The more I love you, the more blind I become to you...
10.-
Lo siguió, a pesar de que le había pedido que le dejara solo...
Sabía que si le descubría se molestaría, pero no le importaba en lo más mínimo: tenía todo el derecho a saber qué diablos le había pasado, porque había cambiado de esa manera...
Que había pasado en ese lapso en el que permaneció solo en el parque.
Una sensación fría le atenazaba el estómago, apenas si le dejaba respirar, era el peor presentimiento que había tenido en su vida.
Corría como una maniaca, absolutamente desesperada...
Dios, no, no, no...
El miedo la había dominado por completo.
Seguirlo fue fácil, sólo tenía que dejarse llevar, aunque la había bloqueado de sus pensamientos, aún podía sentir su presencia.
Sus pasos la guiaron hasta la azotea en un edificio...
No era un edificio en realidad.
Una iglesia, una vieja iglesia abandonada, de principios del siglo pasado, una vieja iglesia estilo gótico.
De inmediato sintió como una bofetada en la cara.
¿Qué querría Leo en ese lugar?
Las esencias que provenían de ahí...
Había algo en ese lugar, muy poderoso.
Se ocultó tras una pequeña torre y le observó, estaba cerca de la cornisa, la luna llena le permitía verlo con toda claridad.
Su corazón dio un vuelco.
No estaba solo.
.- Viniste...
Leo se volvió a ver a la figura de negro a sólo unos metros de distancia.
Una mujer, de cabello negro y largo cayendo por los hombros, de tez muy blanca... de apariencia frágil, de voz suave, ligeramente vestida, a pesar del frío que hacía, con la mirada perdida en la ciudad.
.- Ángela...- su voz tembló.
.- Leonardo...
.- No... estás muerta...- fue lo único que atinó a decir, mientras millones de sensaciones se arremolinaban en su estómago. La chica sonrió débilmente.
.- Eres muy observador. Por supuesto que no lo estoy... ellos jamás lo permitirían. No hasta que el plan esté completo... Ahora lo sabes. Soy yo quien está detrás de todo esto.
.- Ángela, yo...
.- No es necesario que digas nada más...- le interrumpió la mujer, sonriendo nuevamente, pero sin volverse hacía él.
Con esa sola sonrisa, Leo sintió como una ola de recuerdos volvía a golpearle. Su cuerpo se movió inconscientemente un paso más cerca.
.- No fue tu culpa... no eres responsable. Tu nunca tuviste nada que ver con todo esto.
.- Yo...
.- Hubiese preferido que nunca recordases.- Leo se volvió a verla, con una expresión mezcla de rabia y desesperación. Ella no le devolvió la mirada.
.- ¿Porque siempre tratas de hacerme a un lado?
.- Sólo trato de protegerte...- contestó ella simplemente, con un dejo de tristeza en la voz.
.- Pero ya no puedes¿cuánto tiempo más crees que habría durado? tarde o temprano lo recordaría todo.
.- No fui yo quien te hizo olvidar. Fueron ellos.
.- ¿Quiénes?
.- Todos, todos ellos... para mantenerte alejado de mi... para que pudiera cumplir con lo que debo hacer. Tu aparición en todo esto fue algo que nunca debió ser.
.- Pero fue.- Leo dio un par de pasos más, acercándose a la mujer. Ésta le miró de soslayo... sus manos temblaron nerviosas, pero no se movió, se quedó completamente inmóvil, con la cabeza baja.- No se puede borrar. Recuerdo... – continuó Leo.- Recuerdo a una chiquilla briosa, pero que temía de todos... que la habían tratado muy mal... una chica que a pesar de querer ser fuerte... deseaba que alguien cuidase de ella... una chica con la que...- Leo se detuvo de improviso, bajando la mirada.- no puedes ignorar todo lo que pasó...
.- Será mejor que te vayas ahora...- interrumpió la chica, cortante. Leo levantó la cabeza hacia el horizonte, con la mirada perdida en la nada. Habló lentamente.
.- ¿En verdad quieres que me vaya?.- la mujer se estremeció, casi imperceptiblemente, un leve temblor le recorrió el cuerpo. No respondió.
.- Recuerdo que estuvimos aquí muchas veces... Recuerdo como te negabas a decirme tu nombre, a pesar de todo lo que había pasado entre nosotros...- Leo se volvió a mirarle, tratando de encontrar sus ojos.- Y aún así no querías decirme nada.
.- Sólo trataba de protegerte...- se defendió la chica, evitando su mirada.- No lo entiendes, nunca lo entendiste... ellos tomaron a una chica abusada y se aprovecharon de la furia que sentía, de todo el odio acumulado... la utilizaron como quisieron. Y ahora ya no tiene escapatoria...
.- Ángela...
.- ¡Ese nombre ya no existe! Ya no queda nada de ella...
Leo dio otro par de pasos más y estuvo a su lado, a sólo centímetros, con sus ojos a la altura de los suyos, a pesar de que ella aún se negaba a mirarle a la cara.
.- Aún puedo verla...
.- No sabes lo que ves...
.- ¿Por qué has venido aquí entonces? Sabías que vendría...
La chica no contestó.
.- Cada uno tiene su tarea ahora, Leo... – dijo al fin.- Debemos cumplir con nuestros destinos...
.- No...
.- Debemos hacer lo que se nos exige... yo de mi lado... tu del tuyo...
.- No, yo jamás...
.- Hacer lo que se nos exige siempre ocasiona heridas... pero no hay más alternativa. No tenemos más opción.
De pronto, la chica se volvió completamente hacia él, tratando de sonreír, aunque su rostro no podía ocultar la tristeza que sentía.
Leo la miró boquiabierto.
Tal y como la recordaba y aún así...
Como si la viese por primera vez.
Apenas si pudo contener el impulso de abrazarle.
.- Ellos me han dejado esta noche...- dijo.
.- ¿Ellos...?
.- Sólo esta noche, esta ultima noche... me dejarán tomar el control... pero sólo por esta ultima noche...
Repentinamente, la chica tomó la mano de Leo y la posó en su vientre.
.- ¿Puedes sentirlo?... ahí están... esperando...
Leo le miró a los ojos, sin quitar la mano de su cuerpo.
Si, había algo ahí...
Pero decidió ignorarlo.
Nada en el mundo podría haberlo distraído de todos los recuerdos que volvieron a él al tocar el cuerpo de la chica.
Sólo se quedó mirando sus ojos... ella sostuvo su mirada, por primera vez después de mucho tiempo.
Esa misma expresión de temor que recordaba.
Hermosa, pero triste...
Ángela seguía sin soltar su mano, la retenía con fuerza, deslizando sus deditos por ella... temblaba...
.- Deberías irte ahora.- le dijo.
.- ¿De verdad quieres que me vaya?.- la chica le miró con los ojos llenos de lagrimas.
.- No...
Leo movió sus manos hasta su cintura y la atrajo la hacía sí.
Ángela le abrazó con fuerza.
.- No creí que te iba a extrañar de esta manera...- le dijo en un susurro junto a su rostro, mojándole con sus lagrimas.
Por varios segundos se negó a soltarle...
.- No puedo creer que estés aquí, no puedo creerlo... – repetía una y otra vez.
De pronto se separó de él lo suficiente como para mirarle a la cara... suavemente deslizó su mano por su rostro...
Leo se sorprendió al sentir sus besos, casi desesperados...
Los labios de la chica presionando los suyos era el ultimo impulso que necesitaba para recordar lo que significaba para él...
Y todo el tiempo que estuvieron perdidos...
El sobresalto se esfumó de su rostro y cerró los ojos.
También la había extrañado...
Ahora lo sabía.
Aquella parte perdida de su vida, aquel vacío enorme, la tristeza que le embargaba día con día...
Era sólo el haber estado alejado de ella.
No podía dejar de reprocharse cómo había sido capaz de olvidarla, jamás se lo perdonaría...
Había olvidado cuánto extrañaba su cuerpo junto al suyo.
Había olvidado lo que sentía cuando estaba con ella...
Cogió su rostro entre sus manos, temblando...
.- No vuelvas a olvidarme... – susurró- por favor..
Estaba tan perdido en la chica que ni siquiera notó la presencia a sus espaldas.
Quién le miraba, sin poder apartar la vista, a sólo unos metros.
Muffy estaba ahí, de pie, observando...
Su mente se había quedado en blanco, su corazón había dejado de latir en el mismo instante en que Leo había comenzado a besar a la desconocida.
La viuda, la culpable de todo...
Sintió un dolor, un vacío...
Una nada que se expandía por todo su cuerpo y le impedía moverse, le impedía respirar, jalándola hacia abajo... con la misma fuerza con la que ellos se besaban.
Los vio deslizarse hasta el suelo, abrazados, sin dejar de besarse...
Se preguntó porqué ...
¿Por qué estaba pasando eso frente a sus ojos?
Por más que lo deseaba no lograba apartar la vista de ellos.
El terreno bajo sus pies se había abierto y había comenzado a caer, caer vertiginosamente...
Si tan sólo pudiera apartar la vista.
Temblaba.
Sin saber como, las lagrimas cayeron por su rostro, hasta que las imágenes se volvieron borrosas.
Dolor, rabia, traición...
¿Cómo había sido eso posible¿cómo demonios había ocurrido?
Qué maldita broma era esa...
Como pudo hacerle eso a ella...
Y sin embargo...
Sin embargo, nunca hubo ninguna promesa...
Sólo la de quedarse juntos a enfrentar lo que fuese.
Esa, sólo esa, yacía en el suelo sin vida.
¿Qué era ella para él después de todo?
Jamás le había mirado con esos ojos, jamás había temblado de esa forma cuando estaba con ella.
¿Qué era ella ahora comparada con la mujer a la que besaba desesperado?
Aparentemente nada.
Nada de nada.
Fue feliz al creer que su amistad era tan fuerte.
Fue feliz al creer que estaban tan cerca el uno del otro.
No se había imaginado hasta ese preciso momento que no era sólo esa amistad...
Ni que le iba a doler tanto lo que veía.
¿Cómo podía saberlo, como siquiera imaginarlo o creer siquiera posible lo que ahora sentía?
Qué momento para descubrirlo...
.-
Leo simplemente se dejó llevar, dejó que la chica hiciese lo que quisiese con él...
Le empujó suavemente hasta el suelo... de inmediato sintió el peso de su cuerpo sobre él...
El calor de sus piernas al rodearle...
Sus besos mezclados con las lagrimas...
Se las secó suavemente con una mano, mientras la observaba extasiado...
No podía creer lo hermosa que era... casi temía que fuese a desaparecer en cualquier momento, que todo eso no fuese más que una ilusión, otro de los tantos recuerdos falsos...
Pero la mirada de la chica hizo desaparecer sus temores al instante... sus ojos brillaron al sonreír.
Su cuerpo tembló... su mano se deslizó desde el rostro de la chica, por su cuello, bajando por su pecho, sin dejar de mirarle a los ojos mientras ella aguardaba expectante... de pronto recordaba perfectamente qué era lo que Ángela buscaba cuando sonreía de esa forma...
Cuando le miraba de esa forma.
La forma como se contorneaba suavemente sobre sus piernas a la espera de que la tocase... La ternura del momento abría paso a una intensidad abrumadora...
Supo de inmediato hasta dónde pensaba llegar...
No sabía como lo hacía, pero siempre terminaba deseándola con desesperación.
Su corazón comenzó a latir sin control.
.- Cierra los ojos...- susurró en su oído.
Obedeció.
El miedo angustiante de perderla, la frustración, la rabia, el temor... la certeza de que esa tal vez fuese la ultima vez que iba a verla, después de haberla perdido por tanto tiempo... todo eso se esfumó como por arte de magia.
Para cuando sintió el calor húmedo de su lengua deslizándose por su cuello, todo lo demás había dejado de existir
Apenas si podía respirar. No escuchaba ni veía nada...
Sólo a ella.
Nada más importaba.
El perfume de su piel, el calor que emanaba de su cuerpo, lo sumergieron en un agradable sopor del que no quería despertar.
Al principio estaba completamente aturdido...
Sólo entendía que su corazón estaba desbocado y que ardía en ganas...
Los recuerdos llegaban de a poco...
Pero ella no estaba dispuesta a esperar demasiado.
Se encontró acariciando el cuerpo de la chica, descubriendo que se lo sabía de memoria, la sentía temblar al menor roce de sus manos, animándole a ir más a prisa...
Lentamente recordaba cómo seguir su juego.
Suavemente al principio, con más fuerza cada vez...
Comenzaba a recordar cómo agitar su respiración...
A recordar cuánto disfrutaba verla así...
Y ella le devolvió el favor.
En un movimiento casi brusco le encerró entre sus piernas, sin dejar de besarlo...
Sabía como lo ponía cuando hacía eso.
Se estremeció al sentir las manos de Ángela recorriendo su cuerpo, deteniéndose en aquellos lugares donde sabía que podía encontrar una respuesta inmediata, dónde sabía que perdía el control, incitándole a ir cada vez más rápido, jadeando ansiosa al frotar su cuerpo contra el suyo, arqueándose cada vez que rozaba su entrepierna...
Sus manos siguieron su camino por el cuerpo de la chica, se deslizaron por su espalda, hacia su cintura, aprisionándola ... la atrajo aún más hacia sí, la quería aún más cerca...
Ángela le rodeó con sus brazos, pegándose a él casi con desesperación...
Recordó de súbito la primera vez.
Justo en ese lugar.
Él, moviéndose torpemente, ella enseñándole cómo y luego dejándole continuar...
Y ahora, al igual que entonces, ya no tenía como detenerse.
Sus manos comenzaron a moverse por sus piernas bajo su ropa, cerrándose con fuerza en sus muslos, presionándola contra él, al tiempo que le besaba más intensamente, apenas dejándole respirar, no deseando alargar más el momento...
De pronto el delgado vestido de la chica le molestaba enormemente...
.-
Si hubiese habido una forma de transportarse a un lugar muy lejano...
O siquiera una forma de cerrar los ojos.
Pero ni lo uno ni lo otro era posible.
Estaba paralizada, completamente aturdida...
Parada a sólo unos metros de ellos, observándolos con los ojos desenfocados, tirada en el piso sin ninguna fuerza...
No pudo evitar estar ahí, mientras ellos lo hacían entre jadeos y gemidos ahogados...
Sin siquiera poder apartar la vista.
Los vio y escuchó, sin poder hacer nada...
Sólo cuando se detuvieron, cuando se quedaron inmóviles, tratando de recuperar el aliento, abrazados...
Sólo entonces fue capaz de obligar a sus piernas a dar media vuelta y correr.
Sólo corrió, sin tener puta idea de adónde iba...
Corrió por sobre la ciudad, casi por completo a ciegas: la idea de caer al vacío y estrellarse contra el pavimento no sonaba tan mal...
.- Estúpida, estúpida...- se repetía entre lagrimas.
De pronto se detuvo, de súbito, junto a un tubo de ventilación. Se tomó la cabeza con ambas manos, gritando.
De un solo golpe destrozó el tubo...
Cayó al suelo de rodillas, respirando con dificultad.
Se sentía capaz de destruir todo el edificio, ahí mismo, acabar con él piedra por piedra, y luego seguir con el siguiente y el siguiente...
.- Eso es propiedad de la ciudad¿sabias?.- sintió una voz. De inmediato alzó la vista.
Raphael estaba parado frente a ella, junto a la pequeña torrecita que daba acceso a la azotea.
Estaba con los brazos cruzados, apoyado en el muro de ladrillos, mirándole fijamente, con esa mirada oscura.
.- ¿Qué diablos haces aquí?.- le gritó con furia. Sabía que él no tenía la culpa de nada, pero no le importaba si lo usaba para desquitarse.- ¿Desde hace cuanto que estás ahí?
.- Te vi hace un rato... te seguí hasta aquí...
.- ¿Qué derecho tienes de seguirme¿qué mierda te importa lo que yo haga?.- Raphael se incorporó, descruzando los brazos.
.- ¿Con quien mierda crees que estás hablando...?
.- ¡Con un imbécil arrogante que no tiene idea de nada!.- le gritó Muffy con todas sus fuerzas...- Raphael sintió como la cara le ardía.
.- Es Leo ¿verdad? es él quien te tiene así ¿qué fue¿eh¿te dijo que no eras de su tipo?.- le preguntó con una sonrisa maliciosa. A Muffy se le llenaron los ojos de lagrimas.
.- ¿Qué mierda sabes tu de nada?
.- Siempre es él ¡siempre él! puedo ver como lo sigues embobada para todas partes, como se miran y se ríen sin decirse una palabra... ¿qué pasó¿acaso te le ofreciste y el muy idiota te rechazó? Conociéndolo como es de santurrón, lo más probable es que...
Raphael no pudo continuar hablando, Muffy le había cruzado la cara con un feroz bofetón.
Fue tan sorpresivo que se quedó con la boca abierta, sin habla.
A Muffy aún le temblaba la mano.
Tenía el rostro ardiendo, los ojos húmedos... su voz temblaba.
.- Al menos él puede demostrar que ama a alguien, no esconde sus sentimientos disfrazándolos de antipatía porque tiene miedo de reconocerlos...
Raphael no se movió.
Le miraba con los ojos de par en par.
La chica comenzó a dar media vuelta.
Aún antes de darse cuenta de lo que estaba haciendo, la mano de Raphael fue a parar hasta el hombro de Muffy.
.- Espera...- le dijo, en un hilo de voz, con los dientes apretados.
.- ¿Qué quieres?- le gritó furiosa.
.- Sólo espera un momento¿quieres?...- Muffy estuvo a punto de replicar, pero entonces sintió como la mano de Raph le presionaba aún más el hombro. De pronto le atrajo hacia él.
.- ¿Qué pasó?...- preguntó suavemente.
Muffy se quedó en silencio, con la boca abierta, apunto de decir algo pero el nudo en su garganta se lo impedía...
Raphael vio como sus hombros se estremecían...
Estaba llorando.
Por un segundo se quedó paralizado, sin saber que hacer.
Se limitó a mantener su mano sobre el hombro de la chica, mientras seguía dándole la espalda.
.- ¿Lo amas?.- preguntó de repente, la chica se paralizó.
.- ¿Qué? N-No lo sé... ¡no lo sé!... yo...
Muffy se separó de Raphael, desembarazándose de la mano sobre su hombro, caminando hacia la cornisa.
Se detuvo frente a ella.
Raphael le siguió y se detuvo a sus espaldas, a sólo unos centímetros.
.- Pude sentir lo que siente por esa mujer... – Dijo de pronto. Raphael frunció el ceño, confundido, sin embargo, Muffy no le dio tiempo de preguntar.- Los vi... por Dios, los vi...
.- Muffy, de que...
.- La mujer de la que hemos estado hablando todo este tiempo, la que está detrás de todos nuestros problemas...
.- ¿Qué pasa con ella?
.- Leo y ella...- no hizo falta mayor explicación, el rostro de la chica fue elocuente por sí mismo.
.- ¿Qué...?
Las lagrimas volvieron a caer por su rostro.
.- No me preguntes cómo es esto posible... no sé, no sé nada... sólo lo que vi...- de pronto la chica se echó a reír, aunque sin nada de felicidad.- ¿Quieres escuchar la mejor parte? Aunque en estos momentos Leo se está cogiendo a la que pretende destruirnos a todos, aunque me ha mandado a la mierda, eso no me importa un carajo... ¿puedes creerlo? no me importa un cuerno... lo que me importa es que... ¡la ama! sé que así es... lo supe desde que vi su expresión al verla, como se iluminó su rostro... y de pronto... de pronto...
Muffy hizo una pausa...
Raphael esperaba expectante aunque ya imaginaba lo que iba a escuchar.
De pronto sintió como si alguien hubiese abierto un agujero en el piso bajo sus pies por el que ahora comenzaba a caer..
.- De pronto...- siguió la chica.- Quise todo eso para mi... De pronto quise que todo eso que sentía por ella, lo sintiese... por mi... ser yo quien estuviera ahí, que fuese yo a quien besara de esa forma... - Raphael desvió la mirada con brusquedad.
La chica hizo una pausa, tratando de dejar de llorar.
.- De alguna forma había imaginado que teníamos algo especial... jamás había sentido eso antes, con nadie más... estar tan cerca de alguien, dónde no se necesitasen las palabras, pensé que era igual para él, que algo especial nos unía... nunca imaginé que sentía por él de esta forma... nunca lo imaginé hasta que los vi juntos... Entonces... me di cuenta.
Raphael estaba rígido... puños y dientes apretados...
La confusión en su cabeza se hizo gigante, las palabras de Muffy bailaban dentro, mezcladas con los sentimientos que aparecían de la nada, lo que ella sentía, su hermano, la mujer aquella... todo en un gran tornado en el que se había visto tragado de repente, sin ninguna advertencia...
¿Por qué le dolía escuchar todo eso?
¿Y por qué de pronto deseaba matar a Leonardo?.
De pronto sus ojos se fijaron en el fino cuello de la chica, en las suaves líneas de su rostro... su mirada se deslizó por sus hombros, bajó por su espalda...
No era verdad que creyera que no tenía atributos, porque no era así.
En ese momento no podía sacárselos de la cabeza ni desviar la mirada de ellos.
¿Por qué sufría por Leo, por qué no se daba cuenta de que era él quien estaba ahí?
¿Por qué no se daba cuenta de que no era una casualidad que le hubiese estado siguiendo?
De pronto deseó tomarla por los hombros y voltearla para que pudiera verle a los ojos...
Para que pudiera leer en ellos y ayudarle a entender lo que para él sería imposible explicar con palabras... lo que ni él mismo entendía.
¿Que demonios estaba pasándole dentro!
.- Es... horrible... Si esto es una pesadilla, quiero despertar ya.- Continuó la chica, intentando una vez más secarse las lagrimas.
.- Muffy... yo... .- Dio un par de pasos, hasta ubicarse junto a ella. A pesar de estar a su lado, no le miraba a la cara.
La chica puso una mano en su hombro, Raph alzó la vista y se encontró con sus ojos, tratando de sonreír.
.- Nada de esto es tu culpa... no tienes que decir nada...
.- Pero, quiero... maldita sea... no es fácil para mi...
.- No, supongo que no...- le interrumpió Muffy, desviando la vista.
.- Lo que quiero decir es que...
.- Si, si, si, ya sé lo que me vas a decir, que soy una tonta y que...
Raphael no le dejó terminar; en un solo movimiento tomó su rostro entre sus manos y le besó.
Fue un movimiento brusco e inesperado...
Al principio Muffy intentó rechazarlo, sus manos intentaron desasirse de él empujándole por los hombros...
Pero él rodeó su cintura, apretándole con fuerza...
De pronto, Muffy dejó de luchar.
Para su sorpresa se encontró correspondiéndole con fuerza...
Era un beso torpe...
Pero...
Había algo en él.
Algo que no esperaba encontrar...
Sólo había sido una sospecha.
Un segundo casi estaba segura de que él sentía algo por ella y al siguiente estaba segura de que le odiaba...
Pero ahora...
¿Todo ese hosco exterior sólo ocultaba el deseo de ser querido...?
Era un anhelo, casi desesperado, de que ese beso fuese correspondido.
Necesitaba ese beso, casi tanto como él, pero...
La chica dio un paso hacia atrás.
.- No...- le dijo en tono de advertencia...Raphael le miró atontado, mientras ella interponía sus manos para que no se acercara.
.- Yo...- comenzó Raphael, aturdido. Esa mirada oscura. ¿Por qué siempre esa mirada tan oscura?
¿Por qué intentaba rechazar con esa mirada lo que realmente deseaba con todas sus fuerzas?.
Alguien que le importara.
Deseó de verdad poder corresponderle...
A pesar de todo lo dicho, de lo mal que se habían llevado desde el comienzo...
Sentía lo frágil que era por dentro.
Alguien como él no debía estar solo, nunca...
Pero ella no podía hacer demasiado al respecto.
Aun cuando ella misma necesitaba de alguien, aún cuando veía su propia necesidad reflejada en la de él... aún cuando ahora entendía perfectamente el dolor de no tener lo que se quiere.
Sabía que en cuanto se alejara un poco, Raphael iba a volver a activar esa mirada que le servía de escudo y ya no le permitiría acercarse.
Así que no se alejó.
Muffy se le lanzó encima y le abrazó. Las manos de Raphael colgaron a los lados, lánguidas.
Se quedó tan sorprendido que por unos segundos no pudo respirar.
.- Sé que por dentro hay mucho más de lo que quieres mostrar...- le dijo ella en un susurro.- algo cálido... sé cuanto luchas por esconderlo... me gustaría ser la persona destinada a descubrirlo.. pero...
.- No, no sigas, no hace falta, no eres tu, soy yo, bla, bla, bla...- interrumpió Raph, tratando de desasirse suavemente del abrazo de la chica, pero esta no le dejó.
.- Quiero que me escuches... por favor... ahora nada está claro en mi. Todo es tan confuso... – Raph sintió en su hombro las lagrimas de la chica al caer.- ... ambos necesitamos de alguien... de alguien que nos quiera... ninguno de los dos quiere estar sólo¿verdad?... pero ahora... ahora sólo sé de las cosas que me duelen... no puedo ver nada más... y no soportaría hacerte daño...
Nuevamente Raphael intentó soltarse y nuevamente la chica se lo impidió.
¿Qué sentía él por ella?
Probablemente ni él mismo lo tenía claro.
.- No sé lo que quieres de mi... ni sé lo que sientes ... y no puedo prometerte nada... pero no me hagas a un lado...
.- Yo... no sé lo que quiero tampoco... sólo... no...
Recordó lo que había dicho la chica...
De pronto quería que ella le mirase de la forma en que miraba a Leo,
Que le hablase y le sonriese de la forma en que le hablaba y sonreía a él...
Pero todo lo que lograba era discutir con ella, pelear y agarrarse...
Sólo lograba que ella le odiase cuando lo que quería era todo lo contrario.
¿Por qué¿por qué demonios tenía que ser así?
Ni siquiera ahora podía sacar las palabras afuera...
¿Por qué tenía que ser tan cortado?
Leo era cálido y seguro...
Él no.
.- Yo no soy como él...- dijo de pronto.- No lo soy y nunca lo seré. No esperes encontrarlo a él en mi – Para su sorpresa, ella se volvió a mirarle, sonriendo.
.- Lo sé... quiero saber qué puedo encontrar en ti... – Raph se sorprendió al principio, pero luego le sonrió de vuelta, una sonrisa algo siniestra.
.- ¿De verdad te atreves?.
.- No puede ser tan malo...
.- Eso es lo que tu crees...
Se quedó mirando a la chica, sus brazos aún le rodeaban.
Cerró sus manos alrededor de su talle.
Tembló al sentir el calor de su cuerpo... tan delicado en comparación al suyo, uno que podría alzar fácilmente y acomodar de la forma que desease...
Deseó besarla nuevamente.
Muffy advirtió su intención y se separó de él. Sus ojos se clavaron en el suelo.
Estaba triste.
Raphael hizo un esfuerzo por bajar sus ganas.
La chica no quería nada con él.
No en el sentido que él buscaba.
Parecía ser que el destino siempre lo ponía a competir con Leo.
¿Cómo sacárselo de la cabeza y ponerse él en su lugar?.
Tenía dos opciones.
Podía esforzarse.
Podía mandarlo todo a la mierda.
La primera opción estaba llena de dificultades; la segunda era más segura...
.- No soy como él...- volvió a repetir, más para asegurárselo a sí mismo que a ella.
.- Lo sé...- contestó, sin mirarle.- Nadie es como él...
No, definitivamente no sabía por dónde comenzar.
Le entraron ganas de derribar una pared de un puño.
De pronto, se encontró a la chica sosteniendo su mano.
Le sonreía.
.- ¿Te gustaría que intentásemos ser amigos?... es decir, dejar de tirarnos mierda, tratar de, no sé... – la chica se encogió de hombros.- Conocernos mejor.
Raphael alzó las cejas.
De pronto sintió un escalofrío.
De pronto se sintió terriblemente sobreexpuesto y la idea no le gustó para nada.
No andaba en busca de una amiga que se le metiera por todas partes...
Sino de un cuerpo al cual abrazar.
.- Empezaremos de a poco... no te asustes...- le aseguró la chica, mirándole de soslayo.- Puedes empezar contándome cual es tu color favorito, o que clase de música escuchas, para seguir hablándome de tus sentimientos y de tu visión del mundo...
.- Me estas cargando¿no?- la chica soltó una risita.
.- Te estoy cargando, si...
Llegar hasta él no iba a ser fácil, pensó ella.
Pero a pesar de todas las barreras que había puesto para impedir que nadie llegase hasta ese núcleo duro que llamaba corazón...
A pesar de eso...
Él deseaba ser alcanzado...
Aún así...
Eso no iba a llenar el vacío.
El rostro de la chica volvió a ensombrecerse.
Raphael odiaba tener que hacerlo, pero no quedaba más alternativa que preguntar.
.- Sería mejor que me contases todo lo que ocurrió... lo que sepas ¿seguimos contando con Leo? Necesito entender lo que está pasando.
La chica alzó la mirada.
Su mente voló hasta él...
Quería encontrarlo, dónde quiera que estuviese.
Nuevamente sus ojos se llenaron de lagrimas...
.- Ni él sabe lo que está pasando...- dijo de pronto, con la mirada perdida en la nada.- No entiende nada... sólo que duele...
La chica se cubrió la boca con la mano, comenzando a sollozar...
Raph pasó un brazo alrededor de sus hombros, haciendo lo mejor posible por tratar de consolarla...
.- Ya vámonos a casa... – le dijo.- Vámonos ya.- La chica simplemente se dejó llevar.
.-
La noche ya estaba llegando a su fin.
Una ola de angustia le sacudió.
La noche se estaba acabando.
Nunca creyó que iba a detestar tanto ver los primeros rayos de luz.
Ángela había permanecido inmóvil entre sus brazos hasta el momento... pensó que tal vez se había quedado dormida.
De pronto se puso de pie, de golpe.
.- ¿Qué...?.- preguntó él con desmayo. La chica no le contestó, simplemente caminó hasta la cornisa, dándole la espalda.
.- Ya está amaneciendo.- le dijo.- La noche se acaba, el plazo está por expirar. Deberías irte.
El tono frío de su voz resultó como una bofetada. ¿qué se fuera? después de todo lo que había pasado...
La chica bajó la cabeza.
Leo se puso de pie y fue hasta ella, sin embargo...
Sin embargo, no se acercó demasiado.
Ella no le quería cerca.
¿Por qué?
.- No.- dijo de pronto.- Por favor no digas nada más. No preguntes nada más. No intentes entender... quédate en silencio estos últimos minutos.
Leo la miró con tristeza.
.- Eso es injusto.- dijo con rabia, apretando los puños.- Apartarme así una vez más.
.- No, no lo es. Es... está bien. Está todo bien.- Leo la miró sin comprender.- Nunca creí que aún podría sentir... que aún podría creer... por ultima vez, que todo puede ser distinto... Aunque fuese sólo por esta noche.- La chica hizo una pausa, sin dejar de contemplar el horizonte.- Por una noche más... que tontería¿verdad? porque después de esta noche jamás volveré a sentir nada más...
.- No tiene que ser así...- Leo avanzó unos cuantos metros más, con frustración, deteniéndose a unos pasos de ella.
.- No hay nada que puedas hacer Leo... – La chica cerró los ojos y sonrió, estirando levemente sus brazos para recibir la brisa que corría fría. .- No intentes cambiar nada, no digas nada más, sólo ... sólo finge, finge que todo estará bien... que mañana nos veremos aquí, como antes y que todo estará bien...
Ambos permanecieron en silencio por varios minutos.
No lo aceptaba.
No podía.
Y sin embargo... no sabía que hacer, la chica se negaba siquiera a escucharle.
Ella ya lo daba todo por perdido ¿qué podía hacer él?
Jamás se había sentido tan impotente.
.- No quiero...- dijo al fin.- No quiero rendirme aún... debe haber alguna solución.
.- Ya no me importa si la hay o no. Éste es mi destino. Fin de la historia.
.- Ángela...
.- Fin de la historia, Leo. Márchate. Márchate de una vez.
Si. Fin de la historia. Esa mirada en sus ojos lo decía todo.
Se volvió a mirar a la chica, hizo un esfuerzo por no moverse, por no avanzar hasta ella, por no hacerlo aún más doloroso...
Ahora que sabía que debía marcharse, los pocos metros que los separaban eran una barrera insalvable...
Debía obligarse a no acercarse a ella, debía obligarse a dar media vuelta y desaparecer...
Debía obligarse a entender que la iba a perder.
Tal vez siempre supo que llegaría ese momento...
Cada minuto con ella, a pesar de todo, traía consigo una sensación de final.
El final que ahora miraba a la cara.
Lentamente, el sol comenzaba a asomarse entre los edificios, dejando caer sus primeros rayos sobre las azoteas.
La mujer se movió repentinamente, volviéndose a mirar a Leo.
Su expresión era completamente diferente ahora.
Le miraba casi con desprecio. Fue sólo un segundo, pero fue inconfundible.
Con una mueca de dolor, Leo comprendió todo, pero no dijo nada.
La estaba perdiendo, lenta, pero inevitablemente... esa cosa en su interior, tomaba el control con cada segundo... la mujer se iba, se perdía de a poco... dejando algo más en su lugar.
Haciendo un esfuerzo, logró liberar su rostro de toda emoción.
.- No te quedes un segundo más. - Dijo ella lentamente, saboreando cada palabra.- Sabes que te mataré si me das la oportunidad
.- Lo sé.
.- Voy a destruirlo todo, Leo. Absolutamente todo. A ti, a tus hermanos, a cada ser vivo en este mundo... a todos...
.- Sabes que no puedo permitirlo. Sabes que tendré que detenerte.
.- Tendrás que matarme.
.- Entonces lo haré.
Esas simples palabras dolieron más que cualquier otra cosa... ¿Matarla¿de qué estaba hablando? jamás podría...
La mujer cerró los ojos y sonrió.
.- Bien. Ya comienzas a hacerte a la idea. No hay forma de evitarlo. Nunca la hubo.- Leo desvió la mirada, cerrando los ojos con fuerza.- Es inútil postergar por más tiempo lo inevitable...
Leonardo perdió la máscara con la que intentaba ocultar sus emociones, no aguantó más y se volvió a mirarla. Su expresión era una mezcla de rabia y frustración...
.- ¿Porqué dejaste de luchar¡¿porqué te diste por vencido!.- La mujer lo miró fríamente.
.- Ya ambos hemos aceptado nuestros destinos... no hay nada más que hacer. No hay más preguntas que responder... – Leo la miró boquiabierto. Sentía ganas de correr hasta ella, tomarla por los hombros y sacudirla con fuerza.
.- ¿Es que acaso quieres que todo termine así¡¿Es que no te das cuenta de que no quiero hacerte daño¡¿no te das cuenta que yo...!.
.- Los humanos están abandonados a su suerte, Leo...- Interrumpió la mujer.- dejados a merced del caos, destinados a desaparecer victimas de su propia imperfección. Con los siglos, los humanos han ido decayendo, consumidos por su crueldad y sus vicios... su propia maldad ha alimentado lo que ahora será su destrucción. Yo sólo soy un instrumento, no la causa. Aún así, nada hay que reprochar a nadie, no es este un castigo... Tampoco es un acto de maldad. No es nada de eso. Es sólo el avance de un ciclo infinito: todo nace, todo crece y se hace perfecto y después degenera y muere... para volver a nacer otra vez y volver a encaminarse nuevamente hacía su destrucción y así infinitas veces, sin detenerse. El bien y el mal son sólo dos caras de la misma moneda. No hay más misterios que estos. La verdad para nosotros es muy simple: sólo somos peones, Leo, sólo piezas en este juego, ubicadas en lados opuestos del tablero... así, ni yo soy malvada ni tu has decidido odiarme... el que tengamos que destruirnos el uno al otro es sólo una consecuencia natural... no es necesario dudar o sentir culpa... no es necesario llorar.
Leo guardó silencio por un instante. Nuevamente su rostro se endureció.
.- Veo que tienes todo muy claro.
.- Jamás fue de otra forma.
.- Recuerdo que cuando te conocí huías de todo esto...
.- ¡Recuerdo haberme quitado la vida para huir de todo esto!... y aún así, las cosas no han dejado de ser lo que son... las cosas no serán diferentes sólo porque yo me oponga.
.- O tal vez sea porque ya no quieres oponerte... – La mujer se encogió de hombros y se volvió a mirar el horizonte.
.- Quizás.- Leo la miró con los ojos abiertos de par en par.- Es la fuerza de las cosas ¿Para qué permitir que te arrastre, si puedes moverte con ella? Es más fácil cuando dejas escapar a los demonios... de lo contrario... se quedan comiéndote por dentro...
Leo guardó silencio por unos instantes.
La mirada en sus ojos, de una infinita frialdad.
Sabía que no era ella, sabía que no era ella quien hablaba...
No podía ser.
.- Eso es lo que dices.- Volvió a hablar.- Te gustaría creerlo¿verdad?...- Ahora era ella quien abría los ojos desmesuradamente.-... pero por mucho que lo desees, no es lo que sientes. Yo lo sé... y tu también lo sabes...
.- ¿Qué crees que sabes?- preguntó ella, volviéndose hacía él, temblando de rabia. Su rostro ya no era inexpresivo como antes, ahora parecía lleno de furia.- ¡No sabes nada, Leo¡No tienes idea de nada! no te das cuenta que...
.- ¡Tu no te das cuenta que sólo te engañas a ti misma¿crees que si aceptas todo esto será menos doloroso¿Crees que te será más fácil acabar conmigo?... – Leo tomó aire y luego lo dejó ir, volviendo a recuperar la calma y acercándose unos cuantos centímetros más hacía ella. La mujer lo observó con cautela, vigilando cada paso, como si temiese que se acercara demasiado.- Sé que estas cansada de huir... – Continuó Leo.- Pero...
.- ¡Tu no sabes nada!.- gritó ella, dejando de reprimir lo que estaba conteniendo.- ¡No entiendes que lo que yo crea... lo que yo sienta, no tiene la menor importancia!. Ni siquiera mi propia vida depende de mi... ¿qué más da que me oponga o me entregue? las cosas serán como deben ser de todas formas... ¡nada de lo que haga podrá evitar eso, porque después de esta noche no seré yo quien decida, no será éste mi cuerpo ni ésta mi voluntad, dejaré de ser quien era y ni siquiera voy a recordarte!.- Los ojos de la mujer estaban llenos de lagrimas. Leo la miró en silencio, sin habla, apenas si podía respirar...- No lo entiendes... ni siquiera voy a recordarte... después de ésta noche querré destruirte y nadie podrá impedir eso¡nadie!...
La mujer no logró impedir que las lagrimas corrieran por su rostro. Leo avanzó hasta ella en silencio.
Al acercarse, ésta bajó la mirada, pero por una vez, no intentó rechazarlo. Él levantó su rostro, obligándola a mirarlo.
.- No... – dijo ella, con un hilo de voz. Leo sólo la miró, inmóvil.- Deja las cosas como están.- continuó ella, apenas en un susurro.- no hagas esto más difícil para ti... o para mi.
.- Ya es tarde para eso. Ya es difícil. El negarlo no ayudará, fingir que no me importas no va a servir de nada.- La mujer apartó el rostro, retrocediendo un poco.
.- Será menos doloroso...
.- ¡Nada hará que esto sea menos doloroso de lo que ya es!
La mujer abrió los ojos, sus labios temblaban.
.- Yo... – Pareció avanzar hacia él, pero casi enseguida se detuvo, cómo si una fuerza invisible le impidiese moverse.
.- Sólo hay unos cuantos centímetros entre nosotros...- dijo Leo, en un susurro.- Sólo tienes que cruzarlos...
.- No...
.- Sólo hazlo... – casi imploró.
.- No... ¡no! no puedo hacerlo, no puedo acercarme, no podré evitar... no quiero... – no pudo continuar, el nudo en la garganta no le dejaba hablar.
La mujer comenzó a caer, las rodillas se doblaban bajo su peso, incapaces de mantenerla en pie.
Escondió su rostro entre las manos, sin intentar reprimir el llanto.
Leo avanzó, arrodillándose frente a ella. Ésta puso una mano sobre su hombro con la intención de apartarlo.
.- Vete...- murmuró casi sin fuerzas, en una voz apenas audible. Leo no se movió, apenas si podía sentir la presión de su mano... intentó buscar sus ojos, pero tenía la cabeza baja y el cabello caía sobre su rostro. Se acercó aún más, la mujer intentó empujarlo, con ambas manos ahora, pero nuevamente su fuerza no era suficiente.- Vete... – repitió, Leo pasó sus brazos alrededor de ella...- ¡Vete!- Gritó, llorando. Leo cerró los ojos y la abrazó con fuerza. La mujer no hizo el menor movimiento, su cabeza descansó sobre su hombro sin que ella opusiera la menor resistencia.
.- Sin importar lo que pase...
.- No... Leo, no...
.- Tienes que saberlo, nunca lo dije antes, nunca... Perdí tanto tiempo y nunca te dije...
.- ¡No!...- lloró.
.- Yo...
.- ¡No lo digas!... no lo digas... por favor... no lo digas... – Leo guardó silencio, abrazándola con fuerza. Con un sollozo ahogado, ella se enterró aún más en su hombro, cómo si eso pudiese protegerla de todo lo que estaba por pasar... – Tengo miedo... – Dijo débilmente.
.- Lo sé. Yo también... – dijo éste, abrazándola aún más, sin abrir los ojos, sin oír nada más que sus propios latidos y los de ella. Pensaba en la manera de hacer que todo lo demás desapareciera, de que nada más importara... - te amo - murmuró, su voz no fue más que un susurro, como si el decirlo así pudiera hacerlo menos real, cómo si pudiera hacer desaparecer lo que sentía. Las palabras quemaron en su interior hasta hacerle daño, como si hasta el momento en que las pronunció, sus sentimientos no hubiesen sido reales. Ahora lo eran y el dolor era casi insoportable.
Ahora entendía porqué ella no quería oírlo.
Tal vez sólo fueron unos segundos, pero el instante pareció eterno.
.- Es mejor así...- murmuró de pronto la mujer.- sé que puedo amarte mejor... algún día, cuando el mundo vuelva a nacer...
De pronto Leo abrió los ojos. El piso temblaba...
La tierra se removía bajo sus pies, cada vez más fuerte, cada vez con mayor intensidad.
Se separó unos centímetros de la mujer, ésta no se movió. Su cabeza seguía inclinada hacía abajo, con el cabello sobre el rostro... había dejado de llorar y estaba en completo silencio, sus brazos caían lánguidos a los lados. Toda su postura era extraña, cómo si su cuerpo se hubiese ido, dejando sólo las ropas.
.- Ángela...- le llamó con voz desesperada, pero no hubo respuesta.
Leonardo retrocedió aún más, mientras el temblor bajos su pies se hacía más poderoso, acompañado del crujir de toda la estructura.
.- Vete... Vete... ya no puedo contenerlo...- martillaba una voz en su cabeza.
Leo se tambaleó. El piso oscilaba, se inclinaba...
Miró hacía la mujer. Ahí estaba... y a la vez no.
Sintió un vacío en el estómago...
La llamó a gritos, pero sabía que no contestaría.
Había algo ahí, pero no era ella.
Tuvo que obligarse a hacerlo, requirió de toda su fuerza... apenas si lograba vencer el impulso de quedarse ahí, con ella, para siempre...
Pero finalmente consiguió dar media vuelta y correr.
Pero no llegó muy lejos...
Se detuvo frente a la iglesia.
.- Vete... vete de aquí... – continuaba la voz. Cerró los ojos.
Algo dentro le dijo que esa sería la ultima vez que la escucharía.
El vacío fue inmenso...
De pronto estuvo seguro de que la había perdido.
La sintió alejarse, perderse, desaparecer...
Gritó una vez más su nombre, pero nadie respondió.
Intentó volver a entrar...
Pero no consiguió dar ni dos pasos.
Para cuando se dio cuenta, estaba caminando en dirección al drenaje, recorriendo inconsciente uno de los túneles.
No tenía la más miserable idea de cómo había llegado ahí.
Se detuvo en seco.
Un largo y profundo rugido surgió de su interior, rebotando contra las paredes del subterráneo, haciendo eco en todo el túnel.
La pared más próxima quedó hecha añicos bajo su puño.
Los malditos bastardos lo habían vuelto a hacer.
Casi podía escucharlos riendo en su cabeza.
De pronto sintió que todo a su alrededor daba vueltas...
Tuvo que apoyar el brazo en la pared.
Trató de retener el rostro de la chica en su cabeza... su sonrisa... las pocas veces que reía feliz...
Cuando le decía que sólo estaba bien cuando estaba junto a él.
Se aferraba a sus recuerdos con furia, mientras una fuerza arrolladora trataba de arrancárselos..
¿Eso era lo que habían hecho durante todo ese tiempo?.
.- ¡No! .- gritó, cayendo de rodillas sobre el agua del drenaje.
Y entonces se detuvo.
Se quedó mirando el pequeño arroyuelo que corría bajo él, respirando con dificultad.
Habían desistido.
Se habían ido de su cabeza.
Por una vez había ganado.
Para lo que le servía...
Todo ese tiempo, Ángela lo necesitó... pero él no estuvo ahí...
Día con día veía la tristeza en sus ojos, pero jamás hizo nada...
Mientras ella soportaba ser olvidada, una y otra vez...
Y ahora...
Ahora ya no estaba.
Se la habían llevado.
Había permitido que se la llevarán de su lado, sin siquiera luchar...
Había permitido que la chica perdiera toda esperanza y se rindiera.
Sólo él podía haber hecho algo...
Pero no hizo nada.
¡Nada!
Él era todo lo que Ángela tenía en el mundo y no le había ayudado.
Todo lo que pasaba era culpa suya.
El perderla, el que ella se entregara...
El haberla olvidado sin miramientos.
Todo culpa suya.
Todo.
Apenas si soportaba la crueldad detrás de cada momento, detrás de cada situación...
Como si alguien hubiese preparado todo, paso por paso...
Cada cosa en su sitio, buscando el revés más doloroso...
Todo resultaba ser una broma macabra, fruto de un sentido del humor retorcido...
Una broma privada que alguien disfrutaba en silencio, escondido en las sombras...
Y él...
Él ahí.
Tratando de resistirse a la idea de quedarse quieto y no volver a moverse jamás, con la vista clavada en la corriente que fluía bajo su cuerpo, deseando que creciera furiosa y se lo llevara con ella.
.-
Fin del cap.
Hace frío.
La lluvia cae.
Hay una mancha de humedad en mi techo.
Bien, ese fue el reporte de lo que ocurre por acá, ahora vamos a lo nuestro... (al grano dijo la gallina)
Bueno, ya por fin está el capitulo aquel.
La verdad no pensé que iba a causar tanta expectacion, sólo lo hice porque pensé que quedaba bien en esa parte, y porque nunca había escrito algo así y quería probar. (me gusta mucho leerlo, pero nunca lo había escrito) Espero que les haya gustado.
(no sé si era eso lo que se imaginaban o algo más subidito de tono, ya me comentan)
Además...
Estos no fueron exactamente los recuerdos... los capítulos que siguen serán, lo que algunos llaman "introspectivos" (para ponerles un nombre bonito) o sea, casi puros recuerdos, pensamientos, análisis, sentimientos, esa clase de cosas...
Pero ya se verá...
Por supuesto no tengo nada contra las cosas largas , pero no sé porqué diablos mi página de reviews se ve así... todo yo, todo yo...
Veré si lo puedo arreglar, porque así no se pueden leer.
¿Te parece que hago sufrir mucho a Leo, Kskabell?
No es nada sádico, es sólo que lo veo como una especie de héroe trágico.
Para él las cosas nunca serán fáciles, y es en las dificultades dónde brilla en todo su esplendor.
Es en las crisis dónde descubrimos quienes somos, por eso me gusta ponerlo en situaciones dramáticas para ver cómo podría reaccionar...
Dicen que a pesar de lo que uno pueda sufrir con las experiencias tristes, no hay nada como el bagaje emocional...
Además, a pesar de que no lo pasa muy bien, siempre termina con una buena cuota de sabiduría extra... algo es algo.
Y... ¿la cuarta película de Harry Potter¿el cáliz de fuego? Mmm ... ese es mi libro favorito de la saga, y la verdad es que las películas me gustaron, pero la ultima hasta por ahí nomás... de todas formas, tendré que verla: me encanta ese chico colorín con cara de despistado, mmmmm ñam ñam ñam... Ron es mi personaje favorito...
Ya. ¿viste lo que haces?
¡Concéntrate Samara! (a que oyes eso muy seguido, apuesto a que si, y nada de agua fría, que estas mejor tibiecita, jejeje)
Nos leemos dentro de poco.
