Ahora las cosas empiezan, por lo menos al final de capítulo, a apartarse más de la historia original. Empieza mi sueño propiamente dicho, la fantasía que inventé para tener la ocasión de que el final de la historia sea diferente. Seguramente no será del gusto de todos, y mi pobre ego sufrirá más de un golpe... pero igual que quede claro que los quiero mucho a todos.. ¿me perdonará mi admirada Hada...o tal vez te guste? Cariños
Sofía
. —Pero miren qué cosa más bonita…-le salió al paso un Hombre rudo y feo-¿cómo te llamas, chiquita?
Alondra no lo miró. No quería que viera el desafío en su mirada. Hombres en la Comarca… ¿quién lo hubiera dicho? Si hasta le habían construido una casa enorme a ese anciano mago que con su voz había revolucionado las costumbres y el aspecto de un pueblo antiquísimo. Todo se veía arruinado, pisoteado. Hasta habían mutilado y matado el Árbol de la Fiesta…
. —Bueno, esto se terminó. —dijo una voz clara y decidida.
. —Y que lo digas, primo. —le respondió otra.
Alondra se dio vuelta y vio con inmenso asombro nada menos que a Merry y a Pippin, transformados en altos y guapos hobbits. Vestían atavíos de guerra, diferentes entre sí, y hasta portaban espadas.
El hombretón los miró con divertida sorpresa. Intentó tomar a Alondra de un brazo, pero Pippin hizo un rápido movimiento y le cortó la tela de su manga. Entre los dos lo miraron decididos, con las espadas listas, y al Hombre no le quedó más remedio que irse.
.--¿Meriadoc¿Peregrin¿Son ustedes? –Alondra no podía creerlo.
.--¿Verdad que estamos guapos, linda?
. —Mira lo que le preguntas, tontísimo. Eso ya se sabe. ¿Pero qué es todo este revuelo en la Comarca? Ya nos estamos informando y te aseguro que limpiaremos esto antes de que te des cuenta.
Se fueron, mientras llegaban otros hobbits, más decididos a defenderse ahora que alguien había empezado. En medio de la gente, Alondra quedó quieta como una estatua, con los bellos ojos abiertos de par en par… Alguien la tomó bruscamente del hombro. Con el corazón en un puño, se dio vuelta.
Era Rosita.
. — ¡Ven, Alondra¡No sabes¡Vino Sam! Y con Frodo dijeron que van a echar a todos éstos de nuestra Comarca. Estaba de guapo…
.--¿Quién?-preguntó ausente Alondra.
. —Sam, tonta. Y me miró de una manera…
Alondra pasó varios días encerrada en su casa. Tenía miedo de salir y ver a Frodo. No se atrevía a saber si él la reconocería, o no. Y si no la recordaba… no podría soportar el dolor.
Los hobbits se organizaron. Los intrusos fueron echados y los hobbits que habían sido puestos en prisión, liberados. Sólo quedó el viejo mago, que rodeado, finalmente se dio a conocer. Era nada menos que Saruman.
Frodo en persona, rodeado de sus fieles amigos y de muchos otros hobbits, lo enfrentó. Soportó su voz sin alterarse. Había vuelto recuperado, cuidado por el mismo Gandalf a quien creía muerto, honrado por el propio Rey Aragorn y la Reina Arwen, Dama de Ocre. Restablecido de sus heridas, mas no curado. Sabía que tenía un puesto en el navío que partía de Los Puertos Grises, hacia una tierra de la que no se vuelve. Aun no había decidido si iría. Ahora estaba ocupado en terminar de salvar a su gente, y ordenó a Saruman que se retirara en paz.
El mago accedió, y se volvió para irse. Pero de repente se volvió. Clavó su daga envenenada en el pecho de Frodo. Todos gritaron y una nube de flechas abatió al viejo hechicero. Frodo lo miró con tristeza y dijo:
. —No me ha hecho nada, el desgraciado. La daga rebotó en la cota de mithril que llevo aún bajo las ropas. Si se hubiera ido en paz nada hubiera pasado. Pero ya está hecho.
El cuerpo de Saruman se deshizo en el aire como si fuera de cenizas. Los hobbits quemaron sus ropas y el resto de sus pertenencias.
Luego se dedicaron a restaurar la Comarca y todo quedó arreglado, y renovado… Hasta el suelo arruinado fue bendecido por la Dama Galadriel a través del obsequio que le había dado a Sam… una cajita con un puñado de tierra de Lórien, y una semilla de plata, que plantada en el lugar del Árbol de la Fiesta, dio un auténtico árbol mallorn, rarísimo y bello.
Alondra se moría por ver a Frodo…
Él recuperó su cueva de Bolsón Cerrado; sus tíos se la regresaron y se volvieron a su pueblo; lo habían pasado demasiado mal con Saruman y sus secuaces. Allí se instaló.
Sam finalmente le declaró su amor a Rosa. Se casaron en una pequeña y encantadora fiesta. Alondra acudió con sus padres, su hermano Feren y su novia Margarita. Iba asustada, pero no tenía excusas para no ir. Frodo estaba emocionado, abrazó a Sam con fuerza, y besó a Rosa en las mejillas sonrosadas. Pero luego se quedó en un costado, como si estuviera muy cansado, se aferró el hombro y no participó de bailes ni juegos. No vio a Alondra, y ella hizo lo posible para mirarlo sin ser vista. Con dolor, pensó que ahora no era capaz de saber qué le pasaba, aunque al ver su gesto, supuso que la vieja herida le molestaba. No podía soportar esta situación… habiendo estado tan ligados, ahora eran dos extraños…
Sam y Rosa fueron a vivir con Frodo. Rosa pedía a Alondra que la visitara en Bolsón Cerrado, pero Alondra siempre buscaba el modo de verla en otra parte.
Pero una mañana, Rosa apareció temprano en casa de Alondra. Venía corriendo, y dijo a Alondra que la necesitaban urgentemente. La madre no entendía qué podían necesitar de Alondra en casa de Frodo, pero la dejó ir. Hace mucho que sospechaba el motivo de la carita triste de su hija…
. —Alondra, tienes que venir. Frodo está mal…
.--¿Cómo mal?.¿Qué le pasa?.¿Y quién dijo que me llamen a mí?—Alondra corría junto a Rosa sin entender.
.—Desde ayer por la tarde está enfermo. Está pálido, no conoce a nadie salvo de a ratos, y parece que su hombro le duele mucho.
Llegaban casi a la puerta.
.—Pero ¿por qué crees que yo podría hacer algo?
.—Bueno-sonrió preocupada Rosita-parece que hay cosas que no entiendo bien. Pero Sam y yo hemos hablado, y él me dijo que Frodo soñaba con una hobbit de pelo castaño, que casualmente vestía como tú, y tenía los ojos como tú, y que él hubiera querido que ella fuera real, ya que lo ayudaba cuando estaba mal… Y yo le digo ¿pero no conoces a mi amiga Alondra? Y él me dice "sí, la he visto, pero Frodo no me dio su nombre, y ¿será ella? .¿es posible?. Y si es ella ¿podrá hacer algo por él? Y aquí estamos. ¿Te parece muy extraño?
Alondra no sabía qué decir.
.—Mira, Rosi, es verdad que yo también he soñado con él… y si puedo hacer algo, realmente no sé qué podrá ser.
.—Y tú me decías que no te gustaba nadie…--aunque cansada y preocupada, Rosa no cambiaba nunca.
Alondra no respondió. Entraron.
Sam la miró inquisitivo. Trataba de adivinar si era posible que esta joven fuera la misma que su amo veía en las largas jornadas a Mordor. La guiaron al estudio de Frodo, donde él estaba en su sillón, con los ojos cerrados, agotado.
Sam no se atrevía a preguntarle. Rosa se le aproximó y le murmuró algo al oído. Sam la miró y le respondió: "Dile, por favor" y salió, desolado.
Rosa apoyó su mano en el hombro de su amiga.
.—Tengo algo más que decirte. Parece que Frodo viene sufriendo estos dolores hace mucho. Dijo algo acerca de marcharse de aquí. Dijo que ya nada podrá ser como antes, que no se puede volver el tiempo atrás. Que está herido y solo, y que hay un lugar para él en tierras lejanas, junto a Gandalf, su tío Bilbo, la Dama no sé cuántos y muchos más. Y mi Sam se moriría si él se va. Y empiezo a sospechar que no sería el único…
.—Rosa…
.—Está bien, está bien, ya arreglaré cuentas contigo, escondedora. Pero ¿podrás hacer algo?
.—La verdad es que no lo sé… pero déjame y veré.
Rosa salió. Alondra quedó sola frente al amor de su vida. Las lágrimas vinieron silenciosas a sus ojos, mojando su cara, su blusa.
