¿Qué Hay Detrás Del Velo?

Dissclaimer: Todos los personajes que aquí aparecen pertenecer todos a la señora J. K. Rowling, a quien debemos estas fantásticas historias.

Capítulo IV: "¿Qué hacen aquí?"

Harry, Ron y Hermione esperaban con las varitas en alto. Como no habían tenido tiempo de esconderse, ni de agarrar la capa para taparse, habían optado por sacar las varitas y en cualquier caso, hechizar al inoportuno, aturdiéndolo el tiempo suficiente, como para que no los estorbara.

Pero cuando vieron de quien se trataba, no pudieron más que quedarse pasmados. Realmente sorprendidos estaban, por la identidad de la persona. Era casi la última persona que pensaron poder ver a esa hora en el Departamento de Misterios, no digamos en el Ministerio (en éste, era posible encontrar a cualquiera a media noche... por causas de robo, por creer haber visto uno de los diez (o los diez) mortífagos que se habían fugado, por creer haber visto a Black (nadie sabía que estaba muerto, incluso el Ministerio lo ignoraba). En fin, era posible encontrar gente en el Ministerio a esa hora, pero era raro que alguien estuviera en el Departamento de Misterios.

Mantenían las varitas en alto, pese a saber que contra esa persona no iban a usarlas.

Entró. Lo que vio primero, fue tres varitas que le apuntaban, se sobresaltó. ¿Por qué había gente? ¿Es que alguien había advertido que iba a ir? Eso lo estropeaba todo, no podría trabajar en paz. Luego de esto, se dio cuenta de que aún no sabía quienes eran los dueños de las varitas, así que miró hacia arriba, y vio quienes eran.

Si... eso si que no se lo esperaba. Podía esperar que fueran trabajadores del Ministerio (aunque, hasta donde sabía, esa no era una de las secciones que trabajaban día y noche –y eso que había hecho un montón de averiguaciones–).

–¿Qué hacen aquí? ¿No se supone que debían estar en Hogwarts? ¿Por qué vinieron al Ministerio? ¿Saben qué se meten en problemas si los descubren? –"¿Y tú no?" pensó Harry para sí–. ¿Creen que pueden andar por el mundo mágico a estas horas y en estos tiempos? ¿No pensaron en que los van expulsar por haber salido del colegio? –Pareció que iba a seguir hablando, pero se quedó sin aire y tuvo que parar, por suerte para los tres chicos.

Harry, Ron y Hermione no podían hablar de la sorpresa que aún tenían. Pero la muchacha, que fue la primera en reponerse, habló. Habló aún con cierto temor ante la cara de aquella persona que conocía, pero nunca había visto furiosa... o tal vez si, pero nunca tanto.

Era divertido, los chicos parecían realmente asustados por el modo en que había hablado. Vio que Hermione amagaba para decir algo... ¡que ella no pudiera hablar! Bueno, si que los había asustado... mejor así. Debían saber que no estaba bien lo que estaban haciendo.

Aparentemente, Hermione, se había decidido a hablar:

–Pero... usted no va a decir nada sobre que nos vio acá... –a decir verdad, no estaba segura de eso. Tal vez lo decía. En ese caso, podrían considerarse en problemas. ¿Qué hacían en el Ministerio a media noche tres chicos de dieciséis años? Legalmente hablando, no podían estar ahí, debían estar en el colegio, para ser más exactos: en la Torre de Gryffindor. Si no les permiten salir de ahí, menos de Hogwarts. Además, iban a perder muchísimos puntos para Gryffindor y estarían en detención... pero luego, pensaron algo más, que incluso podían ser expulsados; y Harry (más dramático que los otros, por ser el menos informado en cuanto al mundo mágico) consideró, por un momento, el hecho de que fueran llevados a Azkaban.

–¡No estés tan segura! –eso último los atemorizó aún más, y realmente no pudieron hablar.

Comenzó a reír, después de todo, los conocía, y muy bien. Mejor que un montón de personas... Así que pensó que era posible, mucho, que estuvieran allí. Incluso, creía saber porqué estaban allí.

–¡¿No me van a venir a saludar! ¡Que maleducados! Cuando se encuentran con alguien deben saludar. No puedo creer que hayan pasado tanto tiempo conmigo y se comporten de esta forma... ¡Y dejen de apuntarme con las varitas, ustedes dos! –realmente no era agradable que dos chicos de dieciséis años te apuntaran (la muchacha ya había dejado de hacerlo).

Pareció que Hermione iba a decir algo, pero la interrumpió– Y por favor, no me traten de usted, me hacen sentir realmente "mayor" –esto fue acompañado por un tono que insinuaba que hubiera usado otra palabra, pero ese era más educada–. Sé que las canas están empezando a predominar en mi cabello, pero no para tanto... sólo son canas... ¿saben qué, conocí a una chica, en Hogwarts, que las tenía desde la edad de once años.

Harry y Ron se echaron a reír, eso fue bueno, alivió la tensión que aún había en el ambiente, y que no había podido desaparecer del todo, pese al modo en que les habían hablado, y que se hubiera reído.

Pero aún estaban asustados los chicos, no sabían, al final, si iban a ser delatados o no. Porque se había reído luego de decir que capaz que los delataba, pero en ese momento, las caras de ellos debían ser un chiste; y luego había cambiado de tema, o sea que no les había respondido.

¿Tan asustados estaban? Bueno, no importaba; tal vez así entendían que lo que habían hecho no estaba bien.

El problema, era que no fueron los únicos. Ellos podían preguntarle, algo cómo "¿y vos qué hacés acá?" (si no usaban "usted" que realmente era espantoso... se sentía tan de "mayor" que te hablaran así, pensó). En ese caso, su respuesta iba a ser... ni siquiera la sabía; ¿qué les podía responder sin dar un mal ejemplo? Nada, tal vez que lo habían obligado a estar allí. Si, eso diría.

Pero ahora... lo importante era que ellos reaccionaran.

–Bueno, ¿no me van a saludar?