Antes de empezar con el capítulo quiero agradecer a Hada, Abuelitnt, Usaqui kou, luna, kuu, MaOkO, Susy y Lucychan por haber mandado sus reviews aunque fuera solo una vez. Gracias a estas personas pude terminar el fic por que sabía que les estaba gustando. ¡Que vivan las Guerreras Mágicas!

Y ahora, sin más rodeos, les presento el último capítulo de este fanfic:

LAS GUERRERAS MAGICAS

CAPITULO 14 – EL PILAR DE CEFIRO

El cielo nocturno se cubrió de nubes oscuras, y la luz de la Luna difícilmente cruzaba entre ellas. Los relámpagos y las fuertes corrientes de viento anunciaban que una tormenta se acercaba.

-Latiz… tú…

Las lágrimas de la pelirroja fueron las primeras en mojar el suelo antes de que una suave lluvia cayera del cielo. Ni los relámpagos ni la oscuridad de la noche la asustaron tanto como al ver a la persona que más quería, ahora convertido en su enemigo.

-Me siento tan bien.- dijo Latiz mientras abandonaba la entrada del castillo y se dirigía a donde estaban Lucy, Marina y Anaís- El poder del pilar es asombroso, y eso que solo tengo una parte de él.

-¿Por qué haces esto¿Tu no eres así Latiz?- preguntó Lucy sollozando.

-¿Latiz?… No, mi nombre es Gildern.

Lucy lo miró desconcertada y abrazó a Marina y Anaís para protegerlas de cualquier cosa. Latiz desenfundó su espada mientras se aproximaba a ellas.

-¿Por qué dices eso? Tú eres Latiz ¿Acaso no lo recuerdas?

-Ya te dije que ese no es mi nombre.

A unos pocos metros de ahí, Presea, que acababa de despertar, corrió a ayudar a GuruClef y a Paris mientras Ráfaga ayudaba a Caldina, pero Zero no aparecía por ningún lado. Todos, al igual que Lucy, se sorprendieron mucho al ver que Latiz amenazaba con atacar a las chicas. El poder de Latiz sobrepasaba al de cualquiera de ellos, incluso a GuruClef le resultaría difícil enfrentarse a él.

-Con la fuerza de este sujeto, unida a la del pilar, no habrá oponente que me iguale, ni siquiera el mismo pilar es rival para mí.

-¿El pilar…?- pensó.

-Estoy muy ansioso por obtener el poder completo del pilar, por esa razón- levantó su espada contra Lucy- ¡morirás!

Lucy casi no tenía fuerzas para levantarse y pelear, cerró los ojos pensando que ese era el fin, pero no sintió que la espada de Latiz la golpeara y cuando miró de nuevo, se dio cuenta de que Luz había detenido el ataque usando sus dos espadas brillantes.

-Luz…- murmuró Lucy.

-Esto es algo inesperado, nunca pensé que mi hechizo sería tan poco efectivo sobre ti.- dijo Latizmientras forcejeaba con Luz

-Mi corazón está con Lucy, así que no podrás controlarme mientras ella aún conserve su voluntad.- dijo Luz al tiempo que lo hacia retroceder.

Latiz dio un gran salto hacia atrás y luego apuntó su espada hacia Luz.

-Quería evitarte una muerte dolorosa, pero no me dejas otra opción. ¡Morirás junto con el resto de tus patéticos amigos!. ¡Centella Luminosa!

El hechizo de Latiz avanzó rápidamente, y un segundo antes de golpearlas, un escudo mágico las protegió. Zero había aparecido frente a ellas justo a tiempo para defenderlas con su magia, y luego apareció su espada para luchar.

-Parece que hay más insectos para aplastar. Esto será interesante.

Luz y Zero atacaron a Latiz por ambos lados, pero su agilidad los superaba bastante. Cada vez que Zero iba a golpearlo, Latiz lo rechazaba e inmediatamente después atacaba a Luz.

-Será mejor que se rindan de una vez. Les prometo que los mataré rápido y sin dolor.

-No me hagas reír.- sonrió Zero.

-¡No permitiré que le hagas daño a Lucy!- exclamó Luz.

En un descuido Latiz bajo la guardia confiándose de su habilidad y Zero se apresuró a quitarle su espada con un golpe, entonces Luz se dispuso a acabar con él.

-¡Deténganse!- gritó Lucy con todas sus fuerzas- No quiero que lastimen a Latiz.

Zero y Luz voltearon a ver a Lucy, y en ese momento, Latiz invocó el poder de los rayos para lanzarlos por los aires. Lucy estaba aterrada y no sabía que hacer en ese momento, tenía que defender a sus amigos, pero no podía herir al hombre que amaba.

-Por favor Latiz, detente…

-¡Lucy, el ya no es Latiz!. ¡Tienes que detenerlo!- le ordenó Luz.

-¡Cuidado Lucy!- gritó Zero al ver que Latiz se disponía a atacarla.

-¡Centella Luminosa!

-¡Lucy!

Por segunda ocasión, Lucy fue salvada por el escudo mágico de Zero. El ruido de las explosiones despertó a Marina y Anaís, quienes se sorprendieron al ver que Latiz esta peleando contra Luz y Zero.

-Lucy ¿Qué esta sucediendo?- preguntó Marina desconcertada.

-¿Por qué Latiz esta luchando?- secundó Anaís.

Una pequeña lágrima recorrió el rostro de Lucy mientras permanecía inmóvil y con el rostro ensombrecido.

-Lucy…

-Lucy, háblanos. - Anaís y Marina estaban muy confundidas por todo lo que estaba pasando.

-Estoy empezando a cansarme de este juego.- dijo Latiz molesto.

En un movimiento rápido, Latiz sujetó a Zero de su camisa y lo lanzó contra Luz. Cuando ella bajo la guardia para sujetar a Zero, Latiz volvió a usar su centella luminosa contra ambos. La explosión levantó una gran nube de polvo, y cuando ésta se disipó, Marina y Anaís vieron que Zero y Luz estaban inconscientes y heridos.

-¡Latiz!. ¿Acaso te has vuelto loco? - le reprochó Marina.

-Veo que han despertado.- dijo Latiz mientras avanzaba hacia ellas.

-¿Por qué haces esto?- Marina y Anaís cubrieron a Lucy, pues ella aún seguía sin reaccionar.

-No entiendo como es que dos seres tan débiles como ustedes pudieron romper el sello que mis hijas pusieron en sus corazones.

-Eres un tonto si crees que puedes derrotarnos tan fácil.

-¿Por qué?... ¿por qué?- repetía Lucy en voz baja, pero todos alcanzaron a escucharla.

-¡Jaja jaja!- comenzó a reírse y detuvo su paso- Detesto ser tan bondadoso, no es una de mis mejores cualidades pero esta bien, si quieres escuchar la verdad, te la diré.

Latiz guardó su espada mientras Lucy se abría paso entre Marina y Anaís para estar frente a él. Latiz bajo la mirada y permaneció inmóvil, de pronto una densa y oscura niebla comenzó a salir de su cuerpo, y esa misma niebla se fue juntando hasta que la figura de un hombre apareció, tenía el cabello largo y completamente negro, le llegaba hasta las rodillas y lo tenía sujetó por una coleta. Al igual que Latiz, era bastante alto y delgado, lo único que no se podía apreciar bien era su rostro, pues parte de la niebla aún no se disipaba y les impedía a las chicas verlo bien.

-Mi nombre es Gildern.- dijo con voz grave e imponente- Y estoy aquí para apoderarme del pilar de Céfiro.

-Eso es absurdo, el pilar ya no existe.- afirmó Marina.

-Es cierto, ese poder le pertenece ahora a los habitantes de Céfiro.- secundó Anaís.

-Por lo que veo no conocen la leyenda completa de las guerreras mágicas...- Gildern sonrió al decir esto.

-¿A que te refieres?

-"El pilar de Céfiro, guardián y protector de este mundo, deberá velar por el bienestar y la seguridad de su pueblo. Si en algún momento, el pilar se corrompiera violando alguna de las reglas, tres personas del Mundo Místico serán invocadas para convertirse en las guerreras mágicas. Su misión será la de purificar al pilar y tomar posesión de ese poder para poder proteger a Céfiro" Esa es la leyenda de las guerreras mágicas.

-Entonces nosotras…

-Así es, ustedes fueron traídas para destruir al pilar, y una vez que hicieron eso, una de ustedes recibió parte del poder del pilar de Céfiro para que pudieran regresar a terminar su tarea.

-¿Eso quiere decir que Lucy fue escogida para convertirse en el pilar desde el momento en el que la princesa Esmeralda murió?- preguntó Anaís sorprendida.

-Entonces seguramente fue Lucy quien nos trajo devuelta a Céfiro durante la invasión, y también esta vez.- concluyó Marina.

-No puede ser. Creía que la segunda vez regresamos por el deseo de nuestros corazones, y que esta vez regresamos por que habíamos sido invocadas.- dijo Lucy.

-Te equivocas.- interrumpió Gildern-Como aún no sabías que poseías tales poderes, tus amigas fueron la llave que liberaron ese poder junto con el deseo de tu corazón por volver, y en esta ocasión, fui yo quien te insito a usarlo.

-Si, ahora entiendo por que tu voz me resultaba tan familiar. Fuiste tu quien nos llamó en la Torre de Tokio ¿no es cierto?- dijo Marina.

-¿Pero si el sistema del pilar fue anulado como es que Lucy aún posee el poder para traernos de regreso a Céfiro?- preguntó Anaís.

-Quizá el sistema del pila ya no exista, pero su poder no desapareció, simplemente se dividió en dos.- rió entre dientes- Una parte de ese poder se quedó con la guerrera mágica, mientras la otra se guardó en el castillo, para que de ese modo, los deseos de los corazones de cada persona en Céfiro se volvieran realidad sin que fuera necesaria la presencia de un pilar. Mi plan era tenerlas juntas para poder destruir al pilar y así obtener todo poder.

-¿Todo su poder?

-Gracias a que mis hijas se encargaron de vaciar el castillo, yo pude entrar y robar el poder que se mantenía guardado en el castillo. Lo único que me hacía falta era destruir el pilar, y de ese modo tendrían el poder absoluto.

-¿Y se puede saber como es que planeabas hacer eso?- dijo Marina confiada.

-Si quería destruir al pilar, necesitaría a las guerreras mágicas, pues son ellas las únicas que pueden cumplir con esa misión. Por esa razón cree a Kyra y Fania. Mis queridas hijas se encargarían de aumentar sus poderes para que luego se enfrentaran al pilar.

-¿Intentabas utilizarnos como tus armas en contra de Lucy?- se molestó Anaís.

-Así es. Después de su llegada utilicé un hechizo para separar el lado oscuro de la guerrera mágica que es el pilar, y de es modo, ya tenía a mis tres guerreras mágicas, Kyra controlando el poder del agua, Fania controlando el poder del aire y Luz, que posee el poder de fuego y una pequeña parte del poder del pilar.

-Ahora entiendo… - pensó Lucy - "Al final de tu camino, tu destino ya no será el de una guerrera mágica" Por fin entiendo las palabras de Rayearth.

-Mi plan era perfecto. Mis guerreras mágicas se enfrentarían al pilar y la derrotarían sin problema gracias a que sus sentimientos de amistad y amor por ellas le impedirían al pilar luchar con toda su fuerza Y esta es la mejor parte, ya que una vez que el pilar fuese destruido, Luz también desaparecería, y las otras dos guerreras mágicas quedarían destrozadas al saber que ellas habían asesinado a su amiga, lo que impediría que una de ustedes se convirtiera en un nuevo pilar, y es ahí donde yo entraría.

-¿Cómo te atreves a jugar con los sentimientos de las personas?- Marina también se había molestado.

-Pensé que sería fácil controlar esas emociones, pero me equivoque. La prueba esta en que Luz rompió el hechizo de control mental que había puesto sobre ella, y ustedes dos lograron destruir los sellos que mis hijas utilizaron en sus corazones.

-Pues al parecer tu plan ha fracasado. - se burló Marina.

-¡Jaja jaja! Pero no estaba dispuesto a perder, así que diseñe un plan alternativo con la ayuda de este sujeto, al que ustedes llaman Latiz.

-¿Un plan alternativo?- preguntó Anaís.

-Descubrí que Latiz y el pilar tenían una relación muy estrecha, por lo que decidí entrar en su cuerpo y usarlo como mi arma de último recurso. Si mis hijas fallaban en su misión, Latiz me serviría para derrotar al pilar, lo único que debe hacer ella antes de pelear es preguntarse si esta dispuesta a sacrificar al hombre que ama para salvar a Céfiro.

-¡Eres un canalla!

-Tal vez, pero si me disculpan, tengo que realizar una ejecución.

Dicho esto, el cuerpo de Gildern volvió a convertirse en niebla y entró en Latiz, quien volvió a desenfundar su espada y se preparó para la batalla final. Marina y Anaís hicieron lo mismo, pero Lucy solo retrocedió, incapaz de hacerle frente.

-Primero acabaré con ustedes. Después me encargaré del pilar.

-No dejaremos que lastimes a Lucy.

-Ella es muy importante para nosotras, si algo le sucediera nunca nos lo perdonaríamos.

-En ese caso… ¡Centella Luminosa!

-¡Dragón de Agua!

-¡Huracán Verde!

El choque de la magia liberó una gran explosión que le hizo perder el equilibrio a Marina y a Anaís. Latiz aprovechó la oportunidad para atacar a la indefensa Lucy, levantó su espada y la blandió con todas sus fuerzas.

-¡Lucy!- Marina y Anaís gritaron aterradas al ver a su amiga en peligro.

Pero justo antes de tocarla, la espada detuvo su camino, pues los brazos de Latiz no respondían a las ordenes de Gildern.

-¿Qué sucede?. ¿Por qué no puedo moverme?- pensaba mientras luchaba por continuar con su ataque.

De pronto, el medallón de Lucy comenzó a brillar intensamente, y cubrió a Latiz y a las guerreras con una deslumbrante luz blanca.

-Anaís…- se escuchaba la voz de un joven.

-¿Dónde estoy?- se preguntaba Anaís al ver que a su alrededor solo había un paisaje blanco.

-Anaís…- repetía la voz.

-¿Eres tú Zero?- dijo al reconocer la voz.

-Anaís…- Zero apareció justo en frente de ella como una imagen translucida.- Debes ayudar a Lucy.

-¿Pero como? No puedo lastimar a Latiz.

-Usa tu magia para detener al enemigo, lo demás dependerá de ella. Te brindaré el poco poder que me queda para que también lo utilices, de ese modo podrás proteger a Lucy y a Paris.

Una ráfaga de aire rodeo a Anaís, y ella se sintió aliviada cuando el viento recorrió su cuerpo.

-¡Lucy!. ¡Anaís!- gritaba Marina mientras recorría aquel lugar tan extraño.

-Marina…- escuchó una voz que venía detrás de ella.

-¿Ascot?

-Marina…

-Debo estar soñando.- dijo incrédula al ver a su querido amigo frente a ella.

-Marina, debes ayudar a Lucy.

-Eso quiero, pero no puedo herir al hombre que ella ama.

-Usa tu magia para detener al enemigo, lo demás dependerá de ella. Permíteme entrar en tu corazón y te daré la fuerza que necesitas para eso.

Marina afirmó con la cabeza y Ascot se convirtió en una pequeña chispa de luz que avanzó y se poso entre las manos de Marina. Podía sentir un gran calor que provenía de aquella chispa, y juntándola contra su pecho, la chispa entró suavemente en su corazón.

Por su parte, Lucy no se había movido, contemplaba la figura de Latiz frente a ella y sus miradas se habían entrelazado.

-Lucy…

-…

-Quiero pedirte un favor.- Lucy no dijo nada, pues sabía exactamente que era lo que iba a pedirle- No cometas el mismo error que mi hermano Zagato. Si tú mueres, Céfiro será consumido por la maldad. No dejes que tus sentimientos nublen tu juicio. Ya sabes que debes hacer.

-No…- decía mientras agitaba su cabeza negando- No puedo herirte.

-Solo el poder del pilar puede salvarme ahora, debes empuñar tu espada y liberar a mi espíritu.

-¡Latiz, espera…!

Aquella visión llegaba a su fin, y las chicas regresaron al lugar donde habían estado luchando contra Latiz. Se levantaron y se colocaron una junto a la otra. Cuando Gildern retomó el control sobre Latiz, empuño su espada y atacó con su centella luminosa.

-¡Viento de defensa!- gritó Anaís para rechazar el ataque.

Marina y Anaís extendieron sus brazos hacia Latiz. Una corriente de agua comenzó a fluir de las manos de Marina y una ráfaga de aire surgió de las manos de Anaís para envolver a Latiz e inmovilizarlo por completo.

-¿Qué es esto?- dijo Gildern mientras forcejeaba para liberarse.

-Lucy…- dijeron ambas chicas con lágrimas en los ojos.

Lucy tomó su espada y se quedó quieta mientras recordaba todos los momentos que había vivido con Latiz, desde que se conocieron hasta que le dio su primer beso. Su rostro estaba empapado de lágrimas y sus manos le temblaban. Una fuerte sensación de dolor y tristeza llenaron su corazón.

-Querido Latiz- dijo en voz baja.

Latiz aún intentaba liberarse de la magia de Marina y Anaís, pero sus esfuerzos eran inútiles, pues mientras más forcejeaba más fuerte era sujetado.

-¡Niñas entrometidas!. ¡Libérenme para que pueda destruir al pilar! Si no lo hacen haré que se arrepientan.

-Lo siento Latiz…- murmuró Marina.

-Discúlpanos Latiz…- dijo Anaís en voz baja.

-Latiz…- Lucy apenas podía contener su tristeza.

Las suaves palabras de Lucy, cargadas del sentimiento de amor que sentía por él, fueron arrastradas por el viento hasta llegar al corazón de Latiz. Su mirada cambió repentinamente, y al mirar a Lucy, ella pudo sentir que Latiz le hablaba, no con palabras sino con el pensamiento.

-Lucy, debes entender que esto tiene que ser así.

-Pero Latiz, si uso mi espada entonces tu…- se soltó a llorar amargamente.

-No importa lo que pase, te perdono.

Cuando Marina y Anaís vieron a Lucy llorar de esa manera, descuidaron su magia y Latiz aprovechó la oportunidad para liberarse con su centella luminosa. La centella destruyó la magia que lo mantenía preso y alcanzó a golpear a Marina y Anaís.

-¡Anaís!. ¡Marina!- les gritó Lucy, pero ellas habían quedado inconscientes.

-Que ingenuas, les ofrecí la oportunidad de una muerte rápida, pero creo que ahora tendré que hacerlas sufrir lenta y dolorosamente.

-No te atrevas.- dijo Lucy al ponerse frente a él.

-Así que has decidido luchar… Esta bien, veamos hasta donde puedes resistir. ¡Centella Luminosa!

Latiz blandió su espada con toda su fuerza lanzando un rayo blanco contra Lucy. Con el corazón destrozado, Lucy levantó su espada y resistió la centella durante varios segundos hasta que volvió a escuchar la voz de Latiz dentro de ella.

-¡Ahora Lucy!

Lucy cerró los ojos lo más fuerte que pudo, su espada se cubrió de una llama blanca revelando el poder del pilar que habitaba en su cuerpo. Lucy destruyó la centella y, blandiendo su espada, lanzó una flecha de fuego, la cual se impactó contra Latiz.

-¡No es posible!... ¡Malditas Guerreras... Mágicas¡Nooo…!- gritó Gildern mientras era consumido por la flecha de fuego.

Las nubes comenzaron a dejar caer una fuerte lluvia, producto de la inestabilidad en el corazón del pilar. El agua despertó poco a poco a Marina y Anaís, luego a Zero y a Luz, y finalmente a los demás. Nadie sabía que había ocurrido, se acercaron entre ellos para asegurarse de que estaban bien. Las heridas que tenían fueron curadas por la magia de Anaís y GuruClef.

-Marina, Anaís, que bueno es saber que ya no están del lado del enemigo.- sonrió Presea.

-Lamentamos mucho haberles hecho daño.- se disculpó Marina avergonzada por lo sucedido.

-No se que hubiera pasado si alguno de ustedes…- Anaís estaba apunto de llorar.

-No te preocupes Anaís, no eran ustedes quienes nos atacaban.- Paris se acercó y recargó su mano sobre el hombro de Anaís.

-Paris.- a pesar de la lluvia, se podía ver que sus mejillas estaban sonrojadas.

-Anaís ¿por qué tu cara se puso roja?- preguntó Parisinocentemente.

-No es nada.- sonrió para ocultar su nerviosismo.

-Díganme chicas ¿encontraron a Latiz?- interrumpió Ráfaga.

-Ahora que lo mencionas Lucy tampoco está aquí.- dijo Caldina.

Marina y Anaís buscaron con la mirada en los alrededores, y sentada debajo de un árbol encontraron a Lucy. Ella aún estaba seca gracias a la protección del árbol, su cabello ocultaba parte de su rostro pero se podía ver que de vez en cuando algunas lágrimas se deslizaban sobre sus mejillas. En su regazo abrazaba el cuerpo de Latiz que yacía sin vida, no tenía herida alguna, pero su corazón había dejado de latir. Al ver el estado de su amiga Marina intentó acercarse, pero una mano sujeto la suya.

-GuruClef…- dijo Marina al ver que era él quien la había detenido.

El la miró a los ojos y con un sutil gesto le indicó que debían dejarlos solos. Marina volvió a mirar a Lucy, pero esta vez Luz estaba junto a ella. Al ser parte de Lucy, Luz también sentía la pérdida de Latiz.

-Lucy, yo…- trató de reconfortarla, pero debido a que ella también se sentía triste no encontraba las palabras necesarias para hacerlo.

-El destino.- le dijo, pero Luz se quedó callada al no entender a que se refería- Este es mi destino como pilar de Céfiro.- continuó con voz melancólica- ¿Acaso nunca podré enamorarme?- Luz se hincó junto a Lucy y tomó sus manos.

-Lucy ¿Estas dispuesta a sacrificar una parte de tu corazón para que el suyo vuelva a latir?

-¿Su corazón?- preguntó mientras secaba sus lágrimas.

-¿Crees que la fuerza y el deseo de tu corazón pueda devolverle la vida?

Lucy miró detenidamente el rostro de Latiz y luego acarició su cabello negro.

-Lucy, tu me enseñaste que lo más importante en la vida son tus seres queridos. Cuando nos conocimos yo no sabía eso, pero gracias a tu amor y ternura pude darme cuenta de mi error. Es por eso que ahora quiero recompensarte.- volvió a tomar sus manos y las puso sobre el pecho de Latiz- Te dije que quería estar contigo como una persona diferente, quería jugar y divertirme a tu lado, y ahora, podré hacerlo.

El ambiente a su alrededor comenzó a llenarse de un aire cálido mientras el cuerpo de Luz se desvanecía lentamente.

-¡Luz!. ¿Qué te sucede?- preguntó preocupada.

-Tu mayor deseo siempre ha sido el de estar junto a tus seres queridos- miró a Latiz y luego a Marina y Anaís- Lo sé por que yo soy parte de ti. No importa si va contra las reglas que el pilar se enamoré, yo me aseguraré de que nada ni nadie te separe del hombre al que amas.- su cuerpo ya casi no era visible y su voz se hacía débil.

-¡Luz!

-No llores Lucy, esto no es una despedida, es una bienvenida.

Cuando Luz desapareció completamente, Lucy pudo sentir que Latiz comenzaba a moverse. Todos los demás observaban asombrados lo que acababa de suceder, y Marina y Anaís se sintieron desahogadas al ver que Latiz se encontraba bien. Cansado por la batalla, Latiz apenas pudo ponerse de pie.

El cielo comenzó despejarse y a pintarse de azul, pues faltaba poco para que saliera el sol. La lluvia cesó y el brillo del agua sobre las plantas fue creciendo.

Lucy no pudo contener su emoción y abrazó a Latiz mientras volvía a llorar, pero esta vez sus lágrimas eran de alegría. Latiz respondió el abrazo y ambos permanecieron así.

-¿No es hermoso?- dijo Caldina mientras se limpiaba sus lágrimas.

-Me alegro de que todo haya salido bien.- Ráfaga se acercó y rodeó el cuello de Caldina con su brazo.

-Anaís…- le dijo Paris al tomarla de la mano- Quiero que sepas…- sus palabras fueron interrumpidas cuando Anaís colocó dos de sus dedos sobre los labios de Paris.

-Ya lo sé.- se recargó de espaldas en el pecho de Paris, y él apoyó su rostro sobre el cabello de Anaís.

-GuruClef. Hay algo que quiero decirte.- dijo Marina al pararse junto a él.

-¿De que se trata Marina?

-He estado pensando mucho en mis sentimientos. Y por fin he tomado una decisión.

-Me alegro.- dijo GuruClef con la misma seriedad de siempre.

-Después de que Ascot entrara en mi corazón me di cuenta de que no puedo obligarte a que me quieras como yo deseo. Se que tu corazón le pertenece a la gente Céfiro, pero si algún día cambias de parecer, estaré esperando.- le sonrió tiernamente.

-Gracias Marina.- también sonrió.

-Que bueno es ver que todos están felices ¿no es así Nikona?- sonrió Zero.

-Pupu pu pupu pu- decía alegremente mientras saltaba sobre el hombro de Zero.

-¿Qué crees que haces bola de algodón? Puedes lastimar a Zero.- le dijo Primavera mientras permanecía sentada en el otro hombro de Zero.

-Ustedes dos pelean tanto que podrían hacer una bonita pareja.- Zero comenzó a reír.

-¿Yo con esa bola de algodón?- reprochó.

-Pupu pu pu pu- saltó sobre Primavera, y tirándola del hombro de Zero, se sentó sobre ella.

-¡Ya quítate!. ¿Qué no me oyes?- discutía con Nikona mientras Zero solo se reía.

Lucy aún abrazaba a Latiz cuando Presea se acercó a ellos.

-Lucy, quiero disculparme contigo.- al escucharla, Lucy soltó a Latiz y se apartó junto a Presea.- No debí haber tomado el lugar de mi hermana. Fue un terrible error…

-No, soy yo la que debería disculparme.

-Pero Lucy…

-Admito que me sorprendí al saber que Presea no había revivido como GuruClef dijo, pero tu diste tu mayor esfuerzo para protegernos de esa terrible verdad y por eso te doy las gracias.

-No se que decir.

-Descuida, tu secreto esta a salvo conmigo. Solo hay algo que debo pedirte.

-Lo que sea Lucy.

-Quiero saber cual es tu verdadero nombre.

Presea se acercó a Lucy y le susurró su nombre y, ella al escucharlo, le sonrió y la abrazó para luegoregresar junto a Latiz.

-Lucy…

-¿Si?

-¿Puedes sentirlo?- Latiz tomó la mano de Lucy y la colocó sobre su pecho.- Una parte de ti ahora vive en mi corazón, lo que significa que ya no tendrás que cargar con la responsabilidad del pilar tu sola.

-Latiz…

-Te amo Lucy.

-Y yo a ti.

Ambos se acercaron para darse un beso, pero en ese momento, las tres guerreras fueron cubiertas por una luz muy brillante que las devolvió a su mundo.

La gente iba y venía como si nada hubiera pasado. Algunos se detenían a comprar algo de comer en la cafetería o miraban el paisaje de Tokio desde el mirador de la torre, pero nadie le prestó atención a tres chicas que se abrazaban entre sí.

-Hemos… regresado.- dijo Marina con un dejo de nostalgia al ver el lugar en el que se encontraban.

-Eso parece.- dijo Anaís con la misma nostalgia.

Lucy se separó de sus amigas y corrió al mirador para ver la puesta de sol.

-El pilar de Céfiro es el único que puede llevar a las guerreras mágicas a Céfiro.- se dijo a sí misma.

En un lugar diferente, GuruClef conducía a los demás al interior del castillo, pero Latiz caminó lento, por lo que se quedó atrás. Esta apunto de entrar cuando volteó para mirar el amanecer, y cuando el sol comenzó a salir por el horizonte brilló con mucha fuerza. Los ojos de Latiz no fueron afectados por el brillo así que continuó mirando, y a lo lejos, pudo ver la silueta de una persona que se acercaba corriendo.

-¡Lucy!- gritó al reconocerla.

-¡Latiz!

Latiz también corrió a su encuentro, y después de un fuerte abrazo, sus corazones se fundieron en uno a través de un beso.

(Fin)