Capítulo dieciseis
Un nuevo año escolar empezaba. El andén 9 y ¾ estaba repleto de jóvenes estudiantes que acudían a Hogwarts. La mayoría caras conocidas. Tan sólo había algunas caras nuevas, pertenecientes a niños de once años y a una chica de dieciséis. Nadie la señaló, ni se preguntó qué hacía esa extraña colocando su baúl en uno de los vagones del expreso de Hogwarts. Nadie se fijó en ella. El pasar desapercibida era una de las cualidades más potenciadas de Atenea. Eso y el ocultar sus verdaderas intenciones, tener siempre una máscara, que nadie supiera lo que estaba pensando en realidad.
El vagón en el que estaba sentado Atenea dejó pronto de estar vacío. Pronto llegó una chica rubia, con el pelo muy desarreglado, ojos azules y una varita detrás de la oreja. No pareció percatarse de que en el vagón ya había otra persona. Se sentó en el asiento de enfrente, y sacó una revista, revista que empezó a leer al revés. "El Quisquilloso", pudo leer Atenea en la pasta de la revista. En la página que estaba leyendo la chica, aparecía un dibujo de un snorcklac de cuernos arrugados. "Está mal dibujado" pensó Atenea, "el snorcklac tiene los pies delanteros más cortos que los traseros, y su pico es mucho más afilado. ¿Qué clase de incompetente habrá hecho este dibujo?".
Está mal dibujado –dijo Atenea a la muchacha.
¿Perdón? –dijo fijándose en Atenea por primera vez- ¿Qué está mal dibujado?
El snorcklac de cuernos arrugados. No sé quién llevará esta revista, pero sin duda debería contratar a mejores dibujantes. Este snorcklac está pésimamente dibujado. Los snorcklac tienen los pies delanteros más cortos que los traseros, y su pico es mucho más afilado. Tal y como está dibujado se puede confundir fácilmente con un tripickto.
Luna Lovegood al oír algo en contra de su revista, en un primer momento pensó en responder a la peliazul de una manera no muy agradable. Pero luego recapacitó, y su curiosidad pudo más:
¿Has visto a un snorcklac de cuernos arrugados?
Atenea sonrió, y buscando en su baúl, sacó un álbum de fotos. En una de las fotos, salía ella con una criatura en los brazos. Criatura, que como reconoció Luna, era un snorcklac de cuernos arrugados. Luna echó un vistazo al dibujo de la revista, y luego otro a la foto. La verdad es que Atenea tenía razón. Pero eso no era lo más importante, sino que por primera vez se tenía una importante prueba de que esas criaturas existían. Atenea debería dejarle aquella foto, y permitirle publicarla en el periódico de su padre. ¡El descubrimiento era increíble!
¡Tienes que permitir que esa foto salga en la revista¡Una prueba tan evidente de que los snorcklas de cuernos arrugados existen no debe permanecer escondida! –saltó Luna.
¿Y por qué?
La gente sabrá por fin que esas criaturas existen. Debes mostrarla.
A mi me da igual que la gente sepa o no que existen. La foto es mía y no se la voy a enseñar a ninguna revista.
Ppee-ppeeroo... –dijo Luna sin creerse lo que le estaba diciendo la otra chica.
Seguramente dirían que estaba trucada, y me tomarían por una lunática. O si se lo creyeran de verdad, la gente me acosaría a preguntas intentando averiguar dónde había encontrado la criatura. Gracias, pero no. Me gusta mi vida tal y como es. No me apetece cambiarla por una foto. Y ahora si no te importa, por favor, no vuelvas a pedirme que muestre esta foto. ¡Ah, mi nombre es Atenea Jones!
Luna Lovegood –dijo con desgana, y durante el resto del viaje no volvieron a hablar entre ellas. Luna estaba decepcionada por la decisión de Atenea, pero era decisión de ella, y no se podía cambiar.
La señora del carrito de los dulces pasó por su compartimento, pero ninguna de las dos compró nada. Escasos minutos después de que se hubiera ido, un chico rubio platino, seguido de dos chicos que parecían unos gorilas entraron en el compartimiento. El chico rubio habló:
¡Oh, qué pena! Vinimos buscando a Cara Rajada Potter, pero parece que aquí sólo está Lunática Lovegood y... –se paró al darse cuenta de que Atenea también estaba en el compartimiento –una alumna a la que no tengo el honor de conocer:
Atenea Jones –dijo fríamente.
¿Otra sangresucia más? Vaya, vaya¿es que todavía no os habéis enterado de que tenéis los días contados?
No hables de lo que no sepas Malfoy. Y sí, sé tu apellido –dijo al ver la cara de sorpresa del chico –y sé muchas cosas que te sorprenderían. Ahora haz el favor de salir de aquí.
Tal vez fuera la sorpresa de que aquella chica a la que suponía hija de muggles, y que por lo tanto debía desconocer todo lo relacionado con el mundo de los magos supiera su nombre, o el todo frío con el que le habló. El caso es que Malfoy se sintió intimidado, y salió de allí sin pronunciar una palabra más. Sus dos gorilas guardaespaldas le siguieron.
Cuando el tren finalmente llegó a Hogwarts, Atenea se fue con el grupo de primero. Cruzó con ellos el lago en el bote, y pudo admirar desde el lago el majestuoso castillo de Hogwarts. Era realmente bello. Luego fueron conducidos al vestíbulo, donde la profesora McGonagall les dijo que serían divididos en cuatro casas. También añadió, que ella sería la última en ser seleccionada, y que antes de serlo, se le explicaría al colegio que ella cursaría sexto curso en vez de primero. Atenea asintió ante estas palabras.
Todos los alumnos de primero, junto con Atenea entraron al Gran Comedor. Se sentían intimidados bajo las atentas miradas del resto de los alumnos. Atenea no, a pesar de que ella atraía la mayoría de las miradas, al ser evidente que no era de primero. El sombrero seleccionador cantó una canción, y después de ella la profesora McGonagall empezó a llamar a los alumnos uno a uno. Cuando quedo solo ella por seleccionar, el profesor Dumbledore habló:
Seguramente les habrá extrañado la presencia de la señorita Atenea Jones entre los alumnos de primero. Por razones puramente personales, la señorita Jones no pudo cursar anteriormente en Hogwarts, pero se ha unido a nosotros ahora. Cursará en sexto curso, y pido que sea bien acogida.
Dicho estas palabras se sentó, y la profesora McGonagall llamó a Atenea. Era el turno de colocarse el Sombrero Seleccionador. Lo cogió tranquila, le daba igual la casa en la que sería seleccionada, pensaba llevar sus planes a cabo y nada se lo iba a impedir. Cuando se colocó el sombrero, le cubrió los ojos, y durante un rato dejó de ver al Gran Comedor. El Sombrero le empezó a hablar al oído:
"Inteligente, sumamente inteligente. Sagaz y perspicaz. Un voluntad de hierro para llevar a cabo lo que se proponga. Ambición, y no le importa romper las reglas para salirse con la suya. Valiente, pero no le importa retirarse si con ello consigue una ventaja sobre su oponente. Calculadora, y tiene ambiciosos planes en marcha¿sabe que son peligrosos y que le podrían salir las cosas mal?"
"No me saldrán mal" Respondió totalmente convencida Atenea.
"Seguridad en sí misma, no hay duda. Y también tiene una faceta bromista debajo de sus innumerables capas. Este año seguramente será entretenido. Ya sé donde vas, sin duda que eres una ... ¡SLYTHERIN!
Atenea se quitó el sombrero, y se dirigió a su mesa, de la que por cierto, pocos aplausos habían salido ante la decisión del Sombrero Seleccionador. Bueno, ya tendría tiempo de ocuparse de ellos, les tenía unas cuantas sorpresitas aguardándoles. El único sitio libre era un asiento en el medio. No le había dado tiempo ni a acabar de sentarse cuando Draco Malfoy llegó a donde se encontraba:
Vaya, vaya. Así que la sangresucia ha acabado en Slytherin¿quién lo iba a pensar?
Atenea le miró de arriba abajo con una sonrisa suficiente en su rostro y un brillo burlón en los ojos. Luego le habló a Malfoy:
Para su información, soy la última descendiente de los Valet, noble familia de magos italiana. De sangre pura desde tiempos inmemoriales, y que sus raíces se remontan hasta la Edad Antigua. Mi sangre es mucho más pura que la tuya Malfoy. Y si llevo el apellido Jones, no es por gusto, sino porque me adoptaron a los siete años. Ahora déjame en paz, y deja de decir estupideces. Te dije antes que no hablaras de lo que no sabías, pero por lo visto no me has hecho caso. Ahora te lo vuelvo a repetir: no hables de lo que no sepas.
Toda la mesa de Slytherin había oído las palabras de Atenea, y se había quedado sorprendida. ¿Una Valet entre ellos? Malfoy realmente había hecho el ridículo al llamarla sangre sucia.
Dumbledore se levantó de su asiento e interrumpió los cuchicheos que habían empezado a correr por la mesa de Slytherin:
Otro año más empieza. Y en éste contaremos con la presencia de la señorita Carolina Jones como profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras. También me gustaría advertir a los de primer año, y recordárselo a algunas personas de cursos superiores, que el Bosque Prohibido está prohibido. Dicho esto, que comience el banquete.
El comportamiento de Atenea con Luna tiene una explicación, y al final Luna va a conseguir una fotografía, aunque no esa. Ya sé que dije que en este capítulo a lo mejor aparecía Snape, pero es que me costó mucho escribirlo ( la inspiración se fue de vacaciones, sig), y al final lo puse así porque si no tardaba una eternidad en actualizar. Y en el siguiente SÍ sale Snape (ya tengo escrita una parte). Respuesta a reviews:
Amsp14: a mi también me ha estado dando problemas, un día no fui capaz de meterme con mi contraseña. Y sí, las dos hermanas acabarán encontrándose, y Clara va a tener un montón de cosas que contarle a Carolina, pero todavía no tengo muy claro cómo. Sí, Harry les echará una mano, pero esa parte está muy borrosa, al final, como siempre, lo acabaré decidiendo frente al ordenador. Me alegro de que te siga gustando la historia.
Alice Frank: Me alegra tener una lectora más. Espero continuarla pronto.
