¿Qué Hay Detrás Del Velo?
Dissclaimer: Todos los personajes que aquí aparecen pertenecer todos a la señora J. K. Rowling, a quien debemos estas fantásticas historias.
Capítulo IX: "Cincuenta puntos por cada uno"
Dumbledore comenzó a reír. ¡Que divertido era desconcertar a la gente! ¡Las caras que ponían! Sí, había sido divertido. Eso, de actuar raro, era algo que había llegado a sacar que quicio a la profesora McGonagall y poner furioso a Snape, pero Dumbledore se había divertido tanto. Además, por ser él, siempre lo perdonaban. Flitwick solía reírse de la broma, y a veces, hasta le había hecho lo mismo. Las profesoras Sprout y Hooch, lo ignoraban cuando les hacía eso, pero, en realidad, no les molestaba tanto como a McGonagall y Snape. ¡Que tipos serios que eran, pero, eran buenos amigos...
–¡Que caras, debería haberles tomado una foto... creo que me hoy a comprar una máquina. Es tan necesaria. El otro día –ya había cambiado de tema, que raro, pero era mejor para ellos que hablara de eso, tal vez, así se suavizaba un poco el castigo que pensaba ponerles. Porque, pensaron, aunque se había burlado de ellos, igual los iba a castigar, tal vez no tanto, pero lo haría. Porque, el que se burlara de ellos, era un modo de vengarse del modo en que le habían hablado.
Dumbledore continuó con su relato. El otro día (vaya uno a saber cuando fue "el otro día", tal vez la semana anterior, un mes antes, o un año, o cincuenta –¿sin cuenta?–), el otro día, había estado molestando (como lo hizo con ellos) a Minerva; ¡y si que se había puesto furiosa! Les hizo una descripción detallada de la situación y los tres comenzaron a reír.
–... pero ustedes no lo pueden hacer –dejaron de reír–, porque los castigaré. Aunque si yo no me entero...
"En fin. Volvamos al tema –eso no era bueno, pensaron Harry y Ron, habían vuelto al tema del castigo–. Fui sincero cuando dije que sólo dos alumnos se habían atrevido a lo que usted hizo señor Weasley. Sólo el señor Sirius Black y James Potter. También es cierto que los castigué por una semana, pero no sólo por eso.
–¿Nos va a castigar también a nosotros? –Ron había vuelto a ser el de siempre.
–No. Las circunstancias de ustedes son muy diferentes a las de ellos –Dumbledore comenzó a recordar. ¡Siempre estaban haciendo enfadar a todos los profesores, aunque había que admitirlo, era todo muy gracioso. Eran los alumnos que más tiempo habían pasado dentro del Despacho del Director (de los Gemelos Weasley se había encargado más Minerva). También habían perdido montones de puntos, sin embargo, en los siete años que ellos habían estado allí, su casa había ganado la copa, gracias a los puntos en clase y en quidditch. Además, había veces que era imposible castigarlos por carecer de pruebas, porque, había que admitir, eran brillantes esos chicos.
El Director volvió a la realidad (aunque en realidad se había "ausentado" muy poco de ella), y vio que tenía frente a sí, a dos muchachos que lo miraban esperando a ver que decía.
–Creo, que van a recibir cincuenta puntos por cada uno –¡No lo podían creer! En lugar del castigo que habían esperado, recibían cien puntos para Gryffindor.
"Bueno, creo que será mejor que vayan a la enfermería, para ver que no les haya pasado nada.
Y eso fue lo que hicieron.
Dumbledore se quedó solo, recordando aquella vez que reprendía a Sirius y James (en sí, habían sido un montón de veces, pero esa le había quedado especialmente grabada, porque había sido realmente de las buenas (aunque no para los pobres de Slytherin), y por el modo en que habían reaccionado los muchachos.
Sirius y James estaban en su despacho; Remus y Peter se habían salvado porque estaban en la biblioteca haciendo unos deberes extra para McGonagall. Peter no era muy bueno en Transformaciones, así, que Remus fue con él, y lo ayudó. Aunque, como luego se enteraron, gracias a eso se libraron de una detención de las "feas". Sirius y James también tenían que hacer la tarea, pero como ellos eran buenos (en todo, como decían ambos con modestia), decidieron que primero harían la broma a los de Slytherin y luego harían la tarea.
Cuando Dumbledore había comenzado a decirles que estaba realmente mal lo que habían hecho, y a dar un discurso, que los chicos se sabían de memoria, era una variante del "¿te gustaría que te hagan lo mismo?". Así, que Sirius aburrido de escuchar, decidió probar algo que nunca había hecho: le respondió, insinuando que se sabía de memoria eso, que no precisaba que se lo dijera de vuelta, ya se lo había dicho tantas veces que hasta podría recitarlo. Además, agregó, ellos no habían hecho nada. En realidad, Dumbledore no tenía pruebas de que habían sido ellos, ¿pero quién más podría haber sido? La respuesta era obvia: eran ellos.
Además, ellos no hacían nada por parecer inocente, se divertían porque sabían que no los podía castigar...
Estaban equivocados. Él era el director y podía hacerlo; y era Albus Dumbledore, y eso implicaba que los castigaría.
Pero, ya, no era sólo Sirius quien hablaba con total descaro al Director, James se había sumado a ello. Los chicos no decían que no habían sido los autores del desastre de modo contundente, decían que no fueron, pero como diciendo que era obvio que ellos habían sido.
También le dijeron que no habían pruebas contra ellos, y James, que sabía algo más que Sirius de muggles, agregó que para la OMU –Organización de Muggles Unidos, como él la llamaba–, un hombre era inocente hasta que se pruebe lo contrario.
Entonces, Dumbledore, lo que hizo fue castigarlos por burlarse de él. Hubiera sido un castigo desmesurado si esa hubiera sido la causa real, pero, como tenía dos causas, estaba bien.
Al recordar este punto, Dumbledore rió. Si, al final se había salido con la suya.
