We are God's childs...

23.-

La luz blanca brilló aún más intensamente antes de comenzar a menguar...

Finalmente, todo quedó sumido en una tenue luminiscencia ...

En una suave luz blanca...

El anciano en el traje beige se volvió hacia el altar, abrazándose a sí mismo, con un dejo de angustia en el rostro...

La habitación estaba iluminada ahora, producto de la luz blanca que entraba a borbotones por la cúpula de cristal y por los grandes ventanales a los que les daba la espalda...

Las imágenes parecían borrosas ante tanta luz.

.- Todo se ha detenido...- dijo serenamente una voz tras de sí.

No era necesario voltearse.

No quería hacerlo tampoco...

Era hermoso.

Todos lo eran.

Pero ese en particular...

No tenía nada de hermoso.

.- Así es... todo se ha detenido...- confirmó con desánimo.

La figura a su espalda estiró las alas en todo su largo, el cabello le cayó sobre los hombros con el movimiento...

Era muy extraño llegar a verlo sin su disfraz...

El arcángel solía ocultarse siempre.

Pero esta vez, tal vez pensaba que no había necesidad...

Nabú respiró profundo.

Afuera, el resto del mundo se había paralizado...

Cada ser, cada cosa...

En un segundo eterno...

En un silencio profundo.

La sangre había dejado de correr, las lagrimas de caer y la muerte de seguir su curso.

Todo detenido...

.- Nadie moverá un músculo hasta que el capo máximo allá arriba termine de poner las cosas en orden...- Agregó con ironía.

No pudo evitar una sonrisa, aunque ésta no tenía nada de felicidad.

Afuera, todo se había detenido...

Era otra historia dentro.

Dentro, no había forma de detener las cosas...

Por más que lo deseara.

No sabía bien si él estaba al tanto o no de su presencia ahí...

Quizás si...

Quizás no le importaba.

Quizás nada más le importaba.

Cerró los ojos, tratando de no pensar en su cuota de culpa por todo aquello.

Miró de reojo a su costado... el arcángel se aproximaba tras él.

.- Tu hiciste todo esto... – Nabú no contestó.- Siempre fue tu idea... siempre fue tu intención arruinar el plan... desde el principio...

.- Nunca quise esto...- dijo, sin volverse a mirarlo.- Nunca... Pero no hubo más alternativa.

Ángela retrocedió, sorprendiendo a Leo...

Tomó su propia mano y le obligó a jalar la espada, impulsándose hacia atrás...

Leo no pudo evitarlo.

La hoja salió de su cuerpo de un solo golpe...

La sangre corrió incontenible...

Todavía tenía la espada en la mano cuando Ángela comenzó a caer...

La arrojó al suelo y corrió junto a ella, atrapándola antes de que tocase el piso...

Ella sólo lo miró, tratando de disimular el dolor.

Simplemente se arrojó...

No supo en qué momento...

Simplemente tomó su mano y le obligó a clavar la espada en su cuerpo.

Él no pudo hacer nada...

No pudo evitarlo...

Era sólo que no se lo esperaba...

Estaba listo para morir.

Jamás pensó que ella haría algo así.

Jamás...

Abrió la boca para decir algo...

Pero no pudo decir nada.

El calor abandonaba lentamente el cuerpo de la mujer, su respiración se hacía cada vez más débil...

Sabía lo que venía.

Las lagrimas cayeron silenciosas...

No... no... si había algo que pudiera hacer... si había algo que hacer, lo haría... pero no, no, no podían llevársela...

Ella puso una mano sobre sus labios y negó débilmente con la cabeza...

No había nada que decir...

Lentamente, sus ojos dejaban de mirarlo...

Lentamente se nublaban...

.- Tu derribaste esa tubería de agua hace quince años...- siguió el arcángel, en tono acusador, irritándose cada vez más... Nabú continuaba dándole la espalda.-Tu hiciste que se encontraran cuando no figuraba en ningún destino... los separamos... quince años después, él no tenía nada que hacer en ese lugar, en ese día y tu volviste a juntarlos... cada vez que le hacíamos olvidar, tu volvías a ponerlos en el camino del otro... ¡tu tramaste todo esto!

El arcángel se tomó un segundo para tranquilizarse... lentamente, avanzó hasta ubicarse junto al anciano...

Le habló en voz baja, junto a su rostro.

.- ¿Esto era lo que querías¿perder todo por lo que habíamos trabajado durante tanto tiempo? Pudimos haber cambiado este mundo... pudimos haber eliminado todo lo vicioso, corrupto, malvado... pudo haber sido hermoso, y todo habría sido para tus queridos humanos... has arruinado su oportunidad de un nuevo comienzo... ¿a cambio de qué? De destruir las vidas de estos dos... tal vez sea eso lo que te place... – Se volvió a mirar a Leo que a sólo unos metros abrazaba el cuerpo de Ángela en el piso.- Y por una criatura que nunca debió existir en primer lugar... ¿por qué hiciste todo esto maldito viejo?

Nabú esbozó una sonrisa mezclada con una mueca de desprecio.

.- Nunca has entendido nada, maldito pescado con alas...- al escuchar esto, el arcángel retrocedió furioso.- Yo ya era viejo cuando tu naciste... he olvidado más cosas de las que tu nunca llegarás a saber... ¿creíste que Él te iba dar "el poder y la gloria" por traerle tu famosa fantasía de un "mundo lindo" en una bandeja de plata?...- Nabú se interrumpió para echarse a reír...- No lo entiendes, ni a Él ni a nada más... ¿crees que estará complacido por tus esfuerzos...?

El viejo se volvió a verlo sólo con un tercio de su cabeza...

.- Si yo fuera tu, correría lo más rápido posible, porque tu castigo será inolvidable... – Por un segundo, le pareció que el arcángel se atemorizaba, pero se recuperó rápidamente...

.- ¿Y que has hecho tu?.- el arcángel estiró su dedo índice y señaló a Leo junto a Ángela...

Nabú se volvió a verlos con angustia...

.- Debía darle a ella algo tan poderoso que le permitiese liberarse de ellos... que le diera fuerzas para luchar... debían encontrarse... era la única forma...

Sus ojos ya no veían...

Estaba asustada, pero no dijo nada...

Intentó incorporarse, pero no lo logró...

Aún así, ya no había dolor...

De alguna forma...

Estaba todo bien...

Leo estaba ahí.

La sujetó, evitando que cayera...

La atrajo hacía sí y la abrazó.

Dios... como le gustaría que fuese distinto...

Como le gustaría no tener que dejarlo.

Acurrucó la cabeza en su hombro, junto a su cuello...

Pasó sus dedos por su mejilla...

¿Lloraba?

Trató de hablar, pero estaba muy débil... apenas si lograba mantener los ojos abiertos...

Le hubiese gustado decirle algo acerca de no llorar, decirle algo sobre lo feliz que se sentía, algo sobre cómo lo iba a extrañar...

Pero sus ojos se cerraban... tenía tanto sueño.

Su voz se escuchaba lejana...

"Un segundo más... déjame sólo un segundo más así..."

Le dijo con el pensamiento...

Dormiría un poco...

Él aún estaría ahí al despertar... estaba segura...

Siempre la había cuidado mientras dormía...

Y ahora tenía tanto sueño...

Tomó su mano...

La llamó...

Pero ella no respondió ni volvió a abrir los ojos.

No dijo nada...

Por muchos segundos no logró moverse...

De pronto había tanto silencio...

Sus manos comenzaron a temblar.

Temblaban cuando las llevó a su rostro y posó sus dedos sobre sus ojos cerrados...

.- ¿Recuerdas que me despertabas así?.- le dijo en un susurro, con la voz entrecortada...

No debía sorprenderse.

Ese final estaba escrito desde hacía mucho...

Sólo había sido cuestión de tiempo...

No debía sorprenderse...

Esperó en silencio por varios segundos, creyendo que en cualquier momento abriría los ojos...

Por un instante casi lo creyó...

Pero no fue así.

Ya no los abriría más.

Sonrió mientras deslizaba su mano por su mejilla.

Siempre le había parecido tan frágil... podía abarcar todo su rostro con una sola mano...

Los recuerdos golpeaban, uno tras otro, uno tras otro... sin poderlos detener.

Su risa... eran tan pocas las ocasiones en que la veía reir... la vio sentada en la cornisa, sonriendo, esperando a que llegara... en sus ojos veía el alivio al verlo llegar...

Pero pesaban demasiado...

Le desgarraban por dentro...

Para acabar todo en silencio.

Atrajo su cuerpo hacia sí, abrazándola con fuerza...

Y en sólo un segundo...

Ya no quedó nada.

.- ... hice que se conocieran y encontraran, una y otra vez... porque era lo único que podía darle fuerzas contra ellos...

.- ¿De que hablas?- Nabú lanzó una carcajada sarcástica.

.- Nunca lo entenderías arcángel...- dijo alejándose de él.- Se llama amor...

Nabú avanzó, hasta ubicarse a sólo unos pasos de Leo... pero este lo ignoró completamente...

Se volvió a ver a Ángela.

En cuanto la espada atravesó su cuerpo, todos los fragmentos la abandonaron de inmediato...

No lo esperaban...

No entendían cómo ella había escapado de su control...

Se hincó, sin dejar de ver a la chica...

Hasta él estaba asombrado...

Una chica tan pequeña... apenas podía creer que por sí sola había logrado vencer ese poder.

Parecía tan tranquila...

Parecía sólo dormir.

Se volvió hacía Leo, sin estar aún muy seguro de qué decir...

Después de todo...

Por todo lo que había hecho, por las frías maquinaciones que había seguido durante todo ese tiempo...

Cada paso calculado...

Todo eso...

No lo hacía muy distinto del arcángel y los otros como él.

Los fines no justificaban los medios...

Al parecer no.

El camino al infierno estaba pavimentado de buenas intenciones.

.- Era la única forma de salvarla... – dijo a Leo en un murmullo.- Lo siento... tal vez creí, por un momento, que habría otra forma de...

Nabú se interrumpió al instante...

Leo temblaba, inclinado sobre Ángela, abrazando con fuerza su cuerpo, con el rostro oculto en él...

.- Haz algo...- dijo, con los dientes apretados.

Levantó la cabeza y se volvió a mirar al arcángel...

.- Como lo hiciste conmigo aquella vez... me salvaste... iba a morir pero me salvaste ¡haz lo mismo con ella!

La expresión del arcángel no se alteró en lo más mínimo.

.- No puedo hacer nada. Aquella vez no era tu momento. Eso es todo, no puedo hacer nada por ella.

.- ¡Haz algo!.- rugió Leo.

Pero el rostro del arcángel no se conmovió en absoluto.

Nabú cerró los ojos.

Tampoco él podía hacer nada.

De todas las cosas que había hecho...

Y esta vez no podía hacer nada.

Se estremeció al oírlo gritar...

No era justo, nunca lo fue...

Sabía que ese momento llegaría.

Quería salvarla a ella, al resto de las personas, de una destrucción segura...

No vio otra forma.

Pero hasta ese momento no había pensado en él y en el daño que dejaba detrás...

De pronto, sus ojos se posaron en el piso...

La espada yacía ahí, ya sin brillo...

La hoja había vuelto a ser negra y pequeña.

Ya no habían amenazas que combatir, ni demonios que expulsar...

Ya estaba satisfecha, podía irse a descansar.

Se acercó a ella y la levantó del piso.

De pronto se daba cuenta del poco control que a pesar de todo tenía sobre las cosas...

Él había planeado durante mucho tiempo los destinos de los dos que estaban tirados en el piso...

Casi sin piedad.

Pero aún así... no había tenido ningún control sobre todo lo demás...

La espada llegó a manos del muchacho casi por casualidad...

Su propia existencia era una casualidad...

Y tal vez eso fuera lo que determinó todo al final.

Porque Ángela debía conocer a quien pudiera sostener la espada, de lo contrario, nada de lo que acababa de ocurrir habría sido posible.

¿Cómo o por qué la espada había realizado toda esa trayectoria para finalmente llegar a las manos de Leonardo?

Lo ignoraba.

Todo lo que sabía era que no había sido él.

Dio media vuelta y se dirigió hacia el arcángel.

Extendió la espada frente a él.

.- Toma... – el arcángel el miró sin entender.- Esto es tuyo... llévatelo.

.- Sabes que ya no puedo sostenerla... ha pasado a alguien más ahora... no puede volver a su dueño original.

.- Tómala de todas formas...- Nabú le miró de una forma que no admitía cuestionamientos. Para su sorpresa, el arcángel accedió, estirando los brazos para recibirla.- Solo una cosa más...- agregó antes de comenzar a volverle la espalda.- No vuelvas a acercarte a él... nunca más. Para nada. De ahora en más me encargaré de que lo dejen en paz, para siempre...

No hubo respuesta del arcángel, pero supo que le había entendido.

.- Ni dioses ni demonios... ninguno de ellos volverá a acercársele.- dijo finalmente, alejándose de él y volviendo hacia Leo.

Estaba inmóvil, con los ojos cerrados abrazaba el cuerpo de la chica...

Sin una palabra.

De pronto, deseó poder devolvérsela...

Sabía que él lo merecía, que ella lo merecía...

Pero eso no podía hacerlo.

Sin embargo...

Sin embargo, había otra cosa que sí podía hacer.

Y la haría.

Aún cuando no fuese gran consuelo para él.

.- Me temo que será inútil buscarle algún consuelo...- dijo una voz a sus espaldas.

Nabú se volvió al instante.

Y quedó petrificado en el lugar.

Vestía sencillamente, como siempre lo hacía cuando bajaba donde los humanos...

Podía parecer un viejo vagabundo sin dientes...

Pero su presencia aún le hacía estremecer.

Parecía triste...

Sólo le dirigió una breve mirada, luego se volvió a ver al arcángel...

Éste al instante se arrojó al suelo, arrodillándose e inclinando la cabeza.

.- Mi señor.

El anciano recién llegado no dijo nada, desvió la mirada hacia Leo.

.- Tus hermanos están bien... estarán bien. No debes preocuparte por ellos. – dijo con voz suave.

Claro que él podía saberlo.

Había estado todo ese tiempo junto a Don.

Se encargó todo ese tiempo de que no les pasara nada.

Y lo había hecho personalmente.

Leo no se volvió ni dijo nada.

Sólo asintió.

El viejo continuó avanzando hasta detenerse a su espalda.

Se arrodilló junto a él y pasó su brazo en torno a sus hombros.

De pronto, Leo sintió como si le sacasen un enorme peso de encima... cerró los ojos.

.- Estas cansado de hacer castillos de arena ¿verdad?...- le dijo el viejito en un murmullo. Leo no contestó, sólo dejó que cayeran las lagrimas.- Duerme un instante, hijo... descansa...

Al instante, el rostro de Leo se tranquilizó... se relajó por completo y se dejó caer en los brazos del anciano, soltando el cuerpo de Ángela.

El viejo dejó que su cabeza recayera en su hombro.

.- No quiero nada...- dijo en un susurro...- No quiero nada para mi...

Fue todo lo que alcanzó a pronunciar antes de caer rendido.

El viejo lo sostuvo en sus brazos y se le quedó mirando largo rato con tristeza.

.- Será como tu quieras entonces...

Sin dejar de sostenerlo, se volvió hacia Nabú.

.- Al final del día... todo fue por ella.- dijo, éste.

.- Lo sé. En todo hay un plan... – respondió el viejo, dejando a Leo finalmente en el suelo, suavemente y poniéndose de pie.

.- Aunque el ser partes de él sólo traiga dolor.- volvió a hablar Nabú. No se atrevió a mirar al anciano. Tenía miedo, a pesar de su rebeldía, de ver sus ojos furiosos. Pero el viejo sólo sonrió lánguidamente.

.- Eres tan parecido a ellos, Nabú... traes en tu alma el deseo de oponerte. Como ellos.

.- Tu deberías saberlo. Tu nos creaste de esta manera.

El anciano volvió a sonreír, pero no dijo nada más.

Siguió caminando y se detuvo frente al arcángel que continuaba postrado.

.- Un padre desea con todo su corazón que sus hijos aprendan sus lecciones... .- comenzó a decir.- no siempre es así... muchas veces hay que partir desde un principio... una y otra vez... pero de eso se trata todo, el padre no puede imponer la lección por la fuerza... ¿de que forma aprenderán sus hijos si no es por sí mismos? El padre ha de ser paciente. Los hijos se caen, una y otra vez. Toma tiempo encontrar la verdad. No vuelvas a intentar una cosa como esta...

Apartó la vista del arcángel y se volvió a ver a Leo una vez más.

.- Ningún sufrimiento es en vano ni carece de una razón de ser... aunque a veces no sea posible verlo con facilidad. Las lecciones suelen ser difíciles, pero al final, lo verás... no voy a dejarte.

.- Bien, si ya está todo claro...- Nabú, el viejo y el arcángel se volvieron a enfrentar la voz que resonó repentinamente en el silencio del lugar.- No puedo creer que hayas dejado que todo esto llegara hasta este punto, todopoderoso...- desde un rincón de la habitación emergió un sujeto vestido de elegante traje, peinado hacia atrás, sonriendo.- Pero, ya sabes como es el asunto. Demonio que huye sirve para otra ocasión ¿no? jejeje y siempre habrán más ocasiones ¿eh, colega?.- haciendo una profunda reverencia, el sujeto comenzó a desvanecerse poco a poco hasta desaparecer por completo.

El arcángel se puso de pie de un salto.

.- ¿No vas a detenerlo, mi señor?.- preguntó con desesperación. El viejo lanzó una sola carcajada y se encogió de hombros.

.- Equilibrio... esa la única palabra que puedo regalarte. – acto seguido se volvió hacia él.- Lleva al muchacho con sus hermanos... que todo siga exactamente como estaba antes... antes de que nada de esto ocurriera... no nos llevaremos a nadie más con nosotros esta noche. A nadie más.- diciendo esto sus ojos se quedaron en el cuerpo de la chica.

El arcángel tardó unos segundos, pero finalmente obedeció.

Se dirigió al cuerpo de Leo y lo levantó suavemente en sus brazos.

Después de unos minutos, Nabú y el viejo se quedaron solos.

.- Todo ha sido por ella al final.- dijo el viejo.- Haz que valga la pena.-A Nabú se le iluminó la cara, pero luego volvió a parecer triste.

.- Será un muy leve consuelo para él.- el viejo se volvió a verlo con una sonrisa llena de felicidad.

.- ¿Como sabes, Kent? Nunca te pongas triste por castillos de arena... están hechos para caerse. Encárgate de todo. Que todos vayan a casa ahora...

Diciendo esto, el viejo dio media vuelta y se encaminó hacia la puerta a paso lento, seguido por la confundida mirada de Nabú.

.- Un momento...- dijo este después de un rato.- ¿Cómo me llamó?

.-

Miguel parpadeó un par de veces.

Estaba oscuro, era de noche, eso era seguro...

El aire corría algo frío, a lo lejos se veían los autos ir y venir.

Las luces de la callen iluminaban unos árboles y unas bancas.

En el parque, estaban en el parque aún...

Se volvió a mirar a su alrededor, sólo para encontrar las miradas igual de extrañadas de Don, Abril, ya de pie, Casey, el gigantón que los había ayudado, Karai, sus hombres, en un rincón Raph, poniéndose de pie junto a Muffy...

Todos mirándose entre sí con caras de no entender un carajo.

Pasaron muchos minutos y todos continuaban en silencio.

.- ¿Es que tengo que ser yo el primero que diga "¿qué mierda pasó aquí¿dónde están los demonios¿Es que ya no nos va a tragar el infierno...?- casi gritó Miguel.

La noche lucía tranquila y apacible.

Muffy parpadeó también, como despertando de un largo sueño...

Se volvió a mirar a Raph a su lado.

Estaba bien, lucía muy confundido...

Pero no había sangre, respiraba.

No pudo reprimir el impulso de abrazarle.

Raph recibió el abrazo con sorpresa, pero no hizo ni dijo nada.

Ya no sentía dolor.

Ya no había sangre en su cuerpo.

De pronto se sentía increíblemente bien.

Pasó un brazo alrededor de los hombros de la chica y la abrazó a su vez.

La noche estaba pacifica y silenciosa...

Atrás de ellos, la iglesia estaba en perfecto estado, sus puertas estaban en su sitio...

Como si jamás hubiese ocurrido nada.

Abril los miró confundida, esperando que alguno le explicase, pero todos se encogían de hombros.

.- Sinceramente, chicos, creo que es hora de que se vayan a casa...- dijo una voz .

Todos se volvieron hacia ella.

Era un tipo más bien viejo, de traje beige que los miraba sonriente, con las manos en los bolsillos.

Se le quedaron mirando más que perplejos.

A Muffy le pareció levemente familiar, pero no acabó de recordar de dónde lo había visto.

.- Vamos...- insistió ante sus caras de desconfianza.- Todo está bien ahora... miren el cielo...todo está en orden. La paz ha sido restablecida, el mundo no va a destruirse, no les puedo contar porqué, pero todo estará en paz... al menos por ahora...

Oke se aproximó a Kent y le preguntó en voz baja.

.- ¿Es cierto¿se acabó ya el jaleo?- Kent le miró con hastío.

.- Por supuesto que si, bobo, acaso crees que inventaría una cosa así...

.- Un momento, un momento... – saltó Miguel de improviso.- Déjame ver si entendí... tu apareces de la nada, ni tenemos idea quien cresta eres, nos dices que todo está bien, que todo está joya, que el mundo no se va a acabar, que el balance cósmico ha sido restablecido y todo eso, que nos vayamos a casa a tomarnos un tesito ... ¿y se supone que tenemos irnos de acá sin hacer preguntas¿ así como así?...

El viejo del traje pareció pensarlo por un momento.

.- Eh... sip. Es exactamente eso.- Miguel dejó caer los hombros.

.- Pues es la mejor idea que escuché en todo el día.- exclamó Casey a sus espaldas.

.- A mi me suena lógico.- dijo a su vez Karai, arqueando una ceja.- Si ya todo está bien, nos retiramos.

Al instante que dijo eso, sus ninjas aparecieron junto a ella.

Apenas si tuvieron tiempo de seguirlos con la vista cuando se perdieron entre los árboles.

.- Así que la fiesta se terminó y ¿calabaza, calabaza...? – Siguió Miguel.

.- Cada uno para su casa.- terminó el viejo.

.- De aquí no nos vamos nada.- dijo de pronto Raphael con voz grave, a su lado Muffy los miraba a todos con expresión de angustia.

El resto se volvió hacía él. No fue necesario preguntar, porque de pronto fue evidente para todos.

No se iban a ir sin Leo.

Por toda respuesta, el viejo señaló algo tras sus espaldas.

Todos se volvieron en esa dirección...

Hacia las puertas de la iglesia, justo en el instante en que estás se abrían.

Era la primera vez para todos ellos, excepto para Muffy...

Nunca antes habían visto al arcángel.

Les quitó el aliento.

Su sola figura parecía resplandecer en la oscuridad...

Las alas recogidas en la espalda, su andar suave...

Casi como si flotara.

El cabello largo y dorado.

Pero lo que más impresión les causó, fue que llevase a Leo en sus brazos...

Muffy ahogó un gritó, cubriéndose la boca con la mano...

Los demás dieron un paso al frente, hacia la figura que se les aproximaba.

La chica se volvió hacia Raphael, pero este no le devolvió la mirada...

No podía apartar los ojos de su hermano.

Muffy se volvió entonces hacia el viejo, pero este sólo se encogió de hombros y le miró con resignación.

Era que no lo entendía, y seguro que los demás ahí tampoco lo hacían...

Todo había sido reparado.

Todo había vuelto a la normalidad.

Sus heridas habían sido sanadas.

Raphael estaba como nuevo a pesar de que sólo unos minutos antes no respiraba y tenía un agujero en el pecho del porte de Brasil...

¿Por qué entonces Leo estaba en ese estado?

Su sangre manchaba las ropas del ángel que lo cargaba hasta ellos...

Su rostro...

Muffy tuvo que voltear la vista.

¿Cómo era posible que no hubiesen hecho nada por él?

¿Por qué?

No podía seguir mirando...

No lo soportaba.

Raphael temblaba de rabia...

Estaba a punto de saltar de su puesto, pero una mano en su hombro le retuvo.

Nadie más hizo ningún movimiento.

Raphael estuvo a punto de descargar un golpe en el tipo de traje, pero algo en sus ojos le hizo desistir...

Como por arte de magia, volvió a calmarse.

.- Es así como él lo pidió...- dijo en un susurro.

.- Pero...- comenzó Don, adelantándose.

.- Es cierto.- interrumpió Muffy. Se volvió hacia ellos con los ojos llenos de lagrimas.- Él lo quiso de esa forma.

No pudo seguir hablando.

Enterró la cara entre las manos y se echó a llorar sin contemplaciones.

Era demasiado...

Saberlo todo de una sola vez.

Sentir lo que él sentía en un sólo momento...

Tal vez fuera porque esa vieja conexión no se había perdido del todo...

O por lo mucho que estaba preocupada por él.

Pero volvía a sentirlo...

Podía sentir con claridad su dolor.

Y su deseo de no despertar jamás...

Era demasiado.

No podía soportarlo.

En cuanto el ángel lo depositó en el piso frente a ellos, corrió junto a él.

Los demás le siguieron al instante.

Trató de despertarlo, pero no lo consiguió...

Estaba ahí, vivo...

Era sólo que no quería volver con ellos.

Raphael lo levantó y lo puso en su hombro...

Sin decir una palabra.

Y sin decir una palabra, todos emprendieron el camino de regreso a casa...

Ignorando a todos los demás.

Al poco rato, sólo Kent y Oke quedaban

El arcángel desapareció, de cierta forma derrotado...

.- Al menos no lo veremos por un tiempo...- dijo Kent con cansancio.- que esas toneladas de orgullo sirvan para algo alguna vez.

Oke no le contestó.

Había quedado sumido en la tristeza.

Kent le puso una mano en el hombro.

.- No te pongas así, grandote... ya entenderás como funcionan las cosas aquí...- Oke se volvió a mirarlo con ojos de cachorro triste.

.- ¿Tu ya lo entendiste?

.- Touché, amigo mio. Pero al menos lo intento... intento entender las cosas. Igual que ellos. Igual que todos los demás.

Oke sólo suspiró.

.- Al menos estarás bastante ocupado como para pensar en cosas tristes por un tiempo.

.- ¿Qué quieres decir?

.- Pues que al jefazo le ha gustado tu intervención... me ha pedido que hable contigo acerca de un puesto vacante que ha quedado por ahí, después de que un viejo decidió retirarse y le dieron permiso para quedarse por estos lados.

A Oke se le iluminó el rostro.

.- ¿Ah si?

.- Sip... déjame que te explique un poco el asunto...

Tras unos segundos, el viejo parque frente a la vieja iglesia quedó desierto...

Por los alrededores no se veía un alma.

Tal y como si nada hubiese ocurrido.

Mientras la noche transcurría tranquila y apacible...

.-

Fin del Cap.

Ya no queda casi nada, el próximo es el ultimo capítulo.

Espero que todas las dudas ya estén resueltas (espero, jeje, si no me preguntan nomás)

Al final ha resultado en un sacrificio, aun cuando Leo nunca se atrevió a hacerle nada...

Raph está bien, como pudieron ver, no tuve corazón para hacerle nada, con una tortuga torturada bastaba y sobraba...

Ya está, nos vemos luego, chicas...

M. out