Se me ha olvidado poner una cosa en los capítulos anteriores y es lo de que todos los personajes son de J.K. Rowling ( y todo aquel que tenga los derechos). Bueno y aquel que no os suene como Lizhen es invención mía.
Capítulo 3...Un enfado, una disculpa, un abrazo y algo más.
Los días transcurrían en Hogwarts con absoluta tranquilidad, tan solo interrumpida por alguna que otra explosión del caldero de Neville y las continuas bromas e inventos de los gemelos Weasley.
Septiembre pasaba muy rápido para todo el mundo, pero en especial para Severus, que por primera vez en su vida tenia la sensación de que los días pasaban demasiado deprisa.
Y todo era debido a ella, a la nueva profesora. A esa mujer de ojos oscuros y dulce carácter.
A Snape le empezaba a caer bien aquella mujer (cosa rara en él). A pesar de su buen carácter, también era una mujer muy reservada, callada y muy tímida, aunque no por ello era desagradable sino más bien todo lo contrario, no había ningún profesor que dijera algo malo de ella.
Entre ellos dos parecía surgir un pequeña amistad, pues a él le encantaba charlar con alguien que no le mirara con miedo o desprecio. De vez en cuando salían a pasear juntos por los jardines de Hogwarts hablando de mil y un temas, Lizhen conocía muy bien todo lo relacionado con las artes oscuras, además de otros temas relacionados con la magia. Por eso a él le encantaban sus conversaciones, sabia que Lizhen a pesar de ser tan joven sabia muchísimas cosas.
Severus entró un par de veces en su despacho y pudo comprobar otros aspectos de su personalidad. Era una mujer muy ordenada y pulcra, en su despacho había una gran mesa de roble, llena de trabajos, libros, apuntes... pero todos perfectamente ordenados.
Las paredes estaban repletas de estanterías llenas de libros sobre diferentes temas, aunque predominaba el tema de las artes oscuras. Severus se preguntaba la razón de el interés que mostraba su compañera por ese tema.
La decoración era escasa, pues casi todas las paredes estaban ocupadas por estanterías, lo único a destacar eran dos cuadros paisajísticos que eran realmente hermosos. Uno representaba un bosque de cerezos en flor y al fondo una pequeña cascada. Y el otro era una escena nocturna de un lago rodeado de árboles con una luna llena en el cielo que se reflejaba en el agua. Al mirar a los cuadros Severus siempre sentía un extraño sentimiento de paz interior.
Al fondo del despacho había una pequeña chimenea, y en frente de ella dos sillones y un sofá mullido y repleto de cojines negros, verdes y azules.
Uno de los días que Snape acudió al despacho de Lizhen se le ocurrió preguntar acerca de su interés por las artes oscuras.
Ella estaba sentada, corrigiendo algunos trabajos cuando alguien llamó con mucha seguridad a la puerta.
-Pase profesor Snape, esta abierta.
¿Cómo ha sabido que era yo el que llamaba- preguntaba Snape mientras cerraba la puerta del despacho de Lizhen.
-Su forma de llamar a la puerta es fácilmente reconocible.
"¿Fácilmente reconocible?"pensaba Snape.
¿A qué debo su visita profesor?
Snape no había pensando en que tipo de excusa le daría para justificar su presencia allí, maldiciéndose a si mismo por haber sido tan extremadamente torpe intentó explicar el porque de su visita.
-Pues...-a la mente de Snape vino una gran idea- usted no ha acudido esta mañana al desayuno y pensé que posiblemente estaba usted enferma.
Lizhen le miró fijamente, no se esperaba oír esas palabras de la boca de Snape.
¿Estaba preocupado por mi?
- En absoluto profesora, demasiados problemas tengo yo como para ir preocupándome de una desconocida.
Al oír esto Lizhen se quedó paralizada, sabía que Snape no era la persona más amable del mundo, pero durante todo el mes habían hablado mucho, incluso parecía que se iban haciendo amigos y no comprendía esa respuesta.
Snape también quedó paralizado, esa sería su habitual respuesta para cualquier otra persona menos para ella. No comprendía como había podido hacerlo, además al mirar la cara de Lizhen se sintió aun peor.
La expresión de Lizhen era de asombro y su tez, pálida de normal, estaba más blanca todavía.
Un silencio incomodo rodeaba a ambos profesores
-Yo...no quería...-balbuceaba un Snape con la mirada baja.
-Ohhh no se preocupe profesor, Albus me advirtió de su carácter. De verdad que no importa, se que no quiso decirlo. Además esta muy gracioso cuando se comporta de esa manera fría y distante.
Severus levantó la mirada, sorprendido ante la respuesta de su compañera. Ella estaba sonriéndole de una manera aun más dulce que otras veces.
-Aun así discúlpeme, me marcho no quiero molestarla más de lo que ya lo he hecho.
Severus se levantaba del sillón cuando oyó la voz de Lizhen.
-No te vayas Severus.
Severus la miró fijamente, había pronunciado estas palabras con un tono de tristeza y además le había llamado por su nombre, algo que de normal le parecería una osadía por parte de quien lo hubiera dicho. Pero había sido ella quien pronunciaba su nombre así que no le importaba, es más le gustaba oír a Lizhen llamarle de esa forma.
-Disculpe, quise decir profesor Snape, no se vaya por favor. No me molesta de verdad.
Lizhen estaba avergonzada y sus mejillas comenzaban a sonrojarse.
-Gracias, es usted verdaderamente amable. Y...si...estaba preocupado por usted.
-Estoy bien, gracias. Ayer tuve una mala noche, no conseguía dormir y a eso de las seis conseguí conciliar el sueño y por eso no bajé a desayunar.
-Si eso le pasa a menudo puedo ayudarla. Yo también padezco de insomnio y suelo prepararme una poción que me ayuda a dormir. Relaja la mente y los músculos y evita cualquier tipo de mal sueño. Es una receta propia y bastante efectiva.
-Agradezco su ofrecimiento profesor, pero preferiría no tener que tomar ninguna poción. No es que tenga nada en contra de ellas, ni que no me fíe de usted. Simplemente prefiero no tener que acostumbrarme a tomar algo para poder dormir.
-Como usted quiera, de todas formas ya sabe, cuando lo necesite siempre tengo preparadas unas cuantas.
Snape se levantó de la silla, encaminando sus pasos hacia una de las múltiples estanterías.
¿Le importa si observo la clase de libros que tiene?
-Claro que no, mire todo lo que quiera.
Snape recorrió las estanterías, para afirmar lo que ya pensaba "Son casi todos relacionados con las artes oscuras. En cierta manera es lógico pues al fin y al cabo es profesora de DCAO"
-Tiene usted una cantidad asombrosa de libros para su corta edad.
-Ha dicho eso como si yo tuviera ahora 15 años, y para su información ya tengo 23.
Lizhen se levantó de su silla y se acercó a donde estaba Snape.
-No quise decir eso, simplemente que me extrañaba que tuviera tantos libros. Y lo que más me extraña es la cantidad de libros que tiene sobre artes oscuras.
-Me gusta leer mucho. Los libros han sido para mi como amigos. Casi siempre he estado sola, como le dije en Durmstrang apenas tenia amigos, quizás solo compañeros, por eso cuando terminaba mis tareas me quedaba mucho tiempo libre así que me dedicaba a leer. Aunque eso siempre me gustó, desde bien pequeña. Supongo que lo heredaría de mi padreél siempre tenía un libro que leer y cosas que aprender. Y lo de las artes oscuras, simplemente me gusta. Mire creo que tengo por aquí un libro que le gustaría.
"Ha cambiado de tema completamente, no me ha querido dar una razón. Supongo que no tendrá demasiada confianza en mi como para contarme algo de su pasado."
Lizhen comenzó a buscar el libro en las estanterías, tan concentrada estaba buscándolo que no se percató de que se comenzaba a acercar demasiado al profesor. Severus notó ese acercamiento, como también notó el aroma que desprendía Lizhen.
"Su perfume es tan dulce como ella, ese olor a frutas es delicioso. Es un aroma que me resulta familiar" Snape aspiró el suave aroma de Lizhen. "Huele a moras"
- Me gusta su perfume profesora Darktear, las moras siempre fueron mi fruta favorita.
En ese momento Lizhen se percató de su proximidad a Severus y se sonrojó en extremo debido a esto y a lo que el profesor le acababa de decir.
-Ehhh...aquí esta el libro- dijo mientras se lo mostraba a Severus.
Era un libro con tapas negras, algo grueso y con unas letras rojas ponía "Artes oscuras y pociones.¿Cuál es su relación?
-Parece interesante¿me lo presta?
-Claro que si profesor Snape, yo lo he leído varias veces.
Lizhen le ofrecía el libro a Severus, y este alargó sus manos para poder cogerlo. En ese instante las manos de ambos se rozaron. Severus pudo notar la calidez que emanaba de la piel de Lizhen y esta puedo notar todo lo contrario. Las manos de Severus eran frías como el hielo y esto provocaba un escalofrió en la profesora de DCAO.
Ambos se miraron a los ojos, ninguno de los dos apartaba sus manos. Ninguno de los dos quería romper ese dulce contacto, ese contraste de temperaturas entre ambos. Lizhen estaba muy nerviosa, notaba un cosquilleo en su estomago. Sus manos temblaban y de repente el libro cayó al suelo, rompiendo el mágico momento que ambos estaban viviendo. Snape se agachó rápidamente a recoger el libro.
- Gracias...se lo devolveré en cuanto pueda
-Si, no se preocupe.
Severus se dio la vuelta y marchó con pasos rápidos hacia sus aposentos, situados en las mazmorras.
Lizhen en su despacho seguía de pie. Su cabeza daba vueltas y más vueltas, así que decidió sentarse en su silla.
"¿Qué ha pasado? Su fría piel me ha provocado un escalofrío. Y eso no me pasaba desde que..." Una lagrima empezó a recorrer su mejilla. " Severus...¿qué es lo que ha pasado? Te has preocupado por mi, me has dicho que te gusta mi aroma y luego el roce de tu piel" Su corazón empezaba a palpitar con fuerza y más lagrimas empañaban su mirada " No puede ser...ese cosquilleo...esos ojos..." Y sin poder evitarlo comenzó a llorar amargamente. "No...no quiero...otra vez..."
Severus estaba tumbado en la cama, y a su lado el libro que Lizhen le había dejado. Cerró los ojos y comenzó a recordar lo que había pasado
" Que piel tan cálida y suave, que aroma más dulce, que labios mas carnosos...Maldita sea Snape, no pienses eso. No puedes, no debes. ¿Por qué justamente hoy me he comportado de esa forma? Seguro que le he hecho daño diciéndole que era una desconocida, su cara estaba pálida pero luego esa contestación y esa sonrisa demostraban todo lo contrario o quizás solo fingía amabilidad... Y luego como me he atrevido a decirle que me gustaba su perfume. He perdido la cabeza, como me he podido comportar como un ligón de tres al cuarto, diciendo esa horterada. Es mas, como me he atrevido a decirle eso" Severus se incorporó, quedando sentado en su cama. Miró sus manos y recordó el dulce momento que había vivido unos instantes atrás "Ha sido solo un ligero roce, pero notaba mi corazon palpitar más rápido de lo normal. ¿Qué habrá sentido ella? No apartaba sus manos de las mías, quizás a ella también..."
-SEVERUS SNAPE- se gritó a si mismo- deja de pensar estupideces.
Durante ese día intentaron no encontrarse el uno con el otro, pero inevitablemente tuvieron que verse durante la comida y la cena.
Su trato era respetuoso, como siempre, pero había algo de incomodidad por ambas partes. Tan solo se habían rozado las manos, pero para cada uno significaba algo distinto.
Durante dos días dejaron a un lado sus paseos y sus conversaciones. Se veían en la justa medida, no sabían porque actuaban así pero algo les obligaba a hacerlo.
Al tercer día, que era Sábado, Lizhen decidió que necesitaba hablar con él, pues echaba de menos sus conversaciones con Severus, aunque en el fondo sabía que lo que más añoraba era pasar tiempo con él, oír su voz y poder ver esos ojos negros que la tenían hechizada.
Durante el desayuno, Lizhen comenzó a hablar.
-Profesor Snape, quería preguntarle si usted...Bueno, es que voy a salir un rato a pasear por los jardines, Merrick necesita desentumecerse y como hoy ha salido un buen día pensaba que quizás, usted...¿quiere venir a pasear conmigo-
Lizhen esperaba un no como respuesta, pero aun así miraba con ojos suplicantes a Snape.
-De acuerdo. De todos modos tenía que ir a recoger unos ingredientes a casa de Hagrid.
¿ Hagrid¿Será el mismo Hagrid que yo conocía- Lizhen hablaba más para si misma que para Severus.
-Desconozco si es el mismo, no soy un libro de respuestas.-su tono de voz era frío y distante, como si despreciara a la profesora.
-De vez en cuando debería usted moderar el tono de sus comentarios profesor Snape.
El tono de Lizhen era de enfado, le había molestado mucho que le contestara de esa forma después de haber intentado acercarse a él para que siguieran siendo "amigos" como antes.
-No creo que usted deba darme indicaciones de cómo debo comportarme.
-No le doy indicaciones de como comportarse, solo le sugiero que le seria útil que de vez en cuando moderase su tono.
-Vuelvo a insistir profesora Darktear, usted es la menos adecuada para darme consejos de comportamiento. No soy yo quien va sonriendo estúpidamente a todo el mundo.
¡Pero quien demonios se cree usted que es¿Se cree con derecho a decirme eso? Solo intento ser amable con la gente, al contrario que usted, que lo único que intenta es estar solo por el resto de su vida. Es usted un huraño, antipático, egocéntrico y lo peor de todo es que disfruta con ello.
Lizhen se había levantado de la silla, la totalidad del profesorado miraba asombrado esa escena y también la mayoría de alumnos. En los ojos de Lizhen había enfado y rabia, pero Snape también pudo apreciar que comenzaban a brillar de una forma que a él no le gustaba nada. Sabía que ese brillo en sus ojos era el preludio de unas futuras lágrimas. Por desgracia había visto eso muchas veces en su vida.
-Gracias por alegrarme el día, profesor Snape.
La voz de Lizhen era un susurro que mezclaba ironía, odio y tristeza. Estas palabras fueron el detonante de que Snape empezara a sentir culpabilidad. Observó como ella se volvía hacia Albus diciéndole un "lo siento" y como sin ni siquiera mirarle salió del comedor.
Sus pasos se aceleraban más y más, debía llegar hasta su despacho. Notaba que las lagrimas querían salir de ella una vez más y no podía permitirse ese lujo. Por lo menos no debía llorar delante de nadie, quizás en su despacho cuando estuviera sola podría hacerlo.
Por fin llego a la puerta, la abrió y entró rápidamente en su despacho. Cerró la puerta y se apoyó sobre ella, dejándose caer hasta quedar sentada en el suelo. Rodeó sus rodillas con los brazos y apoyó su barbilla en ellas. Miraba hacia la nada, no quería pensar, no quería sentir, pero lo más importante era que no quería llorar. Y menos por él.
No sabía porque le había afectado tanto el tono de desprecio que le había dirigido Snape, como tampoco sabia porque sus emociones estaban tan a flor de piel. De repente noto como algo cálido se deslizaba por su mejilla.
"Aquí están otra vez..." Las lágrimas se deslizaban juguetonas por sus mejillas, algunas atrevidas besaban sus labios y otras acariciaban su cuello.
"Severus eres un imbécil, no comprendo esa forma de hablarme. Unos días somos amigos y otros me tratas como si fuera una completa desconocida. Si tan solo comprendieras el daño que me haces. Si supieras lo que significas para mi. Por fin encuentro alguien que no se asusta ante mi gusto por las artes oscuras, alguien con quien charlar sin miedo de ser tachada de rara. Y en realidad eres como todos."
Las lagrimas seguían cayendo, pero la expresión de Lizhen era serena, como si lo que estaba ocurriendo no tuviera que ver con ella.
Empezó a notar frío, debido a que estaba sentada en el suelo. Se levantó y se limpió con suavidad los restos de lágrimas. Se dirigió a la ventana que había en su despacho y abriéndola, aspiró el suave aroma que le traía el viento. Estuvo unos minutos así, sin mirar nada en especial, dejando la mirada perdida. Cuando hubo tomado el suficiente aire, se dirigió a la chimenea que estaba al fondo del despacho, la encendió y se sentó en el cómodo sofá que había a su lado. Miraba como ardía poco a poco la leña, como el fuego hacia sinuosas figuras que atraían su atención, le gustaba perderse en la calidez del fuego y dejar que sus pensamientos se agolparan en su mente.
Entonces empezó a recordar lo sucedido con Severus, su conversación, su acercamiento, el roce de su piel...y de nuevo las lágrimas afloraron en su sereno rostro.
" Tu extraño comportamiento hace que no te comprenda, el otro día fuiste tan dulce conmigo y hoy en cambio..."
Lizhen seguía llorando, y poco a poco se quedo dormida.
Severus no hubo terminado el desayuno cuando se dirigió a su despacho. No quería encontrarse con la mirada acusadora de ninguno de los profesores, así que ni siquiera se despidió de ellos. Bajo rápidamente las escaleras que llegaban hasta las mazmorras, donde estaba ubicado su despacho. Nada más entrar en la habitación encendió la chimenea, intentando caldear el ambiente del lugar donde trabajaba. Se sentó en su sillón, cerró los ojos e intento pensar en todo lo que había hecho.
"Quizás sea mejor así, quizás siendo cruel con ella consiga apartar cualquier posible sentimiento afectivo que haya surgido en su cabeza. Si, es una buena idea, si ella me odia, estaré a salvo de caer en eso que llaman "amor". Y también la protejo a ella, no es bueno que se mezcle con gente como yo. He sido un mortífago, pero a pesar de que ya no lo soy el pasado siempre marca"
Snape abrió los ojos, y levantándose la manga de su camisa observó su querida marca, aquella que delimitaba sus emociones y sus actos. Aquella que no le dejaba vivir tranquilo. Aquella que le impedía mostrarse tal como era.
"Si, el pasado siempre marca. Ella también me miraría con miedo y desconfianza, como todos los demás. Bueno como casi todos."
Severus bajó la manga de su camisa, cubriendo aquella odiosa marca. Apoyó sus codos sobre las rodillas, y hundió su cara entre las manos.
"Soy un cobarde, un mísero cobarde. Alego todas estas cosas pero en realidad quien tiene miedo soy yo. Tengo miedo de sentir algo más por ella, de empezar a quererla y que cuando descubra mi secreto empiece a odiarme. Y yo no tengo las suficientes fuerzas como para que me destrocen el corazón."
Los pensamientos del profesor fueron interrumpidos por un ligero golpe en la puerta. Era un elfo domestico, que venia a traerle un mensaje del director.
-Profesor, el señor Dumbledore quiere que vaya a su despacho.
-De acuerdo, enseguida iré.
El elfo cerró la puerta dejando a Severus con sus pensamientos.
"Y ahora tengo que enfrentarme con Albus, pero a él no le puedo engañar. Sus ojos se clavan en mi como si pudiera leer mi mente. Es un hombre ya mayor que realiza un gran trabajo pero aun así consigue enterarse de todo lo que sucede en Hogwarts y de los sentimientos de todas las personas."
Severus salió de su habitación y se dirigió al despacho de Albus, deseando no encontrarse con ningún profesor pero en especial no encontrarse con ella. Llegó al despacho y pronunciando la contraseña subió la escalera que le conducía a un sermón por parte de Albus.
-Hola Severus, siéntate por favor- Snape se sentó en una silla frente al escritorio de Dumbledore.- Supongo que sabrás la causa de que te haya llamado.
-Pues no se el motivo Albus, esperaba que tú me lo dijeras.
-Severus, por favor, nos conocemos muy bien y sabes perfectamente porque estas aquí.
-Si lo se, supongo que no te gustó la forma en que converse con la profesora Darktear.
-Exacto Severus, sois compañeros y jamás debéis faltaros el respeto, sobretodo delante de los alumnos. Actuando de esa forma dais mal ejemplo a los niños. Pensaba que vosotros dos os llevabais bien, os he visto varias veces paseando por los jardines y también como has entrado unas cuantas veces en el despacho de Lizhen y como la has acompañado hasta su cuarto. Así que no entiendo tu respuesta de hoy, podías haber sido más amable.
¿Por qué? Es mi forma de ser, no soy una persona amable, todos lo dicen.
-Eso es lo que dicen, pero no tiene porque ser verdad. Te conozco amigo mío y en el fondo eres una buena persona. ¿Por qué no dejas que nadie se acerque a ti? Lizhen me comentó lo que pasó el otro día, cuando la llamaste "desconocida" y ella en vez de enfadarse contigo, comprendió tu carácter y te perdono. No creo que a ella le caigas mal Severus ¿por qué no intentas ser su amigo?
¿Su amigo? No creo que ella quiera que lo sea, además en cuanto descubra mi pasado huirá de mi como han hecho otros. Para que esperanzarse con algo si luego se que voy a sufrir.
-Ella sabe que eres un mortífago. Bueno que lo fuiste. La avisé para que no se sorprendiera si lo descubría antes de que tu se lo contaras.
La cara de Snape pasó de una expresión serena e indiferente a una expresión de sorpresa. No podía creer lo que Albus le acababa de decir. Ella sabia lo que era y aun así seguía hablando con él.
-Espero que no te enfades conmigo por habérselo dicho
-No..no me enfado, pero...no entiendo...ella sigue hablándome...
-Su reacción fue de sorpresa e incredulidad al principio. Pero poco a poco fue comprendiendo, es más, noté algo de tristeza en sus ojos al saber de tu pasado. Siempre fue una niña que se preocupaba por todos y supongo que ahora sigue igual.
¿Y no dijo nada más- Snape seguía con su expresión de sorpresa, no acababa de asimilar lo que Albus le estaba diciendo.
-Bueno...ella me dijo que todo el mundo necesita una segunda oportunidad, que cualquier persona puede tomar el camino erróneo debido a las circunstancias que le rodean en ese momento. Me dijo también que si yo confiaba en ti , ella lo haría también.
Después de las palabras del director, ambos quedaron en silencio. Snape le daba vueltas a la cabeza, pensando en lo que había hecho, en lo que había dicho, en lo que Lizhen sabía de él y lo que opinaba. En su interior había una confusión de sentimientos, se sentía culpable por haberle hecho daño a Lizhen y alegre por saber que ella no le iba a despreciar.
Severus miró a los azules ojos del anciano director, intentándole explicar con su mirada como se sentía.
-Supongo que le debo una disculpa.
-Si, y tal vez algún regalito- Albus le guiñó un ojo a Severus, para intentar eliminar el ambiente tenso.
-Siempre igual Albus...Bueno me armaré de valor e iré a pedirle...suspiro perdón.
Severus salió del despacho del director, debía ir a ver a Lizhen para pedirle perdón por su comportamiento. Pero antes se dirigiría al invernadero, había visto unas preciosas rosas negras que quizás le ayudaran a que Lizhen aceptara sus disculpas.
Severus se encontraba en su habitación, había recogido una rosa negra que permanecía encima de su cama.
"Es verdaderamente preciosa" pensaba Snape. La flor tenía los pétalos de color negro, del mismo color que los profundos ojos del profesor de pociones. Su tallo, con algunas espinas, era de color rojo fuego. En cierta manera, la rosa le recordaba a Lizhen.
Severus se acercó al espejo y miró su imagen reflejada en él. Su pelo tenia un aspecto algo descuidado, pero eso a él nunca le había importado. Su rostro mostraba claros signos de fatiga y de insomnio, ya que unas marcadas ojeras vivían debajo de sus ojos.
Agarró un pequeño bote que tenía en un armario y lo abrió. Era su mezcla especial, diversas hierbas que bien combinadas daban lugar a un delicioso perfume. Dejó caer unas gotas en su cuello y después cerro el bote. No sabía porque estaba haciendo eso pero tenia ganas de oler bien para aquella profesora.
Se coloco una de sus negras túnicas, cogió la rosa y con una media sonrisa en los labios se fue a ver a la profesora Darktear.
Lizhen seguía dormida en el sofàel llanto había conseguido que durmiera tranquilamente como no lo había hecho en días. Se había recostado completamente en el sofàsu cabeza descansada sobre uno de los mullidos cojines que lo decoraban, su lacia cabellera caía sobre su rostro, ocultándolo de la luz que producían las llamas de la chimenea. Su respiración era serena y tranquila, y ningún mal sueño rondaba por su cabeza.
Severus llegó al despacho de Lizhen y suavemente tocó la puerta. Esperó unos minutos pero nadie abría la puerta. Volvió a llamar pero esta vez con más fuerza, esperó unos segundos y notó como alguien caminaba hacia la puerta. Lizhen abrió la puerta y se sorprendió al ver a Severus. No sabia que decir ni que hacer, ahora no estaba enfadada con él pero tampoco tenía ganas de hablarle.
-Buenos días profesora Darktear, yo venía a...- Severus no sabía como explicar lo que sentía¿Podría pasar a su despacho un momento?
Lizhen dudaba si dejarle pasar o no, le miró fijamente y vio como Snape tenia una expresión de tristeza en sus ojos. El tono de su voz era más dulce que el que había tenido por la mañana, así que decidió dejarle pasar.
Severus entró en el despacho y se fijó en Lizhen que todavía no había dicho nada. Su mirada se posó en los ojos de ella, y vio que estaban rojos. También se fijó en su rostro y pudo ver restos de lagrimas.
"Ha estado llorando, y todo por mi culpa. No se como lo hago, pero acabo haciendo daño a la gente que me importa"
¿Qué es lo que quiere profesor Snape- el tono de Lizhen era frío y amargo- Espero que no haya venido para volver a ridiculizar mi forma de actuar.
-No, yo venia a...no se como decirle esto. Es algo a lo que no estoy acostumbrado. Me he portado mal con usted, creo que mi tono de voz no era el adecuado para dirigirme a usted como tampoco era el comentario que dije. Supongo que siempre me comporto así y me deje llevar por la costumbre. Usted sabe que para mantener el respeto debemos comportarnos de un modo severo pero hay ocasiones en las que no debería actuar así. No se si me habré explicado con claridad.
-No la verdad es que no he entendido nada de lo que ha dicho si he de serle sincera- esta vez el tono de Lizhen era más dulce, un sonrisa bailaba en sus labios, sabía que Severus quería pedirle perdón¿Me podría explicar otra vez que es lo que quiere decirme?
Severus bajó su mirada, iba a pedirle perdón y no podía mirarla a los ojos.
-Por favor acepte mis más sinceras disculpas profesora Darktear.
-Sus disculpas quedan aceptadas profesor Snape.
Severus miró a los ojos de la joven y volvió a notar la calidez que desprendía su mirada y como una suave sonrisa volvía a aparecer en sus labios. Se sentía bien viéndola de aquella manera, le gustaba tener esa sonrisa y esa mirada para el solo.
-Me alegro de haber hecho las paces con usted- Lizhen se acercó un poco más al profesor- estos últimos días han sido muy aburridos y algo tristes para mi por no poder conversar con usted.
-Para mi también lo han sido...-Severus se acordó en ese momento de su pequeño regalo- He pasado por el invernadero y he recogido esto para usted, espero que le guste.
Severus mostró la rosa negra a Lizhen, tendiendo su mano para que ella la cogiera.
-Oh es preciosa, jamás había visto una rosa negra.
Lizhen alargó su mano para coger la rosa, pero uno de las espinas se clavó en su dedo provocándole dolor.
¡Ay! Mira que soy torpe, me he clavado una espina.
Severus se dio la vuelta y dejó la rosa en la mesa y rápidamente se acercó a Lizhen para ver el estado de su herida. Tomó suavemente su mano y vio la pequeña herida que había producido la espina y como algo de sangre salía de ella. Sacó un pañuelo negro y envolvió el dedo de Lizhen.
Mientras Severus sostenía la mano de Lizhen entre la suyas, ambos se miraron a los ojos. Lizhen notó como un suave calor subía por sus mejillas y sabía que en breve estas adquirirían un tono rojizo.
-Alguien me dijo un vez que las rosas son como el amor, pueden ser bellísimas pero también dolorosas.
Severus soltó las manos de Lizhen y se alejó un poco de ella, intentando no pensar en la calidez de sus manos.
-Es un símil bastante extraño, pero quizás sea cierto.
-Yo creo que es totalmente cierto...-en la voz de Lizhen había un tono de tristeza- Profesor muchas gracias por la flor.
Severus volvió a mirar a la joven y vio como unas lagrimas empezaban a recorrer su rostro, pero aun así ella le seguía mirando con dulzura y su sonrisa no se había borrado de su cara. De repente, en un acto reflejo y sin saber porque, se acercó a ella y la rodeó con sus brazos, acercándola hacia él.
Lizhen no sabía que hacer, esa reacción la había dejado sin palabras, pero sin proponérselo sus manos rodearon la cintura de Severus. El era bastante alto, pero ella también así que apoyó su cabeza en su hombro, con su rostro dirigido al cuello del profesor. Un delicioso aroma inundó su nariz, una mezcla de diversas hierbas hacían que Severus oliera tan bien. Lizhen cerró sus ojos y aspiraba el aroma de aquel hombre que la tenía hechizada desde el primer momento que lo vio.
Las manos de Snape acariciaban el pelo y la espalda de la joven, deslizándose poco a poco hasta su cintura para terminar rodeándola con sus brazos. Volvía a sentir el olor a moras de la mujer, como también sentía su cálida respiración en su cuello.
Lizhen se encontraba en el paraíso, a pesar de que seguía llorando no podía evitar sentirse feliz. Necesitaba el contacto de alguien querido, el calor de otro ser humano. Cerró sus ojos mientras abrazaba con más fuerza a Severus, temiendo que aquello fuera un sueño y que de un momento a otro despertara.
Mil y un pensamientos recorrían la mente del profesor de pociones, sabía que estaba actuando erróneamente, que su comportamiento era el inadecuado, pero por una vez hizo caso a su corazón y disfrutó del momento que estaba viviendo.
Ambos deseaban que ese momento fuera eterno, que el tiempo parara dejándoles abrazados de por vida, sintiendo el corazón y la respiración del otro, aspirando profundamente el aroma que desprendían. Pero sabían que eso no era posible.
Severus rompió el abrazo, alejándose lentamente de Lizhen. La miró a los ojos y con su mano limpió las lágrimas que recorrían su cara. Una sonrisa afloró en sus labios, y se sintió extraño pues hacia muchísimo tiempo que no sonreía a nadie de esa forma.
-Tiene una sonrisa preciosa profesor, si me permite debo decirle que debería mostrarla mas a menudo.
¿Y que me confundieran con usted? Creo que ir sonriendo a todo el mundo no es muy apropiado para mi. No va con mi carácter.
-Me conformo con que de vez en cuando me dedique una de sus preciosas sonrisas.
-Tendré que pensarlo seriamente señorita Darktear- una sonrisita picara se dibujaba en los labios de Severus.
-Entonces yo también tendré que pensar seriamente el volver a perdonarlo tan fácilmente.
Lizhen miraba divertida al profesor de pociones, que había borrado su sonrisa de los labios y la miraba con preocupación, pensando que quizás lo que decía fuese cierto.
¡Es broma profesor! No soy una persona rencorosa y siempre perdono a todo aquel que en realidad siente su disculpa. Tendría que hacerme algo muy horroroso para que no le perdonara.
-Espero que eso no suceda nunca. Por cierto¿sigue en pie ese paseo del que me habló?
-Si claro que si, pero creo que deberemos posponerlo para mañana, ahora ya no da tiempo pues es casi la hora de comer y por la tarde hace demasiado frío para Merrick.
-Tiene razón, entonces ¿me permitiría el honor de acompañarla hasta el comedor- Severus ofrecía su brazo a la profesora.
-El honor es mío profesor- y con una sonrisa Lizhen pasó su brazo por el de Severus y juntos se dirigieron a comer.
Cuando ambos entraron juntos al comedor, más de un alumno se quedó asombrado al ver como el odiado profesor de pociones iba con aquella profesora que, a pesar de su aspecto era dulce y amable con todos los alumnos.
Snape se sentía orgulloso de ir con ella, pues entre aquellas miradas de odio y rencor también podía ver miradas de envidia por parte de los chicos de los últimos cursos.
Cuando llegaron a la mesa, Albus les sonrió amablemente.
-Veo que habéis hecho las paces y ya sois amigos de nuevo. Me alegro.
Lizhen se sentó entre Albus y Severus, tal y como lo había hecho desde que llegó a la escuela de magia.
-Albus siento muchísimo la escena de antes, te aseguro que jamás volverá a pasar.
-No te preocupes, es lógico que incluso las personas tranquilas perdamos los nervios alguna vez. Ahora lo importante es que no volváis a discutir delante de los alumnos.
-No se preocupe Albus- esta vez hablaba Severus- Le aseguro que hemos hablado seriamente sobre nuestra actuación y prometemos no volver a comportarnos de esa forma.
Albus asintió con la cabeza y se dispuso a comer pues los platos ya estaban llenos con deliciosas comidas.
La tarde transcurrió para ambos profesores con tranquilidad, después de comer cada uno se dirigió a su despacho pues una gran cantidad de deberes esperaban a ser corregidos. No se vieron hasta la hora de la cena, pues habian estado encerrados en sus despachos toda la tarde, así que ambos tenian ganas de hablar el uno con el otro.
Iniciaron una conversación sobre pociones, en la cual Severus mostraba su gran conocimiento sobre estas a Lizhen. Ambos continuaron conversando hasta que llegaron a la puerta del cuarto de la profesora de DCAO.
-Creo que a usted le esta gustando esto de acompañarme hasta mi cuarto.
Severus noto como se sonrojaba. En realidad si que le gustaba acompañarla hasta su cuarto, pero el siempre alegaba que se despistaba y se olvidaba de seguir el camino hacia la mazmorra.
-Si a usted le molesta no tiene mas que decírmelo y no lo volvere a hacer.
-No me molesta profesor, simplemente me hace gracia que siempre se le olvide tomar el camino hacia su cuarto. Cambiando de tema¿a qué hora quiere que quedemos para el paseo de mañana?
-Si no tiene inconveniente, las 10 en punto es una buena hora.
-De acuerdo, pues a las 10 en la puerta principal. Buenas noches profesor y dulces sueños.
Lizhen se acerco cuidadosamente a Severus y le dio un ligero beso en la mejilla. Sin darle tiempo a reaccionar, la profesora se metió rápidamente en su cuarto, dejando a Severus un tanto sorprendido.
Pues ya esta aquí el tercer capitulo, en realidad iba a ser muuucho más largo pero si lo continuaba creo que hasta el mes de Marzo no hubieseis leído nada de mi .
He estado bastante ocupada últimamente, pues entre exámenes y trabajos, las prácticas que estoy haciendo en el cole y que he pillado un constipado bastante fuerte, apenas tenia ganas de escribir. Cuando me sentaba frente a la pantalla la inspiración se iba volando y me venía en lo momentos menos oportunos ( mientras estaba estudiando, a las 5 de la mañana cuando no conseguía dormir, ...)
Pero bueno aquí esta por fin, espero que os guste, lo he releído y reescrito varias veces porque había cosas que no me terminaban de gustar.
Por cierto¿con la clasificación que tiene el fic que tipo de escenas puedo escribir? Es decir, me lío un poco con lo de PG, PG13 y todo eso, y no se que tipo de cosas puedo poner y cuales no...A ver si alguien me ayuda
Ah y también leyendo un par de fics por ahí, leí que la protagonista casi se convierte en una MarySue. ¿Qué es eso? Perdonar mi poca inteligencia pero es que no lo pillo.
Bueno y ahora paso a comentar las reviews
DrakeMalfoy: ¡Gracias por seguir leyendo mi fic, me alegro de que te guste! Si, tienes razón a mi también me vienen ideas en el metro, aunque no me explico el porque con la cantidad de gente y de ruido que hay no se puede uno concentrar. Ya leí tu fic y te dejé una review, está muy bien y lo recomiendo a todo el mundo . A ver si actualizas que tengo ganas de ver que pasa entre los dos.
marissastack: En realidad Lizhen ha hechizado a Severus por eso está así XD. Que va es broma, me apetecía poner a Sev un poquito más amable de lo que es normalmente. Además a él le intriga esa profesora tan misteriosa.( es que es un cotilla )
amsp14: Muchas gracias por tu alabanza, me alegro de que te guste mi historia. Si la verdad es que en los dos primeros capítulos Severus se porta muy bien pero en este ya vuelve a tener su carácter huraño . Aun así después se comporta dulcemente con Lizhen.
Sariluri: Con eso del beso me diste una gran idea, jijiiji. Es un casto beso en la mejilla que conste, pero aun así Severus se queda pelin paradito. Me alegro de que te guste, muchas gracias . Y si, tienes razón no hay tiempo para nada, con lo que me gusta a mi escribir...Si, me lo tomo con tranquilidad porque si me agobiase al final le cogería asco al fic.
Wolfgang-Snape: Si la verdad es que en el aspecto exterior es muy parecida a Severus, y en el interior quizás también...ya se descubrirá con el tiempo. Bueno aunque Lizhen sonríe mas que él XD
También agradecer a todos aquellos que lean el fic aunque no dejen review ( anímense que no cuesta nada y yo no me como a nadie )
Hasta la próxima!
