Es cierto que este es otro capítulo corto; pero no puedo escribir todo de golpe; es muy fuerte para mí. Además, cada paso que me acerca al final me llena de una nostalgia anticipada por mis personajes a los que he llegado a querer. Y tambien para mi querida Hada, que me pide que actualice... ¿Me esperarán a que siga o me iran abandonando?...

Capitulo 15

Mientras a lo largo y ancho de la región todos los seres de buena voluntad luchaban contra las fuerzas de Sauron sin distinción de razas, Frodo y Sam guiados por Gollum se adentraban en territorios oscuros, infestados de orcos, sobrevolados por Jinetes Negros, casi sin alimento ni agua…

Gollum los desconcertaba permanentemente. Odiaba a Sam y fingía indignarse (o realmente se indignaba) por su desconfianza, adulaba a Frodo, y muchas veces lo sorprendían en raros monólogos acerca del "tesoro"… Todo era insoportable. Todo era imposible de aguantar. Cada paso era una tortura.

Gollum no dejó pasar ocasión de aprovechar la creciente influencia del Anillo… Ya Frodo se sentía abrumado por el poderoso llamado…

Alondra no podía más, tratando de sobrellevar la vida diaria en la Comarca, mientras el hobbit que había marcado toda su vida corría peligro a cada paso, oscilando entre la demencia, la esperanza, y rodeado de pura muerte y espanto.

Los días se sucedían, pero era imposible saber si era de día o de noche. La Oscuridad había empezado y ahora todo podía pasar. El Anillo estaba demasiado cerca. Tampoco en la Comarca se hizo el día. Alondra estaba espantada y no podía revelárselo a nadie, mientras tenía que aguantar los banales comentarios de los hobbits acerca del raro fenómeno. A su hermano Feren nada se atrevió a decirle, aunque él la quiso interrogar más de una vez; pero su garganta dolía cuando veía la ilusión con la que acondicionaba la cueva para él y su futura esposa.

Empezaron las escaleras. Al principio no fue tan difícil, aun no se habían internado en la montaña, pero una negra criatura alada pasó cerca. No los vio, por poco, pero a Frodo la vieja herida del hombro le dolió con una intensidad y un frío sobrecogedor. Nada dijo, pero creyó que moría. Poco a poco logró seguir, pero ya nada parecía tener sentido. Solo era caminar y trepar hasta morir. El aire era irrespirable cuando entraron al inmundo agujero en la piedra. Y cuando llamaron a Gollum, por supuesto que había desaparecido. Los había guiado a una trampa.

. —Se lo dije, señor Frodo, no debimos confiar en ese maldito.

. —Lo sé, Sam-dijo cansadamente Frodo- pero no nos quedaba otro remedio. Sigamos andando. Este lugar es repugnante.

. —Y peligroso, además. Siento como si nos observaran.

. —No se ve nada. Nada. Esta oscuridad me hiela el alma.

.--¡Señor Frodo¡Cuando todas las luces se hayan ido!

.--¿Qué?-preguntó Frodo, sin entender.

.--¡El frasco, señor¡El frasco de Galadriel! Cuando todas las demás luces…

.--…Se hayan extinguido, Sam- completó Frodo- ¿cómo pude olvidarlo?

Y sacó el delgado frasco que brilló trayendo un poco de sosiego a su agotamiento. En ese suave resplandor se aquietó un poco su mente, y hasta le vinieron de golpe muchas palabras que no recordaba: "Te amo…mi vida daría por ti… destruir ese anillo maldito antes de que te destruya a ti, que eres lo que más amo en este mundo… sí que soy real, y me llamo…"

.--¿Cómo se llama?-susurró en voz alta.

.--¿Cómo dice usted?-dijo Sam, con la mirada perdida en el brillo de Eärendil.

. —Nada, Sam, avancemos mientras tengamos fuerzas. No hagamos ruido, que este lugar debe estar plagado de orcos y alimañas.