LAS GUERRERAS MAGICAS
CAPITULO 2 – LA BIENVENIDA
Al fin, después de un año de no saber nada de sus amigos, las chicas regresaron a Céfiro. Al igual que otras veces, una luz brillante las envolvió y las llevó a Céfiro, pero esta vez no fueron rescatadas por una de las criaturas de GuruClef, fue Zero, el aprendiz del hechicero quien las rescató. Después de presentarse, Zero llevó a las chicas al castillo, y ellas estaban muy emocionadas.
Zero condujo a las guerreras mágicas por los pasillos del castillo hasta que llegaron al jardín trasero.
-Esperen aquí. Iré a avisarle a los demás de su llegada. No tardaré.
Mientras Zero salía por la puerta, Anaís y Marina contemplaban el esplendor del jardín. Por su parte, Lucy permaneció sentada en la fuente, el mismo lugar en donde Latiz le obsequió el medallón.
-Latiz...- decía Lucy en voz baja.
En el salón principal del castillo, GuruClef le enseñaba a Ascot un poco de magia para que peleara sin tener que arriesgar la vida de sus criaturas mágicas. El entrenamiento era básico, y consistía en lanzar pequeños rayos de energía sobre blancos que GuruClef había creado para mejorar la puntería y agilidad de Ascot. Hasta el momento, Ascot no había fallado ningún disparo, mostrando su gran esfuerzo y concentración.
-¡Zero! Pensé que no ibas a venir.- dijo GuruClef sorprendido al ver que Zero se acercaba.
-Lo siento GuruClef, pero me encontré con alguien en el camino.
-Deberías comenzar a buscar nuevas excusas para llegar tarde.- dijo Ascot mientras disparaba sobre los últimos blancos que quedaban en el aire.
-Di lo que quieras, pero las guerreras mágicas están esperando por ustedes.
El último blanco quedó intacto cuando Ascot falló su disparo al escuchar las palabras de Zero.
-¿Quieres decir que Marina está aquí?- dijo Ascot un poco desanimado.
-¿Te refieres a la chica de cabello azul? Si, y déjame ser el primero en decirte que tienes buen gusto.
(¿Será posible?)-pensaba GuruClef- En ese caso hay queir a darles la bienvenida. Zero, avisa a los demás.
Ascot dio media vuelta y salió caminando por otro pasillo.
-Ascot ¿a dónde vas?- GuruClef traró de deternerlo.
-Yo... yo solo... las veré después.
Y con paso lento se alejó del salón. Mientras tanto, GuruClef se adelantó para recibir a las guerreras mágicas. Cuando llegó al jardín, vio con gran felicidad que Lucy, Marina y Anaís se deleitaban con el paisaje de Céfiro a través de una ventana.
-Guerreras Mágicas...- las tres voltearon al mismo tiempo, y al ver aGuruClef corrieron hasta él para abrazarlo.
-Nos da mucho gusto volver a verte.- dijo Anaís.
-Si, no te imaginas como los extrañábamos.- dijo Lucy dando un pequeño salto por la emoción.
-Me alegra que estés bien.- le sonrió Marina.
Todavía no terminaban de hablar con GuruClef cuando una bola blanca cayó a los brazos de Lucy, y a la voz de "Pupu pu", las tres guerreras saltaron de alegría y comenzaron a acariciar a Nikona. Después, Zero entró al jardín acompañado por Caldina, Presea y Ráfaga.
¡Lucy... Marina... Anaís!- dijo Caldina mientras abrazaba a cada una de ellas.
Tranquilízate Caldina o terminarás asfixiándolas.- le dijo Ráfaga.
¡Caldina, Ráfaga!. No se imaginan cuanto los extrañamos.
Estoy tan feliz de que regresaran.
Lucy sonreía sin cesar, y al sentir una mano sobre su hombro, se dio la vueltaseguida de Anaís y Marina.
-Mis queridas niñas...- al ver a Presea ninguna pudo contenerse y derramaron un par de lágrimas.
-Creímos que después de la batalla con Debonair no las volveríamos a ver.- dijo GuruClef.
Nosotras también comenzabamos a pensar lo mismo. Por cierto ¿dónde está Paris?- preguntó Anaís buscandolo con la mirada.
Paris abandonó el castillo poco tiempo después de que ustedes se marcharon.- contestó GuruClef-Ahora vive en la aldea situada en las afueras del Bosque del Silencio.
-¿Pero por que se fue?- volvió a preguntar Anaís al tomar con su mano la piedra mágica de Paris que estaba en su bolsillo.
-Dijo que se mudaría para proteger a los habitantes de la aldea de los ataques de las criaturas del bosque.
Dejando atrás la bienvenida, el grupo se dirigió nuevamente al salón principal del castillo. Mientras caminaban, un fuerte sonido salió del estómago de Marina.
-Lo siento... es que no he comido nada desde el desayuno.- se disculpó Marina.
En ese caso les cocinaré una comida deliciosa.- dijo Presea muy emocionada.
En cuanto entraron al salón, Nikona se puso al frente del grupo y un rayo rosado salió de la joya en su frente, apareciendo una gran mesa repleta de comida que se veía deliciosa.
Parece que Nikona se me ha adelantado.- sonrió Presea.
No hay duda de que tu siempre sabes que es lo que necesitamos.- dijo Marina frotando la cabeza de Nikona.
-¡Pupu Pu Pupu!
Todos se sentaron a la mesa y comenzaron a comer mientras escuchaban lo que cada uno tenía que decir. Tanto la comida como la platica eran muy agradables. Lucy casi no tenía apetito, por lo que apenas había probado un bocado. No dejaba de pensar en Latiz, así que se disculpó y se levantó de la mesa. Cuando Zero intentó detenerla, Marina y Anaís le hicieron un gesto con la cabeza, indicándole que debía dejarla irse.
A pesar de que Lucy les había dicho muy poco a sus amigas sobre lo que sentía por Latiz, ellas la entendían muy bien. Lucy salió de nuevo al jardín, pero esta vez encontró a Latiz, sentado en la fuente junto a las pequeñas aves que se posaban en sus hombros. Paso a paso se acercó a él, y cuando estaba a una corta distancia se decidió a hablarle.
-Latiz...- al escuchar su voz, Latiz la miró fijamente a los ojos y ambos permanecieron en silencio, unidos por una conversación que solo el corazón podía entender.
Lucy...- rompió el silencio- Me alegra que hayas regresado.- la miró nuevamente en silencio. Lucy se sonrojó completamente al escuchar su voz.
Latiz, yo...- Lucy desvió la mirada y llevó su mano hacia su pecho.
-No te quedes de pie, siéntate.
Lucy se sentó junto a Latiz y esperó el momento para decirle lo que sentía por él, sin embargo no lo hizo, pues pensaba que era algo atrevido.
-A pesar de que Céfiro recuperó su belleza, éste es el único lugar que me hace sentir tranquilo.
Lucy se recargo lentamente en el pecho de Latiz, y él la rodeó con su brazo. Por primera vez en mucho tiempo, Lucy se sentía segura y querida. Sus manos sujetaron el medallón que llevaba guardado debajo de su moño. Permaneció callada deseando que ese momento durara para siempre. Su corazón latía intensamente y el calor que Latiz le brindaba era sumamente tierno.
Mientras tanto, Marina y Anaís explicaban a los demás su llegada a Céfiro.
-Estábamos en la torre de Tokio, y entonces...- dijo Marina.
-Una extraña voz nos llamó. Dijo que nos invocaba y que debíamos volver a Céfiro...- aclaró Anaís.
A luchar una vez más.- dijeron al mismo tiempo.
-¿A luchar? No lo entiendo.- GuruClef se puso a pensar en lo que le habían contado.
-Nosotras tampoco. Al principio creí que Céfiro estaba en peligro, pero cuando llegamos, no percibí nada extraño.
Dime GuruClef ¿Has notado algo extraño en Céfiro últimamente?- le preguntó Anaís.
GuruClef contestó que no a la pregunta de Anaís con un suave movimiento de su cabeza. Los allí presentes se miraron entre ellos, pero parecía que nadie conocía la razón de por que las guerreras mágicas habían regresado. En ese momento, Lucy y Latiz entraron en el salón.
-¿Sucede algo malo?- preguntó Lucy al ver los rostros desconcertados de sus amigos.
-Lucy, que bueno que regresaste. Latiz, que gusto volver a verte¿Cómohas estado?- como siempre Anaís saludo educadamente.
Estoy bien, gracias.
-Chicas, no van a creer lo que Latiz me contó.- dijo Lucy.
No me digas que es algo malo.- dijo Marina bajando sus cubiertos, pues las malas noticias le quitaban el apetito.
-Nada de eso. Después de que regresamos a Tokio, los habitantes de Autozam abandonaron su planeta y ahora viven aquí.- dijo Lucy emocionada.
¿Es cierto eso GuruClef?
Sí. Cuando aún no sabíamos quien se convertiría en el nuevo pilar de Céfiro, si Lucy o Aguila de Autozam, tuve la necesidad de hablar con ellas para saber cuales serían sus intenciones en caso de que una de ellas se convirtiera en el pilar.
-Fue cuando le prometí a GuruClef que siyo eraescogida como el pilar, anularía ese sistemay le daría el control a los habitantes de Céfiro para que no tuvieran que depender de una sola persona.
-Así es.-continuó GuruClef-Pero Aguila nos confesó que ya no le quedaba mucho tiempo de vida, por lo que la candidata más probable para el pilar era Lucy. Sin embargo, le prometí a Aguila que al concluir la batalla yo me encargaría de proteger a su gente y que velaría por su bienestar.
Ahora entiendo.- dijo Marina retomando sus cubiertos.
-Tienes un gran corazón GuruClef.- le sonrió Anaís.
-Gracias Anaís.
¡Casi lo olvido!- exclamó Lucy-Latiz me pidió que lo acompañara a la aldea donde residen los habitantes de Autozam.
¿No estarás pensando en dejarnos solas, o sí Lucy?- preguntó Marina bajando nuevamente sus cubiertos.
-Marina- le susurró Anaís- creo que sería buena idea dejar que estén un tiempo a solas ¿no crees?
-Tienes razón. Lo siento Lucy, no quise ser tan egoísta.
-No te preocupes Marina. Regresaré muy pronto con algunos regalos para ustedes.
-Pupu Pupu- interrumpió Nikona al saltar a los brazos de Lucy.
-Claro que si, también traeré un regalo para ti Nikona.
Creo que yo también aprovecharé la oportunidad para visitar a Paris. Tengo muchos deseos de verlo.- dijo Anaís al levantarse de la mesa.
-Ni hablar, creo que tendré que quedarme a cuidar el castillo.- Marina apartó su plato y se levantó.
-Antes de que se marchen, les devolveré sus armas y sus armaduras para que puedan defenderse por si algo llegase a pasar en el camino.
GuruClef levantó su báculo y tres estelas de colores fueron liberadas. Cada una voló hasta las Lucy, Marina y Anaís, y al entrar en contacto con ellas, se formaron las vestimentas de las legendarias guerreras mágicas.
-Gracias GuruClef. Me siento más segura portando mi armadura.- agradeció Lucy.
-Debemos irnos.- le dijo Latiz.
-Espera Anaís...- dijo Zero levantándose bruscamente de la mesa.
-¿Qué sucede?
-¿Puedo acompañarte? Tengo que hablar urgentemente con Paris.
-Seguro.
-Presea, deberías venir con nosotros. Estoy seguro de que encontraras armas de tu interés.- dijo Latiz.
No es una mala idea.- sonrió Presea.
Salieron del castillo todos juntos, pero debían separarse. Latiz invocó a su caballo mágico y se llevó a Lucy y a Presea. Por otro lado, Zero llamó a Trin, y Anaís y él partieron rumbo al Bosque del Silencio.
(Fin del Capítulo)
Hasta el momento las cosas parecen fáciles y normales para nuestras heroínas, pero aún no tienen idea de los peligros a los que van a enfrentarse. Espero que la historia les guste, y tengan muuuuuucha paciencia, por que este fic va ser largo, pero eso si, la historia estará llena de mucha intriga y misterio. Bueno, ahora los agradecimientos por los reviews:
Hada: Te agradezco tu comentario acerca de los reviews anónimos, ya removí el seguro, así que cualquiera podrá dejar reviews. Espero que sigas la historia hasta el final.
Creo que ya es todo por el momento. El siguiente capítulo"Tres lugares, tres historias".Saludos a todos los lectores.
