"Gotta cut away, clear away
Snip away and sever this
Umbilical residue that's
Keeping me from killing you

And from pulling you down with me in here
I can almost hear you scream..."

Aún si no estaba con ella, si no podía recordarla, el saber que estaba a salvo era suficiente.

Ese pequeño alivio era lo único que atesoraba, se aferraba a él con todas sus fuerzas, para no desesperar...

22.-

Luchó por permanecer de pie después de la lluvia de golpes que recibió...

El demonio había abandonado definitivamente la apariencia de Ángela, quedándose con la apariencia del fragmento que había tratado de quedarse con su alma y cuerpo hacía sólo seis meses atrás... (¿sólo seis meses?... el tiempo vuela cuando te estás divirtiendo...)

A pesar de las circunstancias no podía evitar la ironía...

Aún no soltaba lo que tenía en la mano...

No sabía como había llegado hasta ahí, pero ahí estaba...

La espada...

Inútil... sin Muffy ahí, no podría controlarla solo.

Aún si quisiera...

Su mente era un mar de confusión, no podía concentrarse...

¿Ese de ahí ya no era Ángela¿dónde se había ido ella?

.- Por favor, tienes que matarlo...- dijo de pronto el tipo de traje negro y elegante, peinado hacia atrás, poniendo falsa cara de angustia y hablando con la voz de la chica.

Leo se puso rígido...

Dejó de cuestionarse.

Movió la espada frente a su cuerpo, sujetando la empuñadura con ambas manos.

.- Cobarde... esto es todo por tu culpa... no tienes los cojones para acabar conmigo...

Leo no dijo nada... se movió lentamente, con la espada apuntando al cielo, frente a su cara, avanzando hacia el tipo en un semicírculo...

Se daba cuenta que no estaba pensando.

Lo sabía.

Pero en ese momento, todo lo que sentía eran deseos de matarlo.

Saltó frente a él.

Los ojos del demonio se abrieron de par en par, porque en cuanto estuvo cerca, la espada volvió a brillar con ese fulgor azul, como llamas...

Conocía ese fulgor...

Todos ellos lo conocían bien, pero a él le asustaba especialmente...

Retrocedió... su espalda pegó contra la mesa del altar.

Leo apuntó la espada hacia el frente, dispuesto a atravesarlo con ella.

Jamás había sentido odio hacia un contrincante...

Hasta ahora.

Por eso fue que a ultima hora decidió cambiar de idea, y dejar el espadazo para el final.

Una muerte por espada era demasiado buena para el bastardo...

Desvió la espada a un lado...

Le quemaba, la sostenía apenas, era demasiado fuerte como para que sólo una persona la sostuviera... pero realmente eso le importaba un carajo...

Iba a sostenerla o morirse... o las dos cosas a la vez...

Lo que finalmente sería lo más probable.

La guardó en la funda en su espalda cuando aún estaba en el aire...

Se acomodó lo suficiente para asestarle una patada en la cara, primero con la pierna derecha, luego, con un medio giro, con la izquierda...

Ni bien sus pies se posaron en el suelo, se volvió hacia él y continuó descargando golpes sobre su cara, obligándolo a caer sobre el altar...

Sólo tenía un brazo, el otro estaba roto (o astillado, para el caso daba lo mismo, no le servía, ya ni siquiera lo sentía)

Pero era suficiente...

Nunca había sentido odio por un contrincante antes...

Nunca.

Ni siquiera por Shredder.

Ahora, por fin tenía la oportunidad de demostrárselo, después de todo ese tiempo...

Cada vez que veía la sangre en el rostro del maldito, le animaba a continuar...

Hasta reventarlo.

Sin embargo...

Cuando retiró el puño tras el ultimo golpe...

Se encontró con la cara de Ángela bañada en sangre...

Retrocedió al instante, tropezando...

Dios, la había golpeado...

Pero creía que era...

Tenía el puño teñido de sangre.

Ángela lo miró con los ojos de par en par, con la boca y la nariz llenas de sangre, intentando incorporarse del altar...

Leo cayó de rodillas, tomándose la cabeza con las manos...

No podía seguir observando...

Lanzó un grito de angustia...

.- Leo...- gritó ella, tratando de avanzar, sin mucho resultado.

.- Perdóname, Dios, perdóname...

.- No te detengas ahora... es la única oportunidad... es mi única oportunidad...

Leo alzó la cabeza para mirarla, con los ojos llenos de lagrimas.

.- No puedo...

.- Por favor...

.- No puedo.

.- ¡Hazlo!- gritó ella desesperada.- Sálvame... por favor...

Leo se le quedó mirando...

.- No puedo...- susurró.- Lo siento... no puedo...

Ángela lo miró descorazonada.

.- Entonces todo esta perdido...

.- No... no todo...

Ella le miró con extrañeza.

.- Estaremos juntos... pase lo que pase...

.- No quería que nada te hiciera daño...- dijo la mujer entre sollozos.

Leo sólo sonrió.

Aún no lo entendía...

No podía vivir en un mundo dónde ella no existiere...

Si ella se condenaba, él también.

Aún así...

No pudo evitar reír para sus adentros...

Se engañaba si creía estar haciendo lo correcto... siquiera si creía saber lo que hacía...

Si creía que había un orden en aquella confusión.

La razón era más simple aún y sin ninguna lógica...

Simplemente no podía hacerle daño...

Antes prefería morir.

Antes prefería que el mundo entero muriese.

Sabía que no debía preguntarse a sí mismo si estaba haciendo lo correcto...

Siquiera lo mejor para ella...

Ya no habían lugar a razones, sino sólo a lo que podía y lo que no podía hacer.

Y no podía matarla.

Fin de la historia.

Se volvió a ver a la mujer...

Sonreía, pero su sonrisa congeló la suya...

La cara de la mujer se desfiguraba lentamente...

La frente se alargaba al igual que los ojos, el cabello se caía... la mandíbula se estiraba hacía abajo...

.- Te dije que no tenías los cojones para hacerlo...- ya no era su voz, sonaba como si miles de voces hablasen al mismo tiempo... – Ella misma te lo pidió.. te rogó por ello... cualquiera lo hubiese hecho ... pero tu no... insistes en prolongar su sufrimiento... ¡que loable!...

Leo se estremeció al escuchar su risa.

.- Mira... nos gusta mucho jugar a la tortura... pero el jueguito llega a su fin...

A medida que el ser avanzaba hacía él desde el altar, más rasgos de la mujer desaparecían...

La piel se volvía marrón y correosa... las piernas se alargaban, los pies se transformaban en algo parecido a pezuñas...

Los pechos se le alargaron horriblemente hasta el estomago, convirtiéndose en una masa de carne en el medio del cuerpo...

.- ¿Qué te pasa¿ya no te gustamos?- Leo no pudo evitar apartar la vista...

La criatura lanzó un gruñido que le penetró hasta lo más profundo del cerebro...

Por un segundo creyó que perdería el sentido.

.- Al menos tendrás la suerte de vernos en nuestra forma favorita...

Apenas si lograba mantenerse en pie...

"Dios, por favor, que todo acabe pronto...", rogó...pero entonces recordó que Dios no iba a ayudarle...

La criatura estiró su brazo derecho...

De la carne comenzó a surgir la hoja de una espada...

Desde dónde estaba, podía oír el sonido del metal cortando la piel... abriéndose cada vez más para dejar paso a la espada y a su empuñadura...

.- Recuerdas ésta¿verdad?...

Pronto la tuvo en sus manos, sosteniéndola con ambas garras...

Con un gruñido se lanzó contra él.

Leo lo esperó inmóvil.

Salvarla...

Pensó de repente, mientras el demonio volaba hacia él...

Su voz hizo eco en su cabeza.

Su alma estaba atrapada ahí aún...

Con ellos.

Cuando todo terminase, sería consumida, devorada...

¿Dónde iría a parar?

¿Tendría acogida en el cielo?

Si la liberaba de ese monstruo... ¿salvaría al menos su alma?

No podía tocarla, no podía tocarla...

Pero ella se lo había pedido...

Tal vez fuera la única forma de salvarla y él se la estaba negando...

Oh Dios¿era posible que hubiese sido tan ciego?

¿Tan egoísta?

Tal vez fuera porque todavía creía que había otra forma de liberarla...

Sería capaz de acompañarla hasta el mismo infierno...

Pero si había alguna forma de salvarla, aunque la perdiese para siempre...

Apretó los ojos...

No le importaba no verla más, no le importaba soportar sobre sí el peso de su muerte...

De tener su sangre en sus manos...

No le importaba si ya no estaba con él...

Si tan sólo pudiera estar seguro de que estaría bien...

Dios...

Daría cualquier cosa porque dejase de sufrir...

Cualquier cosa...

¡Si tan sólo supiera que hacer!

Sin embargo...

No tuvo tiempo de encontrar la respuesta en un lapso de tiempo tan corto...

No hubo tiempo de reaccionar.

La espada se hundió rápidamente en la carne, hasta la empuñadura...

La sangre resbaló cálida por las manos, lentamente...

No hubo tiempo para preguntas, ni para entender...

Sintió su cuerpo tibio temblar junto al suyo...

Abrió los ojos...

Cuando alzó la mirada, ella estaba ahí, con los ojos llenos de lagrimas... mirándole a los ojos, tratando de sonreír.

Era ella, realmente ella... otra vez...

Por ultima vez.

Había vuelto...

Sólo una vez más, sólo por una despedida...

Trató con todas sus fuerzas de retener ese momento...

Sabía que ella hacía lo mismo.

Jamás volverían a verse.

Ambos lo supieron.

Por ese breve instante...

En ese breve instante, todo quedó dicho.

Sin necesidad de palabras...

Quitó el cabello de su rostro, como lo había hecho cientos de veces...

Ella le miró con ternura...

Por más que lo desearan, el tiempo no se detendría...

Ni por todas las lagrimas.

Mientras la sangre corría, cálida y tranquila...

.-

Finalmente, espalda contra espalda, los que quedaban se había reunido en circulo...

Karai, Don, Miguel, Oke con Abril en brazos, Casey, el viejito...

Los demonios esperaban...

Se tomaban su tiempo porque el próximo ataque...

Sería el ultimo...

Y eso todos lo sabían.

Estaban tan cansados que apenas abrían la boca.

.- Ha sido un honor...- dijo de pronto Karai, sin volverse a mirarlos.

Don asintió, Miguel volteó los ojos al cielo.

.- Ya vas a empezar con las despedidas... ¿no se te ocurre cómo ser más tétrica?

.- La situación ya lo es por si sola...

.- Admítelo... tienes miedo...

.- Un guerrero no tiene miedo, sabe que la muerte pende sobre su cabeza, le mira a los ojos y le pide consejo...

.- Si, bueno, yo no tengo miedo, por supuesto, es sólo que...

.- No me importaría si al menos estuviésemos juntos...- dijo de pronto Don.

Todos se volvieron a mirarlo, en silencio...

.- No me importaría morir, si al menos estuviésemos juntos. Una vez prometimos que no íbamos a separarnos, no importaba qué... ¿dónde están los otros¡¿dónde!...

Miguel puso una mano en el hombro de su hermano, quien no pudo contener las lagrimas...

.- Ellos están bien...- aventuró tímidamente Miguel, pero sabía que no había forma de estar seguros... que ni siquiera él albergaba mucha esperanza...

Recordó la promesa que le había hecho a Leo...

Ayudarle...

Que podía contar con ellos.

Que ridícula sonaba ahora, tan indefensos como estaban...

Sólo deseó que estuvieran bien...

Y que estuviesen lo más lejos posible de ahí, porque cuando los demonios se decidieran finalmente a atacar, no quedaría nadie vivo en ese lugar...

Pero no tuvo tiempo de seguir meditando...

De pronto se vieron iluminados por una luz...

Una luz blanca, cegadora...

Venía desde el interior de la iglesia...

Volvieron las cabezas hacía allí.

Emitía calor...

Era demasiado intensa para seguir mirando...

.- Dios mío ¿qué es esto?.- murmuró Miguel, con el miedo reflejado en la voz...

Don se volvió hacia la luz, al igual que los otros...

No había sorpresa en su cara...

Si no algo parecido a la resignación.

.- Si tan sólo estuviésemos juntos...- dijo, antes de que todo a su alrededor fuese tragado por la luz...

Sin embargo...

Alcanzó a ver algo antes de quedar completamente a ciegas...

La cara del anciano...

No podría haberlo asegurado, pero le pareció que...

que sonreía...

.-

Muffy cubrió a Raph con su cuerpo y cerró los ojos...

Hasta que la luz los envolvió por completo a ellos también...

.-

Fin del cap.

La del inicio es letra de "Orestes" de A perfect circle

.-

No me hablen de fútbol...

No quiero saber una palabra...

Hace dos días que traigo una bolsa de papel en la cabeza.

Y que no se hable más del tema!

Samara, lo de la daga, en realidad, no tenía ninguna trascendencia... la traje a colación por dos razones: una porque Muffy necesitaba un arma para derrotar a ese demonio (porque tenía que matarlo y sin un arma, cómo ¿no?) y la otra razón fue para hacer puente, aunque fuese con algo pequeño, con otros capítulos anteriores... (Muffy siempre ha usado esa daga como arma, desde el primer avatar, cuando confundió a Miguel con un demonio y quiso hacerlo tiritas)¿viste? En realidad, importancia como importancia, no tenía...

Kskabell... pues, sí que las manías homicidas son difíciles de sacudir... pero no me daría el cuero para matar a una de mis tortuguitas... (creo, no sé, tal vez... lo más probable es que quien sabe...)

Y si, me parece que siempre termino matando al malo... es como lo típico ¿no, hay que vencer al malo, así que el malo se muere...

Pues no sé...

Ya se verá, porque queda poco y ahí quedará todo contestado... (y sobretodo porque ni yo sé como acaba la cosa, jejeje).

That's it, no olviden hacer sus tareas, lavarse los dientes, apagar el calefactor... alimentar al perro.. (perdóname perro, juro que nunca más olvidaré alimentarte... ni dejarte afuera toda la noche... jejeje)

Nos veremos pronto, por partida doble, porque llegó nuevo capitulo de Epidemia, así que lo verán pronto también... (aprovecho de hacerme propaganda)

Medea out.