Frodo ha sido herido en el hombro por un Jinete Negro... esa es la herida que aun desaparecido el peligro, lo enfermaría una y otra vez y lo sumiría en la oscuridad... Es la primera y peor de las heridas. Con inmenso amor a los que hacen posible que esta historia continúe, les dejo este octavo episodio. Perdónenme ciertas imprecisiones, la fiebre de seguir escribiendo me impide a veces ser fiel al gran genio de Tolkien, e incluso al director Parker... llamémosle licencia poética.
En la Cima de los Vientos, junto a las ruinas, Merry, Pippin y Sam, junto al Hombre que acababan de conocer en Bree, Trancos el Montaraz, trataban de atender a Frodo con los mínimos recursos a su alcance. Sam no podía entender cómo una herida tan pequeña podía revestir tanta gravedad, pero Trancos mostraba un rostro realmente serio.
En medio de tanto dolor y angustia, Alondra trató de acercarse Frodo como otras veces, pero una especie de muro de viento se lo impedía. Un ruido ensordecedor no la dejaba hablar. Era una mezcla de crujidos, sonidos como de vidrios rotos, gemidos de miles de voces a la vez. En medio de ese caos, Alondra no podía ver a Frodo, pero a lo lejos oyó su voz.
.-Eres tú… yo sabía que vendrías… y te veo… por primera vez te veo…….
.-¡Frodo¡No puedo verte! Apenas puedo oírte…
.-Sácame de aquí, te lo pido, dame la mano, sácame de aquí… Nunca te había visto antes….qué hermosa, que bella eres……
.-Frodo, no puedo sacarte de allí; no puedo llegar a ti, cálmate, te pondrás bien...
.-Hasta te pareces a una muchacha de mi tierra… sácame de aquí, hermosa, dame la mano, te lo ruego, bella como la luna llena, quiero irme contigo…--se oían incoherentes los pensamientos de Frodo.
.-No puedes, Frodo querido, tranquilízate, si sales de tu cuerpo ahora, ya no vuelves¿entiendes?- trató desesperada de hacerle llegar sus pensamientos entre los terribles ruidos y la fuerza invisible que la mantenía ciega y lejos.
.-No me importa, no me importa, quiero irme contigo…al fin te veo… qué dulzura la de tus ojos… tómame la mano, te lo pido….
Lentamente, Frodo se fue calmando, los ruidos perdieron parte de su potencia, y un dulce perfume empezó a debilitar la barrera de fuerza que lo rodeaba. Trancos el montaraz, Aragorn su nombre verdadero, estaba usando la poderosa poción de athelas para aliviar, aunque fuera temporariamente la cruel herida del Enemigo.
Alondra, pálida, con los cabellos empapados, despertó en su cama. Su hermano, casi tan pálido como ella, la ayudó a incorporarse.
.-¿Qué pasó? Ranita, casi me matas del susto.
.-No puedo decirte, Feren…-Alondra estaba agotada- no debo hablar de esto. Pero no son buenas noticias-dijo mirándolo gravemente.
.-¿Qué vamos a hacer?
.-Nada, esperar. Aquí no va a suceder mucho, al menos no por mucho tiempo. La batalla se libra lejos de aquí. Mantente absolutamente fuera de esto.
.-Pero ¿no se suponía que te ayude?
.-Ayúdame tratando de que nuestros padres estén bien, e impidiendo que nadie me estorbe lo que debo hacer. En cuanto a Margarita, puedes tratar de prolongar el noviazgo tanto como sea posible. Y si no puedes, pues cásate, y esperemos lo mejor con toda fe… Pero no le hables de esto, te lo pido. Júramelo.
.-Sobre esta cadena te lo juro. Y ahora te ayudaré a ponértela, así cada vez que te vea, recordaré mi promesa.
.-Feren—dijo Alondra emocionada- gracias. Pero deberé usarla oculta.
.-Que sea así como lo quieres, princesa-dijo su hermano besándole una mano-pero ahora ve a lavarte y cambiarte, luces terrible.
Casi en el último aliento, Frodo era llevado a toda carrera en el caballo más veloz de los elfos a Rivendel, morada de Elrond y su hija Arwen, a quien Alondra conocía como la Dama de Ocre.
