Como decirte que te amo antes de que sea demasiado tarde… Autor: Lian Black Capitulo 1: Un sentimiento que va naciendo en una extraña amistad…
El lugar estaba helado, el invierno había arrasado y en la pensión ni siquiera las camperas te salvaban del frió...
Todos tiritaban, menos cierto chino que se la pasaba entrenando en el patio.
- Por Kami!- exclamo Pilika- Por qué no dejas de hacer eso y te abrigas?
La joven estaba parada en la puerta de la pensión con los brazos cruzados y en medio tenía sosteniendo un buzo azul marino.
- No tienes otra cosa mejor que hacer?- pregunto arrastrando las palabras.
- Solo quiero que entres, está haciendo mucho frió y te podes resfriar- insistió Pilika.
- No me molestes- dijo Ren.
- Que idiota- dijo Pilika molesta.
- Seré idiota pero no una bruja que no tiene otra cosa mejor que hacer que molestar a los otros que están ocupados- dijo Ren.
Pilika se dio media vuelta y entró a la pensión.
Ren entrenaba hasta que su cuerpo pedía gritos un descanso. Estaba oscureciendo cuando decidió por fin a entrar y tomar una buena y merecida sopa.
Cuando se sirvió un plato lleno, estaba caminando con su plato en las manos. Y por sorpresa choco con Horohoro, quién escapaba de su hermana para que no lo obligara a seguir entrenando.
El golpe fue fuerte, el plato de sopa cayó encima del joven Tao, quemándole todo el tórax.
- Pero si serás idiota!- dijo enojado olvidándose de la sopa.- Si Anna se da cuenta de que se rompió unos de sus platos me mata.
- Lo siento es que no me fije...- se disculpo el ainu- un momento a quién le dices idiota chinito!
Los dos estaban ya de pie discutiendo como normalmente lo hacían.
- YA BASTA!- gritó Pilika a los jóvenes.
Los chicos se dieron la vuelta y bajaron la cabeza arrepentidos por mostrarle semejante escena a la peliazul. Normalmente cuando ellos discutían o peleaban lo hacían cuando la hermana de Horohoro no estaba presente.
Pilika dio un resoplido y contó hasta diez para tranquilizarse.
- Horohoro ponte a limpiar este desastre antes de que Anna llegué- ordeno sin vacilar.
Su hermano iba a replicar pero ante la mirada asesina de su hermana decidió que no era buena idea hacer enfadar a su hermana porque podía ser igual o peor que le itako cuando se lo proponía.
Ren miraba divertido la escena cruzado de brazos. Se estaba por retirar cuando sintió una delicada mano posarse en su hombro.
- Qué se supone que haces?- preguntó tranquilamente la joven.
- Seguir entrenando- respondió Ren mirándola fijamente con sus penetrantes ojos amarillos.
- De ninguna manera- dijo Pilika en el mismo tono que uso con su hermano.
- Pero...- quiso quejarse pero ella no lo dejó.
- Te vas a ir a dar un buen baño- dijo mientras se lo llevaba a rastras al baño.
Lo dejó encerrado en el baño por un buen rato. Y se baño resignado a que la hermana del ainu no lo iba a dejar salir si no se bañaba.
- Bruja- dijo mientras se dirigía a la tina del baño sin saber que la chica estaba del otro lado apoyada en la puerta y lo escucho.
Tardó veinte minutos en estar listo y pedirle que le abriera.
- Oye Pilika- dijo Horohoro subiendo las escaleras de dos en dos con una taza de té en la mano.- te prepare un poco de té.
Caminaba sonriente y no se dio cuenta que tenía las tranzas de las zapatillas desatada y se tropezó tirando la taza.
Para desgracia de Ren, nuevamente estaba empapado en el pecho.
- Lo siento- dijo Horohoro- no lo hice a propósito.
- No importa- dijo Ren enfadado y se fue directo a su cuarto evitando que Pilika le diga algo.
Horohoro levanto la taza del suelo y limpió lo que quedaba del té del suelo.
Pilika no dijo nada y se fue hasta su cuarto. Buscó un pequeño botiquín que tenía guardado debajo de su cama, lo sacó y se fue directo al cuarto del chino.
Golpeo un par de veces pero no le abrieron la puerta hasta que decidió entrar sin ser invitada.
- Se te ofrece algo?- preguntó Ren que seguía aún con la remera empapada.
- Vine a curarte- dijo Pilika sin demostrar la vergüenza que estaba sintiendo en ese momento.
Cerro la puerta tras de si y la trabó.
- Qu... qué haces?- preguntó nervioso.
Ella se acercó y comenzó a levantarle la remera. Él se sobresaltó, se levantó de golpe y evitaba que ella se le acercara.
- Vamos, quédate quieto- dijo Pilika impacientándose.
- No hace falta que me cures, mañana lo haré yo mismo- dijo Ren nervioso.
Pilika dio un salto y quedó encima de Ren para que este se quedara quieto. Ren comenzó a temblar, estaba inquieto, nervioso y no lo podía evitar.
- Por todos los dioses- exclamo exasperada- te quieres quedar por tan solo unos minutos quieto?
Le sacó la remera empapada y la dejo en un costado. Sacó del maletín una pomada para que la quemadura se asentara un poco y el ardor sea un poco más soportable.
- Por qué haces esto?- preguntó algo incomodo por lo que ella estaba bastante cerca.
Era la primera vez que sentía ese dulce aroma a frutos del bosque. Se sentía incomodo porque la única persona del sexo opuesto que había estado tan cerca de él aparte de abrazarlo y mimarlo había sido siempre su hermana.
- Para que veas que no soy ninguna bruja- respondió sin mirarlo, atenta a la quemadura que tenía en el pecho.
Se quedaron en silencio no era incomodo sino todo lo contrario, se podría decir que era una manera que tenían para comunicarse.
Le puso una pomada en el pecho y luego le vendó con una suave venda que ella había traído de sus tierras.
- Está hecho con un material especial para las quemaduras- dijo Pilika cuando termino de curarlo.
El silencio volvió a inundarlos, esta vez estaban bastantes incómodos.
- No soy tan idiota como crees- dijo Ren rascándose la cabeza nervioso.
- Si eso ya lo sé- dijo Pilika tranquilamente.
- No... No fue mi intención- dijo Ren mirando el suelo sonrojado- haberte dicho que eras una bruja y todo eso.
- Perdóname vos a mí- dijo Pilika de la misma manera.
- Entonces nos perdonamos los dos?- pregunto Ren.
- Claro- dijo Pilika sonriéndole.
Se dio la vuelta para salir de su cuarto y dejarlo descansar, porque ya era tarde.
- Pilika...- dijo dudando en hablar.
- Si- dijo ella mirándolo
- Jamás me molestó tu presencia, si quieres hablar de lo que sea, puedes hacerlo conmigo- dijo mirándola a los ojos.- Cuando quieras donde quieras.
Pilika le regalo una sonrisa y se acerco para darle un beso en la mejilla como respuesta dejando estupefacto al joven en el momento.
- Buenas noches Ren- dijo saliendo de su cuarto.
Ren se quedo quieto y con la mano en la mejilla derecha mirando la puerta.
Los días transcurrieron como si aquella escena nunca hubiera existido, las discusiones entre los hermanos ainu y Ren eran las comunes. Este último comenzó a pensar que aquel beso había sido solo un sueño.
Una noche en la que Ren no podía dormir sintiéndose incomodo con los recuerdos de ese día que había atacado a su mente, la joven lo había tratado dulcemente y de vez en cuando se había sonrojado, pudo notar que en el momento en que lo tocaba se ponía nerviosa. Ni que hablar de él, su corazón latía a mil por hora y casi explota al sentir sus labios en su mejilla.
Decidió salir de su habitación para ir a la cocina en busca de un vaso de leche tibia para que así le diera sueño y los recuerdos se desvanecieran.
Tomo su vaso y se fue hasta el comedor, se quedo un rato mirando televisión y se fue nuevamente a la cocina para lavar el vaso. Cuando sintió un ruido.
Se escondió en el costado de la heladera y espero a que quien quiera que sea aparezca.
Hasta que apareció una silueta y pasó a su lado. Saltó de golpe para sorprenderlo y lo llevo hasta la pared.
- Quién es?- preguntó en un susurro una, obviamente asustada, voz femenina.
Ren se quedó paralizado y no la soltó, sabía de quien se trataba.
- Quién es?- repitió y forcejeaba para que la soltara y como acto reflejo levanto de golpe la pierna golpeando en la entrepierna del "Atacante"
- Pilika... no era necesario... que...fueras...- dijo Ren soltándola de golpe mientras se encogía y se agarraba con las dos manos la zona afectada.
Pilika se tapo la boca por la sorpresa y prendió la luz para encontrar a un Ren encogido del dolor.
- Ren- dijo acercándose a él- Lo siento mucho.
Ren solo la miró, pero asintió en muestra de que no estaba enfadado porque sabía que había sido un accidente.
30 minutos después...
- Lo siento- dijo Pilika subiendo las escaleras junto con Ren.
- Ya te dije que no importa, se que fue un accidente- dijo tranquilamente el joven.
Se despidieron antes de que Ren entrara a su cuarto. Pilika caminó hasta su pieza, la verdad ella no tenía sueño, ni mucho menos ganas de ir a su cama.
Golpearon dos veces su puerta. Ren se levantó extrañado, una porque eran las 2 de la madrugada y segundo porque normalmente nadie lo iba a ver.
- Pilika?- dijo para su sorpresa- que ocurre?
- No puedo dormir- explicó un poco nerviosa- y se que puedo hablar contigo.
"- Jamás me molestó tu presencia, si quieres hablar de lo que sea, puedes hacerlo conmigo- dijo mirándola a los ojos.- Cuando quieras donde quieras." recordó Ren de golpe lo que le había dicho.
Se hizo aún lado para dejarla pasar, cerro la puerta y se fue hasta su cama.
Ren se acostó en su cama y se tapó mientras veía a Pilika que se acomodaba en una silla.
Pasaron un tiempo en silencio, una manera que ellos tenían para comunicarse minuciosamente para que el hermano de la chica no se diera cuenta.
Pilika se levantó de la silla y se metió dentro de la cama de Ren, dejando helado y nervioso al chico.
- Qué haces?- preguntó sorprendido.
- Ay! no seas mal pensado- dijo Pilika acomodándose al lado de él.- Solo quiero estar con vos.
Le costó mucho acostumbrarse a estar tan cerca de la chica de cabellos azules.
- Sabes?- rompió el armonioso silencio Pilika mientras bostezaba.- Sonará raro pero me recuerdas a un niño de mi infancia.
Ren no dijo nada y dejo que ella siguiera con su relato.
- Fue cuando tenía apenas unos 3 o 4 años- comenzó tratando de hacer memoria mientras entrecerraba los ojos signo de que el sueño la estaba invadiendo- Era un niño algo frío y malevo, yo supe ver que tras de ese teatro de frialdad del niño había mucha ternura que no sabía como salir y entonces decidí acercarme a él para hacerme su amiga...
El joven moreno bajó la cabeza y se dio con el rostro dormido de Pilika, no había terminado de contarle y lo dejo con mucha curiosidad, no le importó demasiado y con cautela la abrazo para quedarse dormido.
