Sé por las críticas que me han hecho (con las mejores intenciones) que mi historia puede no reflejar con fidelidad estricta la original... Desde ya no era ésa la idea. Esta es mi fantasía y la pongo aqui para compartirla con ustedes. La soñé de día y de noche durante un año, y así es como la quiero. Por las dudas, si es que mi redacción no fue clara, vale aclarar que nadie ve el "cuerpo de luz" de Alondra, salvo Frodo y en raras ocasiones. El elfo la vio claramentedebido a su naturaleza sensible y espiritual.Sus amigos del alma son en primer lugar Sam, luego Merry y Pippin, y el resto de sus compañeros de viajeque van ganando espacio en sucorazon. Ni hablar del profundo afecto que siente por Gandalf... En la Comarcaapenas vio a Alondra ni a otra... La idea es que ella no llegará a su corazon de afuera adentro, como siempre sucede; ella primero se hará querer por su profunda y exquisita sensibilidad, y sólo despues...tal vez..llegue lo demás (asi lo espero). Sin molestar más, aqui les dejo otra caricia: el capítulo 10.

Las marchas interminables, el pesar por la caída de Gandalf, maestro y amigo, la tensión entre los miembros restantes de la Comunidad del Anillo… era mucho para Frodo. Sentía su carga como una responsabilidad muy superior a sus fuerzas. Siempre sabiendo que Gollum andaba merodeando tras ellos, trepado a algún árbol o a alguna roca, o arrastrándose como una culebra en las cercanías. Evitando las miradas codiciosas de Boromir al Anillo de poder que pendía de su cuello; porque creía que con él podía salvar a su reino. Siempre soportando que el elfo Legolas y el Enano Gimli se provocaran mutuamente debido a los antiguos rencores entre sus razas.

Sam, aprovechando un momento en que los dos marchaban rezagados, le habló.

--Señor Frodo¿por qué está así… cómo le digo…? Ya no despierta descansado y con esa expresión en la cara, si usted entiende. La presencia de esa noche en el claro¿no ha vuelto?

Frodo estaba atónito.

--¿Qué dices¿A qué te refieres¿Cómo quieres que esté después de perder a Gandalf, que era mi guía en toda esta oscura aventura¿O pasando lo que pasamos aquí¿De qué presencia hablas?

--No se enoje, señor Frodo, es que no sé decir las cosas bien; siempre mi padre me dice que debiera haber aprendido más de su tío y de usted, que se expresan tan bonito.

--¡Qué bonito ni nada!-ya lo estaba haciendo sonreír, en medio de tanto dolor. Sólo Sam podía lograr eso.- No te entiendo una palabra.

--Es que aquella noche en el claro ¿recuerda? Cunado íbamos los cuatro solos, y encontramos a esos elfos, bueno, usted se despertó de repente y yo me sobresalté ¿recuerda?

--Sí, recuerdo¿y?

--Bueno, usted me dijo que volviera a dormir, pero usted se levantó, y yo ya estaba despierto¿me comprende?

--Y tú me seguiste…

--Bueno, si lo dice usted así, puede ser; es que yo prometí velar por usted y no dejarlo solo, y…escuché lo que ese elfo le decía a usted, y, la verdad, es que me alegré por usted.

--¿Lo que me decía?

--Eso de que una presencia de alguien que lo quería mucho había estado con usted en sueños, y que iba a estar siempre, y que no le temiera, que dejara que lo ayude…

--No recordaba que me había dicho exactamente. Ahora que lo dices, sí. Pero yo creo que en realidad me estaba engañando a mí mismo con una ilusión que me hace más vulnerable al enemigo.

--Yo no lo creo así, si usted me permite. Y desde hace tiempo que no le debe usted soñar, porque se ve en su cara, más allá de lo que nos tocó pasar.

Frodo reflexionó.

--Es verdad. Hace poco sentí como que venía a abrazarme, el día…-no pudo decirlo- y yo no le permití llegar a mí. Es que ella no es real.

--¿Ella?-sonrió sorprendido Sam, pero se recompuso-¿Está usted seguro? El elfo dijo…

--Mira, ya basta, Sam. Si vuelve, trataré de saberlo¿estás satisfecho? Si es que vuelve. Y ahora cállate que los demás están esperando que los alcancemos. –y luego le sonrió con tristeza- siempre preocupándote por mí, viejo amigo¿no?

Sam enrojeció.

--Ya-rió Frodo, más relajado-yo también te quiero mucho, aunque a veces seas tan molesto.

Más tarde, esa misma noche, muy lejos de allí, Alondra soñaba. Como desde que era niña, caminó una vez más por el perfumado sendero que la llevaba donde la Dama Blanca. Los altos y frondosos árboles lucían como siempre luces amarillas y blancas, desde las casas construidas en lo alto de las ramas. La Dama Galadriel la contempló en silencio, con esa mirada tan difícil de definir, entre inquisitiva, triste y con una chispa de sonrisa.

--Hace mucho que no te llamo a mi presencia, joven amiga.-dijo, tomándola de un brazo e invitándola a sentarse en un extraño banco bajo de madera y musgo, junto a ella, bajo un enorme árbol.

--Hace mucho-repitió Alondra, bajando la cabeza. Sentía un afecto reverencial por la imponente Dama de Blanco. Ella habló muy quedamente, pero con firmeza.

--Tengo razones para creer que la Comunidad del Anillo pasará por aquí; no sé si pronto, o no: de todos modos el tiempo es muy relativo para nosotros aquí.-Miró a Alondra fijamente- Sé que tratas de colaborar a tu manera en hacer sentir más confiado y contenido al Portador del Anillo, y eso es importante. No es una labor menor. Está basada en la paciencia, en el cariño, en saber esperar, en saber soportar… y también en saber cuándo actuar.

--Dama de Blanco, dijo Alondra en un susurro, mi labor, si puede llamarse así, es casi irrelevante… A veces he ayudado al alma de Frodo a salir de su cuerpo y nos hemos sentado juntos a hablar, o solo a estar en silencio; pero él no da importancia a esos "sueños", así como en la Comarca tampoco me la daba a mí… y ahora… ni siquiera eso.

--Te ha rechazado… eso crees…-sonrió indulgente la poderosa Dama.- No importa. Tú tienes un papel en todo esto y aunque no lo creas, cada uno de nosotros ayuda según le toca. Lo estás haciendo bien. Llega a él, como siempre, y hazle soñar contigo. En los momentos de oscuridad, de hambre, de frío, de sed y terror necesitará algo que haga reposar su mente de tanto horror, de tanta presión. Tú lo aliviaras, aunque sea por unos momentos. Eso no puede hacerlo ninguno de sus compañeros.

--Pero ellos-dijo tímidamente Alondra-están con él, en el mundo físico, pueden ayudarlo, hablarle, defenderlo si es necesario, compartir su pan…

La Dama volvió a sonreír con sabiduría.

--Tú no puedes hacer eso, tú eres-por ahora-para él, una presencia irreal…Pero te daré un obsequio que he guardado para ti. Con él podrás hacer una intervención, escucha bien, una sola y única intervención en el mundo físico de Frodo. Como tu cuerpo físico sigue en tu Comarca, esto es algo peligroso y por eso no durará más que unos segundos. Por un momento podrás hacer algo en el lugar físico en el que Frodo esté. ¿lo entiendes?

--¿Algo como qué?

--Bueno, confío en tu prudencia y sabiduría para saber cuándo intervenir. De todos modos nadie, excepto Frodo, te verá, a causa de la conexión entre sus almas. Pero si es necesario podrías mover o empujar algo, o tocar a alguien si es urgente, por ejemplo para avisarle de un peligro… tú sabrás. No puedo hacer nada si decides usarlo para darle un beso…

Alondra bajó la vista.

La Dama la tomó de la barbilla para hacer que la mirase.

--Toma- dijo dándole una piedra pálida en forma de gota- úsalo con la sabiduría de tu corazón; no con la de tu mente. Si el corazón dice que esperes, pues espera. No la uses según tu propio deseo, sino según la necesidad de Frodo. Sólo así sentirás haberlo ayudado de verdad. Tú sabrás cuándo es imperioso usarla. Tómala fuertemente en tu mano derecha y sólo di, o piensa mi nombre, Galadriel.

--Galadriel…-repitió suavemente Alondra.

Y despertó renovada al alba, con la brillante piedra en su mano.