Era una tarde frívola de primavera. Los árboles que rodeaban la casa se movían lentamente de un lado a otro, acompañando el ritmo suave y plácido del viento. Terribles montañas de hojas amarillentas y una que otra verdosa, decoraban especialmente las calles y patios. Se escuchaba el rumor del viento contra las ventanas, un incómodo sonido.
Pasos apresurados y vigorosos resonaban en la habitación. Un impacientado Draco Malfoy que esperaba el retorno de Hermione, quien sorpresivamente no se encontraba en su casa. Sospechó que habría ido de compras o algo parecido y no debería tardarse en volver. Pero llevaba un poco más de media hora esperándola. Y era un asunto urgente, sino ya hubiera retornado a su hogar.
Fue entonces cuando el sonido de una puerta abriéndose en el hall principal le renovó la paciencia y la energía. Se volteó a observar la puerta, para ver quien había ingresado. Cual fue su sorpresa a ver a Ron y Harry, que a su vez le observaban a él. Ronald con una expresión interesada y Harry neutral, casi desinteresado por la visita.
Examinó disimuladamente a Harry. Hacia ya una semana y media que no le veía, se había tomado licencia (que milagrosamente Percy aceptó) y parecía estar de "vacaciones." Pero bien la preocupada Mione le había avisado que había caído en un estado depresivo alarmante. Y no lo dudó al observar su aspecto. Sus ojos esmeraldas parecían haber perdido su brillo de energía natural y su rostro estaba sereno y pálido. Ojeras profundas debajo de sus ojos.
- Draco. – Saludó amigablemente Ron con una frágil sonrisa. Draco le miró atentamente. Casi acusadoramente.
- Ron. – Contestó sin demasiado entusiasmo. Miró a Harry nuevamente, pero éste se mantenía silencioso y reservado.
- ¿Qué te trae por aquí, Draco? – Preguntó Ron nerviosamente, al percibir la tensión del ambiente.
- Unos papeles para Hermione. ¿De casualidad no sabes a dónde fue, Harry?
- Creo que fue con Lilian de compras a un Shopping muggle. – Se encogió de hombros, indiferente a la respuesta.
- A eso se llama malgastar el dinero… - Murmuró Ron que recién se acababa de enterar que su esposa estaba comprando ropa muggle con Hermione.
- Suerte que aunque sea Pansy no hace eso. – Sonrió Draco débilmente. – No sale para nada de la casa.
- Lo dudo. – Replicó Ron inmediatamente. Harry se limitó a levantar una ceja, incrédulo. – El otro día me la encontré a la noche en un restaurante… - Se detuvo al darse cuenta que Draco le miraba pasmado. Harry suspiró cansadamente.
- ¿Dónde la has visto? ¿Con quién? ¿Cuándo? – Preguntó Draco que no salía de su asombro. Pausadamente, su rostro se iba conteniendo en furia. Ron hizo un gesto de nerviosismo y Harry negó con la cabeza lentamente.
- Tranquilízate, Draco. No te servirá de nada enojarte con Ronald. – Susurró Harry neutralmente. Su voz, pasiva, no parecía ser la voz de Harry Potter.
- ¿Dónde? ¿Con quién? ¿Cuándo? – Repitió Draco persistentemente, sin oír la sugerencia de Harry en lo más mínimo. Estaba furioso, y eso se le notaba en su rostro enrojecido. Ron miró a Harry en busca de ayuda, pero éste había desaparecido de la habitación, seguramente hacia alguna de las habitaciones interiores de la inmensa casa.
- Draco, hay cosas más importantes que atender que tu mujer. – Dijo Ron encontrando por fin una válida, pero brusca, excusa. Draco le fulminó con una mirada de puro odio.
- ¡Más importante que la madre de mi hijo! Ya me gustaría verte a ti en mi situación, Ronald. Con Lilian con un amante, sin preocuparse por tu hija.
- ¡Ni se te ocurra comparar a Lilian con la asquerosa de Parkinson!
- ¿No? ¿Qué tienen de diferente, Weasley? ¿Qué Parkinson es la amante de Crabbe y Door de Creevey?
- ¡Cállate, mal nacido!
- ¿Te duele la verdad, Weasley? ¿Duele, no? ¿Dónde está tu esposa ahora? No creo que esté con Hermione en un paseo de compras… ¿Capaz Harry no dijo la verdad para que no te enfurecieras con él, eh?
- ¡No metas a Harry en esto que bien no tiene nada que ver!
- Claro que no, pues su esposa es la única del grupo que le es fiel a un único hombre.
- Deja de decir tonterías, Malfoy. Lo único que falta es que Harry nos escuche…
- ¿Te preocupas por Harry o es que quieres cambiar el rumbo de la conversación, Weasley?
- Me preocupo por Harry, cosa que parece que tú si que no haces. Sabía yo que eras un Slytherin podrido y que solamente estabas de nuestro lado por intereses.
- Me insultas, Weasley. Yo sí me preocupo por Harry. Tú eres el inconsciente que se pone a hablar de idioteces… Justo ahora que nuestro amigo se encuentran mal y deprimido, nosotros vamos a pelear. Somos unos inmaduros, ¿sabes?
- Lo sé, pero no podemos evitarlo. – Sonrió cruelmente Ron. – Hace años que deseo darte una lección…
Así fue como empezaron los puñetazos, algunos bien dirigidos (los primeros) y después ya no tanto. Cinco minutos después, ambos estaban en el suelo, girando y jadeando, lanzando maldiciones al aire, ya sin control alguno. Los papeles que antes había tenido Draco en sus manos estaban destrozados y dispersos por la habitación, las túnicas de ambos estaban rasgadas y tenían heridas leves sobre el rostro y el cuerpo. Heridas leves que poco a poco aumentaban su gravedad.
Solamente, aproximadamente veinte minutos después, algo les detuvo de continuar la pelea violenta. El ruido de una puerta contigua abriéndose y una exclamación ahogada. Levantaron los ojos y ambos se quedaron perplejos. Inmediatamente, se incorporaron del suelo y sacudieron sus túnicas algo ensuciadas por el polvo. Pusieron cara de inocentes, pero luego de encontrarse con una fría mirada de respuesta, agacharon la cabeza como niños que acababan de ser regañados por su padre. Ronald Weasley y Draco Malfoy regañados por los ojos esmeralda de Harry Potter.
Se dieron cuenta al instante que algo malo estaba pasando con Harry, ya que estaba apoyado en la pared, pálido como un papel, sus ojos perdidos en otras dimensiones. Temblaba incontrolablemente y Draco y Ron se miraron dudosos e intranquilos. Se acercaron lentamente a él, hasta llegar al punto de poder sostenerlo cuando estuvo apunto de desplomarse por el suelo.
- ¡Harry! ¡Reacciona! – Exclamó Ron, apoyándolo en el suelo junto con Draco. Potter tenía los ojos cerrados y los labios pálidos. Draco apoyó su mano en la frente de éste para comprobar si tenía fiebre. Podría ser, no estaba seguro. Pues él también debería estar caliente, después de la pelea con Ronald.
Cómo si la situación no pudiera empeorar, Hermione y Lilian entraron en la sala animadamente, con unas incontables y numerosas bolsas de diferentes marcas de ropa. Según Ron llegó a escuchar, discutiendo el color de lápiz labial que le quedaría mejor a Lilian.
- Te dije que el marrón no era el tuyo, Lil.
- Pero bueno, Herm, tampoco me gustaba el rosa. Es demasiado fuerte para mi tono de piel…
Con un hermoso y resonante ruido, las bolsas que venían levitando detrás de ambas mujeres se cayeron al suelo bruscamente. Hermione y Lilian se quedaron estáticas, observando a Draco, a Ron y a un inmóvil Harry en el suelo. Inmediatamente, Hermione se dirigió hacia su amado y se inclinó (casi tirando a Ron al suelo nuevamente cuando se puso de pie para narrarle lo sucedido.)
Mione colocó una mano en la frente de Potter y le acarició suavemente el rostro. En sus facciones había clara preocupación. Se percataron de la inquieta respiración que mantenía Potter. Ron y Draco, en resumidas y breves palabras, le narraron a Lilian y a Hermione lo sucedido, teniendo que aguantar luego los sermones de "responsabilidad y madurez."
- No entiendo que le pudo haber pasado. – Dijo Draco en un murmullo casi inaudible.
Hermione no contestó absolutamente nada, se limitó a cerrar los ojos y a rozar delicadamente sus labios con los de Harry, hasta que minutos después, les unía en un profundo gesto de amor.
Se sintió tranquila cuando segundos después, Harry le correspondió el gesto, despertando de una profunda oscuridad. Se separaron unos cuantos instantes después, encontrándose los ojos verdosos de Harry con los almendrados de Mione. Ésta sonrió levemente y le acarició la mejilla elegantemente.
- No vuelvas a pegarles esos sustos a Ronny y a Drakito, Harry… ¿Puedo hacerte una pregunta, cielo? – Preguntó dulcemente la señora Potter.
- Adelante. – Sonrió débilmente Harry, mirándola con curiosidad.
- ¿No te enojarás si te digo que he saturado la Visa?
***
- Últimamente te encuentras de mal humor, Dan. – Dijo Jo mirándolo de reojo mientras tomaba su vaso de jugo de calabaza y bebía un sorbo rápido de éste.
- ¿Sí? – Preguntó sarcásticamente Daniel, mirando a Joanne con ojos alterados. - ¿Y recién te das cuenta, Joanne?
- No es tampoco para que me trates así, Daniel. – Respondió Joanne frunciendo el entrecejo. – Que yo no he dicho nada contra tu persona.
- Claro. – Respondió incrédulo Malfoy, mientras tomaba la mochila y les miraba recelosamente a James y a Jo. – Nos veremos en Pociones, donde espero estar de "mejor humor." – Y observaron como la figura orgullosa de Daniel salía por las grandes puertas del comedor y se dirigía a las mazmorras. James y Joanne intercambiaron miradas extrañadas. Daniel llevaba con ese humor bastante tiempo, lo que ya estaba provocando una inquietud de parte de ellos.
- Hace semanas que está así… - Suspiró Weasley antes de rechazar a su plato de comida. Luego de discusiones, se le quitaba todo el apetito que podría llegar a tener.
- Ni que me lo digas… - Murmuró James mientras volteaba su vista hacia la mesa de Slytherin. Argh. Su hermana rodeada de esas asquerosas serpientes. Qué malas influencias para un miembro de la familia Potter… Sobre todo la muchacha Esdara, que parecía ser la mejor amiga de su hermana.
- ¿Noticias de Londres? – Preguntó Jo recordando la carta que Théoden, el cuervo de James, había dejado sobre la mesa, donde seguía estando. Potter la agarró, examinándola interesadamente, y luego la plegó, mientras tomaba un poco de jugo de calabaza. No tenía nada atrayente, salvo que preguntaba como estaba allí, algunos detalles escasos sobre la recuperación de su padre y… Abrió grandes los ojos y tragó saliva, mientras leía atentamente.
- ¿Qué pasa, James? – Preguntó alterada Joanne, mirándolo impacientemente.
- Escucha esto. – Indicó James, comenzando a leer el fragmento de la carta que parecía tener la noticia absoluta:
Draco me pidió por medio de esta carta que también les comunique un asunto urgente que seguramente mañana se enterarían, de todas formas. Pansy y Draco van a separarse legalmente dentro de unos cuantos días, ya que se pusieron de acuerdo hace unas cuantas noches, cuando Draco se enteró, por medio de Ron, que su esposa no le era del todo fiel, como él pensaba. Si Daniel está junto a ustedes, avísenle que mañana recibirá una carta oficial de Ministerio con fechas de reuniones y esas cosas… Pues habrá que definir quien quedará con la tutoría de Dan.
Cuando nos veamos próximamente, se enterarán de otros detalles sobre este tema. No se preocupen, será muy pronto…
La carta continuaba, sin embargo, lo siguiente no le pareció tan importante a James como para leérselo a Jo, quien poseía en ese momento un semblante horrorizado. Si bien James le encontraba algo grave al asunto, no entendía por que tanta exaltación de parte de su amiga.
- Jo, ¿qué sucede?
- ¿Qué no entiendes, James? ¡Imagínate si la tutoría de Dan queda con Pansy! Seguramente Parkinson se mudará bien lejos, pues, sin la protección de Draco, el ministerio la perseguirá por sospechas de que sea mortífaga…
- Pero si está sospechada de ser mortífaga, quien le dé la tutoría de Daniel estará seguramente ebrio, Jo.
- Los mortífagos tienen personas en el ministerio que pueden ayudar a Pansy…
- Mira, nunca fui bueno para la adivinación, pero mi intuición me dice que terminará eligiendo Daniel y no el Ministerio de la Magia quien tendrá su tutoría. – Murmuró James mirando fijamente a Joanne. – Pero mira esto. Tu madre si que está algo loca, Jo. – Rió James, entregándole la carta.
- ¿Es de mi madre?
- Aja. Mira que si mi madre me va a escribir contando rumores… Además, me mandó una carta ayer diciéndonos que nos comportemos. Supongo que fue luego de enterarse de la separación de Draco y Pansy.
- Pero por fin tenemos una noticia agradable dentro de tantos problemas y caos. Pero bueno, ustedes saben como me gusta dejarlos con la intriga. Se los comunicaré personalmente dentro de unos días. Hasta el momento, la única que lo sabe es Hermione… - Weasley leyó atónita y elevó la vista hacia su amigo, cuando éste se puso a reír disimuladamente.
- ¿De qué te ríes?
- De lo obvia que es la noticia. Aunque sea, para mí lo es. – Se burló James, levantándose y agarrando su mochila. – Mejor vayamos a Pociones. No deseo llegar tarde…
Joanne y James salieron del Gran Comedor intercambiando opiniones sobre la carta y su contenido. Al llegar a la mazmorra de pociones, observaron que los alumnos se encontraban esparcidos por todo el pasillo, hablando entre ellos de otros temas triviales. Buscaron a Daniel entre el grupo de Gryffindor y se sorprendieron al no encontrarlo allí. Se miraron extrañados y miraron hacia el grupo de Slytherin, específicamente a Federic Esdara. A su lado, se encontraba Malfoy, hablando vagamente con él con murmullos bajos e inaudibles.
- ¡Dan! – Chilló Joanne en tono preocupado. – Tenemos algunas noticias…
- ¿Mm? – Se volteó a verlos con una mirada indiferente. Joanne quedó de piedra, mirando a Esdara con desprecio y a Daniel con aturdimiento.
- Recibimos una carta de Londres… - Le miró significativamente James. Daniel siguió manteniendo su posición indiferente, que comenzaba a disminuir la paciencia de Potter. – Con una importante noticia.
- Dila. – Indicó Daniel elevando una ceja. James frunció el entrecejo y trató de controlarse. Joanne se mordió el labio.
- Es grave y no para decirla aquí, en voz alta, Dan. – Dijo Joanne en un susurro insistente.
- ¿Se murió alguien? Nadie estaba en peligro, salvo tu padre, James… - Dijo Daniel con una voz que no parecía ser la suya. James tembló un momento por la furia y cerró los ojos, pasivamente. Suspiró cansadamente y miró penetrantemente a su amigo.
- Tus padres van a separarse y el Ministerio decidirá quien queda con tu tutela. – Dijo Potter sin detenerse y directamente. Daniel quedó paralizado, mirando a James despavorido. Jo observó indiscreta y atentamente a Esdara. Semblante neutral.
En ese mismo momento, Severus Snape apareció entre la masa de alumnos, con su usual túnica de color negruzco y aquellos ojos desafiantes e indiferente. Brillantes de crueldad. Con una frágil sonrisa, les indicó a los alumnos con un gesto facial que ingresaran a la mazmorra. Todos los estudiantes de segundo año de Slytherin y Gryffindor enmudecieron al instante y no dudaron ni un segundo en entrar. Se acomodaron sigilosamente en sus respectivos asientos y miraron expectantemente como Snape se sentaba en el lugar del profesor.
Severus examinó cuidadosamente la clase, con aquellos ojos tenebrosos. Sonrió un instante y se inclinó en su escritorio. Carraspeó sonoramente antes de comenzar a hablar.
- El profesor Malcolm ha presentado su renuncia hace una semana. – Emitió una mueca de desagrado. – Estamos buscando al profesor que lo reemplace, pero todavía no lo encontramos. Por lo tanto, rememorando mis viejos tiempos de profesorado, he decidido hoy impartir las clases, prefiriendo eso a que tengan la mañana libre. – Dijo todo aquello con un tono tranquilo, algo amenazante, y observando a cada uno de los alumnos atentamente.
- Antes de empezar con la preparación de la poción de hoy, divídanse en grupos de dos personas… Sin mucho escándalo o sino elegiré yo las parejas. – Esto último lo dijo con una sonrisa maliciosa que ni a los Slytherin les gustó.
El profesor Malcolm también muchas veces (o la mayoría de éstas) les hacía trabajar en parejas, generalmente el trío de Gryffindor se turnaba y el que quedaba sin pareja, era la pareja del Gryffindor sobrante, que generalmente terminaba siendo Richard Astral, hijo de Muggles.
Esta vez fue algo diferente. Dan inmediatamente les dijo a James y a Jo que le tocaba a él buscarse otra pareja y casi sin dudarlo, se volteó hacia el sector Slytherin y se sentó junto a Federic Esdara, quien le sonreía ampliamente. La cotidiana pareja de Esdara, Catherine Modking se encontraba ahora con una de sus amigas de Slytherin. Todo el cambio fue tan rápido que James y Joanne sólo llegaron a intercambiar miradas extrañadas y de asombro. En cinco minutos, la clase volvió a estar silenciosa, esperando indicaciones de Snape.
- Hoy aprenderán la poción Casdi. ¿Quién me puede decir los usos de esta poción? – Tres manos se elevaron en el aire instantáneamente. No fue asombro para Snape ver que dos de éstas eran de Potter y Weasley, quienes estaban acostumbrados, o eso parecía, a ser ignorados por el profesor y le miraban neutralmente. En cuanto a la tercera mano, era de Modking. - ¿Señorita Modking?
- La poción Casdi es preparada por los magos para protegerse de maleficios o encantamientos, omitiendo algunos de magia negra, que son inevitables. Debe ser tomada una o dos horas antes del encuentro, para que tenga una buena efectividad. Sin embargo, si los encantamientos recibidos son muy poderosos (o el brujo que los envía posee un gran poder), el efecto de la poción terminará demasiado pronto, para la mala suerte del mago.
- Perfecto, señorita Modking. Quince puntos para Slytherin. Ahora, anoten todos los ingredientes y procedimientos, y se pondrán a prepararla. Ahora. – Echó una mirada furiosa a un grupo de Gryffindor que no se encontraba aprestando demasiada atención a sus palabras.
Media hora después, toda la clase se hallaba sumisa en cortar la piel de serpiente arbórea africana en trozos exactamente iguales o en rallar las tres manzanas verdes, los primeros ingredientes. Joanne era la encargada de rallar la manzana, ya que tenía un pulso muy tembloroso para encargarse de la piel, así que de eso se ocupaba James, aunque éste ya estaba perdiendo la paciencia. El caldero husmeaba con dos litros de agua en él, agua que estaba apunto de hervir. Weasley agregó las manzanas ya ralladas y observó como James terminaba de cortar la piel, riéndose disimuladamente de la cara de su amigo.
Agregaron los trozos de piel y comenzaron a mezclar briosamente el contenido del caldero. Examinando la lista de ingredientes y procedimientos, James iba colocando los siguientes ingredientes sobre la mesa, indicándole a Jo que deberían hacer con ellos.
No muy lejos de allí, Severus Snape los contemplaba prudente y vigilantemente. Ver a la pareja le hacía recordar perfectamente los tiempos en los que sus padres se encontraban en Hogwarts y él era el profesor de éstos. Se quedó atónito al principio al ver con la facilidad con la que la pareja controlaba la poción. Pero luego rememoró que teniendo padres como los que tenían, esa clase de magia debería ser cotidiana para ellos.
Continuó examinando los progresos de los demás alumnos. Algunos, no habían avanzado demasiado y otros estaban en eso. Solamente un grupo parecía poder alcanzar el nivel que llevaban Potter y Weasley, y esos eran Malfoy y Esdara. Daniel se parecía sorprendentemente a su padre, sobre todo en sus ojos grisáceos profundos. Esdara, por otra parte, le sonaba de alguna parte su apariencia, pero no lograba recordar de donde.
Las dos horas pasaron tranquilamente, solamente interrumpidas por estridentes explosiones, normales en las clases de pociones. El color final original de la pócima era un rojo muy oscuro, aunque muchos de los alumnos terminaron sacando verdes esmeraldas o amarillos radiante. Esas pociones, diez minutos después, estallaron, dejando el suelo de la mazmorra de colores muy llamativos y brillantes, y un aroma muy extraño, para no decir desagradable. Solamente dos pociones estaban correctamente hechas y Severus se apresuró a almacenarlas en frascos para que no se mezclaran con los brebajes erróneos, probablemente serían utilizadas en el futuro.
- Pueden retirarse. – Dijo el profesor Snape cuando el timbre sonó milagrosamente. – Los elfos domésticos se encargarán del desastre… Potter, Weasley y Malfoy quédense un momento… - Los tres nombrados se observaron nerviosos y esperaron ansiosamente a que toda la clase saliera y se perdiera, camino al Gran Comedor.
- Tenemos que hablar del castigo. – Anunció Severus, sonriendo alegremente, gozando de las miradas de terror de los tres alumnos. – Mm… Creo que sería muy descortés de mi parte mandar a los pobres elfos a limpiar esto… - Sonrió aún más. – Tengo tres clases más hoy, y de seguro habrá más caos… Vengan a la medianoche y limpiarán las cuatro aulas destrozadas. Ya hablaremos de los métodos para hacerlo esta noche, pero les aseguro que será sin magia…
***
- ¿Clase de vuelo? – Preguntó Jo plasmada al mirar el horario en el almuerzo, contiguo a la clase de Pociones.
- Sí, para aprender nuevas técnicas de vuelo. Ya sabes, las picadas, entrenar reflejos… - Explicó James sonriendo.
- ¿Eso no se practica ya en los entrenamientos del equipo? – Cuestionó Joanne alzando las cejas.
- Sí, pero recuerda que solamente somos siete los que jugamos en el equipo de Quidditch de Gryffindor. – Respondió James observando su plato de comida, que en ese momento se encontraba vacío, pues James ya había terminado su almuerzo. La pena era que si repetía, seguramente no podría practicar Quidditch, porque le agarrarían nauseas y no quería ni imaginar que pasaría después.
- Bueno, supongo que tienes razón. – Admitió Jo encogiéndose de hombros. - ¿Sabías que la profesora de vuelo está embarazada?
- ¡No! ¿En serio?
- Sí, de dos meses.
- ¿Entonces, por qué sigue dando clase de vuelo?
- Hasta los cinco meses no hay riego de volar, James. Pero seguramente el año que viene tendremos un nuevo profesor… No creo que suplente, pues he escuchado que la profesora Miracle desea renunciar, irse de Inglaterra…
- Nuevo profesor… - Sonrió James demostrando su júbilo por la noticia. – Genial. Espero que realmente enseñen algo positivo…
- Cambiando de tema… ¿dónde estará Daniel? – Preguntó Joanne observando cuidadosamente la mesa de Gryffindor, en su búsqueda.
- Allá. – Señaló con al cabeza James. Joanne miró en esa dirección y cual fue su sorpresa al ver que señalaba la mesa de Slytherin. Daniel sentado al lado de Federic, enfrente de Goyle y Crabbe. Se giró inmediatamente hacia James, que tenía una mueca de asco.
- Me pregunto que le habrá pasado… Tendríamos que avisarle a Draco…
- ¿Tú crees?
- Cuánto antes.
- Mira, tenemos una hora antes de la clase de vuelo. ¿Qué tal si escribimos y enviamos la carta ahora? Luego no tendremos tiempo… Tengo que ir luego a la biblioteca para los deberes de Herbologia.
- Adelante, entonces, James. Vamos a la sala común.
***
Estimado tío Draco:
Esperamos que por allá todo esté bien y que todo el tema del divorcio esté yendo perfectamente, sin problemas. Aquí hay una serie de novedades que nos gustaría comentarte, pues… Creemos que son de tu interés. Corrección: más bien, Jo cree que es de tu interés y preocupación, pues si fuera por mí, estaría comiendo un rico helado de vainilla…
Bien. Ahora escribo yo, porque creo que James no le encuentra lo serio al problema. Esta mañana recibimos la carta de mi madre, Lilian, indicándonos el tema del divorcio, sin demasiados detalles. Últimamente, Daniel poseía un humor desagradable y no muy bueno, se había enfadado conmigo, por lo tanto no estaba con nosotros al leer la carta.
Fuimos a buscarlo, cuando lo encontramos con Federic Esdara (léase: nuestro archienemigo de Slytherin) hablando como si fueran amigos de toda la vida… Le dijimos la noticia del divorcio, pero tuvimos que entrar en el aula, así que no supimos muy bien cual fue su reacción.
Ahora está comiendo amigablemente en la mesa de Slytherin, con Esdara, Crabbe y Goyle.
¿Qué hacemos, Draco? ¿Qué le puede estar pasando a Dan? ¿Por qué? ¿Desde cuándo Esdara, Crabbe y Goyle son mejores amigos que nosotros? ¿Desde cuando son más divertidos, comprensivos, estudiosos, amigables, Gran Etcétera, que nosotros? Desde que no paras de decir idioteces, James. Ya veo… Cómo no tienes a Dan para pelearte, te peleas conmigo, Jo… Será mejor que discutamos esto cara a cara y no por un pergamino, James.
Esperamos una pronta respuesta de tu parte, tío Draco, y te pedimos disculpas por nuestra descabellada carta. ¿Descabellada carta? Joanne, esta carta es la más seria que he visto y he escrito en mi vida.
¡Saludos desde Hogwarts!
Joanne y James
***
Una dulce brisa primaveral acarició sus cabellos mansamente, mientras percibía la indescriptible sensación de elevarse del suelo lentamente. Sonrió frágilmente y observó como James se movía graciosamente al lado suyo. Sonriendo alegremente. Volar era una de las cosas que más le complacía a James. Y Joanne entendía perfectamente por que: le relajaba.
La profesora de vuelo no estaba muy lejos de allí, contemplando atentamente las habilidades mejoradas de los alumnos de segundo en el vuelo con escoba. Nuevamente, Gryffindor y Slytherin juntos. Cosa que hizo que Dan estuviera de nuevo con Esdara y estúpida compañía. Pero James parecía haberse olvidado de la "traición" temporal. Jo simplemente trataba de no mirar hacia ellos, entreteniéndose junto con James, practicando las picadas y piruetas que les había mostrado la profesora.
La profesora Miracle era una mujer joven, alrededor de veinticinco años, cabello lacio, hasta más o menos los hombros, de un color rubio claro y brillante, puro. Ojos espectacularmente verdes, llenos de esperanza y alegría. Rostro pálido. Bastante alta.
Durante la siguiente media hora, estuvieron practicando sin demasiados problemas. Pero en un momento que Jo efectuaba una picada de unos cuantos metros, Crabbe se cruzó casualmente en su camino, obligándola a voltear bruscamente para no producir un accidental choque. Pero la velocidad vertiginosa no le permitió a Joanne enderezarse en su escoba a tiempo.
Lo que le siguió a la situación fue terriblemente rápido e impulsivo. James escuchó el chillido agudo de Jo a unos cuantos metros debajo de él e inmediatamente se zambulló, en busca de socorrer a su amiga de una tenaz caída de siete metros. Pero, estaba muy lejos de ella y temió, a los dos metros, de no llegar a ayudarla.
Cuando a un metro de que el cuerpo (pues Joanne había caído desmayada) tocara el suelo, una fugaz y confusa mancha verdosa la tomó entre sus brazos. James miró hacia la profesora intuitivamente, dándose cuenta de que no era ella la que la había salvado a Jo. Entonces… ¿quién…?
Federic Esdara apoyó a Jo suavemente, casi con dulzura, en el firme y duro suelo del campo de Quidditch. Potter se lanzó hacia ellos instantáneamente, arrojando su escoba hacia a un lugar fuera de su interés al asentar sus pies en el suelo, corrió hacia Jo, casi tirando a Esdara violentamente al suelo e inclinándose para comprobar preocupadamente el estado de su amiga. Intacta, sana y salva.
La profesora se acercó a ellos, inquieta, y le sugirió a James que llevara a Jo a la enfermería, para que ésta revisara si correctamente la chica se encontraba bien. James asintió lentamente, miró a Esdara con desprecio y tomó a Jo en sus brazos, comenzando a caminar hacia el castillo.
***
Observó atentamente a su amiga a los ojos y luego sonrió tranquilamente. Joanne le devolvió la sonrisa agradablemente, agradeciéndole con ese único gesto sus inquietudes hacia ella. Potter se sonrojó ligeramente y retiró la mirada, mirando hacia la ventana, haciendo como si contemplara los terrenos. Jo rió disimuladamente.
- ¿Sabes? No entiendo por que Esdara me salvó… - Murmuró Weasley abstraídamente, minutos después. James le miró de reojo y soltó una sonrisa burlona.
- ¿Será que se ha enamorado de las hermosuras de la joven Weasley? – Sonrió. Joanne se ruborizó. James le miró cuidadosamente, tratando de encontrar la razón. ¿Enojo por su broma? ¿O timidez? - Yo tampoco lo sé, Jo, pero te digo en serio lo que capaz se haya enamorado…
- Bah, demasiada cerveza de mantequilla, James. – Rieron amistosamente.
En ese mismo instante, tocaron la puerta de la enfermería y entraron dos personas pausadamente, casi avergonzadamente. James y Jo intercambiaron miradas curiosas e intrigadas. Daniel les sonrió débilmente y miró a Joanne, preguntándole como se encontraba. Mientras que Esdara mantuvo su firme mirada en los ojos verdosos de James, que lo examinaban minuciosamente, tratando de entender sus intenciones y pensamientos.
Tras un diálogo monótono de Daniel y Joanne, Federic por fin tomó la palabra, bajando su mirada al suelo, tímidamente. Miradas de sospecha.
- Yo… Quisiera… Potter y Weasley, es decir James y Joanne... yo quiero pedir disculpas por todo los inconvenientes que les he ocasionado estos dos años que llevamos en el colegio. Que seamos… ¿amigos? – Alzó la vista exhortadamente, hacia Jo y James, que permanecían con miradas totalmente neutrales. Ambos se miraron durante un instante y Weasley terminó contestando.
- Bien, Federic, me has salvado de una caída de unos bastantes metros… Así que lo que menos podría hacer yo es disculparte. Pero…
- Estarás en punto de mira hasta que comprobemos que no hay intereses extras detrás de esa disculpa. – Concluyó James directamente. Federic sonrió afirmativamente. Y el trío de Gryffindor le devolvió la sonrisa.
***
Querida mamá:
¿Cómo estás? Espero que estés realmente bien.
¿Te acuerdas que hace una semana te conté que Federic Esdara nos pidió sus serias disculpas? Bueno, después de eso, surgieron muchas novedades…
En esta semana, muchas cosas cambiaron. Básicamente, casi todas. Desde nuestro frío trato hacia Federic Esdara, hasta nuestra eterna amistad con Daniel y James. Los primeros días, James miraba a Federic cada dos por tres, con miradas resentidas y observadoras. Pero después de una semana, comprobó que por el momento Federic era de fiar. Así que pasamos de ser un especial trío a ser un reconocido cuarteto.
Daniel ya ha tranquilizado su humor, aunque sigue a veces con tonos fríos y agresivos. Sobre todo hacia a mí, que soy quien generalmente le discute las cosas. Es un placer hacerlo, ¡no puedo evitarlo! ¡Ja! Si estuviera leyendo esta carta, seguramente tendría que salir corriendo al ser perseguida por Dan por todo el terreno de Hogwarts.
James ha cambiado también. Diría que Federic ha influido en eso, pues… Ahora son tan amigos como lo es con Daniel. Aunque diré que se pelea más con Federic que con Daniel… Pero cosas cotidianas en un orgulloso Gryffindor y un astuto Slytherin, ¿verdad?
En cuanto a Federic, tengo que decir que me ha sorprendido. Es inteligente a su manera. Astuto, pero no del todo ambicioso. Aunque no podré negar que se nota demasiado que es Slytherin. Burlón, aunque no irónico, como las bromas usuales de Dan y James. Mm. Un tic caballeroso posee. Aunque no tanto como James. Y no te puedo decir el grado de justicia y fidelidad que tiene, pues todavía lo desconozco.
En cuanto a Lizzie, no tengo idea. Muy cosas veces me la cruzo en el día y charlamos realmente poco. Y creo que lo mismo le pasa a James. Supongo que estará todo bien, con Helena y Robert. O aunque sea, eso espero. No ha pasado ningún día de éstos en la enfermería, avísale a tía Mione para que no se preocupe.
¡OH! Hablando de las inquietudes de tía Mione, avísale también que hemos cumplido con nuestro castigo con el profesor Snape (que a propósito, lleva como dos semanas siendo el profesor suplente de pociones.) Creo que limpiar las mazmorras fue y será la peor experiencia de mi vida. Más si tienes a Daniel y a James constantemente paveando, como dos niños de seis años. Aunque tendré que admitir que yo me contagié y también fui una pava. Lizzie se contagió antes que yo, y bueno…¡¡Estuvimos seis horas limpiando!! ¿Por qué? Porque lo que limpiábamos, luego lo ensuciábamos. Terrible, ¿no? Dormimos la clase entera (eran dos horas) de historia de la magia…
Creo que no hay más novedades, salvo que el retrazo de la separación de Draco y Pansy esperanzó a Daniel. Pero estoy segura que dentro de poco recibirá la carta del ministerio, ¿verdad, mamá? Espero que todo salga bien para Dan…No podría soportar verlo destruido. Lo curioso es que no sé ciertamente con quien quiere vivir. Estaba segura que con Draco, pero esta semana me han salido unas cuantas dudas luego de escuchar algunos comentarios indirectos de Dan…
Bueno, mamá, te dejo. Creo que me he expandido mucho con la carta… Seguiría, pero escucho desde mi habitación los gritos de Daniel y James para que baje y vayamos a cenar. ¿Es que estos chicos no piensan en otra cosa que comer y jugar al Quidditch? ¡Upps! Me ha gruñido mi estómago justamente ahora… Acabo de recordar que gasté muchas energías en encantamientos…
Espero que todo allí esté bien. ¡¡Mándale besos a papá, a tío Draco, tío Harry y tía Mione!!
Cariños desde Hogwarts,
Joanne
