*Se ve a Parvati echarse al suelo de rodillas, suplicando clemencia*

¡Lo lamento! ¡Yo no quise tardar tanto! T.T! Creo que ni siquiera debería dar excusas, pero… Aún me considero digna de misericordia… Sufrí depresiones, ansías que sacaron la musa (la semana antes de la llegada de HP5 en español es un claro ejemplo), escaso tiempo libre (he vuelto al colegio, lamentablemente.) Mis profesores se han entusiasmado con la idea de "este es un año muy difícil", y pues… Ahora sí que les creo. Acabo de llegar de un día tremendamente agitado, pero me callaré, porque no creo que mucha gente lea esto… -___-

Como el anterior capi, este no tiene mucha acción. Forma parte de la etapa de transición. 25 páginas que bajo mi opinión, no son muy buenas T.T! Pero en fin… Ustedes juzgarán.

Les dejo con el capi y la respuesta a los reviews. Gracias a todos y nuevamente, sorry por la demora!

Natty Malfoy: Gracias por tu review y ánimos! ^^ Como verás, la depresión me duró bastante, comiéndome la musa ¬___¬ Así que tardé tres semanas en escribir algo "bueno" para LHP. Que suerte tienes de ser hermana mayor ¬___¬ Yo tengo un hermano más grande y es terriblemente sobre protector, aunque nos llevamos bien… ^^ (Lo sé, ¿dos hermanos que se lleven bien? Milagro!! xDD!) Sep, ese Harry cabeza hueca… ¿para qué escribió ese diario? XD! Ajá, Rob es adoptado… Si te fijas, antes Rob ya lo había dicho (en el cap. de los exámenes finales.) Digamos que Lizzie anda algo ciega, ¿verdad? XD! Gustos son gustos… Y sumándole la ingenuidad, no son una buena combinación -___- Toda persona extraña a su familia ^^ Que entre hermanos no se demuestre es otra cosa XD! Sip, tienes razón… Las escenas depres de Harry en el último cap son un preciso reflejo de la mía xDD! Es que tenía que expresarlo de alguna forma y me descargué con Potter… (Por lo menos, agradece que sea Harry y no James… xD!) Pues, aquí está el nuevo cap. Espero que te guste y que estés disponible para otro review! Gracias! ^o^

Gaya Lunae: Antes que nada, muchísimas gracias por tu kilométrico review ^^ Nah, no tienes nada que agradecer ^^ Está bien, lo dejamos en que ninguna de las dos tiene que agradecer nada? xD! Gracias, yo también disfruté mucho de las conversaciones del MSN… ^^ No suelo hablar mucho con lectores (precisamente por la razón que nunca resisto mucho las súplicas y termino dando avances, como es tu caso… xD!) pero de vez en cuando es bueno consultar dudas y saber qué tengo que mejorar o explicar en el fict ^^ El proyecto de nuevo fict no creo que te agrade xD! Verás que aparte de HHr, me he vuelto maniática del Slash… Y bueno, me puse en campaña para mi primer fict Tom/Harry -___- Si soportas estas parejas, el fict ya está subido a ff.net… A mí me parece terriblemente aburrido mi fict XD! Pero bah, son ustedes los que deciden el calificativo… *Se ve a Parv suplicando a los dioses xD!* Lo del propósito de cada escena… No todas son importantes (sino el fict sería muy corto -__- xDD!) pero cada una tiene algo… Algunas más que otras, pero… xD! De nuevo con la discusión del J/J xD! Yia, tú sabes mis planes, así que creo que no tengo nada que agregar, salvo que… Uhm… A Ron lo odio, pero al Hr/R… Tampoco es que no lo puedo ver xD! Sencillamente prefiero más el HHr porque va más conmigo… (soy malísima para el HrR, no sé si te habrás dado cuenta…) A veces tengo dudas sobre el trío nuevo (Jo, Dan y James) porque cada uno tiene algo del antiguo trío. No creo que Dan sea puramente imagen de Ron (creo que en los libros originales, Ron no solía preocuparse por Herm como lo hace Dan disimuladamente en este cap.) Pero sí, son una linda generación… ^^ La batalla final será algo dura, sip… *Se ve a Parv estremecerse al pensar en el fin de LHP* No sé como haré para escribir lo que tengo pensado… -___- Además que Kris quiere asesinarme xDD! El Heredero que se vuelque contra los otros… Pues bien, será un golpe bastante… fuerte, razón tienes. "Pero...como no lo van a hacer siendo quienes son??" No sabes cómo me he reído de esa frase XD! Son especiales, además, teniendo en cuenta la situación que se avecina, los poderes *quieren* manifestarse. Eso ya se verá más adelante (tengo pensado desarrollar un poco de eso en este curso...)  La gran pregunta, ¿estaría Lizzie preocupada por James durante el secuestro? … … *cri cri* xDD! Por supuesto que sí! Es su hermano! Ya sabes el lío que está hecho James con sus sentimientos… Mi opinión personal de Dan y James es que serán los futuros galanes de Hogwarts xDD! ¿Dónde viste que un chico le dijera eso a su amiga? Ojalá! *__*! Ya he encontrado el papel perfecto para Dan, este fin de semana se me prendió la lamparita que tengo de musa xD! Ya verás que no se quedará al margen ^^ El viaje de Lizzie en el cumpleaños de Harry, pues… Si Lizzie quería ir, Harry no quería obligarla a quedarse sólo porque es su aniversario… ^^' Harry está algo… raro. Un día confía y al otro no. Me hace acordar a mi abuelo… *ejem* Volviendo a Harry… xD! La Orden está separada, con muchos conflictos internos y externos… Se habla un poco de eso en este cap. Moody? Moody está perfecto! XD! (Espero que notes la ironía xDD!) Consideran un problema que Jo y James manejen sus poderes porque… Sencillamente no saben qué esperar de ellos. Recuerda que ellos no tienen una cicatriz que les condene a ser quienes acaben con la guerra, por lo tanto toman el tema como algo secundario. Además que sin un entrenamiento adecuado, el caos que podría ser… (¿Te imaginas que el tiempo se descalibrara o que estalle involuntariamente algo?) Harry no quiere hablar con James sobre eso precisamente por el temor que su hijo empiece a explotar inmaduramente sus poderes… Además que no consideran 13 una buena edad para eso. En cuanto al tema del diario y el traidor, la segunda opción. La familia Reldid quedará un tanto olvidada… Salvo que les interese de sobremanera saber quien es! XD! Harry conoce al padre de Reldid, es precavido en presencia de éste, ya que con los antecedentes que presenta el niño…  Es confuso. No quiere que Draco o los demás lo sepan, porque sería demasiado obvio que lo están vigilando y eso sería solo una alarma para el enemigo en caso de que lo fuera… ¿Me he explicado bien? Cómo sabes que James piensa en Jo? XD! Lo de los filtros amorosos… *Se ve a Parv ahogarse con su bebida de la risa* Lo que Joanne a Lizzie? Uhm… Lo mencionaré en el siguiente capi, don't worry. La escena de lso mortífagos me dio dolor de cabeza -___- Me parecía demasiado absurda xDD! En cuanto a lo de el escándalo en la habitación de Rob, estaba el hechizo de silencio, sip. Lizzie y Rob? No es muy obvio? -___- xD! El diario! *Se ve a Parv pegarse la cabeza contra el escritorio estilo Dobby* Uh… En el prox cap verás que pasó con él! En cuanto a las cartas de felicitación, otra escena absurda de mi mente xD! Harry se sorprende de la carta de Lizzie porque no la esperaba tan… puntual. Es más, esperaba que su hija le diera el regalo cuando volviera. Lo de Sirius fue musa del momento, no estaba borracho, pobre. xD! James sabrá de quién es heredero muy pronto, o tan pronto como pueda. La "debilidad" de Harry se basa en que, cuando James cumpla 15 años, no le transmitirá *todos* sus poderes, pero no será el mismo poder de siempre. James nace con poderes, que se desarrollan y alían con los que le brinda su padre a los 15… Más adelante se explicará mejor. A ver, la depresión de Harry está fundada en su loca mente y en mi propia depresión del momento XD! Harry tiene mucho que perder, tienes razón. Pero se está volviendo una persona muy autocompasiva… -__- Y eso tiene una razón, pero todavía no se las diré! Wuajaja! xD! Jo será Prefecta, obviamente… Y en cuanto a su acompañante, haré tateti en el momento xD! Pero supongo que será la pareja que dijiste. Lo esencial que desarrollaría Jo en Gryffindor sería la amistad y… sí, el amor. *Parv suspira al ver los saltos de triunfo de Gaya* Los Herederos de Ravenclaw tienen tendencia a la soledad a cambio de conocimiento. No obstante, Jo no será solitaria gracias a estar acompañada por Dan y Jamie… Quedó muy cursi o Jo se muerde el labio inferior por lo de saber algo que Jamie no, y sí… Su temor de que se dé cuenta y de que sea demasiado obvio, le pondría en peligro. Ya he dicho que me imagino a Dan y a Jamie como los futuros galanes de Hogwarts? xD! Por eso fue caballeroso, no le gusta Tiff. Ella le tapa los ojos a él porque para Jo sería muy obvio quien es por la voz. Harry anda algo tenso… Más info en este cap. Oh… El trío tiene pensado hacer de este curso un infierno xD! Si es que no se desune… Ya sabes a lo que me refiero. Estos dos caps (el anterior y éste) son de transición, no sucede nada del otro mundo… Ya en el siguiente volveremos a la acción ^^ Espero tu gigantesco review, entonces! Cuídate!

Arabella-G-Potter-Black: Gracias por el review! ^^ Sí, en este capítulo regresan a Hogwarts… No es muy interesante, ya que es de transición, pero… Espero que te agrade ^^ Ya verás en dónde queda Tiff ^^ El bonus HHr anda anclado, pero intentaré seguirlo… Principalmente me he apurado para actualizar, que ya se me estaban pasando las semanas… ^^ Besos!

Tonks: Gracias por el review! No entiendo por qué todos están tan obsesionados con el J/J! T.T Catherine está vigente en la mente de James precisamente por la razón que no quiero darles el gusto demasiado pronto. xD! ¿Qué hizo Harry? Quitó todo aquello maligno que había en Remus… O aunque sea, gran parte. Ya verás más sobre eso en el futuro. Uh… Verás que este cap estuvo sacudido de depresiones, ausencia de musa, ausencia de tiempo libre y esas cosas… Perdóname!! T.T Pero que a acambio, te guste el capítulo!

Ludmi: Gracias por tu review, Ludmi! Por supuesto que me acuerdo de ti! ¿De HA, no es cierto? ^o^! Esos viejos tiempos tan bonitos… HPdestino fue una gran etapa para mí, y sobre todo por el apoyo que ustedes me brindaban T.T! Ojalá este capítulo te guste y no andes desaparecida por mucho tiempo!!

Kris: Grax por tu review, hermanita! Bueno, ya volvimos a estar en contacto, al final eran puros desencuentros. ^^ Ya le encontré un papel a Dan, ¿contenta? *Parv reza para que la respuesta sea afirmativa* ¿Me extrañabas a mí y/o a LHP? ¬___¬ Especifica! Nu, Espíritu no se disculpa con Shaman porque Espíritu no decir mentiras! xDD! Quedé cavernícola xDD! Yo siempre estoy para bajarte el autoestima, y lo sabes! xD! Muchas gracias por todo tu apoyo, Kris, en serio. Betittaaa! I love you so much!

Disfruten!

Capítulo 28 - Christian Rachet & Predicciones

Cruzar la estación de King Cross, la cual había estado repleta de muggles y magos disimulados (aunque había que admitir que algunos no se esforzaban mucho para hacerlo…), había sido el infierno. Añadiéndose el problema de que estaban retrasados y en cualquier momento saldría el tren… directamente empezaron a esquivar a la gente corriendo y disculpándose entre empujones.

Sin detenerse a actuar para que los muggles no advirtieran que desaparecían tras traspasar misteriosamente una pared, aparecieron en el andén nueve y tres cuartos. E Hogwarts Express se presentó ante ellos, tan magnífico y lujoso como siempre. El único detalle era que estaba casi en marcha.

- Bueno, ma, hasta las vacaciones. – Se despidió James, subiéndose al tren junto con su baúl. Ayudó a su hermana a hacer lo mismo, aunque hubiera querido dejarla en la estación. Seguramente ahí estaría más segura que con sus compañeros de Slytherin…

No llegó a escuchar una respuesta de su madre pues al instante el tren se puso en marcha lentamente, emitiendo sonoros ruidos. Entre eso y los chillones niños de primer año que se despedían de sus madres por la ventanilla…

- Bien. Tendré que buscar a Jo y a Dan. – Murmuró James, mirando de reojo a los alumnos de primer año, que ahora le observaban con insólito interés.

- Y yo a Hely y a Rob. ¿Qué tal si buscamos juntos? – Preguntó su hermana, sonriéndoles a los niños cálidamente. Se inclinó en dirección a ellos para hablarles. - ¿Primer año?

- Sí. – Contestó tímidamente una chica de cabello cobrizo.

- ¿A qué casa les gustaría ir? – Preguntó Lizzie, curiosa. James gruñó.

- Déjales, ya los veras en el banquete.

- Qué poco sociable eres, Jamie. – Se burló Lizzie, sacándole la lengua. Se volteó hacia los niños. – Disculpen el desinterés de mi hermano, James. Yo soy Elizabeth.

- Yo soy Melanie Shycoy. – Dijo la misma chica de antes.

- Brian Fairly. – Dijo el joven sentado a su lado. - ¿Ustedes de qué casa son?

- Gryffindor. – Contestó James, en tono orgulloso.

- Slytherin. – Dijo al mismo tiempo Lizzie, sonriendo, demostrando que le gustaba estar en ese lugar.

- ¿Y son hermanos? – Preguntó Melanie, sorprendida. - ¿No se matan? – Lizzie rió levemente, pero James fulminó a la niña con la mirada y luego miró a su hermana.

- Iré a buscar a mis amigos. – Se fue, sin decir nada más. La joven Potter rió de nuevo, completamente feliz.

- No me dijiste en que casa quieres estar, Melanie…

- Ravenclaw. – Contestó. – Aunque en realidad me daría igual cualquiera.

- Yo no sé… No tengo mucha información al respecto, soy hijo de muggles. – Dijo Brian, mirando al suelo, pareciendo avergonzado de admitirlo. Lizzie permaneció en silencio.

- Yo también soy hija de muggles. – Agregó Melanie, pero al contrario de su compañero, totalmente orgullosa de su condición. – Pero cuando visité Diagon Alley hace unas semanas, me recomendaron La Historia de Hogwarts II, para ubicarme más en el ambiente y ahí detallaba todo sobre las casas.

- Lo siento, chicos, pero tengo que buscar a mis amigos. Suerte en la selección. – Se despidió Lizzie, saliendo en silencio del compartimiento.

***

- ¡James! Ya pensábamos que no vendrías. – Dijo Dan, sonriendo ampliamente al verlo entrar al compartimiento con su baúl flotando detrás.

- Es que nos levantamos algo tarde, verás que no terminé de desayunar. – Se excusó el joven Potter, acomodando su baúl y sentándose al lado de su amigo. Le sonrió a Jo, que entre sus manos tenía el nuevo libro de Transformaciones.

- ¿Ya leyendo, Jo? – Ella alzó la vista del libro y le sonrió débilmente.

- No se puede hablar civilizadamente con Daniel. – Dijo Jo. En su tono de voz no había emoción. No era una broma. Dan y James se miraron.

- ¿Qué sucede? – Preguntó James preocupadamente.

- Nada. – Respondió secamente su amiga, volviendo a concentrarse en el libro. Dan se encogió de hombros y se volteó hacia James, que seguía mirando a Jo fijamente.

- ¿Tu hermana?

- Haciendo relaciones con niños de primer año. – Se burló James. Dan rió. Luego se inclinó más en dirección a James, indicándole que tenía que decirle algo confidencial.

- Tengo listo todo. – Murmuró, mirando a Joanne de reojo. Pero la joven no les prestaba la más mínima atención. - ¿Cómo está tu padre, James? – Cuestionó Dan, volviendo al tono normal de voz.

- Trabajando, como siempre. No sé, parece que se le han alterado las prioridades…

- Pasa lo mismo con mi padre, y piensa, James, que en mi caso es peor porque tengo que acompañarlo, se rehúsa a dejarme solo en la casa o a llevarme a la tuya o a la de Jo, diciendo que no es momento para bromas.

- ¿Se sabe algo de tu madre? – Preguntó James, frunciendo el entrecejo. Dan negó con la cabeza, inquieto, para luego romper la conexión con los ojos de su amigo y mirar por la ventanilla el paisaje que pasaba velozmente.

James tuvo la ligera sensación que no debió haber preguntado, pero ya era muy tarde para remediarlo. Se sentía algo nervioso por el tenso silencio que se había formado. Días atrás todo había estado bien, Joanne de buen humor y Dan dispuesto a hablar sobre cualquier tema. Pero parecía que el primero de septiembre no era una favorable fecha para conversar con sus amigos. ¿O acaso había pasado algo que él no estaba al tanto?

En el asiento vacío enfrente de él estaba apoyado el Profeta, que Joanne había traído para entretenerse en el viaje, no sólo leyendo sino también haciendo los crucigramas. Solían hacerlos en equipo, cuando se cansaban de jugar a las cartas o al ajedrez. Lo tomó, cuestionándose si pedirle permiso a su amiga, pero creía que si interrumpía su lectura haría estallar la furia de la pelirroja.

En la portada, una noticia destacaba de sobremanera. "Azkaban: escapes misteriosos de prisioneros." Observó el número de página y se dirigió hacia allí.

La cárcel mágica de Azkaban:

escapes misteriosos de prisioneros

Los primeros escapes acontecieron hace ya dos meses. La noticia no fue anunciada ni diarios ni en el Ministerio, sólo exclusivos miembros (entre ellos, aurores de alto rango) sabían que mortífagos (lo que se supo tras revisar expedientes de los fugados) habían logrado tal estrategia. Recordemos que Azkaban está custodiado por Dementores en una isla imposible de señalar en un mapa. ¿Cómo fue que personas prácticamente sin razón alguna de la realidad pudieron burlar a estas criaturas?

Ahora ocurrió por segunda vez y el Ministerio no tuvo más opción que explicarle a la Comunidad las circunstancias del momento. Media docena de presos se fugaron en totalidad. ¿Han encontrado una nueva forma de sobrevivir a la fuerza de los Dementores sobre ellos? ¿O una nueva Identidad los está ayudando a escapar, con una estrategia minuciosamente pensada y realizada?

La gente del Ministerio, encargada de Azkaban, no ha querido hablar sobre el tema, reservando información y opiniones. El Ministro, Alastor Moody, dio los nombres de los mortífagos y fotos de ellos. Están siendo buscados intensamente por los aurores, que están haciendo diferentes operativos para dar con sus ubicaciones. Caminad con cuidado, queridos lectores, porque estas personas actualmente están entre nosotros…

Ellos son…

James no tuvo más ganas de seguir leyendo el artículo. Volvió a página inicial del diario, donde se enumeraban los diferentes temas que se trataban en cada página. Nada ciertamente importante o interesante. El Profeta estaba dividido en los suplementos Política, Londres hoy, Internacional, Espectáculos, Deportes, Cocina y Otros. A los últimos cuatro se le dedicaban escasas páginas, mientras los tres primeros contaban con innumerable cantidad de ellas, con palabras aburridas y puras mentiras, del punto de vista de James.

Bostezó, estirando los brazos hacia arriba. Colocó nuevamente el Profeta en su lugar. Sus amigos seguían sin dar indicios de querer hablar con él. Había pensado todo menos que ese viaje sería aburrido. Tendría que esperar a que Dan volviera a tierra y que Joanne dejara de darle vueltas al tema que tenía en la mente. O sea…

¿Dónde rayos estaba Federic? ¿Habría vuelto con los Slytherin, dándose cuenta que ya ni Dan confiaba en él? ¿Qué lo estaban utilizando ahora ellos para ver si soltaba algo importante? Porque sabían que éste había hecho un trato con Reldid sobre algo relativamente substancial y el trío tenía ciertas sospechas al respecto.

Habían hablado de eso pocos días antes de ir a Diagon Alley. Dan se disculpó por su absurdo comportamiento durante las semanas antes del juicio de su madre, donde confió más en el Slytherin que en ellos. Y declaró que ahora que se ponía a pensar, sólo había sido de cierta forma… manipulado. Tal vez no deberían haber dejado escapar a Pansy… Pero ya era verdaderamente tarde para arrepentirse. No había noticias sobre la madre de Dan desde hacia meses.

Habían analizado cómo Federic se había arrepentido y evaluado la situación, tras estar bajo el conocimiento pleno de que su padre era mortífago. Si bien cualquiera merecía una oportunidad a pesar de sus raíces, llegaron a la conclusión que la actitud del Slytherin era curiosa y que lo pondrían a prueba.

Y eso incluía, nada de contarle secretos o información sobre sus padres.

La puerta del compartimiento se abrió, interrumpiendo los pensamientos de James. Miró a ver quien era y se sorprendió al hallarse con una Catherine Modking, sonriente. Le devolvió la sonrisa mientras se ponía de pie pasa saludarla.

Se dio cuenta, a pesar de estar de espaldas, que Joanne había levantado sus ojos del libro y que Dan había despertado de su ensueño, dirigiéndole una pícara mirada.

- James, ¿cómo has estado? Tanto tiempo sin vernos. – Le sonrió la Slytherin, besándolo en la mejilla derecha, al mismo tiempo que el joven Gryffindor se sonrojaba.

- Todo bien, gracias, Kate.

- Tenía ganas de verte. – Dijo Catherine. Miró luego a Dan y sonrió. – Verlos. – Repuso.

- ¿Qué tal tus vacaciones? – Preguntó Dan.

- Bastante bien. – Respondió Catherine, agradeciéndole su interés con la mirada.

- ¿Por qué no te quedas con nosotros? – Propuso James, señalando el asiento libre al lado de Joanne, quien le lanzó una fulminante mirada de furia, antes de volver a concentrarse en su libro, sus mejillas sonrojadas.

- Encantada. – Joanne gruñó ante la respuesta, lo que ocasionó risas disimuladas de Dan, quien le guiñó un ojo a James, como diciéndole "ahora sí que la has armado..."

***

Se detuvo en medio del pasillo, con aire pensativo. Miró hacia atrás mientras evaluaba la situación y, emitiendo una sonrisa astuta, se encaminó en dirección a la puerta de su lado derecho. Tocó antes de ingresar, aunque no esperó respuesta para hacerlo.

Mesas y muebles colapsados de pergaminos y pergaminos, algunos organizados y otros totalmente fuera de lugar. Algunos hasta estaban esparcidos por el suelo. Con venenoso cariño, avanzó pisando la mayoría de ellos. Capaz en alguno de ellos estaba el expediente asesino de su padre…

- Buenos días, Draco. – Saludó alguien cerca de él, que se encontraba ordenando unos cajones, sentado en su escritorio.

- ¿Qué tal el trabajo, Stephen? – Barker levantó una ceja, hallando la ironía en las palabras de Malfoy.

- No te pases de listo, Draco. – Respondió, con los ojos brillándole extrañamente. Draco se encogió de hombros y echó un vistazo a una carpeta sobre el escritorio del auror.

- Mi oficina está ordenada. – Se burló Malfoy en un susurro. - ¿Has visto a Harry?

- Entró como un rayo. – Contestó Barker, con el entrecejo fruncido en concentración mientras escribía algo en una hoja. – Seguramente está en su escritorio.

- Me pregunto que le habrá pasado hoy.

- Nada fuera de lo normal, supongo. – Draco rió ante esto.

- Creo que sigues sin aprender que si se habla de los Potter, nada es normal. – Barker sonrió divertido.

- Malfoy, necesito para hoy el maldito informe. – Gritó una mujer a unos cuantos metros de ellos. Samantha Rage. Aurora altamente calificada. Una de las cabezas del grupo de aurores.

- Buenos días, Sam. Yo también me alegro de que estés bien. OH, claro, sí, sé que mi informe está arriba de tu escritorio. – Contestó Draco, sonriéndole socarronamente.

Desde el primer momento que se habían visto cuando fueron jóvenes se creó una constante rivalidad entre ellos. Y todo aumentó cuando Samantha se convirtió en la jefa de Malfoy. Era una de las razones por las cuales Draco se esforzaba para conseguir el título de auror altamente calificado. Era curioso que justamente él y Ron fueran los señalados para ascender a ese puesto. Pero aunque sea con Weasley tenía cierta familiaridad…

En cambio, Harry no tardó en conseguir su título. Un año después de incorporarse a los aurores del Ministerio obtuvo el ascenso. Y eso que Lily, Ron y Draco habían llevado más meses de antigüedad en el departamento. Pero nadie protestó. Era Harry Potter, al fin de cuentas…

- Ese ya lo vi. ¿Y el que te pedí de barreras de protección avanzadas?

- No me lo pediste a mí, ¿recuerdas? Ron lo está haciendo.

- Ayúdale en vez de estar aquí hablando con Barker sobre temas tan insignificantes… - Se giró y desapareció de la vista de los aurores.

- ¿Cómo habrá obtenido el título? – Preguntó Barker con una mueca de fastidio.

- No lo sé, pero es tan histérica que no me extraña que no tenga esposo. ¡Los espanta! – Rieron antes de volver a la seriedad. – Tiene el apoyo de un miembro importante del Wizengamot.

- ¿Sí?

- Creo. Su padre… - Barker hizo una exasperación con los ojos.

- Ya recuerdo. Su padre fue el que me sancionó una vez… - Murmuró Barker. Draco sonrió débilmente.

- Mejor voy a buscar a Harry antes de que Sam me vea todavía aquí. Que tengas un buen día con los papeles.

No tardó en divisar a su amigo, hablando con la aurora. Ella sonreía y reía casi todo el tiempo, mientras que él examinaba una carpeta del historial del Ministerio. Samantha siempre había sido así con Harry, era con el único que hablaba amistosamente y que no trataba como si fuera una rata asquerosa, un ser inferior.

Al principio lo habían excusado diciendo que era bueno que los jefes se llevaran bien entre ellos, pero al tiempo vieron que había algo detrás de las acciones de la aurora. Harry prácticamente la ignoraba y le seguía la corriente para no hacer estallar la ira del volcán Rage. Draco aún recordaba cuando en una cena del Ministerio, Rage y Hermione se conocieron… Fue demasiado cómico como para olvidarlo.

- ¡Ey, Harry! Tengo que hablar contigo. – Exclamó Draco mientras se acercaba. Harry alzó la vista e hizo una especie de mueca-sonrisa.

- ¿Conmigo? – Preguntó Potter extrañado. - ¿Sobre?

- Te vas a morir cuando lo sepas. – Sonrió misteriosamente su amigo. Harry bufó, cerrando la carpeta.

- ¿Puedes terminarlo tú, Sam? – Colocó la carpeta en manos de la aurora, que asintió en silencio, mirando de reojo a Draco con desprecio. – Vuelvo en un rato.

- Recuerda la reunión dentro de una hora…

- No te preocupes, Sam.

- No te retrases, Moody no está de humor…

- Ya lo sé, Sam…

- Y recuerda que Malfoy tiene un trabajo que hacer…

- OH, por favor, vamos, Harry. – Draco jaló a su amigo hasta la puerta, sacándolo a rastras de la sala, mientras éste se reía ligeramente de su impaciencia. 

Comenzaron a caminar en silencio hacia la sala donde trabajaba el grupo de Draco. Él añoraba bastante la forma de trabajar de Harry y su manera de decir las cosas directamente. Pero los habían separado, colocándolo en el grupo de Defensa. El grupo, cabe decir, que más odiaba.

- ¿Qué tal todo por allá? – Preguntó Harry.

- Trabajando en las barreras de protección del Ministerio. Quieren evitar a toda costa un ataque aquí. ¿Y las tácticas de ataque?

- Estamos analizando las diferentes estrategias que los mortífagos han utilizado para encontrar un punto débil. – Harry suspiró, cansado.

- Y ahora la Orden no se podrá reunir tan seguido… - Murmuró Draco mientras abría la puerta de su oficina.

- Sólo espero que Severus lo encuentre…

- ¿Crees que lo hará? – Preguntó Ron desconfiadamente, que los había estado escuchado desde su escritorio. Harry se encogió de hombros.

- Rage dice que debemos terminar el trabajo pronto. – Anunció Malfoy al pelirrojo, conjurando una silla y sentándose en ella.

- Rage debería preocuparse por su propia responsabilidad que por la nuestra.

- Es nuestra jefa, lamentablemente… - Harry rió ante el comentario de Draco. - ¿Por qué nos tuvieron que poner aquí? – Potter alzó las cejas, escéptico.

- ¿No lo saben? Moody reformó todo el departamento. Volvió a examinar los historiales y después de eso determinó donde cada uno podía desempeñarse mejor.

- Yo entiendo que me toque defensa, pero… ¿Draco? – Cuestionó Ron. Harry sonrió maliciosamente, como si supiera la razón de tal decisión.

- En fin, ¿de qué querían hablarme?

- De Hogwarts. ¿Crees seguro que será bueno que Jo, Dan y James tengan permiso para ir a Hogsmeade…? – Harry hizo una exasperación con los ojos.

- A mí no me preocupa eso, sino lo que sucederá en Halloween.

- ¿Halloween? – Preguntó Ron, frunciendo el entrecejo. Draco, en cambio, chasqueó la lengua.

- A veces mi conciencia me dice que hicimos mal en ayudarlos… - Susurró Harry, cruzando los brazos.

- Eso te pasa por vivir con Hermione, te terminas contagiando de su sentido por las normas. – Se burló Malfoy.

- ¿Ayudarlos en qué? – Preguntó Ron, que no estaba enterado del pequeño secreto del trío con los dos adultos. Draco y Harry se miraron entre divertidos y confidentes.

- Creo que es hora de comunicarte que siguieron nuestros pasos…

***

"La transformación o transfiguración (del latín tras, que significa a través, y figura, que significa forma), el cambio mágico de una persona, animal u objeto en otro, es una materia compleja y peligrosa que requiere años de estudio…"

- Entonces, Veiria y Sandra comenzaron a correr detrás del malandrín… - Comentó Catherine.

- ¿Y tú? – Preguntó James, interesado.

- Me había quedado estática. Yo no recuerdo nada de eso, pero Veiria asegura que estaba pálida y parecía que me habían hechizado.

- ¿Y por eso estuviste en San Mungo? – Cuestionó Dan. Joanne volvió a concentrarse en la lectura.

"Así que los novatos tienen que empezar con tareas menos ambiciosas, como la transformación de los botones en escarabajos."

- Sí, una semana entera. Mi madre estaba tan nerviosa que los curanderos le tuvieron que dar unas pócimas para tranquilizarla… - Hablaba tan alto que Joanne estaba a punto de pedirle silencio.

- Increíble…

"Muchas hadas y muchos demonios, incluidos las veelas, los demonios necrófagos y los trolls, son unos maestros de la metamorfosis y se convierten en cualquier cosa: en…"

- ¿Y ustedes? El Profeta no aclaraba bien…

- Fue en el casamiento de Remus Lupin. – Comenzó a contarle Dan.

"una mujer seductora, un rastro de humo, un cuenco de agua, una roca, una tormenta de arena o incluso en tu mejor amigo."

- ¿Remus Lupin? ¿El licántropo? – Ambos muchachos asintieron, en silencio. - ¿Con quién iba a casarse?

- Con Nymphadora Tonks. – Sonrió James tristemente. Catherine chasqueó la lengua. – Cayó en la batalla…

 

"Los hombres lobos también son otro ejemplo. Hombres que se convierten en un lobo sediento de sangre en un corto período. Pero en aquellas partes del mundo en que los lobos son poco corrientes, otras criaturas-hombre pueblan la noche.

- ¿Y allí fue dónde te secuestraron? – Jo estuvo a punto de pegarle en la cara con el libro. Si seguía así, nunca terminaría…

- Ajá.

- Joanne y yo luego nos unimos a él, ¿verdad que sí? – Dijo Dan, mientras comía una rana de chocolate y echaba una mirada a su amiga, que volvió a mirar su libro de transformaciones.

"En el Amazonas hay historias de hombres jaguar; en la India, de hombres tigre; en África, de hombres hiena."

- Escapamos con una sorprendente estrategia de Jo. – Sonrió James. Habían acordado decir eso a cualquiera que le cuestionara la huída. Al fin y al cabo, fue Jo quien incitó a James a usar sus poderes.

- Siempre me pregunté porque no fuiste a Ravenclaw. – Dijo Catherine, mirando a la pelirroja, quien la ignoró sin encubrirlo.

"Pero también existen los Animagos, brujos que se convierten en un animal en especial a propia voluntad. Pueden elegir el animal o dejar que el destino lo haga por ellos. Pero antes de hacer la primera transformación…"

- Es que queríamos estar los tres juntos. Rechazó la oferta del Sombrero. – Dijo Dan por Weasley con una risita, para que no se produjera un tenso silencio. – Prácticamente somos hermanos.

- Me imagino. – Joanne apretó el ejemplar con furia, pero siguió callada.

"deben solicitar el permiso correspondiente al Ministerio, registrándose.

Ser un Animago ilegal es quebrar la ley: la condena de tal hecho es un tiempo indefinido en Azkaban…"

- Deben saber todo del otro. No debe haber secretos entre ustedes, ¿cierto? – Preguntó Catherine, con una sonrisa astuta en dirección a Joanne, quien tenía las mejillas sonrojadas por la rabia.

- Pues… - James lanzó una significativa mirada a su amiga. Ella, sin soportarlo más, se incorporó de su asiento y fulminó a la Slytherin con la mirada antes de dirigirse al dúo de Gryffindor.

- Iré a buscar a mi prima.

Desapareció del compartimiento, aún con el libro de Transformaciones estrujado contra su pecho.

***

- No deberías darle tanta importancia, Jo. – Señaló Tiffany, minutos más tarde, cuando su prima le contó sobre lo sucedido en su compartimiento. Estaban solas y habían aprovechado la ocasión para hablar libremente.

- Es sólo que… Me parece que son tan ciegos. ¡Es obvio que Modking tiene algo planeado tras esa faceta de inocente Slytherin!

- No puedo juzgarla, todavía no la he conocido. – Dijo Tiffany, en posición neutral. – Sin embargo, lo mejor que podrías haber hecho en ese momento habría sido mantener el control, defender tu territorio. Ahora le has dejado el camino libre…

- Es que… - Se mordió el labio inferior, mientras deshacía su coleta. Su cabello cayó ligeramente desordenado sobre sus hombros. – Los Gryffindor y los Slytherin nunca se llevaron bien. ¿Por qué esta tiene que ser la excepción?

- Según me han comentado… - La interrumpió su prima. – Draco era Slytherin y fíjate ahora... Es uno de los mejores amigos de Harry, ¿no?

- Era diferente. ¡Draco puso pruebas de que él ya no estaba interesado en las Artes Oscuras!

- Modking es una adolescente nomás, Jo, al igual que tú. Creo que estás exagerando un poco la situación. Para mí que está enamorada de James o de Dan, aunque me inclino por el primero... – Joanne le miró boquiabierta, horrorizada al sólo imaginarlo.

- ¡Imposible! – Tiffany elevó una ceja ante su exclamación, para luego emitir una sonrisa pícara.

- ¿Y a ti te molesta eso, Jo?

- ¡Para nada! – Se levantó, ruborizada. - ¡No me importa lo que hagan Dan y James…! Simplemente quiero lo mejor para ellos, son mis amigos, y Modking no es lo mejor…

- Si tú lo dices…

- Pero no hablemos más de eso. ¿Qué me cuentas de tío Charlie?

***

El resto del viaje fue muy tranquilo. Daniel y James se quedaron solos en el compartimiento, cuando Catherine excusó que sus amigas le estaban esperando y estaba ansiosa por volver a verlas luego de tantos meses. Ninguno de los dos se negó. Ahora jugaban aburridamente al ajedrez, preguntándose ambos dónde rayos estaría Joanne. Llevaban algunas horas sin verla.

- Me pregunto qué la tenía de tan malhumor… - Murmuró James, mientras su caballo se comía a un peón de Dan.

- A lo mejor Modking…

- No, me refiero a antes de que Kate viniera. – Dan se encogió de hombros, pensando en su siguiente movimiento.

- Para mí que se levantó así y todavía no puede recuperarse.

- Mmm… - Dudó James. – Tal vez sucedió algo en su casa, no sé… - Dan le miró atentamente, evaluando sus palabras.

- ¿Y desde cuando el malhumor de Joanne te preocupa, compañero? – James alzó las cejas, con aparente desinterés hacia la pregunta.

- Desde que fui secuestrado por los mortífagos siento una terrible intranquilidad hacia todo el mundo.

- ¿Desconfianza? – Preguntó Malfoy, frunciendo el entrecejo.

- No… Es que ahora sé cuál es la verdadera situación…

- No me digas que maduraste. – Dijo Dan, en un tono entre burlón y asqueado.

- No, sólo soy un poco más realista.

- Hogwarts logrará sacarte esas ideas de la mente. – Sonrió Daniel, mientras movía un alfil en dirección a la reina de James. – ¿Qué me dices de la transformación?

- ¿Qué? – Inquirió su amigo, desconcertado. Dan entornó los ojos, inclinándose un poco más.

- Animagos, James. ¿Recuerdas? – Su tono era extremadamente bajo, pero Potter lo comprendió.

- Pronto, muy pronto. Sigo pensando que Halloween…

- Pero, ¿dónde?

- No te preocupes, de eso me encargo yo…

La conversación fue interrumpida cuando la puerta se abrió, apareciendo Joanne detrás de ella, completamente diferente a como se había ido. No sólo tenía el uniforme de Hogwarts (que destacaba considerablemente el crecimiento de la joven durante el verano, aunque la túnica fuera nueva), sino que su peinado y rostro habían sido modificados.

Tenía el cabello suelto y brillante, y sus ojos resplandecían en entusiasmo. Las ojeras habían desaparecido y una amplia sonrisa que dejó pasmados a los dos Gryffindor, que la contemplaban entre incrédulos y fascinados.

- ¿Desde cuándo te deshaces tan rápido de tu hosquedad?

- Desde que estamos a punto de llegar a Hogwarts. Estoy impaciente por estudiar las nuevas materias. Además que este año podremos ir a Hogsmeade…

- Donde compraremos muchos artículos de bromas. – Sonrió James, contagiado por la alegría de su amiga. Pero su expresión se ensombreció cuando su amiga asintió, de acuerdo con la idea.

- ¿Quién eres y qué hiciste con Joanne? – Preguntó Dan, sacando la varita y señalando con ella a Weasley, quien estalló a carcajadas.

- ¿Saben? Estuve pensando… Que este año les daré una oportunidad de demostrarme que vale la pena romper las reglas. – Daniel y James intercambiaron cautas miradas.

- No me fío de ti. – Dijo Dan, aún sin bajar la varita. Joanne serenó su rostro.

- Deben cambiarse de ropa, estamos por llegar. ¿En qué casa les parece que quedará Tiffany?

- Gryffindor. – Contestó Dan al instante. – Es toda una damisela. No como otras… - Mirada indirecta a Joanne, quien le sonrió como respuesta.

- Me avisan cuando terminen, ¿si? – Salió del compartimiento.

- ¿Qué bicho le picó? – Preguntó Dan, mientras se dirigía a su baúl y sacaba la túnica de Hogwarts.

- Uno muy raro y peligroso. – James y Dan se miraron, soltando algunas risas.

- Creo que quiere disculparse por su comportamiento… - Opinó Dan.

- Qué forma tan discreta de hacerlo, entonces…

***

- ¡Primer año! ¡Primer año por aquí! – Gritó Hagrid por encima de todas las cabezas que se movilizaban por el andén.

- Tiffany, tienes que ir con Hagrid. – Informó Joanne. Su prima asintió, un tanto nerviosa. El trío de Gryffindor le sonrió, dándole ánimos.

- ¡Ya verás como quedas en Gryffindor! – Exclamó James. Dan le guiñó un ojo y Joanne asintió enfáticamente. La muchacha se internó entre los niños que formaban filas alrededor de Hagrid.

- Será mejor que vayamos por un carruaje…

No obstante, el trío se quedó helado cuando, al acercarse a los carruajes, observaron que había unas criaturas de pie al lado de éstos. Se parecían a los caballos, pero en cambio, tenían aspecto de reptiles. No tenían nada de carne, y su oscurecido pelaje se pegaba al esqueleto, del que se diferenciaba con claridad cada uno de los huesos. La cabeza parecía de dragón y tenía los ojos sin pupila, blancos y fijos. De la cruz, la parte más alta del lomo, les salían unas alas inmensas, negras y curtidas, que parecían gigantescos murciélagos. (N/A: .… Sé que es la descripción de HP5, pero no me quedaba otra ¬¬)

- Son Thestrals. – Anunció una Joanne asombradísima, estática en su lugar, sin poderse creer lo que estaba viendo. - ¡No lo creo! ¡Había Thestrals en Hogwarts y nosotros ni cuenta nos habíamos dado!

- Explícate, Joanne. – Murmuró Dan, demasiado ocupado en analizar a las criaturas para aplicar desdén en su frase.

- Estas criaturas son invisibles a los ojos de la gente que no ha visto la muerte… - James y Dan la miraron extrañados.

- Nosotros no hemos visto la muerte. – Dijo James firmemente. Joanne suspiró, entristecida.

- Tonks murió frente a nosotros, James. Asimismo, también estuvimos muy cerca de morir cuando nos secuestraron… - El trío se estremeció.

- Subamos al carruaje. – Sugirió Dan inexpresivo. Sus dos amigos estuvieron de acuerdo.

El viaje a Hogwarts fue silencioso. Ninguno quería hablar y la alegría que habían experimentado momentos antes volvió solamente cuando cruzaron el umbral del Gran Comedor, decorado especialmente para la bienvenida de los alumnos. El clima allí adentro era acogedor, inspiraba seguridad y confianza. Se sentaron en la mesa de Gryffindor automáticamente, examinando con interés, a su vez, la mesa de profesores, en busca de caras nuevas.

Había múltiples asientos vacíos.

Saludaron a sus compañeros de casa que había a su alrededor antes de guardar silencio cuando la profesora Chang se abrió paso entre las mesas de Gryffindor y Ravenclaw, con los alumnos de primer curso detrás. Por las expresiones de sus rostros, estaban terriblemente nerviosos y temblorosos, sin saber en qué consistía la selección. Tiffany era la última en la fila y su rostro estaba nulo de expresión. Sólo cuando se mordió el labio inferior se dieron cuenta que no estaba del todo calmada.

El Sombrero Seleccionador fue colocado sobre un taburete enfrente de la mesa de profesores (precisamente de Snape, quien examinaba los rostros de los nuevos chiquillos que albergaría en su colegio.) Dan bostezó, deseoso que el banquete comenzara, y James estuvo tentado a ser lo mismo, sino fuera por una mirada de reproche de su amiga, quien siempre prestaba especial atención a la canción aburrida del Sombrero y al discurso del director.

Ese año la canción no quebró su historial de poca originalidad y todos aplaudieron cortésmente al terminar. La profesora Chang les explicó a los nuevos alumnos qué tendrían que hacer y comenzó a llamarlos uno a uno, siguiendo la lista en sus manos.

- Me aburro… - Murmuró Dan, mientras aplaudían a un nuevo Ravenclaw.

- Pronto será el turno de Tiffany, Dan. – Le amonestó Jo por su falta de delicadeza.

- Pero que se apure…

Tras una media hora de lenta espera, sólo Tiffany quedó de pie frente a la profesora. Snape llamó la atención de todos los alumnos del Gran Comedor al conjurar algunos innecesarios fuegos artificiales.

- La señorita Tiffany Weasley es una alumna de intercambio proveniente de Rumania. Espero que sea aceptada por todos ustedes como ella merece y que sepan respetarla. Se encuentra en un país extranjero, prácticamente desconocido, así que el apoyo de sus compañeros, tanto de curso, de casa como de colegio, será fundamental durante los años que pase aquí.

Los compañeros de Gryffindor que estaban cerca de Joanne le lanzaron miradas interrogativas, seguramente en busca de saber si era pariente suyo. Ellos observaron con determinada atención como Tiffany se dirigía hacia el sombrero y se lo ubicaba sobre su cabeza, tapando sus bonitos ojos.

Tras unos tensos instantes, la ranura del Sombrero se abrió.

- ¡Hufflepuff!

El Gran Comedor estalló en aplausos. El trío de Gryffindor intercambiaron algunas miradas decepcionadas por no contar con la presencia de la joven en su casa, pero igualmente felices de la elección del sombrero.

- Pudo haber sido peor… - Señaló Dan, sonriendo. Joanne se encogió de hombros.

- Me hubiera dado igual que quedara en Slytherin, seguiría siendo mi prima.

Ante aquellas palabras, James dirigió una discreta mirada en dirección a la casa de las serpientes. Su hermana conversaba animadamente con Helena y Robert, riendo con sinceridad. Un nudo de amargura se formó en su garganta al recordar como se había enfurecido con ella el año anterior tras su selección. Todo por una tontería. Y sonaba aún más absurdo proveniente de los labios de Joanne…

Los Weasley y los Potter eran unas de las familias de larga historia en Gryffindor. Para James había sido una deshonra que Lizzie quedara en Slytherin y, sin embargo, Joanne se había encogido de hombros cuando su prima quedó en Hufflepuff. Aunque las casas no se comparaban, no era tan vergonzoso quedar en la casa de los tejones que en…

- Buen provecho para todos. – Dijo Severus, cuando las bandejas de plata se llenaron de apetitosos alimentos.

Lizzie pasó a un segundo plano en la mente de James en ese momento.

***

- ¿Leyeron lo que sucedió en Azkaban? – Preguntó John Finnigan al trío, cuando ya todos estaban comiendo el postre.

- Escalofriante. – Murmuró Joanne. – Ahora asesinos están libres entre nosotros…

- El Ministerio tendrá que esforzarse para dar con ellos. – Comentó una muchacha, que cursaba en el mismo año que Jo, James y Dan, con la cual la pelirroja compartía dormitorio. – Para no decir ya que nunca los encontrarán…

- Qué negativa, Kaylon. – Le regañó Daniel.

- Tengo nombre, ¿sabes? – Recriminó ella. - Daphne no es un nombre tan difícil de pronunciar, no sé para ti…

- Y a mí no me parece justo que prejuzgues el trabajo de mi padre de esa manera. Le tengo fe, aunque sepamos que las posibilidades sean escasas. No es que los mortífagos estén con ropas llamativas y un cartel que diga 'yo soy mortífago, atrápenme' en Diagon Alley…

- Dejen de discutir. – Dijo Jo, cuando Daphne iba a abrir su boca para responderle a Dan. – El Director va a hablar.

- ¿Y a quién le interesa? – Preguntaron al mismo tiempo Daphne y Dan, lo que provocó que se miraran con odio, se cruzaran de brazos y se quedaran callados.

Joanne suspiró aliviada y James le sonrió, divertido por la situación.

Snape estaba de pie en la mesa de profesores, con la misma expresión de seriedad y crueldad, el mismo cabello grasiento, la misma túnica negra… de siempre. Permanecía en silencio, esperando que el alumnado notase su presencia y comenzara a silenciarse. Él no solía utilizar muy seguido los fuegos artificiales (salvo para casos como el Sombrero), prefería implementar ese método. Era bastante efectivo tratándose de Severus. En pocos minutos todos le observaban (aunque algunos estuvieran más interesados en el trayecto de un mosquito por el Gran Comedor…)

- Debo presentarles a algunos profesores que se incorporarán al Plantel Docente de nuestro colegio en este nuevo año. – Todos los alumnos observaron interesados los asientos inutilizados en la mesa de profesores.

- Primero, por razones personales (entre las que se incluyen su embarazo), la profesora Miracle ha renunciado a seguir con la enseñanza de la materia de Quidditch (Vuelo.) La novedad de este año que el profesor en vez de ser uno solo, serán dos… Los profesores George y Fred Weasley.

El trío intercambió miradas pasmadas antes de comenzar a aplaudir vivamente, con grandes sonrisas en sus rostros.

- ¡Tus tíos, Jo! ¡Esto es estupendo! – Chilló Dan. Ella simplemente rió, demasiado ocupada intentando ver cómo sus tíos gemelos ingresaban por las grandes puertas.

A pesar de que los años habían pasado por ellos, seguían siendo los mismos gemelos que alegraban (o entristecían…) el día de todo aquel que se les acercara. Con túnicas largas de colores escandalosos, los Weasley atravesaron marchando todo el camino que los separaba de la mesa de profesores, deteniéndose unas cuantas veces para hacer reverencias y saludar a su "público emocionado." Luego se sentaron en sus establecidos lugares, cerca de la profesora de Herbología, bien lejos de Snape, quien con la expresión de su rostro demostraba que si fuera por él, ellos no estarían allí.

- Silencio. – Ordenó imperativamente Snape, ajeno a todo el festejo. – Todavía hay profesores a los cuales recibir… - El Gran Comedor calló, ansioso por saber qué otras sorpresas les esperaban.

- El señor Christian Rachet es un profesional proveniente de una de las universidades más famosas de Irlanda. Ha accedido a ocupar el puesto de profesor de Pociones durante este año escolar…

Un hombre alto y robusto apareció en la entrada del Gran Comedor, avanzando rápidamente en dirección a la mesa de profesores, con el semblante serio e inexpresivo a las miradas curiosas de sus alumnos. Su túnica grisácea ondulaba detrás de él de forma ciertamente teatral, siendo producto del arqueo de varias cejas de los ocupantes de las mesas de las casas. Su cabello era largo y lacio, recogido con una coleta al estilo varonil, de color castaño claro. Sus ojos eran claramente de un color azul oscuro y profundo, aunque no pudieron admirarlo durante demasiado tiempo.

James conectó sus ojos con los de Dan y a través de ellos establecieron una línea de incredulidad mutua. Mientras tanto, Joanne examinaba minuciosamente cada detalle del nuevo profesor, completamente entusiasmada con la idea de que ese hombre le enseñara a practicar pociones.

El profesor Rachet se sentó al lado de Couldwall, con el mentón en alto, en actitud desafiante y orgullosa. Por la expresión del rostro del profesor de Defensa, también estaba algo incrédulo por lo que acababa de suceder. Sin embargo, Snape compartía cómplices miradas con Rachet, como si fuera un amigo íntimo.

La idea horrorizó al trío al imaginarse las clases de Rachet exactamente iguales a las de Snape, las cuales habían sido un completo infierno que habían resistido con la esperanza que sólo durara unos meses. Dan empezaba a calcular mentalmente cuantos puntos tendrían que obtener en Encantamientos y Transformaciones para compensar el futuro desastre de Pociones.

La esperanza de que sus suposiciones estuvieran fundadas en un castillo sobre las nubes le alentó a más no poder. No prejuzgar a un profesor por su aspecto era lo mejor que podía hacer en ese momento.

Al contrario de los profesores masculinos Weasley. Se cuestionaban interiormente porqué rayos Snape les había encargado la materia, sabiendo de la impuntualidad de la responsabilidad de los gemelos. Seguramente órdenes inmediatas de la Orden, para tener más miembros entre el plantel de Hogwarts, en caso de emergencia.

No dudaban que todos los profesores tenían alguna que otra relación con la Orden, para que no volviera a acontecer de lo de Malcolm. Otro caso perdido…

James bostezó, dándose cuenta del cansancio que estaba persistente sobre su organismo. Pero al pensar en Malcolm, su mente voló inmediatamente al artículo del Profeta de aquella mañana.

¿No aparecía Malcolm entre los mortífagos que habían escapado de Azkaban?

Poco a poco, las fuerzas oscuras empezaban a aliarse, para hacerle frente a la Comunidad. Tras todos aquellos años de decadencia, de debilidad, la guerra volvía a recomenzar…

- ¡Primer año!

***

Primer día de clases. Primera hora. Su primera clase de Pociones con el profesor Rachet. ¿Dónde estaba ella?

Corriendo velozmente por los pasillos, procurando no chocar con nadie, disculparse cuando lo hacía, no perderse por el tan conocido castillo, realizar su coleta para que quedara bien ajusta y que no se le desarreglara el cabello y a la vez colocándose correctamente la túnica de Hogwarts, y no al aire como había estado al salir de la Sala Común.

Había perdido la costumbre de levantarse temprano y allí estaban las consecuencias.

¡Estaba llegando tarde a la primera clase! ¡Qué humillación!

Jadeando, Joanne se detuvo frente a la puerta de la mazmorra. Respirando hondo, tocó un par de veces la puerta antes de abrirla e ingresar con los ojos fijos en el fascinante suelo, con las mejillas ruborizadas por el esfuerzo y la vergüenza.

- Lamento haber llegado tarde, profesor.

Y ahí estaba Rachet, mirándola fijamente, como intentando leerle el pensamiento, y a la vez examinándola de pies a cabeza como si se tratara de un nuevo espécimen de animal. Joanne se mordió el labio inferior, cohibida. Pero sucedió algo que le sorprendió: Rachet le sonrió amigablemente, como entendiendo su error, luego de unos instantes de ponerla a prueba.

- No se preocupe, por ser la primera vez no habrá castigo, señorita…

- Weasley, Joanne Weasley. – Completó la muchacha, ante la terminación pausada de la frase el profesor. Pero se dio cuenta que Rachet ya lo sabía, aunque fingió buscar su nombre en la lista de alumnos de tercero.

- Gryffindor, ¿correcto?

- Sí, profesor. – Capaz fue su imaginación, no obstante, el profesor le guiñó un ojo.

- Adelante, joven, ubíquese. – Joanne asintió y se sentó al lado derecho de Dan, en la cuarta fila.

James y Dan le miraron interrogativamente, con un brillo socarrón en sus ojos. Joanne les miró reprochadamente y se irguió, sacando su libro de pociones y volteando toda su atención hacia el profesor, que continuaba con la clase como si nada le hubiese interrumpido, cosa que a los Slytherin no les agradó demasiado, por la simple razón que la joven Gryffindor podría haber hecho perder muchos puntos para su casa. ¡Y cuántos!

Delante de Jo (quien estaba con Dan), estaba James, sentado con Catherine. Federic estaba detrás de Dan, junto a otro Slytherin con el cual el trío de Gryffindor no tenía ninguna clase de trato. Sencillamente neutralidad.

Al costado derecho de la mazmorra estaba el resto de los Slytherin, solamente que los fastidiosos. Del otro extremo izquierdo, estaban los Gryffindor. Un odio circulaba desde ambos lados de la mazmorra, pero generalmente los profesores se hacían los indiferentes ante esto. Formaba parte de la historia, al fin de cuentas.

El profesor empezó a expandirse con la explicación de la pócima que tratarían aquel día. Mientras, anotaba con la varita en la pizarra la exacta cantidad necesaria de ingredientes de la receta. Explicaba bastante bien, si se tenía en cuenta la amargura de Snape para hacerlo y lo injusto que había sido Malcolm.

A la hora de ponerse a elaborar la poción, el aula se sumergió en un espontáneo silencio, sólo quebrado por el diálogo tímido entre los dúos.

Dan cortaba los ciempiés al mismo tiempo que Jo preparaba el caldero para la cocción de los ingredientes, vertiendo en él un litro de agua. Observó evaluativamente la prolijidad con la que estaba trabajando Daniel y se concentró en partir irregularmente las hojas de Adonis.

Escuchaba también atentamente la conversación que James y Catherine estaban manteniendo mientras trabajaban. No se percató que Dan la miraba de reojo de vez en cuando…

- ¿Crees que será un buen profesor? – Preguntó Catherine.

- No lo sé, aunque ahora parece más amigable… - Contestó James, con un tono ligeramente dubitativo.

- ¿Lo dices porque perdonó a Joanne su distracción?

- No, en cierta forma me gusta como explica. ¿Tú que dices? – Catherine se encogió de hombros.

- Mi materia preferida es pociones, y con tales fanatismos, suelo ir mucho más avanzada en conocimientos de lo que va una clase de tercer año.

- ¿Por qué te interesa tanto? – Cuestionó James, curioso.

- Me parece fascinante la precisión con la que hay que trabajar. Me tranquiliza y serena. ¿No sientes lo mismo? – James sonrió ampliamente, un tanto burlón.

- Me desespera. Prefiero la acción.

- Una poción puede salvar tu vida, cosa que los encantamientos muchas veces no tienen esa posibilidad. – Dijo Catherine seriamente. Pero luego, relajó sus facciones en una leve sonrisa. - ¿Será que no soy muy buena para encantamientos?

- ¿No lo eres? – James parecía sorprendido. – Pensé que…

- Se me da muy bien la teoría. – Le cortó Catherine. – Pero en la práctica… - Murmuró, algo avergonzada.

- Podría ayudarte. – Se ofreció James sinceramente. Los ojos de la Slytherin brillaron.

- ¿En serio?

- Con una condición.

- Dime.

- Que tú me ayudes con pociones…

- Trato hecho. – Intercambiaron sonrisas cómplices.

Joanne se aferraba a su pupitre disimuladamente, con una extraña especie de rabia recorriéndole las venas. Escuchó un balbuceo de Dan a su lado, pero no le prestó atención, hasta que su amigo pudo formular algo coherente.

- Jo… Estás… Uhm… Destrozando… La piel de crótalo…

- ¿Ah?

Joanne le miró incrédulamente, pensando que se trataba de una broma, pero al ver la sinceridad reflejada en los ojos de su amigo, bajó su vista a sus manos, donde encontró la piel de la serpiente siendo estrujada. Se ruborizó de sobremanera y la dejó sobre el pupitre, sintiendo un poco de asco entre la sensación de retraimiento.

Dan le miró ligeramente preocupado antes de colocar los tres colmillos de crótalo en el caldero.

- ¿Serás capaz de cortar la piel sin destruirla, Jo? – Le pidió Dan, alzando una ceja sarcásticamente.

- Cállate. – Susurró, mientras tomaba el cuchillo y respiraba hondo para controlar su pulso, que no era tarea fácil al estar escuchando a Modking hablar y hablar sin parar con James.

***

Joanne observó la estantería cuidadosamente, intentando encontrar el libro que estaba buscando. Murmuraba el título de éste todo el tiempo, procurando dar con él. No estaba mal orientada, ya que estaba en la sección de Transformaciones Avanzadas (donde teóricamente una alumna de tercer año no debería estar…) No obstante, el libro no aparecía.

No tenía muchas más opciones. O lo encontraba sin ayuda u olvidaba sus deseos de leerlo. No podía arriesgarse a consultar con la bibliotecaria: más sobre todo a poco tiempo de la Transformación. Levantar sospechas ahora sería la muerte. No, peor, su estadía en Azkaban. Y aún más infame, su expulsión de Hogwarts. Ese no era el destino que ella quería.

Concentrada como estaba en la búsqueda, no se percató que una pelirroja había detenido su marcha por la biblioteca al verla, y se acercaba cautelosamente, para posteriormente darle un susto de muerte, al colocar una mano en su hombro.

- ¡Tiffany! – Chilló Joanne, aliviada de que no fuera ningún prefecto o profesor.

- ¿Qué haces por aquí, primita? ¿No que tú deberías estar en Transformaciones básicas?

- Err… - Titubeó Jo. Pero al ver que su prima empezaba a levantar una ceja escépticamente, dijo (o más bien, suplicó): - ¡No digas nada, por lo que más quieras! – Tiffany pestañó, pero le sonrió cálidamente.

- Sólo si me dices qué haces aquí.

- Soy una amante de las transformaciones. – Excusó Joanne. – Y estaba buscando un libro para leer en esas tardes de inacabable aburrimiento, tú sabes…

- Ajá. – Tiffany no objetó nada tras su mentira. Ni parecía haberla notado. - ¿Qué libro? Puedo ayudarte.

- Errr… Bueno… - Buscó en sus bolsillos de la túnica de Hogwarts y sacó un pergamino estrujado, donde estaba escrito el título del ejemplar. Tiffany frunció el entrecejo al darse cuenta que no era la letra de Jo.

- ¿Quién te lo recomendó?

- Tío Harry. – Sonrió Jo, guardando el pergamino de nuevo.

- ¿Sí? – Tiffany elevó ambas cejas. - ¿También le gusta la animagia? – Jo gimió débilmente.

- ¡No digas eso en voz alta! Llegan a saber que investigo sobre animagia, y mi vacante en Hogwarts desaparece.

- No es malo investigar. – Objetó Tiffany, con el entrecejo fruncido. – Sino practicarla ilegalmente. Y estoy segura que no arruinarás el honor de nuestra familia, ¿verdad? – el estómago de Jo dio un vuelco.

- No, ¿qué crees? – Rió nerviosamente la Gryffindor. – Cambiando de tema, ¿qué te parece Hogwarts?

- Un lugar espectacular. Sin palabras. – Sonrió ampliamente Tiffany. – Y mis compañeros de Hufflepuff son muy amigables.

- Los Hufflepuff suelen ser los más bondadosos de Hogwarts. – Se burló la Gryffindor. – Nosotros, los leones, somos del honor y la valentía.

- Seguro, tanto que ni se espantan cuando alguien los atrapa en una sección prohibida para su división. – Ironizó su prima, provocando un rubor menor en las mejillas de ella.

- ¡Es que…!

- ¡Weasley! ¿Qué haces ahí? – Joanne saltó por el grito del Prefecto de Gryffindor. Tiffany la miró intensamente, como incitándole a responder, pero al ver que su prima no formulaba nada coherente, tuvo que hacerlo ella.

- Me acompañaba a buscar un libro para un trabajo. Ya nos vamos. – El Prefecto les miró sospechosamente, pero no añadió nada más y se retiró del sector.

- Me debes una, Jo.

***

Sonrió ansiosamente, mientras esperaba sentada en el centro de la sala la llegada del medimago que la atendía desde hacia meses. Solía ser puntual en sus citas, no obstante esta ocasión era la excepción. ¡Y justo la cita que más ganas Lily tenía de estar!

Ron se había mostrado en desacuerdo con la idea de saber el sexo de su bebé, pero Lily no podía controlar su entusiasmo. Además, una forma de entretener su tiempo libre, era leer libros para encontrarle un hermosísimo nombre a su hijo. ¡Diosa, tanta ilusión le hacía! Era una experiencia diferente a la que había tenido con Jo, ya que al ser la primogénita, no sabía que esperar. Ahora, era bastante desigual la situación.

Al igual que el Medimago, Ron se estaba retrasando también. Le había prometido asistir con ella a la cita, aunque no le gustara la idea. Simplemente un par de gritos de parte de su esposa, y Ronald Weasley aceptó, con la mirada fija en el suelo, acompañarla como un buen padre. Draco se rió de él por semanas de eso, y Harry no se le quedó atrás… En cambio, Hermione apoyó a Lily en su decisión.

No obstante, los aurores del ministerio estaban bajo mucha presión en esos tiempos. Con mortífagos fugados, ataques constantes a pequeños pueblos de Inglaterra, entre otras cosas. Suponía que la jefa de Ron no le había dejado salir por más súplicas que diese (y conociendo la voluntad de Ron en el tema, serían pocas…)

Se recostó en la silla, acariciando suavemente su pansita, con aire pensativo. Todo estaba tan mal. En un año, la situación del mundo mágico había dado un brusco cambio. Nada satisfactorio. La Orden estaba desamistada.  ¿Por qué? Todas las discusiones que se mantenían durante las reuniones habían desgastado la confianza y el lazo de unión que habían tenido. La ausencia de Albus Dumbledore era notable, ya que éste había sido el equilibrio de todo. Harry tenía demasiados problemas para tener que encargarse también en controlar la amistad de los miembros, sabiendo que él mismo era uno de los que más solía discutir. Era como si quisieras evitar que una persona se ahogue echándole agua.

Harry… Otro gran trauma. Hermione no dejaba de comentarle lo aislado que se estaba volviendo. Hasta con ella. Pasaba horas en su despacho, y ella no tenía la menor idea de lo que hacía. Suponía que cosas del ministerio, no obstante… era poco convincente esa hipótesis, teniendo en cuenta también las horas que el auror pasaba en la institución.

Draco insistía que la actitud de Harry se debía al shock que le había dado con el secuestro de James y la propia desaparición del diario. Era una cadena de acontecimientos preocupantes y no carentes de importancia. Estaban altamente relacionados. Y si Draco lo decía era palabra sagrada, aunque últimamente el sexto sentido de los aurores estuviera demasiado alerta para tomar un asunto trivial como tragedia.

Finalmente, la puerta de la sala se abrió y por ella ingresó el medimago, con una amplia sonrisa de alegría y entusiasmo en su rostro, sus risueños ojos confianzudos y sus pasos rápidos y vivases en dirección a ella. Lily se apresuró a ponerse de pie para saludarlo, pero el medimago se le adelantó y le tomó su mano derecha delicadamente para besarla con suavidad.

Pero en ese mismo momento, Ron entró en la sala con aspecto de haber estado corriendo una maratón y se detuvo perplejo ante la imagen. Un brillo acusador deslumbró sus ojos celestes, no obstante, el medimago se dirigió a él con la misma sonrisa, con cierto aire inocente.

- ¡Aquí el orgulloso padre!

- ¿Yo o tú? – Preguntó Ron, mirándole desconfiado.

- ¡Ron! – Le regañó Lily, indignada. - ¿Cómo piensas eso del doctor Milton? ¡Es un hombre distinguido! – El medimago soltó una risita, divertido por la situación.

- Yo estaría más indignado porque me creyeran infiel, señora Weasley, que por eso. – Sonrió aún más si es posible, e hizo una elegante reverencia ante Ron, que le miraba sorprendido. - ¿Puedo felicitarle por su esposa, señor Weasley?

- ¿Qué?

- Son de las mujeres que ya no se hayan por este mundo. – Le guiñó un ojo a Lily, que estaba completamente sonrojada.

- ¿En qué sentido? – Preguntó nuevamente Ron, con la determinada idea de no dejar a su esposa sola con ese hombre nunca más.

- Superficial. No hemos llegado a conocernos muy profundamente… - Ron abrió la boca, con el rostro ciertamente rojo, cuando Lily le cortó.

- Está hablando de personalidad, Ron. – Su marido, no muy confiado, tomó asiento al lado de ella, mientras el medimago revoloteaba un rato por su consultorio, saludando a los cuadros parlantes y acomodando todo para el inicio de la cita. 

- Me hace acordar a un colibrí. – Murmuró Ron, furioso e impaciente. - ¿A este se le llama profesional de clase? San Mungo está repleto de insuficientes roba esposas… Le avisaré a Harry que no traiga a Herm aquí… - Lily le miró con el entrecejo fruncido, pero no dijo nada. Hermione se había atendido con aquel medimago también, durante sus dos embarazos.

- ¿Qué tal tu día, cielo?

- ¿Este colibrí cobra por hora o por consulta? Porque si es por hora, la mayoría se la pasa paveando por…

- Por consulta, Ron. ¿Cómo fue tu día?

- Insisto en que es un insuficiente…

- Ronald, ¿cómo fue tu día?

- Hasta Draco podría ser mejor que él…

- Deja de lado lo superficial, Ron. De ser posible, sólo concentrémonos a lo que vinimos, ¿te parece? Además, Draco se llega a enterar de que hablaste mal de él y…

- No tiene manera de saberlo, salvo que se lo digas… No lo harás, ¿verdad?

- ¿Qué clase de Gryffindor eres?

- ¡Es hora de empezar! – Chilló el medimago de repente, sobresaltando a los Weasley. Ron le dirigió una rencorosa mirada, que fue ignorada deliberadamente. - ¿Qué me cuenta, señora Weasley? ¿Algún percance con su bebé? – Se sentó enfrente de su escritorio, mirándolos expectante.

- Para nada, doctor.

- Perfecto. ¿Y usted, señor Weasley, qué me cuenta? – Ron le miró con cara de pocos amigos.

- Pues, verá, doctor Milton, soy un prestigioso auror. Sufro estrés por la presión que coloca el ministerio sobre nosotros. ¿Qué más quiere que le diga?

- Sería perfecto que me hablara de una situación más estrecha con la de su futuro hijo, señor Weasley. – Ligero tono burlón.

- Soy muy feliz, ¿sabe? Un segundo hijo será espectacular en nuestra vida. ¿No le parece?

- ¿Y qué es lo que le asegura que sea un segundo hijo?

- Pues… - Ron se detuvo, mirándole con el entrecejo fruncido. - ¿A qué se refiere? – El medimago sonrió ampliamente, sacando de un cajón de su escritorio unos documentos y se los tendió a Lily y a Ron, quienes lo tomaron inmediatamente, curiosos.

- El resultado del test mágico.

Ron tragó saliva ante la breve explicación del medimago, mientras Lily leía atentamente el documento. Sus ojos se llenaron lentamente de lágrimas durante este procedimiento y abrazó fuertemente a Ron al terminar. Su esposo, shockeado, le respondió el gesto, solicitando luego una respuesta a su pregunta.

- ¿Qué sucede?

- ¡Gemelos, Ron! ¡Estoy esperando gemelos!

Ron, al escuchar eso, sintió como todo le daba vueltas, su vista se nublaba y de repente, nada… Se había desmayado.

***

- ¿Sabes qué, Draco? He estado pensando que tal vez… Debería hablar con Severus. – Dijo Harry mientras caminaba con el ex Slytherin por el superpoblado Callejón Diagon.

- ¿Sobre? – Cuestionó Draco, curioso.

- Ya sabes, lo de los animagos… - Draco sonrió levemente y negó suavemente con la cabeza.

- No, Harry. Son jóvenes, quieren vivir aventuras. Además, es útil ser animago. Son responsables, no harán nada que les perjudique.

- Pero avisarle a Severus…

- Sólo ocasionará que los vigile más de lo que ya están y que detenga toda la situación. ¡Ah! Y le contará a Hermione y a Lily quienes ayudaron a sus hijos a hacer semejante estupidez, y te juro que de esa no sales vivo…

- Ni tú ni yo, querido Draco. – Añadió Harry, riendo por un instante. – Me pregunto cuál será la forma animaga de James…

- ¡Yo quiero saber en qué se convertirá Dan! Seguro que un poderoso tigre, o tal vez… ¿Qué te parece un murciélago?

- Estás delirando, Draco. – Se burló Harry.

- Igualmente… - Draco empezó a hablar, pero se interrumpió, quedándose estático en su lugar. Harry siguió caminando unos pasos, hasta que notó que se había quedado muy atrás y le observó interrogativamente.

- ¿Qué sucede?

- ¡Alguien está hablando mal de mí! – Harry elevó una ceja, incrédulo.

- ¿Cómo lo sabes?

- ¡Me pica la nariz! – Harry suspiró. - ¡Y ya sé quién es!

- Trelawney estaría muy orgullosa de ti…

- ¡Me las pagarás, Weasley!

***

Observó pensativamente los dos caminos que se difundían hacia distintas torres del castillo. Como ese no era un sector que hubiera visitado con mucha frecuencia en sus años anteriores, no sabía cuál le conduciría a la clase de adivinación, no obstante su intuición podría haber llegado a ser una solución, de no estar plenamente dormida tras un entretenido almuerzo en el Gran Comedor.

No había ningún alumno al cual seguir. ¿Dónde se metían sus amigos cuando los necesitaba?

James había ido a acompañar a Catherine hasta el aula de Defensa Contra las Artes Oscuras para luego reunirse con él en el aula de adivinación, ya que sabía el recorrido. Dan no le dio importancia a su ignorancia, pero ahora, faltando tan poco para el comienzo de su primera clase…

Y a Joanne no la veía desde el final de pociones. Les había informado que quería ir a la biblioteca por un libro y que luego se reuniría con ellos en el almuerzo. Mentira. Salteó la comida olímpicamente y ahora, Dan no tenía ni idea de quien lo ayudaría a salir de ese aprieto. Si aunque sea, algún Prefecto o fantasma…

- ¡Daniel! ¿Qué haces ahí parado? – Le gritó alguien que venía corriendo por uno de los pasillos que tenía en frente. Se trataba de Joanne, cargando con su mochila en su espalda y con el cabello recogido.

- Joanne, no sabes cuánto me alegro de verte. – Le saludó sinceramente, cuando la chica llegó ante él. – Verás… Nadie me explicó dónde quedaba la clase… - Jo le sonrió.

- ¿Y para qué crees que vine hasta acá, tonto?

- Oye…

- Vamos. – Su amiga le jaló y comenzaron a caminar.

Dan contempló, curioso, que el corredor estaba decorado con números cuadros de personajes trascendentes en la historia de la magia y otros de paisajes de Europa. Algunos conversaban entre ellos, mientras que la gran mayoría les miraba al pasar. Gran parte del trayecto fue en silencio, Joanne guiándolo por esa zona desconocida. Pero Dan no pudo contener sus ansías de saber.

- ¿Cómo sabían tú y James el camino? – Por un momento, pensó que Joanne no le había escuchado o prefería ignorarlo, sin embargo, la joven contestó.

- Tú duermes mucho por las noches. Con James hemos salido a recorrer muchas veces estos lugares.

- ¿Sin mí? – Cuestionó Dan, ligeramente herido, aunque intentando disimularlo.

- Han sido pocas veces. – Se apuró a añadir Jo. – Y porque estábamos desvelados.

- ¿Dónde haremos la transformación? – Preguntó Daniel, esta vez en voz muchísimo más baja. Joanne se aseguró que nadie los estuviese espiando antes de contestarle.

- James dice que el mejor lugar es un claro en el bosque. Me ha dicho que irá dentro de unos días para asegurarse que todo estará bien…

- ¿De noche? – Dijo él, incrédulo. - ¿Solo? No es que sea cobarde, pero… Temo por nuestro bien. – Joanne se encogió de hombros.

- En el verano he practicado muchos encantamientos. Además, es el sentido de la aventura, ¿no?

- Realmente hemos sido una mala influencia para ti, querida Jo. – Se burló Dan, riéndose por un instante.

Dan empezaba a preguntarse qué tan grande podía llegar a ser el castillo de Hogwarts por el tiempo que llevaban subiendo escaleras y andando por los corredores de la torre. De vez en cuando, se permitía detenerse a observar el paisaje por la ventana. Era un día triste, ya que el cielo estaba extremadamente nublado y una lluvia se avecinaba para la noche.

Miró de reojo a Jo, que caminaba lentamente, con la vista pegada al suelo casi la totalidad del tiempo. Su expresión reflejaba angustia, a pesar de que ella procuraba sonreír tranquilamente. La conocía muy bien para no darse cuenta que algo la estaba inquietando, y mucho. Sin embargo, no sabía como hacerla hablar, ayudarla. Generalmente tenía alguna idea de la raíz del problema, pero esta vez… Simplemente se había aparecido el día anterior de malhumor y de repente…

Un carácter muy cambiante para alguien como Jo.

- ¿Estás bien? – Weasley pestañó, escapando de su ensoñación.

- Por supuesto, ¿por qué lo preguntas? – Contestó inmediatamente, algo incómoda.

- Te noto extraña. – Apuntó Daniel, evaluándola con sus ojos grisáceos.

- No es nada.

- ¿Segura?

- Totalmente. – Dan elevó una ceja, escéptico de su respuesta, pero asintió.

Por fin subieron la última escalera y vieron al resto de sus compañeros amontonados en el pasillo, charlando animadamente. James estaba entre ellos, apoyado rebeldemente sobre una pared, indiferente a las conversaciones de su alrededor. Sencillamente pensando, volando en sus pensamientos.

Dan sonrió juguetonamente y le hizo una seña a Jo para que le acompañara, ya que la joven había producido un gesto que indicaba su deseo de mantenerse alejada de la situación. Se dirigieron a James en silencio, hasta llegar lo suficientemente cerca.

- ¡Eh, James! ¿Cómo te atreviste a dejarme? – Le gritó Dan, sobresaltando de sobremanera a su mejor amigo, quien le observó entre desconcertado y enfadado.

- Pero si no te opusiste a que…

- En fin, creo que es hora de que entremos al aula, ¿no les parece? – Les cortó Joanne, lanzándole una intensa mirada a cada uno.

- ¿Dónde es el aula? – Preguntó Dan, observando para todos lados en busca de alguna puerta.

- Es una puerta trampa. – James señaló el techo, arriba de un grupo de chicas de Gryffindor, donde se veía claramente una placa de bronce. – Mi padre me dijo que es un lugar cómodo, pero que le encontraremos los defectos a penas entremos.

- Tía Herm me ha dicho que la profesora no es muy buena. – Comentó Joanne. – Que de hecho, ella abandonó la materia. – James asintió.

En ese momento, la trampa se abrió, descubriendo unas escaleras plateadas que descendieron velozmente a los pies de una de las muchachas, que se quedó estática, avergonzada de tener que ser la primera en subirlas. Los demás le miraban expectantemente. Algunos con cierta impaciencia, como en el caso de Jo, ya que consideraban todo aquello una absoluta pérdida de tiempo.

Era un aula sumamente anormal, ya que no se parecía en nada a las cotidianas. Había muchas mesas circulares pequeñas distribuidas por toda la sala, todas rodeadas de sillones tapizados con colores oscuros y almohadones redondos y oportunos. La sala daba escalofríos, por su intenso aroma a… a un perfume denso, indescriptible, por el calor que se sentía, consecuencia del fuego ardiente en la chimenea y por la pobre iluminación que poseía. Parecía estar todo armado para permitir una larga siesta a los alumnos…

Había estanterías que estaban llenas de plumas polvorientas (que no se usaban desde hacia tiempo), cabos de vela (muchas de ellas con señales de haber sido empleadas anteriormente), barajas viejas e innecesarias, solamente presentes para decoración, innumerables y absurdas bolas de cristal y una enorme cantidad de tazas de té.

- La profesora debe hacer muchas reuniones con sus amigas aquí. – Bromeó Dan en un murmullo a sus dos amigos, que se apresuraron a esconder su risa.

- Creo que con esto ya sabemos que esperar de la profesora. – Se burló James.

- ¿Y qué esperan de la profesora, señor Potter?

El trío se quedó estático en su lugar al escuchar esto. Dan se mordía el labio para contener la risa, Joanne estaba ruborizada por la vergüenza y James intentaba disimular un poco su incomodidad.

La profesora estaba detrás de ellos, ansiosa de escuchar alguna respuesta. Sus compañeros les miraban reprochadamente, como acusándolos de estar siempre llamando la atención y atrayendo la desgracia a Gryffindor. No obstante, James se las ingenió para salvarse de la situación.

- Le estaba comentando a Daniel y a Joanne lo cómoda y agradable que es el aula, profesora, y les dije que seguramente usted sería idéntica, con esas características me refiero.

Mentira. La profesora Sybill Trelawney era una mujer demacrada, con un cuello largo y delgado, del cual colgaban miles de collares exóticos. La edad había pasado sobre ella, y algunas arrugas adornaban su pálido rostro. Llevaba unos inmensos anteojos, que le quedaban en cierta forma ridículos, aumentando el tamaño original de sus ojos, que tenían un brillo maniático pero en cierta forma, misterioso. Vestía unas ropas fuera de lo común, como todo lo que conformaba aquella aula.

Indicó que se sentaran y así lo hicieron. El trío se sentó alejado de la mayoría de los Gryffindor, en una mesa en el fondo del aula, donde igualmente podían escuchar los susurros que emitía la profesora.

- Bienvenidos a la clase de adivinación.

***

Luego de todo el discurso de presentación de la profesora (o sea, de sí misma) y de la materia, los proyectos que tenía pensado desarrollar durante aquel año, empezaron a trabajar. Un trabajo de principiantes. Les pidió que se ubicaran en dúos (en el caso de Joanne, James y Dan, trío, porque eran impares), que sacaran una taza de la estantería y que le llenaran con el líquido caliente.

Eso hicieron. Bebieron hasta que sólo quedaron las hojas de té, las removieron y agitaron la taza tres veces con la mano izquierda, poniéndola posteriormente boca abajo en el plato. Esperaron hasta que hubiera caído la última gota de té y las intercambiaron entre ellos para interpretar los dibujos que cada uno veía en ellas. James tenía la de Dan, Dan tenía la de Jo y Jo tenía la de James.

- Bien, empiezo yo. – Propuso Jo, mirándolo concentradamente la taza de James. Sus dos amigos se miraron entre ellos y sonrieron burlonamente.

- Aquí hay como… - Susurró la pelirroja, moviendo un poco hacia abajo la taza, intentando descifrar la figura existente en ella. – Un aguijón curvo…

- ¿Ah? – Dijo James, confuso, mientras buscaba eso en la guía de adivinación del libro. - ¿Segura, Jo?

- No, espera. El aguijón forma parte del cuerpo… Parece como… - Giró la taza en otro sentido, frunciendo el entrecejo, buscando en su mente una imagen similar a eso. – Un escorpión. – Dan contenía difícilmente la risa.

Trelawney se detuvo en su mesa unos instantes antes, llegando a escuchar la descripción de Joanne y evaluando lo dicho. Con delicadeza, la profesora tomó la taza de las manos de Jo para descifrar por ella misma su contenido.

- ¿Un escorpión, querida? – Joanne asintió ante la incrédula mirada de la profesora. – Esto es una mano. – Dan, para ese entonces, tosía exageradamente, conteniendo una carcajada.

- ¿Una mano?

- Por supuesto. Necesitas liberar un poco más tu magia interior, pero vas bien. Parece que tienes control sobre las circunstancias. – El trío alzó las cejas. – Más bien, sobre el tiempo. – Joanne palideció, pero la profesora ya se había dado vuelta y había ido a escuchar otra declaración.

- ¿Crees que ella ya…? – Preguntó James, al mismo tiempo que Joanne apoyaba la taza en la mesa con suavidad.

- No sé. Mejor sigamos. – James sonrió, deseando ser el siguiente.

El joven Potter concentró toda su atención en el fondo de la taza de Dan, indagando por encontrar alguna forma lógica. En cierta forma, la adivinación no le entusiasmaba demasiado, ya que confiaba en que el destino no era del todo firme y que existía alguna forma de cambiarlo. Por lo tanto, nada era predicable, ni para él ni para una extraordinaria vidente.

No obstante, la idea le divertía. Las ironías innegables que traía consigo no tenían que ser desaprovechadas. Sobre todo si éstas coincidían justamente con la taza de su mejor amigo.

- ¿Qué ves? – Preguntó Dan, impaciente.

No contestó inmediatamente. Las formas no cobraban sentido en su mente. Era algo alargado, con una punta triangular. Tenía aspecto de ser amenazante, tal vez un arma. Frunció el entrecejo, girando la taza, buscando otro ángulo para obtener una interpretación más lógica.

Tras varios minutos de intentos, se rindió y decidió leer las interpretaciones del libro de adivinación para ver si alguna coincidía con lo que había contemplado.

- ¿Una pala? – Sugirió James, no muy seguro. Joanne elevó una ceja y Dan sonrió ampliamente.

- ¡Obviamente! La fortuna está en mi destino. – Dijo egocéntricamente el rubio. – Mi turno. – Joanne suspiró, preguntándose internamente por qué Dan tenía que leer su taza y no James.

Dan sonrió misteriosamente mientras dejaba pasar el tiempo examinando la taza de Jo. La idea de burlarse de su amiga estaba vigente en su mente, sin embargo predecía que ella no se encontraba de humor para eso. Además, teniendo en cuenta la desconfianza de la muchacha ante los métodos de adivinación…

A decir verdad, él era el único del trío que creía plenamente en el destino. Nunca se habían puesto a discutir sobre ese tema, pero cada uno sabía las creencias del otro y las respetaba. Al fin y al cabo, ellos no tenían la experiencia necesaria como para exponer pruebas.

Pero para Dan no fue casualidad poseer tan buenos amigos como ellos. No se los decía porque parecería muy cursi, pero era su vigente pensamiento. Estaba seguro que todo aquello que tendría que vivir en Hogwarts sería al lado de ellos y no de otra forma. Se complementaban de una forma casi espeluznante, aunque había veces que esa conexión fracasaba. Pero siempre sabían cuando algo iba mal con alguno de ellos.

Dan sabía que Joanne les ocultaba algo, algo que le tenía seriamente preocupada.

- Espada. – Dijo con total seguridad. Eso fue lo que él vio a primera vista y eso era lo que continuaba viendo. Una espada sencilla (teniendo en cuenta que estaba graficada en el fondo de una taza rosa), pero con un aire victorioso. Joanne gimió.

- ¿No podrías haber visto algo más positivo, Dan?

- Yo no manejo lo que aparece en la taza, Jo. – Murmuró Dan.

- Pero podrías. – Joanne le fulminó con la mirada al decirlo. James apretaba los labios, en un fracasado intento de detener sus ganas de reír.

Dan se encogió de hombros y sonrió con fingida inocencia. Él no estaba mintiéndole a Jo, pero se había imaginado que la joven no se fiaría de él. Y con razones…

***

Caminó cautelosamente en los matorrales, deslizándose con habilidad, sin dañarse. Los obstáculos del camino no eran nada para él: su cuerpo se adaptaba a las circunstancias. Podía ser pequeño si lo deseaba o mostrarse enorme en medición con la furia que le corrompiese. En medio de un bosque, agradecía poder ser así.

Se detuvo en un claro, donde perfectamente podía contemplar las brillantes estrellas. La noche se ceñía sobre él, impotente y poderosa. Le hacía sentirse chiquillo en la comparación. Ella le ofrecía toda su energía, le apoyaba ciega e invisiblemente. Estaba en sus manos sentirla o no. Ella le ofrecía su comprensión, le extendía su ayuda, habiéndole juzgando y decidido que era merecedor de su intensidad.

Olfateó el aire y notó la magia existente en él. Examinó su alrededor con una rápida mirada y se dio cuenta que reconocía el lugar. Era sencillamente familiar. Extrañado por la sensación inquietante que le invadía, corrió ágilmente hasta un lago cercano, que había detectado por su sutil sonido, pero sobre todo porque no estaba muy lejos de allí.

Frente a la superficie pura y cristalina del agua, vio reflejada su imagen.

Eternamente Encantadora…

***

The end of the chapter 28…

Sin dedicación, ya que no le encuentro merecedor de…

Avances del siguiente capi? Bien, déjenme decirles que será uno de mis favoritos. ¡Halloween! ^^ Donde las transformaciones animagas se hacen realidad! Weee! ^o^ Acepto sus apuestas sobre los animalitos de cada miembro del trío. Personalmente hay uno que es muy obvio, uno que surge de un delirio mío (sí, otro más xD!) y otro que sinceramente opino que… err… sorprenderá. xD! Por supuesto, la primera aventurilla!

Sigo en el intento de continuar con el bonus HHr. Si les soy franca, está atrancado y tendría que haber un terremoto para que se mueva ¬¬ Mi musa ha vuelto, sí, pero al contrario de ella, mi tiempo no -___- Por lo tanto, tuve que hacer sacrificios para terminar este capi…

Para quienes estén interesados en el slash… Leed mi profile. Sí, sí, mi mente se ha corrompido ¬¬

Agradezco toda la paciencia y el apoyo, y espero volver pronto (en serio!! Yo no soy la culpable! O sea, sí, pero… ¡No intencionalmente! T.T) Beshos a todos y… reviews!

NO a la Violencia

Lo blando es más fuerte que lo duro; el agua es más fuerte que la roca, el amor es más fuerte que la violencia.

~ Parvati