LAS GUERRERAS MAGICAS
CAPITULO 7 – DULCE VERDAD
Las cosas en Céfiro se han tranquilizado. Lucy, Latiz y Presea regresaron al castillo y GuruClef los puso al tanto de la situación. Por su parte, Caldina le decía adiós a Ascot gracias a un regalo de Ráfaga. Cuando Lucy intentó ir a rescatar a Anaís, se desmayó repentinamente. En su sueño se encontró con Luz, y después de hablar un rato, una fuerza maligna controló a Luz y atacó a Lucy. En ese momento, Lucy despierta y se encuentra con la sorpresa de que Marina ha despertado y que Anaís volvió al castillo sin un solo rasguño. Durante aquel reencuentro, Lucy, Marina y Anaís prometieron que no se separian nunca.
Al caer la noche, todos en el castillo descansaban y discutían los eventos recientes, pero lejos de allí, Kyra y Fania recibían ordenes para un nuevo ataque.
-Hasta ahora, todo marcha a la perfección. Nadie sospecha de nuestros planes y el poder de las guerreras mágicas se ha incrementado, pero aún necesitan un poco más.
-Padre, explícanos por que deseas obtener el poder de esas niñas tontas, acaso no somos lo suficientemente fuertes.- preguntó Kyra.
-Es cierto, todo este tiempo nos esforzamos por aumentar sus poderes, pero necesitamos saber tus razones.- secund´o Fania.
-Mis queridas hijas, todo esto lo hago simplemente para protegerlas. Sé que poseen un poder más fuerte que las guerreras mágicas, pero no quiero arriesgar sus vidas. Piensen... Zagato y Debouner también eran más fuertes que ellas, pero ninguno de ellos contaba con que las guerreras mágicas usarían la fuerza de sus corazones.
-¿La fuerza...?
-¿...de sus corazones?
-Tal vez crean que conocen el potencial de las guerreras mágicas solo por haber luchado contra una de ellas. Pero cuando juntan sus fuerzas, su poder puede aumentar hasta sobrepasar el del enemigo. Es por eso que la parte principal de nuestro plan lo llevarán acabo ellas mismas. Ustedes se encargaran de hacer otra cosa.
-Lo que sea...
-Es un placer servirte padre.
-Necesito que vayan al castillo de Céfiro y desaparezcan a todos los que habitan allí. Pero recuerden no hacer daño a las guerreras mágicas. Lo mejor será que actúen sin ser detectadas, que la duda y el miedo se apodere de sus corazones, entonces actuaremos.
En ese momento Luz entraba en el cuarto en donde Fania y Kyra estaban reunidas, aún estaba aturdida y caminaba con dificultad. Se acercó , y a diferencia de ellas, no se arrodilló.
-Oh, mi pequeña amiguita regresa. Kyra, Fania, déjennos solos.
-Si padre.- ambas salieron del cuarto con rumbo al castillo.
-¿Pero por que esa cara tan larga? Deberías estar feliz por haber visto a la guerrera mágica.
... - Luz permaneció callada.
-¿Acaso sucedió algo malo?- preguntó con malicia.
-Lucy esta...
-¿Muerta?- Luz levantó su rostro bañado en lagrimas- No llores pequeña Luz. Todo saldrá bien.
-Me vengaré de Debouner. Le haré sentir una muerte lenta y dolorosa.
-Sé que lo harás, pero para enfrentártele necesitaras la ayuda de las otras dos guerreras mágicas. Acabo de mandar a Kyra y a Fania para que las convenzan de que peleen a tu lado. Seguramente ellas también están tristes por la muerte de su amiga y sin duda alguna te ayudaran a luchar.
-¡Maldita Debouner!
Eso es, concentra todo tu odio, y la próxima vez que la veas, le harás pagar por su crimen.
De vuelta en el castillo, Lucy paseaba por los pasillos mientras pensaba en Luz. Al poco rato descubrió a Presea, que estaba trabajando en un pequeño estudio. Lucy entró sin avisar y sorprendió a Presea. Ella dejó su trabajo y habló con Lucy para distraerse un poco.
-¿Qué te trae por aquí Lucy?- preguntó Presea al verla.
-Nada en especial, solo estaba dando un paseo. ¿Qué es lo que estabas haciendo?- dijo Lucy al ver la gran cantidad de papeles que había sobre su escritorio.
-¿Esto? No es nada.
-Pues para ser nada, parecías muy ocupada. Apuesto a que si Nikona estuviera con nosotras ya habría desordenado todo tu estudio.- dijo Lucy sarcásticamente.
-La verdad es que buscaba en estos libros y pergaminos alguna información que me ayudara a mejorar sus espadas.
-¿Nuestras espadas?- Lucy invocó su espada y la miró detenidamente tratando de buscar algún defecto en ella- ¿Crees que necesiten alguna mejora?
-Claro que no, pero pensé que si podía mejorarlas, les resultaría más fácil ganar una batalla.
-Ahora que recuerdo, tengo un obsequio para ti...- Lucy buscó en uno de sus bolsillos y sacó un pequeño dulce envuelto en papel rosado y se lo entregó.
-¿Qué es esto?- preguntó Preseamuy desconcertada.
-¿No lo recuerdas? Cuando nos diste tus armas para ir en busca del mineral escudo, yo creí que debíamos pagarte por ellas, pero como ninguna de nosotras llevaba dinero, te ofrecí un dulce igual a este. Y cuando nos fuimos te prometí que te traería otro.
Presea miró el dulce y trató de imaginarse la situación, pero su mente estaba en blanco, ni siquiera se imaginaba si el regalo de Lucy era comida o un adorno, pero disimuló y continuó hablando.
-¡Si, ya me acordé!- pero Lucy se quedó cabizbaja- ¿Pasa algo malo?
-Sabes algo... nunca te di las gracias cuando nos entregaste las espadas mágicas por primera vez. De no haber sido por esa criatura que te atacó, no hubieras tenido que sacrificar tu vida. Y aunque la princesa Esmeralda logró revivirte, me siento culpable por no haber podido ayudarte. Discúlpame Presea.
-Lucy, tienes un gran corazón. Además no tienes que disculparte por lo que pasó...
-¡Pero fue por nosotras que casi pierdes la vida!
-Tienes razón al decir que sacrifique mi vida para crear sus armas, pero si no lo hubiese hecho, quizá ustedes nunca se hubieran convertido en las legendarias guerreras mágicas.
-Presea...
-No te sientas triste.
-Dime Presea¿te has enamorado alguna vez?
-¿Por qué me lo preguntas?
-Es solo mi curiosidad.
-Bueno, yo... la verdad es que... nunca se lo he dicho a nadie, pero estoy enamorada de GuruClef.
-¿De GuruClef?- preguntó Lucy asombrada.
-No sé por que me enamoré de él, pero cada vez que lo veo me siento extrañamente atraída.
-Eso explica por que pasas la mayor parte del tiempo con él.
-No puedo evitarlo. Cada vez que se aleja, una parte de mi corazón se va con él. Pero yo sé que él nunca me corresponderá. Tantos años en el puesto de hechicero personal del pilar lo han hecho olvidarse del amor por una persona. En lo único que piensa es en el bienestar de Céfiro, nada más.
-Yo... no sé que decir.
-¡Ya sé!- exclamó Presea- ¿Qué tal una taza de té para levantarnos el ánimo?
-Me parece una estupenda idea.- saltó Lucy de la emoción.
-Espérame aquí. Vuelvo enseguida.
-Presea¿te importaría si veo algunos de los libros de tu estudio?
-Desde luego que no, puedes tomar el que quieras.
-Gracias.
En el salón principal, Marina buscaba consuelo sobre lo que pasó con Ascot junto a GuruClef, quien había estado estornudando una y otra vez.
-Seguramente alguien esta hablando de ti.- le dijo Marina al escucharlo estornudar.
-Es la primera vez que estornudo en 45 años.
-¿45 años? Debes estar bromeando.
GuruClef se sentó en su silla y utilizó su magia para crear otra silla frente a él para Marina. Ella estaba muy triste y preocupada, pues no sabía que era lo que le diría a Caldina cuando se la encontrara.
-Marina... ¿por qué estas llorando?- preguntó al ver que una lágrima brotaba de sus ojos.
-¿Estas preocupada por lo que le sucedió a Ascot?- Marina respondió con un ligero movimiento-Lo que pasó no fue tu culpa.
-Pero yo estaba ahí y no hice nada para protegerlo.
-¿Acaso te quedaste parada sin hacer nada?
-Al principio luche contra Kyra, pero me derrotó una y otra vez, es por eso que no pude salvar a Ascot.
-Marina, hiciste tu mayor esfuerzo. Pero el hecho de que no pudieras derrotar al enemigo, no implica que no hubieras protegido a Ascot.
-No te pediré que seques tus lágrimas, ya que ellas son el deseo de tu corazón para desahogarse. Si no pudieras llorar tu corazón se llenaría de esos sentimientos que te lastiman y no podrías ser feliz.
Las palabras de GuruClef conmovieron tanto a Marina, que se levantó de su asiento y se sentó junto a él para apoyarse en su regazo y llorar.
-A pesar de que Ascot ya no está con nosotros, él no morirá mientras mantengamos vivo su recuerdo.
-Tienes razón.- dijo Marina mientras secaba sus lágrimas-Pero no entiendo por que tuvo que sacrificar su vida.
-El amor que existe hacia una persona es lo que dirige tus acciones. Ese mismo amor lo dicta tu corazón. Es por eso que Ascot dio su vida con tal de proteger la tuya.
-Entonces¿tú sabias lo que Ascot sentía por mí?- preguntó Marina un poco nerviosa.
-Lo mencionó una vez, me dijo que te amaba y que no esperaba que tú lo amaras del mismo modo, y que él era feliz sabiendo que tú conocías sus sentimientos.
-Fue lo mismo que me dijo antes.
Cuando Marina dejó de llorar regresó a su asiento y pensó que era el momento adecuado para confesarle a GuruClef su amor, pues sentía que si no lo hacía en ese instante, tal vez después no volvería a tener la oportunidad de hacerlo.
-GuruClef, hay algo muy importante que debo decirte.
-¿De que se trata?
-Es sobre mí... y sobre ti. ¿Recuerdas que cuando nos conocimos no te prestaba mucha atención?
-Si, al principio ni siquiera querías escucharme.- los dos rieron momentáneamente al recordar eso.
-Cuando volvimos la primera vez a Tokio, sentí un gran vacío en mi corazón. No comprendía lo que significaba hasta que regresamos a Céfiro. Entonces me di cuenta de que aquí había alguien a quien yo amaba, es por eso que no podía corresponderle a Ascot. Y lo peor de todo es pensar que tal vez esa persona tampoco pueda corresponderme.
-Lo que quiero decir es... es que yo... te amo.
GuruClef se levantó y puso su mano sobre la mejilla de Marina, y su vez, ella colocó sus manos sobre la de él y cerró los ojos para sentir su calor. En el jardín del castillo, Paris y Anaís contemplaban Céfiro iluminado con la luz de la luna desde una ventana.
-Es la tercera vez que vengo a Céfiro, pero es la primera vez que lo veo tan hermoso como ahora. ¿Tú que piensas?- Paris estaba distraído y no escuchó lo que Anaís le decía.
-Lo siento Anaís ¿qué dijiste?
-¿Qué te sucede Paris? He notado que estas muy distraído, y casi no escuchas lo que te digo.
-No fue mi intención hacerte sentir mal, lo que pasa es que...- no terminó su frase.
-Cuando llegué al castillo tampoco me dijiste nada.¿Acaso no confías en mí?
-No digas eso Anaís, tú eres la persona en la que más confío. Además, supongo que no se le pueden guardar secretos a una chica tan linda como tú.
-Paris...- Anaís lo miró fijamente a los ojos, y él dio un fuerte suspiro antes de seguir hablando.
-Todo comenzó unas semanas antes de que abandonara el castillo. En esos últimos días me sentía muy mal, casi no tenía apetito y todas las noches sufría de fiebre. Siempre mantuve esto en secreto para no preocupar a los demás.
-Es por eso que abandonaste el castillo¿no es cierto?
-Así es. Poco tiempo después conocí a Zero y nos hicimos buenos amigos. Cierto día mientras hablaba con él me desmaye y quede inconsciente. Zero me ayudó en ese momento, fue por eso que tuve que confesarle lo que me sucedía.
-No te entiendo¿acaso estas enfermo?- preguntó preocupada.
-Anaís, confieso que no es fácil admitir que un chico como yo este enfermo, pero creo que esa es la verdad.
-¿Pero que clase de enfermedad tienes?
-No lo sé. Cuando le explique a Zero lo que tenía, él me dijo que conocía una cura, un animal que solo existe en Céfiro, cuyo pelaje despide un polvo curativo sumamente efectivo. El único problema es que creemos que desapareció después de que mi hermana murió. Cuando dejé el castillo con el pretexto de proteger a los aldeanos de las criaturas del Bosque del Silencio, en realidad me alejaba para estar en un lugar más tranquilo y al aire libre. Y mientras yo estuve en la aldea, Zero me hizo el favor de buscar al animal, pero creo que no tuvo éxito.
-Debe haber otra forma para curarte. Estoy segura de que GuruClef debe conocerla.
-La enfermedad que infecta mi cuerpo es tan extraña que casi nadie en Céfiro la conoce. Solo aquellos que la hayan padecido pueden saber a que se enfrentan.
-¿Quieres decir que Zero...?
-No fue Zero quien se enfermó, fue su padre. Cuando Zero era un niño, su padre enfermó de lo mismo, pero él no tuvo suerte y falleció a los pocos meses.
-Entonces¿no existe otra cura?- preguntó muy preocupada al pensar que Paris podría terminar como el padre de Zero.
-Si existe, fue precisamente sobre eso de lo que hablamos anoche...
-Anaís se ha ido a su cuarto, creo ya podemos hablar.- dijo Paris al sentarse a la mesa junto a Zero.
-Paris, lo lamento pero no pude encontrar a ese animal.- se disculpó.
-Ya veo. No te preocupes, sé que te esforzaste y aprecio eso.
-No te pedí que habláramos solo para darte malas noticias. Hace poco visité una aldea que esta al norte, cerca del volcán. Allí conocí a un anciano que también sufrió de la misma enfermedad cuando era joven.
-Debo suponer que él encontró al animal.
-Te equivocas, no fue el animal lo que lo salvo, fue una planta medicinal.
-¿Una planta medicinal¿qué clase de planta?
-Su nombre es Lágrima del Atardecer, y eso es por que la flor de esa planta parece estar hecha de cristal, y solo se le puede ver durante el atardecer.
-¿Y dónde puedo encontrar esa planta?- preguntó entusiasmado.
-El anciano me dijo que crece una en cada bosque. Solo tienes que esperar al atardecer.
-Si eso es cierto debo pedirte que lleves a Anaís al castillo mientras yo voy en busca de la planta.
-¿Y que se supone que le diré a Anaís cuando me pregunté que por qué no nos acompañaste?
-Solo dile que estaré bien y que me reuniré con ella dentro de poco.
Ahora entiendo tu actitud cuando llegué a la aldea.- dijo Anaís.
-Estaba tan preocupado preguntándome si llegaría a ver la luz del día siguiente, que me olvide de lo mucho que te extrañaba, ya que si moría no podría volver a verte. Te amo Anaís, esa es la verdad.
-Yo también te amo Paris.
Paris tomó a Anaís de la cintura y la besó suavemente. Ella lo sujetó con más fuerza y lo besó con todo su corazón. Cuando se separaron, él la miró a los ojos y acarició su cabello.
-Paris, no quiero perderte...
-Todo saldrá bien, ya lo verás.
Entonces, Paris sintió que algo andaba mal y empujó a Anaís. De pronto, una sombra apareció debajo de Paris y comenzó a absorberlo. Anaís trató de rescatarlo con su viento protector, pero la sombra absorbió su magia y la regresó en forma de un rayo que la golpeo y la arrojó contra una pared. La sombra continuó con su labor, y cuando absorbió completamente a Paris, se desvaneció sin dejar rastro.
En el salón principal, Marina aún descansaba sobre la mano de GuruClef. Al igual que Paris, GuruClef detectó una presencia maligna y alertó a Marina. Otra sombra apareció en el respaldo de la silla de GuruClef, pero esta vez no absorbió a nadie.
-¿Qué es eso?- preguntó Marina al ver que del interior de la sombra salía una figura, a la que Marina reconoció inmediatamente.
-No te apartes Marina.- le dijo GuruClef para protegerla.
-Yo te conozco, tú eres Kyra.
-Veo que recuerdas mi nombre.- dijo riendo.
-¿Cómo te atreves a interrumpirnos en este momento?
-Tranquilízate niña, no he venido a pelear. Esta vez he venido por él.- dijo señalando a GuruClef.
-¿Qué? No permitiré que le hagas daño.
Kyra se acercó a ellos, y GuruClef invocó su escudo mágico para protegerlos, pero Kyra estiró su mano y lo atravesó sin problemas. Tomó a GuruClef del pecho y lo arrojó dentro de la sombra. Marina intentó defenderlo, pero fue rechazada con un hechizo que la arrojó hasta el otro lado del salón. Cuando se levantó, ni Kyra ni la sombra estaban.
Sin saber lo que pasaba, Lucy revisaba los libros de Presea esperando encontrar algo interesante. Los libros de los estantes más altos estaban fuera de su alcance, así que tomó una silla y se subió a ella. Entre aquellos libros, Lucy descubrió una pequeña libreta forrada con un papel dorado, la bajó del estante y se sentó en la silla para leer. Como no sabía de qué se trataba, abrió la libreta justo a la mitad, allí se encontraba el siguiente texto.
"Estoy muy preocupada por lo que pueda pasar, aún no estoy segura de sí debo seguir con esto. GuruClef me ha aconsejado que debo actuar normalmente para no levantar sospechas. Me siento mal por tener que engañar a Lucy, a Marina y Anaís. Además si se enteraran de que no soy Presea, quizá terminarían odiándome. Presea era mi hermana gemela, pero yo sé mejor que nadie, que suplantándola no le devolveré la vida. Espero que algún día puedan perdonarme."
La lectura de Lucy fue interrumpida cuando escuchó que una taza se rompía. Inmediatamente dejó el libro sobre el escritorio y dio media vuelta, entonces miró a Presea, quien regresaba con el té, atemorizada al darse cuenta de cual era libro que Lucy estaba leyendo.
-Lucy, déjame explicarte...
-¿Cómo pudiste hacernos esto¡Nosotras confiábamos en ti...!
-Lo sé, es por eso que tuve que hacer esto. Sé cuanto querían a mi hermana, no pude dejar que siguieran arrepintiéndose por lo que le pasó.
Al igual que antes, una sombra apareció y absorbió a Presea. Lucy la tomó del brazo y jaló con todas su fuerzas, pero no conseguía sacarla. Entonces, su mano resbaló y cayó al suelo mientras veía como su amiga era devorada por la oscuridad.
-¡Presea!
De inmediato, Lucy salió a buscar ayuda, pero no encontraba a nadie. Al llegar al final de un pasillo, se topó con Marina y Anaís, que también buscaban ayuda. Las tres comentaron lo que acaba de pasar y se sorprendieron al escuchar que les había sucedido lo mismo.
-Ya busque por todos lados, pero no encontré a Zero.- dijo Marina angustiada.
-Los aldeanos también desaparecieron.- afirmó Anaís.
-Caldina, Ráfaga y Latiz tampoco están ¿Qué vamos a hacer?- preguntó Lucy.
Las paredes del castillo se estremecieron cuando una voz se dejó escuchar en los corazones de las guerreras, era la misma voz que las había invocado a Céfiro cuando aún estaban en la Torre de Tokio.
-Guerreras mágicas...
-¿Quién eres?
-No te escondas, sal y pelea.- retó Marina a la voz.
-Les hablo solo para decirles una cosa. Sus amigos están bien, al menos por ahora. Si quieren verlos vivos, vengan al bosque que está pasando el río al norte del castillo. Tienen tres días para llegar. Y para hacer las cosas más interesantes, he colocado un hechizo en cada una para que no puedan llamar a sus genios.
-No es posible.- dijo Lucy mientras sujetaba el medallón de Latiz.
-Estaré esperándolas guerreras mágicas.- el silencio llenó los pasillos mientras cada una pensaba en lo que debían hacer.
-Tenemos que ir a ese bosque.- les insistía Lucy.
-Espera Lucy. Será mejor que nos quedemos aquí hasta que amanezca. No sabemos que clase de criaturas salgan de noche.- aconsejó Anaís.
-Anaís tiene razón.- secundó Marina-Lo mejor será que descansemos y nos preparemos para partir. Cada una montará guardia mientras las otras dos duermen.
-Lucy, yo también estoy preocupada, pero no podemos actuar impulsivamente.
-Esta bien.- se resignó Lucy.
La primera en montar guardia fue Marina. El silencio total del castillo resultaba escalofriante, por lo que Marina entró al cuarto y montó guardia entre las camas de sus amigas para despertarlas más rápido por si algo pasaba.
(Fin del Capítulo)
¡Se han llevado a todos!. ¿Por que los villanos tienen que ser tan malos? T-T tal vez para darle más emoción a la historia, o que se yo. Y bien¿que les pareció este capítulo? Al parecer las chicas tendrán que comenzar un nuevo viaje como en los viejos tiempos. ¿Que sorpresas lesesperana nuestras amiguitas? (Si tan solo pudieracontarles)
Abuelitnt: Tranquila, todo a su tiempo. Ya sabrás que se esconde detrás de todas esas batallas.
Hada: Que bueno es saber que te sigue gustando, y espero que los siguientes capítulos te gusten igual o más.
HitSuGiNaGi: Me alegro de que después de tu larga ausencia en la página, tu regreso haya sido bueno. Le voy a hechar ganas para sacar adelante los siguientes capítulos y actualizar lo más pronto posible.
Me despido de todos ustedes con un fuerte abrazo. Nos leemos luego en el siguiente capítulo: "¿Cómo antes?". Hasta entonces. Saludos a todos los lectores.
