Capítulo quince

Carolina volvía a Londres después de tantos años. Varias emociones la embargaban, añoranza por todo lo que dejó, tristeza por todo lo que pasó, dolor, porque tendría que afrontar cosas que había estado evitando todo ese tiempo. No recordaba muy bien Londres, aunque claro, lo más que había visto era la estación y algunas calles cercanas al "Caldero Chorreante". El motivo de que hubiera vuelto, es que había recibido una carta de Albus Dumbledore diciéndole que Sirius Black le había dejado una parte de su herencia en su testamento. Esto había supuesto una gran sorpresa para ella. Ignoraba que Sirius hubiera muerto. De hecho, no había sabido mucho de él desde que se enteró de la muerte de sus antiguos amigos Lily Evans (por entonces Lily Potter) y James Potter (aunque él cuando estudiaba era más bien un conocido que un amigo). Tampoco había sabido de Marcus y Susana. Sabía que acabaron casándose, por las cartas que le enviaban, pero un día, de repente, las cartas dejaron de llegarle, y no volvió a saber de ellos. Esperaba que estuvieran bien.

"Grinmould Place, nº 13", leyó Carolina en el papel que tenía sobre sus manos. ¿Y eso por dónde quedaba? Después de estar durante una hora dando vueltas por Londres, al fin consiguió llegar a la casa. Cuando llegó, marcó el timbre y esperó a que le abrieran. Después de esperar unos segundos, una señora pelirroja, regordeta y con la cara llena de pecas le abrió la puerta:

¿Sí? –preguntó insegura la mujer.

Carolina Jones. El señor Dumbledore me citó aquí –dijo Clara enseñándole el papel donde ponía la dirección.

¡Ah! Yo soy Molly Weasley.

Un placer –dijo Carolina estrechándole la mano a la mujer.

Pasaron por un pasillo, en el que Clara se mantuvo en silencio por indicación de la señora Weasley, y cuando llegaron a la cocina, la señora Weasley le empezó a preguntar:

¿Y cuál es el motivo de su visita? Si no es indiscreción, claro. No le había visto antes por aquí.

Vivo en los Estados Unidos. Estudié en Hogwarts hasta quinto año, pero no he estado en Inglaterra desde entonces. Vine porque por lo visto Sirius Black me dejó una parte de la herencia en su testamento, y he venido a por ella.

¿Conocías a Sirius?-preguntó la señora Weasley intrigada.

Fuimos compañeros en Hogwarts. Pero no he sabido nada de él desde hace dieciséis años. Me llevé una gran sorpresa cuando me enteré de este asunto. Por su muerte y porque me mencionara en el testamento. La verdad, no me lo esperaba.

Ya –dijo la señora Weasley, y durante unos segundos se hizo el silencio, pero la señora Weasley empezó de nuevo a preguntar.- ¿Sabes lo que es esta casa?

No. No la había visto en mi vida antes de hoy. Con todo el respeto, pero tiene un aspecto bastante malo.

Era la casa de Siruis Black.

¡Oh! No sabía que viviera aquí.

Bueno, en realidad vivió aquí durante un año y medio.

¡Ah!

¿Sabes lo que está pasando aquí en Inglaterra?

Voldemort ha vuelto. –y habló con amargura en su voz- Lo leí en una revista llamada el "Quiquilloso", y lo volví a leer tiempo después en "el Profeta". Empieza la lucha de nuevo.

La conversación entre las dos mujeres se vio interrumpida por la aparición de un hombre en la cocina. Era Remus Lupin.

Molly, Arthur dice que esta noche viene a cenar, también estarán Tonks, Moody, Mundungus y la señora Figg –entonces se dio cuenta de la presencia de Carolina- Hola –dijo saludándola- ¿nos conocemos? Me resultas extrañamente familiar.

Remus Lupin, no me extraña que te hayas olvidado de mí, al fin y al cabo tan solo fuimos conocidos. Soy Carolina Jones, fui amiga de Lily Evans y Susana Stone hasta que me fui en quinto curso.

¿Carolina? –preguntó Remus asombrado, se había acordado de ella.

¿Eras amiga de Lily? –preguntó la señora Weasley.

Sí. Lo fuimos. Aunque cuando me fui de Hogwarts perdí el contacto con ella. Pero debería estar enterándome sobre el testamento de Sirius. No sé qué es lo que tengo que hacer. Tenía que venir, y he venido ¿Ahora qué? Ni siquiera está Dumbledore, que fue el que me llamó.

El profesor Dumbledore dijo que vendría esta noche. Podrás hablar con él en la cena. No te preocupes.-dijo con tono maternal la señora Weasley.

Mientras, Atenea Jones paseaba por el callejón Diagon. Había estado comprando los útiles para su año en Hogwarts. No había cogido los libros de todas las asignaturas. No, tan solo las que había aprobado en unos exámenes especiales que había realizado en el Ministerio de Magia durante el transcurro de la semana anterior. Eran como los equivalentes a los TIMOS, de echo, así constaba en su expediente. En pociones había sacado un "Desastre", cosa que no le extrañó. Atenea y los calderos tenían que mantener siempre una distancia mínima de cinco metros, sino se corría el riesgo de una gran explosión. En Historia de la Magia había sacado un "Excelente", en Defensa Contra las Artes Oscuras otro "Excelente", en Adivinación un "Excelente", en Aritmancia y Cuidado de Criaturas Máticas otros, y en las demás asignaturas un "Supera las expectativas". Estaba contenta con sus notas.

Atenea acababa de comprarse un uniforme de Hogwarts en Madame Malkim, y ahora tenía tiempo libre para hacer lo que quisiera. Bueno, en realidad hasta que empezara Hogwarts podría hacer más o menos lo que quisiera, ya que no estaría viviendo con su madre. Esta´ria con su "casi hermano" Rocco, que era dos años mayor que ella, y por lo tanto ya era mayor de edad. Rocco trabajaba en el Ministerio de Magia de Bulgaria, pero por un proyecto de los Ministerios de Inglaterra, Francia y Bulgaria, en un intento de reforzar los lazos mágicos, había habido traslado de personal de unos países a otros, y Rocco ahora trabajaba en el Ministerio de Magia de Londres.

Atenea casi se salta la tienda, en opinión de ella, más interesante de todo el callejón. "Sortilegios Weasley", anunciaba un cartel. Y en el escaparate había algunos productos de bromas, con explicaciones resumidas de sus efectos. "Esto tiene buena pinta", pensó Atenea con una sonrisa de oreja a oreja. Sin dudarlo ni un segundo, Atenea entró en la tienda con paso firme.

Buenos días futura bromista¿en qué podemos atenderla?- dijo un chico pelirrojo con pecas, igualito a otro que estaba a su lado.

Quiero obtener el puesto de alborotadora jefa en Hogwarts. Aunque eso sí, nadie sabrá que seré yo quien haga las bromas, y necesito de vuestros productos –dijo Atnea, diciendo claramente lo que se proponía.

A los gemelos Weasley se les iluminó la cara cuando oyeron esa afirmación, y estuvieron instruyendo a la futura bromista. Enseguida se dieron cuenta de que no era una novata precisamente. Se sabía un montón de trucos y bromas graciosas e ingeniosas, y los contaba de una manera tranquila y calculadora. Cuando Atene salió de la tienda, los gemelos Weasley habían hecho una buena venta, aunque ella se llevó muy poco. El resto iría llegando por lechuza durante los próximos meses.

Parece una chica interesante –dijo Fred.

Si se lo propone puede hacernos quedar como aficionados –respondió George a su gemelo.

Volviendo a Grinmauld Place, Carolina había conseguido hablar con el profesor Dumbledore y se había enterado de la forma de acceder a su parte de la herencia:

Entonces¿lo único que tengo que hacer es ir a Gringots con una copia de la herencia y pasar una prueba para demostrar que soy en realidad Carolina Jones?

Sí. Espero que pueda disfrutar de ella.

Sí –dijo Carolina con un suspiro- aunque no sé si podré. Me he tirado¿cuántos años? No importa, muchos años sin pisar Inglaterra. Y cuando vuelvo me entero que Sirius, un antiguo compañero que estaba por mí pero con el que nunca salí, ha muerto y me ha dejado parte de su herencia. También sé que estuvo durante un montón de años en Azkaban, pero que era inocente. Voldemort ha vuelto, la Orden ha vuelto ( NA: Carolina perteneció a la Orden del Fénix cuando estaba en los Estados Unidos. Se encargaba de ayudar a los magos de la Orden que iban a Estados Unidos, y de avisar si advertía que iban mortífagos por allí, y como trabajaba en el Ministerio de Magia, era como una espía allí que informaba de decisiones que pudieran afectar. Pero como estaba tan lejos, no tenía mucho contacto, y por eso no se enteraba mucho de lo que pasaba en Inglaterra). Mis antiguos amigos han desaparecido y el único que queda es Remus, con el que tampoco tuve nunca una relación muy estrecha. Tantos años fuera, demasiados. Han ocurrido muchas cosas, y me he enterado de todas de golpe. Y todo para volver dentro de unos días a Estados Unidos, y volver a desconectarme de lo que pasa aquí por otra tira de años.

En realidad, me gustaría saber si está segura de volver. Hay cosas que podría hacer aquí –dijo Dumbledore suavemente.

¿Volver a la Orden?-preguntó Carolina –Puedo volver a hacer lo de la otra vez.

En realidad, a lo que me refería, es si le gustaría aceptar el puesto de profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras en el colegio de Hogwarts. Estoy seguro de que lo haría perfectamente.

¿Aceptar o no aceptar¿Volver a su antigua vida, o intentar reanudar una nueva aquí en Inglaterra¿En realidad era una nueva vida, o la reanudación de una que dejó hacía mucho tiempo? Bueno, ya había vuelto a Inglaterra, a pesar de que no se creía capaz de hacerlo. Quizás sería buena idea quedarse un tiempo aquí.

Acepto. Pero si los alumnos acaban conmigo ya sabré a quién echarle las culpas.

Bien –dijo Dumbledore con una sonrisa- pero pasemos a la cocina, creo que Molly ha preparado unas croquetas deliciosas.

Durante aquella cena conoció un poco a algunos miembro más de la Orden del Fénix. Moody al principio la miró con desconfianza, pero cuando se enteró que había participado en la Orden original la miró con más simpatía. La señora Figg la estuvo mirando raro toda la noche. Intentaba disimularlo, pero Carolina la sorprendió dos veces mirándola fijamente."¿Qué raro¿Por qué será?", pensó. Pero no le dio mucha importancia, ya lo acabaría averiguando. Tonks enseguida empezó a hablar con ella, parecía una chica muy vivaracha.

Y puedo cambiar mi aspecto a voluntad- le contaba Tonks a Carolina –evidentemente hay un límite. Si cambio durante mucho tiempo me canso, y tengo que volver a mi aspecto original, pero si cambio pocas cosas puedo estar casi indefinidamente cambiada.

¿Y cómo cambias?

Me hago una imagen mental del cambio, me concentro y ya está. Por ejemplo, digamos que quiero ponerme pelo castaño liso y largo, con ojos marrones y nariz respingona. –y diciendo esto, se concentró.

El aspecto de Tonks empezó a cambiar, y se convirtió en una chica completamente distinta. A Carolina le recordaba a alguien, pero no conseguía recordar a quién. De repente, Remus volvió a la cocina, pues había salido a por el postre, que estaba enfriándose en la habitación contigua. Cuando vio a Tonks, el postre se le cayó, y se le quedó mirando con la boca abierta. La señora Weasley pegó un grito cuando vio su delicioso postre por el suelo. Esto hizo reaccionar a Remus, que enseguida empezó a ayudarla. Cuando consiguieron recoger el postre, se dirigió a Tonks (ya había vuelto a cambiar de aspecto) y le habló:

Lo siento. No sé lo que me ha pasado. Pero es que eras igualita a mi antigua novia Joanne. Durante un momento he pensado que eras ella. Aunque claro, ha sido una tontería, murió hace mucho tiempo. La mataron los mortífagos. Pero ha sido como ver un fantasma.

Por eso a Carolina le recordaba a alguien. Una imagen difusa de la fiesta de cumpleaños de Remus que dieron en quinto le vino a la mente. Sí, a ella había ido Joanne. ¡Qué lejos quedaba ahora esa fiesta! Sin duda eran tiempos mejores.

Carolina se quedó a dormir en el cuartel de la Orden del Fénix. No tenía otro sitio a donde ir. La señora Weasley le enseñó el dormitorio donde se quedaría durante todo el verano. Carolina se fijó en que había dos camas más, y la señora Weasley le explicó que eran las camas de su hija y las de una amiga suya, y que las dos llegarían dentro de dos días.

Al día siguiente, la señora Weasley iba al callejón Diagon a comprar algunas cosas. Como Carolina quería comprar algunos libros para preparar sus clases, y además no tenía nada que hacer en esa casa, decidió acompañarla. Estuvieron toda la mañana de aquí para allá, finalmente visitaron una tienda llamada "Sortilegios Weasley", y que por lo visto estaba dirigida por dos hijos de la señora Weasley:

¡Hola mamá¿No me digas que al final vas a comprar alguno de nuestros artículos? –dijo un chico pelirrojo con pecas.

Ja, ja. Muy gracioso Fred. No he venido a eso, sino a preguntaros si vais a venir mañana, a comer con nosotros. Mañana vienen Harry, Hermione y vuestros hermanos Ron y Ginny. Pensé que a lo mejor queríais hablar con ellos.

Sí, supongo que nos pasaremos por allí. Tenemos que advertirle que este año vamos a tener a un sucesor –dijo con una sonrisa de oreja a oreja un chico idéntico al anterior.

¿Sucesor? –preguntó ingenuamente Carolina -¿Sucesor de qué?

¡De los alborotadores de Hogwarts, por supuesto! –respondieron a la par los gemelos.

Éramos los mejores gastando bromas-

Nadie nos ganaba –continuó el otro.

¡Ah¿Cómo los Merodeadores? –preguntó Carolina al enterarse de qué iba la cosa.

¿Conocías a los Merodeadores?-preguntaron asombrados Fred y George.

¿Quién no los conocía en sus tiempos? James Potter, Sirius Black, Remus Lupin y Peter Pettigrew.

Durante la hora siguiente los gemelos estuvieron preguntando a Carolina sobre las bromas que habían hecho los Merodeadores. En un principio la señora Weasley dijo que seguramente Carolina no estaba para esa chiquilladas, pero tuvo que rendirse al ver que a ella no le importaba para nada el interrogatorio de los gemelos. Es más, disfrutaba con él, pues le hacía acordarse de los buenos momentos que pasó.

Al día siguiente Carolina se despertó un poco tarde. Cuando bajó a la cocina se encontró que en ella había nuevas personas. Un chico pelirrojo con peca y dos chicas, una pelirroja y la otra castaña. "Seguro que los pelirrojos son los hijos de la señora Weasley, y la otra chica su amiga".

Buenos días.-saludó Carolina.

Buenos días –respondieron los muchachos.

Carolina se dirigió a un mueble de la cocina y cogió un bote de café. Mientras se lo preparaba, escuchaba los cuchicheos de los muchachos, murmuraban lo extraño de no haberla visto antes. Carolina sonrió. Carolina estaba preparando sus tostadas cuando llegó la señora Weasley y empezó a hablar a los chicos:

Bueno, hoy vamos a ir a comprar los libros, así que daos prisa en terminar el desayuno. ¿Tenéis la lista?

Sí, pero no sabemos qué libro de Defensa Contra Las Artes Oscuras tenemos que comprar –dijo el chico pelirrojo.

"Hechizos de ataque y defensa en situaciones reales" de Rowanne Belletroit. –dijo Carolina.

Los chicos se le quedaron viendo sorprendidos.

Voy a ser vuestra profesora de DCLAO en este curso. Espero que nos llevemos bien. Mi nombre es Carolina Jones.

Ron Weasley.

Ginny Weasley

Hermione Granger.

En ese momento, unos chillidos empezaron a oírse por toda la casa.

¿CÓMO OS ATREVÉIS A ENTRAR EN LA ANCESTRAL CASA DE LOS BLACK¡TRAIDORES A LA SANGRE!

¿Quién arma todo este escándalo?-preguntó Carolina.

Un retrato de la madre de Sirius –contestó Hermione –alguien habrá hecho ruido en el pasillo.

¡Qué molesto! Voy a hacer callar a esa vieja bruja.

Y dicho y hecho, se dirigió al cuadro de donde salían los gritos, y lanzando un hechizo, hizo que el cuadro empezara a arder. Pero no duró mucho tiempo, porque enseguida Tonks lo apagó (a todo esto, la madre de Sirius se había callado y se había escondido todo asustado detrás del marco.

No digo que sea mala idea, pero podrías quemar la casa con el cuadro –dijo Tonks.

Tampoco se perdería mucho –dijo Carolina, pero bajó la cabeza admitiendo que Tonks- ¿y éste quién es?-dijo Carolina al fijarse en un chico que iba con Tonks.

Te presento a Harry potter. Harry –dijo dirigiéndose al chico- esta es Carolina Jones, va a ser tu profesora de Defensa Contra Las Artes Oscuras.

Un placer –dijo el chico con un apretón de manos. Pero se quedó mirando raro a Carolina. Carolina, por su parte, vio en Harry a un James, pero con los ojos verdes y una cicatriz en la frente. Y esto la acordarse de sus antiguos compañeros. "Estúpido Voldemort¿por qué te llevaste a los que eras inocentes?".

Harry se llevó una gran sorpresa cuando vio a aquella mujer que quemaba el cuadro de la madre de Sirius. ¡Era idéntica a su vecina¿No sería ella su hermana, de la que le había hablado la señora Jones? Sus sospechas se afianzaron cuando Tonks le dijo el apellido : Jones, igual que el de su nueva vecina. Tendría que investigar, le gustaría ayudar a su vecina a encontrar a su hermana. Pero primero tendría que asegurarse, no quería meter la pata y dar falsas esperanzas a Clara para luego ver que tan solo era casualidad, y que su nueva profesora de Defensa Contra Las Artes Oscuras no tenía nada que ver con ella..

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El siguiente capítulo lo tengo a medias. Me está dando más problemas de lo que en un principio pensaba. Estoy dudando si en él va a aprecer Snape, o si lo dejo para el próximo. Nó sé, ya veréis.

¡Gracias Ana María por dejar crítica!