LAS GUERRERAS MAGICAS
CAPITULO 10 – LA PREMONICION DE LUCY
Al segundo día de haber abandonado el castillo, Lucy, Marina y Anaís se encontraron con Zero quien no había sido capturado por el enemigo. Después de una charla, Kyra se presentó ante ellos con la intención de vengarse de Marina y de eliminar a las guerreras mágicas. Al poco tiempo de haber iniciado la pelea, Fania llegó para ayudar a su hermana, y al principio tuvieron la ventaja, pero gracias a la intervención de Zero, las chicas comenzaron a ganar terreno. Cuando estaban apunto de derrotar a sus enemigas, el padre de Kyra y Fania utilizó un hechizo que hizo desaparecer a sus hijas junto a Marina y Anaís. Lucy cayó al suelo devastada tras haber perdido a sus amigas, y comprendió que el resto del viaje sería más difícil de lo que ella se había imaginado.
Mientras Lucy abrazaba la lágrima del atardecer, Zero y Nikona se acercaron para intentar consolarla, pero no consiguieron nada. Lucy se levantó, secó sus lágrimas y miró hacia el horizonte, sus ojos contemplaron al sol mientras se ocultaba tras las montañas, y con su corazón decidido a hacer lo que fuese necesario para recuperar a sus seres queridos, se acercó a Zero y le entregó la lágrima del atardecer.
-Zero, sé lo importante que es esta planta para Paris y Anaís. Te pido que por favor la guardes en un lugar seguro.
-¿No estarás pensando en continuar el viaje tu sola?- dijo Zero mientras tomaba la planta entre sus manos.
-Tengo que hacerlo. No permitiré que nadie más arriesgue su vida.
-Pupu puu- dijo Nikonaal brincar a los brazos de Lucy y con una expresión triste.
-Lo siento Nikona, no puedo llevarte conmigo. Tienes que quedarte con Zero.
-Mmm... al menos deberías descansar esta noche, podrás partir en cuanto amanezca.
-No, tengo que llegar con Marina y Anaís lo antes posible.
-En ese caso, es mi deber acompañarte. Te seguiré a donde vayas, no importa si te gusta o no.
-Pero...
-Escúchame Lucy, todas esas personas también son mis amigos, si me quedará sin hacer nada solo me preocuparía, y si algo malo les llegase a ocurrir, jamás me lo perdonaría. Yo también deseo luchar, y estoy dispuesto a ayudarte en cuanto pueda.
Lucy miró el suelo sin decir palabra, y al sentir la mano de Zero sobre su hombro, se llenó nuevamente de esperanza y se sintió tranquila.
-Sigo pensando que debemos pasar la noche aquí. Si seguimos viajando y el enemigo nos ataca en estas condiciones estaremos en graves problemas. Te prometo que nos iremos en cuanto el primer rayo de sol toque la tierra.
Lucy asintió suavemente con la cabeza. Entonces, ambos entraron en la carpa que Nikona recién había aparecido. Zero decidió dormir en un pequeño sofá mientras Lucy se quedaba en la cama y Nikona en el techo de la carpa. Al poco rato apareció Primavera y entró a la carpa cuando Lucy ya estaba dormida, voló lentamente hacia Zero y se sentó en el respaldo del sofá a su lado.
-¿Dónde habías estado? Comenzaba a preocuparme.- le dijo Zero con una tierna sonrisa.
-Bueno... yo... estaba asustada... corrí al bosque para esconderme y cuando vi que las cosas se habían calmado decidí regresar.
La carpa era iluminada por la luz de una vela, pero a pesar de que la luz era débil, Primavera pudo ver claramente los ojos del muchacho y se perdió en ellos un momento. Después Zero se quedó dormido y Primavera se recargó en su hombro, pero en vez de dormir, pensó en ese extraño sentimiento que tenía cada vez que estaba con Zero.
Flash back
Una gigantesca criatura que rondaba las cercanías al castillo de Céfiro buscaba alguna presa para cenar, pero debido a la falta de un pilar que mantuviera el equilibrio del planeta, todas las demás criaturas habían desaparecido, y las pocas que quedaban habitaban en el castillo junto a los humanos. El hambre enfurecía cada vez más al monstruo. Entonces divisó a lo lejos a una pequeña hada que andaba en busca de un refugio. En ese momento, la diminuta criatura era todo un manjar para el monstruo, que de inmediato saltó sobre la indefensa hada.
Pero la pequeña hada alcanzó a percatarse de la presencia de su atacante y logró esquivarlo. Trató de escapar, pero la criatura era muy veloz y no tardaría mucho en darle alcance. De vez en vez, el hada miraba hacia atrás para ver en donde se encontraba la criatura, y por eso chocó con una pared de roca que se levantaba justo enfrente y cayó al piso. Cuando se recuperó vio que el monstruo estaba frente a ella. No había escapatoria, el monstruo abrió su hocico, pero antes de devorarla un rayo lo golpeó por la espalda y lo desapareció.
El hada estaba muy asustada, y al sentir que no pasaba nada abrió los ojos y descubrió a un joven alto y apuesto, de cabello oscuro y que llevaba una armadura negra con una capa azul. En su mano sostenía una espada resplandeciente que desapareció después de haber aniquilado al monstruo.
-¿Te encuentras bien?- le preguntó el joven amablemente a la pequeña hada que ahora estaba ruborizada.
-Si... gracias por ayudarme...- respondió tímidamente.
-Mi nombre es Latiz ¿tú como te llamas?
-Pri... Primavera.
Faltaba muy poco para el amanecer, pero Zero ya estaba fuera de la carpa esperando a que el primer rayo de sol tocara la tierra para despertar a Lucy.
En su sueño, Lucy se veía a sí misma en un lugar completamente oscuro. Ella miraba a todas partes y corría en busca de una salida, pero por más que se movía sentía que no avanzaba. Gritó para pedir ayuda, y en respuesta, Marina y Anaís aparecieron frente a ella.
-¡Amigas! Me alegra verlas de nuevo.- corrió para abrazarlas, pero una barrera mágica le impedía acercase- ¿Qué sucede?
Marina le negó con la cabeza y Anaís le hizo una señal con sus manos para que se tranquilizara. Lucy las miró impacientemente, no podía esconder la alegría que sentía al igual que la preocupación por saber donde habían estado y que les había sucedido.
-Lucy...
-Marina ¿qué pasa?- dijo mientras recargaba sus manos sobre la barrera.
-Lucy...
-Por favor, Anaís, díganme que sucede...
-Confía en tu corazón Lucy...- dijo Marina.
-¿En... mi corazón...?
-Lo que tus ojos y oídos perciban no siempre es la realidad...- dijo Anaís.
-¿La realidad?- en ese momento Marina y Anaís se desvanecieron- ¡Esperen¡No me dejen!
Cuando volvió a estar sola, la barrera se disolvió y una sombra apareció en donde antes estaban Marina y Anaís. Esta sombra tenía la forma de una persona, pero no se podía ver su rostro. Lucy la observó con un poco de miedo, pero algo en su corazón de le decía que no había nada de que temer. Suavemente una voz melancólica resonó en lo más profundo de su corazón.
-Lucy...
De inmediato Lucy reconoció la voz de Latiz, y de la impresión se levantó de la cama mientras decía su nombre. Al darse cuenta de que solo fue un sueño, miró hacia la puerta de la carpa y vio a Zero de pie junto a la entrada. Zero notó la expresión de angustia en el rostro de Lucy y quiso animarla.
-Mi corazón me dice que todos se encuentran bien. Anaís y Marina son muy fuertes, no creo que el enemigo las derrote tan fácilmente.
-Si, pero...- Lucy sujetó con fuerza el edredón de la cama.
-Será mejor que te des prisa.
Dicho esto, Lucy notó que detrás de Zero, el sol comenzaba a salir, indicando que era el momento de partir. Lucy se cambió rápidamente de ropa y salió de la carpa mientras Nikona la desaparecía con un pequeño rayo rosa.
-¡Estoy lista!- gritó Lucy muy entusiasmada.
-Muy bien, será mejor que nos apresuremos. Pero... ¿qué dirección debemos seguir?- preguntó Zero, pues no tenía la menor idea de que rumbo debían tomar.
-No estoy segura. Cuando estuvimos en el castillo escuchamos una voz que nos dijo que debíamos viajar a un bosque en el norte, y si no mal recuerdo, una de nuestras enemigas mencionó el nombre de un lugar llamado el Bosque Dormido. Nikona¿tu sabes dónde se encuentra el Bosque Dormido?
Nikona meditó por un segundo y luego movió su cabeza de un lado al otro negando. En ese momento, Primavera se acercó al grupo.
-El Bosque Dormido está más allá de volcán en donde descansaba el genio Rayearth.- aclaró-Es un lugar solitario y lleno de criaturas malignas, y aunque la magia si funciona allí, es más lúgubre que el Bosque del Silencio. No conozco a nadie que haya regresado con vida.
Lucy trató de imaginarse el lugar, y a pesar de que había recorrido casi todo Céfiro, le resultó difícil crear una imagen que se ajustara a la descripción de Primavera.
-¿Más allá del volcán?- preguntó Zero recordando lo que Primavera había dicho- Pero aún nos falta mucho, tardaremos al menos tres días para llegar allá.
-¿Tres días? No podemos perder tanto tiempo. - dijo Lucy decepcionada.
-Tienes razón, pero yo siempre tengo un as bajo la manga.- sonrió Zero.
Zero usó sus dedos para silbar varias veces, y Lucy solo lo miraba un poco confundida, pero al escuchar un fuerte aleteo y un poderoso rugido comprendió que él solo estaba llamando a su amigo Trin. El gigantesco león descendió lentamente y Zero lo recibió con una palmada en su cabeza.
El pequeño grupo subió a la espalda de Trin, y siguiendo las indicaciones de Primavera, volaron velozmente hacia su destino. Durante la mayor parte del viaje Lucy había permanecido callada, pensando en el sueño que había tenido. Mientras meditaba, recordó algo que Rayearth le había dicho en una conversación pasada.
-Jovencita del Mundo Místico, escucha mis palabras. Debes volver a empuñar tu espada para pelear. El enemigo esta cerca, pero esta vez no será tu magia ni tu fuerza la que decidirá el resultado de la batalla. Cuando llegue el momento, tendrás que usar la fuerza que hay en tu corazón, y deberás luchar por tus seres queridos. El camino que recorrerás será difícil y doloroso, pero recuerda que al final de ese camino tu destino ya no será el de una guerrera mágica.
Le resultaba difícil entender lo que esas palabras significaban, pero de alguna forma sentía que estaban relacionadas con su sueño. Se volvió a sentir triste al no tener a sus amigas a su lado y al no saber nada de ellas.
Pasado el medio día, el grupo se encontraba muy cerca del volcán, y no les llevó mucho tiempo rodearlo.
-Ten paciencia Lucy, ya falta muy poco.- le dijo Zero al verla deprimida.
Cuando llegaron al otro lado del volcán, Zero divisó un pequeño bosque que crecía en su base. A simple vista, el bosque se veía como cualquier otro, pero conforme se acercaban, contemplaron su verdadero aspecto. Los árboles, todos con troncos y ramas de color muy oscuro, estaban totalmente secos, y los pocos que aún conservaban unas cuantas hojas eran sujetados y presionados por los primeros, como si trataran de evitar que florecieran. La luz del sol difícilmente penetraba las copas de los árboles, algo muy extraño tomando en cuenta que los árboles no tenían hojas, pero se enredaban entre ellos para formar un techo. Zero saltó al suelo en cuanto Trin aterrizó y ayudó a Lucy a descender.
-Trin, encárgate de llevar a Nikona y a Primavera a un lugar seguro. Volveré en cuanto pueda.
-Espera, yo quiero ir contigo.- dijo Primavera mientras volaba y se posaba frente a Zero.
-Lo siento, pero... - la tomó entre sus manos y la regresó a la espalda de Trin- no permitiré que pongas en peligro tu vida. Ya han sufrido bastantes personas, y no quiero que te suceda algo malo. Es por eso que debes esperar a que Lucy y yo regresemos.
Primavera agachó su cabeza y Nikona se acercó, puso su mano en su hombro y le sonrió, y Primavera no tuvo más opción que resignarse y hacer lo que Zero le había pedido. Cuando Trin se alejó, Zero notó que Lucy ya se encontraba en la entrada del bosque, estaba de pie, inmóvil, como si esperara que algo sucediera, en sus manos sostenía el medallón de Latiz con la esperanza de volverlo a ver a él, a Marina, a Anaís y a los demás.
-Al fin estamos aquí.- dijo Zero al tiempo que se paraba junto a Lucy- Este lugar si que da miedo.
Lucy guardó el medallón entre sus ropas e invocó su espada, pero permaneció un momento más en silencio, hasta que miró al frente totalmente decidida y llena de energía.
-¡Vamos, ya!
Dicho esto, Zero y Lucy se adentraron en el Bosque Dormido, dispuestos a enfrentarse a cualquier enemigo que se cruzara en su camino. Corrieron durante varios minutos, pero claramente sentían que avanzaban en círculos. Además, Zero tenía la sensación de que eran observados.
-Ten cuidado Lucy. Tengo un mal presentimiento. Hay algo o alguien acechándonos.
Lucy y Zero se colocaron de espalda para protegerse, pero no notaron nada extraño en los alrededores, pero antes de que bajaran la guardia, un demonio halado saltó sobre ellos y golpeó a Zero en el rostro. Lucy intentó acercarse para ayudarlo, pero el demonio se interpuso y trató de golpearla, pero Lucy dio un salto hacia atrás y esquivo el ataque. Entonces Zero se levantó y disparó un rayo que atravesó el cuerpo del demonio, pero no lo derribó. El demonio volteó para mirar a su atacante y Lucy aprovechó la oportunidad para cortarlo a la mitad por la espalda y luego el demonio se desvaneció, no sin antes emitir un fuerte chillido que hizo eco en todo el bosque.
Terminada la pelea, se dispusieron a continuar caminando, pero el chillido del demonio había alertado a todas las demás criaturas, quienes acudieron de inmediato para ver que sucedía, y al ver solo a dos extraños comenzaron a atacar. Lucy destruía a los monstruos mientras Zero los debilitaba, pero de vez en vez recibían algunas heridas.
-¿Estas bien Lucy?
-Si, pero no podemos continuar así. Tenemos que hacer algo.
Zero tomó de la mano a Lucy y conjuró un hechizo que los hizo invisibles. Lucy no podía verse así misma, y cuando Zero comenzó a correr, ella hizo lo posible para no tropezar con las grandes raíces de los árboles. Al alejarse del peligro, el hechizo se terminó y Zero cayó de rodillas al suelo totalmente agotado y comenzó a respirar de forma irregular.
-¡Zero!
-Estoy bien... solo... dame un minuto.
-Esta vez si que me sorprendiste. Sabía que GuruClef era buen maestro, pero no imaginaba que fuera tan bueno. Dime ¿cuánto tiempo llevas como su aprendiz?
-No lo sé exactamente... tal vez un par... de meses.
-Pues parece que esos meses de verdad te han convertido en todo un hechicero.
-No fue solo el entrenamiento...- Zero se calmó y su respiración volvió a la normalidad- GuruClef me dijo que yo era un hechicero puro, por eso es que no me era difícil aprender los hechizos más fuertes.
-¿Te refieres al hechizo que usaste en contra de la fortaleza de hielo?
-Así es. Ese es uno de los hechizos más poderosos que GuruClef nos enseño a Ascot y a mí.- bajó la mirada al recordar a su viejo amigo- Ojalá y él hubiera estado ahí para verme en acción.
-...- permaneció en silencio, como guardando luto.
-Pero sé que donde quiera que este, él se encuentra bien.
-Zero...
-Además, bien dicen que las cosas pasan por una razón.
Ambos se miraron y rompieron con el momento de tristeza con una ligera risa que los tranquilizó. Pero no muy lejos de ahí, un ser maligno los observaba, estaba confiado y seguro, creía que su plan iba marchando a la perfección, así que decidió dar el siguiente paso.
-Muy bien guerrera mágica, lo has hecho muy bien, pero no puedo permitirte que luches con todo tu poder, eso podría complicar seriamente las cosas.- cerró los ojos y usando su magia provocó un temblor en todo el Bosque Dormido.
-¿Qué esta sucediendo?- dijo Lucyal sentir que la tierra se movía.
-¡Lucy, cuidado!
La tierra se abrió justo debajo de Lucy y ella cayó dentro de la grieta. Zero reaccionó rápidamente y sujeto a Lucy de la muñeca, pero aún estaba débil por haber invocado el hechizo de invisibilidad.
-¡Lucy!- el temblor le dificultaba mantener su equilibrio, y peor aún, le impedía sujetar firmemente a Lucy, por lo que su muñeca comenzó a resbalarse- ¡No te sueltes!
-¡Ahh!
Para empeorar las cosas, una criatura apareció detrás de Zero, y cuando él se dio cuenta solo alcanzó a ver que la bestia lanzaba una bola de fuego contra él. El impacto fue directo, pero Zero se rehusó a soltar a Lucy y resistió varios ataques más. Lucy trataba de subir, pero el terremoto desmoronaba la tierra cada vez que conseguía un punto de apoyo.
-Vamos, debes resistir.- se decía a sí mismo-¡Lucy¡Aguanta!
Pero la fuerza de Zero había llegado a su límite, no resistiría por mucho tiempo. La criatura se acercó y golpeo a Zero en la espalda, arrojándolo contra un árbol y dejando que Lucy cayera en la grieta. Cuando volvió en sí, Zero se percató de que Lucy ya no estaba y reuniendo la poca energía que le quedaba uso un hechizo para destruir al monstruo.
-Perdóname... Lucy...
Zero se desplomó sobre el suelo completamente exhausto y sin fuerzas para mantenerse consciente, mientras que Lucy se perdía en la oscuridad de la grieta.
Pasaron algunas horas antes de que Lucy reaccionara. Cuando se despertó sujetó su cabeza para disminuir el dolor causado por la caída. Se puso de pie y revisó cuidadosamente el lugar donde se encontraba, parecía estar en las escaleras de un edificio, las ventanas en las paredes dejaban entrar mucha luz, y en el piso de arriba se escuchaba un gran barullo. Lucy subió las escaleras lentamente pues tenía la sensación de que ya había estado ahí. Abrió la puerta del piso superior y entró al mirador de la Torre de Tokio.
-No... no es posible.- permaneció inmóvil y perpleja ante aquel escenario. Al principio pensó que se trataba de un sueño, así que se acercó a una señorita para hablarle- Disculpe...
-Si¿en qué te puedo ayudar?
-¿Es esta la torre de Tokio?
-Eh, claro que sí. ¡Ja, que niña tan despistada!- dijo mientras se retiraba.
Cuando la señorita se apartó, Lucy presenció una escena muy familiar.
-Esa es Marina- pensó al ver a una hermosa chica de cabello azul que paseaba con un grupo de chicas que vestían todas con el mismo uniforme azul y corbatín naranja.- Y allá esta Anaís.- dijo refiriéndose a una joven de cabello rubio y anteojos que llevaba un bonito uniforme verde.
No había ninguna duda, ese era el día en el que las chicas habrían de emprender su primer viaje a Céfiro, donde se convertirían en las guerreras mágicas y en las mejores amigas. Pero algo no concordaba. Cuando Lucy miró hacia los telescopios esperó encontrarse así misma, pero en su lugar estaba una pelirroja, un poco más alta que ella, tenía el cabello largo y sujetado con dos coletas y vestía con el mismo uniforme que Lucy. Lo que siguió fue exactamente lo mismo que le sucedió antes de ir a Céfiro. La pelirroja buscaba una moneda para el telescopio y Anaís se acercó y le regaló una, luego la pelirroja trató de alcanzar a Anaís para darle las gracias, pero el grupo de Marina se interpuso en su camino. En ese momento, una gran esfera de luz iluminó el cielo de Tokio, y una voz dulce invocó a las tres guerreras mágicas para que fueran a salvar Céfiro.
El destello cegó momentáneamente a Lucy, y cuando el brillo desapareció, abrió los ojos e imaginaba cual sería la escena que seguía, pero nuevamente se equivocó. Las tres chicas, Marina, Anaís y la pelirroja festejaban el éxito de su misión mientras comentaban como habían salvado a Céfiro sin tener que hacerle daño a Esmeralda. Lucy miró al grupo con frustración y envidia.
-Acaso fue mi culpa... que Esmeralda muriera... y que Céfiro tuviera que sufrir la pérdida de su pilar. -Lucy dejó escapar un par de lágrimas mientras se culpaba por todo lo que había sucedido.- Si yo no hubiera estado aquí ese día, tal vez... quizás Marina y Anaís no hubieran tenido que librar todas esas difíciles batallas, ni poner en riesgo su vida. Creo que fue un error... ojalá yo... - se soltó a llorar amargamente mientras se recostaba en el suelo.
(Fin del capítulo)
Que pasa con mi cabeza? por que ese afán de hacer sufrir a las guerreras? T-T, pero bien dicen que después de la tormenta viene la calma, así que sus problemas pronto tendrán solución.
Una vez más agradezco los reviews de Hada, Abuelitnt, Usaqui Kou y Luna por gracias a ustedes es por quien hago todo esto.
Nos leemos en el siguiente capítulo "Una batalla perdida". Hasta entonces. Saludos a todos los lectores.
