LAS GUERRERAS MAGICAS

CAPITULO 3 – TRES LUGARES, TRES HISTORIAS

Después de su repentina llegada a Céfiro, nuestras heroínas conocen a Zero, el nuevo aprendiz de GuruClef. Cuando llegan al castillo se encuentran con sus seres queridos. Nikona prepara la comida de bienvenida, pero Lucy no tiene hambre y decide salir al jardín. Allí encuentra a Latiz, el hombre que es dueño de su corazón. Después de pasar un rato juntos, Lucy acepta la invitación de Latiz para salir del castillo y se dirige al sur junto a él y Presea, mientras que Anaís va rumbo al Bosque del Silencio acompañada por Zero para buscar a Paris. Marina decide quedarse por si algo pasaba durante su ausencia. Antes de marcharse, GuruClef les regresa a cada sus poderes de guerreras mágicas. La nueva aventura en Céfiro apenas comienza.

La luz del sol brillaba tan intensamente aquel último día en Tokio. Lucy miraba detenidamente el paisaje debajo de ella.

-Creo que Céfiro es más hermoso ahora que ya no hay un pilar.- dijo Lucy asombrada.

-Así es. Creo que tomaste la decisión correcta cuando te enteraste de que tu fuiste elegida como el pilar de Céfiro.- le dijo Latiz

-No, fue gracias a ti que me di cuenta de eso.- dijo Lucy y se recargó en él suavemente.

Al poco rato, Latiz le ordenó a su caballo mágico que descendiera. Latiz bajó primero, después ayudó a Lucy y a Presea. Caminaron juntos hasta la entrada de la aldea, pero en cuanto entraron, Presea corrió a una tienda cercana, estaba fascinada por toda la variedad de armas que había. Corría de una tienda a otra haciendo preguntas a los vendedores con la intención de intercambiar técnicas de fabricación.

-Parece que Presea esta muy emocionada.- dijo Lucy al ver el brillo en los ojos de Presea cada vez que entraba a una tienda distinta.

-Acompáñame Lucy, quiero mostrarte algo.- dijo Latiz al poner su mano en el hombro de Lucy.

Lucy siguió a Latiz a través de la aldea hasta llegar a un gran edificio construido enteramente de metal. Era la primera vez que veía algo así en Céfiro. Cuando se acercaron a la puerta fueron recibidos por dos viejos amigos.

-¡No puedo creerlo, pero si es la valiente Lucy!- exclamó Geo al salir del edificio.

-¡Geo! Que alegría verte.- Lucy corrió hacia él para saludarlo.

-No se olviden de mí.- interrumpió el pequeño Zaz

-Me alegra saber que están bien.

En ese momento, Anaís y Zero llegaban al Bosque del Silencio. En cuanto bajaron, Trin lanzó un rugido y luego comenzó a ronronear.

-No te preocupes Trin, sabes que nunca te abandonaría. Volveré en cuanto pueda.- se despidió Zero.

-Es increíble que puedas controlar a una criatura tan grande.- dijo Anaís al vercomo Zero acariciaba el hocico de Trin antes de marcharse.

-Te equivocas, Trin es mi amigo y me ayuda por que quiere no por que yo lo controle.

-Me recuerdas a Ascot. Ahora que recuerdo, no lo vimos hace un rato¿acaso él también abandonó el castillo?

-No, él vive en el castillo. Cuando fui a darle la noticia de que las guerreras mágicas habían aparecido, él estaba entrenando con GuruClef.

-¿Quieres decir que el también es aprendiz de GuruClef?

-Si, es mi compañero y amigo, pero no entiendo por que se marchó cuando le hable de ustedes.

-Yo tampoco entiendo.

Ambos caminaron entre las casas para buscar a Paris, pero no había señal de él. Al pasar junto a la plaza, Anaís vio que Paris estaba jugando con unos niños. Sabiendo que era el príncipe, le resultaba extraño a Anaís verlo con la misma ropa que llevaba el día que lo conoció. Ella permaneció inmóvil, quería correr y abrazarlo, pero era muy tímida para hacerlo en público. Cuando Paris notó la presencia de Zero y Anaís, dejó a los niños y se acercó a ellos. Con cada paso que daba el corazón de Anaís latía más y más rápido.

-Anaís... ¿Qué haces aquí?- dijo Paris muy confundido.

-Vaya manera de iniciar una conversación. Creí que te daría gusto verme...- le contestó Anaís decepcionada.

-Lo lamento, es que nunca pensé que aparecerías tan repentinamente.- dijo mientras frotaba su cabeza.

-¿Qué quieres decir?

-No me malinterpretes. Es que estoy muy sorprendido... Te extrañe tanto.- y tomando las manos de Anaís, se acercó a su oído y le susurró- Creí que te había perdido para siempre.

-Creo que los dejaré solos para que puedan charlar.-les dijo Zero-Cuando hayan terminado te pido que me busques Paris. Hay algo muy importante de lo que debo hablar contigo.- Zero se retiró del lugar, dejando a la pareja para que pudieran hablar cómodamente.

En el castillo, Marina paseaba con Nikona por los pasillos. No buscaba ni esperaba encontrarse con alguien, pero al pasar por una de las habitaciones notó que Ascot estaba practicando su puntería otra vez. Cuando terminó de destruir cada uno de los blancos Marina se acercó y lo sorprendió.

-Veo que te has vuelto más fuerte.- le habló Marina.

-¡Marina! ¿Cómo entraste?- Ascot reaccionó muy sorprendido.

-La puerta estaba abierta, además pensé en pasar a saludarte. Después de todo no saliste a recibirnos como los demás.- le sonrió.

Ascot fingió que no había escuchado eso y decidió cambiar de tema.

-Voy a salir a tomar un poco de aire ¿Quieres venir?- la invitó Ascot.

-Claro. Seguro me aburriría mucho si me quedo aquí esperando a que Lucy y Anaís regresen. Además, creo que un poco de aire puro no me vendría mal.

Mientras las guerreras mágicas se divertían, no sospechaban que las fuerzas del mal pondrían su plan en marcha. Su objetivo: acabar con la leyenda de las guerreras mágicas.

-Por fin ha llegado el momento de poner a prueba a las guerreras mágicas. Sin embargo, esas dos aún no tienen la fuerza necesaria. ¡Kyra!

-¿Si padre?- respondió una chica detrás de él.

-Encárgate de la guerrera mágica que posee el poder del agua. ¡Fania!

-¿Me llamaste querido padre?- otra joven apareció junto a Kyra.

Quiero que tu te encargues de la guerrera mágica que posee el poder del viento. Escúchenme bien. Los poderes de esas niñas no son ordinarios, si las subestiman acabarán por ser destruidas. Hagan lo que sea necesario para que aumenten sus poderes.

¡A la orden, padre!- dicho esto, ambas salieron en busca de las guerreras mágicas.

-¿Qué sucede¿Por qué tanto alboroto?- una tercera persona se acercó dando un gran bostezo.

-No es nada. Mis hijas van a hacer una corta visita a las guerreras mágicas.

-Entonces yo también quiero ir.

-Ten paciencia, no debemos apresurar las cosas. Cuando llegue el momento podrás sorprender a la guerrera mágica.

-Me muero de ganas por volver a ver a mi querida Lucy...

-(Niñas tontas, pronto perecerán como el resto de sus patéticos amigos.)

En la aldea de los habitantes de Autozam, Lucy terminaba de escuchar la historia de Zaz acerca de cómo llegaron a instalarse a Céfiro.

-Al principio no fue fácil, apenas si contábamos con las herramientas necesarias para construir las viviendas. Además, como estábamos tan acostumbrados a que las máquinas hicieran nuestro trabajo, tuvimos que trabajar día y noche sin descansar.

-Por suerte, el buen Latiz nos ayudo con el trabajo.- aclaró Geo.

-¿Es cierto eso Latiz?- le preguntó Lucy.

-Yo solo ayude de vez en cuando, ellos crearon todo esto por sí mismos.

-Vamos Latiz, no seas tan modesto.- dijo Geo guiñandole el ojo.

-¿Qué hay en este edificio?- preguntó Lucy mientras miraba su entorno-Es muy grande para que viva gente aquí.

-Aquí es donde guardamos nuestros robots, incluido el nuevo y mejorado Iron. ¿No es así comandante Geo?

- Zaz ¿Cuántas veces debo decirte que no me llames comandante?

Cuando Lucy escuchó que hablaban del robot Iron y del comandante, no pudo evitar recordar a Aguila, como había luchado valientemente para protegerla a ella, a Marina y Anaís.

-(De no haber sido por Aguila tal vez hubiera perdido a Latiz)- pensaba Lucy.

-¿Pasa algo malo? le preguntó Latiz al ver la expresión de preocupación en el rostro de Lucy.

Latiz tomó su mano, y en ese momento nada parecía importarle. Geo y Zaz discutían frente a ellos y casi se golpean, pero nada de esto parecía llamar su atención. Su comunicación con el corazón en ese momento era más intensa que la de antes. Lucy no pudo evitar perderse en la mirada de Latiz, quien se acercó lentamente a ella y levantando su rostro con su mano, unió sus labios los de ella. Sus corazones se fundían en uno. Por fin, comprendió que Latiz sentía lo mismo que ella, y al separarse, lo único que pudo decir fue: Te amo, Latiz.

Lejos de aquel romance que comenzaba a florecer, Anaís permanecía sentada bajo un árbol de hojas rosas, que caían y eran arrastradas por el viento, alejándose hasta que se perdían de vista en el horizonte. Del otro lado del árbol, Paris descansaba sobre una rama.

-Qué hermoso atardecer¿no te parece?- le susurróParis.

-Si.- contestó fríamente.

-¿Por qué te comportas así Anaís?

-Lo siento, pero la manera en la que me recibiste me desconcertó. Sentí que te habías olvidado de mí.

-Eso nunca Anaís. La única manera de olvidarte sería con la muerte.

-No digas eso Paris. Si algo te llegara a pasar, yo también moriría.

Paris bajó de la rama y se hincó junto a Anaís. Buscó en su bolsillo y sacó su piedra mágica. Anaís también sacó la suya y ambos se miraron fijamente.

-Desde que regresé a Tokio, todos los días pensaba en ti, y me acostaba preguntándome si aún me recordabas.

-Yo también pensaba en ti, por eso abandoné el castillo.- Paris tomó la mano derecha de Anaís y la puso sobre su pecho- Nunca fue mi intención preocupar a los demás, pero era como si la tristeza que sentía al despertar y no encontrarte el castillo se la comunicaba a los demás...

La mano izquierda de Anaís se colocó sobre los labios de Paris, interrumpiendo sus palabras. El tiempo se había detenido para ellos, en aquel instante, su deseo era el mismo: Quiero estar contigo para siempre.

Cerca del castillo, una historia diferente ocurría. A pesar de que llevaban cerca de una hora caminando, ni Ascot ni Marina se atrevió a decir algo. Marina notó que algo afligía al pobre Ascot, y aunque no estaba segura de sí ella era la persona más indicada para que él se desahogara, decidió hablar con él.

-Oye Ascot ¿Qué significa para ti el amor?

Bueno yo...- la pregunta lo apenó y provocó que volviera la vista al suelo.

-No seas tímido. A las mujeres no les gusta que los hombres sean tímidos.

El amor... es... solo un sentimiento hacia los que te rodean.

-¿Eso es todo? Creo que en parte tienes razón. ¿Pero que hay del amor que existe cuando te enamoras?

-Tengo que confesarte algo.- Ascotdejo de caminarantes decontinuar hablando.

-¿Confesarme?

El manto oscuro de la noche comenzó a cubrir el cielo, y la luna salió para sustituir al sol en su labor.

Después de que me salvaste la vida, me prometí a mí mismo que te devolvería el favor algún día. Desafortunadamente, esa idea pasó de mi cabeza a mi corazón. No podía dejar de pensar en ti. Y creí que tal vez si cambiaba mi aspecto podría lograr algo. Cuando volviste a Céfiro por segunda ocasión, aún no estaba seguro de lo que sentía, pero cada vez que te veía luchar, me di cuenta de que te quería más que a cualquier otra persona.- en ese momento, Ascot se armó de valor y miró a Marina fijamente- Te amo Marina, y no espero que tu sientas lo mismo. Soy feliz sabiendo que tu conoces mis sentimientos. Eso es lo que pienso del amor.

-Pero... Ascot...- Marina se había quedado sin palabras ante aquella confesión.

Antes de que Marina pudiera responder, Ascot saltó sobre ella y detrás de él, una fuerte explosión sacudió los alrededores.

-¿Qué sucedió?- dijo Marina mientras se levantaba.

-Alguien nos atacó.- dijo Ascot buscando con la mirada a su atacante.

De pronto, una risa maligna se escuchó no muy lejos de donde se encontraban. Una figura se formó con las sombras de la noche y avanzó lentamente hacia donde se encontraban Ascot y Marina.

-¿Quién eres?- preguntó Ascot.

La figura comenzó a tomar color: una joven de cabello largo y negrode ojos azules. Vestía una armadura similar a la que obtuvieron las guerreras mágicas después de despertar al genio Windom.

-¡Ja¿Por qué habría de darle mi nombre a un inútil como tú?- Ascot estaba apunto de usar su magia contra ella cuando Marina lo detuvo.

¿Quién eres¿Por qué nos atacas?- volvió a preguntale Marina.

-Mi nombre es Kyra, y fui enviada por mi padre para incrementar tus poderes.

Marina y Ascot bajaron la guardia, desconcertados por lo que dijo Kyra.

-No puedo perder el tiempo. Tengo que cumplir mi misión lo antes posible. ¡Ventisca azul!

Una corriente de aire helado que arrojaba grandes rocas de hielo atacó a Marina y a Ascot. Ambos saltaron para esquivar el tremendo ataque.

-Mmm... eres rápida, pero si quieres fortalecer tu magia no debes esquivar los ataques. Y ahora prepárate, por que esta vez no fallaré. ¡Ventisca azul!

(Fin del Capítulo)

Cha cha chachan. Aquí empieza la primera pelea de las guerreras mágicas. Me pregunto cual será la misión de Kyra? (yo ya lo sé pero ustedes no jejeje) Yrespecto a los agradecimientos por los reviews:

Hada: Me alegra que te guste la historia. Voy a actualizar lo más seguido que pueda para que no le pierdas el hilo.

Por el momento es todos. Nos leemos después y saludos a todos los lectores.