Llegó el final...

¿Cómo podré agradecerles el haber llegado hasta aquí? Ni sé cómo llegué yo... No saben cuánto extrañaré los momentos robados a las obligaciones para seguir esta historia, y a mis queridos personajes que llenaron horas de fantasía. Y a ti Hada, y a tus maravillosos y generosos comentarios. Me despido con una caricia para todos y espero reencontrarme con ustedes si tengo el valor de seguir escribiendo. Los quiero,

Sofía.

Corrió ciegamente entre sus lágrimas, sin ver a nadie. No supo dónde se encontraba hasta que se dio cuenta de que se hallaba en su refugio del maizal. Las plantas estaban altas y bellas. Allí se sentó como siempre, apoyando la cabeza en la falda, los pies de suave vello rubio recibiendo la caricia del sol. Pasó mucho, mucho rato, tratando de calmarse, de pensar qué sería de su vida de ahora en más. Se va, pensaba, entonces de todos modos se va… ¿y cómo es que Sam…?

. —Mira que eres difícil de encontrar.

Alzó la mirada asustada al reconocer la voz de Frodo. Él le tendió la mano y ella se levantó.

. —Tú fuiste quien me salvó la vida-dijo él, como si no notara su carita mojada.

Ella trató de recomponerse y disimular.

. —No fue nada-dijo-los Sabios me dijeron qué hacer.

.--¿Los Sabios?

. —Así llamo a veces a Gandalf, La Dama de Ocre, quiero decir Arwen, Elrond, La Dama Blanca…

. —Bien-dijo él, con una levísima sonrisa-pero no me refería a eso, por lo menos no sólo a eso.

Alondra lo miró asombrada.

. —Aunque no tenía fuerzas ni ánimos para nada, y la herida a veces me mataba de dolor, y aún el anillo dejaba un vacío insoportable. Pero yo sé que me salvaste la vida por mucho más.

.--¿Las Grietas del Destino…? –preguntó cándidamente ella.

. — ¡Sabía que te vi! Entonces tú hiciste tropezar a Gollum…- se asombró él.

.--¿Es que no era eso?

. —Ahora que lo dices sí, ya que yo no estaría aquí…ni ninguno de nosotros, posiblemente. Pero lo que me quitaba toda esperanza de ser feliz es… que una dulce compañera que me alentaba, cuidaba y aliviaba, era sólo una fantasía, un consuelo creado para mí por…¿cómo dices tú?...los Sabios.

Ella trataba de respirar a un ritmo normal, para que él no notara nada…

Él siguió hablando.

. —Lo que me da vida es saber que tú existes, que eres real, y que tengo la posibilidad de conocerte, si me dejas. Que podría extender la mano y…-levantó su mano hacia el rostro de ella, pero al ver su dedo mutilado la detuvo en el aire-¿te da impresión, verdad?

Ella negó con la cabeza, incapaz de hablar. Él, entonces, tocó su mejilla suavísima con las puntas de los dedos. Quedó conmovido al ver que ella cerraba los ojos por su caricia.

.--¿Es verdad-preguntó él-todo lo que me decías…cuando yo soñaba contigo?

. —Sí- apenas pudo decir ella, bajando la vista.

.--¿Todo?

. —Sí, Frodo, todo es verdad.- Alzó su mirada límpida hacia él.-Pero…

. —Pero ¿qué?- dijo él, estremecido al oír su nombre de labios de Alondra.

. —Pero oí que te ibas…

. —Ah, sí- dijo él con una sonrisa traviesa-es una pena que no te hayas quedado para escuchar todo lo que dije… estabas un poco apurada por irte…

. —No entiendo…

. —Bueno, en ese caso te contaré una pequeña historia. Cuando desperté, Sam me estaba atendiendo, y te vi, desvanecida en brazos de Rosa. No podía creer que fueras tú. Rosa me contó quién eras, y yo no pude creer que siempre viviste aquí, y yo no te reconocí. Estaba siempre ocupado con las andanzas de mi tío, la amistad de los muchachos, y luego… ya lo sabes… Ellos me contaron lo que pasó, y ya no tuve dudas. Eras tú, la que yo creía irreal, dando todo para salvarme. Entonces les dije que no quería quedarme como si nada hubiera pasado, porque pasó; que tal vez fuera posible empezar de nuevo, una nueva vida, contigo, si eras capaz de perdonarme el ser tan ciego. Que te iba a preguntar y que si me decías que sí, me iría contigo, a otra aldea, donde no fuera conocido, donde no fuera el sobrino de mi famoso tío, ni el irresponsable que se fue un año por ahí…

Ella olvidó su timidez y se lanzó a sus brazos. Él la abrazó con toda su alma y en cuanto ella alzó el rostro para verlo, la besó dulcemente, largamente, acariciando su rostro y sus cabellos, como si nada más en el mundo existiera. Se miraron.

.--¿Eso es un sí?-dijo Frodo con su intencionada sonrisa.

Epílogo

Feren se casó con Margarita dos semanas después. Los padres de Alondra no estaban dispuestos a que sus dos hijos se fueran de casa casi al mismo tiempo; pero Frodo los conquistó y logró que aprobaran su noviazgo y su futura boda, que no se haría hasta que la casa estuviera lista, y eso tomaría meses. La madre de Alondra tuvo que reconocer que jamás la había visto tan feliz, y eso terminó de decidirlo todo.

Decidieron armar su casita en Cricava, donde Merry y Pippin habían ido a vivir. Frodo decía que después de las vestiduras que ellos habían adoptado, las canciones de otras tierras que cantaban, y la extraordinaria altura para ser hobbits que habían desarrollado, él se sentiría muy cómodo haciendo de vez en cuando un viaje para ver al Rey Aragorn o recibiendo a Gimli o a sus amigos en su hogar. Nadie lo vería raro. Entretanto, se veían a diario en la Comarca y aprendían a conocerse de nuevo, en un mundo muy distinto al de los sueños, donde se conocieron y amaron por primera vez.

Poco tiempo antes de la boda, Frodo pidió a Sam y a Alondra que lo acompañaran junto a Merry y Pippin a Los Puertos Grises donde se despediría de su tío Bilbo, de Gandalf, de la Dama Galadriel y de todos los que partían. Rosa no los acompañaba porque esperaba su primer bebé. Allí Alondra con profunda emoción vio a Bilbo, ancianísimo ya; Frodo se la presentó y quedó asombrado de la amistad que ya los unía. Bilbo besó su frente y sonrió al ver su cadenita dorada con una alondra, ahora expuesta sobre la blusa blanca. Galadriel los miró con su sonrisa siempre un poco triste y sabia, y Gandalf, fiel a sí mismo, les guiñó el ojo antes de subir al navío.

Regresaron al anochecer, un poco acongojados, pero con una luz en el alma. Frodo llevó a Alondra hasta su casa. La suave claridad que salía por la ventana indicaba que sus padres la esperaban. No se dijeron nada. Sólo se miraron a los ojos. Todas las palabras sobraban. Una nueva vida se abría frente a ellos y las posibilidades eran infinitas…