Nota de autor: Los personajes de Saint Seiya que aparecen en este texto pertenecen a Masami Kurumada y no a mi (sniff) solo son utilizados en esta historia para entretenimiento sin obtener nada más de ellos.
Letras cursivas son pensamientos
III
Pasaron algunos días más y Hugo se restableció por completo, su conducta sin embargo volvió a lo que para él era normal, esto es simplemente hacer lo que le ordenaban sin objetar, y comer y beber cuando le daban la comida, había veces en que sorprendía a Hyoga en alguna actividad sin que éste notara siquiera su presencia, averiguó que Hugo ahora escribía lo que le pedía sin aparentar ningún tipo de turbación, como si hubiera olvidado por completo el miedo que había experimentado anteriormente y como si hubiera incluso olvidado lo que habían platicado.
En ese tiempo también aprendió muchas cosas sobre su "gemelo", de hecho se había acostumbrado ya a verlo como un hermano, por ejemplo que toda su vida se reducía a 6 años, por lo menos eso era lo que Hugo había escuchado, aunque se viera como de 16, y que estaba "entrenado" para obedecer órdenes, dándole prioridad a las que vinieran del Doctor Hoffa, Hyoga supo también que Hugo no hablaba porque nunca nadie lo había animado a hacerlo, él solo tenía que obedecer y aprender las cosas que le serían útiles a los experimentadores, lo cual no incluía que pudiera comunicarse fácilmente con otras personas, le habían enseñado a escribir como una forma de determinar su comprensión de órdenes, además, al verlo como un objeto que no puede tener sentimientos ni pensamientos propios a nadie en realidad se le había ocurrido que Hugo pudiera tener capacidad suficiente para expresarse ni que pudiera servir de algo el que lo hiciera, él había sido criado para ser un objeto más del laboratorio, algo que no podía tener otras sensaciones que no fueran las físicas.
Hugo se preguntaba a sí mismo porqué Hyoga no se parecía a las demás personas que hasta entonces había conocido, su pequeño mundo que se veía ampliado de repente no bastaba ya para explicarle mucho de lo que veía en el caballero, cuando éste le contó parte de su vida y trató de explicarle lo era el cosmo Hugo preguntó si los objetos también podían tener algo parecido, lo cual le confirmó a Hyoga que el muchacho estaba convencido de que era un objeto sin vida que dependía por completo de los deseos de los demás, mientras creyera eso su cosmo no se desarrollaría jamás.
Hyoga empezó a mostrarle a Hugo algunas de sus técnicas y le enseñó lo que eran los sentimientos lo mejor que pudo, se sorprendió al ver que el chico tenía en realidad bastante facilidad para aprender las cosas, lo único que lo bloqueaba era la idea que tenía de sí mismo y el recuerdo del laboratorio, por lo demás parecía como si no experimentara emoción alguna al tratar cualquier tema, y a Hyoga le costó mucho trabajo hacerle ver la diferencia que había entre las cosas que a uno le agradan y las que desagradan, lo consiguió con su propio cosmo, ya que parecía ser lo único capaz de despertar alguna expresión más clara en Hugo, en efecto, cada vez que Hyoga expandía su cosmo, ya fuera meditando o preparándose para entrenar, Hugo no podía resistir la necesidad de acercarse a él y quedarse dentro de esa aura, sobre todo cuando Hyoga estaba meditando, éste solo sentía el momento en que Hugo se acurrucaba junto a él o ponía su cabeza sobre sus piernas para quedarse ahí un buen rato, las primeras veces Hyoga se desconcentraba y se quedaba atónito ante la mirada de Hugo, que al no percibir más su cosmo se levantaba y se alejaba un poco de él, después Hyoga se acostumbró y el muchacho se quedaba profundamente dormido sobre sus piernas, pero cuando se le ocurrió preguntarle qué era lo que sentía, Hugo se quedó sin saber que escribir, sin duda era algo que le agradaba según la definición que le había dado Hyoga de eso, pero no podía poner una palabra que en realidad explicara lo que sucedía dentro de él cuando sentía ese cosmo. A Hyoga le dio curiosidad por saber cómo reaccionaría ante un cosmo como el de Saori, siendo éste tan grande y tan hermoso.
Una mañana, Hyoga le preguntó a Hugo si había más como él y éste respondió:
ANTES HABÍA
SERGIO,
IÑAKY Y SID.
"¿Y qué pasó con ellos?"
NO FUNCIONARON
"¿No funcionaron¿Qué significa eso?"
NO
LO SÉ EL DOCTOR DIJO QUE NO FUNCIONABAN
QUE
HABÍA QUE DESECHARLOS.
"¿Cuándo fue eso?"
HACE MUCHO
Hugo no tenía mucha idea del paso del tiempo, Hyoga se quedó algo turbado, no estaba acostumbrado a hablar de la muerte de una forma que le parecía tan insensible, se quedó pensativo un momento y después pidió a Hugo que le describiera a los otros si no eran como él, cuando leyó su respuesta palideció hasta lo blanco de los ojos, Hugo le estaba describiendo a Seiya, Ikky y Shiryu, el renglón de "no funcionaron" le inquietó sobremanera ¿no funcionaron para qué¿Qué tenía Hugo que lo hacía útil a los laboratoristas? Se volvió hacia él y preguntó lo que estaba evadiendo hacía tiempo, en parte porque no quería que Hugo tuviera que alejarse de él, que era lo que temía debía pasar tarde o temprano.
"¿Porqué los hicieron?. ¿Qué era lo que se suponía que iban a hacer?"
NO SE
EL
DOCTOR DICE QUE EL FINAL FUNCIONARÁ MEJOR.
"¿Tú eres el experimento final?"
NO
SOY LA
FÓRMULA QUE LES RESULTÓ
"¿Por qué?"
APRENDO MÁS RÁPIDO Y SOY MAS PREDECIBLE.
"Creo que están algo confundidos, pero ¿no iban a utilizarte para algo más?"
EL
DOCTOR DECÍA QUE YO IBA A CONOCER A ALGUIEN
LE
DECIA SAORI Y KIDO
Hyoga palideció aún más, lo primero que le vino a la mente fue una autorecriminación por no haber actuado antes, tenía que hablar con Saori lo más pronto posible.
"Dime Hugo ¿ese experimento final ya está completo?"
PARECIA QUE FALTABAN MEJORAS
"¿Qué es lo que iban a hacerle?"
MEJORARLO
Hyoga murmuró algo entre dientes, se le olvidaba que Hugo solo repetía lo que escuchaba.
"Ven, vamos a salir, te llevaré a conocer a alguien"
Hugo lo siguió sin resistencia de ningún tipo, y dentro de poco ambos se encontraban en el pueblo, Hyoga mandó un mensaje urgente a Saori diciendo que llegaría al santuario ese mismo día y que era urgente que ella viera a un amigo suyo, después hizo que Hugo se subiera con él a una motonieve y salió con rumbo al aeropuerto más próximo.
Al día siguiente, poco después del mediodía, Seiya y Shiryu se encontraban con Saori en el santuario, en los aposentos principales de Atena, el pegaso releía por cuarta vez el telegrama de Hyoga y el dragón miraba por una de las ventanas esperando ver llegar en cualquier momento a Ikky y Shun, a quienes habían mandado llamar por la mañana. Saori veía el reloj impaciente.
"¡Debió haberle pasado algo, ya debería estar aquí!" dijo Seiya, ya bastante preocupado por su amigo. Shiryu respondió con su calma habitual.
"Si era algo urgente, quizás haya alguien a quien no le conviene que sepamos lo que es, Hyoga podría estar en dificultades."
"¡Deberíamos ir a buscarlo!" insistió Seiya volviéndose hacia Atena "¡Saori!"
La chica miró por última vez el reloj y suspiró.
"Tienen razón, de acuerdo a su mensaje tiene casi un día de retraso. Vayan, yo esperaré a Ikky, si no han vuelto para entonces nosotros los alcanzaremos."
"¡Si!"
Ambos salieron de inmediato a bordo de un helicóptero rumbo a Siberia en busca de su amigo, se sentían inquietos, habían intentado hablar al cosmo de Hyoga ya un par de veces, logrando percibirlo pero sin obtener respuesta, además de que se percibía de una forma rara, toda la noche había estado así, era como si estuviera haciendo "interferencia" con algo, ni aún Saori había conseguido comprender lo que estaba pasando, la angustia de todos aumentó cuando a bordo del helicóptero el cosmo de Hyoga dejó de percibirse por completo dejando una sensación extraña, como se siente algo que debería estar ahí y sin embargo esta ausente. Shiryu y Seiya no podían resistir la impaciencia por llegar y encontrar al cisne.
Cuando aterrizaron en Siberia comenzaron a recorrer en motonieve el camino que iba del aeropuerto a la casa de Hyoga por una vereda que él les había mostrado hacia tiempo y que evitaba pasar por el pueblo. Como a la mitad del trayecto Shiryu percibió algo extraño en una de las pequeñas colinas de nieve que se formaban sobre el terreno, al acercarse descubrieron los restos de otra motonieve que aparentemente se había estrellado contra ella, la analizaron con mayor detenimiento y descubrieron que tenía huellas de un ataque y algo de sangre en el manubrio, buscaron alrededor del lugar, aunque sin esperanza de encontrar mucho, la motonieve debería llevar muchas horas en ese lugar y la nieve había borrado durante ese lapso toda huella de batalla o de fuga, sin embargo algo les decía que era Hyoga quien iba en esa motonieve y presentían que algo muy grave había pasado, hacía tiempo que no tenían ni la más mínima señal de su cosmo y esto los tenía con los nervios de punta.
"¿No crees que pueda estar en su casa?" preguntó Seiya sin estar él mismo muy convencido de la posibilidad.
"No" respondió Shiryu sin titubear "De estar lo suficientemente bien para regresar sentiríamos su cosmo, tampoco creo que alguien lo haya encontrado, el pueblo esta muy lejos de aquí."
"En su mensaje decía que no venía solo… ¿Crees…?"
"No quiero pensar en ello. Sin embargo, cuando Saori lo localizó ayer solo percibió a Hyoga."
"Quizá deberíamos ir al pueblo a preguntar. Alguien podría saber algo."
"Si … espera… ¿ves eso?"
"¿Qué?"
Seiya volteó hacia donde Shiryu le indicaba y distinguió la tenue silueta de algo que se acercaba, pronto escucharon también el sonido de un motor ya muy cerca de ellos, ambos se tiraron al suelo casi instintivamente quedando parcialmente cubiertos por la nieve y pudieron ver a un hombre en una motonieve que se detenía cerca del vehículo accidentado. No parecía alguien de Siberia, su rostro era más bien moreno y no era muy alto, tenía bigote negro y parecía tener gran dificultad para caminar en la nieve.
Los dos caballeros observaron que tomaba la motonieve de su amigo y empezaba a desarmarla con sorprendente rapidez, pero se quedaron atónitos al comprobar que de alguna manera las piezas del aparato desaparecían, muy pronto no quedó nada de él, el sujeto se levantó entonces y acercándose a su propio vehículo realizó una llamada con un radio de corto alcance. Ambos amigos escucharon.
"Aquí alfa-1 cambio… si, esta hecho ¡hubiera sido ayer de no ser por esos inútiles! … no te preocupes, nadie encontrará huellas del "accidente" mjmjmj … ¡bien, volveré en seguida!"
El sujeto dejó el radio y ya iba a montar de nuevo su vehículo cuando sintió una mano sobre su hombro que lo obligaba a darse la vuelta y se encontró de frente con Shiryu y Seiya, el pegaso fue el primero que habló.
"Por lo que he oído, me parece que tú podrías informarnos acerca de alguien a quien estamos buscando."
"¿Quiénes son?" preguntó el hombre, sorprendido. Shiryu contestó esta vez.
"Somos caballeros de Atena y necesitamos que nos digas por qué el interés de desaparecer una motonieve accidentada."
"Ja ¿caballeros?" el hombre hizo una mueca de desprecio "¿Por qué tendría yo que responderles¡Lo que yo haga aquí no es su asunto!"
"Lo es cuando todo parece indicar que un amigo nuestro esta implicado en él." dijo Seiya, empezando a perder la paciencia "¡Dinos lo que sucedió con el propietario de esa motonieve!"
"¡Ja, ja! Si quieren saberlo ¿por qué no lo averiguan ustedes mismos?"
De inmediato el extraño sujeto extendió sus brazos y los movió con brusquedad hacia delante, los dos amigos solo sintieron un fuerte viento que los golpeaba por ambos lados y un calor sofocante que los hizo perder la respiración unos segundos, sin embargo consiguieron permanecer de pie hasta que todo paso, voltearon a su alrededor y se dieron cuenta que se hallaban en medio de un gran charco de agua, el sujeto se había apartado de ellos y se disponía a atacarlos nuevamente, se separaron lo más rápido que pudieron antes de que una lluvia de fuego golpeara el sitio donde estaban. Sin darles tiempo a reponerse de la sorpresa, el hombre lanzó una gran bola de fuego que se sumergió en la nieve en medio de los dos amigos y provocó una especie de geiser que salió justo debajo de ellos, el golpe fue más fuerte de lo que esperaban y cayeron aturdidos al piso, su enemigo entonces aprovechó para subir de nuevo a su vehículo y darse a la fuga, sabía que el efecto de la sorpresa no duraría mucho en sus dos contrincantes y no quería enfrentarlos él solo. Shiryu intentó incorporarse e ir tras él, pero para su sorpresa y desesperación, sus piernas se negaron a moverse por unos segundos, Seiya encontró sus propias motonieves y ambos se lanzaron en persecución de su única pista para dar con Hyoga.
Corrieron así a lo largo de algunos kilómetros y a pesar de todos los esfuerzos que hacía el extraño por perderlos no lo conseguía, después de algunas horas de lo que parecían vueltas en círculos se vislumbró a lo lejos una columna de humo a punto de desvanecerse, el sujeto pareció altamente inquieto y se dirigió hacia ella seguido ya muy de cerca por los caballeros.
Conforme iban acercándose se mostraba ante ellos una zona de desastre cada vez más clara, parecía como si una construcción enorme se hubiera derrumbado, los tres motociclistas se detuvieron a pocos metros del cascajo, en medio del desorden se veían los restos de equipo electrónico altamente sofisticado, equipo de laboratorio de todos tamaños y maquinaria de todo tipo. Shiryu y Seiya estaban anonadados, su temor por lo que había sido de su amigo creció enormemente, el hombre bajó de su motonieve y se acercó a los escombros buscando por todos lados, los caballeros se acercaron a él y ya iban a interrogarlo cuando otros dos sujetos llegaron, también en motonieve, por el lado opuesto, ambos eran altos y fornidos, el que parecía el jefe llevaba una especie de chaqueta roja y gorro negro, el otro solo llevaba un abrigo café, ambos se acercaron al hombre al que habían perseguido los caballeros, el de la chaqueta roja habló primero.
"¡Jemel!. ¿Qué significa esto?. ¿Qué fue lo que ocurrió aquí?"
Seiya se acercó al grupo y exclamó: "¡Es exactamente lo que nosotros deberíamos preguntar!"
Los recién llegados observaron a los dos amigos con asombro "¿Quiénes son estos tipos Jemel?"
"¡Me han perseguido hasta aquí!. ¡Al parecer son amigos del sujeto que encontramos ayer! Pero lo que ocurrió aquí no puedo explicarlo, yo trataba de perderlos cuando vi la columna de humo que salía de este sitio, tampoco comprendo que pudo haber sucedido."
El jefe entonces se volvió hacia los caballeros sonriendo despectivamente, mientras hacía una seña a los otros dos para que se prepararan.
"Parece ser que todos ustedes son de armas tomar, sin embargo, dudo mucho que vuelvas a ver a la persona que buscas."
"¿Qué dices?" Exclamó Seiya, inquieto.
"De cualquier modo, ya no tendrá importancia para ti dentro de poco."
Los otros dos sujetos atacaron entonces, golpeando fuertemente el hielo con los puños, éste brilló intensamente por unos segundos para generar después una columna de luz que lanzó a ambos caballeros por los aires, estos sin embargo ya no estaban dispuestos a dejarse sorprender y ambos cayeron de pie, soportando el impacto y se aprestaron a pelear. Sus enemigos eran fuertes pero consiguieron vencerlos fácilmente utilizando su cosmo al máximo, aunque terminaron algo cansados se prepararon para luchar con el jefe, pero para su sorpresa, éste viendo que sus compañeros serían fácilmente derrotados se había apresurado a montar de nuevo su motonieve y se encontraba ya a algunos kilómetros de distancia. Les costó trabajo seguirlo sin las motonieves, ya que las habían perdido de vista y no tenían tiempo para buscarlas, corrieron tras él algunos kilómetros y alcanzaron a ver que se dirigía hacia una gran montaña de hielo, desapareciendo a la altura de su base. Cuando ambos caballeros llegaron a ella se asombraron al reconocer entre los peñascos una especie de cerradura que indicaba la existencia de una puerta, utilizaron sus poderes para derribarla y se introdujeron en la montaña
En el santuario, hacía algún tiempo que Saori se ocupaba en esclarecer el débil cosmo de Hyoga que había vuelto a percibir con dificultad, y que parecía estar en dos lugares a la vez, cuando presintió la desaparición casi instantánea de los cosmos de Seiya y Shiryu sin dejar rastro, lo cual la dejó en extremo preocupada.
