11.-
Raphael caminó hacia la cocina, somnoliento.
Se había quedado toda la noche despierto.
Incluso al regresar, Muffy se había negado a dormir un poco, así que se quedó con ella haciendo guardia.
Ahora pensaba preparar unas tazas de te.
No era muy fanático del te; si pudiera elegir, preferiría una cerveza o algo más fuerte...
Pero a Muffy le sentaría bien.
Así que fue hasta la cocina...
Y se quedó congelado en el umbral.
Leonardo estaba ahí.
De pie.
Mirando como hipnotizado el humo del hervidor que debía llevar varios minutos hirviendo, el agua casi se había evaporado por completo.
La presencia de Raphael le sacó de su ensueño.
Se volvió a verlo.
Lucía un aspecto lamentable: profundas ojeras le surcaban los ojos y estos los tenía enrojecidos.
Sin la bandana era aún más patético.
"Parece que la fiesta estuvo buena anoche" pensó Raphael con malicia.
.- Raphael... – Murmuró Leo, evidenciando que había sido tomado completamente por sorpresa. Raphael no lo había escuchado llegar a la guarida, pero eso no era tan extraño.
No contestó, se apoyó contra la pared y se cruzó de brazos, sonriendo a medias.
Una sonrisa que no tenía nada de amistosa.
.- ¿Así que te ha dado la cara para aparecerte por acá?- le dijo fríamente. Leo le miró confundido.
.- Vamos, hermano. No nos veamos la suerte entre gitanos...- de inmediato Leo comprendió que, de alguna forma, Raphael sabía. Se quedó en silencio.
.- Vaya traición que te has mandado ¿eh?...- continuó Raphael en un tono amenazador, comenzando a moverse hacia él, mientras Leo lo seguía inmóvil, sólo con los ojos, en silencio. Raphael se detuvo justo a su espalda.
.- Y dime, judas¿te la cogiste a gusto¿fuiste feliz¿valió la pena?- le susurró en el oído.
Leonardo se movió tan rápido como la luz.
Antes de que Raphael pudiera percatarse, estaba tras él, sujetándole por la nuca.
Con un movimiento, le empujó hasta las gavetas superiores de la cocina, presionando su cara contra ellas.
Raphael intentó moverse, pero Leo tenía un pie entre los suyos, una mano sobre la suya en el mesón y la otra agarrándole por la nuca...
Sintió su aliento tras la cabeza.
.- Si... .- su voz temblaba.- me acosté con ella, y ahora tengo que matarla... ¿quieres preguntarme de nuevo si me siento feliz?.
Diciendo esto, lo soltó bruscamente.
Raphael permaneció inmóvil hasta que Leo dejó la cocina.
Se quedó mirando las gavetas frente a sus ojos por largos minutos, finalmente le dio un puño al mesón.
Se volvió hacia la puerta y se encontró a Muffy parada en el umbral.
Antes de que la chica pudiera abrir la boca, alzó la palma de su mano para detenerla.
.- Si vienes a decirme que he sido un imbécil...- comenzó alzando la voz y luego bajándola hasta un nivel casi inaudible.- No es necesario...
Bajó la cabeza, respirando profundo, luego se volvió hacia la chica nuevamente.
.- ¿Irás a hablar con él.?- Muffy agitó la cabeza negativamente, casi frenética.
.- No... no puedo... no puedo hacerlo... hazlo tu... – a Raphael se le escapó una risotada.
.- Si, claro...- contestó con ironía.
.- Por favor...- casi suplicó. Raphael se volvió a verla con fastidio.
.- Es bueno que sepas desde ya que soy inmune a los lloriqueos de mujer.- Muffy continuó mirándole con expresión suplicante. Raphael acabó lanzando un bufido y tirando las manos hacia ella.
.- Esta bien... Dios, creo que me estoy ablandando...- dijo de mal humor al pasar junto a ella.
.-
Se encontró a Leo, como siempre, en el patio de ejercicios.
Sólo que esta vez estaba sentado en un rincón, con la cara entre las manos.
Raphael no recordaba haberlo visto tan abatido antes...
Se acercó y tomó asiento cerca de él y se quedó sólo observándole.
Raphael no tenía que decir nada, no hacía falta, Leo sabía porqué estaba ahí...
Él también iría en busca de una explicación si estuviese en su lugar.
.- ¿Recuerdas a aquella mujer, hace como un mes atrás... aquella que salvamos en un callejón, la que vestía ese abrigo?- comenzó.
Raphael volteó los ojos al cielo, tratando de recordar.
.- ¿La vagabunda?.- dijo al fin. Leo asintió.- ¿Aquella chica que insististe en ayudar, que llevaste al departamento de Abril?.- Leo asintió nuevamente.- ¿Qué hay con ella?.- Leo sacó la cara de entre las manos y sólo lo miró fijamente. Raphael le miró sin comprender, pero de pronto sus ojos se abrieron grandes como platos...
.- ¿e-ella?...- Leo sólo le observó, confirmando.- Pero...- siguió Raphael.- Tu dijiste que había huido de su casa, que la habías devuelto con sus padres...
.- ¡Eran mentiras¡Nada de eso era cierto!...- estalló de pronto Leo, desviando la mirada y tratando de calmarse.- Eso... eso sólo fueron falsos recuerdos... los pusieron ahí, en mi mente, para que me olvidara de ella...
.- ¿Quién?
.- ¡No sé, carajo¡no sé!.- estaba fallando miserablemente en tratar de conservar la calma.
Raphael le miró en silencio, haciendo esfuerzos por comprender, su hermano siguió hablando.
.- Los buenos, los malos... todos están de cómplices en esto...- Leo hizo una pausa, clavando los ojos en el piso, aunque su mente estaba en otra parte, atrás, en viejos recuerdos.- La primera vez que la vi fue hace quince años...- comenzó, lentamente. Raphael se obligó a sí mismo a no interrumpir.- Cuando era un niño... ya entonces estaba huyendo... dice que no le han dejado envejecer... la siguiente vez fue hace dos años.- Leo dejó escapar una risita sin nada de humor.- También huía en esa ocasión...
.- ¿De quien?.- se le escapó a Raphael.
.- De los que la quieren transformar en la reencarnación...- contestó simplemente Leo, sin volverse a mirarlo.
.- ¿Quieres decir... quieres decir que no está haciendo todo esto por su voluntad¿qué alguien le obliga?...- Leo hizo una mueca de dolor.
.- Así era antes... ahora ya no estoy tan seguro.
Raphael no estaba seguro de entender del todo, pero le dejó continuar.
.- Nos vimos muchas veces, estuvimos juntos... casi un año completo... no quería decirme quien le perseguía, ni quien era... finalmente lo terminé averiguando todo...
.- ¿Por qué nunca lo dijiste?
.- ¡Porque no lo recordaba!...- gritó Leo, su rostro se contrajo y unas cuantas lagrimas cayeron por sus mejillas. Raphael desvió la mirada.- Me hicieron olvidarla por completo... la siguiente vez que la encontré, no la recordaba para nada... Los recuerdos llegaban de a poco... inconexos, sin sentido... sólo sentía que tenía... que tenía que ayudarla...
De un manotazo, Leo se secó las lagrimas.
.- Ahora, al verla nuevamente, todo volvió...
Ambos hicieron una pausa.
De pronto Raphael volvió a hablar, en voz baja.
No era necesario que Leo dijese nada más para que comprendiera por completo la situación.
Tenía que ser¿no?
Esa clase de cosas sólo podían pasarles a ellos.
Mira que, de entre todas las mujeres en el planeta, ir a enamorarse de esa en particular...
Si no hubiese sabido que no era así, diría que alguien en alguna parte estaba haciendo las cosas a propósito.
.- ¿No hay nada... no hay nada que podamos hacer...¿no hay forma de que esto no suceda...? cualquier cosa, aunque sea lo más desesperado... aunque sea...- Leo se puso de pie y comenzó a caminar en su dirección.
¿Qué si había algo que hacer?
Ella se había rendido.
Ella se había entregado.
No había nada más que hacer.
.- No...- susurró al pasar por su lado.- Ahora debo buscar a Muffy, debemos aprender a usar la espada...
.- Espera.- Leo se volvió un tercio hacia él. Raphael no le devolvió la mirada.
.- Ella sabe...- Leo se quedó en silencio.- Fue por ella que me enteré... no lo ha tomado muy bien...- Leo no dijo nada, dando media vuelta continuó su camino, dejándolo sólo.
Raphael se quedó mirando la felpa del piso por largo rato, sin ganas de moverse.
.-
Leo caminó sin saber exactamente hacia dónde iba.
Se encontró a Muffy en la sala, en el sofá.
Ella le había sentido, pero se resistía a volverse...
No se sentía capaz de mirarle a la cara.
.- Te seguí...- dijo de pronto.- anoche... – antes de que Leo pudiese decir nada, continuó.- Sé lo que me vas a decir y tienes razón si te disgustas conmigo... pero eso no cambia el hecho de que lo vi todo...
Leo guardó silencio por largo rato antes de hablar.
.- Lo siento...- dijo finalmente en voz baja. Para qué dar más explicaciones, ella lo sabía todo, bastaba con que echase una mirada en su interior. Estaban lo suficientemente conectados como para que ella leyese en él como en un libro abierto.
Muffy sintió que estallaría de rabia.
¿Lo siento?
¿lo siento?
¿qué clase de respuesta de mierda era esa?
Se volvió hacia él con los ojos húmedos.
.- ¿Cómo...?.- Apenas si lograba controlar la furia que sentía, ni siquiera le dejaba hablar... las lagrimas cayeron por sus ojos. Leo le miró fijamente.
.- Lo siento.- repitió, con voz firme.- Si hubiese algo que yo pudiese hacer para que todo esto fuese distinto, créeme que lo haría.
.- ¿Qué vas a hacer ahora?.- le preguntó ella, con la voz temblorosa.
Leo se quedó de píe, frente a ella, los brazos colgándole a los lados.
Tenía los ojos perdidos en un lugar muy lejano, con un dejo de angustia en su rostro.
.- No puedo dejar que continúe con esto.- dijo, en un tono apenas audible.
.- Leo...
Los ojos de él se posaron sobre la mesa de café: la espada reposaba sobre ella, en su funda.
.- La has estado usando...
.- Lo he intentado... no me deja sostenerla...
.- Debemos hacerlo juntos ¿recuerdas? Eso fue lo que dijiste...
.- Si, pero yo creí que...
Leo se adelantó y tomó la espada de la mesa, alzándola hasta la altura de los ojos.
.- ¿Crees que puedas hacerlo de nuevo? como la ultima vez...
Muffy se quedó en silencio. Al ver que la chica no respondía, se volvió hacia ella. La encontró mirándole fijamente, con los ojos húmedos...
.- ¿La amas?.- preguntó repentinamente, tomándolo por sorpresa. El rostro de la chica se contrajo en una expresión de angustia.
.- Estaré contigo en esto...- respondió.- sé lo que dije antes, pero no puedo dejarla continuar. Estaré contigo, nos enfrentaremos... nos enfrentaremos a ella...
Muffy se puso de pie y avanzó hasta él, quedando a sólo unos centímetros de Leo.
Impulsivamente le tomó por los brazos.
.- ¿La amas?.- volvió a preguntar. Ya lo sabía, pero necesitaba escucharlo de él. Leo trató de evitar su mirada, pero la chica le obligó a mirarla.
.- Eso no cambiará lo que debemos hacer...
.- ¿Pero la amas, maldita sea!
.- ¡Si, mierda! ... ¡si!... ¡la amo más que a ninguna otra cosa en este mundo de mierda¡¡daría mi vida por sacarla de ahí! Pero no puedo hacer un carajo por ayudarla... ¿eso es lo que querías escuchar!
La chica de inmediato se paralizó, como si le hubiesen dado un tiro.
Se quedó con los ojos abiertos de par en par, sin soltar los hombros de Leo, sin dejar de mirarle, boquiabierta...
Trató de decir algo, pero las palabras no salieron.
Leo respiró profundo, cubriéndose la cara con las manos.
Cada vez le costaba más controlarse...
Se sentía al borde del abismo, caminando en la cuerda floja...
.- L-lo siento, yo...- comenzó vacilante.
Muffy no tenía la culpa.
Ella sólo...
Ella sólo... tenía esa expresión extraña en los ojos.
Muffy se le quedó mirando... una parte de sí quería abrazarle, decirle que era ella quien estaba ahí...
La otra parte quería dar media vuelta y correr.
¿Acaso se daría cuenta de lo que sentía?
¿Acaso eso serviría para algo?
Leo tomó sus manos y suavemente las apartó de si.
Sólo le bastó ver en sus ojos para saberlo.
Jamás se le ocurrió que ella pudiese sentir así por él...
Qué momento para descubrirlo.
.- Por favor... no... – Dijo, retrocediendo unos pasos.
.- Tu sabes que yo...
La miró a los ojos.
.- Muffy... yo... yo no puedo hacer nada al respecto, yo...
.- Está bien.- le interrumpió ella cortante.
No quería lastimarla, no valía la pena que sufriera por alguien como él...
Pero Muffy no le dio tiempo de decírselo.
Bruscamente tomó la espada de sus manos.
.- Vamos, haremos el mismo procedimiento que la vez anterior... el patio de ejercicios es el lugar ideal.
Dio media vuelta sin darle tiempo de decir nada más.
Le estaba haciendo daño y lo sabía.
Bien.
Que bien.
Que malditamente bien.
.-
Fin del capitulo.
Vaya, pues me alegraron muchos sus comentarios (los de Samara me los tuve que leer dos veces para entenderlos, pero averigué lo del taco de ojo... jejejeje... si, pero lamentablemente a Muffy no le gustó mucho lo que vio... a mi si me habría gustado estar ahí, aunque fuera de espectadora... eso sería voyerismo extremo, jum, jum).
¿Qué me estoy volviendo rosa¿qué terminaré escribiendo novelas a lo Corín Tellado? (díganme que la conocen o de verdad me sentiré muy anciana)... ¡no¡eso jamás! Jejeje, bueno tal vez un poquito... de todas formas, pronto volveremos con la sangre y lo monstruoso y esas cosas que me gustan.
¿De verdad te pareció romántico Ksk? Vaya, vaya... y si, en realidad fue bastante trágico, porque todos acabaron con el corazón a dos manos y la verdad es que ninguno quedará del todo feliz... porque la vida es siempre agridulce, pero ya se verá.
Y pues ya he hecho mi aporte (aunque no te superé en lo impúdico, jejeje) ahora es tu turno, Kskabell, que se te da también la imaginación para esas cosas...
Siiii, lo de la iglesia pretendía ser sacrílego... o algo así.. (¿sexo sacrílego? Jum jum) eso prueba que puede hacerse en cualquier parte (menos en un bosque, no es que yo sepa... me contaron por ahí... jejejejeje).
Y en cuanto a cómo es el sexo entre tortugas y humanas... bueno, tal cual... siempre he creído que las dudas al respecto surgen, y lean bien el carril que me voy a mandar, de que no tienen pantalones...
Claro, porque si tuvieran, pues no me quedaría duda de que de la cintura para abajo son humanoides al menos, porque si usan pantalones es porque hay algo ahí que vestir... ¿no? En cambio, andan desnudos y no se les ve nada...
Nada de nada.
Y una no puede evitar pensar (al menos yo no puedo, jejeje) dónde, dónde lo tendrán... (me entienden de que estoy hablando ¿no?).
He consultado a un amigo veterinario al respecto.
Me ha dicho que a las tortugas no se les ve el sexo al instante...
¡Pero eso ha sido todo por hoy!
(ha sido musho, musho... jejejeje)
... nos vemos en el próximo cap.
