Nota de autor: Los personajes de Saint Seiya que aparecen en este texto pertenecen a Masami Kurumada y no a mi (sniff) solo son utilizados en esta historia para entretenimiento sin obtener nada más de ellos.

Letras cursivas son pensamientos

IV

Hyoga despertó sobresaltado al sentir la desaparición de sus dos amigos después de que sus cosmos se habían elevado al máximo para pelear, se encontraba en su habitación, la cama estaba junto a la ventana y le permitía ver hacia el exterior en dirección al pueblo que se encontraba a algunas millas de ahí. Intentó incorporarse con algo de trabajo, le dolía todo el cuerpo y tenía la frente y ambas muñecas vendadas, miró hacia la puerta, Hugo debía encontrarse en algún lugar de la casa, Hyoga se levantó y se puso la armadura intentando reponerse, luego salió por la ventana, no quería meter a Hugo en más problemas y tenía que encontrar a sus amigos lo más rápido posible, así que tomó la motonieve en la que habían regresado a casa y partió en dirección a donde había sentido el cosmo de los caballeros por última vez. Mientras recorría el lugar iba pensando en lo que había ocurrido desde que salió con Hugo al aeropuerto.


FFF

No habían pasado la mitad del camino cuando algo golpeó la motonieve por un costado haciéndole perder el control y lanzándolos hacia un lado del camino, Hyoga había recibido además un golpe en la muñeca y otro más en la espalda, que provocó que su ceja se abriera al chocar contra el manubrio, a pesar de eso se levantó tan rápido como pudo y evitó por milagro quedar atrapado bajo la motonieve, Hugo estaba a unos cuantos metros de él, bastante aturdido y mirando a su alrededor a los veinte sujetos que los rodeaban, el que parecía ser el jefe iba vestido de blanco, era alto y moreno y su mirada se perdía bajo sus abundantes cejas, se acercó a Hugo y tomándolo por la nuca lo levantó a la altura de sus ojos y le dio un golpe en el estómago gritando al mismo tiempo:

"¡Inútil!. ¡Tuviste que haberte quedado donde estabas cuando pasó el accidente!. ¡Nos has hecho perder mucho tiempo!"

"¡Déjelo!"

Hyoga había intentado golpear al sujeto pero entonces diez de los hombres restantes se habían arrojado sobre él y había tenido que pelear con ellos, cosa que le resultó muy difícil, ya que no llevaba su armadura y además sus atacantes peleaban casi igual que los caballeros, solo que su poder no sobrepasaba por mucho el de los de bronce, gracias a eso Hyoga pudo derrotarlos con el polvo de diamantes, si bien recibió muchos golpes y terminó de rodillas, agotado por alguna razón extraña, la sangre aún manaba de su ceja y le impedía ver con claridad, para entonces el jefe había dejado caer a Hugo, y como si se percatara de Hyoga por primera vez, se entretenía en mirarlo atentamente, después de unos segundos dijo:

"Así que, después de todo eras tú quien lo tenía. ¡Qué ironía! Eres el primero en saber de él, esto no me deja más remedio que adelantar mis planes, y por lo visto me veré obligado a cambiarlos un poco. ¡Hugo, sube a la camioneta!"

"¡Espera!. ¡Hugo no tiene porque hacer lo que le ordenas!" dijo Hyoga, incorporándose.

"Mmm"

Hugo no se movió, estaba de rodillas en el suelo viendo impacientemente a Hyoga, temía que le hicieran daño por su culpa, y estaba a punto de correr hacia él para evitar que le dispararan los otros nueve hombres que ya tenían sus armas listas cuando sintió la mano del jefe sobre su cabeza, sosteniéndolo firmemente por el cabello, y el cañón de una pistola en su sien. Hyoga se quedó inmóvil.

"Así que, el tiempo que has pasado con él te ha hecho pensar que en realidad es lo que aparenta" dijo el hombre con ironía

"¿Qué?"

"No me digas que no te has dado cuenta, de que solo es una imitación, un simple clon."

"¿Eso que importancia tiene?" Hyoga empezó a sentir que su enojo iba en aumento.

"Si yo disparara en este momento, no mataría a nadie, ningún cosmo dejaría de sentirse en el universo¡es patético que tengas un sentimiento tan fuerte, como parece, hacia un objeto!"

"¿Cómo puede decir eso?"

"Ja, parece ser que disfrutaste el conocerlo, es una lástima, porque no es más que un experimento que pronto llegará a su fin."

Hugo cerró involuntariamente los ojos, estaba temblando, le parecía como si su interior se hubiera congelado de repente y no pudiera moverse aunque quisiera. Hyoga avanzó un paso y una voz imperiosa se dejó oír detrás de él ordenándole detenerse, dos sujetos se habían colocado a sus espaldas y estaban listos para atacarlo en cualquier momento, el jefe volvió a hablar.

"¡Si, tan pronto como termine su parte irá al basurero junto con los objetos inservibles! Por ahora tendremos que trabajar en él un poco, todo indica que has alterado su conducta y su proceso de obediencia, pero todo será cuestión de volver a su antiguo ritmo."

"¡No puede manejarlo a su antojo como si fuera una máquina!"

"¿Porqué no? Lo es" Dicho esto dio media vuelta sin soltar a Hugo, por lo que prácticamente lo arrastró hasta el vehículo que los esperaba, ordenando al mismo tiempo:

"¡Asegúrense de que no despierte en mucho tiempo, lo necesitamos aún vivo!"

Hyoga sintió que los dos hombres lo golpeaban con fuerza en la espalda lanzándolo unos metros hacia delante, y varios mas lo atacaron lanzándolo contra el piso, intentó reunir su cosmo y defenderse, pero algo continuaba impidiéndole utilizar todas sus fuerzas, era como si lo estuvieran bloqueando, aún así utilizó el polvo de diamantes un par de veces, consiguiendo poner fuera de combate a uno de ellos, pero otros tres hicieron aparecer una bola de energía que lo golpeó con fuerza en la espalda dejándolo con el rostro en el suelo, donde lo último que sintió fue un golpe en su cabeza y perdió por completo el sentido.

Cuando despertó se encontró en una especie de calabozo, alumbrado por una débil luz, estaba sentado frente a la puerta, apoyada su espalda contra la pared y sus piernas frente a él, sus brazos suspendidos hacia arriba se hallaban sostenidos por dos cadenas, no sentía las manos y apenas percibía que los grilletes que retenían sus muñecas estaban exageradamente apretados, le parecía estar arriba de un carrusel que no cesaría jamás de dar vueltas, se quedó inmóvil sin intentar siquiera mover un músculo por un buen rato, pudo haber pasado horas en la misma posición cuando la puerta se abrió y Hugo entró apresuradamente llevando una charola en las manos, se acercó a Hyoga, quien no se convenció de que no veía visiones hasta que sintió el agua fresca que Hugo le dio a beber pasando por su garganta.

"Ah… Hugo… gracias"

El muchacho le sonrió, le dio algo de la comida que le había llevado y alivió un poco sus heridas, en especial las de la cabeza, que corrían el riesgo de abrirse de nuevo, a medida que Hyoga se iba sintiendo mejor se hacía cargo de la situación en la que se hallaba.

"Hugo, no deberías estar aquí, estarás en graves problemas si te encuentran."

El chico se llevó un dedo a la boca y pasó algunas veces su mano frente a sus ojos, Hyoga se había acostumbrado tanto a él que incluso podía entenderlo sin la necesidad de lápiz y papel, suspiró y se calmó un poco, entonces se percató de que Hugo no traía camisa y en su torso y parte de sus brazos se veían aún las cicatrices que indicaban el castigo que le habían dado por haberle dado a Hyoga demasiada información, porque por supuesto le habían obligado a darles a conocer todo lo que había hecho. Hyoga lo miró con tristeza y le preguntó como estaba, a lo que él hizo una seña indicando que no importaba, Hyoga suspiró nuevamente, se enteró también de que había pasado toda la "noche" en el calabozo y que Hugo no sabía lo que el jefe estaba planeando hacer, de cualquier forma el chico tuvo que irse rápidamente por si lo buscaban.

Unos minutos después de haber salido Hugo, el jefe del laboratorio entró junto con otros dos sujetos, para entonces Hyoga había adivinado que se encontraba frente al Dr. Hoffa, se hallaba más repuesto, pero aún había algo que le impedía moverse e intentar usar su cosmo, esto lo tenía desconcertado.

"¡Hola! Al parecer te repones rápidamente, no te canses en intentar moverte, en este laboratorio tenemos múltiples experimentos, muchos de los cuales tienen que ver con la energía humana, y siendo tú un caballero de Atena resultas ser el conejillo de indias perfecto para probarlos."

"¿Cómo puede saber…?"

"¿Sobre ti Hyoga?. ¿Sobre el cosmo y los demás caballeros?. ¡Te sorprendería saber hasta dónde llega mi conocimiento, por lo pronto confórmate con imaginar como será tu muerte en este lugar! Cuando los demás vengan a buscarte a quien encontrarán será a Hugo, él será la perdición de Atena"

"¡No puede utilizarlo para eso, Hugo sería incapaz de dañar a alguien!"

"¡Ja, es muy cierto!. ¡jamás pensaría que tuviera fuerza para acercarse siquiera a Atena, pero eso no importa! Lo que él hará será llevarlos a una trampa, algo en verdad eficaz, nunca sospecharían que uno de los suyos los traicionara"

"¡No podrá hacerlo pasar por mí¿qué hará con su voz¡además todos se preguntarán que ha pasado con su cosmo!"

"¡Ja, ja, te falta imaginación niño! En cuanto a lo primero, una herida adecuada en la garganta será suficiente para que no se pregunten por qué no puede hablar y respecto a tu aura, tenemos el remedio perfecto, hemos perfeccionado un sistema simulador de energía, puede reproducir cualquier patrón energético que se le programe, y por supuesto Hyoga, que sabes que el cosmo es a fin de cuentas tu propia energía elevada a su máximo¡Con un patrón de tu aura el sistema será capaz de reproducirla a la perfección!"

"¿Está loco?. ¡No puede hacer una copia, el cosmo es más que simples ondas de energía!"

"Es verdad que quizá se sienta un poco extraño, pero no tendrán tiempo de analizarlo, todo se hará muy rápido, Hugo tiene instrucciones específicas sobre lo que debe hacer y a dónde debe guiar a Atena y sus caballeros en busca de una amenaza potencial para la humanidad'"

"¡No lo hará!. ¿por qué habría de obedecerle?"

"¡Esta entrenado especialmente para eso, es lo único que sabe hacer!"

"Yo no lo creo."

"A veces, es cierto que se descontrola y no puede comprender algunas cosas, en este momento parece que el chip del cual nos hemos valido para condicionarlo sufrió averías graves por el accidente, es por eso que te pareció ver en él quizá iniciativa propia y ciertos rasgos "humanos", solo resultado de su confusión."

"¿Es así como explica un mejor ambiente?"

"¡No hay otra explicación!. ¡Hugo no es diferente a una máquina! Dentro de unas horas cambiaremos el chip, le colocaremos una tarjeta moduladora de ondas cerebrales. Eso nos permitirá tener un control completo de sus acciones, junto con ella estará el simulador de energía. ¡Es una lástima que no podrás ver el resultado final, estarás muerto para entonces! Es probable que tus amigos vengan a buscarte éste mismo día. Los dejaremos vagar por un buen rato entre la nieve mientras yo preparo todo en otro sitio. Mañana por la tarde encontrarán a Hugo y pasado mañana ¡Atena ya no existirá más!"

Hyoga se sonrió a sí mismo imperceptiblemente, pensaba que después de todo Hugo no les había informado lo que había pasado con el chip, lo cual era bastante lógico, ya que le habría ido mucho peor con el castigo si hubieran sabido que él mismo había destruido el medio que les hubiera permitido encontrarlo más rápido, aún tenía la esperanza de que al ver a Saori el muchacho pudiera explicarle lo que pasaba, aunque él no estuviera, había aún una pequeña posibilidad de que los planes del Dr. no llegaran a realizarse.

"Nos desharemos de tu vehículo en unas horas más, solo por si acaso llegaran a encontrar ese camino, aunque es poco probable porque no es el habitual. Mientras tanto, tú tienes una cita con nuestros experimentadores. ¡prepárenlo!"

Dicho esto, el jefe dio media vuelta y salió los dos hombres entonces se abalanzaron sobre el prisionero y le pusieron un respirador sobre la nariz y la boca, Hyoga sintió como si un hilo de fuego entrara en él y le quemara los pulmones y la garganta, su energía desapareció de repente y se desmayó. Los sujetos lo llevaron entonces a otro cuarto tapizado de cristales, en el cual había varios aparatos y algunas otras personas que ayudaron a colocarlo sobre una plancha, aseguraron sus muñecas y tobillos con grilletes y le colocaron otro respirador al tiempo que le ponían dos o tres electrodos en la cabeza, acto seguido salieron del cuarto. Detrás de los cristales se encontraban los encargados de esa sección, manejando toda especie de aparatos, lo que les ocupaba en ese momento era la pantalla en la que aparecía la anatomía del cuerpo de Hyoga, hicieron que bajara sobre él una especie de cápsula que cubrió la plancha por completo y entonces llegaron hasta las máquinas registros de todas las partes de su cuerpo, con unos controles empezaron a revisar los efectos de diferentes sustancias que tenían preparadas.

Mientras tanto, Hugo procuraba por todos los medios posibles esconderse del doctor que iba a revisarlo y a reemplazar el chip, al pasar por una puerta entreabierta alcanzó a oír que experimentarían con Hyoga un poco y luego lo utilizarían para algo especial, por supuesto que moriría en el proceso. Hugo se desconcertó, sintió algo muy extraño dentro de sí y corrió por el pasillo hasta llegar a las escaleras, bajó por ellas hasta donde pudo y llegó al generador de energía del edificio.

Vagó un rato entre las máquinas sin saber qué hacer, no podía impedir que las lágrimas salieran de sus ojos y se sentía realmente mal, se recargó junto a la válvula de regulación principal y se puso a pensar, recordó los días que había pasado junto a Hyoga y la forma en la que lo había tratado, se preguntaba porqué habían tenido que encontrarlos, él no quería que le pasara nada a Hyoga por su culpa, pensaba si habría alguna forma de ayudarlo cuando sus miradas se fijaron en los controles de presión y de sobrecarga de los generadores, había muchos botones y palancas, él sabía que controlaban cosas, todos los botones controlaban algo, había visto suficientes en su corta vida para recordarlo. Miró a su alrededor, parecían máquinas importantes, grandes, quizá si conseguía que alguna de ellas se averiara el control de los laboratorios se perdería y tendrían que suspender el trabajo, ya había pasado antes. Hugo se acercó a los controles y sin saber muy bien lo que estaba haciendo se puso a apretar botones y a jalar palancas, pero los generadores parecían aumentar su actividad, Hugo se desesperó y tomando una varilla de metal que encontró en el piso dio un fuerte golpe al tablero de control, entonces un foco rojo se prendió y un ruido ensordecedor se dejó oír.

Hugo salió de ahí sin saber lo que había pasado, subió por la escalera de emergencia y llegó al primer piso, entonces vio que las luces se prendían y apagaban continuamente y que todo el personal había suspendido sus actividades esperando a ver que era lo que ocurría. Se alegró de su éxito y buscó el cuarto donde tenían a Hyoga, esperaba aprovechar la confusión y poder sacarlo de ahí, cuando llegó se encontró con la sorpresa de que algunos de los aparatos se habían incendiado a causa de una sobrecarga, todos estaban tan ocupados apagando el fuego que se habían olvidado por completo del cisne, Hugo abrió una de las puertas de cristal y sacó a su amigo de la cápsula sin problemas, ya que no había energía suficiente para mantenerla en su sitio. Intentó que Hyoga recuperara la consciencia pero no lo consiguió, solo pudo quitarle todo lo que le habían puesto y arrastrarlo hacia la salida. Le asombró no encontrar a nadie en su camino al garage donde guardaban los vehículos, la razón era que había pequeños incendios en diversas partes del edificio, sorprendentemente a nadie se le había ocurrido salir de él, el Dr. Hoffa había salido hacia unos minutos y su última orden había sido que todos se quedaran en sus puestos. Hugo llegó a su destino, tomó una motonieve y, después de tener un mal rato intentando subir a Hyoga en ella y ponerla en funcionamiento como había visto a su amigo hacerlo, salió del edificio, que por fuera parecía una montaña de hielo.

No habían ido muy lejos cuando se escuchó un gran estruendo, Hugo volteó y ambos cayeron del vehículo, el edificio se derrumbaba hasta sus cimientos, esto era algo que el chico en realidad no esperaba, se asustó y automáticamente se encogió sobre sí mismo rodeando sus piernas con sus brazos. Hyoga recobró la conciencia en ese momento, aún mal herido se las arregló para acercarse a Hugo, sacarlo de su estupor y volverse pa poner en camino en la motonieve, encontrando el camino de regreso a su casa prácticamente por milagro, una vez que consideró que estaban a salvo volvió a desmayarse.

FFF


Hyoga recordaba la narración que Hugo le había escrito sobre lo sucedido con los generadores cuando despertó, recordó que anteriormente había mencionado que era el laboratorio 2, eso quería decir que había otro y que probablemente investigarían lo sucedido, a Hyoga le había costado trabajo creer que a nadie se le ocurriera evacuar o revisar el generador, pero cuando Hugo le había informado que la mayoría del personal de la base eran robots lo comprendió, seguramente los pocos que no lo eran no se habían siquiera molestado en revisar qué era lo que estaba mal.

Ahora lo que le preocupaba eran sus amigos, había demasiadas cosas misteriosas en los experimentos del laboratorio y muy probablemente Seiya y Shiryu estuvieran en peligro, era un presentimiento muy fuerte y Hyoga empezaba a angustiarse.


Entretanto Seiya y Shiryu se encontraban perdidos en lo que parecía un laberinto de espejos y notaban con sorpresa que sus fuerzas disminuían a medida que pasaban más tiempo en él, era como si los espejos estuvieran absorbiendo su energía poco a poco.

"Shiryu, no podemos seguir así, me siento como si hubiera combatido con los caballeros dorados durante horas."

"Es cierto, tenemos que salir de aquí cuanto antes, no sé que es lo que esta pasando, pero estoy seguro de que los espejos tienen algo que ver."

"¡Entonces intentemos destruirlos!"

Seiya reunió todo su cosmo y lanzó el meteoro contra los espejos, los cuales despidieron un brillo enorme, pero volvieron pronto a la normalidad, ambos caballeros quedaron sorprendidos.

"¿Qué es esto?" dijo Seiya completamente confundido.

"Quizá solo sea una ilusión."

"¡Ja, ja, ja…!. ¡No se cansen caballeros, nada de lo que hagan podrá sacarlos de aquí ahora!" La voz se escuchó de repente y parecía venir de todos lados a la vez

"¿Qué?"

"¿Quién eres?"

"¡Soy su anfitrión señores caballeros, esos espejos son solo el principio!"

"¡No me digas!" dijo Seiya "¿porqué no vienes en persona a enfrentarte con nosotros?"

"¡Ja, ja, ja…!. ¡No hay por que perder la calma caballero!"

En ese momento ambos vieron aparecer ante ellos a un hombre alto con ojos grises y cabello negro que le llegaba hasta la cintura, cubierto con una armadura gris estilo medieval. Seiya intentó golpearlo inmediatamente, pero para su sorpresa todos sus golpes se desviaban siempre en dirección a los espejos.

"¿Qué ocurre?"

"¡Ja, ja, ja…! No te canses amigo¿sabes? estos espejos son muy especiales, absorben la energía humana que hay a su alrededor, entre más energía tengas, mayor será tu debilidad. ¡nada de lo que hagas podrá salvarte!"

Seiya se sentía en efecto agotado, al punto que apenas podía mantenerse en pie, Shiryu se preguntaba porqué su interlocutor no parecía resentir los efectos de los espejos, éste como si quisiera aumentar su duda, elevó en un instante su cosmo y los atacó con un golpe que los hizo estrellarse contra algunos de los espejos, su enemigo rió y se preparaba a atacar de nuevo cuando Shiryu levantó la vista y descubrió en el techo de cristal una especie de luz que se dirigía hacia él y a Seiya, paseó su vista por el techo y los espejos, luego cerró los ojos y trató de percibir lo que sucedía, descubriendo que los espejos arrojaban una especie de campo magnético que desviaba sus poderes y que su energía era en realidad absorbida desde arriba.

"Seiya, ya sé lo que tenemos que hacer"

"¿Qué es?"

"En el momento que él ataque, lanza un buen golpe hacia arriba, tenemos que destruir el techo"

"¿El techo?"

"Solo hazlo"

Tan pronto Shiryu terminó, su enemigo volvió a lanzar su ataque, ambos caballeros lanzaron al mismo tiempo el suyo hacia el techo rompiendo el cristal y con él se destruyeron todos los espejos casi instantáneamente, solo que sus fuerzas no volvieron y el ataque de su enemigo alcanzó a golpearlos, enviándolos hasta el otro extremo de la inmensa sala donde se encontraban. Ambos se quedaron en el piso, tardando un rato en recuperarse.

"¡Muy bien! Excelente observación caballero, solo que desgraciadamente para ti es ya muy tarde."

Shiryu y Seiya se incorporaron con dificultad, vieron que estaban en una inmensa sala con dos salidas, una de las cuales conducía a una escalera y la otra estaba cerrada por una puerta automática, su atacante chasqueó los dedos un par de veces y por las escaleras entraron otros veinte sujetos armados igual que él, la puerta se abrió y un hombre canoso, vestido con una bata blanca se apareció ante ellos.

"¡Vaya, vaya! Ingeniosos. Veo porqué el Dr. Hoffa consideró que serían los adecuados. Pero se adelantaron a nuestras previsiones caballeros, los esperábamos para algunos días más tarde."

"¿Qué?" Seiya estaba consternado y furioso por sentirse tan débil sin razón alguna. A su lado Shiryu tampoco estaba contento.

"¿Quién eres y porqué nos esperabas?"

"Soy el Dr. Malt, ayudo a Hoffa a dirigir esta operación. Sabíamos que vendrían a buscar a su amigo, solo que es una lástima que hayan encontrado a Jemel primero, pero no es una gran pérdida, simplemente adelantaron un poco los acontecimientos."

Seiya de inmediato se aprestó a interrogarlo.

"¿Usted sabe que ha sido de Hyoga?. ¡Conteste!"

"Ja, por supuesto que lo sé. ¡su amigo esta muerto!"

"¿Qué?" Shiryu no podía creer lo que oía, la incredulidad se dibujó en su rostro, igual que en el de Seiya.

"¡No puede ser!"

"Claro que la forma en que sucedió fue meramente accidental, debo confesar que no estaba en nuestros planes que ocurriera así, queríamos sacarle un poco de provecho al asunto, aunque de cualquier manera el resultado final para él fue el mismo."

"¡Está mintiendo!" dijo Seiya con desesperación "¡Hyoga no puede estar muerto!"

"¡Oh, si que lo está! y ustedes lo seguirán dentro de poco, después de que terminemos el transplante."

"¿Qué?. ¿De qué está hablando?"

"¡Terminen con ellos y llévenlos al laboratorio principal, no los maten aún, los necesitamos vivos!"

En cuando dijo esto, el hombre salió y los demás atacaron a los caballeros, los cuales hicieron hasta lo imposible por defenderse, pero era como si estuvieran luchando con veinte caballeros de plata al mismo tiempo, en cuanto golpeaban a uno sentían el ataque de otros tres por atrás, no duraron mucho tiempo de pie y pronto perdieron la conciencia.


En casa de Hyoga, Hugo se dio cuenta de su ausencia al entrar al cuarto y presintiendo a dónde se dirigía fue tras él siguiendo las marcas aún frescas de la motonieve.


En el santuario, Saori estaba sumamente inquieta cuando de pronto se escucharon ruidos de pelea fuera de su habitación y se abrió la puerta, dando paso a un hombre moreno, alto y de ojos penetrantes, su rostro aparentaba tener unos 50 años y su mirada fría se clavó en Saori, la cual se levantó sorprendida, creyendo reconocer al hombre frente a ella.

"¿Quién es usted?. ¿Lo he visto antes?"

"¿Cómo está Srita. Kiddo? Es sorprendente que aún me reconozca después de 7 años. Soy el Dr. Hoffa."

"¡Dr. Hoffa! Usted solía trabajar para mi abuelo en su laboratorio y en el sanatorio. ¿Qué es lo que hace aquí?"

"A decir verdad Srita. esto es algo imprevisto, a raíz de un infortunado accidente mis planes originales se vieron alterados por completo, pero por fortuna no todo se ha perdido y aún conseguiré lo que deseo."

"¿Y qué es eso que tanto desea Dr. Hoffa?"

"¿No lo adivina? Me explicaré. Hace algunos años me enteré por casualidad del proyecto de su abuelo para mandar niños a diversas partes del mundo a convertirse en caballeros, me pregunté por qué y empecé a investigar y a descubrir muchos de los secretos, no solo del Sr. Kiddo, sino de usted y de los mismos caballeros, soy un hombre muy ambicioso señorita y me dije que ese poder tan grande del santuario podría servir perfectamente bien para conquistar, por supuesto que su abuelo nunca hubiera siquiera pensado en ello ¡él!.¡un pacifista!. ¡la paz!. ¡bah! Son tonterías, he pasado los últimos 7 años investigando diversas formas de manejar ese poder a mi manera y muy pronto señorita, Atena tendrá un suplente que dominará el mundo para mí.

"El que juega con poder Hoffa, tarde o temprano pierde el control sobre él. ¿Cómo espera poder manejar a su antojo la energía de Atena y sus caballeros? Nunca podría hacerlo."

"¡Ja, ja, ja!. ¿Es lo que piensa?. ¿Me dirá entonces qué ha sucedido con los dos que envió a Siberia hace poco?

"¿Seiya…?"

"¡Ja, ja…! Así es, me temo Srita. que nunca volverá a ver a sus caballeros vivos."

"Se equivoca, tres de mis mejores caballeros están en Siberia, es cierto, y ninguno de los tres se rendirá a la muerte tan fácilmente."

"No les quedará otra salida señorita. Todo esta perfectamente planeado y de hecho casi podría asegurar que solo quedan dos, desafortunadamente su querido Hyoga murió en un accidente, no planeado es cierto, pero murió al fin."

"¿Accidente? Vaya, así que después de todo no tiene todo bajo control."

"¡Fue un error de personal! Insignificante puesto que yo ya había planeado destruir la base que se vino abajo. ¡pero estoy seguro de que en su estado Hyoga no pudo siquiera percatarse de lo que ocurría!"

"¿Lo cree así? Entonces usted mismo me ha dado la prueba de que hay algo con lo que no contaba, algún elemento debió escaparse a sus planes porque estoy segura de que Hyoga vive y que él y los demás terminarán con sus ambiciones."

"¡Ja, pobre ilusa, aunque él estuviera vivo no podrá salvarse por mucho tiempo!"

Dicho esto chasqueó los dedos y cinco hombres vestidos de armadura aparecieron.

"¡Terminen con ella!"

Los cinco se aprestaron para golpear a Saori, pero antes de que pudieran llegar a ella, una cadena detuvo a dos de ellos y los otros tres sufrieron el golpe del fénix. Ikky y Shun se pusieron rápidamente frente a Atena protegiéndola, pero entonces sintieron que el edificio se cimbraba y el Dr. Hoffa había salido sin perder tiempo, se disponían a hacer lo mismo cuando la mitad del techo se vino abajo y bloqueo la salida, Ikky tomó a Saori y él y Shun tuvieron que hacer algunos malabares para evitar los escombros que les iban cayendo encima, al final consiguieron salir y quedarse en el patio de la estatua de Atena antes de que todo se viniera abajo. Ikky bajó a la muchacha cerciorándose de que no había sufrido daño.

"¿Te encuentras bien Saori?"

"Si, no te preocupes Ikky."

"¡Muy bien Atena!. ¡Has logrado salir con vida, pero no durará mucho te lo juro!"

La voz del doctor venía de un helicóptero que vieron alzarse entonces frente a ellos, Shun estaba dispuesto a derribarlo con la cadena, pero Saori lo detuvo.

"No Shun, espera."

"Pero…"

"¡Veremos qué tan valiente te portas cuando te enteres de la suerte de los otros tres caballeros!. ¡Ja, ja, ja…!"

El helicóptero se alejó, Ikky y Shun voltearon a ver a Saori intrigados.

"No tiene importancia, estoy segura de que ellos estarán bien, Ikky, busca a Tatsumi, suban a un helicóptero y vayan a Siberia, sigan a ese hombre si es que no puedes percibir el cosmo de Seiya y los demás, quizá necesiten un poco de ayuda."

"Como quieras, vamos Shun."

"¿Y tú?"

"No se preocupen por mí, los caballeros dorados están en el pueblo y con todo este alboroto estoy segura que no tardarán en regresar."

"Bueno, está bien."

Ikky y Shun dejaron a Saori para ir en busca de sus amigos.