gritos, los golpes, las sirenas, los ruidos, la locura...
La figura le miró impasible...
Una mirada serena.
El largo cabello de la mujer se meció al viento en una repentina ráfaga fría.
Leo estaba absolutamente paralizado.
Sus manos se abrieron, dejando caer las espadas al suelo...
De alguna forma, ya no tenían la menor importancia para él.
Los ojos seguían mirándole, esos ojos dorados, que le traspasaban hasta lo más profundo.
Miedo, ira, tristeza, anhelo, felicidad...
¿Por qué todas esas emociones le golpeaban a la vez? ¿por qué?
Sus piernas temblaban.
Parte de él quería correr hacia ella...parte de él quería huir lo más lejos posible...
¿Por qué, por Dios, por qué?
De pronto quiso gritar, con todas sus fuerzas.
Pero no pudo... sólo podía quedarse inmóvil, observando aquellos ojos que le miraban...
¿Quién era?.
¿Quién era esa mujer?
¿La conocía?
Todo pareció dar vueltas a su alrededor.
Cayó al suelo de rodillas, tomándose la cabeza con ambas manos.
Cerró los ojos con fuerza.
¿Por qué, por Dios, Por qué?
Por un momento, la oscuridad tras sus ojos le trajo algo de alivio.
De hecho, todo el ruido a su alrededor había cesado por completo.
Abrió los ojos de golpe.
Estaba sentado al pie de una escalera de madera, en un edificio de departamentos, todos viejos y destartalados.
Parpadeó un par de veces.
Hasta él llegaba una voz, una voz infantil...
Un niño cantaba en algún lugar.
Se puso de pie.
La voz provenía del piso de arriba.
Comenzó a subir.
Tras una breve vuelta de la escalera, se encontró mirando a una niña, sentada en el comienzo de la escalera, con las piernas entre los barrotes.
La chiquilla se volvió a mirarle.
Tenía un ojo completamente en tinta, con un horrible derrame...
Su boca tenía una herida también y su nariz sangraba.
No debía tener más de diez años.
.- ¿La vida siempre es una mierda? ¿O sólo cuando eres niño?.- le preguntó.°
Leo se quedó paralizado.
Su primer impulso fue correr a abrazarle, tomarla en brazos y llevársela lejos.
Pero sabía que no podía hacer eso.
Sabía que no podía ayudarle, porque todo eso ya había ocurrido... todo eso estaba perdido en el pasado...
Volvió a mirar los ojos de la niña.
Eran de un miel profundo...
"Ángela..." susurró.
.-
Miraron a su alrededor.
Hasta donde podían decir, habían acabado ya con la ultima de las criaturas.
Se reunieron todos junto a la camioneta volcada.
Don se inclinó sobre ella con un gemido de angustia.
.- ¿Saben cuanto costará reparar todo esto?
.- ¡Hey! ¿dónde está Leo?...- preguntó Miguel de pronto.
Don alzó la cabeza, lo mismo Casey...
Muffy fue junto a él también.
Trataba de conectarse con Leo, pero no podía sentirlo.
.- ¿Y donde está Raph...?- preguntó Casey.
Casi al instante lo vieron aparecer de entre unos árboles.
.- ¿Raph?.- preguntó Miguel frunciendo el ceño.
.- Oh no.- exclamó temerosa Muffy.
Raphael comenzó a avanzar hacia ellos, pero caminaba muy extraño, encorvado, arrastrando las piernas, emitiendo extraños gruñidos mientras la baba le caía a chorros por la boca...
Sus ojos estaban rodeados de sendas ojeras rojas.
.- Oh, Dios mío...¿esos son colmillos?.- preguntó Don, alterándose cada vez más.
Muffy corrió delante de ellos.
.- Mierda...- susurró, sin dejar de mirar a Raph.
Raphael le devolvió la mirada, lanzándole un gruñido animalesco.
.- Se le metió un demonio suelto... debe de haber quedado uno de ellos flotando por ahí después de que matamos a todos los demás...
.- Sabía que alguien iba a ser poseído esta vez también...- Murmuró para sí Miguel.
Sin darles más tiempo, Raphael saltó sobre Muffy.
Ésta no se movió, esperando el ataque.
Todos se pusieron en alerta.
En el ultimo minuto, Muffy estiró una mano y atravesó con ella el pecho de Raph.
Todos ahogaron un grito.
Raphael quedó congelado en el segundo.
De un tirón, Muffy retiró su mano.
El cuerpo de Raphael cayó al suelo.
De la mano de la chica colgaba una cosa semitransparente que emitía un fulgor dorado: parecía una replica más pequeña de las cosas que habían estado matando.
Muffy se lo llevó frente al rostro.
Encerrado en su mano, la cosa dorada luchaba y se debatía por soltarse, emitiendo chillidos como los de un ratón.
.- Escúchame con atención, demonio...- le dijo la chica.- Mi nombre es Muffy, Muffy Simmons, infeliz. Ahora di adiós.- diciendo esto, le pegó uno de sus pergaminos en la frente de un sopapo.
Al instante la cosa se deshizo, como sal de fruta.
La chica se volvió hacia los demás, sonriendo.
.- Siempre había querido decir eso.- les explicó.-Ahora busquemos a Leo.
Muffy se alejó sin siquiera prestar atención a Raphael que sacudía su cabeza en el suelo, volviendo en sí.
.- ¿Qué demonios pasó?.- balbuceó.- ¿Y por qué demonios estoy cubierto de ... baba?
.- Ya ponte de pie de una buena vez...- le gritó la chica desde donde estaba.
Raphael ahogó una maldición.
.- Déjenme cinco minutos a solas con ella y verá lo que hago yo de una buena vez...- gruñó. Don le ayudó a ponerse en pie.
.- ¿Pero donde demonios está Leo?.- exclamó la chica, comenzando a desesperarse.
.- ¡Aquí!- sintieron la voz de Miguel.
Fueron hasta él. Estaba inclinado sobre un bulto tirado tras unos árboles. Se volvió a mirarlos.- Creo que lo encontré, chicos...
.-
Fin del cap.
° Para los que han visto "El asesino perfecto" (Jean Reno/ Natalie Portman), las explicaciones sobran, he tomado prestada esa escena... y de hecho, siempre me he imaginado a Ángela muy parecida a esa actriz. Si no la han visto, véanla...
En el otro les converso un poco más chicas.
