Bueno, aquí les dejo el capítulo 6 revisado. Gracias a todos los que me han leído (gracias Josefita), hayan o no dejado reviews. Gracias a los que me han alentado (e incluso forzado) a seguir escribiendo, aunque nunca vayan a leerme. En fin, así sigue la historia. Y todavía falta…

Frodo volvió a acostarse en su improvisado lecho en el prado, pensando en su sueño. No recordaba bien de qué se trataba, pero había experimentado una sensación desconocida de apertura, de libertad. Se levantó; no podía volver a dormir. Tenía un cosquilleo en la frente. El grupo de elfos que se había encontrado con ellos por casualidad (si es que eso fue), se preparaba para partir en silencio, dejándoles algunas provisiones para que se las encontraran al despertar. El elfo que había visto a Alondra y a Frodo sentarse juntos, lo vio venir.

--¿En qué puedo ayudarte, pequeño amigo¿Qué es lo que te impide descansar?

--No lo sé, estaba soñando, me desperté de golpe y no logro seguir durmiendo. Creo que despertaré a mis amigos para seguir viaje.

-- ¿Te incomoda si te pregunto por tu sueño?

--No; sólo que no lo recuerdo bien, una voz muy dulce me decía algo de Gandalf, y algo me tocó la frente.

--No temas; siempre que oigas esa voz y veas esa imagen, si la llegas a volver a ver, debes saber que es un regalo de alguien que te quiere, que te quiere mucho. Necesitarás todo el apoyo posible, úsalo.

--No lo entiendo…

--No es necesario; pero deja a tus amigos descansar hasta la salida del sol; y después, partan. Pero con cuidado y no se muestren. Ya has oído hablar de los jinetes negros; ya has visto algunos, no es casual: iban por ti. No digo que no temas, pero sigue adelante. Tendrás ayuda, pero tu propia fuerza es lo único que realmente te sostendrá. La presencia que te visitó te dará más apoyo que lo que crees. Y ya no preguntes. Nosotros ya nos vamos. Amigo de los elfos te nombro, y llevaremos mensajes para que todos los que trabajen para el bien estén atentos a ayudar.

Frodo se recostó nuevamente, lleno de preguntas sin responder, y miró a los elfos partir.

Alondra se dio cuenta de que una nueva etapa había empezado. En la Comarca todo seguía más o menos igual, pero en el aire se sentía una opresión sutil y extraña. Los padres de Alondra no notaban el cambio en ella, que a veces se extraviaba en busca de Frodo aun en medio de sus tareas diarias, sólo para contemplarlo y pensar las más alentadoras palabras para él. A veces cuando él dormía, lo tomaba de la mano, lo ayudaba a salir de su cuerpo y se quedaba junto a él, mientras trataba de contestar sus preguntas. Una vez recibió un mensaje de Gandalf, a quien a duras penas pudo ver, translúcido, casi invisible. Él le dijo unas palabras: "He sido traicionado por alguien en quien yo confiaba… ahora estoy en peligro, pero lo superaré…pronto alcanzaré a Frodo en Rivendel… Cuídate, y cuídalo"

Pero su hermano una tarde la esperó junto al Árbol de la Fiesta. La atrapó por su capa cuando pasaba junto a él.

--¡Feren¡Qué susto!

--Tengo que hablar contigo, ranita fea.

--¿Qué pasa?—dijo ella, preocupada.

--Aquí no. ¿Se verá mal que invite a mi hermanita a la taberna? Sí, por cierto; además allá nos oirían también.

--Bueno, esto ya me está asustando…

--Más de lo habitual.¿eh?

--¿qué quieres decir?

--Que estás siempre preocupada, y como ida, ya me di cuenta, y creo que sé por qué. Pero vamos al jardín de nuestra casa, allí estaremos seguros.

Una vez sentados en el césped del jardín, como solían hacerlo de niños, Feren habló.

--No fuiste a la casa de los Bolsón el día en que Frodo repartió los bienes de su tío…

--¿Y qué tenía yo que hacer allí?—dijo Alondra con una mueca de dolor.

--Nada, supongo. El viejo Bilbo lo suponía, y por lo visto, lo previó. Así que lo que dejó para ti, lo dejó con mi nombre. —y sacó una pequeña cajita, y la abrió. Alondra, más que asombrada, vio un papel y una pequeña cadenita. Feren leyó: "Mi querido muchacho, te agradeceré que le des esto a tu hermana. Seguramente todo el pueblo vendrá a mi cueva hoy, excepto ella. Es mi legado para ella, una joya muy pequeña que traje de muy lejos, en mi primer viaje. Me recuerda a ella y no quise nadie más la posea. Yo sé que existe en ti esa cualidad especial que brilla en tu hermana. Tú también eres sensible y entenderás. Haz caso a lo que ella sienta, porque sabe más de lo que su modestia aparenta. Que tengas suerte, te desea de todo corazón, Bilbo Bolsón." –Y ahora—dijo Feren—me vas a contestar un par de preguntas ¿verdad?...