PaME-LiTa: Gracias por tu review. ^^ Tu teoría es correcta. (Debo admitirlo xDD) Draco encontrará a alguien, especialmente porque seguramente mi beta me lo pedirá. xD Aunque de ahí a saber si es buena o mala, ni idea! Jajaja. Esdara? Bueno, estoy muchachios son un poco ciegos, hay que admitirlo… Pero llegará el momento de su.. ermm… "traición"… tú crees? xD Espero actualizar la semana que viene ^^ Ya tengo 10 pags del siguiente cap, así que… ^^ Muchas gracias por tu review! Espero tu crítica sobre este cap. ^^

Calixta: Muchas gracias por tus ánimos, Calixta! ^^ Pondré más HHr en cuanto se dé la situación, no te preocupes. ^^ Ahora que estoy de vacaciones será más posible las actualizaciones semanales (o cada dos semanas o.O) ^^ Bueno, espero tu comentario sobre este cap, entonces. ^^ No, que va! No me va a molestar, sino al contrario.. Me encantan los reviews!! ^^ Gracias!

Capítulo 24 - Nuevo Ministro e inciertas reuniones

- Oye, ¿cómo es que ya has tenido tu sueño animago? Eso no se vale ¬___¬

- Bueno, no somos nosotros los que decidimos cuando tenerlo, ¿verdad?

- Yo ya quiero saberlo… Estoy con las ansías hasta el cuello…  

- Ojala nuestras formas animagas no sean ni decepcionantes ni extremadamente llamativas. Sino tendremos problemas en Hogwarts. ¿Y si nos descubren?

- No, qué va. Qué poca confianza nos tienes. T___T

- Me pregunto si Federic también querrá hacerse animago…

- Es el secreto del trío. No podemos permitir que interfieran, por más que se trate de Fed. Además, debe estar muy preocupado rindiendo materias para pasar de año. ^^

- Qué buen amigo eres -.-

- ¿Viste? ^^

- Todo eso porque sólo sacaste el mejor promedio del año…

- ¿Sólo eso? ¿Ahora es poca cosa?

- Sí, porque tú lo lograste.

***

Miró su reflejo en el espejo y pensó inmediatamente que su bondad sobrepasaba límites. Tendría que haber agarrado a James y asegurarse de que no respirase por un buen rato… Pero perfectamente conocía a sus dos mejores amigos. Hacía mucho que no bromeaban con ella y eso realmente le había sorprendido y extrañado. A pesar de la sólida confianza que se tenían, no dejaban de ser un trío de adolescentes… Y James y Dan no dejaban de ser hombres. Tan huecos e inmaduros.

Una sonrisa dulce se deslizó por su rostro mientras jugueteaba con un mechón de su cabello distraídamente. Cuánto les quería. Eran lo más preciado que poseía y ellos siempre estaban para ella. No había nada que los separase, ni siquiera entre James y Dan que podrían pelearse por chicas. No dejaban de ser parte del grupo de los chicos más guapos de Hogwarts, al fin de cuentas.

Jo era conciente de las miradas de envidia y recelo que recibía por los pasillos. Pero las ignoraba. Además, ella no podía ver a sus amigos, a sus hermanos (pues prácticamente se habían criado juntos), como chicos por los cuales habría posibilidad de noviazgo. Todavía no había llegado a esa edad y realmente no quería que llegase. Le tenía terror. La sola idea de perderlos le causaba una sacudida en el estómago. Eran lo único que tenía. Las únicas personas de su edad que la valoraban y apreciaban.

Pero esta vez pensó que se habían pasado. Tía Mione había encontrado una pócima para calmar el cambio riguroso de estilo y color de pelo. Le había marcado uno permanente hasta que encontrara la solución para devolverle su color natural. Aunque el que tenía tampoco le disgustaba. Era el mismo que James había alagado el día anterior…

Observándose en el espejo, se dio cuenta de que ese peinado destacaba de sobremanera el color celestino de sus ojos y sus pálidas mejillas. Con el rojizo se notaba, pero no tanto. Se percató que al fin y al cabo, el "accidente" con la poción le había demostrado que podía modificarse en algunos tonos y se vería algo más elegante. Lo tendría en cuenta para años próximos.

Suspiró mientras tomaba el libro apoyado sobre la mesita de la habitación compartida. No les había contado nada a sus amigos sobre lo que había averiguado de los herederos. Le daba mala espina y pensaba hablar pronto con tía Mione sobre el tema. Capaz ella le aconsejaría que hacer y le regañaría convenientemente por meter las narices en un tema que teóricamente no le incumbía. Sino hubiese investigado, no sentiría esa culpabilidad cada vez que miraba a los ojos de James. Pero sus labios estaba sellados y de ellos no surgiría nada.

Ni que ellos le ofrecieran una solución al problema con su cabello, pensó riéndose sola. Estaba sacando ventaja sobre ellos. No le disgustaba el cambio. No podrían hacer intercambio. Pues obvio que sabía que eso querían sus amigos. A parte del otro injustificado motivo: jugar con ella.

***

¿Adivina quién te escribe ahora? Cómo si fuera tan difícil saberlo… ^^

Y ya que estamos con las adivinanzas, ¿adivina con quién iré al baile de Navidad? No, con Cho no. Me he dado cuenta que solamente de ella me atrae el físico. Existe una chica, bonita a su manera e inteligente, que realmente me gusta mucho… Hasta el punto que he llegado a pensar que estoy realmente enamorado. ^^ Ron dice que se me nota mucho en la cara y era de eso de lo que se burlaba Hagrid. Ella me ha besado… Ni con todas las palabras del mundo podría describirte todo lo he sentí en ese pequeño segundo, aunque tan valioso y anhelado. Es tan dulce, tan sincera, tan comprensiva… tan…Mione.

No sé con quien irá Ron. ¿O me dijo y no lo he escuchado? ¬¬

Por aquí anda todo normal. Salvo que se tenga en cuenta que ahora estoy bajo el conocimiento de la causa por la cual murieron mis padres. Soy el heredero de Gryffindor. ¡Ja! Qué bendición, ¿verdad? En otro tiempo se tomaría como una buena noticia, pues tengo poderes "desconocidos" o algo así… Y debo descubrirlos para derrotar a lagartija Voldie. Uhh… Viéndolo desde la forma trágica, estoy destinado a matar a Voldie o a que éste me mate. Qué destino, Diosa. Pero uno tiene que ser sumiso en este sentido. Si yo no lo derroto, el mundo está muerto. Que tranquilidad estar aquí desahogándome con mi ironía…

¡Gry va ganando en la copa de las casas! ^^

Debo dejarte ahora. Mione me espera para dar un paseo a orillas del lago. ^^ Ya parece una relación formal, ¿verdad? Quién lo diría... con Mione... ¡¡Qué suerte he tenido!! Ron ya me ha dicho que si no lo nombro padrino de nuestros hijos me mata ¬¬ Yo lo mataré a él si sigue haciendo esos comentarios tan incómodos. ¿Me ayudarías?

Joanne cerró el diario mientras miraba aturdida un punto en la habitación. Si James leía ese diario, se enteraría de la verdad de su sangre… ¿Sería conveniente que lo supiera? Mejor ir a hablar con tía Mione cuanto antes.

***

Entró sigilosamente con el diario apretado contra su pecho en un gesto protectivo. El despacho de tía Mione en la mansión era bastante grande. Estaba parcialmente lleno de estanterías con libros antiguos y recientes, periódicos y diversas cosas por ese estilo. Hermione se encontraba sentada detrás del escritorio, leyendo el Profeta del día de la fecha hasta que Jo golpeó en su puerta y le otorgó el permiso para pasar. Ahora la miraba curiosamente, con una intensidad casi parecida a la mirada de su madre. Sintió escalofríos cuando por su mente pasó la idea de que podían leerle la mente.

Se sentó en la silla enfrente del escritorio nerviosamente.

- ¿Sucede algo malo, Jo? – La vista de su tía se fijó momentáneamente en su cabello, que continuaba siendo del color innatural.

- Pues… No sé si tan malo… Pero sucede algo. – Apoyó el diario en el escritorio con cierto autoritarismo. Herm miró el libro de reojo, como si no tuviera deseos de agarrarlo y mirarlo. 

- ¿De dónde lo han sacado? – Preguntó tranquilamente Hermione. Pero Jo supo de inmediato que era una tranquilidad fingida, que si fuera realmente por ella le estaría regañando a gritos.

- Del mismo lugar que el Kneazle de Dan. – Contestó indiferente. Estaba acostumbrada a ser ella la que diera la cara por las travesuras del trío y sabía que las emociones jugaban en contra a la hora de querer sacar información.

- Ya veo. – Hermione alzó una ceja, sorprendida al principio. - ¿Hasta dónde han leído? – Daba por hecho que habían descubierto la forma de leerlo obviamente. Jo tragó saliva y contestó culpablemente.

- Los chicos no han leído más allá de tres páginas, pero yo… - Se mordió un labio. – Sé el valioso secreto de la familia Potter. – Miró a su tía significativamente. Ella alzó ambas cejas pero sonrió ampliamente, orgullosa por la ahijada que tenía.

- Bien. ¿Y se lo has dicho a James y a Dan?

- No. No sabía si era conveniente que lo supieran… Pero me siento terriblemente culpable, porque ellos saben que les estoy ocultando algo y… - Herm sonrió cariñosamente.

- ¿Y por eso te pintaron el cabello? – Su voz sonaba ligeramente burlona. Joanne asintió silenciosa, mirando un punto específico del escritorio.

- ¿Debo decirles…?

- No. Ellos deben descubrir el misterio que involucra a su mundo cuando estén realmente preparados para hacerlo, Jo. – Joanne frunció el entrecejo.

- ¿Ellos…?

- James y Elizabeth. – Aclaró Hermione lógicamente.

- ¿Ambos son herederos de Gryffindor?

- En teoría, sí. Pero el primero que nació (o sea, James) es el que porta casi la totalidad de los poderes. – Explicó Hermione luego de un suspiro largo.

- Tía Mione, ¿qué es la maldición Lativairam Asenavanemij?

Hermione, que estaba tomando pasivamente una taza de café, la dejó inmediatamente sobre el escritorio viendo que su mano era incapaz de sostenerla y Joanne notó la expresión de sus ojos: horror. Se preguntó mentalmente si tendría que haberse callado pero requería una respuesta… La necesitaba.

- ¿De dónde has sacado esa maldición? – Preguntó mirándola intensamente.

- La curiosidad mata al gato. – Sonrió Jo con culpabilidad. – Revelé la última frase de la última página del diario…

- El diario abarca desde nuestro quinto año en Hogwarts hasta el final de nuestra educación como aurores. – Empezó a explicar Hermione pensativamente.

- ¿Qué es la maldición Lativairam Asenavanemij? – Repitió Joanne ansiosamente.

- No puedo informarte de eso. Y tampoco encontrarás la respuesta en ningún libro. – Dijo Mione agarrando el diario entre sus manos mientras sacaba la varita. Le aplicó un encantamiento que Jo no pudo llegar a comprender.

- Si este diario cae en malas manos, podría ser nuestro suicidio. Por algo estaba escondido. En el único libro que podrías haber hallado una respuesta a tu pregunta es en éste. – Continuó mientras caminaba hacia una de las estanterías y colocaba el librito en una de sus filas.

- Pero tendré que confiscárselos. Es peligroso, ya saben. Además, ahí tienes una excusa fantástica para no sentirte culpable. Puedes inventarles una historia, donde te encontré leyendo el diario o mientras limpiaba tu habitación, lo hallé entre libros… Pero te sugiero a ti que sigas investigando. – Le guiñó un ojo Mione luego de tanta seriedad. – También hay un secreto que involucra a tu familia.

- ¿Weasley? – Preguntó escéptica. Mione sonrió misteriosamente.

- De parte de madre. – Replicó, indicando que sería su única pista.

- Gracias, tía Mione. – Joanne se levantó y salió del despacho deseando, por un momento, nunca haber entrado.

***

Ron bostezó por décima cuarta vez en cinco minutos. Hermione estaba apoyada contra una pared, medio dormida, intentando permanecer atenta. Draco estaba sentado y miraba el techo con admiración, como si nunca antes se le hubiera ocurrido la idea que el Ministerio de la Magia tuviera un techo. Lilian era una de las más despiertas, aunque leía el periódico con gran lentitud. Por otro lado, Harry estaba totalmente despierto pero sus ansías estaban poniendo los nervios de punta a los otros cuatro. Se paseaba de un lado para otro murmurando para sí. Su cabello no ayudaba a mejorar su imagen, ya que le daba apariencia de un loco que acababa de huir del manicomio. Sus ojos estaban especialmente brillosos pero su rostro estaba pálido y tenía unas ojeras bien marcadas.

No era divertido que después de un ataque a un pueblo muggle tuvieras que asistir a la ceremonia donde se diría quien era el próximo ministro. No si acababas de luchar con unos cuantos mortífagos y éstos escapasen milagrosamente de las manos de los policías mágicos, dejándote derrotado en un lugar cubierto de sangre y muerte. Además, casi sin energías mágicas.

En ese momento, Sirius se acercó a ellos. Su estado era completamente contrario al del quinteto de aurores. Estaba vivamente despierto y confiado en sí mismo. Lucía espectacular, con una túnica realmente elegante y un peinado trabajado. Sus ojos azules relucían sobrenaturalmente hasta que los observó a ellos con determinación. Parecía como si ver a Harry con esa expresión maniática acabara de arruinarle la fiesta.

- ¿Otro ataque…?

- ¡Muggles! – Exclamó furiosamente Harry sin poder contenerse. - ¡Han matado decenas de muggles! ¡Y no hemos atrapado a ninguno de esos malditos asesinos!

- Tranquilo, Harry. – Susurró Lilian cansadamente.

Ella no tenía ganas de ponerse furiosa como él, aunque bien podría haberlo hecho. Pero prefería la razón a dejarse llevar por los sentimientos. Harry dejó de vagar para sentarse en una de las sillas con un aire de total decepción e impotencia. Cerró sus ojos, para dejarlos descansar un instante. Sirius le observó de reojo con preocupación al igual que Herm. 

- Necesitas descansar más, Harry. – Sugirió Sirius sentándose al lado de su ahijado.

La imagen que ahora presentaba le hacía acordar a cuando era joven, demostrando que era un Gryffindor, al igual que él, que se dejaba manejar por sus instintos y sus sentidos morales. Hacía bastante tiempo ya que no veía a ese Gryffindor, pues generalmente se mostraba indiferente (muy a lo Slytherin) o callado en sabiduría (a lo Ravenclaw.)

- No ahora. – Replicó Harry fríamente.

- Podrás descansar tranquilo cuando Ojo Loco y yo estemos al frente del Ministerio. – Sonrió cariñosamente Sirius, jugueteando con el cabello azabache de Harry. Éste hizo una exasperación con los ojos, ocasionando risas de parte de los otros cuatro aurores.

- No sé si dormiré más intranquilo que ahora, Siri. – Se burló sonriendo levemente.

- Además, por supuesto, que Black nunca llegará a la cima del MM. – Dijo una voz socarrona acompañada por una sonrisa enigmática y astuta de dos Slytherin. Jim Esdara y Lucius Malfoy. 

Draco, que había estado apunto de dormirse en ese preciso instante, se energizó como si le hubiera dado una corriente eléctrica, mirando con intenso odio a su padre. Los otros tres, Ron, Herm y Lil dejaron de hacer lo que cada uno estaba haciendo para mirar a ambos Slytherin con natural desconfianza. Sirius se puso de pie, dispuesto a no dejar que ellos pisasen su orgullo. Harry simplemente elevó las cejas suspicazmente y chasqueó la lengua impacientemente.

- El quinteto fantástico. – Dijo Lucius mirando a cada uno de los aurores con una sonrisa de dulce venganza en sus labios. – Lástima que hoy no han podido hacer de héroes… Y por lo visto, ahora son víctimas. – Agregó observando intensamente cada herida en el cuerpo de ellos y las expresiones de cansancio.

- La víctima serás tú cuando un dementor te bese, Lucius. – Replicó Lilian sonriendo burlonamente.

- O una serpiente me envenene, ¿verdad, señor Potter? – Se burló Malfoy mirando a Harry fijamente a los ojos. Éste mantuvo la mirada con sencillo desafío.

- Pero si ya estás envenenado, Lucius. – Dijo Harry con un tono clara de obviedad. – Sólo que es un veneno tardío, que se toma su tiempo… Pero algún día caerás en manos de la Serpiente y ahí sabrás que has perdido todo. Absolutamente todo lo que pensabas haber conseguido.

- Entonces ya seríamos dos envenenados. – Impugnó el Slytherin. Harry sonrió enigmáticamente.

- Pensé que ya no te quedaba cerebro… Pero veo que sí. – Se burló con una sonrisa sutil.

- Así que admites que algún día caerás…

- Todo principio tiene un final, ¿verdad? La vida no es eterna en la tierra. – Le interrumpió Potter.

- Serán ustedes los que caigan primero.

- Tengo mis serias dudas al respecto.

- Cuando suceda, lamentarás no haberme escuchado.

- No lamentaré nada relativo a ti o a tu Señor, Malfoy. – Se miraron fijamente, como si ambos quisiesen liquidar al otro en ese preciso instante y no podían por triviales razones que tenían que seguir.

- Ya basta. – Se escuchó una voz autoritaria del otro lado del pasillo. Stephen Barker.

- Barker… - Dijo Malfoy sonriéndole ampliamente, enderezando su postura. Harry le miró de reojo con desconfianza.

- Te llama el Wizengamot. – Dijo Barker mirando a Harry. Éste asintió levantándose. Caminó hasta Stephen y colocó en sus manos un pergamino. Todos los miraban, ninguno sabiendo qué contenía eso.

- Dáselo a Tonks.

Y sin decir más, se retiró desapareciendo entre las sombras del pasillo. Ron, Lil, Herm, Draco y Sirius se miraron entre ellos extrañados, sobre todo Sirius, quien podría haber contactado a Remus y que éste le entregase a Tonks el pergamino… Pues estaba seguro que lo que contenía era de importancia. No comprendía por qué la irresponsabilidad de Harry de entregárselo a Barker.

Malfoy desapareció con Esdara luego de hacer una burlona reverencia.

***

A las 12-1, en mi despacho, con toda tu división.

Harry.

¿12-1? ¿Despacho? ¿División? Odiaba los mensajes en código, más cuando todavía no había descubierto muchos, solamente los básicos. Dudaba que una división de aurores pudiera entrar tranquilamente en el despacho de Potter en el Ministerio. Encima, Tonks no estaba a cargo de ninguna división de aurores. ¿Entonces…? ¿Otra nueva y novedosa reunión de la Orden del Fénix?

Bah, no importaba. Sería mejor entregarlo a quien le había dicho para mantener una responsable apariencia. 

***

Localizó instantáneamente a su padre entre la gente en la sala, pero lo ignoró completamente al pasar por su lado. Sirius ya no estaba con ellos pues debía estar con Ojo Loco, su compañero de lista, para la ceremonia. Se eligieron unos estratégicos asientos y Mione reservó uno para Harry, quien todavía no había vuelto. El cuarteto se preocupó bastante por él cuando, al observar la sala, vieron al Wizengamot sentado en el centro en completo silencio. Harry no estaba por la zona.

- Me pregunto dónde diablos estará. – Murmuró fastidiado Ron.

- Capaz fue hablar con Tonks… - Opinó su esposa dubitativamente.

- Imposible, Tonks está allá con Remus. ¿La ves? – Señaló discretamente con la cabeza hacia la derecha y efectivamente allí estaba la comprometida. 

- ¿Entonces?

- Lo único que podemos hacer ahora es rezar para que no se haya metido en un lío. – Suspiró Draco pensando que eso era imposible. Recientemente, Harry estaba mucho más inmaduro e irracional que de costumbre, llevándolo a ser algunas cosas… no beneficiosas para él.

La viceministra, Laura Madley, se puso de pie y pidiendo silencio para así poder hablar. Le rodeaba el Wizengamot con rostros serenos aunque algo irresolutos. Al contrario de la viceministra, que tenía una sonrisa amplia y sincera en su rostro generalmente sombrío e inteligente. Pensar que ella había sido la anterior acompañante de lista del Truplathin, con Percy a la cabeza hacía sólo ya diez años. Los primeros siete habían sido bastante buenos, pero…

Percy se retiró de la Orden del Fénix y allí todo se desvió en contra. La guerra volvió a empezar sutilmente. Ahora ya no podían vivir en paz como antes… Nuevamente, alguien con poder se estaba alzando. Pero nadie tenía idea qué mente perversa estaba detrás de todo aquello. Sólo sospechas y dudas penetraban en la comunidad.

Laura Madley empezó a hablar, dando el usual discurso de 'despedida' junto a los párrafos iniciales de la ceremonia de bienvenida del nuevo ministro, hasta el momento en anonimato total. Así durante largos veinte minutos, donde muchos pensaron que se estaba haciendo demasiado larga la reunión. Hasta que llegó el momento tan ansiado por todos.

- Y es un honor en este momento para mí entregarle el mando al nuevo Ministro de la Magia… - Dejó que el silencio ultra tumba se entendiera para darle énfasis. Miles de pares de ojos la miraban fijamente, incitándola a hablar. – Al ex auror, Alastor Moody y al ex auror, ex director de la Academia Prakigam de Aurores y, ahora mismo, ex jefe del departamento de deportes mágicos, Sirius Black.

Un valioso triunfo añadido a la Orden del Fénix.

***

Marchaba silenciosamente por el pasillo tan conocido de su mansión. Observó su reloj de muñeca dándose cuenta que en ese momento deberían estar diciendo quien sería la nueva cabecilla de la comunidad mágica de Inglaterra. Pero no tenía deseos de estar allí, no con ese extraño cansancio nublándole la razón. Ahora ya estaba un poco más despierto, luego de haber bebido una pócima especial para ello y haber mejorado un poco su imagen. En el mismo tiempo que los demás habían estado escuchando el discurso de Madley, él había estado realizando un informe sobre el ataque a los muggles para el Ministerio y para la prensa. Algo bastante productivo desde su punto de vista.

Pero ese mutismo en la casa le dolía hasta la médula. Algo no estaba bien. Y no eran los muchachos, pues ellos estaban más dormidos que osos en periodo de hibernación. Si se habían quedado hasta muy tarde viendo una película muggle en la televisión muggle con el permiso de Herm. Tenía la impresión que en la casa había alguien que en definitiva no debería estar allí. Capaz su intuición estaba alterada luego del ataque, pero… Usualmente nunca fallaba.

Hoy no sería el caso.

***

- ¿Dónde está mi ahijado? – Preguntó Sirius felizmente, luego de una mini celebración con algunos integrantes de la Orden que habían acudido.

- No ha estado en la ceremonia, Siri. – Dijo Hermione visiblemente preocupada. Sirius frunció el entrecejo, haciéndose el herido.

- ¡Mi ahijado no estuvo en mi momento de mayor felicidad! ¡Esto no es posible!

- Qué extraño… ¿cuándo fue la última vez que lo vieron? – Cuestionó Remus incrédulo.

- Antes de la ceremonia. Había ido para hablar con el Wizengamot… - Contestó Draco inquieto.

- Pero no volvió…

- ¿Estará en casa? – Preguntó Hermione pensativa.

- Podría ser. Vamos para allá, entonces.

- Pero... recuerden… Dijo 12-1. – Murmuró Tonks.

- Da igual. ¡A la carga, compadres! ¡Hay que celebrar y mi ahijado debe estar presente!

***

Sacó la varita mágica y pidió la iluminación total del pasillo con una agitación de ésta. Las antorchas al estilo medieval se prendieron instantáneamente con un leve chasquido y Harry escuchó atentamente, en busca de algún sonido que le guiase para encontrar al intruso. Como era de saberse, identificó algo extraño en el despacho de Mione. Frunciendo el entrecejo, apuró el ritmo de la caminata, aunque manteniendo un moderado silencio.

El intruso sabía que había alguien que lo estaba buscando al prenderse todas las antorchas de una sola vez. Eso le había inquietado notablemente y había revelado su ubicación por plena distracción. Pero Harry sabía que tenía que tener cuidado: alguien que había ingresado en las paredes de la mansión de los Potter tenía que tener un estupendo poder mágico para traspasar sin dañar las barreras de protección antiguamente instaladas. No era alguien que manejara la magia negra: habrían sonado las alarmas invisibles de la Orden. ¿Entonces…?

Harry se aplicó a si mismo un encantamiento de invisibilidad bastante efectivo antes de forcejear mágicamente la puerta del despacho. Ésta se abrió mansamente, emitiendo un crujido ligero. Potter analizó fugazmente la habitación sin entrar en ella. Quien fuera que estuviera adentro se mantendría en silencio y oculto a la vista. ¿Qué podían encontrar en el despacho de Mione? Sólo investigaciones y pergaminos de la Orden, aunque no los más importantes. Salvo que su esposa guardase algo que él todavía no estaba bajo conocimiento y fuera realmente importante. Pero de haber sido así le hubiera informado, ¿verdad?

Indecisamente entró aplicando a su vez un hechizo insonizador a su cuerpo. Todos sus movimientos serían en auténtico mutismo, como el intruso. Sonrió, dejando que una extraña emoción le invadiese. Hacía mucho que no la sentía: su sentimiento por la aventura, por investigar y hallar rápidas soluciones. Ese sentimiento adolescente de Hogwarts…

De repente, algo le sacó de sus pensamientos. Un ruido seco. Un golpe duro contra el suelo. Una estantería tambaleándose. Algunos libros cayendo precipitosamente con el suelo. Se dio vuelta y con habilidad detuvo la caída de la estantería y la continuidad de la caída de los librillos. Buscó con la vista al culpable. Hasta que su mente comprendió: también estaba oculto bajo un hechizo de invisibilidad o una capa de ese estilo. El problema de aplicar un encantamiento des-invisibilidad sería que también se revelaría él… Daba igual, lo importante era tener entre sus manos al…

Se dio vuelta, justo a tiempo para parar un ataque "noqueador" de un encantamiento. Aplicó el encantamiento de revelación. Pero absolutamente nada sucedió. Dio una vuelta de trescientos sesenta grados para fijarse bien que no hubiera nadie. Observó el techo (N/A: recordando una escena de una película muggle llamada… El Hombre Araña xD) y cualquier posible escondrijo. Nada.

- Para ser uno de los jefes de la Orden del Fénix y auror de ataque eres muy lento, Potter. – Murmuró una voz en su oído.

Sentía el aliento de quien quiera que fuese en su nuca y un escalofrío general recorrió su cuerpo. Conocía esa voz. La conocía. Su respiración se alteró un poco, pero permaneció con la vista al frente y esperando una reacción del intruso. Su cabeza daba vueltas vertiginosamente, meditando en qué podía hacer.

Algún día caerás en manos de la Serpiente y ahí sabrás que has perdido todo.

Absolutamente todo lo que pensabas haber conseguido.

Todavía no era el momento. No ahora.

- ¿Sabes? Tomar la voz y la personalidad de tu anterior peor enemigo me agrada. Es una sombra que invade tu pasado y recae en tu presente como una maldición. Es aquel que nubla tus recuerdos y controla tu mente. ¿A que sí?

- ¿No era que no querías tener nada relacionado con Él? – Preguntó Harry con una voz burlona.

- Mmm… Puede ser. Pero surgí de él, ¿qué le voy a hacer? Uno no puede negar sus raíces, ¿verdad?

- Pareces humano. – Dijo Harry entre satírico y sincero.

- Es verdad. Tanto tiempo escondido en ellos me ha llevado a asociarme con ellos.

- ¿Qué deseas? Dudo que ya quieras matarme. – Cuestionó Potter indiferente.

- Sería algo muy poco divertido. Sólo he venido a avisarte… que tu nuevo enemigo se está alzando con un poder muchísimo más poderoso que tu anterior enemigo… Sólo eso.

- ¿Tienes contacto con él?

Pero solamente obtuvo como respuesta un silencio y una sensación de libertad deseable. Se había ido tal cual había llegado: silente. Harry suspiró cansado y frustrado, todavía sin moverse de su lugar realmente. Sus músculos continuaban tensos como si no se hubiese ido y su respiración estaba más alterada que antes. Comprendió que no se iba a ir dejándolo ileso…

Terminó por caer desmayado al suelo bruscamente, sin justificación.

***

- ¡Harry! – Exclamó Hermione al abrir la puerta de su despacho y encontrar a su marido, tendido en el suelo, inconsciente. Sirius, Lil, Ron y Draco entraron tras ella igual de preocupados y extrañados que ella.

- ¿Qué le sucedió? – Preguntó Draco inclinándose junto con Mione y cacheteando suavemente las mejillas de Potter. No había caso, no despertaba.

Sirius observó alrededor. Había libros esparcidos por el suelo, pero ninguno estaba suficientemente cerca como para haber sido el culpable del noqueo de su ahijado. No había señales de duelo mágico, pero alguien había estado allí. Y era imposible que los niños quisiesen dañar a Harry. ¿Quién, entonces…?

- Será mejor que lo llevemos a la habitación y que ordene a los elfos ordenar todo esto… - Dijo Mione observando molestadamente el caos de su despacho. Algunos importantes pergaminos estaban desparramados y otros tantos rotos irregularmente.

***

- Estamos todos de acuerdo en que están sucediendo cosas demasiado extrañas y que hay algo fundamental uniéndolas, que tiene una relación estrecha con la Orden… - Comenzó Sirius ese mismo día y en la casa de los Potter, pocas horas después, a un círculo selecto de la Orden del Fénix. 

- ¿Quién es la nueva mente suprema de los magos tenebrosos? ¿Alguien tiene alguna idea de eso? – Preguntó Tonks intranquilizada.

- Sospechas, pero nada revelante. – Contestó Draco, mordiéndose el labio inferior.

- ¿Quién habrá atacado a Harry? – Continuó Remus, añadiendo esa pregunta las incógnitas.

Cabe agregar que el susodicho todavía no había despertado a pesar de todos los intentos, tanto mágicos como muggles, de hacerlo por parte de ellos.

- No violó la barrera de protección de la mansión. – Dijo Hermione pensativamente. – Las barreras estaban intactas cuando llegamos. Y los únicos que estaban en la casa, dormidos, eran los muchachos, que no saben nada de lo sucedido.

- No usó magia negra. Hubieran sonado las alarmas. – Agregó Ron.

- En definición, alguien que tiene en sus manos mucho poder. Perfectamente puede ser ese enemigo supremo del cual desconocemos la identidad. – Concluyó Remus.

- ¿Y el ataque de esta mañana a un barrio muggle?

- Según el informe realizado por los aurores, hubo quince muertos y trece heridos, todos muggles, y de todas las edades.

- ¿Foco del ataque?

- Atacaron al mismo tiempo en todas las zonas.

- ¿Algún mortífago atrapado? – Preguntó Lilian esperanzada, aunque bien sabía la negatividad que iba a ser la respuesta.

- No. Escaparon todos, dejando detrás de sí la marca tenebrosa.

- ¿Leyeron esto? – Preguntó Hermione que había agarrado el periódico del día (el cual todavía no había leído por las agitaciones del día) donde se mencionaba el asesinato de un muggle en un callejón de Londres. Una extraña marca mágica en el suelo. Salía una foto de ésta.

- Le escindieron la mano derecha. Murió desangrándose. – La totalidad de la Orden se estremeció ante aquella frase.

- Un muggle… ¿por qué?

- No se sabe ni hay ninguna pista que llegue a indicarlo…

***

Observó a su mejor amiga leyendo un libro y deseó sentirse tan tranquila como para hacer lo mismo. Pero las ansias de saber qué estaba sucediendo en su casa podían más que ella. Se estiró en su cama y miró el techo, pensativa. Robert no había escrito en todo el verano y eso le preocupaba. Ellas ya le habían mandado una carta, pero capaz no había llamado suficientemente la atención de Rob como para responder… O capaz se había ido de vacaciones y todavía no había recibido la carta… Le extrañaba, y no podía negarlo.

Dejó emerger un extenso bostezo y se frotó los ojos fastidiada por el cansancio. No quería dormirse. Todavía quedaba mucho por hacer y esperar esa noche. Además, dormirse a las nueve de la noche en vacaciones era casi un delito, más si te habías levantado a la una de la tarde. Buscó a tientas por pura costumbre su amuleto en la mesita de luz, hasta que recordó que lo había perdido por las calles muggles…

Se sentó en su cama y miró su mesita de luz, algo en ella llamándole la atención. Allí, lujoso y brillante estaba… El collar con forma de serpiente…

Lo tomó temblorosa entre sus manos y le contempló fascinada. Relucía más que nunca y los ojos de la serpiente nunca habían estado tan rojizos como ahora. James había tenido razón. Iba a volver. La magia lo hacía volver. Sonrió, sintiéndose completa y feliz. El cansancio que hacía minutos había sentido se esfumó por completo y hasta sintió ganas deponerse a bailar allí mismo sin música.

Hasta que observó sus dedos y notó en ellos, una sustancia especialmente escarlata… Sangre.

***

Perdido entre la inmensa oscuridad, en una dimensión desconocida, nunca antes acudida por él. Sabía que era un sueño, que era irreal, pero muchas veces había tenido predicciones de esta forma, así que dejó que éste le dominara y manejara su imaginación.

Pronto se halló sentado en una pradera rodeada por montañas. Recordó aquella imagen, grabada en su cerebro como una condena, de aquel único día que había sido mortífago. Inconscientemente, pero lo había sido. Había deslizado maldiciones imperdonables por sus labios y había sentido más odio y desprecio de lo que había sentido en su vida. Capaz artificial, creado por Voldemort, pero nunca olvidaría esa sensación mezclada con el poder de sus venas…

Suspiró, cerrando los ojos, deseando que su mente se alejara de ese recuerdo. Muchas veces más había dicho maldiciones imperdonables, había asesinado mortífagos, pero nunca había sentido esa autoritaria sensación de nuevo en él. Ni la deseó más. Pero eso le demostró la dulzura del poder, pero la maldición que al mismo tiempo éste implicaba.

Estaba cayendo el sol. Era un atardecer precioso, con colores oscuros y teñidos de un opaco brillo ocasionado por los últimos rayos del sol sobre aquella zona de Inglaterra. No había nada de vida alrededor, salvo los árboles y plantas. No divisó animales ni hombres a la vista y se cuestionó mentalmente a donde llevaría aquel sueño.

Hasta que minutos después, una poderosa energía invadió el lugar. A metros de Harry, estalló una invisible explosión, que provocó que los cabellos de Harry de precipitaran hacia atrás y Potter tuviera que aferrarse bien al suelo. Observó con el entrecejo fruncido al frente, esperando sin saber a qué.

Un lagarto apareció delante de él, saliendo debajo de una piedra o simplemente de la nada. Miró a Harry fijamente y éste le devolvió la mirada con curiosidad. Pestañó un segundo a causa del viento que había levantado un poco de tierra y donde había estado el lagarto ahora se encontraba una serpiente de cascabel. Extrañado vio como la serpiente siseaba algo (que misteriosamente él no logró descifrar) y con un pequeño estallido…

Para ser un sueño, estaba bastante loco, pensó riéndose mentalmente. A la serpiente le habían salido dos orejas a ambos lados de la cabeza y sin previo aviso, empezó una metamorfosis desagradable que terminó transformando al reptil en un gato completamente blanco.

Curioso, pero extrañamente familiar.

***

Pestañó somnolientamente tratando de fijar la vista en un punto en específico: el rostro que le miraba al lado de la cama. No tardó en reconocer a su querida Mione y su inminente expresión de preocupación. Se preguntó hasta cuando dejaría de preocupar a sus seres queridos… Pero también era satisfactorio sentirse querido y protegido como se sintió cuando Herm le besó dulcemente en los labios y jugueteó momentáneamente con su cabello alborotado.

- ¿Has dormido bien? – Se burló ella sonriendo débilmente. Harry le devolvió la sonrisa, con mucho más entusiasmo que ella.

- Lo necesitaba ^^ - Mione rió libremente, sintiéndose nuevamente bien de volver a ver a su Harry.

- De vez en cuando hay que hacerle caso a Siri, ¿eh? – Agregó Mione guiñeándole un ojo.

- Y ahora que es viceministro no se le podrá negar nada más… - Suspiró Harry fingiendo frustración.

- ¿Cómo sabes que es viceministro? – Preguntó Hermione sorprendida.

- Le tenía confianza. Por algo soy su ahijado, ¿no? – Contestó Harry sencillamente.

- Él pensó que ya lo habías olvidado… - Comentó ella divertida, pero luego volviendo a ponerse seria. - ¿Qué sucedió, Harry? Te encontramos inconsciente en mi despacho, el cual estaba hecho un caos… Y has tardado siete horas en despertarte… - Harry desvió la mirada, sabiendo que no podía contestar esa pregunta.

- Me pareció escuchar a alguien allí y al entrar me pegaron con un libro en la cabeza. ¿Saben quién fue? – Era idiota la respuesta dada, pero Mione no tenía forma de contradecirlo pues ella no había mirado la dispersión de los libros en específico.

- No… Pensábamos que tal vez tú…

- No lo llegué a ver.

- Están los de la Orden abajo, esperándote.

- Perfecto. – Dijo reincorporándose de la cama. Bostezó ligeramente y le sonrió a su esposa. – El descanso me ha hecho realmente bien. – Opinó para distraerla del tema del intruso.

***

- No llegué a ver a mi atacante. – Terminó Harry de narrar lo sucedido. Solamente había cambiado el final: sin el hechizo de invisibilidad, le lanzaron un libro y tan concentrado estaba que no llegó a apreciar ese detalle. Pero Sirius, que sí había examinado la posición, se mantuvo en un desconfiado silencio, dispuesto a luego a sacarle la verdad a su ahijado, como si volviese a tener quince años…

- Bueno, lo único que podemos hacer es investigar con las pistas que tenemos… - Se encogió de hombros Tonks.

- Ahora tenemos que decidir quién será el nuevo líder de la Orden. Perdimos a Albus y necesitamos a alguien que reemplace su puesto. No podemos hacer todos de líderes, es un total desorden y desorganización. – Dijo Remus pensativamente. - ¿Quién empieza con los votos?

- ¿Quiénes son los candidatos? – Preguntó Lilian con curiosidad.

- Todos los aquí presentes. – Respondió Sirius inmediatamente, sonriendo. – Menos Ojo Loco y yo. Tenemos suficiente con el Ministerio de la Magia…

- ¡Yo primero! ^^ - dijo Draco levantando ligeramente una mano y sonriendo ampliamente, con un brillo maléfico en sus ojos. – Yo propongo a Harry…

***

James, delante de Jo y de Dan, vigiló que desde allí nadie pudiera verlos antes de acercarse sigilosamente a la siguiente habitación, abriendo dócilmente la puerta con un tenue monotonía que les puso al trío terriblemente nerviosos. Joanne estuvo apunto de pedirle a James que no hiciera nada, que mejor sería volver, pero se calló pensando que parecería una cobarde si dijese eso.

Observaron hacia el frente, abstraídos, escuchando atentamente todo. La siguiente sala era el comedor, y la puerta estaba ligeramente entornada. Se miraron trémulamente. James enumeró los cuatros de izquierda a derecha (los que estaban sobre el muro del lado derecho) rápidamente y se encaminó hacia el tercero nerviosamente. Dos centauros, la madre y el hijo, estaban bebiendo de un lago con aguas pacíficas y puras.

Sustrajo la varita del bolsillo de su ropa muggle y tocó lo más sumiso que pudo el cuadro unas tres veces mientras murmuraba como la anterior vez, en las vacaciones de invierno: soruatnec soled redople. Con un leve gemido el cuadro recomenzó a deslizarse hacia arriba. Pero esta vez James pensó que tenían suerte: los adultos estaban completamente concentrados en discutir entre ellos para darse cuenta que algo pasaba en la sala de al lado.

Una vez adentro del pasadizo secreto y la puerta de éste estuviera cerrado, la oscuridad se les hizo absoluta. James agitó la varilla convocando el encantamiento lumos al mismo tiempo que sus dos mejores amigos. Los destellos de luz les accedieron a caminar unos cuantos metros para acercarse más al lugar donde estaba reunida la Orden. James volvió a extender la varilla señalando al muro.

- Antes que conjures el encantamiento para escuchar las voces del otro lado, deberíamos tener alguna forma de ver lo que está sucediendo. – Dijo Joanne en un murmullo.

- Pero en ese caso, ellos también podrán vernos. – Contestó mirando a Jo con el entrecejo fruncido.

- Entonces, con tu encantamiento, también podrían escucharnos. – Replicó ella inteligentemente.

- Aja... Por eso hay que mantener silencio. – Terminó James sin comprender a dónde quería llegar su amiga.

- De casualidad, ¿esta pared se puede traspasar? – Preguntó Dan mirando al frente pensativo, pues algo acababa de llamar su atención allí.

- Ermmm… Aquí. – Señaló un radio considerable de ladrillos. – Estos son irreales, es decir, si queremos pasar para el otro lado podríamos perfectamente. Pero sólo se puede pasar de este lado hacia la cocina, no de la cocina para aquí. ¿Listos? – Los otros dos asintieron, aunque Joanne no muy convencida.

- Sorum Dahcucse. –Aguzaron sus oídos.

***

- Yo propongo a Harry como líder de la Orden. – Sonrió Draco triunfadamente. Harry observó a Draco pasmado y con las cejas realmente arqueadas. Otros asintieron sonriendo y otros ladearon la cabeza, no muy convencidos.

- Sí, mi ahijado es el ideal para el puesto. – Opinó Sirius guiñeándole un ojo al susodicho, que continuaba aturdido.

- No, Sirius, yo no…

***

- ¿Mi padre como jefe de la Orden? – Preguntó James en voz baja, sin creérselo del todo. Sus dos amigos asintieron, sonriendo.

- ¡SÍ! ¡Vamos a apoyarlo! – Chilló Dan señalando los ladrillos que James había mencionado que eran irreales. Joanne abrió la boca para contradecirlos, pero ya era demasiado tarde…

***

- No, Sirius, yo no soy el indicado para reemplazar el puesto de Albus…

- Qué va, Harry, tú eres el… - Pero Ron se detuvo un segundo, escuchando vigilantemente. - ¿Es mi imaginación o estoy escuchando voces?

Los demás le miraron como si se estuviera paranoico, pero Harry y Hermione intercambiaron miradas compresivas entre ellos. Al mismo tiempo que la señora Potter se levantaba de su asiento tres niños aparecían salidos de la nada entre ellos.

- ¡Pa, tienes que ser el líder! – Exclamó James sonriendo ampliamente.

- ¡La modestia aparte, tío, te lo mereces! ^^ - Alentó Dan alegremente, bailando unos pasos muy graciosos.

- ¡Tío Harry siempre es el primero en poner el cascabel al gato! – Expresó Joanne contagiándose del entusiasmo de sus amigos. Sus dos amigos la miraron incomprensivos, pero ella les hizo un gesto de impaciencia: 'ya les explicaré que significa.'

- ¡La nueva generación está con Harry! – Exclamaron los tres al unísono como si llevaran preparando todo eso desde hacía una semana. Los adultos los miraron sorprendidos y extrañados, hasta que Draco se levantó instantes después, sonriéndoles a todos como si fuese una gran fiesta a celebrar.

- ¡Y con esta aprobación, Harry Potter se convierte en el nuevo líder de la Orden del Fénix! – Y no aceptó ningún no como respuesta.

- Mmm… Nadie me había dicho que mi hija de había teñido el cabello de negro oscuro… - Murmuró Ron mirando de reojo a Hermione, que sonrió inocentemente, para voltearse luego a mirar al trío de jóvenes y señalarles las escaleras imperativamente.

***

- ¡Nunca más, James! ¡Nunca más! – Les regañó Hermione un rato después. El trío estaba encogido y cohibido, con la cabeza gacha, algo digno de verse.

- ¡Pero tía Mione…! ¡Nosotros queremos saber que sucede! Nunca se nos cuenta nada y somos nosotros los que principalmente sufriremos las consecuencias de la guerra. – Le enfrentó Daniel sin mirarla directamente a los ojos. Joanne se mordió un labio resignadamente y James no hizo ningún gesto, pero ambos dejaron en claro que estaba del lado de Dan.

- Son demasiado jóvenes para participar de la Orden. – Dijo Hermione serenamente, mirándoles con severidad.

- No queremos participar todavía, queremos saber qué sucede. – Dijo James ligeramente fastidiado de que todavía lo tratasen como un infante. – Por ejemplo, ¿quién atacó a papá, ma?

- No lo sabemos, James…

- Tía Mione… - Comenzó a hablar Joanne alzando los ojos del suelo por primera vez. – Mientras estamos en Hogwarts no nos enteramos de nada…

- Deben concentrarse en los estudios, allí están seguros. – La interrumpió Hermione.

- Yo no quiero vivir en una burbuja. Hay que saber que sucede en el exterior para poder algún día enfrentarlo. – Continuó intentando que su tono no sonara irrespetuoso.

- Todavía no tiene de qué preocuparse. Vayan a sus habitaciones y no quiero volver a verlos en ese pasadizo, ¿queda claro?

Quien pregunta, no yerra.

***

El desayuno estaba transcurriendo en completo silencio. Nadie realmente tenía ganas de hablar. Las dos Slytherin murmuraban entre ellas y reían en voz baja, mientras que el trío simplemente se miraba de vez en cuando, cruzando débiles sonrisas. Habían escuchado cuando Remus había llegado esa mañana, anunciando un nuevo ataque, aunque no en Inglaterra, sino en Francia con heridos. Harry había salido con él camino hacia el ministerio y poco después, Hermione le siguió dejando a los elfos vigilando a los chicos por si las dudas.

- Amo James, tiene correo. – Avisó el elfo doméstico que surgió repentinamente al lado del muchacho.

Le tendió dos cartas y James le agradeció con una sonrisa. El elfo se retiró y James leyó por encima los sobres.

- Esta es para ti, Lizzie. – Dijo dándole una de las cartas a su hermana.

Ella sonrió feliz mientras lo abría y leía junto con Helena la carta, según escucharon, de Robert. En cambio, James tenía correo de Federic, aunque no dejaba de mirar desconfiadamente la carta que en sus manos tenía su hermana.

James, Jo y Dan: ¿cómo están?

Aquí todo está normal, mi padre algo deprimido por la derrota. Hay que ver… A veces se gana como a veces se pierde, ¿verdad? Aunque últimamente mi padre está perdiendo más que ganando. Si esto sigue así, parece que nos mudaremos a Bulgaria. Mis abuelos viven allí. ¿Cómo está mi hermana? Avísenle que aquí no se le extraña para nada. ^^

Las vacaciones están siendo un poco aburridas. Estudiando, ¿cómo pueden ser divertidas? Es obvio. A fines de este mes tengo que rendir los recuperatorios, aun tengo que rendir Herbología e Historia (Defensa y Astronomía ya las he aprobado.) Da igual. Ya es seguro que paso de grado, así que basta que llevarlas previas no será problema, ¿verdad? ^^ No chilles indignada, Jo, tus resúmenes me están sirviendo un montón, pero lamentablemente no tengo tu inteligencia ni tu comprensión de los temas.

¿Y ustedes? ¿Qué han estado haciendo últimamente? Me imagino que se estarán súper divirtiendo y planeando cosas para el siguiente año… Luego me contarán, ¿verdad? ^^

Mándenme una carta avisándome cuando irán a comprar los útiles escolares. Así aunque sea nos veremos alguna vez en el verano. Y sino, podría hablar con mi padre para que los deje venir unos días aquí, ¿no? ¡¡Aunque dudo que soporte ver la cara de Jamie por mucho tiempo!! Jajaja. La derrota le duele.

Los dejo, que tengo que estudiar nuevamente la Quema de las Brujas. ^^

¡Nos vemos y Cuídense!

Fed

- Tu hermano dice que no se te extraña en tu casa, Helena. – Se burló Dan sacándole la lengua a la Slytherin. Ella le sonrió ampliamente.

- Me lo suponía. – Murmuró algo reservada. Dan frunció el entrecejo, pensando en si debía disculparse pues Helena parecía ligeramente herida.

- ¿Qué dice Robert, Lizzie? – Preguntó Jo sonriéndole a la hermana de James. Ésta se limitó a devolverle la sonrisa y guardar la carta del joven en su bolsillo.

- ¡Secreto! – Sonrió mientras releía mentalmente la carta.

Mis viboritas, Lizzie y Hely, ¿cómo están?

Se las añora por aquí, ¿saben? Faltan sus sonrisas y sus risas… Falta ver a Lizzie sumergida en un libro de estudio y a Hely jugando al ajedrez con un rival invisible… Tenemos que vernos pronto. Ya estoy empezando a olvidar el color exacto del cabello de Lizzie y el color especial de los ojos de Hely. ^^ Ya sé que soy detallista, lo sé. ^^

Me olvidé comentarles que estoy de vacaciones en España, en una de las islas Baleares. Hace un calor de morirse aquí, no sé ustedes como estarán… Desde hace tres días que estoy aquí, disfrutando del sol y del aire puro… Lo venía necesitando. ^^ Ustedes también deberían salir de viaje, ¿no lo harán? Hace bien al organismo desprenderse a veces de su rutina.

Pero si también queremos hablar en serio, es muy feo pasar el verano solo cuando todo el año estuviste con tan buenas compañías… Pero se puede soportar. Mi padre está sumergido en su trabajo, es más... Me ha dejado aquí con mis tías y se ha ido inmediatamente. Creo que no quería que estuviese allá en Londres con tantos líos. Me imagino que sus padres también tendrán mucho trabajo. ¿Escucharon del ataque a un barrio muggle de la semana pasada? Es realmente escalofriante, sobre todo si has visto imágenes de las escenas y de cómo ha quedado todo…

¿Nos reuniremos cuando haya que comprar los útiles? Tengo algunas cosas interesantes que contarles, que no se valorarían lo suficiente por una carta.

¿Cómo va todo allí? ¿Problemas? ¿Qué andan haciendo? ¿Se están aburriendo sin mí? ¡¡OH, no lloren, mis viboritas, solo unas cuantas semanas más y nos volveremos a ver!! ¡Tampoco es para deprimirse tanto! xD

Les dejo que quiero irme a la playa. ^^ Hay lindas chicas por aquí, ¿saben? ¡Aunque ninguna tan guapas como ustedes! ¡Ja! ¡Sabía que se iban a poner celosas! ^^ Abrazo para Hely y un fuerte beso para Lizzie. Cuídense ambas y anden con cuidado. ¡No vaya a ser que les suceda algo malo y no pueda contarles lo que me ha sucedido! xD

Rob

PD: Se acerca mi cumpleaños, recuerden… ¡31 de julio! ^o^

***

- El que calla otorga, Spring.

- Yo no callo, sólo pienso en que decir, Shinelight.

- Entonces, hay que festejar, es un gran triunfo para la humanidad.

- Qué gracioso, Plumnut…

- ¿A qué estoy hecho un cómico? Por algo soy tan popular, ¿no?

- No fanfarronees, Plamnut… Yo tengo más chicas a mis pies que tú. Sólo tienes a Shiny, y la pobre está en riesgo de ser asesinada.

- Ja-Ja-Ja.

- Vamos, Shiny, eres preciosa y no te cambiaría por nadie. ^^

- ¿Aunque se convierta en un cadáver?

- Tú serás un cadáver si continuas agrediendo a mi novia, Spring.

- Ahí saltó el héroe Plam. Siempre tan mono. ^o^

***

Respiró hondo antes de ingresar al despacho. El despacho que le traía recuerdos nostálgicos, de esperanzas fallidas, de ilusiones quebradas y otras tantas aliviadas. No muchos voltearon a verlo, solamente esa gente que conocía desde antes y estaba ansiosa por volver a estar con él. Había estado desaparecido siete largos meses y ninguno de ellos había tenido noticia de él. Habían estado preocupados, lo sabía por las expresiones de sus rostros al entrar. Es que había necesitado distenderse un poco de tanta tensión y celebración.

Cuando volvió a Londres, casi de inmediato Albus le mandó una carta, citándolo en el Callejón Diagon. Allí le preguntó que había hecho y cuáles eran sus planes futuros. Por supuesto, esos siete meses desaparecidos los había pasado con Mione, viajando y contemplando diferentes paisajes. Ahora, que su primer hijo estaba por nacer, había vuelto al lugar de sus raíces. Al fin y al cabo, se había tomado unas largas vacaciones…

Albus le cuestionó si quería volver a incorporarse a la Orden del Fénix. Le contestó que nunca se había ido en realidad. Y entonces, su mentor en Hogwarts le aseguró que tenía trabajo para él. Iba a unirse al cuartel de aurores del Ministerio de la Magia.

Y ahora estaba en la primera reunión a partir de su regreso a Londres. Estaba anunciado que su hijo iba a nacer dentro de las próximas dos semanas… Mione estaba últimamente algo histérica y sentimental, así que prefirió no invitarla a que le acompañase en la reunión.

Sirius y Arabella casi se caen encima de él, preguntando, opinando y regañándole completamente todo en cinco segundos. Había olvidado la sensación de sentirse protegido por su padrino y su madrina, así que lo único que pudo hacer fue sonreírles ampliamente.

- Todo está bien. – Aseguró.

- ¿Cómo se te ocurre estar desaparecido tanto tiempo? Sin noticias de ti y de Hermione…

- Hermione está bien – Dijo desviando la pregunta. – Los médicos han dicho que dentro de las próximas dos semanas nacerá el niño. – Anunció con satisfacción y alegría.

- ¡Un nuevo Potter! – Exclamó Remus que se había acercado a ellos justo para escuchar las últimas palabras de Harry.

Éste no pudo menos que sonreír, no sabiendo como expresar su orgullo por ese acontecimiento.

- Pero eso no justifica que no hayas mandado ni siquiera una carta, Harry… Hemos estado preocupados. Ni tus amigos sabían de ti.

- Queríamos huir un rato de la tensión, Bella. Además de disfrutar unas vacaciones juntos…Han ayudado a Mione a tranquilizarse un poco.

- Una carta no hace mal a nadie.

- Los conozco perfectamente a ustedes, Siri. Hubieran venido con nosotros y queríamos… erm… ¿privacidad?

- Te ha cachado, Padfoot. - Rió Remus animadamente. Era el único que parecía no querer matar a Harry por haber desaparecido.

- ¿Qué ha pasado en todo este tiempo por aquí?

- Nada interesante. Sólo se extraña a los mortífagos… Poca acción…

- Ya la volverás a tener, Siri, y entonces no podrás quejarte. – Le previno Harry.

En ese mismo momento, la puerta del despacho se abrió para dar paso a un sonriente y jovial Albus Dumbledore. Instantáneamente, se dirigió a donde estaba Harry con los merodeadores y saludó cálidamente al joven, que se sintió cohibido por tanta atención.

- Es un gusto volver a verte entre nosotros, Harry. Estaban faltando mentes frescas en la Orden.

- ¿Con eso quiere decir que yo no soy una mente joven? – Preguntó ofendido Sirius. Los demás rieron. - ¿Y no es más sabia, en teoría, la mente anciana que ha vivido más y tiene más experiencia?

- No necesitamos más sabiduría por el momento, Sirius, de esa temática ya tenemos suficiente. Necesitamos gente en acción. – Indicó Albus sonriendo.

- Pero si los mortífagos están más que muertos…

- No todos. Intentarán volver a alzarse, capaz no ahora, más adelante… Necesitan un nuevo líder y lo buscarán. Encontrarán a alguien poderoso y si nos desprevenimos... si Lord Voldemort no fue nuestro fin, no tenemos que dejar que el futuro Lord Oscuro lo sea. Si quieres la paz prepara la guerra. Pero estábamos hablando de las mentes frescas… ¿Todavía no han llegado? – Cuestionó Albus curioso.

- No. El trío se ha atrasado. Estaban en un aprieto con el Ministerio. Parece que hay un espía en las filas de los aurores. – Informó Bella. Albus miró a Sirius significativamente.

Harry frunció el entrecejo. ¿Trío? ¿De aurores y jóvenes? Mmm… Esperaba que no fueran los que en ese momento su mente estaba diciendo…

- Te dije que no deberías haber hecho eso. – Regañó una voz masculina con un deje de frustración.

- Que se le va a hacer… Lo hice y tuvimos que soportar al Wizengamot… - Respondió otra voz, justificándose a medias.

- Igualmente, no hemos encontrado al espía. – Agregó la primera voz resignadamente.

- Tiempo mal gastado. Será en otra oportunidad. Ahora, ¿pueden callarse? No creo que nos vean con buena cara si entramos discutiendo… - Ordenó una voz femenina impacientemente.

- Demasiado tarde, querida. – Se burló Albus que había abierto la puerta y miraba al trío con los ojos brillándole en diversión. – La próxima vez, discutan en voz más baja. Han interrumpido nuestra conversación. – Les guiñó un ojo y se corrió de la puerta para dejarlos entrar.

La sorpresa de Harry no fue equivalente a los saltos y las exclamaciones que pegaron el trío al verlo. Su prima por poco no lo tira al suelo por el fuerte abrazo que le entregó. Por suerte no sucedió, pero Ron casi lo ahoga en preguntas como habían hecho anteriormente Sirius y Arabella. Draco miraba todo con una ceja alzada, riéndose por dentro, cómplice del silencio. Pero Harry no lo observó completamente, pues estaba más preocupado felicitando a Ron y a Lilian. Su prima estaba embaraza y no tardó en enterarse que el nacimiento estaba pronosticado para dentro de un mes y medio.

Draco se acercó y por lo primero que preguntó fue por Mione y por el pequeño bebé apunto de nacer. Tenían muchas cosas de que hablar, pero ese no era el verdadero momento para hacerlo. Todos los miembros de la Orden los observaban contentos y animados, viendo la confianza que se tenían mutuamente entre el cuarteto.

Confianza que duraría a través de los años, ¿verdad? 

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Hello everybody! ¿Qué tal? ^^

Yia! ¿Cuándo fue la última vez que actualicé a la semana y media? O.O Digan, digan! Jajaja. Ahora será un poco más seguido, las vacaciones ya están presentes! (pero sigo estudiando, para mi pesar ¬¬)

No hubo tanta comedia (no se puede comedia cuando se está con los adultos traumatizados, vdd? xD) pero… Espero que hayan entendido la última escena. Si se la lee con atención no traerá problemas. Sobre todo para parte de descripción… ^^ Empezará a ver escenas por ese estilo, por que al final… de Prakigam a este fict nos hemos salteado once años. Algo habrá pasado, ¿no?

20 páginas. No estuvo tan mal, ¿verdad? ^^ Anticipo del próximo capítulo: Muerte! xD (Sí, sí, esa manía mía de quitar personajes…) Casamiento de Remsie y Tonks… Espero sus opiniones para quién será el Padrino de la Boda! xD El cumpleaños de Harry y de cierta personita más… (Rob Reldid, remember…) ^^ Me callo ya! ¬¬

Les recuerdo que los Premios Anuales de HarryArgentino cierran recién el 30 de diciembre… ^^U;; Para más info, mandadme un mail a: blossom_Mossolb@yahoo.com.ar o a Parvati58@hotmail.com (Nuevamente disponible! Aunque sigo sugiriendo el otro…)

La próxima actualización capaz tarde en llegar… ^^' Intentaré que sea dentro de una semana también, pero… No prometo nada… Recién tengo 10 Págs.… ^^

Gracias a todos, espero que este capítulo les haya gustado, recuerden dejar su comentario en un review!! ^^ Beshoss!!

~*~ Parvati ~*~