7- La despedida

"Los odio a todos. Ya he aguantado suficiente. ¡Me voy!"

Snape salió del despacho de Dumbledore como una exhalación hacia su habitación.

Iba corriendo por el pasillo cuando se le ocurrió: "Y ahora… ¿cómo salgo de aquí?". Se paró indeciso.

Oh, no. Tú no. ¡Apártate bicho asqueroso!- Gritó a un Lupin que iba hacia él con carita de perrito arrepentido.

Pero, Severus…

¡He dicho que FUERA!

Y el pobre Lupin, ya sin rabito ni orejas, se hizo a un lado para evitar que esa furia ambulante le despedazara.

"Joooo… pero si no he hecho nada… ahora. ¡Además ya estoy curado! ÑAM" Para consolarse por el mal carácter de Snape volvió a su perdición: chocolate.

Lupin¿qué haces ahí?- Oyó el lobito que le llamaban.

Era Sirius, que venía hacia él corriendo. El animago le había estado buscando por todas partes.

Hola, Sirius. Veo que Dumbledore ya te ha soltado…

Sip. Ya le he convencido de que no soy un extraterrestre, ni un zombi, ni un fantasma, ni un poltergueist, ni un Lethifod… Además dijo que quería tener tiempo libre para… para algo. No me dijo exactamente para qué. Pero no importa, ahora te he encontrado.

Ah¿Y qué querías?

¿Te apetece dar un paseo?

Arthur Weasley iba tarareando una canción que había conseguido escuchar en la radio muggle…. Él no lo sabía, pero había sintonizado un programa infantil y ahora cantaba:

¡So-y- u-na taza… una tetera… una cuchara… un cucharón¡Un-pla-to- llano… un plato hondo… un cuchillito… un tenedor!

Lo mejor de todo es que la cancioncilla tenía bailecito en el que los niños tienen que hacer la forma de las cosas que dicen ser… y Arthur había escuchado atentamente las instrucciones de la locutora… y bailaba… mientras conducía.

Había conseguido un nuevo coche que alguien le había regalado (jejejej, a ver si sois tan listos para saber quién se lo había regalado) y le había añadido unas cuantas características… la radio, un enchufe, un microondas, capacidad para volar, elevalunas eléctrico, etc.

Mientras llegaba al colegio, vio una figura deslizarse furtivamente por los terrenos… alguien con larga barba plateada y nariz aguileña que sujetaba unas lentes con forma de media luna… ¿Quién sería?

Arthur se encogió de hombros y siguió con su canción:

¡So-y- u-na taza… una tetera… una cuchara… un cucha…¡¡¡¡AAAAAHHHH!

Sintió que algo le agarraba de la camisa y le sacaba del coche bruscamente, todavía en movimiento.

"¿Qué ha sido eso?"- se preguntó tirado en la hierba. Se incorporó.

¡MI COCHE!

Harry enarcó una ceja al estilo Malfoy mientras miraba por la ventana de la Torre de Astronomía. Draco se asomó un instante después, curioso por lo que su amante veía.

Harry se rascó la cabeza.

¿Tendrá Snape carnet de conducir?

¿El qué?

¿Mh? Nada, nada…espero que no le multen…oye…

¿Qué?

… eso que cuelga del coche…¿no es tu padre?

Depende…¿tiene el pelo azul?

Sí.

Sin duda es él.

Oh.

No para de exhibirse.

Creo que a Snape no le hará mucha gracia encontrarse con él…

Estoy pensando en cambiarme el apellido…¿qué tal Felton?

Pobre Sev….eso suena horrible, Malfoy.

Felton, si no te importa. Entonces me cambiaré de padre.

Eres menor de edad, no puedes hacer eso. Y deja de decir chorradas¿cómo se te ha ocurrido ese estúpido apellido?

… no se. Inspiración, supongo…

No vuelvas a pensar cosas tan estúpidas. Es como si yo me cambiara el mío por… Radcliffe.

¡Arg! Ese es mucho peor que el mío. Por lo menos yo escogí uno con clase…

Ya.

Oye, y ése que se arrastra en las sombras quién narices será…

¿Eh? Oh…vamos, no me digas que no lo sabes. Ay, venga, vamos a dentro.

Se apartaron de la ventana y se tumbaron de nuevo en el sillón. Harry se acurrucó en el pecho de Draco y se quitó las gafas. Empezó a acariciar al rubio de nuevo. Draco estaba pensativo.

¿Qué te pasa?

Mh….estoy pensando.

No sabía que pudieras hacerlo.

Cállate Potter. Si mi padre consigue estar con Severus…dudo que este verano me deje ir a casa…

No tienes que preocuparte por eso. De todas formas yo no iba a dejarte ir. Tengo planes mejores para ti…

Harry le miró con ojos picarones. Draco levantó una ceja asustado.

¿Planes¿Qué clase de planes? No me mires así, Potter, no me gusta esa mirada.

Y a mí no me gusta tu ceja levantada. En fin, da igual, en verano te vienes conmigo a Privet Drive.

¿QUÉEEE!

Draco se incorporó de un salto.

¿Pero qué dices¡Estás soñando! No pienso ir con muggles y menos con los tuyos. Antes prefiero ir a casa a que mi padre me eche maldiciones por interrumpir…

Pero Harry le acalló con un beso hambriento.

Te vienes. Y a callar. No pienso estar ni un verano más allí solo. Además no quiero ni pensar en lo que harías por ahí cuando yo no esté…ni hablar, no te dejo solo. Te vas a venir conmigo te guste o no.

Draco abrió la boca para protestar, pero al ver la mirada de determinación del moreno, se calló. En vez de habar, se limitó a derrumbarse de nuevo en el sillón y suspiró.

Harry sonrió satisfecho. Ya no estaría solo. Pasaría el verano con Draco.

Se tiró encima de Draco y le besó por todas partes, ansioso.

Vale, vale, para… - Draco sonreía-iré, ya te lo he dicho. Pero déjame…¡me estás asfixiando!- pero cogió a Harry de la cintura y atrajo hacia sí.

Y así, entre abrazos y risas, se volvieron a besar.

Pero dejemos a estos dos en la torre, así, a cámara lenta, el sillón se aleja de nosotros, la puerta se cierra… y vayamos a ver lo que sucede en otra parte

Sirius y Lupin paseaban por los terrenos de Hogwarts. Lupin cerraba los ojos cada vez que la fresca brisa azotaba su rostro… se estaba tan bien ahí…y con Sirius…vivo…

De repente Sirius notó que Lupin se le lanzaba encima y se sonrojó.

P-pero…Lupin…qué…

Al mirara al licántropo le vio pálido y tembloroso.

¿Qué pasa?

E---esa cosa…no sé, me da mala espina…y no recuerdo por qué…

Sirius miró donde Lupin estaba señalando.

Una planta carnívora los miraba malignamente(adivina por qué)

Bueno, bueno, pues vamos a otro sitio…

Mmm ¿recuerdas ese arbolito tan mono que se movía cuando éramos pequeños?

¿Arbolito mono?... ¿no te estarás refiriendo al sauce boxeador¡Si es un bestiajo!

No, ese árbol es amiguito nuestro… gracias a él podíamos salir del colegio para transformarnos… ¿Recuerdas qué bien nos lo pasábamos?

Jejejejej. Si. Era genial estar ahí contigo. Está bien, me has convencido. Vamos.

¡Yujuuuu!

Y los dos se dirigieron hacia ese lugar. Una vez allí, se sentaron en la hierba. Sirius procuró alejarse del sauce, por si acaso.

Como ya habían agotado los temas para hablar, había caído el silencio entre ellos. A pesar de ser un silencio acogedor, Sirius no era lo que deseaba, así que se transformó en perro y empezó a jugar con Lupin. Éste le perseguía y se tiraba a por él. Era muy divertido estar ahí revolcándose con su suave amigo por la hierba.

Estaban tan distraídos que no se dieron cuenta de que una sombra cruzó el jardín a su lado, calmó al sauce boxeador y se metió por el famoso agujero.

Lumos- susurró la sombra en la oscuridad del pasadizo del árbol.

La varita iluminó el angosto pasillo y Albus (pues sí, era él. No era tan difícil de adivinar) prosiguió su camino.

"Mmmmm… ya estoy deseando llegar. Tengo una importante labor que cumplir y no puedo desistir. Será duro, pero lo conseguiré."

Y siguió avanzando.

En esos momentos Minerva McGonagall entraba en el despacho de Albus Dumbledore, que estaba vacío.

Vaya- hizo un mohín de disgusto- no está. ¿Dónde se habrá metido ahora ese viejo loco?

Y empezó a husmear por los cajones…hasta que abrió uno de ellos…

¡NO!

Con una expresión de terror retrocedió hasta la puerta y se dirigió resuelta por los pasillos hacia una particular estatua.

Miau……

Minerva miró a la asquerosa gata del señor Filch con asco. Frunció el ceño y se transformó en gata, arañando a la asquerosa guardiana de Filch y prosiguió su camino, entrando en la bruja jorobada.

" Espero no llegar demasiado tarde."

Mientras, en Hogsmeade, en una tienda, la sombra de barba plateada se escondía furtivamente por las estanterías…ya casi estaba, ya podía tocarlo…

Con las manos temblorosas, se acercó unos pasos más…y entonces…

Buenas tardes, director¿puedo ayudarle?

El dependiente de la tienda le sonreía amable. Debía ser nuevo. Los otros simplemente le echaban del lugar nada más verlo.

¡Arg! Qué susto. No, no…solo estoy, um, mirando…jejejjjejejee

Muy bien, si me necesita, estaré en el mostrador.

Dumbledore esperó a que se fuera jugando con sus dedos y entonces, disimuladamente, agarró la bolsa gigante que había venido a buscar y se largó corriendo.

En el mostrador, el jefe de la tienda se dirigió al novato.

¿Ha venido alguien? Me ha pareado oírte hablar.

Si, ha venido el director de la escuela de Hogwarts, Dumbledore, está mirando…

¿QUÉEEEE! Merlín, no puede ser….ese viejo loco de nuevo…- y se dirigió corriendo a las estanterías donde había señalado el chico.- por favor, otra vez no….- la estantería estaba vacía, el saco había desaparecido. El hombre se hincó de rodillas en el suelo y alzó las manos al techo.- ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!

Mientras el tendero gritaba, Dumbledore iba contento y excitado hacia la casa de los gritos. No le había visto nadie esta vez, jijijiji, ser director tenia sus ventajas, una vez en Hogwarts nadie le recriminaría nada. Llegó a la puerta de la casa de los gritos y entró.

¡ALBUS DUMBLEDORE!

Dumbledore saltó del sitio, dejando caer el saco. Su contenido se desperdigó por el suelo, para su horror. Se agachó en seguida intentando recogerlo, pero Minerva fue más rápida y con un movimiento de varita lo recogió, lo metió a la bolsa…y se quedó con la bolsa.

¿Otra vez robando caramelitos de limón, Albus¡Afirmaste que lo habías dejado!

Minerva sostenía la bolsa peligrosamente y le miraba con furia.

Albus miraba al suelo, arrepentido, jugueteando con los dedos de sus manos.

Minerva…- No, eso no daría resultado, así que esbozó una gran sonrisa- Cariñín. Me alegro de verte, pichoncito.

Nada de pichoncito, viejo truhán.

Uy, rosita de pitiminí, no te pongas tensa. ¿Quieres un caramelito de…?

NO

Ah, sí ya me acuerdo de por qué estabas tan enfadada… bueno, nena, no te apures… prometo devolver la bolsa… "vacía".

¿En serio?

Sí, sí… ¿Ya estás contenta mariposita?

Mmmm… no. No del todo. –McGonagall se hacía la interesante.

Bueno, volvamos al colegio. ¡Tenemos un colegio que dirigir!

Vale… pero nada de jueguecitos por el pasadizo.

Sí… jejejjee… prometo tener las manos quietas.

Y se metieron por el pasadizo.

……………………………………………….

Hay personas que aunque sean muy normales, se transforman completamente al estar al volante de un coche. Severus Snape era una de ellas. Pegaba volantazos en el aire persiguiendo a todas las palomas que veía.

¡JAJAJAJAJA¡Tomad¡Así aprenderéis a no cagaros en las estatuas de Trafalgar Square¡¡¡JAJAJAJAJAJJA!

Y así, atropellando palomas y todo lo que pillaba por delante, llegó un momento en que el coche se cansó y tuvo que descender.

El Tibet es un lugar frío y despoblado, pero con mucha paz y tranquilidad….paz y tranquilidad que se vieron alteradas cuando un coche volador aterrizó en los aposentos del emisario del Dalai-Lama.

Severus bajó sin contemplaciones ante la mirada atónita de los monjes y se paseó por el recinto hasta ver una habitación vacía, en la que se encerró.

Lucius consiguió a duras penas llegar al lugar, pues los monjes, recuerdos de la primera impresión de ese demonio murciélago negro que había bajado de los cielos en un trasto gigante y había destrozado su sagrado lugar, al ver al peliazul con la escoba ya no aguantaron más y se dedicaban a espantarle cada vez que intentaba acercarse.

Por su parte Snape no estaba al corriente de que Malfoy estaba allí. Necesitaba reposo y paz, por eso había escogido ese lugar….peor al parecer no era como había esperado. Esos malditos monjes no hacían más que armar barullo. Enfadado, salió de la habitación d la que se había autoproclamado dueño y exigió saber qué narices pasaba…pero como muchos de los monjes no hablaban inglés(normal) nadie le contestaba. Furioso siguió hasta donde había dejado el coche, que ya lo habían retirado de allí (se había retirado el coche él solito) y miró la escena. Los monjes anaranjados con sus cabecitas rapadas estaban alzando palos con fuego y lanzas hacia una figura que estaba en el aire, que lanzaba expelliarmos sin cesar. Esa figura curiosamente tenía el pelo azul.

Snape, aún con los ojos abiertos como platos, arrebató a un monje su antorcha y la agitó él mismo en dirección al ser volador.

"¿Cómo demonios me ha encontrado? Mierda. Seguro que me ha seguido."

Como no daba resultado, al final cogió su varita y derribó a Malfoy de la escoba. Por suerte no se hizo mucho daño, ya que cayó sobre un montón de estiércol de vaca.

Snape regresó a su habitación, satisfecho. Ya no le molestaría más. Se tumbó en el lecho. Tenía que olvidarse de toda esa locura que le había pasado. Maldito el día en que descubrió la pajarita de papel. Críos pervertidos acosadores….un licántropo choco adicto que meneaba el rabo…y un…un Lucius …con el pelo azul…( no se pueden poner aquí los insultos que estaba pensando Snape acerca de Lucius.) Y estaba ese maldito Grog…de ese maldito Moody con su maldito ojo mágico. Arg. Exacto, todo era culpa de la magia. Ya sabía lo que haría, se raparía la cabeza y se pondría una de esas túnicas naranjas y se pasaría el resto de su vida cantando himnos….sí, podría resultar….

" Ni de coña."

Severus sabía que no sería capaz de hacer una cosa así. Hacía mucho tiempo que se había dado cuenta de que su vida estaba dedicada a Hogwarts, a la magia. Nunca podría olvidarlo. Aunque a lo mejor su huida se parecía a una dimisión…en fin.

Mientras Lucius salió del montón de estiércol en dónde había caído. Se sacudió un poco y con la cabeza bien alta, empezó a andar marcando el paso con su bastón. Todo un aristócrata. Miró hacia el monasterio… su escoba le había alejado de allí, y ahora estaba un poco lejos de Severus. Daba igual. Iría a pie, no quería que le volvieran a derribar del palo volador.

Se dio cuenta de que se encontraba en el centro de la ciudad, concretamente en el mercado… En un puesto un chico rubio y otro muuuuuyyy parecido a Lupin regateaban para comprar unos patines de hielo.

"Qué raro… yo pensaba que servían para cortar carne…" pensó Lucius.

(Jejeejje… seguro que os habéis dado cuenta de que es una escena de "Siete años en el Tibet". El que no es Brad Pitt es el actor que hace de Lupin).

Lucius decidió alejarse del puesto. Le fue difícil avanzar: la gente no sólo le señalaba con el dedo, le gritaban cosas, le tiraban del pelo… sin duda no era muy común ver por ahí a alguien con el pelo azul… ni con olor a estiércol…

"Maldita plebe… te odio… borrando mis datos entre la ignominia de la masa… ya me vengaré de ti"

Intentó apartar de su cabeza la furia que le empezó a invadir y siguió a su tarea. Lucius tenía que buscar a Sev.

Sirius y Lupin seguían jugando por la hierba.

En uno de sus revolcones, el perro negro quedó encima del licántropo alborotado… y se volvió a transformar en hombre.

Lupin rió cuando vio la cara de su amigo sin pelo y le acarició la mejilla.

Sirius movió la cabeza para que la mano de Lupin siguiera acariciándole. Si no fuera por que los perros no lo hacen, ronronearía.

Remus…

¿Sí?- preguntó este cuando pasado un rato Sirius no dijo nada más.

Tengo algo que decirte… Desde que nos conocimos hace ya mucho tiempo…

¿Sí?

Yo…yo….

¿Tú qué?- Lupin sonreía afable.

"No puedo. No puedo decirlo. Además, no sé por qué estoy pensando ni siquiera en…"

¿Qué pasa Canuto¿Ocurre algo¿Desde que nos conocimos qué…?- Remus bajó la cabeza hasta estar cerca de la de Sirius.

Y Sirius no pudo contenerse. Se lanzó hacia los labios que estaban tan cerca de los suyos… y los besó.

No se separaban. Ese momento era especial. Nada ni nadie podría sepa…

¡NADA DE ESCENAS ERÓTICAS EN EL JARDÍN!

Sirius y Remus se cuadraron y se separaron de golpe.

Minerva estaba delante de ellos, furiosa, agarrando a un Albus Dumbledore de la oreja, que no dejaba de comer caramelos de limón.(¿tendrá dentadura postiza?)

Ah…Minerva…yo..nosotros..

No es lo que piensas…

¡ADENTRO¡TODOS!

Y cabizbajos y temerosos, los dos amigos y Dumbledore entraron a Hogwarts, bajo el imperioso mandato de la mujer con varita que les apuntaba por detrás.

Les puso una retención, como si fueran niños. Deberían limpiar… todos los cuadros de Hogwarts. A Dumbledore le tocó limpiar las letrinas.

Mientras lo hacían, Lupin intentó comer un poco de chocolate pero Peeves, que estaba a las órdenes de McGonagall, se lo confiscó por orden de ella. Y Lupin estaba abatido…no tenía chocolate…estaba castigado….buaaaaaaaaa

Pero por lo menos estaba con Sirius, quien en estos momentos estaba siendo amenazado por las señora gorda, a la que no le hacía nada de gracia que le pusieran las manos encima. Cuando Sirius, harto de sus berrinches, le metió un trapo en la boca para que se callara (solí hacérselo también al cuadro de su madre) la dama le pegó un bofetón y terminó con un ojo morado.

Lupin no tenía más suerte. A los cuadros no les gustaba ser tocados. Estaba intentando hacer entrar en razón a sir Cadogan, que le amenazaba con su espada.

¡Ni hablar bellaco¡No me tocaréis ni un pelo!

Pero sir Cadogan…mire cómo está su armadura…

El hombrecillo se miró ceñudo y luego miró a Lupin.

¿Qué pasa con mi armadura?

Está sucia. ¿A quién va a intimidar con una armadura sucia? Si intenta luchar así con alguien, se reirán de usted. Si me deja que le pase el trapo un poco, le aseguro que estará tan brillante que todos los malhechores saldrán huyendo despavoridos nada más verle.

Mh… caballero, es usted inteligente. Está bien, de acuerdo, le dejaré hacer su trabajo, pero tenga cuidado o…

Sí, si..Ya se…

Y así, uno por uno intentó hacer entrar en razón a los cuadros.

Mientras limpiaba, pensaba en el beso de Sirius. ¿Era eso lo que le estaba intentando decir¿Que desde siempre había estado prendado de él? Pero Sirius no era así…aunque tampoco le importara mucho si lo fuera. ( Lupin piensa tanto porque está en ayunas de chocolate) Le había gustado el beso. Claro que sí. Pero…¿le gustaba Sirius?

Miró hacia el moreno, que en este momento estaba ligando con un cuadro de ninfas que se reían de su ojo morado.

Y Lupin estaba furioso. ¡Estaban tonteando con …!

"Anda, si estoy celoso.."- se encogió de hombros y sonrió. Entonces era que sí le gustaba.

Sirius terminó de hablar con las ninfas y pasó a otro cuadro…cuando vio la puerta de la sala de los menesteres. Miró a los lados por si veía a Peeves y se giró a Lupin.

Ey, Lunático, ven- susurró.

Lupin se giró y le miró indeciso. No le gustaba dejar a medias los castigos, nunca le había gustado. Pero siguió a Sirius.

Entraron en la sala de los menesteres…y apareció una estancia igual que la torre de Gryffindor. Como cuando eran jóvenes. Lupin sonrió, siempre le había gustado ese lugar.

Se sentó en la cama y miró a Sirius sonriente. Éste se tiró encima de la cama, haciendo rebotar a Lupin.

Ah, qué bien, un descanso… estúpidos cuadros…los debía incendiar a todos.

No digas eso. Anda, enséñame ese ojo.- le cogió de la cara y le miró el ojo morado. No estaba muy mal, sólo le había dado en el pómulo y el párpado, pero podía abrirlo. Y le miraba. Lupin se apartó ruborizado y se levantó para dar una vuelta por la habitación.

Me encanta este sitio.

Sirius, que se había dado cuenta del sonrojo de Lupin y de que se había apartado a propósito, deseó por un instante algo, que se materializó a su lado en el acto.

Ey, Lunático, ven aquí.- palmeó la cama.- ¿No estás cansado de estar todo el rato de pie?

Mh…no.

Venga, necesitas un descanso.

Me gusta pasear…además hace mucho que no veía la torre.

Vale, entonces el chocolate me lo como yo.- y le pegó un mordisco a la tableta.

Dos segundos después tenía a Lupin encima de él, tumbado, mordiendo la tableta que tenía en la mano. Sirius sonrió. Era un perrito muy inteligente… como esos que saben dar la patita.

OOOOOOMMMMMMMMMMMMMMMMM….. OOOOOOOOOOOOOOOMMMMMMMMM- Snape estaba sentado en la posición de loto meditando.- OOOOOOOOOOOOOMMMMMMMMMMMM.

¿por qué hace eso?- preguntó un monje que espiaba por las rendijas de la puerta a Severus.

No sé… estos occidentales no están muy enterados de nuestra filosofía y tradiciones… A lo mejor en su país se hace así- le respondió otro monje que espiaba con él en su idioma.

OOOOOOOMMMMMM- Snape probó con otra postura para ver cual era más relajante. No. Esa no estaba bien.

"Uf… ¿En serio hay que hacer eso con las piernas para relajarse? A mi no me convence… pero bueno, por probar no pasa nada. Por lo menos no me está viendo nadie."

Jijijijiji eso es lo que él se cree. Afuera estaban instalando pantalla panorámicas en las que se veía lo que hacía y los dos monjes que espiaban al principio estaban cobrando entradas a los otros para ver el espectáculo.

Todos los que miraban la pantalla se reían del ignorante Severus mientras comían palomitas.

OOOOOOOOMMMMMMMM…- se oía por el altavoz y los monjes aplaudían encantados mientras repetían: OOOOOOMMMMMMM.

Lucius por fin había subido toda la colina hasta el monasterio. No podía creer lo que veía… ¿Por qué Severus estaba haciendo eso¿Y por qué le estaban mirando todos esos?

Decidió acercarse… Mmmmm ¿Cuál era la habitación de Sev? Ah, sí. Esa.

TOC TOC.

Nadie respondió al llamar a la puerta, así que Lucius entró.

Encontró a Sev tal y como se veía en la pantalla de fuera.

OOOOOOOOMMMMMM …. MMMMMMMHHHHHH- Sev de repente notó como algo tapaba su boca. Abrió los ojos y se encontró con algo muy cerca de su cara. ¡Lucius le estaba besando! Intentó separarse, luchó por apartarse, se movía, se retorcía, mmmm… la verdad es que podría acostumbrarse a eso… no sabía tan mal después de todo. A la mierda la paz, a la mierda los niñatos, a la mierda todo… Sólo quería estar allí con el rubi… eeehhh… con el peliazul.

Decidió que ya era mayorcito para seguir escondiéndose y devolvió el beso a un sorprendido Malfoy que sin embargo aceptó el cambió sin comentarios.

Afuera los monjes flipaban… y los dos listillos vendedores subieron el precio de la entrada.

Llegó un momento en el que tuvieron que tomar aire.

¿Sev, el incienso se te ha subido a la cabeza?

Snape le sonrió.

¿Para qué hablar, Lucius?

Tienes razón.

Y nuevamente se besaron, mucho más apasionadamente. Lucius se aprovechó de la situación. Por una vez no tenía que violar al profesor, sino que él se entregaba libremente. Iba a empezar a desnudarle cuando notó que algo les golpeaba. Un libro cayó sobre ellos. Al cogerlo, extrañado, vio que tenía un título extraño: Kama-Sutra…

"Mmm ¿qué es esto?"-Levantó la mirada de Severus, quien se acurrucaba entre sus brazos y le besaba todo lo que podía y vio a un monje sonriente que le alzaba un pulgar en gesto de complicidad mientras salía por la puerta.

Lucius alzó la ceja.

Abrió el libro que contenía una serie de dibujos… explicatorios. Y lo entendió. El monje le estaba sugiriendo algo… y luego se había ido para seguir viendo en la pantalla.

Lucius sonrió.

"Bien, mi público me espera… jejejeje… la verdad es que me están surgiendo muchas ideas con esto…. Mmmmm… cuando Sev se dé cuenta de que está siendo la estrella para más de uno hoy…. Jejejjejeje…. En fin, a lo mío."

Y dejó el libro a un lado para abalanzarse sobre Snape quien ya le había quitado la túnica casi del todo y ahora le hacía cositas en el pecho…

Severus no había visto el libro ni al monje. Estaba a lo suyo. Ya, desnudo completamente, se abalanzó sobre Lucius. No necesitaba Grog para esto.

Lucius se desnudó también y recordó una de las imágenes que había visto. Se llamaba postura del chimpancé, según había visto, pues había un mono en miniatura al lado.

" A ver, creo que se hacía así…"

Y, aún con Severus abrazado a su cuello y mordiéndoselo, le puso boca abajo, cogió sus piernas y se las puso en los hombros. Luego se acuclilló él mismo delate de la entrepierna de Sev.

¿Se puede saber qué cojones estás haciendo?

Nada, nada, tú déjame a mí.

"Maldito sádico pervertido…está cada día más chalado…"

Pero se dejó hacer. Lucius entró directamente, sin preparación. Sev ya estaba bastante acostumbrado.

Snape notó cómo Lucius le embestía sin más. Estuvo a punto de gritarle, pero decidió morderle el cuello, en compensación. Pero no siguió porque su boca estaba demasiado ocupada en gemir con cada embestida. Pero lo que al principio eran gemidos de dolor, como siempre, se convirtieron en rugidos de placer. Y cuando Severus pensó que ya era hora de que prestara atención a su propio miembro, Lucius salió de él, sin terminar.

Lucius cogió el libro y abrió una página al azar. Bien, esa postura le gustaba. Hala, a probarla. Severus, que se había quedado un poco trastornado porque el peliazul saliera tan pronto, se quedó más trastornado aún cuando se vio a sí mismo en una postura extraña, de lado, con Lucius cogiendo una pierna suya y poniéndola en el cuello y la otra estirada abajo. Las embestidas volvieron.

Y así, Lucius fue probando muchas posturas distintas. Mientras, afuera los monjes levantaban las manos y aclamaban al demonio azul.

¡La del perro!

¡La del mono!

¡Flor de loto!

¡Caballo!

¡ Toro!

Por supuesto eran nombres de posturas que había en el libro. Pero como estaban afuera y las decían en su propio idioma, Lucius no los escuchó. Aún así, sin saberlo, las probó todas.

Iban ya por la octava cuando Severus se empezaba a impacientar. Estaba boca abajo, con las manos bajo su cabeza y las caderas en el aire sujetas por Lucius, que se movía frenéticamente.

Lucius…ah…oye…¿me has visto …ah…cara de muñeca hinchable o…ah… algo así?

Lucius sonrió siniestramente. Novena postura.

Venga Sev, demuéstrame lo que aguantas.

Y en una de esas, Severus vio el libro. Lo ojeó mientras Lucius estaba con los ojos cerrados, muy ocupado.

"Mmm…así que era esto…"

Lucius, creo que deberíamos probar esta.

Malfoy le miró asombrado. Paró y se salió de Severus para ver la imagen. Era un poco difícil.

Mh…no se si sabré hacer eso..

Yo sí. Por eso te digo que la probemos…al revés.

Lucius tardó unos segundos en asimilar esa información. Cuando se había dado cuenta del significado, Severus estaba encima de él.

"Oh, oh…cambio de tornas…"

Exactamente. A partir de ahí fue el peliazul quien se quedó abajo y comprobó cómo eran las posturas del kamasutra desde otro punto de vista.

A los monjes les daba igual quien estuviera debajo o arriba, seguían aclamando, esta vez, la postura del conejo.

Sirius había triunfado. Tenía entre sus brazos a Lupin, por fin. El lobito había empezado a morder el chocolate… y había seguido por Sirius. Le gustaba más.

En estos momentos Lunático le estaba mordiendo el cuello. Y Sirius había enlazado sus manos por detrás de la espalda del licántropo, atrayéndolo hacia sí.

Mh…Lupin…

Ñam.

Los instintos de lobo se le habían vuelto a disparar. Paró de morder a Sirius en el cuello y le empezó a lamer frenéticamente la cara. Lanzando gemidos lobunos.

Ey, Lupin, eso no…- dijo Sirius intentando apartar la lengua de su cara. Lupin se apartó, pero empezó a morderle sus ropas…y al final le desnudó a mordiscos. Y volvió a los lametones, esta vez por el cuello, el abdomen… le mordió los pezones.

¡Ay!- Sirius saltó y cogió la cabeza de Lupin, levantándole. – Ya basta, Remus, me haces daño…- pero cuando el licántropo empezó a gruñirlo amenazadoramente, se calló y le dejó hacer.

Lupin bajó lamiendo como un lobo hacia abajo…hasta la entrepierna.

Sirius, rojo como un tomate, intentó protestar, pero, al recordar la cara de Lupin hace un momento, decidió dejarle. Ya no estaba tan seguro de lo que quería hacer.

Dos segundos después sí estaba seguro. Tanto que gemía y se movía sin control, con una mano en la cabeza del lobo, que seguía con sus lametones abajo.

Entonces al lobo que había dentro de Lupin le pareció que debía controlar la situación…y decidió ser él quien se metiera dentro de Sirius.

Los ojos del exprisionero de Azkaban casi se salen de sus órbitas cuando se vio puesto boca abajo en la cama, sabiendo perfectamente lo que vendría a continuación.

Intentó protestar, pero su cabeza estaba agarrada por la mano de Remus, quien estaba ya encima de él, preparándose.

" ¡Merlín¿Desde cuando tiene esta fuerza?"

Pero dejó de pensar al sentir una punzada de dolor…sí, ahí abajo. Se removió en vano, pero… al final se fue acostumbrando. Aun sin creerse lo que estaba pasando. ¿Acaso no iba a ser él quien hiciese eso¿Qué demonios había pasado? Nota mental: no volver a darle chocolate a Remus. Nunca antes de un polvo.

Lo más gracioso es que Lupin se movía frenéticamente, como si estuviera bailando al ritmo de una música, con la lengua fuera, como los perros cuando corren.

Después de un rato ( en el que Sirius a pesar de sus protestas, se corrió también) estaban los dos tumbados en la cama. Lupin acurrucado contra el pecho de Sirius (peludo, por cierto) y Sirius mirando el techo aún sin creerse lo que acababa de pasar. Los dos estaban muy cansados.

¿Remus?

No hubo respuesta.

Remus… ¿estás dormido?

Un ronquido confirmó su pregunta.

Sirius respiró hondo sin dejar de mirar al techo.

Bueno, mejor, así no escuchas lo que digo. La verdad es que si.. Estuvieses despierto, no se si podría decírtelo..

Tragó saliva. Remus seguía roncando.

… te quiero Remus.- suspiró- No me había dado cuenta hasta ahora..Bueno, hasta estos días…cuando, cuando me recibiste así..Yo…mi corazón saltó de alegría y..Pensé, pensé que sólo se debía a que éramos amigos y te alegrabas de verme..Y yo a ti…pero..Pero…creo que era algo más. Siempre..Tú y yo..Nos hemos llevado mejor que con James y …Peter… yo siempre pensé que era normal por lo de las transformaciones en lobo y perro..Que teníamos más afinidad y esas cosas, pero..Bueno, afinidad si que tenemos, como me acabas de demostrar…pero, pero, joder, soy un estúpido. Tenía que haberte dicho todo esto antes…yo…la verdad es que te metí aquí para…decírtelo, pero como estabas tan esquivo..Bueno, vale, tenía pensado hacerte el amor..Y al final me lo has hecho tú a mí. Pero no me importa. Aunque nunca lo reconozca en público ni lo diga…la verdad es que me gustó. Si para estar contigo.. Tengo que ser atacado cada noche por un lobo chocolate-adicto…no me importa. No si con ello te quedas conmigo. Ojalá pudieras ser así conmigo también en la realidad…sin hechizos, sin chocolate…sólo tú mismo. Se que resultará difícil… si no quieres, bueno, tendré que fingir que sólo sigo siendo tu amigo…aunque me duela… pero no me importa. No quiero asustarte, no quiero volver a irme de tu lado. Ahora sólo quedamos nosotros, Remus. Quiero estar contigo, quiero estar unido a ti…siempre. – Se agachó hasta la cabeza del licántropo y sonrió después de besarle.- Te amo, Remus. Que duermas bien…

Y cerró también sus ojos.

En la oscuridad de la habitación Remus abrió sus ojos. Y una sonrisa se dibujó en sus labios. Sin despertar a Sirius, subió su cabecita hasta su cara y le besó en los labios.

Y yo a ti, Sirius. Y yo a ti…- susurró. Alargó una mano y los tapó con la sábana.

"Buenas noches, mi amor."

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TOC TOC TOC

¿Qué haces, Malfoy?- Harry había terminado su clase de Encantamientos (era la única que había en estos momentos, Pociones no tenía profesor y DCAO tampoco) y había subido a la Torre de Astronomía (más que nada porque sabía que Draco estaría allí) en la puerta, como suponía, estaba el rubio. ¿Clavando un cartel en la madera?

El rubio se giró para ver a Harry. Le sacó la lengua y señaló el pergamino.

Para evitar interrupciones.

Harry levantó una ceja (se le había pegado de Draco) y leyó lo que ponía. Era una especie de lista con días y horas… y nombres.

¿Qué es¿Para qué sirve?

Eres idiota. Es para el uso de la torre. Hay que apuntarse y reservar hora para que no te quiten el sitio. Así no nos interrumpirán.

Sonrió triunfante.

Harry lo miró impasible.

¿Quieres decir que así todos saben a qué hora venir a follar sabiendo que nadie va a estar dentro?

Exacto.

Ya. Y por supuesto no se te ha ocurrido pensar que así todo el mundo sabe que tú y yo estamos dentro.

… ¿acaso importa? Después de verme correr desnudo por los pasillos contigo detrás mirándome el culo, dudo que a nadie le sorprenda demasiado.

… haz lo que quieras.- se encogió de hombros y se fue por las escaleras.

Draco lo siguió mirando una vez más el papel.

¿Qué¿No te gusta?

Te he dicho que me da igual.

Estás enfadado.

No.

Si que lo estás.

Te he dicho que no.

Lo estás.

Harry se paró al pie de la escalera. El pasillo estaba lleno de estudiantes sin clase que paseaban contentos.

Malfoy. Por última vez. NO - ESTOY - ENFADADO

Algunos estudiantes los miraban divertidos. Por supuesto que sabían lo que pasaba entre ellos. Los rumores eran lo que más rápido corría en Hogwarts. Los cuadros se encargaban de ello.

Draco lo miró haciendo una mueca.

… no te gusta que te vean conmigo¿es eso?

Harry se lo quedó mirando con ojos como platos.

Draco entendió eso como una afirmación.

Muy bien.

Y se fue hacia el gran comedor.

Harry todavía estaba parado mirando agilipollado las escaleras.

staba pensando si podía existir una persona más estúpida que Malfoy.

Se despetrificó y se fue con pasos rápidos al gran comedor.

Se paró en la puerta y buscó con la mirada al rubio. Estaba en su mesa con los dos gorilas a los lados. Y Pansy Parkinson colgada de su brazo.

En cinco segundos estaba en la mesa mirando a Pansy con ojos furiosos.

Fuera.

La chica se largó de inmediato. Nunca había visto a nadie con esos ojos de estar planeando un asesinato. Harry se sentó y señaló al rubio con un dedo.

¡TÚ!

Draco pestañeaba.

¿Qué?

No le dio tiempo a verlo, simplemente notó que las manos de Harry lo agarraban y que se encontraba besándole… delante de toda la mesa de Slytherin…y de paso, las demás, como no.

Y durante unos segundos nadie dijo nada. Después empezaron los murmullos y susurros, ningún abucheo.

Harry rompió el beso, pero no soltó a Draco. Le miró fijamente a los ojos.

¿Y bien? Espero que haya sido una buena demostración. ¿O es que voy a tener que follar contigo encima de la mesa para que te des cuenta? No me importa que me vean contigo. Estoy contigo. Me gusta que me vean contigo. ¿Vale?

Draco estaba completamente rojo. Su máscara de frialdad, su ironía, su orgullo…todo había caído al ver a Harry así. No sabía qué decir y lo peor es que era consciente de que todos les miraban. Pero si a Harry le daba igual a él también.

Cogió con sus manos las de Harry y se las quitó lentamente de la cara.

… ¿tenías que hacer todo esto para decírmelo?- preguntó con la cara más impasible que pudo.

Sí.- contestó con la misma cara de impasibilidad.

Estás loco. ¿Lo sabías?

También.

Y entonces Draco sonrió. Y todos se quedaron petrificados. Nadie había visto nunca sonreír a Draco. Bueno, le habían visto hacer muecas de sonrisa despectiva…pero esa sonrisa, sincera, divertida, nunca.

Pero el rubio les sorprendió aún más. Cogió él mismo la cara de Harry y le besó (beso de película) como un verdadero amante.

Y todos aplaudieron.

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SE BAJA EL TELÓN

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SNAPE WHITE

KAWORU