Capitulo 5
Gandalf volvió un día, mejor dicho una noche. Estuvo con Frodo unos días, y partió apresuradamente. Pero la última mañana, antes de irse, Alondra, que llevaba una canasta con frutas a la casa de los Coto, lo vio caminando con su bastón por el sendero que llevaba a Delagua. Parecía más viejo y cansado que la última vez que lo vio. El la miró y le hizo un gesto serio, afirmando lentamente con su cabeza. Su larga barba blanca y su manto gris quedaron grabados profundamente en ella, que recordó ese momento por siempre como muy crucial. Sin decir una palabra, luego de mirarla intensa y brevemente a los ojos, se dio media vuelta y siguió andando.
Alondra supo ya todo: sabía que lo que Gandalf hubiera tenido para decirle no podía mencionarse a plena luz del día, frente a la gente. Tampoco él le hubiera dirigido la palabra abiertamente en público. Y supo también algo más: que lo que Gandalf temía, fuera lo que fuese, era cierto, y que entonces (y su corazón se aceleró) era verdad que Frodo se iba…….
Hola, hermosa muchacha, reina de la Comarca que adorna los caminos más bellos de los más hermosos prados en este hermoso día de sol— oyó que alguien dijo de un solo tirón. Era Pippin, Peregrin Tuk.
Cállate, tonto y ayúdale mejor a juntar las manzanas—lo codeó su primo Meriadoc, más conocido como Merry.
Cállate tú, más que tonto.
Alondra sonrió divertida, y se agachó a juntar las frutas desparramadas por el piso en el momento en que había dejado caer la cesta sin darse cuenta. Los dos hobbits, luchando por una manzana, le causaron una gran ternura. "Miren-dijo-si no se pelean más, les regalo una a cada uno". "¡Trato hecho!"-dijo Merry. "A mí me dio la más bonita"-replicó Pippin- porque le gusto ¿verdad?" "Claro que sí"-sonrió Alondra-"los dos son un amor; ahora tengo que irme, muchachos" "Adiós, bella dama, paloma blanca que… ¡ay¡Mira que eres burro!"-se quejó Pippin, porque Merry lo había empujado. Este breve episodio hizo a Alondra mucho bien, la ayudó a distraerse y olvidar la piedra que pesaba sobre su corazón.
En pocos días, Frodo había repartido muchos de los bienes de Bilbo, vendido la cueva de Bolsón Cerrado, y sin despedirse, se había marchado. Había anunciado que Sam lo acompañaría, y que sus primos Merry y Pippin le conseguirían casa en Los Gamos. Alondra no entendía nada¿entonces el señor Bilbo había muerto¿Frodo se iba solamente a Los Gamos? No, pensó con su refinada inteligencia, esto debe ser lo que Gandalf quiere que se sepa. Bilbo no ha muerto; lo sé. Y Frodo… no sé donde irá, ni si volverá.
Rosita estaba indignada y dolida.
¿puedes creerlo? Ayer viene Sam y le dice a mi padre: "buenas tardes, señor Coto, quiero decirle que he de ausentarme un tiempo para acompañar a mi amo a instalarse en los Gamos, espero que usted y su familia estén muy bien, cualquier cosa que necesiten mi padre queda a disposición de ustedes", y yo que lo miro asombrada, y él, rojo como un tomate, me dice "Hasta pronto, Rosita, ya nos veremos", y él parecía que iba a decirme algo más, y, no, se da media vuelta y se va. Y yo me quedé sin poder decir nada. Llevaba equipaje como para no sé cuánto tiempo. Y yo creí que le gustaba… Y eso de irse así de viaje, porque sí, si el señor Frodo podía llevar a otro…
Rosi, te aseguro que a Sam no sólo le gustas, sino que siente más cosas por ti.
No digas eso¡tú fuiste la que me hizo creer que él me miraba y todo eso! O… ¿él te dijo algo?
No, linda, pero te aseguro que me lo dio a entender, con toda claridad.- ¿cómo podía explicarle a Rosa sin que ella se asustase, que podía percibir claramente los sentimientos de Sam hacia Rosa? Aun así, ella sabía que los sentimientos de Sam habían de madurar mucho, junto con él mismo, antes de poder expresarlos. Ahora su duda era¿volvería pronto Sam¿Lo haría Frodo? Imposible saberlo. Alondra guardó silencio.
Vinieron días extraños en la Comarca. Unos inmensos jinetes vestidos de feas capas negras, en cabalgaduras renegridas, anduvieron asustando a las gentes y preguntando por "Bolsón". Raras figuras nunca vistas merodeaban las afueras. La casa de Bolsón Cerrado fue ocupada por los desagradables tíos Otho y Lobelia Brandigamo, y Alondra sentía un horrible estremecimiento al pasar por allí. El jardín, antes cuidado por Sam, lucía triste.
Una noche sintió como si alguien le diera la mano para ayudarla a levantarse. Se incorporó en la cama y vio, un poco asustada, que su cuerpo aún seguía acostado allí. Y comprendió, al ver a un Gandalf translúcido junto a ella, a qué se refería con "volar". Gandalf no habló, pero ella sintió sus palabras en su mente. "Ahora ya sabes cómo se hace. Ve con Frodo y ayúdalo, que yo pronto me reuniré con él. Por ahora él sólo tiene que llevar un objeto, un anillo maldito a Rivendel, morada de los elfos. Dale fuerzas para llegar hasta allí con sus amigos"."¿Ayudarlo¿Cómo?" "Haz lo que te diga el corazón, cualquier cosa, no temas. Para él será como un sueño, o algo más vago aun. Tal vez ni siquiera lo recuerde, pero le ayudará. Si está dormido te soñará, tal vez; y si está despierto, se sentirá confortado. Ahora ve, y no tengas miedo; volverás sin peligro cuando lo desees"."Y aunque no lo desees, deberás volver, porque tu cuerpo te llamará"—agregó. Y se desvaneció luego de soltar su mano.
Alondra, como embriagada por una sensación inexplicable, sólo deseó llegar junto a Frodo, y de pronto lo vio, dormido sobre la hierba. Cerca había un grupo de elfos, según se los habían descrito, y también vio dormidos a Merry, a Pippin y a Sam. Se acercó a Frodo por primera vez en toda su vida, con temor y felicidad. Lo tomó de la mano y una luz lo envolvió. Uno de los elfos giró la cabeza y la vio, así como al Frodo que se levantaba confuso y la miraba. El elfo sonrió levemente y volvió a concentrar su mirada en las estrellas. Ella se sentó de rodillas en la hierba y lo hizo sentar frente a ella. Sin decirle nada, emocionada, apoyó su frente en la de él, sintiendo el contacto como el levísimo roce de una brisa. Pensó palabras para él, estoy aquí, no temas, Gandalf está bien, pronto se reunirá contigo, descansa, si me necesitas llámame… Frodo separó su rostro y la miró. Dijo-y su voz sonó como desde muy lejos- "¿quien eres¿Cómo te llamas?" La voz de Alondra, que decidió también usar la palabra, sonó como desde más lejos aun: "Soy una hobbit, como tú, vengo a darte fuerzas, ahora y cuando las necesites." "¿Pero eres real?" –preguntó él mirándola a los ojos- ¿qué eres?"-y de pronto, con un fuerte tirón hacia atrás, volvió a su cuerpo. Se incorporó y miró alrededor. "¿Pasa algo, señor?" –dijo, alerta, Sam. "No, Sam querido, estaba soñando. Vuelve a dormir." Alondra ya estaba lejos, otra vez en la comarca, recordando con profunda emoción la mirada asombrada del hobbit más especial que haya nacido en Tierra Media.
