Todos los personajes son propiedad de J.K. Rowling, excepto Lizhen. No hago esto por dinero, solo por diversión.
Los pensamientos de los personajes van entre comillas ("...")
Los dialogos estan en cursiva, ya que por mucho que lo intento no hay manera de que me acepte los guiones.
Capítulo 5...Me gusta pasear bajo la lluvia.
Severus llevaba días dándole vueltas al mismo asunto. Una y otra vez dejaba que su mente analizara milimétricamente los pros y los contras. Y nunca conseguía llegar a una respuesta que lo convenciese para decantarse por una actitud u otra.
En su mente reconstruía todo lo que había pasado aquel Domingo, aquel día en el que ella le ofreció, sin pedir nada a cambio, su amistad. Aquel día en el que, por segunda vez en su vida, alguien había dejado de lado su pasado y se centraba en su presente. Aquel día en el que Lizhen creó un vinculo con él, una amistad sincera que surgió sin querer.
Y además, aquel día la tentación de rozar por un instante los labios de la profesora se hizo más fuerte.
"¿Y que hubiese pasado si el cuervo no hubiese dicho nada?"
Severus se encontraba en las mazmorras, paseando de un lado a otro por su habitación. En su mano sostenía una copa de vino tinto que de vez en cuando llevaba a sus labios para degustar aquel líquido color sangre.
Y como era habitual en esos días, Snape reconstruía en su mente aquel Domingo.
"Una y otra vez pienso en ella...en esos preciosos ojos que me miraban sin miedo, en su cálida voz diciéndome aquellas palabras...en esos labios carmesíes que por un momento estuve tentado de besar...Es a la única conclusión que he llegado en todos estos días, la habría besado de no ser por la interrupción del cuervo. ¿Y que hubiera pasado después? Siempre cabe la posibilidad de una respuesta afirmativa pero...en toda moneda hay dos caras...y lo más seguro hubiera sido una respuesta negativa por su parte."
Dejo la copa sobre una pequeña mesa que había al lado de su sillón favorito, y se dejó caer pesadamente sobre el sillón. Estaba cansado, llevaba tantos días pensando en que es lo que sentía en realidad por Lizhen.
Y tenía miedo, miedo a que de aquel sentimiento de amistad surgiera algo más. No solo sentía miedo a ser rechazado, también sentía miedo por lo que le pudiera pasar a ella si su "Señor" se enteraba de que él tenía una mujer rondando por su cabeza.
"Lo mejor es olvidar todo lo sucedido. Podemos ser amigos, tratarnos con respeto, hablar de lo que nos interesa...Pero nada más, nada que pueda llevar a que la amistad evolucione a una cosa distinta. Pero, y si no puedo evitar quererla..."
Estaba ya acostumbrada a pasarse algunos días sin dormir apenas, pero esta vez la situación la superaba. No sabía que le pasaba, pero por las noches no podía dormir. Pesadillas y malos sueños alteraban su noche, pero lo peor de todo es que apenas recordaba nada de ellos cuando se despertaba. Y así llevaba un par de semanas, en los cuales las ojeras se fueron haciendo más y más visibles, pero aun así su humor y carácter seguía siendo el de siempre.
Y en esas horas en las cuales el sueño no quería acompañarla se ponía a leer o a pensar en todo lo que estaba sucediendo, y sobretodo se ponía a pensar en cierta persona que la tenía atrapada en un cúmulo de sensaciones que ni ella misma sabía explicar.
"¿Qué me está pasando con él? No paro de darle vueltas a aquel día, a la proximidad que hubo en cierto momento y a esos ojos negros que me envolvían...Y no solo eran sus ojos...sus labios tan cerca de los míos...¿Y si me hubiese besado? No, no y no...él sería incapaz de hacer algo así, solo fue casualidad que estuviéramos tan cerca"
Lizhen se había levantado de la cama, no podía dormir, era imposible hacerlo así que se sentó en el sillón que había al lado de la chimenea.
"Pobre Severus, esa maldita marca le hace pensar cosas que no son ciertas. Se menosprecia y piensa que no es digno de nada. Pero yo haré que cambie de opinión, ya he conseguido que acepte mi amistad y que me tutee, y todo eso en un solo día"
La cara de Lizhen se iluminó cuando en su mente recordó aquel momento.
"Su pelo parece grasiento, pero no lo es en absoluto, está tremendamente limpio y es suave como la seda. Y su sonrisa...¡que decir de su sonrisa! Es tan bonita..."
>Lizhen, estas pensando como una colegiala colgada por su profesor...Mejor dejaré de pensar en él sino me pondré a dibujar corazoncitos en mis libros...
Lizhen se levantó de su sillón para dirigirse hacia la ventana, la cual abrió de par en par.
A pesar de que solo estaban a mediados de octubre, hacia un frío digno de un invierno polar, pero eso no era impedimento para que la profesora siguiera asomada a la ventana, contemplando el cielo nocturno que estaba plagado de estrellas. Continuo observando el paisaje hasta que comenzó a sentirse cansada. Cerró la ventana y se acostó en la cama, quedándose dormida a los pocos minutos.
Al día siguiente el director convocó a sus profesores a una pequeña reunión después de la comida. Tenía que tratar con ellos un asunto referente al señor Filch. La sala de profesores estaba totalmente llena, casi nunca se había dado la ocasión de que todos los profesores se reunieran en ella, exceptuando quizás las partidas de ajedrez de Minerva que convocan a todo el profesorado. Cuando todos estuvieron sentados, Albus expuso las razones de esa reunión.
Les he reunido aquí para transmitirles la noticia de que nuestro conserje ha caído enfermo, tiene una simple gripe pero como ya saben, es un hombre mayor y le afecta un poco más de cómo lo haría en una persona joven. Ya saben que él es el encargado de vigilar por las noches de que ningún alumno se salte nuestro horario y deambulen por el castillo, pero al estar enfermo no podrá realizar su tarea. Con lo cual he diseñado un pequeño horario para que entre todos los profesores, y yo me incluyo también, hagamos una pequeña ronda y vigilemos las conductas nocturnas de nuestros alumnos. Cada noche habrá tres rondas, la primera de 10 a 1, la segunda de 1 a 4 y la ultima de 4 a 7. En cada ronda habrá dos profesores. Comenzaremos esta misma noche, ahora les repartiré un horario a cada uno.
Entre Albus y Minerva repartieron los horarios a todos los profesores, que buscaban a que hora les había tocado y sobretodo con quien les tocaba hacer la guardia.
Severus leyó lentamente el horario, temeroso de quien podría haberle tocado, pero ese temor se disipó al instante cuando se percató de que su compañera sería Lizhen.
Justo cuando leyó el nombre levantó su mirada para buscarla, y su sorpresa fue que ella también le estaba mirando. La profesora se acercaba lentamente a él con una sonrisa en los labios.
Vaya Severus, que casualidad que nos haya tocado juntos.
Veo que se alegra de tenerme por compañero, espero que no cambie de opinión cuando tenga que pasar tantas horas a mi lado.
¿Cambiar de opinión¿Qué puede haber mejor que pasar tres horas con un hombre tan sarcástico, frío e irónico como tu?
Los labios de Severus iniciaron una pequeña sonrisa solo visible por aquella a quien tenía enfrente.
Me ha gustado tu contestación, no se si para ti habrá algo mejor, pero para mi pasar tres horas con una mujer tan magnífica como tu es lo mejor que me puede pasar.
Antes de que Lizhen tuviera tiempo de responderle, el profesor había desaparecido de su vista.
Rápidamente se pasó el día, dando lugar a la noche, en la cual los profesores debían hacer guardia. Y esa primera guardia les había correspondido a los dos profesores de vestimentas oscuras, Lizhen Darktear y Severus Snape.
A las 10 en punto ambos profesores se encontraban en la puerta principal, dispuestos a comenzar su ronda nocturna.
En la mente de Lizhen aun rondaban las palabras que el profesor le había dicho esa tarde. ¿Era un simple cumplido de amigo¿O intentaba decir algo más? La profesora estaba completamente absorta en sus pensamientos cuando una voz la sacó de ellos.
Lizhen¿te ocurre algo? Te veo muy pensativa.
El corazón de la bella joven se encogió al oír pronunciar su nombre por el profesor. Le gustaba como la grave y profunda voz de Severus la llamaba, y no sabía si también había algo más del profesor que le gustase.
No es nada Severus, pensaba en las clases y todo eso. Además últimamente no duermo nada bien y me desconcentro fácilmente.
Me imaginaba que no dormías bien, tu estado físico no es precisamente el mejor que he podido ver. Además tus ojeras delatan que por las noches no duermes. Y vuelvo a insistir, si necesitas alguna poción para dormir dímelo.
Muchísimas gracias, pero de momento no. Todavía aguanto sin tener que tomar nada para dormir.
Eres muy terca, pero tu misma. Yo no voy a intentar que tomes la poción a la fuerza, eres ya mayor para cuidar de ti misma.
Exacto-dijo mientras una gran sonrisa se dibujaba en su cara- soy muy cabezona. Bueno¿comenzamos ya la ronda?
Si, yo iré por este lado y tu por el contrario, así abarcaremos más terreno. No tengas compasión a la hora de quitar puntos, cualquiera que quebrante las reglas merece su castigo.
Tranquilo Severus, si me encuentro algún alumno además de quitarle puntos lo mandaré a Azkaban. Hasta luego.
La profesa dio media vuelta para comenzar su ronda. Snape la seguía fijamente con la mirada, no perdiendo detalle de cada paso que daba, hasta que desapareció de su vista.
Severus giró sobre sus talones, comenzó a caminar por el lado opuesto al que se había ido Lizhen, esperando no encontrar a nadie que le molestase en sus pensamientos.
Solo faltaba media hora para terminar la ronda, y Lizhen no se había encontrado con nadie.
"Que extraño, si por lo que decía Albus parecía como si cada noche un alumno saliese de sus habitaciones para dar vueltas. Bueno mejor para mi, no me hubiera gustado tener que quitar puntos."
Nada más decir esto oyó unos ruidos que provenían de una puerta. Se acercó más a ella y pudo escuchar la voz de un joven que le resultaba muy familiar. Poco a poco abrió la puerta para encontrarse con una imagen insólita, algo que jamás hubiese pasado por su cabeza.
Ante sus ojos estaba el joven Malfoy jugando con un pequeño perro, posiblemente un cachorro. Lo trataba con mucha dulzura y le hablaba de una forma que la profesora jamás se hubiera esperado de alguien como él. En el poco tiempo que había pasado en el colegio ya sabía como eran algunos alumnos, y pensaba que Draco era exactamente como su padre, al que por desgracia conocía.
No sabía que hacer si reñirle por estar despierto a esas horas o preguntarle el porque de esa actitud tan poco típica en él. Antes de decidir que hacer, el joven se había percatado de su presencia.
Profesora Darktear...yo...
Draco Malfoy...mil pensamientos pasan por mi cabeza pero el que más predomina es ¿Qué haces tú jugando con un perro?
Em...es mi mascota...y la echaba de menos...
¿La echabas de menos?
Si, porque sea un Malfoy no significa que no tenga sentimientos.
Bueno...conociendo a tu padre e imaginando que tú eres como él, pues más o menos ya hay una idea preconcebida sobre ti. Además todos conocen tu comportamiento en la escuela.
Nadie me conoce realmente, ni mis compañeros, ni mis profesores, ni siquiera mi padre. La única persona que sabe como soy es mi madre, es la única que me comprende. Es difícil aparentar lo que no se es.
Una sonrisa triste se dibujaba en el rostro de Draco. Lizhen se acercó para sentarse junto a él, asombrada ante el extraño comportamiento de su alumno
¿Acaso el Draco Malfoy que yo conozco no es el verdadero?
Quizás no...Esa es mi apariencia para poder sobrevivir entre los slytherins. Bajo su mirada debo ser el perfecto sangre limpia, que odia a los sangre sucia y quiere unirse a Voldemort. Si de acuerdo, pertenezco a una familia de sangre pura ¿y qué¿acaso eso me hace ser mejor o peor? Y en cuanto a odiar a los "sangre sucia" es todo falso, odiaré a una persona por sus actos no por su procedencia, y en lo de unirme a Voldemort...ni pensarlo, yo no podría seguir a un hombre que se divierte matando y torturando, eso no va conmigo.
Vaya, en realidad el que yo pensaba un pequeño demonio en realidad es un ángel...
No, no soy un ángel. Simplemente una persona con honor y unos principios alejados del pensamiento de Voldemort y sus seguidores. Pero estando rodeado de ellos debo ponerme mi mascara y actuar como uno más.
Lo siento Draco, siento que tengas que llevar una vida así, que en tu corazón debas llevar una carga que no deberías, que tengas que ocultar tu verdadera personalidad...
No se preocupe profesora, te acabas acostumbrando pero...a veces es difícil ser de una forma cuando en realidad eres totalmente distinto, cuando piensas que en realidad no tienes ningún amigo en quien confiar...y eso es verdaderamente triste...
Una lagrima se deslizaba por la pálida mejilla del joven, y Lizhen no puedo evitar sentir mucha pena por el chico, así que lo abrazó fuertemente, acariciando sus rubios cabellos.
No te preocupes Draco, yo puedo ser tu apoyo en Hogwarts, tu "amigo" en quien confiar.
Gracias...profesora...
De nada, y venga ahora mismo a tu cuarto si no quieres que te descuente puntos
Draco se levantó, sacó su varita y apuntando al perrito lo convirtió en un diminuto muñeco. Lizhen estaba sorprendida por lo que acababa de ver, esa especie de conjuro era totalmente desconocido para ella. El joven Malfoy al ver su cara se lo explicó.
Es una raza de perro mágico, bastante cara. Es un regalo de mi madre. Cuando lo compras te dan un hechizo para convertirlo en un pequeño muñeco. Es ideal para gente que no puede tener un perro las 24 horas del día.
Jamás había visto algo parecido, cuando yo era pequeña esas cosas no existían...Bueno Draco, ahora debes llegar hasta tu sala común sin que te vea el profesor Snape, es el único que está de guardia conmigo.
Oh no se preocupe profesora, se esconderme en la oscuridad de la noche.
Lizhen abrió la puerta asegurándose de que Severus no rondaba por los alrededores, con un gesto de su mano hizo saber a Draco que podía salir.
Bueno Draco, yo me voy a la puerta principal, vigila que nadie te coja y ya sabes aquí me tienes.
De acuerdo profesora, muchas gracias.
De nada, ah y la próxima vez...llámame Lizhen.
La profesora de Defensa giró sobre sus talones y se encaminó a la puerta principal. Allí debería esperar con Severus a que vinieran los relevos. A lo lejos puedo divisar la negra figura del profesor que le perturbaba el sueño.
Buenas noches Severus ¿has cazado algún alumno?
Um...no. Hoy no ha salido ni un solo alumno. ¿Y tú, has encontrado alguno?
No, ha sido una noche muy tranquila.
Ambos profesores volvieron a cruzar sus miradas, como tantas veces habían hecho ya.
En la mente de Severus pasaba una y otra vez la imagen en la que sus labios estuvieron tan cerca, y la tentación de besarla se volvió a hacer presente.
El profesor no pudo evitarlo, necesitaba volver a sentir el contacto de su piel, lentamente levantó su mano y acarició con suavidad la mejilla de Lizhen, la cual miraba al profesor fijamente. Severus se acercó lentamente a los labios de la profesora mientras ella cerraba los ojos, esperando probar el dulce sabor de sus besos.
Cada vez estaban más cerca, ambos podían escuchar la agitada respiración del otro. Los labios de Severus casi rozaban los de Lizhen, tan solo unos milímetros escasos los separaban, pero cuando el profesor iba a consumar el beso escucharon unas voces familiares que se acercaban a donde ellos estaban.
Ambos se separaron inmediatamente, sus caras mostraban un color rojizo que se acentuaba aun más debido a la normal palidez de piel de ambos.
Miraron atentamente al lugar de donde habían oído las voces y pudieron ver al director del colegio caminar hacia ellos acompañado de Minerva.
Buenas noches Severus, Lizhen. ¿Qué tal os ha ido la noche?
Oh bastante bien Albus, ni el profesor Snape ni yo nos hemos encontrado a ningún alumno, se ve que hoy querían descansar.
Me alegro entonces, por lo menos habéis tenido una guardia tranquila. Pues ya os podéis ir a dormir, que Minerva y yo os sustituimos.
Lizhen y Severus se despidieron de los dos profesores y se dirigieron a sus respectivos cuartos. En el camino ambos iban muy callados, temerosos de encontrarse con la mirada del otro. Ambos sabían que habían estado a punto de besarse, y que quizás eso significase que sentían por el otro algo más que una simple amistad.
Llegaron al punto en el que sus caminos se separaban y en el que todas las noches Severus acompañaba a Lizhen hasta su cuarto.
Hoy estarás muy cansado Severus, no hace falta que me acompañes hasta mi cuarto. Es mejor que vayas y así puedas dormir. Que tengas unos dulces sueños.
Lizhen se dio la vuelta para irse hacia su cuarto pero una mano la agarró de su brazo haciendo que se detuviera. Sabía que era Severus así que se dio la vuelta encontrándose al profesor de pociones mirándola fijamente, con una sonrisa en su cara.
Te ibas sin darme un beso de buenas noches...
Severus se acercó a Lizhen lentamente, iba directo a sus labios pero antes de llegar desvió su cara y rozó con sus labios la mejilla de Lizhen. Lentamente fue alejando su cara hasta quedarse a unos milímetros de la de ella.
Ahora si que podré tener unos dulces sueños. Buenas noches.
El profesor giró sobre sus talones y con su habitual paso rápido se dirigió a las escaleras que bajaban a las mazmorras, dejando a una Lizhen en estado de shock.
A la semana siguiente de comenzar los turnos para hacer guardia, el conserje ya se había restablecido completamente y estaba dispuesto a seguir con su trabajo, con lo cual los profesores quedaban libres de rondar por el castillo por las noches.
La amistad que había surgido entre Severus y Lizhen iba viento en popa. Cada día se llevaban mejor, pasaban más tiempo juntos, pero ninguno de los dos volvió a comentar el momento en el que por segunda vez estuvieron a punto de besarse.
Pero aun así, ambos seguían dándole vueltas a la cabeza con respecto a lo que sentían el uno por el otro. Intentando engañarse a si mismos, convenciéndose de que no había nada más que una amistad sincera.
Desde que aquella noche Draco desvelara a la profesora como era en realidad, había ido a visitarla a su despacho, para poder hablar abiertamente con alguien sin miedo a ser descubierto. Lizhen poco a poco se daba cuenta de cómo era en realidad aquel muchacho de tristes ojos grises, al que en realidad solo su madre lo quería ya que Lucius lo había tenido porque su señor le ordenó tener un heredero.
Para que vamos a engañarnos Lizhen, yo creo que todo el mundo sabe que mi padre ha sido, es y será un mortifago. Un fiel perrito del Lord Oscuro.
Draco estaba sentado en uno de los sillones del despacho de su profesora, mientras ella en el otro le escuchaba atentamente. De fondo se oía el crepitar del fuego en la chimenea y el constante murmullo de la lluvia al chocar contra la ventana. El pequeño cuervo de Lizhen se había acomodado en el sillón donde estaba sentado el joven Malfoy y este le acariciaba tranquilamente las negras plumas.
Bueno Draco, tienes razón, pero no deberías hablar así de tu padre, al fin y al cabo es quien te engendró.
Si y ¿para qué, tan solo para complacer a su amo. Si él jamás le hubiera pedido un descendiente yo no estaría aquí.
¡Como dices eso! Tu padre es malvado pero no creo que no te quiera.
Yo pensaba eso mismo, pensaba que mi padre me quería, a su manera. Pero uno de los días en los que discutía con mi madre se lo oí decir claramente: "Ya sabes que no puedo mostrar afecto por alguien a quien no quiero. Draco esta aquí simplemente porque nuestro Señor nos lo pidió" Esas fueron sus palabras más o menos.
Ya veo...Lo que no comprendo es como tu madre pueda estar con una persona como él. Conozco a tu padre y no es precisamente un ser agradable.
Eso mismo digo yo...pero supongo que mi madre le querrá. Tan solo debo decir algo a favor de él, por lo menos jamás ha pegado a mi madre, ni a mi. Algo es algo.
Tienes razón Draco, pero aun así supongo que la convivencia con él no será placentera que digamos.
No creas...al principio me costaba mucho acostumbrarme a que mi padre no me quisiera, ya ves ¡mi propio padre! Pero después, las cosas se ven de otra manera, tengo una casa grande y cómoda, abundante comida todos los días y algunos caprichos que me da mi padre. Es como si fuese el tío rico al que ves una vez al año y te da muchos regalos, pero el cual ni te quiere ni tu le quieres a él.
Aun así Draco, vives sin amor, sin nadie que te quiera, eso debe ser deprimente, por lo menos a mi me lo parecería.
No vivo sin amor profesora, mi madre me quiere y con eso me basta. Además ahora esta usted, por lo menos tengo a alguien en quien confiar.
¿Nadie en todo Hogwarts sabe como eres en realidad? No me lo puedo creer¿ni siquiera el director?
Em...bueno el director es caso aparte. No se como lo hace pero Dumbledore consigue adivinar como es cada uno de sus alumnos. Y a él no le pude mentir, era imposible. Pero le pedí que no contara nada a nadie, y que me tratara como el Draco Malfoy que supuestamente soy.
Me lo imaginaba...a Albus es imposible ocultarle nada...¡que le vamos a hacer! Bueno muchachito, siento tener que echarte pero son más de las 12 y deberías estar en tu sala común. Anda con cuidado no te pille el conserje.
Si, tienes razón, supongo que Crabbe y Goyle echaran en falta que les diga lo que tienen que hacer. Bueno Lizhen, gracias por hablar conmigo. Hasta mañana.
De nada, hasta mañana Draco.
Cuando el joven Malfoy hubo abandonado la estancia, la profesora se dirigió a su armario sacando el pijama para ponérselo. La verdad es que no tenia mucho sueño así que se tumbó en el sofá, pensando en las ultimas conversaciones con el joven Malfoy.
"Este niño me sorprende, es increíble lo poco que se parece a su padre en el aspecto psíquico. En el físico es igualito a él, con el pelo rubio y esos ojos grises tan inexpresivos y en la forma de arrastrar las palabras. Pero su forma de ser, su pensamiento es totalmente opuesto al de su padre. Quizás eso lo haya heredado de su madre...me tendré que plantear el hablar con Albus."
En ese momento el pequeño cuervecito despertó, sintiendo que la persona que había a su lado se había ido. Miró a su ama, y emprendiendo un pequeño vuelo se posó en el regazo de esta.
Oh vaya Merrick, Draco se ha ido y te ha dejado solito. Parece que le caes bien, ya tienes otro amigo aparte de Severus.
Al nombrar al profesor no pudo evitar que sus pensamientos se dirigieran a él.
"¿Qué estará haciendo ahora? Esta noche no bajó a cenar, a decir verdad no lo he visto desde antes de la comida...quizás tendría demasiado trabajo o...quizás ha tenido que ir a ver a Voldemort. Albus me comentó que algunas veces tenía que ir a su encuentro, que no le quedaba mas remedio y que la mayoría de las veces lo torturaba"
En ese momento una imagen cruzó su cabeza, el profesor de pociones se veía tumbado en un frío suelo, retorciéndose de dolor, mientras una estremecedora carcajada se oía en toda la estancia.
Lizhen se volvió aun más pálida de lo que solía ser, esa imagen habia sido tan real, era como si hubiese estado en aquella habitación, viendo con sus propios ojos lo que ocurría, sintiendo el frío que lo ocupaba todo.
"Y si eso fuese real...otras veces ha pasado..."
Rápidamente Lizhen cogió una bata para ponérsela por encima del pijama y salió en busca del profesor. Bajó las escaleras que conducían a su cuarto, dirigiéndose con paso apresurado hacia el lugar donde se ubicaban las mazmorras. Seguía caminando por el pasillo cuando encontró algo que no hubiese deseado.
Ante su mirada se encontraba el anciano director sujetando al profesor de pociones, el cual tenia la ropa hecha jirones, el pelo revuelto, y varias heridas que manaban sangre.
¡Severus!
Lizhen, gracias que estas aquí. Por favor ayúdame, necesito que me acompañes hasta la habitación de Severus, mientras yo lo llevo vigila que no haya nadie.
La profesora obedeció las ordenes del director, caminando delante de ellos observando que no hubiese nadie rondando por el lugar. De vez en cuando volvía su mirada al profesor, temía por su vida. Aunque no lo sabía con certeza tenía el presentimiento de que esas heridas no eran casuales.
Por fin llegaron a la habitación del profesor, Albus dejó con delicadeza el cuerpo magullado de Severus sobre su cama.
Lizhen voy a necesitar tu ayuda, ahí encima de la mesa tienes unas pociones curativas básicas, además de cremas, adminístraselas mientras yo voy al despacho a por las demás pociones. Vuelvo enseguida.
Con rápidos movimientos la joven acercó todo lo necesario a la mesita de noche que Severus tenía al lado de su cama.
Lo miró por un instante, estaba pálido, más pálido de lo normal. Su respiración apenas era perceptible, era como si estuviera muerto. Varios hilos de sangre salían de su cabeza, recorriendo toda su cara. La tela que había sido desgarrada mostraba varias heridas de distinta envergadura, la más grave se encontraba en el pecho, cruzándole en diagonal desde el hombro hasta la cintura.
Sin mas dilación comenzó a quitarle la ropa, esas heridas debían ser curadas y debía guardarse su vergüenza para otra ocasión. Con algo de esfuerzo consiguió quitarle todas sus prendas dejando al profesor en ropa interior y mostrando las heridas que estaban ocultas.
Extendió sobre todas las heridas del profesor las diversas cremas que el director le habia señalado, la primera para desinfectar la zona y la segunda para que cicatrizara más rápidamente. Cuando hubo terminado oyó al director que entraba en la habitación.
¿Le has dado ya las pociones Lizhen?
No, le estaba aplicando las cremas, me ha llevado bastante tiempo, tiene demasiadas heridas Albus. Ahora iba ponerle el pijama.
De acuerdo yo te ayudo.
La profesora se dirigió al armario del profesor y sacó uno de sus pijamas, totalmente negro con dos serpientes bordadas en la espalda. Con la ayuda del director vistió al profesor y le administraron las pociones necesarias.
Después de realizar todo esto el director pidió a Lizhen que se sentara un momento con él.
Siéntate conmigo, tengo que descansar. Por ahora hemos hecho todo lo posible, hay que esperar para ver como evoluciona.
Albus¿qué ha pasado?
El director soltó un pequeño suspiro, mezcla de cansancio, resignación y frustración.
Ya sabes el pasado de Severus, ha sido un mortifago y lo sigue siendo a pesar de estar de nuestro bando. El no puede dejar de ser un mortifago, todos los servidores del señor oscuro mantienen una alianza de muerte con él. Si lo abandonas, mueres. Severus nos está ayudando muchísimo, su trabajo es difícil, agobiante y agotador. Él es un espía, tanto para nosotros como para él. A nosotros nos comunica todos los movimientos del Señor oscuro, gracias a eso conseguimos evitar muchísimos ataques. Pero el debe guardar las apariencias ante su "Señor", así que actúa como un espía para él, dándole información sobre nosotros.
¿Cómo? Pero...
Espera, espera. La información la elaboramos entre él y yo, decidiendo que debemos decirle o que debemos ocultarle. Para Voldemort, Severus es el fiel mortifago experto en pociones, que trabaja en Hogwarts como profesor y que les da información sobre el bando contrario. Lo malo, es que no sabemos si Voldemort sospecha algo de su traición. Aun así, las torturas están al orden del día en aquella mansión. Severus siempre vuelve herido, por una razón u otra siempre hay tortura. Pero hoy ha sido más fuerte que las ultimas veces.
Lizhen seguía sentada en el sillón, palideciendo a cada palabra que le contaba el director. Se jugaba la vida en pocas palabras, ejerciendo de espía para ambos. Cabía la posibilidad de que muriera a manos de Voldemort y si lo hacía no sería de una manera agradable.
Te quiero pedir una cosa, otras noches Severus ha podido quedarse solo para curarse, pero creo que hoy necesitará ayuda. Yo no puedo quedarme y no quiero que se quede solo, así que ¿podrías quedarte esta noche con él? Confío plenamente en tí.
Si, claro Albus, yo me quedo con él. ¿Están todas las pociones que necesito?
Te las he dejado todas en la mesa, me imagino que sabes como dárselas.
Si, no te preocupes. Está en buenas manos.
Lizhen se levantó del sillón para acompañar al director hasta la puerta.
Tranquila pequeña, que se pondrá bien.
Una solitaria lagrima recorría el rostro de Lizhen, mientras el director le daba un abrazo lleno de cariño, y le acariciaba la cabeza.
Cuando el director se hubo ido, la profesora de DCAO acercó un sillón a la cama de Severus, preparó las pociones que tendría que darle durante toda la noche, retirando las que ya había usado. Buscó por la habitación una manta, encontrando una doblada encima del sofá, cogiéndola se sentó en el sillón y se tapó.
Al cabo de tres horas se despertó para darle la segunda ronda de pociones al profesor, que ya respiraba mejor y tenía su aspecto cetrino normal. Miró el reloj que Severus tenía en la mesilla de noche y vio que eran las cuatro, dentro de tres horas tendría que volver a darle más pociones, por lo que decidió que dormiría un rato.
Severus notaba que su cuerpo le dolía en extremo. La noche anterior habia sido brutal, cuando llegó al castillo, sabía que el Señor Oscuro no había tenido un buen día. Al entrar en la sala pudo ver a dos mortifagos convulsionándose en el suelo que fueron retirados nada mas llegar él. El recibimiento que le dio su señor fue un Crucio, y después se siguieron muchos más, intercalando palabras que lo humillaban. No sabía como había conseguido salir de aquel castillo con vida y llegar a Hogwarts.
El profesor mantenía los ojos cerrados mientras recordaba la noche anterior, pero poco a poco los fue abriendo. Estaba en su cama, con el pijama puesto, y notaba el sabor de las pociones en la boca. Se incorporó en la cama y al hacerlo reparó en algo que no había visto antes. A su derecha dormía Lizhen, cubierta con su manta verde Slytherin.
Recorrió con su mirada la habitación y empezó a recordar algo de lo que había sucedido.
"Llegué a Hogwarts, y cuando me dirigía a mis habitaciones me encontré con Albus. Le conté con pocas palabras lo que me había pasado y me desmayé. Supongo que me llevaría hasta mi habitación, pero entonces...¿qué hace ella aquí? Quizás Albus le pediría ayuda..."
Dirigió su mirada al lugar donde estaba la profesora, a pesar de que estaba tapada por su manta, podía ver su bata y su pijama, y como él pensaba eran de color negro. Se sentía bien al verla tapada con aquella manta, que tantas veces había utilizado para resguardarse del frío en las noches de invierno. Era como si una parte de su ser la estuviese abrazando a ella. Severus no podía dejar de mirarla, de contemplar su sereno rostro, de ver como su pelo se recogía en una graciosa trenza que caía sobre su hombro. Miró el reloj y vio que eran las seis y media, no quería despertar a su compañera, así que silenciosamente se fue hasta el baño para poder darse un relajante baño caliente.
Lizhen se despertó sobresaltada, temiendo que se le hubiese pasado la hora para darle la poción al profesor, pero lo que más le asustó fue que él no estaba en la cama.
Se levantó del sillón para ir a buscarlo, pero justo cuando se daba la vuelta se encontró con un Severus recién duchado. Llevaba unos pantalones de color negro y una camiseta del mismo tono de manga larga. Su pelo, negro como su vestuario y largo hasta los hombros, todavía estaba mojado por lo cual pequeñas gotas mojaban su camiseta.
Lizhen...
Severus ¡estás bien! Estaba preocupada por ti, ayer estabas tan mal...
El profesor se acercó a Lizhen y la rodeó con sus brazos, apoyando su barbilla en la cabeza de esta. Notaba como un ligero temblor recorría el cuerpo de la profesora.
Tranquila...estoy mejor...estoy acostumbrado a este tipo de cosas...además, ya sabes, mala hierba nunca muere.
El profesor la separó de sí, para mirarla a los ojos y sonreírle como solo lo hacía para ella.
Venga, tranquilízate y cuéntame que pasó ayer. Yo no recuerdo nada, excepto caer en brazos de Albus al llegar.
De acuerdo, pero antes debes tomarte estas pociones.
Lizhen se acercó a la mesita de noche y recogió las tres pociones que debía tomar Snape, una a una este se las fue bebiendo. Cuando terminó la última se sentó en el sofá e invitó a Lizhen a hacer lo mismo.
Ayer por la noche a eso de las 12, salí a dar una vuelta por el pasillo- Lizhen no pudo evitar omitir la causa que le había hecho salir- y me encontré con Albus, tu estabas inconsciente, lleno de heridas y sangre. Le ayudé a llevarte a la habitación y mientras el iba a buscar unas pociones a tu despacho, yo te curé las heridas. Cuando Albus regresó me contó lo que te había pasado más o menos y me pidió que me quedara contigo.
Te has quedado toda la noche conmigo...lo menos que puedo decir es gracias.
De nada, pero eres mi amigo ¿no? Necesitabas mi ayuda y yo te la presté, si hubiese sido al revés seguro que tu hubieras hecho lo mismo.
Sin pensarlo dos veces
Lizhen volvió a sonreír, una sonrisa que iluminaba el corazón de Severus, que hacía que se sintiera mejor. Y él sin poder evitarlo le correspondió la sonrisa.
Siento que hayas tenido que pasar la noche aquí, supongo que no habrás dormido mucho. ¿Tienes clase a primera hora?
No, no tengo clase. Y aunque no lo creas, he dormido muy bien, ese sillón es realmente cómodo.
Me alegro entonces, te quería preguntar...si no es mucho atrevimiento. ¿Qué hacías a las 12 de la noche por los pasillos de Hogwarts en bata y pijama?
Esto...no podía dormir y decidí dar una vuelta para ver si así me cansaba y me entraba el sueño.
Que suerte para mi que ayer no tuvieras sueño. Lizhen, yo voy a ir a hablar con el director sobre lo que pasó ayer, supongo que querrás ir a tu habitación. Yo te recomendaría que utilizaras polvos flu, ya que si alguien te ve salir de mi habitación en pijama inventaría alguna historia sobre nosotros dos.
Lizhen se levantó del sillón al igual que Severus, dirigiéndose ambos a la chimenea.
Tienes razón Severus, seguro que nos emparejarían o algo por el estilo. Me alegro de que estés mucho mejor, ayer me preocupaste mucho. Acuérdate de tomarte las pociones que te quedan, te las he dejado todas en tu mesa. Hasta luego Severus.
Hasta luego Lizhen.
La profesora cogió un poco de polvos, pero antes de echarlos a la chimenea le dio un beso al profesor en la mejilla. Una vez hubo pronunciado su destino, desapareció por la chimenea dejando solo a Snape.
"Nos emparejarían...quizás eso no estaría mal"
Una sonrisa triste asomaba en los labios del profesor mientras se acercaba al sillón en el cual habia dormido Lizhen.
"No estaría mal...pero es una locura. Una absoluta locura."
Se sentó en el sillón, volcando todos sus pensamientos en Lizhen.
"Quizás ella quiera participar de mi locura...Cuando nuestros labios han estado a punto de rozarse, ella no ha dado muestras de que no quisiera. ¿Y si tan solo le cuesta aceptar lo que siente, como me pasa a mí¿Debería intentarlo o dejarlo todo en el olvido?"
Severus se levantó del sillón, soltando un suspiro de resignación. Había quedado con Albus, y debía darse prisa si quería llegar puntual a la reunión.
Lizhen se encontraba de nuevo en su habitación, estaba cansada pero en el fondo de su alma se encontraba feliz. No solo por haber ayudado a su amigo, al cual quería muchísimo, sino por haber "dormido" con él. Estar en aquella habitación, tapada con una manta que le pertenecía, y durmiendo casi a su lado le parecía maravilloso.
Se tumbó sobre su cama, mirando al techo y pensado en sus sentimientos hacia Severus.
"Severus es mi amigo ¿pero y si le quiero como algo más? Quizás me estoy precipitando pero cada vez que le veo, siento algo extraño."
Miró su reloj y vio que eran las siete y media, así que decidió darse una ducha y bajar pronto al comedor, pues tenía bastante hambre.
Durante esa semana comenzó a llover fuertemente. La lluvia era continua, tan solo variaba su intensidad. También durante esa semana la imposibilidad de dormir de Lizhen continuaba, y como consecuencia de eso sus ojeras aumentaban.
El profesor de pociones se había dado cuenta de ello, como también lo había hecho el director.
Lizhen, tienes muy mala cara. ¿Otra vez sin poder dormir?
Si Albus tienes razón, esta vez me está superando a mi misma. Espero que se me pase dentro de poco.
Pídele alguna poción a Severus, seguro que eso te ayudará.
Eso mismo le dije yo Albus- ahora hablaba el citado profesor- pero todas las veces que le he ofrecido se ha negado, y yo no puedo obligarle.
Pero Albus ya sabes que prefiero no tener que tomar nada, lo siento mucho Severus espero que no te sientas ofendido.
De acuerdo pequeña, respetaremos tu decisión.
La semana fue pasando hasta que llegó el Sábado, día en el cual había una salida a Hogsmeade, pero que debido a la intensa lluvia no se pudo realizar.
Debido a esto algunos alumnos decidieron aprovechar ese día para adelantar deberes, en cambio otros se dedicaron a no hacer nada.
La lluvia seguía cayendo incesantemente, no había parado en todo el día. El lago había crecido bastante, saliéndose un poco de sus limites y numerosos charcos poblaban los jardines.
Severus estaba en su habitación, ante un gran ventanal que daba a uno de los jardines de Hogwarts. Miraba como la lluvia caía, como cubría todo con su acuoso manto, como limpiaba el ambiente y purificaba el aire.
Así es como él se sentía cuando llovía, era como si el agua le quitara todas sus penas, lo reconfortaba. En realidad él prefería esos días tormentosos, con lluvia, a aquellos en los cuales hacía un calor implacable.
Abrió la ventana, para poder sentir aquel olor a tierra húmeda, para sentir el contacto de la fría lluvia en su piel. Aspiró profundamente, cerrando los ojos y dejándose llevar por el ambiente.
Más de una vez había salido a pasear bajo la lluvia, quizás algunos pensarían que estaba loco, que así lo único que conseguiría sería coger un resfriado. Y quizás tenían razón, pero eso no era impedimento para que él continuara haciéndolo. Si, es verdad, alguna vez había pillado algún resfriado, pero merecía la pena. Pasear bajo la lluvia era una sensación increíble, el notar la lluvia mojando cada parte de tu cuerpo, el intenso aroma de la tierra mojada que inundaba todos los sentidos era algo que Severus adoraba.
Severus seguía deleitándose con el precioso paisaje que estaba ante sus ojos, cuando su mirada se posó en una figura oscura que paseaba por el jardín. Intentaba averiguar quien sería aquella persona que se atrevía a pasear con la incesante lluvia que caía.
Empezó a pensar quien podría ser, cuando la figura se dio la vuelta, mostrando su rostro. Severus enseguida reconoció aquellas facciones y aquel rojizo cabello, que pertenecían a Lizhen.
Sin pensarlo ni un instante, Severus salió de sus aposentos en busca de aquella mujer, sabía que últimamente estaba bastante decaída y pensó que un paseo por la lluvia no era lo más recomendable para ella.
Al llegar al jardín rápidamente divisó su figura y corriendo se acercó a ella.
Lizhen¿se puede saber que haces paseando en mitad de la lluvia?
La profesora miró a Snape, estaba más pálida que de costumbre y sus ojos se mostraban perdidos, sin brillo alguno.
Lizhen ¿qué te pasa? Respóndeme, por favor.
Severus...yo...¿sabes? me gusta pasear bajo la lluvia.
Nada más decir estas palabras el profesor notó como se desmayaba, cogiéndola a tiempo entre sus brazos para que no cayera al suelo. Intentó hacerla reaccionar, pero se dio cuenta de que no conseguiría nada. Así que la cargó el mismo en sus brazos. Cuando entró en el castillo iba a dirigirse a la enfermería, pero se lo pensó mejor y decidió llevarla a su cuarto (al de Lizhen).
Cuando llegó la depositó con mucho cuidado en la cama, habiéndole quitado antes la capa que estaba chorreando. Sus ropas también estaban mojadas, con lo cual no era bueno que siguiera con ellas, así que buscó un pijama para poder ponérselo, encontrándolo bien doblado sobre un baúl que había a los pies de la cama.
Sin pensarlo dos veces comenzó a desabrochar la camisa que llevaba puesta la profesora, y cuando ya se la había quitado completamente se percató de algo que había en el cuerpo de la mujer.
Varias cicatrices recorrían la parte superior del cuerpo de la profesora, una de ellas se situaba en su costado izquierdo, otra en la parte superior del pecho y en cada brazo tenía dos cicatrices.
Aquello intrigó un poco al profesor, se notaba que no eran recientes, que habían sido hechas hace tiempo, se preguntaba que habría sido el causante de aquello.
Sin entretenerse le puso la parte de arriba del pijama, y se disponía a quitarle los pantalones cuando pudo observar que también ocurría lo mismo en las piernas de Lizhen. En ambas piernas se podían ver dos cicatrices, iguales a las que habia visto anteriormente en sus brazos.
Esto no hizo más que acrecentar la intriga del profesor acerca de esas cicatrices, pero sin demorarse mucho en ese pensamiento terminó de vestir a la profesora.
Cuando hubo terminado, la arropó con las mantas y se dirigió a la chimenea. En un momento estuvo en su despacho para coger las pociones necesarias y volver otra vez al cuarto de Lizhen.
Dejó las pociones en la mesita de noche, y se sentó en la cama al lado de ella. En ese momento los ojos de Lizhen se abrieron lentamente , notaba que estaba en su cama y que había alguien al lado de ella.
El misterioso profesor de pociones la miraba con una ternura que jamás había visto en esos ojos, lentamente acercó su mano a la mejilla de la joven, acariciándola suavemente y apartando con delicadeza un mechón de pelo que caía sobre su rostro.
Severus...¿qué ha pasado?
Te encontré paseando por los jardines bajo una increíble tormenta. Te desmayaste y te traje hasta tu cuarto.
Lizhen intentó asimilar lo que había pasado, se acordaba de que había ido a pasear bajo la lluvia, y que de repente Severus se había acercado a ella a preguntarle que le pasaba. A partir de ahí no recordaba nada, con lo cual comenzó a atar cabos. Severus la había traído hasta su cuarto y la había dejado en la cama, pero ella no llevaba la ropa mojada sino su pijama con lo cual había sido el profesor quien la había cambiado.
Al pensar que la había visto en esa situación se puso inmediatamente colorada. Severus noto su reacción y una pequeña sonrisa se dibujó en su cara.
¿Te encuentras bien? Te estas poniendo muy roja
No es nada...no te preocupes...
Si es por el hecho de que he sido yo quien te ha puesto el pijama no deberías preocuparte...mis intenciones solo eran ayudarte.
Eso ya lo se Severus, pero un poco de vergüenza si que...
Shhh, venga que tienes que tomarte estas pociones.
De acuerdo...
Una a una Lizhen se tomó las diversas pociones que Snape le iba dando.
Ahora deberías descansar, y dormir que lo necesitas.
Gracias Severus...una cosa más...¿te quedas conmigo?
Esta pregunta sobresaltó al profesor, tenía pensado el quedarse con ella, puesto que durante la noche su situación podría empeorar, pero no imaginaba que ella se lo pidiese
Tenía pensado quedarme...bueno solo si tu quieres...
Si por favor, quédate conmigo.
Severus sonrió como otras veces había hecho, se acercó lentamente a Lizhen y le dio un suave beso en la frente.
Tranquila, esta noche yo velaré tus sueños.
Severus se dirigió a acercar un sillón a la cama de Lizhen, pero la voz de esta le detuvo antes de que lo hiciera.
Puedes dormir conmigo, la cama es muy amplia. Así no estarás tan incomodo en uno de esos sillones.
Si la pregunta ya le había dejado un tanto sorprendido, lo que acababa de decir la profesora lo había dejado en estado de shock. Esto no se debía a que pensara que fuera a haber algo más entre ellos dos, si no por el hecho de dormir junto a ella, de sentir su respiración y su calor.
Mientras se acercaba a la cama el corazón le latía fuertemente, se tumbó en ella al lado de Lizhen mientras esta lo observaba con sus profundos ojos negros.
Estaba muy nerviosa, lo tenía a su lado y no sabía que hacer. Su corazón latía fuertemente y eso le confirmó lo que intentaba negarse. Se habia enamorado de Severus Snape y ahora lo tenía en su cama.
Severus estaba nervioso, no sabía como ponerse. No quería rozar alguna parte del cuerpo de Lizhen y que ella pensara que se estaba aprovechando. Sentía una fuerte opresión en el pecho, sabía que eso era algo que no debía sentir. Sabía que estaba enamorado de aquella mujer.
Lizhen se acercó más al profesor y suavemente apoyó la cabeza en su pecho, sintiendo los latidos de su corazón y su respiración. Notó como el brazo del profesor la abrazaba con suavidad, atrayéndola más hacia él y como le besaba dulcemente su pelo.
Estoy segura de que hoy mis sueños serán los más dulces que he tenido. Buenas noches Severus.
Buenas noches mi preciosa Lizhen.
Bueno, pues hasta aquí hemos llegado. Siento haber tardado tanto en actualizar, pero la uni me ha tenido absorbida (literalmente). Entre trabajos y examenes no sabía ni quien era.
En este capi ya podemos observar un pequeño acercamiento (jejeje como me gusta mantener la tensión) y que ambos ya se han dado cuenta de lo que sienten.
Y no piensen que hicieron nada malo en la cama, tan solo dormir abrazados como dos buenos amigos
Quizas dentro de poco tengan su primer beso...¿quien sabe? jijiji.
Espero que les haya gustado tanto como a mi escribirlo y sin más dilación paso a los reviews (que han sido escasos...snif...)
amsp14: Me alegro de que te guste, a mi tambien me ha pasado eso, que al llegar a una historia que tenia a medias darme cuenta de que han actualizado dos o mas capitulos, pero en cierta manera es una alegria porque asi lees más. Si, la verdad es que Sev cuando quiere es un trozito de pan (a ver si se deja que le de un bocado que tengo hambre). Si bueno...deberia conocer a Severus pero es como si esto fuese un mundo paralelo...no se si me explico...Algunas cosas que deberian aparecer no aparecen. Besitos preciosa.
Sariluri: El cuervo reclamaba atención (y que está compinchado conmigo para interrumpirlos y crear tension entre ambos XD) Tienes razon, si es que Sev de malo tiene muy poco...solo el caracter con sus alumnos. Tranqui, no me desanimo pero muchas gracias por los animos (la verdad es que se agradecen para que negarlo che). Besos a ti también.
Bueno, pues sin más se despide
Karura84
Miembro de la Orden Severusiana( ainsss que ilu me hacia poner esto)
