DISCLAIMER: Bueno dado que no quiero problemas con los abogados de Masami Kurumada -Ve a los abogados amenazando con demandarla y quitarle el poco dinero que tiene- debo decir que los personajes de Saint Seiya no me pertenecen a mi solo me pertenecen...bueno un poco de la historia del fic y los personajes que invente para el fin de la misma.

RESUMEN: Bueno la historias del romance de Shión con una guardiana de Athena antes y después de la primera pelea con Hades para luego pasar al de Mü con la hija de estos...pésima para los summarys pero la historia es mejor al menos eso espero

GENERO: Romance/General.

RAI: 'PG-13' talvez llegue a 'R'

PAREJAS: Principales: Shión/Elentári y Mü/Elbereth.

Implicadas: Siriondil/Elentári, Eros/Elentári, Lomio/Elentári,

Shiryu/Elbereth y Eros/Elbereth.

A/N: Los primeros capis se concentran en Shión/Elentári, primera fic de una colección de cinco. Bueno alguien me pregunto de eso de las parejas principales y lo explicare: Es una atracción de un solo lado, Ej.: Siriondil esta enamorado de Elentári pero Elentári solo lo ve como un amigo al igual que Eros y Lomio es caso especial y lo averiguaran mas adelante.

-Conversación normal-

-"Conversación entre mentes"-

-itálicos- pensamiento


"Tennyo De Las Estrellas"

Capitulo V:

Era otra noche fresca y clara en el santuario de Athena, las estrellas brillaban en todo su esplendor como nunca antes lo habían hecho en el refugio –y supuso que era por la presencia de Elentári- el fresco viento nocturno refresco su piel mientras sus ojos rosa pálido permanecían inmersos en el cielo nocturno. En ese momento –por si se preguntan- estaba sentado en el primer escalón enfrente de su templo.

No hacia mucho –aunque en realidad si había pasado mucho- Elentári había pasado por ahí junto con Vánie, la guardiana y santo del templo de Sagitario. Aparentemente Athena había enviado a Vánie para buscar a su dama y posiblemente mostrarle donde pasaría las noches mientras permaneciera en ese lugar, lo que quería decir que no tendría que compartir la con ella de nuevo –algo que en lugar de hacerlo feliz lo molestaba un poco-. Con un leve suspiro Shión coloco sus manos detrás de su cabeza y se acostó sobre la fría y milenaria piedra de la que consistía el piso, sus ojos se posaron sobre su constelación regente y por primera vez noto que la constelación de Aries brillaba un poco mas que las demás, lo que confirmo lo que Elentári le había dicho la noche anterior.

-Vas a estar ahí parado toda la noche Dohko- El caballero de Aries sorpresivamente hablo

-Debí de haber sabido que me notarias- El guardián de la séptima casa del zodiaco apareció de las sombras –Pero no comprendo como si oculte muy bien mi cosmos y cualquier otro sonido-

-Lose, pero no fue por eso por lo que te detecte- Shión tomo un pequeño respiro antes de proseguir –Fue mas bien por el inconfundible aroma de jazmines del perfume de Vánie-

-¡Como?- Algo curioso Dohko sintió el olor de su ropa y efectivamente, el delicado y relajante perfume de la mujer que amaba estaba impregnado en sus ropas –Tendré más cuidado la próxima vez-

Shión esbozo una pequeña sonrisa –Para empezar, uno debería de regresar a dormir a su respectivo templo-

-Supongo que tienes razón- Dohko camino hacia su amigo y se sentó a su lado –Pero recibir los consejos de un hombre que casi todos los días olía a un perfume diferente seria cínico-

-¿Nunca dejaras de reprocharme eso verdad?- Shión pregunto fríamente, el que le recordaran lo que había hecho en el pasado no era de su agrado aun aunque fuera un gran amigo quien lo mencionara –Además si mal no recuerdo tu eras igual-

-Lose, éramos unos jóvenes que querían experimentar cosas antes de que fuera demasiado tarde- Dohko también se acostó en el suelo al lado de su amigo –Pero al contrario de muchos, y con las motivaciones adecuadas, supimos cuando parar-

-Pero si no hubiéramos recibido tales motivaciones nosotros tampoco hubiéramos sabido parar- dijo Shión.

-Talvez tengas razón- Dohko suspiro lentamente mientras observaba las estrellas que adornaban el cielo –Pero creo que yo hubiera cambiado por Vánie, sino lo hubiera hecho antes-

-¿Y quien no?- Shión pregunto recordando el día en el que ellos accidentalmente vieron el rostro de la guardiana de Sagitario –Es hermosa y con un corazón muy noble-

-Lose, pero Elen y Riel también son hermosas - Dijo Dohko recordando a las guardianas de Leo y Piscis respectivamente –Y de corazón muy noble también-

-Es verdad, pero ellas también son muy temidas por los otros caballeros, dado que los de bronce y plata les tienen un respeto así como un temor inmenso-

Dohko le sonrió al cielo –Supongo que ese respeto y temor viene sobretodo porque son las únicas mujeres de toda la orden de los ochenta y ocho caballeros-

-Pero aunque sean caballeros, su corazón sigue siendo el de mujeres- El caballero de Aries suspiro –Y aunque lo esconden muy bien, se que ellas tienen los mismos anhelos y deseos que las mujeres ordinarias-

-Si, aunque las tres ya conocen el amor y lo han encontrado de forma plena, no pueden unirse a ellos en forma completa por obvias responsabilidades que deben cumplirse antes que los deseos de su corazón- Dohko miro el grupo de estrellas que conformaban la constelación de Sagitario –Puedo hacerte una pregunta-

-Supongo que puedes hacerla- Shión contesto

-¿Como le hiciste para controlarte?- Dohko pregunto pero su amigo lo vio algo confundido – ¿Ya sabes con Elentári?-

Los ojos del caballero de Aries se abrieron en sorpresa – ¿A que te refieres?-

-Bueno es que hoy la vi y debo decir que es una mujer muy hermosa, parece una diosa con esos cabellos como la plata y la pálida piel nívea, además Sercë me dijo que había dormido en tu casa anoche- Dohko le explico a su sorprendido amigo –Y quiero saber como te controlaste, porque cualquiera hubiera hecho algo indebido con una mujer como ella-

-Yo se que cualquier otro hombre hubiera aprovechado la oportunidad pero yo lo hubiera sentido como un acto bajo e inmoral, si lo hubiera hecho hubiera sido una violación- Shión miro a las estrellas de la constelación de Aries –Me habría aprovechado de una mujer que es obvio que no sabe de los comportamientos lujuriosos de tanto los dioses como los humanos, además que hubiera sido en contra de mi moral-

-Supuse que eso me contestarías- Dohko se sentó de nuevo y se estiro –Pero parece que tienes competencia por el afecto y el corazón de Elentári-

-¿Estas insinuando que me siento atraído a ella?- Shión le pregunto al santo de Libra, a lo cual este asintió –Creo que te has equivocado-

-Por favor Shión, nadie te conoce mejor que yo- Dohko le sonrió a su amigo dado que sabia que no podía negar ese hecho tan importante –Te sientes atraído a ella porque no es como las demás mujeres que has conocido, te atrae su inocencia, su belleza, su pureza, su cosmos, te atrae el hecho que ella sea única-

-Si, tienes razón- El santo de Aries suspiro pesadamente, a la vez que se sentaba también –¿Y a que te refieres con eso de competencia?-

-Que tienes competencia, mi querido amigo- Dohko le volvió a repetir mientras colocaba sus manos en el piso –Vánie me contó que cuando fue a buscar a Elentári, se encontró con algo que no esperaba encontrar jamás-

Shión miro a su amigo con algo de frialdad mientras siseaba la pregunta – ¿Que fue lo que Vánie encontró?-

-Bueno encontró a Siriondil tomándole la mano y completamente embelezado con su rostro y voz- Dohko le respondió mientras se ponía de pie –Yo si fuera tu me andaría con cuidado con el caballero del Dragón, cuando se propone algo usualmente lo obtiene-

-Gracias por decírmelo- Shión también se puso de pie –Tendré cuidado-

El caballero de Libra sonrió –Buenas Noches-

El guardián de la casa de Aries asintió y vio a Dohko marcharse hacia ya fuera su templo o el de Sagitario, Shión vio por ultima vez las estrellas que hasta hacia un día Elentári había cuidado por quien sabe cuanto tiempo, antes de entrar a su templo. En la estancia de Athena, por sobre las doce casas, un par de ojos grises miraban las estrellas también, las amigas que había dejado atrás, con una melancólica sonrisa ella se dio la vuelta y camino a su cama.


Un mes después

Tal como lo había dicho Athena otra de sus damas había aparecido y esta era la dama que guardaba la virtud de la comprensión, el nombre de la dama era Leena y era una de las ultimas descendientes puras de la ya perdido pueblo de los 'Espartanos'(1), pero había algo en mas en ella que el solo hecho de ser una dama de Athena y era que Apolo también la tenia en estima y protección, la mayor prueba de tal hecho era que Leena poseía el don de la profecía al igual que alguna vez lo tuvo la princesa troyana Cassandra(2). Ella había aparecido por sorpresa frente a Kelvar, caballero y guardián de Géminis, él cual la llevo a Athena, cabe decir que Leena no había llegado al santuario sola con ella venia Dafne(3), su pequeña hija de seis años, la cual se había apegado rápidamente a Kelvar.

Parecía que los frescos días previos a la llegada de Leena habían terminado y que Apolo se ensañaba con ellos al hacer que el sol brillara fuerte e intenso sobre el recinto, tanto que era casi imposible permanecer afuera por mas de una hora sin desmayarse por el calor o empezar a sentir que tu piel se quema (A/N: en mi país eso pasa y duele como no tienen idea) incluso los caballeros se rendían ante el poder del sol. De acuerdo con Athena el hecho de que el sol estuviera sobre ellos era porque Apolo estaba vigilando a Leena, porque la amaba, y a Dafne.

Fuere lo que fuere estaba empezando a hartar y desesperar a los caballeros, que no podían hacer nada a causa del calor mas que permanecer en sus templos, que gracias a la piedra eran frescas y una solución solo para los dorados, y a los pocos caballeros de bronce y plata a los que sus guardianes les permitían entrar, además de que se estaban muriendo del aburrimiento dado que debido al intenso sol ni siquiera se podía hacer guardia debidamente porque no podían durar mucho bajo los intensos rayos solares.

Pálidos y largos cabellos color lima estaban esparramados en contraste con el oscuro gris de la roca del suelo del templo de Aries, los profundos ojos color rosa miraban con intensidad el techo mientras permanecía acostado sobre el fresco piso de su templo, que como factor común era la superficie mas fresca en todos los once templos también, el mismo Dohko –las pocas veces que se había atrevido a bajar hasta su templo- le había dicho que para mantenerse frescos él y Vánie estaban durmiendo en el suelo, técnica que el mismo Shión había empezado a utilizar, solo para comprobar que era muy efectiva para mantenerse fresco por la noche, además de utilizar ropa fresca claro esta.

Un suspiro escapo de sus labios cuando escucho pasos en su templo, se puso de pie con mucha pesadez y pereza, la verdad hubiera preferido quedarse en su habitación mas en ese momento que por fin se encontraba fresco, salio de su habitación –que se encontraba escondida de la vista de todos los que no conocieran el templo- y camino a la sección principal. De seguro era Sercë queriendo saber como iba la reparación de su armadura, después de que la averió cuando entrenaba con Siriondil, de todas maneras que los había llevado a entrenar en esas condiciones. Cuando al fin apareció de entre los pilares se encontró cara a cara con nada mas y nada menos que con Siriondil, que durante el ultimo mes había dejado en claro que deseaba conquistar a Elentári convirtiéndose así en la persona menos favorita de Shión, con los brazos cruzados sobre su pecho y muy relajado.

-¿Que haces aquí, Siriondil?- Shión pregunto con la mayor calma posible

-Bueno Sercë me envió a ver como iba su armadura- Siriondil contesto sin notar la disfrazada hostilidad en la voz de Shión –Dice que hace mucho calor y que no desea hiper ventilarse de nuevo-

-De nuevo, si la pinché armadura solo tiene dos días aquí- El caballero del primer templo del zodiaco pensó ante el cinismo del patriarca –Dile que no se preocupe, que su armadura va bien-

Siriondil miro la armadura del patriarca – ¿Cuando la vas a terminar de reparar?- El caballero del Dragón regreso su mirada al santo de Aries –Usualmente no te toma tanto tiempo reparar una armadura aunque el daño sea tan severo-

-Hmph- Shión frunció el ceño con algo de desdeño –Pues hace mucho calor como para ponerme a trabajar en esto-

-Pues creo que tienes razón, en condiciones no dan muchas ganas de hacer nada- Siriondil apoyo el comentario de su superior

-Shión!- La hermosa voz de Elentári sonó en el templo, con un sereno y placentero eco –Pensé que estarías con Dohko, dado que no te encontré en tu habitación-

-No, hace mucho calor como para aventurarme hasta allá arriba- El santo dorado de Aries se dio la vuelta para ver a la hermosa joven, que estaba usando un hermoso peplo(4) color durazno que le sentaba muy bien –Además debo trabajar¿pero que os trae por aquí?-

-Bueno ya tenía planeado venir a verte- Elentári respondió tímidamente a la vez que posaba su mirada en el suelo –Y como Siriondil venia hacia acá decidió acompañarme-

-Tenia que ser el pequeño hijo de…- Pensó Shión algo, para no decir muy, molesto con el caballero del Dragón – ¿Pero porque querías verme?-

-Deseo darte algo- Ella respondió.

-Darme algo- Shión extendió una mano cuando ella le dio un pequeño saco de seda azul, con curiosidad abrió el saquito y vio tres piedras que brillaban con vivos colores bajo la tenue luz – ¿Que clase de piedras son?-

-Son unas que yo cree una vez, pero cuando lo intente de nuevo ya no pude hacerlo- Ella miro a Shión con una sonrisa –Algo muy dentro de mi me dice que tu podrás hacerlas de vuelta-

Shión miro a las piedras luego a ella –Pero ¿porque me las da?-

-Por eso- Ella señalo la armadura del Pegaso, pero al parecer no entendieron lo que quería decir –Verán cuando estaba en el Monte Olimpo, yo las pulverizaba y las usaba con las estrellas o para reforzar las armas o armaduras de Athena o Artemisa de leves rasguños-

-Crees que si uso estas piedras en la armadura del Pegaso, esta se haga mas fuerte- Shión resumió captando la idea de la doncella, a lo que ella asintió con una sonrisa –No, perdería nada al intentar-

-Entonces te dejaremos trabajar- Elentári empezó a caminar a la salida seguida muy de cerca por Siriondil –Hoy por primera vez desde hace mucho tendréis una tarde y días frescos, cuando Apolo se aleje-

La hermosa dama le sonrió por ultima vez antes de irse con Siriondil, en el momento en el que ambos salieron la calurosa atmósfera se aminoro un poco, claro que no del todo, pero lo suficiente para trabajar. Sus ojos pasaron a las piedras de nuevo, la verdad que no perdía nada al intentarlo además de que podía funcionar. Después de reparar la armadura y pulverizar una de las rocas, el tomo un poco del polvillo en su mano y la roció sobre la armadura, el fino y brillante polvo parecía brillar como las estrellas, 'Polvo de Estrellas' parecía un buen nombre para ese polvo.

Cuando todo el polvo cayo sobre la armadura él termino su trabajo y quedo sorprendido, la armadura se miraba mas resistente que antes y brillaba con mas vida que antes, era el mejor trabajo que había hecho en toda su vida, además de que el calor al fin había cesado, con decisión Shión fue a la estancia del patriarca para informarle que había terminado con su armadura.

(A/N: Le doy gracias a Maribel, dado que ella me regalo su idea acerca de esas piedras y lo que acaban de leer vino gracias a ella dado que a mi no se me había ocurrido nada –risita nerviosa- gracias a ella por pensarlo por mi).


Después de haberse despedido de Shión y de que el sol se alejara un poco, Siriondil se atrevió a llevarla por ahí para que no se aburriera tanto. A veces Elentári se preguntaba porque el caballero del Dragón la trataba tan gentil y amablemente, pero la verdad ella había podido percibir que su personalidad no varia de lo que mostraba diariamente, al fin Siriondil la había llevado a una pequeña arboleda que se encontraba algo escondida entre los templos de Escorpión y Sagitario.

Elentári estaba sentada sobre la rama de un árbol, era un árbol que había crecido de una manera muy especial, el tronco era muy grueso pero no muy alto, talvez un metro con noventa, las ramas habían crecido de distintas maneras, unas iban hacia arriba pero otras crecían hacia abajo y se doblaban de tal manera que era posible sentarse en ellas, las hojas eran tan verdes y crecían como formando un canopi natural, además de que otorgaba buena sombra y mantenía a la persona fresca, en fin ese árbol era perfecto para descansar. Los profundos ojos de Elentári pasaron a Siriondil –que estaba sentado en el césped con su espalda recostada en le tronco de dicho árbol- acariciando las suaves plumas celestes del pecho de Hasufer, que descansaba tranquilamente en su brazo.

-Parece que le agradas- Elentári comento al verlos

-Así parece- Siriondil miro por un momento al águila, después movió su vista a la hermosa mujer que estaba a su lado, en verdad estaba embelezado con ella –¿Y yo le agrado a usted?-

-Claro que me agradas- Ella le respondió sin notar la verdadera intención de la formulación de dicha pregunta –Eres un ser bondadoso y gentil-

-Me alegra el oír eso de usted- El caballero del dragón le dio una gran sonrisa a la doncella de cabellos plateados – ¿Le puedo hacer una pregunta?- Cuando ella asintió él tomo un pequeño suspiro –Me preguntaba bueno si usted…- Él se ruborizó un poco y fijo su vista en el águila que lo estaba viendo de vuelta – ¿Si alguien ya obtuvo el favor de su corazón?-

-¿El favor de mi corazón?- Ella pregunto algo confundida y su acompañante asintió –No entiendo lo que quieres decir-

-Eh…me refiero a que si...bueno- Con algo de nerviosismo se rasco levemente el brazo –A que si alguien ya ocu…-

-Dama Elentári! Siriondil! No sabia que estuvieran aquí!- Una voz masculina interrumpió al caballero del dragón

Elentári sonrió y miro en dirección de la voz –Alcar¿como has estado?-

Un joven de alrededor de 19 años, con cabellera negra, ojos verdes y piel blanca se acerco a ellos con una gran sonrisa. Alcar era el caballero y guardián del templo de Tauro, y dado a la cercanía de sus templos otro gran amigo de Shión, la verdad Alcar no había ido ahí para molestarlos, porque ni sabía que estaban ahí, pero cuando oyó la pregunta del caballero del dragón decidió intervenir. A decir verdad, Alcar sabía que Siriondil sentía algo por ella, y aunque eran buen amigo de él también, Alcar pensaba que Shión y Elentári eran perfectos para estar juntos así que haría todo lo posible para ayudarlo.

-He estado muy bien- Alcar se sentó al lado de Elentári y coloco un brazo alrededor de los hombros de la hermosa dama (A/N: los amigos hacen eso, no se hagan otras ideas) –Mas ahora que ya no hace calor-

-Eso se lo deben agradecer a Leena, ella hablo con Apolo y le aseguro que no le pasaría nada y que no necesitaba que la vigilara- Elentári le sonrió a sus dos acompañantes –Pero la verdad no se porque se quejaban tanto, yo no sentía tanto calor-

Alcar la vio sorprendido –Bueno tu eres alguien especial, mi querida amiga-

Elentári lo miro extrañada – ¿A que te refieres?-

-Ahh…nada importante, no te preocupes por eso- Alcar suspiro con algo de despreocupación, la inocencia de su amiga aun le sorprendía –En fin que hacen ustedes aquí, Siriondil?-

-Pues descansando por un momento- Los dedos de Siriondil acariciaron las suaves plumas celestes del águila –Después de venir del templo de Aries, la dama Elentári y yo vinimos para acá-

-Así que fueron a ver a Shión- Una sonrisita picara vino al apuesto rostro del caballero de Tauro cuando Elentári asintió feliz –¿Pero para que fueron ahí?-

-La señorita Elentári quería ir para entregarle unas hermosas piedras al señor Shión para ayudarlo con las armaduras- Siriondil le contesto mientras miraba de reojo a la chica con refulgentes cabellos plateados –Cuando veníamos subiendo me venció el calor y vinimos aquí-

-Ah, y creo que estaban muy lejos de los templos de Escorpión y Sagitario- El caballero de Tauro miro de reojo a Siriondil cuando este asintió vigorosamente –Muy lejos mis polainas, este pende solo quería traerla a uno de los lugares mas románticos del santuario-

-Oye Alcar!- Elentári levemente pincho una de sus mejillas con sus dedos hasta que él al fin la vio –¿Y que has hecho, mi querido amigo?-

El caballero le sonrió a la dama y empezó a contarle de su día que casi siempre incluía a uno de sus compañeros. El tiempo paso muy rápido que ella apenas se dio cuenta de que Artemisa ya se movía libremente por el cielo. Alcar se despidió y se regreso a su templo, Siriondil acompaño a Elentári devuelta a la estancia donde Athena y Sercë se encontraban, después de que la dejo ahí él se fue para solo donde él sabe.

Cuando Elentári sintió que la presencia de Siriondil se encontró lo suficientemente lejos ella salio de la gran estancia y lentamente bajo los escalones, con mucho silencio y cautela paso por los otros templos hasta que se detuvo en el templo de Libra cuando vio algo que capto su atención. De pie en medio del templo estaba una doncella muy hermosa de largos cabellos castaño oscuro, piel blanca como la leche fresca, un fino y delicado rostro que contenían un glorioso par de ojos color rubí, Elentári no tardo en identificarla como Vánie, la guardiana del templo de Sagitario, y una de las primeras amigas que hizo.

En un remolino de color durazno y plata, se escondió detrás de un pilar cuando oyó los pasos de alguien mas, sus ojos plateados vieron a Dohko con una gran sonrisa acercarse a Vánie mientras esta permanecía de pie esperando a que él llegara. Ella sintió calor en sus mejillas –un rubor- otra vez cuando vio a Dohko y Vánie compartir un apasionado y amoroso beso, Vánie había colocado sus brazos alrededor del cuello de Dohko mientras que las manos de este acariciaban la blanca piel expuesta de Vánie gracias al citwyn(5) , era la primera vez que miraba tal prueba de afecto.

Elentári rápidamente salio de ahí cuando los vio desaparecer entre los pilares, sus mejillas todavía estaban tibias mientras un tono rosáceo coloreaba sus pálidas mejillas. Ella bajo los escalones restantes al templo de Aries, ella se detuvo en la entrada por unos instantes, parte de ella deseaba entrar y la otra parte deseaba irse lo mas lejos posible, comportamiento que no entendía muy bien, dado que Shión en verdad le agradaba y se sentía muy cómoda con él, pero había algo que la hacia sentir de una manera muy extraña, era una sensación rara pero placentera al mismo tiempo, algo que nunca había sentido antes, al final decidió entrar y buscar a Shión, lo encontró afuera sentado en un escalón viendo el cielo y las estrellas.

-Hola Shión- Ella le saludo suavemente

Shión se sorprendió un poco dado que no había sentido la presencia de la dama –Elentári¿que haces aquí?-

-Vine a hablar contigo- Ella camino lentamente a él y se sentó a su lado, con un leve suspiro miro al cielo –En la tarde no pude hablar contigo porque Siriondil estaba conmigo¿dime te sirvieron las piedras?-

-Si, me sirvieron mucho, gracias por dármelas- Él poso su vista sobre la mujer que estaba a su lado –¿Puedo saber como las hizo?-

-Bueno utilicé rayos de luna, luz solar, brillo de las estrellas y una piedra que llaman diamante, los mezcle y cree esas piedras- Ella le explico (Viene de la mente de Maribel también) –Yo ya no puedo hacerlas, pero algo me dice que tu podrás hacerlas-

Él volvió a mirar al cielo –¿Pero como conseguiré los componentes?-

-Yo los conseguiré por ti- La chica de cabellos plateados se acerco un poco mas a él mientras sus pálidas mejillas se pintaron de rosa de nuevo –Puedo hacerte una pregunta-

-Claro que puedes- Él respondió

-Bueno veras, vi a Dohko y Vánie en…umm…como decirlo, con sus labios sobre los del otro- Ella le explico lo mejor que pudo, rápidamente Shión volvió a verla algo sorprendido –Y estaban diciendo que se amaban y que querían pasar toda su vida juntos y quiero saber porque dijeron eso?-

-Bueno este se lo dijeron porque se aman- Él suspiro cuando ella lo vio confundida –Es un amor diferente al de familiares y amigos, es el amor entre un hombre y una mujer-

Sus intensos ojos grises miraron a sus pálidas manos –El amor entre un hombre y una mujer¿como defines ese amor Shión?-

-Es hora de recordar lo que Dohko me dijo hace mucho tiempo- Shión pensó y miro a la chica que estaba a su lado, y extrañamente, mas cerca –Bueno ese amor pude significar diferentes cosas para diferentes personas-

-¿Diferentes cosas?- Ella pregunto confundida – ¿Como así? No entiendo-

-Bueno pues para algunas personas puede ser dulce o apasionado, perdurar o desvanecerse. Puede ser calido y preocupado a la vez que obsesivo y consumidor-

Ella miro al cielo –Me podrías explicar eso un poco más-

-Bueno, te daré un ejemplo- Shión empezó a pensar en el ejemplo apropiado para darse a entender –Tomemos como ejemplo el abrasador romance y la pasión que hay en una aventure amorosa, este puede derribar a algunos, a otros a enviarlos a remontarse por la nubes, literalmente, o incluso convertir a algunas personas en unos tontos que no saben lo que dicen-

-¿Pero porque?- Ella pregunto

-Mira durante mucho tiempo la verdadera esencia de este sentimiento ha intrigado y cautivado a las personas, ya sea desde el desesperado romántico hasta al más frío realista. Cada humano…no, todos necesitan amor en sus vidas-

-Todos necesitan amor en sus vidas¿incluso los dioses?- Ella pregunto y él asintió lentamente –Pero ¿para que?-

-Bueno porque se espera compartir un lazo con alguien especial, se espera también fusionar nuestras vidas y emociones con la persona que se ama-

Ella se acerco un poco mas a la vez que sus mejillas se coloreaban mas –Pero ¿porque se espera lograr eso?-

-Porque el amor, Elentári, es necesario para nuestra vida, salud y bienestar, así como lo es el aire y la luz solar- Él la vio de vuelta y la vio aun más cerca de él y con un rubor en sus pálidas mejillas –Igual como el corazón es importante para mantener con vida nuestro cuerpo-

-Ya veo- Ella se atrevió a recostar su cabeza en su hombro y dio un pequeño suspiro de felicidad a la vez que el rubor aumentaba y se convertía en un color rojo sobre sus mejillas –Creo que ya entiendo el amor un poco mas gracias a ti-

-Me alegra haberte ayudado un poco- Un leve tono rosa adorno sus mejillas también cuando ella coloco su cabeza sobre su hombro –Hmph-

-Pero que puede hacer una persona con tal amor?- Ella sonrió y acerco su cuerpo un poco mas al de él –Me lo podrías decir, me gusta y disfruto el oírte explicándome esas cosas-

-Se pueden hacer muchas cosas, ese amor puede inspirar poesías, prosas y obras acerca de los amantes o del misterio que es el amor- Lentamente él se atrevió a recostar su cabeza sobre la de ella –También inspira hermosos sonetos sobre la belleza de la mujer que se ama-

-Sobre la belleza de la mujer que se ama- Ella pensó y repitió esas palabras una y otra vez en su mente – ¿Crees que yo podría inspirar tales sonetos?-

-Pues claro que si- Él suspiro levemente y coloco sus brazos alrededor de los hombros de la hermosa mujer, sintiendo levemente la tersa piel expuesta –Tú eres la mujer más hermosa que he visto-

Elentári sonrió y sintió sus mejillas muy calientes, con un sentimiento de felicidad ella cerro sus ojos y se acomodo mejor a su lado. Cuando Shión volvió a verla, ella estaba dormida plena y serenamente, él la tomo en brazos y fue a su pequeña habitación dentro del templo, una vez ahí la acostó en la cama y él se acostó a su lado, siempre guardando la distancia, talvez Athena se enojaría, de nuevo, pero tampoco podía llevarla todo el camino hacia arriba dado que molestaría a los otros santos dorados, con un suspiro él cerro sus ojos para sumirse a la oscuridad del mundo de los sueños.


Bueno un capitulo medio largo y con algo de fluff al final para ustedes, creen que ya están listos para el beso o todavía no ustedes que dicen, -releyendo el capi- uhh algo largo ya no los haré así en fin gracias a Maribel por regalarme su idea de las piedras, gracias manita. O en cuanto a lo de caballeros dorados que son mujeres, bueno mi idea, lo hice para que hubiera algo de igualdad y no solo machismo en las doce casas, eso es para que vean que las mujeres también pueden, gracias a los que dejaron review y de ustedes depende si hay besito entre Shión/Elentári el próximo capi.

1. Pueblo de guerreros que recordaran fue el que tuvo la guerra con Troya cuando Helena que era la esposa de rey se fue con Paris de Troya. Eran los guerreros más feroces, valientes y temidos, incluso por los romanos, este valiente y fiel pueblo de guerreros cayo en Dermópiles cuando detuvieron a los romanos de avanzar a Athenas, la capital de Grecia con un ejército de menos de 500 hombres, dándole así tiempo a los griegos de escapar y juntar sus ejércitos al alto precio de la extinción de este pueblo, al final el amor a las batallas los llevo a desparecer.

2. Esta era una princesa troyana y era la hermana de Héctor y Paris, ella nunca quiso a Helena porque gracias al don de adivinación que obtuvo de Apolo, que solo lo daba a las personas que mas amaba, vio la destrucción de Troya , su amado hogar, por su causa.

3. Ninfa hija del dios del río Peneo. Era una cazadora que consagrada a Artemisa, diosa de la caza, y, como ésta, se negaba a casarse. El dios Apolo se enamoró de Dafne y, cuando ella rechazó sus requerimientos, él la persiguió por el bosque. Suplicó a su padre que la ayudara y, como Apolo insistiera en cortejarla, la ninfa se transformó en un laurel (daphne en griego). Desconsolado por la transformación de Dafne, Apolo hizo del laurel su árbol sagrado. Obviamente Leena le puso así a su hija obviamente por respeto al dios que la amaba y le otorgo un don muy útil.

4. Especie de chal de seda, lana o finas atado a los hombros mediante una fibula y que podía ser totalmente abierto por uno de los lados o cerrado con costura, la estatua de Athena esta vestida con un peplo adornado con oro, con la conquista de Roma este peplo dejo de ser usada por las damas de alta sociedad pero siguió siendo el traje de las campesinas. Deje en peplo en el santuario porque para mi entender es el único lugar que todavía posee las tradiciones griegas y el peplo era la vestimenta que las mujeres de alta sociedad usaban.

5. El modelo mas sencillo de túnica, esta es la prenda que dejaba in hombro descubierto, era mayormente usado por soldados, pero los de alta sociedad lo usaban también con finas telas. Esta se ataba a los hombros con prendedores o cintas, y se ajustaba mediante in cinturón. Para dormir esta túnica podía dejarse ya que servia como camisa en el día y de noche como camisón (dependiendo del largo que variaba en hombres y mujeres. Los niños llevaban estas mismas túnicas cortas y sin cinturón.