Espero que me perdonen...no tuve paciencia para hacerlo más largo... necesito seguir porque tengo muchas ganas de abandonar todo (qué contrasentido ¿no?) y así sigue mi historia. Les dejo mi caricia a todos los valientes que se atrevan.
Sam pasó mucho tiempo junto al cuerpo de su amo y amigo, sin saber qué hacer. Las lágrimas se habían ya secado en su cara sucia, dejando un surco gris. La garganta le ardía insoportablemente. Finalmente, decidió que la misión no podía fracasar así. El Anillo maldito debía ser destruido, si no, nada de ello habría tenido valor. Con amor y reverencia quitó la cadena del cuello de Frodo y besó su frente helada. Antes de volverse para dar una última mirada a su amigo, se llevó la espada de Frodo y el frasco de Galadriel.
Alondra se incorporó, temblando de frío y miedo, en medio del trigal en el que se había refugiado. Hacía muchos días que el sol no asomaba. Parecía una larga y triste madrugada. Pero Frodo estaba vivo. Débil, quizás al extremo, pero vivo. Temió por la suerte del Anillo. Si cayera en manos enemigas… Pero recordó que debía tratar de mostrar en la Comarca a la Alondra de siempre, la que ayudaba a su mamá con eficacia, la que respetaba y amaba a su papá, la compañera fiel de sus amigas. Ahora no quería desahogarse con su amado hermano; no quería involucrarlo ni asustarlo ahora que soñaba con formar una familia. Sacó de debajo de su blusa la cadenita que le había legado Bilbo. Era la figura de un ave, diminuta, posiblemente una alondra. Una súbita nostalgia por el viejo Bilbo la invadió. Qué días aquellos, de paz…
Suspiró fatigada y guardó la joya dentro de la ropa otra vez. La piedra de Galadriel aun seguía en su mano. La colocó donde siempre, en un lugar secreto que había cosido en el ancho cinto que rodeaba su talle. "Frodo"-pensó-"pensar que estuve a punto de besarlo, a punto de perderlo, a punto de morir… Todo pudo haber pasado." Y se odió por pensar, en un momento así, de grave peligro para todos, en cuán cerca había estado de tocar los labios de Frodo con los suyos, aunque él estuviera inconciente… Sintió odio y desprecio por sí misma, en un momento de tan grave peligro, pensar de esa manera. Sus labios junto a los de él… de sólo pensarlo se doblaban sus rodillas. Tonta. Una voz de suaves matices resonó en su cabeza: "¿Por qué, Alondra, este odio por ti misma?" "Dama de Ocre"-respondió en sus pensamientos- "No es momento para estas debilidades" "¿Y quien te dijo que fue una debilidad no usar la piedra de la Dama Blanca?. ¿No fue acaso una sabia decisión¿De qué hubiera servido usar tu única posibilidad si no servía para salvar a Frodo ni ayudar a la destrucción del Anillo Único?. ¿Pensabas inmolarte frente al monstruo?. ¿Qué pensabas demostrar?" "Es que-respondieron dudosos los pensamientos de Alondra- además estuve a punto de usarla para besarlo, abrazarlo por única vez, aunque fuera ya inútil" "Pero no lo hiciste. Y si él te hubiera podido sentir, y le hubiera hecho bien, yo misma lo habría aprobado. Yo sé lo que sientes, créelo. Pero no tenía sentido. Guarda la piedra, niña, y no temas. Si no hubieras sido digna de estos poderes, jamás te los habríamos otorgado".
.--¿Muerto?- rió burdamente uno de los orcos- Éste no está muerto. A Ella no le gusta comer carne muerta. Los duerme, los ata y los cuelga por ahí, para comerlos cuando se le antoja. Ahora no debe estar de humor, se ve que la cortaron un poco…
.--¿Un poco?. ¿Tú ves el reguero? Mira esta garra, se la cortaron de un tajo. No conozco nadie capaz de hacer eso. Debe ser un elfo bravísimo, o un gigante.
.--¿Se van a callar y me van a ayudar a llevar este paquete? Lo quieren revisar allá arriba.
.--¿Por qué no me dejas revisarlo a mí?-dijo el primero, con ojos golosos.
.--Mejor te reviso yo a ti, pedazo de idiota. Allá dijeron que sin tocarlo, y no lo tocaremos ¿está claro? Parece que trae algo peligroso encima.
Sam, que estaba escondido, luchaba con sus emociones. "¡Está vivo!. ¡Estúpido de mí! Debí haberlo sabido…" Y no pudo evitar una sonrisa entre dientes cuando oyó lo del guerrero elfo o el gigante. Gigante, nada menos… Su rostro demacrado mostró un poco de nueva vida. Y luego, miedo... ¿y ahora qué?. ¿dónde lo llevan?
