Disclaimer: Nada es mío, sólo la trama, el resto viene del prodigioso cerebro de J. K. Rowling.

Capítulo 4

Peter mira a Hermione extrañado:

¿Cómo hiciste eso?- Hermione lo mira y le hace callar.

Se acercan a la casa y la observan. Es sencilla y acogedora, parece pertenecer a una familia joven, se ve a través de las ventanas del segundo piso a una mujer de pelo rojo acostando a un niño pequeño en una cuna. Lo arrulla y se asegura que duerme. Luego apaga la luz. Ya no se ve nada.

¿Dónde estamos?- Pregunta Peter.

¿Qué no te puedes quedar callado?- le espeta Hermione- Sólo observa, luego entenderás todo.- Él obedece y enmudece.

La luz de la cocina está prendida, se ve a un hombre de cabello negro trabajando afanosamente. Llega la mujer a la cocina y lo abraza por la espalda, él gira y la besa dulcemente en los labios. En ese momento una figura oscura se asoma por el lado de la casa, al observar detenidamente, Peter se da cuenta de que en realidad son dos. Uno de ellos, flaco y espigado, se acerca más a la casa. El otro, encorvado por timidez, se queda atrás.

Hay que acercarse ahora- Anuncia Hermione, tomando del brazo a un sorprendido Peter.

Pero, nos van a ver.

No, te expliqué cómo funciona la poción, nadie nos verá.- Sin creerle mucho, el merodeador la sigue.

Se acercan justo a tiempo, el hombre alto entra a la casa pasando a través de ellos y ambos sienten un escalofrío. Hermione decide entrar a la casa y arrastra a Peter con ella.

Una vez adentro, el hombre espigado empieza a hablar:

Ah! ¡Por fin! ¡los Potter!- grita poseído de una fuerza sin igual.

Peter, al oír el apellido, pega un respingo. El hombre de pelo negro y lentes, el Sr. Potter, se acerca a su esposa y le susurra algo al oído. Ella se oculta entre las sombras del living, lista para ayudarlo si se presenta la ocasión. El Sr. Potter saca su varita y apunta al hombre de ojos amarillos.

Nunca le harás daño, sobre mi cadáver.- le grita con fuerza.

¿Ah si? Pues tengo un plan mejor. ¡Crucio!- Un rayo de luz pega a Potter en la boca del estómago, obligándolo a encorvarse y caer hacia atrás. Se retuerce presa del más intenso dolor. Luego, mira a su torturador y lo apunta. ¡Incendio! – y la túnica del hombre alto empieza a encenderse muy rápidamente. Él, decepcionado, mira a su rival y se burla de él.

¿No puedes hacer algo mejor? Entrégame al niño. - Lo mira con desprecio- ¡Crucio!- grita otra vez. Pero el moreno se mueve a un lado.

¡No lo tendrás! No lo matarás, ¿Me oyes? Es mi hijo y no dejaré que lo mates tú, Voldemort. ¡Lily, corre!- Grita el ya agonizante padre a su asesino. Él, visiblemente asombrado porque enunciara su nombre, lo miró y le dijo:

Eres un hombre muy valiente, pero también muy tonto, sabes que vas a morir, que todos van a morir, pero no te rindes. Bueno, aquí vamos. ¡Avada Kedavra! – El potente grito y la consecuente luz verde que emanó de su varita estremeció la casa, impactó a Potter y lo mató al instante.

Ahora si, iré por ella.- Corrió escaleras arriba y buscó a la madre. La encontró tomando en brazos a su único hijo desde la cuna. Asustada y nerviosa. La miró y le dijo:

Córrete, es a él a quién quiero.

¡Nunca!- contestó ella

No seas tonta, como tu estúpido marido que murió por ustedes, sálvate tú, déjalo que muera.

¡No! Es mi hijo.- Y con estas palabras se plantó frente a él, sirviendo de escudo al niño.

Como tú quieras- contestó Voldemort- ¡Avada Kedavra!

Con esto, un rayo de luz verde emanó de la varita e impactó fuertemente a la mujer en el pecho. Ella cayó hacia el lado, muerta. Ahora el asesino tenía al pequeño en sus manos. Sonriendo, llamó a su colaborador:

¡Colagusano!

¿Sí maestro?- El hombre encorvado llegó corriendo a su lado

Quiero que estés presente en el minuto final, el minuto de la verdad, el minuto de romper la profecía y evitar mi caída. Y todo gracias a ti, jamás pensé que pudieras hacer algo bien, colagusano, pero lo hiciste y me trajiste a la casa de los Potter. Te felicito.

Gra-gracias ma-ma-maestro- tartamudeó el hombrecito, no cabía en sí de felicidad.

Ahora es el minuto final.-anunció Lord Voldemort y apuntó al niño- ¡Avada Kedavra!

Un estallido verde inundó la habitación y se propagó por toda la casa, el hombrecito desapareció y el gran hombre de ojos verdes quedó reducido a un espectro. La casa empezó a tambalear y a caerse de a poco. Hermione toma a Peter de la mano y lo saca corriendo de la casa.

Hay que seguirlo- le informa, Peter no tiene idea de quién están hablando, pero igual corre con ella. Corren por varios metros hasta que se detienen junto a un árbol. Al pie del árbol hay un ratoncito, asustado. Se mete detrás del árbol y se convierte en el hombrecito encorvado. Peter lo observa fijamente.

Examínalo.- le ordena Hermione- ahora tienes tiempo. El joven se acerca cautelosamente al hombre.

Tranquilo, no te ve- lo tranquiliza Hermione. Él se da vuelta para mirarla y comprobar que habla en serio, ella asiente y Peter vuelve su atención al hombrecito.

Es un hombre bajo, se ve más bajo de lo que es por estar permanentemente encorvado. Su ropa no está muy buena, tiene un par de agujeros por aquí y por allá, signo de que no se preocupa mucho por sí mismo. Es un hombre joven, tendrá menos de 25 años, pero tiene canas en gran parte de su cabellera. Tiembla, apenas perceptiblemente y tiene una expresión de miedo muy fuerte. Al observar bien su rostro, se da cuenta que tiene algo familiar. Lo sigue observando detenidamente, frunciendo el ceño y de pronto sus ojos se abren enormemente, y con mudo asombro gira para mirar a Hermione. Ella, adivinando su pregunta, asiente. Peter traga saliva: Este hombre es él, en su futuro. No entiende, luego recuerda la cara del hombre muerto, de la mujer muerta y del pequeño bebé que sobrevivió. Son James y Lily, con su hijo pequeño. No puede creerlo, él delató a uno de sus mejores amigos, lo llevó a su muerte, junto con su esposa. Dejó al pobre niño huérfano, a una tierna edad. ¿Por qué lo hizo? Mira a Hermione en busca de respuestas. Ella le dijo:

Mis respuestas no son las respuestas que necesitas, esas las tienes que sacar tú.