Declaimer: Estos maravillosos, perfectos (…y sexys en el caso de Xiao y Eriol ) y divertidos personajes pertenecen a Clamp, yo solo los pido prestado para que actúen en mis retorcidas historias.
"Rescatando tu Corazón."
(by Lady Verónica Black)
¿Por qué a Sakura Kinomoto le resultaba tan difícil apartar sus pensamientos de ese hombre? Sería por la ternura que veía en sus ojos cada vez que levantaba en brazos a su sobrina huérfana; o seria el fuego oculto que veía emanar de su mirada… no lo sabía, pero desde que Xiao Lang Li se cruzo en su vida, algo dentro de ambos volvió a sentir…
-Capítulo Cinco-Sakura y Naia volvieron a la casa tiritando, empapadas riendo y sacándose la nieve de la ropa.
-Eres una conductora muy loca –le dijo Naia quitándose las botas.
-¡Claro que no! –Sakura se quito las enormes botas de Shaoran y empezó a sacarse las múltiples medias que se había puesto para rellenarlas.
-¡Casi te estrellas contra mi tobogán!
-Es que esa cosa no tiene volante.
-Pero te dije que te inclinaras.
-Y me incliné…
-Pero para el lado que no era –le recordó Naia.
-¿Han chocado el trineo contra el tobogán?
Sakura dio un respingo. Shaoran estaba de pie en el umbral de la cocina mirándolas divertido.
-Volcamos antes de estrellarnos –explico la ojiverde-. Fue algo muy… estimulante.
-Eso significa que fue gracioso –apunto Naia-. Se reía tanto que creí que se iba a mojar los pantalones.
-Naia –reconvino él con firmeza-, eso no es nada educado. Además ya la he oído reírse.
Sus ojos se encontraron con los de Sakura por encima de la cabeza de la niña. Tenia la expresión relajada y sus ojos brillaban de calidez. Puede que incluso con cierta aprobación, aunque ella no pensaba dejar que ese cambio de humor en él logrado por ella se le suba a la cabeza.
Sólo estaba feliz porque Naia se lo había pasado bien con ella y porque lo había obedecido y se habían quedado en el jardín.
-No te vi volver –le dijo ¿La había oído reírse desde adentro de la casa? ¡Las paredes eran de madera maciza! ¡Seguro que rebuznaba como burro!
-Entre por la puerta de adelante. Se me ocurrió preparar algo para almorzar.
-¡Podría haberlo echó yo!
-No tengo microondas.
-Ja, Ja.
-No es gran cosa. Solo he preparado algo de sopa –dijo él entrando en la cocina. Naia lo siguió, relatando con detalle cada bajada, subida y giro del trineo.
Sakura limpio los charcos de agua que habían dejado ella y Naia en la entrada de la puerta de la cocina.
Olía bien. la escena era muy hogareña. Shaoran de pie ante el fuego, removiendo la sopa y escuchando a la niña con atención. La mesa estaba puesta para tres. En vez de para uno que era a lo que acostumbrada.
Y nuca ponía la mesa, un pequeño mueble de cristal y mimbre, creado para lucir jarrones de flores, no platos, cuchillos y tenedores. Y nada adecuado como para que hubiera niños cerca.
No, solía llevarse la hamburguesa vegetariana de la tienda de abajo al salón, ponía la televisión en el canal de la moda y comía en silencio. A veces con remordimiento, porque a Madame Beltsy no le parecía bien, escuchaba un poco de rock.
Su estilo de vida nunca le había preocupado antes. ¿Porqué sí ahora? ¿Seria porque recordarse a ella sola sentada frente a la televisión comiendo comida chatarra le parecía un cuadro sumamente triste y vacía frente a la imagen de Xiao y Naia?
Era completamente ridículo. Ninguna de las personas que conocía tenia una vida tan excitante como la de ella. Un muy buen sueldo, una casa que valía más de cinco cifras, un trabajo divertido y el apoyo y aprobación de una mujer muy poderosa en el mundo que ella se manejaba.
-Yo cocinare esta noche –anuncio impulsivamente. Le demostraría que una profesional como ella podia hacer más de lo que él creía.
¿Por qué sentía la necesidad de demostrarle algo a él? Eso mismo parecía preguntarle él cuando la miro por encima del hombro.
-No tienes porque hacerlo. Ya es suficiente conque cuides a mi sobrina. En serio –dijo con cierta angustia, como si temiera que fuera a servirle caracoles y caviar para cenar.
-¡Ya te he dicho que sé cocinar!
-Esta bien, si quieres hazlo. Solemos comer cosas sencillas, así que no es necesario que te esfuerces mucho.
-Pizza con papas fritas –exclamo Naia-. Es mi plato favorito.
Sakura se dio cuenta que hacia años que no comía algunas de las dos comidas, y que le encantaría volver a hacerlo. Pero no esa noche. Esa noche no se conformaría con algo sencillo.
-Ya se me ocurrirá algo –dijo. Haría algo tradicional del país. Él creería que s tan hogareña y campestre que se le caerían las medias del susto. Carne asada, puré de papas, ensalada y pastel de manzana.
¿Acaso queria impresionarlo? Claro que no. El tipo la había retado. Tenia ideas muy anticuadas sobre las chicas de ciudad y las ejecutivas. Incluso madame Beltsy aprobaría que le demostrase su error.
-¿Cuántas personas vienen al curso mañana, tiíto?
-Doce.
-¿Dónde se alojan? –pregunto Sakura.
-Sí sigues el camino que hay detrás de la casa a un kilómetro y medio hay un edificio. Esta dividido en dormitorios, baños, aulas y cocina. Es básico pero cumple su función. También viene un cocinero, así que no tendrás que preocuparte por la comida. Vos y Naia pueden comer allí con nosotros.
-NO estaba preocupada por la comida –dijo ella entre dientes.
-Es muy divertido comer ahí, tiíta Sakura –le dijo la niña entusiasmada-. Charlie cocina muy bien, además siempre le caigo bien a todo el mundo y me viven diciendo que soy una niña muy linda.
-Pero eso no significa que esta vez te vas a comer el postre de todos –le advirtió su tío.
-No volvería a hacerlo. Me dolió por mucho tiempo mi estomago. No sabia que la crema de chocolate doliera tanto.
-No duele la crema de chocolate, Naia –aseveró Shaoran serio-. Solo lo hace si te comes nueve raciones seguidas.
-¿Entonces si como ocho no me va a doler?
Shaoran y sakura se rieron ante el ingenio de la niña.
-Una, Naia –le dijo él levantando un dedo-. Solo una ración de crema de chocolate por día.
El teléfono sonó y justo cuando Xiao se sentaba tras atender la llamada, sonó de nuevo. Sakura escucho disimuladamente mientras ella revolvía la sopa en el fuego. Hablaba con autoridad y trataba a la gente de manera tranquila, seria y eficaz, y eso a ella de alguna forma le gusto.
Oh, Dios mío. Su mente estaba jugando con ella, le hacia creer que lo que le resultaba a tractivo de él era su inteligencia clara e incisiva, cuando en realidad lo que le gustaba era la forma en que sus anchos hombros llenaban la camisa y se estrechaban hasta llegar a las caderas y…
OH, Dios mío….
-Voy a tener que irme. Esto tengo que solucionarlo desde la oficina –echó la sopa en una taza y se puso la chaqueta de cuero marrón. Se agacho hacia Naia y ella le echó los bracitos al cuello y le dio un beso en la mejilla, y lo abrazaba muy fuerte.
Durante un instante todo lo frió, rígido y estricto en él se evaporo por completo. Su amor por Naia era puro, simple y profundo.
Y Sakura deseo algo que no había sentido en muchos años, deseo ser querida así. Eso fue lo que más echo de menos cuando sus padres fallecieron, alguien que la quisiera en el mundo.
Ahora, de repente, su vida parecía tan vacía. ¿Qué importaba tener éxito si no tenias alguien que te amara para dedicárselo? ¿Acaso no era el amor el mayor éxito? ¿No era lo único que importaba tener en la vida?
Eran ideas muy peligrosas y dolorosas para una mujer que prácticamente había hecho la promesa de dedicarse solo a su carrera y de clausurar la entrada a su corazon.
-¿Estas pensando en algo triste, tiíta? –pregunto Naia, sorbiendo un fideo.
Sakura la miro. La niña era muy perceptiva.
-Me parece que sí he tenido un pensamiento un poco triste.
-Entonces échalo de tu cabeza con uno lindo.
-Bueno, mi pensamiento alegre será nuestro paseo en trineo.
-Ese si es un pensamiento lindo, muy divertido –asintió Naia con un suspiro por final-. ¿Podemos hacerlo de nuevo mañana?
-Todos los días hasta que me vaya –prometió Sakura con una sonrisa.
-No te vas a ir.
-Sabes que sí, cariño. Me iré dentro de unos días.
Naia sorbió otro fideo y Sakura empezó a echarla de menos en ese momento. Se recordó que apenas si la conocía, pero sabia que no era cierto. No es muy difícil conocer a un niño, a veces con solo mirar en la profundidad de sus ojos basta para ver su corazon.
Sakura fue a buscar la cámara. Estaba sobre la heladera, metida en una funda cubierta de polvo. Limpio la funda de un soplido y saco la cámara. Era muy buena, bastante mejor que la suya. La estudio con detenimiento, tenia un rollo puesto y aun le quedaba unas fotos por sacar.
Enfoco a Naia y disparo. Escucho con satisfacción el clic y el ruido del rollo pasar a la próxima foto. Saco algunas fotos más, encantada con la naturalidad de la niña y la forma en la luz incidía en la madera de las paredes.
-Sabes en realidad soy demasiado grande para ir a tomar una siesta luego de comer –le informo Naia cuando le pregunto que es lo que solía hacer luego de almorzar.
Sakura vio los párpados hinchados de la niña y las mejillas sonrojadas, y comprendió cual era su juego.
-Creo que igual la tendrás que tomar. Te hará bien descansar un rato, por lo menos solo por hoy.
-Bueno, pero solo por hoy dijo Naia estirándose con alivio y satisfacción en la silla, se iba caminando a su habitación cuando sakura le grito.
-Lávate los dientes antes de acostarte.
-Pero yo…. Uff esta bien.
Luego de unos minutos de escuchar el agua del baño correr el silencio reino en la casa. Un verdadero silencio. Sakura nunca había sentido un silencio tan intenso. En su casa siempre había ruidos de fondo: el tráfico, aviones, sirenas, alarmas de autos, agua corriendo por los apartamentos vecinos, perros y gatos en las calles, gente caminado por las calles… Pero ahora no había nada que escuchar, solo el ruido de las hojas al mecerse con el suave viento y algún canto delos pájaros a la distancia.
Cerro los ojos un momento, para disfrutarlo mejor. De pronto el motor de la heladera se puso en marcha y casi se le sale corazon del pecho.
Riéndose de sí misma, Sakura ordeno y limpio la cocina, luego se dispuso a encontrar un libro de cocina. Sí había uno, ¡él lo había escondido! Pero lo creía poco probable. Reviso los armarios y encontro grandes cantidades de sopa de lata, fideos, mermelada y salsa de tomate enlatada, pero no había nada que pareciera comida autentica y natural.
-Vamos a la tienda –le dijo a Naia, cuando apareció en la cocina una hora y media después, restregándose los ojos y con un osito gris bajo el brazo.
-¡Siiiiií! Me encanta ir a la tienda… ¿me compras caramelos? –exclamo Naia despertándose por completo.
Se pusieron los abrigos y caminaron de la mano por el camino hacia la tienda, que estaba bastante cerca de la casa.
La nieve del suelo brillaba como un diamante. Las montañas que las rodeaban estaban blancas con ligeros manchones grises en algunas partes, parecían elevarse hasta el infinito y perderse entre las nubes.
Sakura volvió a disfrutar del silencio, y le gusto como los rayos del sol pasaban por entre las ramas de los árboles que bordeaban la carretera. Tenia la sensación de estar en una enorme catedral al aire libre. Silenciosa y sagrada.
La tienda era pequeña, vieja, polvorienta y olía un poco a moho. Un hombre que tenia aspecto de tener unos cien años la miro a través de unas gruesas gafas. Reconoció a Naia y le dio un caramelo de frutilla, pero no esbozo ninguna sonrisa.
Sakura miro la lista que había armado antes de salir y paseo por el pasillo que estaba la comida congelada. Una rápida inspección la convenció de que no había ninguna de sus comidas favoritas. Eligio dos cebollas, recordando vagamente que su madre solía preparar algo con carne y cebollas, y lleno una bolsa con unas cuantas papas poco atractivas. No había nada que pareciera ternera o carne roja, así que se conformo con un esquelético pollo congelado que parecía haber caído por accidente entre los pollos y los cubitos de hielo. Había contado con encontrar una gran cantidad de tartas congeladas, pero no tuvo suerte.
Recorrió los otros tres pasillos y añadió una lata de salsa a la cesta y, como le daba la impresión de que lo seleccionado no era suficiente para una buena cena también agrego una lata de arbejas.
-¿Estas segura que no quieres salchichas? –se quejo Naia, mirando la cesta con angustia-. No llevas nada que me guste a mí.
-Esto no sabe bien hasta que este cocinado, Naia.
Naia no quedo del todo convencida, le saco la lengua a Sakura y empezó a jugar con su caramelo en la boca, mostrándole como lo pasaba de debajo de la lengua al frenillo.
-Comprare salchichas para mañana.
-¡Sí! Y pan, tiíto siempre se olvida de hacerlo y terminamos comiendo las salchichas con pan viejo o con algunas galletas raras, él dice que así es como lo hacen los tipos duros, pero yo no soy un tipo duro soy una mujer educada. Ahhh también me gusta esto frito.
Levanto un paquete de embutido ahumado. Sakura lo hecho en la cesta, obligándose a no pensar en el contenido de grasa. Pensó con lastima que la pobre niña solo se alimentaba con comida para soltero.
La cena de aquella noche iba a ser todo un festín para ella y su tío.
Sakura también compro algunos artículos personales, incluyendo un cepillo de dientes, un polvoriento tubo de rimel y una base mala calidad. Lamentaba de todo el alma no haber puesto su maquillaje en su cartera.
Junto a la caja registradora había un cartel que ofrecía servicio de revelado de fotos.
-¿Cuánto tardan en revelar un rollo de fotos? –pregunto cautelosa.
-Esta listo para el día siguiente.
-¿En serio?
-¿Dónde cree que esta señorita?¿En la luna?
Ella lo miro con fijeza para ver si lo dicho por el hombre era una broma que debian compartir. Por la mirada de asco del hombre era obvio que no.
-¿Tiene libros de cocina? –pregunto seria Sakura.
-No.
-¿Hay biblioteca en el pueblo?
-El autobús de lectura viene los jueves.
-¿Me llevaras? –pidió Naia-. Hacen la hora de los cuentos, es lo mejor. El tío Shaoran siempre me trae.
Sakura no conocía a muchos niños, desde luego, pero su compañera de trabajo, Nancy, tenia dos: un niño y una niña. Dudaba que cualquiera de ellos le pareciera que el autobús de lectura fuera lo mejor. Daba la impresión de que Nancy se pasaba la vida llevándolos de un lado a otro: toboganes de agua, salas de juegos láser, partidos de fútbol y clases de balett.
Le encanto que para Naia el autobús de lectura fuera lo mejor. Aunque talvez solo lo era porque su tío estaba con ella escuchando las historias.
Eso también le encanto. Un hombre tan grande y seguro de si mismo escuchando cuentos infantiles en un autobús rodeado de niños pequeños, y solo porque sabia que eso significaba mucho para su sobrina.
-Seguramente ya me habré ido el jueves.
-No, estarás aquí.
Deseo que Naia dejara de decir esas cosas de esa manera, con total despreocupación y convencimiento, como si supiera cosas que el resto de la gente ignoraba.
Justo entonces la puerta crujió y entro alguien. Sakura se pregunto si al anciano le daría un ataque al corazón por tener dos clientes a la vez en la tienda.
La mujer que entro era increíblemente bella, a pesar de que no era muy alta. Tenia una muy buena figura, voluptuosa y sexy, era rubia y de ojos negros. Llevaba puesta una chaqueta muy original, una parka ligera con apliques de niños regordetes patinando, esquiando y en trineo. Los apliques eran de colores brillantes y, los niños, algo abstractos, se superponían uno sobre otro. El efecto era interesante.
Un niño y una niña de la edad de Naia, copias en miniatura de la mujer, y vestidos con el mismo tipo de chaquetas la flaqueaban.
-Naia, querida –dijo la mujer efusiva como si no viera que la niña giraba los ojos al cielo y le sacaba la lengua al niño-. Me preguntaba porque no habrías venido hoy.
-Hoy me cuida Sakura –dijo Naia dándole la mano a la ojiverde.
-¿Sakura? –repitió la mujer parpadeando con sorpresa.
Sakura dio un paso adelante. Vio que le sacaba casi una cabeza de altura a la mujer y que esta la miraba con desagrado.
-Hola –dijo, ofreciéndole la mano-. Soy Sakura Kinomoto, pasare unos días en la casa de Xiao.
-Hola, Candy Freestone. Me sorprende que Shaoran no me halla comentado nada, nunca me ha hablado de ti. Siempre me cuenta todas sus cosas.
-Creo que mi visita también lo sorprendió a él… fue una gran mmmm… sorpresa para él –dijo Sakura con una sonrisa forzada. ¿Le contaba todo?¿O ella queria que le contara todo? Eso explicaba la mirada de desagrado. Debía haber supuesto que Xiao tenia ese efecto en las mujeres.
-Las chaquetas son preciosas –alabo conciliadoramente-. ¿Dónde las conseguiste?
-Las hice yo –dijo Candy orgullosa.
-¿Los apliques de tela también?
Candy asintió, casi con timidez.
-Son realmente originales. Tienes un gran don.
-Solo se cocer un poco –replico la mujer incomoda-. No se si eso se lo puede considerar un don.
-Sakura va a preparar la cena hoy –anuncio alegremente Naia.
Los ojos de Candy fueron a la cesta de provisiones y sus labios esbozaron una sonrisa de complacencia, como si su contenido le dijese todo lo que necesitaba saber sobre Sakura, y su conclusión no era muy diferente de la de Shaoran.
-¿En serio? Debería darte mi receta de atún a la cazuela. Es el plato favorito de Shaoran.
-Gracias, pero me las arreglare sola –replico Sakura que no tenia ninguna intención de preparar atún para cenar.
En ese momento se oyó un ruido enorme al fondo de la tienda. Candy miro a su alrededor y vio que la faltaba uno de los niños. El varón.
-¡Steven! –grito y se marcho rápidamente.
-¿Te ha caído bien Candy? –pregunto Naia de camino a la cabaña.
-Es difícil de decir, apenas he hablado unas cuantas palabras con ella. Pero me han gustado muchos sus chaquetas. –dijo Sakura, deseando poder permitirse ser tan sincera como los niños.
-Sabe hacer muchas cosas. Torta de chocolate, galletitas de canela, trenzas de raíz…
"Cosas típicas de una mamá…", reflexiono Sakura, y Naia sin duda necesitaba una 'mamá'. ¿Porqué eso la hacia sentir tan triste, cuando acababa de recordarse a sí misma que pronto de iría de ese lugar?
-¿A ti te cae bien?
-Sí, claro –dijo Naia encogiéndose de hombros-. Siempre es buena conmigo.
"No preguntes", se ordeno Sakura.
-¿Le cae bien a Xiao?
-Sip.
Eso le pasaba por preguntar. "No preguntes más. Ten un poco de orgullo Sakura".
-¿Es su chica?
-¡NO! –una negativa rotunda.
"Basta, déjalo así".
-Pero tu tío, tiene una chica, ¿no?
-Claro.
-Oh.
-Me tiene a mí. ¡Yo soy su chica!
-No me refería a eso –Sakura se empezó a reír-. Me refiero a una chica como esa que esta con él en la foto de la cómoda de su habitación.
-No hay ninguna foto de tiíto en su habitación. –Naia pareció sorprendida.
-Claro que si, una que esta enmarcado con un marco plateado.
-Ahahahah… pero ese no es el tío Shaoran. Son mi papá y mi mamá.
La sensación de alivio que le recocorrió el cuerpo era digna de consideración.
-¡¡Eran gemelos idénticos!!
-La gente siempre dice eso, pero eran muy diferentes. Mi papá siempre estaba sonriendo y se reía mucho, pero el tío Shaoran siempre esta serio y casi nunca se ríe. Yo nunca los confundía.
-Tu madre era una mujer preciosa.
-¿Cómo yo? –pregunto Naia con esperanza.
-Igualita que tú.
-Igualita que yo –repitió Naia feliz, y le dio la mano a Sakura-. Steven y Tiffany son dos niños mimados y caprichosos.
-¿Quiénes? –Sakura pensó que esos cambios de tema tan extremos eran sorprendentes.
-Los niños de Candy. No me gustaría nada que fueran mis hermanos.
-Ah –Sakura se pregunto si eso significaba que había alguna relación romántica entre Candy y Shaoran, a pesar del enfático "NO" de Naia.
"¿Qué me importa si son algo? Tendría que alegrarme que Naia fuera a tener una mamá…, ¿No?
-Yo no soy una niña mimada –anuncio la pequeña con orgullo.
-Tú tío te mira como si fueras un rayito de sol.
-Eso no es mimar, boba. Eso es amor.
Esa simple frase provoco que a Sakura se le haga un nudo en la garganta, y apretó la mano de Naia. Era una niña tan fácil de querer. Pensaba disfrutar al máximo cada momento con ella.
-A ver… -dijo, cuando llegaron a la cabaña y sacaban la comida de las bolsas-, ¿Sabes algo de cómo se hace para guisar un pollo?
-Mi mamá lo hacia y papá siempre decía que era muy rico –Naia miro detenidamente al ave congelada-. Creo que lo ponía en una cacerola con agua.
-¿En serio?
-Creo que sí. ¿Quieres que se lo pregunte?
-Oh, cariño –dijo Sakura con suavidad-. ¿Cómo vas a poder preguntárselo?, tu mami ya esta en el cielo, mi amor….
-A veces habla conmigo –la niña se encogió de hombros; Sakura no sabia que decir-. Ella me dijo que ibas a venir, y que eras mi tiíta. Dice que todos nos conocimos hace mucho tiempo.
"Hola Tiíta"
-Naia, cariño, debes haberlo soñado –Sakura sintió un escalofrió en la espalda.
-Puede ser. Voy a ver un video.
Sakura la vio marcharse. Era ridículo que una niña de cinco años le explicase como guisar un pollo.
¿Debería decirle a Shaoran que Naia creía que podía hablar con su madre fallecida? Era desolador. Aunque Naia no parecía verlo así.
Suspiro y miro el pollo congelado. Busco en los armarios hasta que encontro una cacerola adecuada, la lleno de agua y puso el pollo adentro. Siguiendo un impulso, corto la cebolla y la echo también.
Mientras el pollo hervía, hizo galletas con un paquete de mezcla que encontro en un armario y preparó una ensalada, algo que si sabía hacer muy bien. Echo la salsa a una sartén y abrió la lata de arbejas para echarlas en la ensalada.
Sonó el teléfono y contesto, con la lata en la mano.
-Hola.
-Mi querida niña, ni siquiera he encontrado Eliza en el mapa. ¿Dónde estas?
-¡Madame Beltsy!
-Ese idiota que me llamó no queria darme tu número telefónico. ¿Te imaginas? Le dije que si no me lo daba haría que lo trasladaran a un lugar que hasta un oso polar odiaría. Tremendo imbécil.
"Pobre agente Jensen", pensó Sakura.
-¿En qué lió te has metido, Sakura? ¿Hace falta que vaya?
-Claro que no, madame. Solo estoy atrapada aquí por unos días. Luego todo volverá a la normalidad.
-Perfecto, hay mucho trabajo esperándote. No puedo avanzar mucho sin tus cosas realizadas.
El agua del pollo empezó a desbordarse, y una espuma grisácea chisporroteó al caer al fuego.
-¿Qué es ese ruido?
Sakura, horrorizada corrió a la cocina y apago el fuego, pero la cacerola seguía desbordando, sujeto el teléfono con el mentón y busco un sitio para dejar la lata. Su mano rozo el liquido que salía por los bordes de la cacerola y se le callo la lata dentro de la sartén de la salsa.
-¡Ay! ¡Demonios!
-¿Qué pasa?
-Supongo que no sabes guisar pollo, ¿verdad? –Sakura se chupo la mano. Hubo un tétrico silencio del otro lado del auricular-. Convencí a Tao Ying para que nos diseñara la colección. Espera a que veas…
-Ya he hablado con Tao. ¿Guisar pollo?
-Bromeaba.
-Gracias a Dios.
-¡Sakura! –grito Naia desde la sala-. Mira esta parte, es muy graciosa. La señora mal se cae en el barro y…
-¿Eso que oigo es una niña? –Madame Beltsy apenas si logro decir la palabra 'niña' con lago menos de desagrado que como diría cucaracha.
-Sí, es Naia.
-Naia… temo que no entiendo nada, querida.
-Naia es la sobrina de Shaoran.
-Y puedes decirme, por favor, ¿Quién es Shaoran?
-Un hombre con el que vivo. Estoy en su casa hasta que se arregle el lío.
-¿Esta con un hombre? Yo creí que estabas bajo custodia policial.
-Bueno, en cierta forma lo estoy.
-Déjame ver si entiendo… ¿Vives con un hombre y una niña, y también estas preparando la cena?
-Ehhmmm, sí. Eso resume la situación bastante bien.
-Pues yo creo que no. ¿Y su esposa?
-No tiene.
-¿Cómo que no…? Sakura, no me gusta nada lo que estoy oyendo.
-No te preocupes, en serio, no pasa nada. Hoy he visto unas chaquetas increíbles y…
-¿Es viejo y feo? –Madame Beltsy no estaba dispuesta a dejar que cambie de tema.
-Pues, no exactamente.
-¿Es atractivo?
-Ehmmm… se podría decir que sí es muy guapo.
-Entonces, si pasa algo. Sera mejor que vaya.
-Se lo aseguro, madame, no hace falta que venga…
-Creo que deberías volver a Nueva York.
Departamento solitario. Comida vegetariana. Canal de moda. Ropa de seda… por no hablar del ruido y la contaminación.
-En realidad no tengo elección. El dueño de la joyería ha desaparecido. Puede que su vida dependa de que yo me quede aquí.
-Eso me suena demasiado dramático.
-Es lo que me ha dicho la policía.
-Sí es con el mismo imbécil con él que he hablado yo, no tienes porque hacerle caso.
Sakura sabía que no era el momento para decirle a su jefa que le había prometido a Shaoran cuidar de su sobrina mientras duraba el curso de búsqueda y rescate que dictaba.
-¡Te estas perdiendo la parte divertida, tiíta! –grito Naia ansiosa desde la sala.
-Estoy perdiéndome la parte divertida, madame –dijo Sakura desesperada.
-¿Tiíta…? No entiendo que esta pasando por allí, Sakura, pero pienso enterarme.
-De verdad, no esta pasando nada.
-¡Amor, ya llegue! –la profunda voz masculina pareció llenar la habitación entera, rebotando en las paredes de madera.
Sakura se quedo paralizada, tapo el auricular con la mano pero ya era tarde. Ladeo la cabeza y vio a Shaoran en el vestíbulo, mirándola con una mueca traviesa.
-Lo he oído –dijo fríamente la diseñadora.
-Es una broma de Xiao –se apresuro a explicar la ojiverde.
-¿Qué has preparado para comer, Sakura? –pregunto Shaoran, entrando en la cocina y olisqueando el aire.
-Voy para allá –dijo Madame Beltsy-. Voy a rescatarte inmediatamente de ese lío en el que te has metido.
Shaoran olisqueaba las cacerolas con preocupación. La tela de su camisa rozó el brazo desnudo de Sakura, y ella sintió un escalofrió que le recorría todo el cuerpo.
-No venga –le dijo distraídamente a su jefa-. No puedo irme, va en contra de la ley. Estoy en cuarentena.
"Eliza no esta preparada para recibir a alguien como Madame Beltsy"
-¿Cuarentena? –el ambarino la miro con el ceño fruncido.
-No me importa pelearme con un ejercito de canadienses –dijo madame Beltsy-. Me haces falta en la empresa.
-Volveré –le dio la espalda a Shaoran, le era casi imposible concentrase en hablar con su jefa cuando él la miraba fijamente-. Dentro de un par de días.
-Hummm –madame Beltsy colgó el teléfono con brusquedad. Sakura se volvió hacia Shaoran, que la miraba con cierta preocupación.
-Esa conversación no parecía agradable. ¿Era tu… novio?
-No, mi jefa –susurro ella débilmente.
-Ah, ya veo. ¿Cuarentena?
-No me salía la palabra correcta.
-Esto tiene una pinta interesante –dijo él mirando el contenido de las cacerolas.
Sakura miro pro encima del hombro de él. Pequeñas arbejas verdes flotaban sobre una salsa espesa y oscura.
-En Nueva York se lo considera exquisito –asevero ella.
-¿En serio? –pregunto él cruzándose de brazos.
-Sí. "Arbej á la sals".
-¿"Arbej á la sals"? –repitió él incrédulo-. ¿Quiere decir arbejas en salsa sobre… -echo una ojeada a la otra cacerola- ….pollo?
-Quiere decir que estas hablando por teléfono, se sale el agua del pollo, te quemas la mano con el agua caliente y se te cae la lata de arbejas en la salsa.
-Cocinar en Nueva York debe ser toda una aventura.
-Oh, claro que lo es. Y tú pareces un hombre aventurero.
-Lo soy.
-Entonces, vamos a comer.
-¿Has hervido el pollo? –preguntó él.
-¿Qué es eso que huele tan mal? Sakura te has perdido la parte divertida –barboteo Naia entrando a la cocina.
-Me parece que tu te has perdido la parte divertida, Naia –le dijo su tío-. Como guisar pollo al estilo newyorkino, diversión de la mano de Sakura Kinomoto.
-Va a estar muy rico –dijo la ojiverde.
-¿Cómo puede saber distinto a como huele? –pregunto la niña escéptica.
-Sabes una cosa –dijo Xiao-, podríamos convertir el pollo en sopa, darle el "Arbej á la sals" al gato callejero que suele venir por aquí y comer otra cosa. ¿Hay salchichas?
-¡Sí que hay! –grito Naia entusiasmada.
-¿Señora chef?
-Sí, esta bien. ¿A mí que más me da?
-La ensalada tiene buena pinta.
-Tu espeta a ver como frió el embutido en el desayuno…
CONTINUARA…
Hola a Todos!!!!! Después de tanto vuelvo a poner un capi de "Rescatando tu Corazón", espero que les halla gustado, se que no es tan romántico como acostumbro pero no se preocupen que esas escenas están por suceder, a mi por lo menos me dio gracia el capítulo. Espero que les halla gustado, espero sus comentarios!!!! GRACIAS A TODOS POR DEJAR REVIEWS!!!!!!!!!!!!!
Ya saben lo habitué en un review o a: veronicadelacroix (arroba)
Att. Lady Verónica Black
"Que la magia los acompañe, las estrellas guíen su camino, pero más que nada griten a todo pulmón: ¡¡Viva Xiao Lang Li, Eriol Hiragizawa, Harry Potter y Sirius Black; los hombres más lindos y sexys que hay!!"
¡¡DEJEN REVIEWS, PORFISS…!!
