Declaimer: Estos maravillosos, perfectos (…y sexys en el caso de Xiao y Eriol ) y divertidos personajes pertenecen a Clamp, yo solo los pido prestado para que actúen en mis retorcidas historias.
"Rescatando tu Corazón."
(por Lady Verónica Black)
¿Por qué a Sakura Kinomoto le resultaba tan difícil apartar sus pensamientos de ese hombre? Sería por la ternura que veía en sus ojos cada vez que levantaba en brazos a su sobrina huérfana; o seria el fuego oculto que veía emanar de su mirada… no lo sabía, pero desde que Xiao Lang Li se cruzo en su vida, algo dentro de ambos volvió a sentir…
Capítulo Siete
"Conociendo a Cruella De Vil"
Bertha Turner era coronel del ejercito, por lo que eso le indico de inmediato que ella deseaba que la trataran con el debido respeto que su rango conllevaba. La coronel era baja, escuálida y con cara de caballo, pero parecía buena persona.
Ella fue el ejemplo perfecto para demostrarle que el hacer una lista de cualidades para encontrar una mamá para Naia no iba a funcionar. No podía considerarla candidata, a pesar de que llevaba el pelo gris acero perfectamente trenzado, enrollado y sujetado en un prolijo moño y horquillas.
Patty Greene era una chica bastante… mmm agraciada, debería tener unos veinticinco años y era aun más alta que Sakura, aunque no tanto como él por supuesto. Era morena y de pelo muy corto y lacio, llevaba la cara lavada, un pantalón de un par de talles más que el suyo, y una camisa a cuadros de algodón bastante masculina.
Todos los alumnos estaban con mucha energía, hablando entre si, gastándose bromas y jugando juegos de fuerza, los cuales la coronel acababa de ganar siete veces seguidas.
-"¿Sabes cocinar?" –le pregunto Shaoran a Patty, como si saberlo fuera un requisito muy importante para el curso que desarrollarían en los siguientes días. Estaba muy claro a simple vista, que de trenzas de raíz no sabia nada, pero…
-"No, ni siquiera se preparar una taza de té" –dijo ella un poco incomoda por la pregunta, pero con una amplia sonrisa repuso mientras se levantaba la manga de la camisa y flexionaba el brazo-. "Éste es mi único talento, fui campeona de lucha en mi escuela por tres años seguidos."
"Gracias a Dios"-"¿Quiere probar suerte conmigo, señor?" –le pregunto ella sugerente, y señalando la mesa contigua donde la coronel y otro alumno hacían un pulso.
-"No, muchas gracias, tengo que hacer una llamada. ¡Scott!" –llamo a su asistente-, "¿puedes ir repartiendo los libros sobre orientación e ir ubicándolos en el aula?"
-"Claro, Xiao" –respondió un muchacho de un veintisiete años, llamado Scott Carlton que hacia más de tres años que era su asistente en los cursos.
-"También anda empezando con las brújulas, yo voy en unos minutos."
Fue a su oficina y cerró la puerta. Tenia que recordar que esa lista no era solo para encontrar una madre para Naia, sino que también tendría iba a ser una pareja para él. Así que, a la lista, debería añadir que la mujer fuera atractiva.
Muy atractiva. Lo suficientemente atractiva como para paralizar el corazon de un hombre con solo mirarla.
De forma automática marco el teléfono de su casa, pensando que unos días atrás creía que seria suficiente con contratar a una niñera.
-"Hola"
Su voz era suave, dulce y clara, bueno siempre y cuando no cantara. Aun se le notaba un poco adormilada, lo que le hizo pensar en sus labios bajo los suyos, palpitantes, suaves, dulces y apasionados. E increíblemente inocentes, como si nunca hubiera besado a un hombre. Acaso ella…
Nahh… eso es imposible. ¿Cómo una mujer tan hermosa como ella, que le paralizaría el corazón a un hombre con solo mirarlo, no habría besado a nadie antes?
"Colga el teléfono", se ordenó. Estaba complicándose la vida cada vez más. Su clase lo estaba esperando, y él nunca dejaba esperando a sus alumnos. Pero entonces, ¿porqué estaba ahí en medio de su oficina, paralizado, y rojo como un tomate por solo haber escuchado su voz?
-"¿Hola?" –repitió ella un poco más fuerte.
La verdad es que Scott sabía mucho sobre brújulas y orientación….
-"Ehmmm…" –trago saliva intentando humedecer la garganta, que de pronto se le había quedado seca-, "Hola, Sak… Sa-kura."
-"¡Sha-oran!"
La forma en que ella pronunció s nombre casi le hizo pensar que él le paralizaba el corazón a ella.
"Dile que crees que te olvidaste de desenchufar la plancha, o que dejaste el horno prendido, y luego colga", se ordenó.
-"Sólo quería recordarte que trajeras a Naia para comer. Charlie va a preparar sandwiches de pavo y tomate, y a ella le encantan."
-"A mí también"
-"¿En serio? Tienes pinta de solo comer zanahorias y lechuga."
-"¿Qué pinta es esa?"
-"Bueno, que comes cosas con pocas calorías" –explicó él. Ahora ella iba a saber que se había fijado en su figura esbelta y bien formada, y peor aun, tal vez deducirá que le había gustado, mucho. Charlaron un rato sobre calorías, dietas y comidas, mientras doce alumnos lo esperaban en un aula para que les diera un curso. Decididamente tenía que colgar.
"Scott esta a cargo, esta será una buena experiencia para él, tengo que dejar que valla aprendiendo a llevar un grupo, yo no voy a poder ayudarlo siempre."
-"¿Qué van a hacer esta mañana?"
-"Pensábamos hacer un muñeco de nieve"
-"No es la nieve apropiada"
-"¿Perdón?"
-"La nieve para hacer muñecos tiene que estar sólida y blanda, como si fuera una masa. Hoy hay nieve en polvo" –había doce personas mirando un pizarrón vacio hace media hora y él estaba ahí hablando de muñecos de nieve.
-"Ohh, que lastima, ya me había entusiasmado con la idea"
Sonó tan decepcionada con la noticia, que le hizo recordar a una niña pequeña. Sin saber porque se puso a reír.
-"Creo que la nieve se ablandara para esta tarde. Por lo menos, eso espero. Quiero construir cuevas de nieve."
-"¿Cuevas de nieve?¿En serio?"
-"El curso trata de instruir a los alumnos en practicas básicas de supervivencia en la montaña. No debería ocurrir, pero de vez en cuando un integrante del miembro del equipo de rescate se pierde, así que tiene que saber como sobrevivir."
-"Parece interesante… ¿te molestaría que fuera a sacar fotos?"
-"Para nada, me parece una idea genial"
¿Qué estaba haciendo? La estaba invitando a involucrarse aun más en su vida, cuando ya lo hacía en demasía. Ya era más que parte de su vida personal, ahora también lo seria de su vida laboral.
-"Gracias, Shaoran" –dijo ella, con dulzura.
En los labios de ella su nombre sonaba de otra forma, de una forma que nunca había oído antes. En fin, casi había concretado una "cita" con ella. ¿CITA? ¡NO, NO, NO! Cita, no, solo era un encuentro establecido con anterioridad por ambos. Eso mismo, no era una cita. Xiao Lang Li no tenia citas.
"Parezco un adolescente de quince años"Él, un hombre frió, solitario y huraño, estaba preocupado por sí tenia una cita o no.
"¡Colga el telefona, ya!"
-"¿Qué harán ahora que el muñeco esta descartado?" –se oyó preguntar, como si tuviera todo el tiempo del mundo.
-"Mmm no se… talvez hagamos galletas" –replicó ella pensativa.
-"No, por favor. ¡Cualquier cosa menos cocinar! Piensa en el pobre gato."
-"Pienso tomar la cocina como un reto"
-"Sería muy difícil convivir con una mujer como vos."
-"Lo sé"
Se hizo un silencio prolongado, en el que ninguno de los dos dijo nada mientras consideraban eso y el hecho de lo que significaba ese comentario.
-"Nos vemos luego, saludos a Naia" –logro balbucear Shaoran, antes de colgar sintiéndose como un autentico idiota. Pero aun así feliz de haber podido hablar con ella.
-"¿A qué viene esa sonrisa?" –pregunto Scott mirándolo con curiosidad mientras Shaoran cerraba la puerta del aula.
¿Era algo tan raro que sonriera? Borro la sonrisa automáticamente del rostro, como si una pequeña idea de la razón de la sonrisa lo hubiera asustado.
Scott tenia a la clase practicando con la brújula, incluso había un rudimentario dibujo de ella en el pizarrón. Todo parecía bajo control, al parecer no lo necesitaban ahí.
"Podría haberme quedado un rato más hablando por teléfono…."
Saco una caja con mapas del armario que solía utilizar en las practicas de orientación y los fue repartiendo. En pocos minutos estaba absorto contestando preguntas, guiando a sus alumnos y explicando todas las dudas de estos, estaba haciendo lo que mejor sabia hacer en el mundo. Trabajar. Se sumergió en su trabajo con alivio, sintiendo que todo volvía a la normalidad y que casi podía borrar de su cabeza a esa mujer. Casi.
Noto que ni la coronel, ni Patty, usaban maquillaje. Quizás no hubiera nada de malo en que las mujeres utilizaran un poco de maquillaje de vez en cuando, siempre y cuando no fuera algo llamativo ni extremo.
Se sentó en su escritorio y miro a la clase. Eran inexpertos pero entusiastas, excepto la coronel que estaba ayudando a otro alumnos a comprender el uso de la brújula junto a Scott. Algunos de ellos, como Patty por ejemplo, acaban de hacerse voluntarios en la organización de búsqueda y rescate de su ciudad. Otros eran bomberos profesionales y policías, que al parecer venían a expandir sus conocimientos sobre el tema porque muy a menudo recaía la búsqueda y rescate de personas en su lucha contra el fuego y el crimen.
Eran una clase prometedora, y aun así le costaba concentrarse en su trabajo. Miraba constantemente el reloj que estaba sobre la puerta, estaba muy ansioso por que llegara la hora del almuerzo. Estaba intentando convencerse que la razón de eso era porque estaba hambriento por no haber desayunado. Pero sabia que la razón por la que su estomago le daba vueltas no era precisamente la falta de alimento.
Lo que tenia era otro tipo de hambre. Un hambre muy común entre los humanos. Tantos años de abstinencia, era la causa que se estuviera volviendo loco.
Pasaron las horas, y por fin pudo dar por terminada la clase y dar un alto para ir a comer.
El comedor estaba compuesto por una única mesa rectangular con sillas a su alrededor, Shaoran se sentó en un extremo y coloco dos sillas frente a su puesto.
A los minutos la puerta se abrió, y Naia y Sakura entraron junto a una suave pero helada brisa. Ambas iban riendo, y de la mano. Sakura sacudió su largo cabello y saco unos copos de nieve de un par de rizos castaños, se aflojo la gruesa bufanda que llevaba y se rasco la nariz en un gesto muy infantil. Llevaba puesta una vieja chaqueta azul de él, unos jeans demasiado grandes y un pulóver blanco de cuello vuelto muy grueso que le quedaba largo y flojo. Sin embargo, las voces masculinas se apagaron al instante que sus ojos recorrieron el lugar con una suave sonrisa en su sonrosado rostro.
Shaoran dedujo, bastante enojado, que más de un corazón se había detenido al verla.
-"¡Hola, gente!" –dijo Sakura con una gran sonrisa, saludo con la mano y se volvió para ayudar a Naia a sacarse la campera, perdiéndose de las sonrisas y muecas de los hombres.
A Shaoran de pronto le pareció que todos los hombres del curso estaban cortados por el mismo patrón: musculosos, altos, guapos y muy seguros de si mismos. Y que sin duda alguna cualquier mujer se enamoraría de ellos con solo verlos.
Sakura se quito del todo la campera, dejando ver en su totalidad como sus sinuosas curvas abultaban en el pulóver blanco a pesar de ser este demasiado grande para ella. Debería haber parecido un espantapájaros con esa ropa, pero en su vida Shaoran había visto un espantapájaros que rellenara tan bien su ropa, y que estuviera tan sexy con ella. Sus viejos pantalones a pesar de quedarle grandes y un poco largos estaban bien ajustados a sus caderas con un cinturón, lo que le daba una imagen bastante provocativa.
-"Vaya, vaya…. Ahora entiendo porque sonreías de esa manera esta mañana, Xiao" –dijo Scott por lo bajo en tono burlón mientras le daba un ligero codazo en las costillas-. "Sinvergüenza, ¿de donde sacaste esa muñequita?"
-"Cuidado con la lengua, Carlton. No sea cosa que tenga que arrancártela." –le dijo Shaoran en voz baja y amenazante, mientras crujía los dientes y lo miraba con los ojos ligeramente entrecerrados.
Scott hizo un gesto como pidiéndole perdón por el comentario, y Shaoran tras lanzarle otra mirada asesina de recordatorio, se levanto y se acerco a las chicas. Tenia tantas ganas de rodear su cintura con sus brazos, besarla, decirle lo hermosa que estaba… solo por si alguno de los tipos de ahí se estaba haciendo alguna ilusión con ella.
En vez de eso, molesto por pensar como un adolescente celoso, levanto a Naia en brazos y le dio un suave beso en la frente. Le coloco un oscuro rizo, que se había escapado de su trenza, tras la oreja.
-"Trajimos galletas de chocolate" –anuncio Naia con una gran sonrisa, mostrándole la bolsa de papel.
-"¿Cuántas?" –preguntó él, mirando la bolsa con fingida ansiedad. No puedo dejar de darse cuenta que Sakura mostraba bastante interés en un póster que había sobre reanimación boca a boca cerca de la puerta. Era una lastima que ya no practicaran reanimación en vivo, seguramente la habría invitado a participar de esa clase.
-"Son suficientes para todos" –le contestó Naia-. "Nos divertimos mucho haciéndolas."
-"¿De verdad?" –le preguntó Shaoran a Sakura. En cierta forma, deseaba que su forma de pasarlo bien fuera recorrer una autopista frente a la playa a ciento cincuenta por hora con un descapotable. Simplemente para dar por terminada la tortura que significaba recordar ese beso y lo que podia llegar a posibilitar este entre ellos.
-"Fue muy divertido" –replico Sakura con una sonrisa aun más radiante y sincera que la de Naia-. "Pero las galletas, emmm…." –miro a Naia de reojo.
-"¿Son fantásticas?" –ayudo Naia esperanzada.
-"Sí, eso, son fantásticas" –mintió Sakura, con una sonrisa medio temblorosa.
"Bien", pensó él con alivio "es una mentirosa".Justo cuando empezaba a pensar que era la mujer perfecta… Claro que si mintiera bien, si estuviera acostumbrada a mentir, no se le notaría tanto.
-"La próxima vez las haremos de avena" –le informo Naia a su tío.
Shaoran asintió de forma automática, mientras observaba como un idiota el rostro de la ojiverde. Vio que en el cuello, justo bajo la oreja, tenia una mancha de harina. ¿Cómo había conseguido llegar la harina ahí?¿Habían hecho una guerra de harina? De pronto, deseó haber estado ahí con ellas haciendo galletas en vez de trabajando.
"Contrólate, Li", se dijo, pero su voz interior rectifico, "recién quites esa mancha de harina".
Estiro la mano y de una suave caricia saco la harina de su piel. Al mover los dedos, estos quedaron enganchados entre un rizo castaño. Su cabello era como la seda.
Se miraron a los ojos, una sonrisa automática se formo en sus labios, era como si solo verla o pensar en ella lo pusiera feliz.
Sintió el loco impulso de enredar sus dedos en los suaves cabellos de su nuca, besar sus labios, sus párpados, sus mejillas sonrosadas, la blancura cremosa de su cuello.
Ella lo miro a los ojos, y después deslizo su mirada a su boca, automáticamente humedeció los suyos, como si se estuviera conteniendo de probar el néctar de los dioses que parecían sus labios. Él la miraba, no podía despegar la vista de su rostro, de sus ojos verde jade profundos y apasionados, que se encontraban ansiosas con los de él.
Shaoran aparto la mano rápidamente, como si se hubiera dado cuenta el error que significaba tocarla de forma tan intima, aunque había servido para indicarles a esos tipos que ella no estaba a su alcance. ¿Pero, porqué queria que supieran eso? Sakura no le partencia, no era nada suyo, apenas si la conocía.
-"Harina" –dijo, a modo de explicación.
-"Es que había por todos lados" –comento Naia con alegría-. "Me encanta hacer galletas, es sucio, divertido y lo mejor, es que después, te las podes comer."
-"Haremos galletas juntos cuando Sakura se vaya" –le dijo él-. "Te lo prometo".
Así de cierta forma se auto recordó, que Sakura se iba a ir de su vida. Y que nadie iba a cumplir con los estúpidos requisitos de su estúpida lista en un futuro muy cercano, así que talvez la mejor solución, fuera que él mismo también actuara como mamá y papá.
No había una razón que le impidiese hacerlo, muchos hombres estaban solos y criaban a los niños sin ayuda de un segundo. Además, ¿Qué tan difícil podia ser tener el papel de tío, tía, papá y mamá juntos?¿No era eso acaso lo que enseñaba en su curso?¿Qué cualquier cosa que uno se proponiera hacer, por más imposible que pareciese, se podia lograr si se lo proponía y si le ponía el suficiente empeño?
Recordó que también enseñaba la importancia del trabajo en equipo, y que había que reconocer que cada uno tenia cualidades y habilidades diferentes y únicas para portar al fin que tenia el grupo en común.
-"Sakura no se va a ir" –dijo Naia muy tranquila y segura de lo que decía; y se escabullo de los brazos de su tío-. "¡Hola, Scott!"
-"¿Sakura no se va a ir?" –preguntó Shaoran a Sakura, sintiendo como su corazon cobraba un ritmo frenético ante la esperanza que fuera verdad.
-"Me iré recién pueda hacerlo" –suspiro Sakura, desviando el rostro para un lado-. "Pero Naia esta confiada en que eso nunca ocurría"
La esperanza que se había formado en su pecho desapareció casi instantáneamente. Después de años de ser la imagen del control y la sensatez ¡menuda forma de comportarse! Dispuesto a entregar su vida entera solo por un beso y por haberle sacado un poco de harina del cuello.
"¡¡Eres un idiota e incrédulo, LI Xiao Lang!"
-"Llame al agente Jensen esta mañana" –comentó Sakura-, "pero no atendió nadie. En las noticias no han dicho nada sobre el dueño de la joyería. Pero cuatro días más es mi limite."
Quería irse, ¿quién podría culparla de eso? ¿Quién querría quedarse en un pueblo en donde lo más divertido que se podia hacer era cocinar galletas y hacer muñecos de nieve? No era de extrañar que ella lo estuviera volviendo loco, llevaba una vida demasiado simple.
Tenia el escritorio lleno de invitaciones para dar cursos en Colorado, Alaska, hasta le habían llegado varias de Europa, como por ejemplo Suiza. Cuando Sakura se marchara pensaba aceptarlas todas, él y Naia viajarían juntos por el mundo. Quizá, incluso, algún día podrían ir a Nueva York.
Su traidor inconsciente le había vuelto a tender una mala jugada. ¿Nueva York? ¿Qué clase de rescate alpino podría darse allí? Ni siquiera había montañas…
-"Hola Charlie" –Naia le dio al cocinero, un jugador de fútbol americano retirado hace años con cara de buldog, un sonoro beso en la mejilla. Charlie pareció estar apunto de morir de gusto.
Shaoran condujo a Sakura a la mesa y la presento como "una amiga que estaba de viaje por aquí". Su sobrina se presentó ella misma, recorrió la mesa de punta a punta, como un político en miniatura, preguntando nombres, estrechando manos y besando mejillas.
-"¿Coronel?" –le pregunto Sakura a Bertha que estaba sentada enfrente suyo-. "Que interesante" -, y luego miro a Patty, que estaba sentada a su izquierda-. "Tienes una estructura ósea increíble, ¿has sido modelo?"
-"¿Yo?" –preguntó Patty asombrada.
"¿Ella?", pensó Shaoran. El rostro de Patty se ilumino con una gran sonrisa y vio, de repente, que Sakura tenia razón.
-"Deberías ser modelo" –aseveró Sakura con firmeza.
-"¿Da más dinero que trabajar en un bar?" –pregunto Patty.
-"Por supuesto, te daré unos nombres y direcciones" –prometió Sakura. A continuación devoro tres sandwiches de pavo y tomate mientras mantenía media docena de conversaciones distintas con los hombres del curso, sin esfuerzo ni turbación aparente. Entre ella y Naia estaban rompiendo corazones.
Cuando acabaron de comer, Naia ofreció a todos la bolsa con galletas de chocolate. Sakura se miraba los pies, roja de la vergüenza.
Shaoran le dio un pequeño mordisco a la suya. Era grande, informe y estaba quemada en un borde. Sabía como si hubieran olvidado ponerle azúcar. Y posiblemente también vainilla y los huevos.
Todos estaban devorando las galletas con gran satisfacción. Los hombres rodeaban a Naia y Sakura, pidiendo más y más galletas. Los bomberos y policías, recordó molesto, comían cualquier cosa; tenían el estomago a prueba de bombas. Charlie, de quien esperaba mayor honestidad, hasta pidió la receta.
Absolutamente todas las galletas desaparecieron a los pocos minutos. Scott pareció realmente desilusionado cuando se acabaron, y eso que Shaoran lo había visto comerse seis o siete.
Naia estaba resplandeciente, peinada con una trenza casi desecha y sus ojos ámbares brillosos de la alegría. La coronel, con una mirada tierna, sentó a la niña en sus rodillas y le rehizo la trenza con infinita ternura.
El comedor estaba lleno de risas, alegría y dulzura, cosas que no cuadraban en un curso de rescate.
-"Vamos a recoger todo y volver al trabajo" –gruñó el ambarino con voz de mando. Tuvo que darle un par de codazos y miradas asesinas a Scott para que pusiera en practica su pedido.
O o o o O
Sakura vio la galleta de Shaoran asomar bajo la servilleta de papel. La verdad es que estaba más que acostumbrada a que los hombres se desvivieran por atraer su atención.
Las galletas habían salido horribles, y lo sabía. Quiso dejarlas en casa, pero Naia sufrió tal decepción cuando lo sugirió que las metió en la bolsa con la intención de olvidarlas "accidentalmente". Pero no tuvo suerte, cuando las dejo sobre una mesa junto a la puerta de la cocina, Naia volvió por ellas.
Era vergonzoso que esos hombres digieran que eran deliciosas cuando ella sabía muy bien que eran incomibles. En realidad, siempre le avergonzó el comportamiento que tenían los hombres con ella.
Madame Beltsy que debía sacarle el mejor provecho posible, pero nunca se había sentido cómoda haciéndolo. Consideraba a sus ojos, su rostro y su figura como un accidente del destino. Lo que consideraba importante era lo que había en su interior, el cómo era la verdadera Sakura Kinomoto.
Pero siguiendo el razonamiento, el atractivo de Shaoran no podía considerarse un accidente del destino. Y ella no podía negar que lo primero que le agrado de él fue su imagen. Sobre todo viéndolo así, en su elemento. Liderando fácilmente a un grupo de hombres, con una autoridad y firmeza envidiable. Ni siquiera parecía darse cuenta del enorme respeto que parecía sentir esa gente por él, que lo miraban como si fuera un héroe.
Justo cuando empezaba a pensar que era un ser inmaculado, un dios, que no era un mero y simple mortal, que era aun más guapo que el mismo Apolo, lo miró fijamente. ¡Estaba escondiendo la galleta bajo una servilleta para que Naia no viera que no la había comido!
Eso mismo, decidió Sakura en ese instante, era lo que más amaba de él. La forma en que trataba a…
"¿¡AMABA?" Sintió que el rubor invadía su rostro, estaba casi segura que su mente lo había de forma tan clara y fuerte que todo el comedor lo había escuchado. ¿Lo amaba? Dios santo, pero si apenas lo conocía…
Naia se subió al regazo de su tío y le empezó a mostrar la trenza que la coronel le había hecho, movía la cabeza de un lado al otro para que él pudiera admirarla bien. Los ojos de él rebosaban ternura. Por supuesto que lo conocía, conocía su corazón. Lo conoció desde el primer momento que lo vio, desde el primer momento que vio su corazon perdido a través de sus ojos, desde el instante que dejo de sentir terror y sintió que había encontrado su hogar. ¿Lo amaba? ¿Se había enamorado de él? ¿Seria eso posible?
Tenia que irse de allí inmediatamente. Todo esto era culpa del anillo, y del cambio y choque cultural tan brusco que había sufrido. Algo en ese perdida cabaña entre las montañas estaba cambiando a la fría y dura ejecutiva que Madame Beltsy tanto admiraba en algo muy distinto.
-"No comiste tu galleta" –lo regañó.
-"Vos ni siquiera aceptaste una" –gruñó él, casi en un susurro, igual que ella.
Dios, la había estado observando, tanto como ella lo había hecho con él.
Tenia que ocurrir algo. El rumbo que estaban tomando las cosas solo podia tener un final, y tenia que ocurrir algo inmediatamente para que ese final no sucediera.
¡Tenia que ocurrir algo YA!
La puerta se abrió de golpe con un fuerte y seco ruido.
Una mujer entró con aire solemne, estaba vestida con un abrigo de marta y un gorro a juego, llevaba una boquilla larga en una mano y gafas de sol sobre los ojos, llevaba los labios pintados de rojo, y unas botas negras que terminaban en punta y con un taco de diez centímetros. La mujer era delgada y media aproximadamente un metro sesenta, pero aparentaba medir dos metros. La mujer tenia presencia, autoridad, tenia porte de reina, artista o estrella de cine.
El pueblo de Eliza, reflexiono Sakura, no estaba preparado para esto. Le hecho una mirada de reojo a Shaoran estaba con los labios entre abiertos y los ojos muy abiertos.
-"No sabía que Zsa Zsa Gabor tenia una hermana" –dijo él de forma irónica, y aun ligeramente asombrado.
-"Mi jefa" –anuncio Sakura, poniéndose de pie. Había deseado tanto que ocurriese algo, que al final ocurrió.
"Tal vez tuve que aclarar que ocurriera todo, menos esto"
-"Se parece a Cruella De Vil" –susurro Naia, abrazada con fuerza al brazo de Shaoran.
-"¡Sakura! ¡Que aspecto! ¡Mi pobre niña…! Este cerdo…" –el pobre agente Jensen entro tras ella- "…se ha pasado más de dos horas intentando convencerme de que no era necesario que viniera a verte, pero ahora ya sabe a que atenerse, ¿verdad, querido?"
El agente Jensen, que en menos de un minuto había pasado de ser un "cerdo" a "querido", dijo junto a un suave suspiro que sí. Tenia la mirada ausente, la mirada de un hombre que había estado luchando horas con un tigre hambriento, pequeño pero tigre al fin y al cabo.
Madame Beltsy se sentó en la mesa, luego de mirarla despectivamente.
-"Camarero, un capuchino, por favor" –le dijo a Charlie. Con una mano indico a Sakura que se siente a su lado, dio una calada a su cigarrillo y miro a su alrededor con desagrado.
-"Esta prohibido fumar aquí" –dijo Shaoran.
Madame Beltsy frunció el ceño, miro a Sakura, se bajo los lentes y giro la cabeza para ver quien había hablado. Sin apartar los ojos de los Shaoran, apago el cigarrillo en un plato. Era la primera vez que Sakura había visto a alguien darle una orden a madame Beltsy sin ganarse un fuerte castigo por eso. Pero, claro, quizás aun hubiera un castigo que cumplir.
Charlie se volvió y le dejo una taza de café negro ante ella, con un golpe seco que produjo que un poco de café revalsara de la taza.
-"Muchas gracias" –dijo madame Beltsy-. "Querida, he sufrido un susto terrible."
Sakura penso que no era la única. Naia estaba acurrucada bajo el brazo de Shaoran, mirando con ojos muy abiertos a la exotica figura envuelta en pieles.
-"¿Susto?" –pregunto Sakura preocupada. Nada asustaba a su jefa.
-"Me ha atacado una bestia en el porche de la casa que se encuentra antes de esta"
-"¿Qué tipo de bestia?" .pregunto Shaoran secamente-. "Los osos ya estan hibernando."
-"¿Osos? ¿Hay osos?" –pregunto la mujer poniéndose rígida y con voz aguda-. "¿Es una broma, señor?"
-"No, no lo es."
-"No era un oso. Era una especie de bola de pelo, sucio y enmarañado, con vida."
-"Era un gato"
-"Apestoso, el gato de casa" –susurro Naia a su tío en el oído.
-"Esa bestia sarnosa ataco mi abrigo. Quiero que lo maten obviamente, seguramente debe tener rabia o alguna enfermedad peligrosa."
Shaoran vio que los labios de Shaoran comenzaron a temblar, igual que los de Scott y el agente Jensen. Seguramente estaban conteniendo la risa.
-"Espero que no halla estropeado la piel. No he tenido oportunidad de ponerme este abrigo en años. Este clima, aunque inhóspito, es perfecto para usarlo. Sakura, mi niña querida, ¿no hechas de menos las flores, los árboles y la hierba verde?"
-"¡Solo me he ido por unos días! Y pase gran parte de mi tiempo en Vancouver, que tiene un clima muy distinto a este."
-"¿Quieres decir que no extrañas tu casa?"
Casa. Sakura miró a Shaoran y a Naia, hecho que no paso desapercibido por su jefa. De pronto se sintió terriblemente confundida, como si tuviera puesto cada pie en un mundo diferente y estos empezaran a separarse y ella tenia que elegir para que lado poner ambos pies.
-"No he estado el suficiente tiempo afuera como para echar de menos Nueva York" –dijo Sakura con cautela-. "Y esto no me parece inhóspito. Ceo que la nieve es preciosa, y el aire es tan puro que respirar es casi como beber champaña."
Ya estaba. Había dicho lo que sentía en realidad, a pesar de que se arriesgaba a enojar a Madame Beltsy. Entonces comprendió que algo en ella había cambiado. Aunque volviera a casa, ya nada seria igual.
-"¿El aire es como beber champaña?" –repitió Madame Beltsy, alzando una ceja con sorna. Miró a Shaoran de reojo-. "Oh, cielos."
-"¿Quiere galletitas de chocolate?" –le pregunto Naia, ofreciéndole la galleta que había encontrado bajo la servilleta de Shaoran-. "Las hicimos Sakura y yo."
Madame Beltsy se fijo en la niña por primera vez. La estudio con expresión pensativa.
-"¿Sakura ha hecho galletas? Oh, cielos."
-"Están muy ricas" –afirmo Naia acercándole la galleta a la boca.
-"Te creo, niña. Pero no como galletas, y menos de chocolate."
-"Que rara, a todos les gustan las galletas, y más las de chocolate."
-"¡Naia! Querías ser una niña educada, ¿recuerdas?" –le recordó Shaoran, aunque a Sakura le pareció que le costaba hacerlo. Madame Beltsy, de forma majestuosa, les dio la espalda a Shaoran y su sobrina.
-"Sakura, el agente me dice que no puedes marcharte aun. ¡Es algo horrible! Nunca he visto un sitio tan… tan… tan nada antes, pero he traído unos bocetos que me gustaría que miraras hoy mismo…"
-"Sakura ha aceptado a sacar unas fotos para mí esta tarde" –apunto Shaoran con voz tranquila.
Sakura vio como se miraban, como midiendo sus fuerzas, preparándose para una ardua batalla… ¿por ella?¿O eran solo dos personas poderosas que tenían que descubrir cual de las dos era más? Miro uno a otro. Volvió a sentir la sensación de estar entre medio de dos mundos que nunca debieron haberse encontrado y que chocaban continuamente.
-"¿Fotos? Oh, Sakura, ya te he dicho lo frivolo que me parece esa afición. Una mujer con tus cualidades no debería perder el tiempo con esas tonterías."
-"Solo es algo para pasar el tiempo, ya que no tengo nada que hacer aquí" –la voz de Sakura sonó débil. Vio que Shaoran la miraba con sorpresa, como si hubiera traicionado algo que conocía de ella.
¡Pero él no conocía nada de ella! ¡No sabían nada el uno del otro! Esa sensación de estar unidos… era eso, solo una sensación. No era real como los picos escabrosos que los rodeaban. Pero sabía que era sensación insustancial, tan difícil de atrapar como una nube, era aun más poderosa que las montañas.
-"La fotografía es frívola, ¿y vender ropa de mujer no lo es?" –pregunto Shaoran con retintín.
-"¡Moda! No vendo ropa de mujer" –corrigió madame Beltsy con frialdad-. "Tengo que hablar con su jefe, joven."
-"No tengo jefe, yo soy el jefe aquí" –dijo Shaoran con satisfacción, sin despegar sus ojos de madame Beltsy, como retándola a que desafiara su autoridad en el lugar.
-"¡Qué suerte la tuya, Xiao!" –exclamo Tonny, dándole un ligero golpe en el hombro.
-"Este café es excelente" –declaro madame Beltsy, ignorando al ambarino-. "Oiga, camarero, ¿puede decirme que mezcla es?"
-"Por supuesto, señora. Es una mezcla de café barato con ceniza de mi cigarrillo. La ceniza de cigarrillo es el secreto" –dijo Charlie taladrándola con la mirada.
Sakura pensó que madame Beltsy había encontrado la horma de su zapato dos veces en el mismo día, y que a la pobrecita le iba a dar un ataque. Pero nunca había visto a nadie con menos pinta de ir a sufrir un ataque, ni con menos aspecto de pobrecita. Madame Beltsy fulmino a Charlie con la mirada.
-"Creí que estaba prohibido fumar aquí."
-"Nadie me dice lo que puedo o no puedo hacer"
Madame Beltsy miro a Charlie con un atisbo de respeto.
-"Me vendría bien un hombre así en mi equipo, ¿le interesa?"
-"Me interesa hacer malabares con enanos, y me falta una enana" –gruño Charlie ofendido.
-"¡Oh!" –bufó ella.
Charlie sonrió, y Shaoran lo acompaño con una sonrisa aun más resplandeciente que la del cocinero.
Pero Sakura no sonreía. Madame Beltsy estaba probando fuerzas con Shaoran, ya la había visto hacer esto antes, cuando alguien la desafiaba se comportaba como la reina del mundo de los negocios que era. Robaba los mejores empleados, compraba acciones…
-"¿Te ha dicho alguien que tienes una estructura ósea maravillosa?" –le preguntó Madame Beltsy a Patty-. "Deberías ser modelo, ganarías más dinero."
-"Tengo que salir de aquí" –farfullo Shaoran por lo bajo, dejando a Naia en el suelo. Se puso de pie, y Naia se puso tras sus piernas-. "Señores y señoras, miren la temperatura que marca el termómetro y pónganse la ropa adecuada. Nos encontraremos en la puerta dentro de diez minutos. ¿Sakura?"
Ella lo miro.
-"¿Vienes?"
-"Claro que viene, tío" –dijo Naia con valentía, aunque escondida tras las piernas de él-. "Lo prometió."
Sakura miro a Madame Beltsy, que seguía mirando a Patty como si mirara una obra de arte, decidiéndose si comprarla o no.
-"Por supuesto, lo prometí" –dijo, levantándose y sintiendo una excitante sensación de libertad.
-"Tonny, ven tu también" –sugirió Shaoran-. "Puedes hacernos un resumen de tu perspectiva de un rescate."
El rostro del agente de policía se ilumino como si llevara cuarenta años en prisión y alguien le acabara de decir que quedaba libre.
-"El señor Jensen, es mi asistente personal y mi guardaespaldas" –dijo Madame Beltsy-, "mientras dure mi estancia aquí."
-"¿Y cuanto tiempo será eso?" –pregunto Shaoran.
-"Todo el tiempo que Sakura este aquí, no pienso irme de este lugar sin ella" –miro a Sakura con determinación. Parecía estar acusándolo en voz alta por intentar corromper a su protegida. O de robarle el corazón que, como Sakura sabía, consideraba un delito aun peor.
-"Pero, ¿en dónde se va a quedar?" –preguntaron Sakura, Shaoran y Tonny al unísono.
-"No sé, aun no lo he decidido."
-"No hay mucho por donde escoger en Eliza, señora" –le advirtió Shaoran-. "Pero en Whistler esta solo a cuarenta y cinco minutos de aquí."
-"No pienso volver a cruzar esa carretera hasta que deje este lugar para siempre, y eso no parece ser en un futuro muy cercano" –Madame Beltsy se estremeció ante la imagen de quedarse más tiempo en ese lugar-. "¿Dónde se aloja Sakura?"
-"Conmigo."
-"Bueno, no con él exactamente" –dijo Sakura-. "En la habitación de invitados de su casa."
-"Yo también me quedare allí."
-"Por mi genial, señora, se puede quedar en mi casa" –dijo Shaoran de forma sarcástica-. "Le dejare mi dormitorio a Sakura, usted ira al de invitados y yo vendré a dormir aquí con el grupo."
-"Gracias" –dijo Madame Beltsy, pasando su sarcasmo por alto-. "Eso me parece perfecto."
Había matado dos pájaros de un tiro, pensó Sakura. Había encontrado alojamiento y conseguido que ella y Shaoran no compartieran el mismo techo, porque obviamente, esa situación era más que peligrosa para los planes de Madame Beltsy.
Aunque Madame Beltsy no era de confundirse. Sakura miró a Shaoran a los ojos. Quizás su jefa no estuviera tan equivocada, quizás no fuera tan mala idea que Shaoran y ella no compartieran el mismo techo. Entre ellos había una chispa, y el bosque seco los rodeaba como la yesca. A veces bastaba con una chispa para provocar un incendio.
Los incendios eran intensos, pero acaban pronto, ¿no?
¿Estaba preparada para sacrificar todo por un incendio? Solo por un ardor intenso y rápido, que la marcaría de por vida, y que la dejaría reseca y dolida por dentro.
Madame Beltsy había llegado justo a tiempo. Y ella tenia… debía renunciar a su sueño de ser fotógrafa. Siempre había hecho lo que se esperaba de ella, y por eso la adoraba Madame Beltsy, pero hoy, solo por hoy, se iba a rebelar.
-"Madame Beltsy" –dijo Sakura-. "No hace falta que se quede aquí. No lo va a pasar bien…"
-"¿Porqué no? Vos pareces muy feliz aquí" –dijo ella con tono acusador, mirando a Shaoran de reojo.
-"Charlie puede ser su asistente esta tarde, señora" –dijo Shaoran. Charlie lo fulmino con la mirada-. "Así Tonny podrá venir conmigo."
-"Sakura, creo que la que tendría que quedarse eres tú."
Pero Shaoran ya la había tomado del codo, y la estaba empujando hacia la puerta.
-"¿Qué haces?" –le pregunto Sakura débilmente.
-"Esa mujer es peor que un dragón, me harto su compañía" –farfullo él, con el ceño más fruncido que de costumbre.
-"Pero es mi jefa…"
-"Mi especialidad" –dijo Shaoran con firmeza-. "son los rescates."
-"Sí, gracias" –suspiro Tonny. Levantó a Naia en brazos y se la puso sobre los hombros.
-"No me gusta esa señora, parece mala" –dijo Naia.
-"No es mala… ladra más de lo que muerde" –dijo Sakura dudosa. Inhalo con placer el aire frió y vigorizante de la montaña. No había exagerado. Era como champaña.
-"¿Ladra y muerde?¿Es un perro?" –pregunto Naia con los ojos muy abiertos.
Shaoran y Tonny aullaron de risa ante el comentario de la niña.
Y como Sakura acababa de inhalar champaña, río con ellos, sintiéndose libre y feliz.
Continuara…
Nota de la Autora:
Bueno, bueno…. Me he tardado lo sé, no es necesario que me lo digan, pero sinceramente no puedo actualizar más rápido… bueno, a veces. No se si algunos lo sabe, sino se los cuento, que ando muy ocupada con parciales y con los estudios así que mi tiempo para escribir esta casi reducido a nada, por lo menos hasta que los termine en un par de semanas más. Igualmente, aunque he tardado en escribirlo más de lo habitual, he logrado terminar el séptimo capítulo de "Rescatando tu Corazón".
¿Qué opinan del fic?¿Les gusto la entrada de Madame Beltsy a la trama?¿Se la imaginaban así a la señora, o de otra formas? Me encantaría oír sus ideas para la historia, eso me ayuda mucho a veces. ¿Y Xiao y Sakura?¿Qué tal, ehh? ¿A que no son kawai? Jejeje Por lo menos a mí me encantaron, he puesto varias escenitas SS así que espero que los ultra fanáticos de ellas estén felices… Bueno, ahora paso a dar una mala noticia.. snif snif snif…. Lamento comunicarles que este fic esta llegando a su fin, quedan unos tres o a lo sumo cuatro capítulos más, pero no se preocupen que estos estarán llenos de todo los que nos gusta. SS! SS! SS! Y más, SS! Igual saben que nunca me quedo quieta, y que ya tengo en mente un nuevo fic de esta parejita.
Ahora sin más no me queda otra que darles las gracias a todos los que leen el fic y especialmente los que me escriben reviews, gracias, gracias y muchisisisismas gracias!
Cuídense mucho, y hasta el próximo capítulo!
Att. Lady Verónica Black.-
"Que la magia los acompañe, las estrellas guíen su camino, pero más que nada griten a todo pulmón: ¡¡Viva Xiao Lang Li, Eriol Hiragizawa, Harry Potter y Sirius Black; Los hombres más lindos y sexys que hay!"
¡¡DEJEN REVIEWS, PORFISS…!
