Bueno, la verdad es que resulta fácil hacer el recuento de gallifantes ... sólo ha respondido una persona ... (creo que a la gente ya no le gustan los gallifantes con lo chulos que estaban, xD)

El recuento queda así:

En primera posición está Andraya TheLat que ha conseguido cinco gallifantes, de hecho sólo se olvidó de Gandalf, hay que decir queesta chica tiene talento para todo.

Y en segundo posición está ghiki con un gallifante que no contestó directamente a la pregunta pero como nombró a Légolas le doy uno. Bien pensado le doy dos porque me cae bien. Por cierto me alegra que te gustaran los gemelos, es que Alex es un poco trágica y alguien tenía que meterle un poco de tontería en su vida y a Elrond lo veía yo muy serio.

Yo sigo repartiendo gallifantes para quien me diga como es Alex.. no lo he dicho todavía porque dudo en una cosa. A ver si alguien me yuda:D


A MENOS DE CINCUENTA METROS

Las puertas dobles del gran comedor se abrieron para abrir paso a un grupo de la más pintoresco que se puede imaginar. Al principio Alex pensó que sería un grupo cómico, ya que para ella se parecían más a un grupo de circo que a uno de héroes. Los primeros en entrar fueron dos pequeños, que aunque poseían la estatura de un niño de siete años tenían cara de hombres adultos, seguidos muy de cerca por algo con barba un poco más alto; les siguieron dos pequeños más, uno de los cuales parecía enfermizo y, aun en la distancia, Alex notó que tenía unos brillantes ojos azules. Y a pesar de lo estrambótico que resultaba, el extraño grupo fue recibido entre vítores y les lanzaban miradas de admiración y multitud de preguntas mientras intentaban llegar a la mesa principal. Aunque los participantes de la fiesta no compartían el deseo de que llegaran a su destino y se empeñaban en ser obstáculos vivientes ralentizando su camino todo lo posible.

Alex, sorprendida por la escena, estaba a punto de comentar algo a los gemelos aprovechando el buen ánimo en el que se encontraba cuando por las puertas que aun no se habían cerrado aparecieron dos altas figuras. Una de ellas era un anciano con una larga barba plateada que vestía una despampanante túnica blanca a juego con su persona. La otra era un hombre de largos cabellos rubios. Alex sabía que no conocía a nadie en aquel lugar extraño en el que se encontraba, pero al verlo aparecer por la puerta algo en su interior había saltado. Fijó más la vista en él mientras se abría paso hacía el rey y su prometida evitando el torrente e mujeres que se le intentaban tirar, literalmente, al cuello, y entonces el reconocimiento la golpeó. El cubierto que intentaba llegar a su boca quedó en suspenso, su corazón se volvió loco en su pecho y sus pulmones se negaron a funcionar. Tan fuerte era la impresión que Alex sintió que en su pecho se le clavaban dagas ardientes. Él estaba a menos de cincuenta metros de ella. Alex empezó a respirar con agitación. No podía ser, pensó, no puede ser él, es imposible. Y sin embargo reconoció su forma de caminar, sus gestos cuando hablaba con la pareja, la sonrisa que jugaba en sus labios y cuando su risa baño el gran comedor de cabo a rabo, Alex no sabía si llorar, gritar o morirse en aquel mismo instante.

"Alex?" . La voz de Elladan la obligó a desviar la vista para mirarlo y cuando su mirada hizo contacto con la suya vio preocupación pintada en sus ojos grises. Parpadeó un par de veces e intentó recomponerse, pero en su mente no dejaban de aparecer recuerdos y las palabras no llegaban a su boca. Sacudió la cabeza queriendo que su cabeza volviese a su sitio.

"Quien es?". Preguntó al final haciendo un gesto con la cabeza y agradeciendo que su voz no le hubiese fallado.

"El príncipe Légolas del bosque Negro". Respondió Elladan mirándola con curiosidad. "Te gusta?". Sus labios se empezaban a curvar en media sonrisa. Pero Alex no respondía, simplemente miraba al príncipe.

"Preséntamelo". Ordenó girándose hacia su acompañante. Su mirada tenía una intensidad tan abrumadora que hizo que a el menor de los hermanos le recorriese un escalofrío.

"Con mucho gusto". Elladan se levantó y, después de retirarle la silla, le tendió la mano para acompañarla, la cual Alex aceptó de buen gusto porque no confiaba que sus piernas la sostuvieran.

Mientras caminaban a su encuentro, la cabeza de Alex no dejaba de repetirle que se estaba engañando, que no era él, que simplemente las apariencias le estaban gastando una mala jugada. Pero otra parte de ella argumentaba que hablar con él y mirarlo directamente a los ojos sería la única forma de estar totalmente segura, y aún una tercera decía que pronto se despertaría en el hospital del sueño que estaba viviendo y que, otra vez, se le habría escapado de entre las manos.

Cuando llegaron ante él, Elladan soltó a Alex y dio un paso más tocando el hombro del príncipe que no se había dado cuenta de que habían llegado por detrás. Éste se giró y sonriendo abrazó al gemelo con efusividad.

"Veo que su alteza nos honra esta noche con su presencia". Dijo con tono irónico mientras se separaba de él y cogía la mano de Alex.

"No empecemos Ell que no llevo mi arco esta noche". Contestó el rubio fingiendo amenaza. Ambos rieron un poco y Elladan la empujó con la mano haciendo que se adelantase mientras hablaba.

"Permíteme que te presente a la joven dama que me acompaña esta noche. Su nombre es Alex. Alex este es el príncipe Légolas". Al terminar tendió la mano que le tenía cogida al príncipe que la cogió y se la llevo a los labios.

"Un placer conocerla". Dijo besándole la mano. "Espero que disfrute de esta noche". Sonreía divertido mientras le soltaba la mano. "Aunque seguro que con un acompañante tan ... vigoroso como Ell será difícil aburrirse".

Definitivamente era él. Pese a que tenía el pelo mucho más largo, pese a las orejas de punta, pese a lo extraño de su ropa, pese a que sus ojos no habían mostrado reconocimiento mientras la miraban. Pese a todo, Alex – sabía – que era él. Y aunque cuando besó su mano sintió que el dolor la carcomía por dentro y que estallaría en llanto de un momento a otro, el dolor ahora había desaparecido por completo. Alex sintió que la ira irracional la inundaba y se deslizaba por su interior. ¿Cómo se atrevía a no reconocerla¿Cómo se atrevía a insinuar que estaba con otro hombre ¿Por muy atractivo que fuese? Su cara debía de haber enrojecido porque Légolas la miró un poco arrepentido.

"No era mi intención avergonzarla, mi dama". Dijo rápidamente confundiendo el rubor que la ira había causado con la vergüenza. Alex creía que le arrancaría la cabeza allí mismo. Estaba a punto de saltar encima de él y sacarle aquellos preciosos ojos de la cara. Y luego se los haría tragar. Sí, eso estaría bien.

"Alex?". La voz de Elladan la sacó de su trance asesino. "Te encuentras bien?". Había comenzado a temblar de forma incontrolable y ahora también el príncipe la miraba preocupado.

"No era mi intención ..." . Comenzó.

"No es culpa tuya amigo". Que no lo era, quería gritar Alex indignada. "Alex está algo enferma y la fiesta de esta noche estará siendo agotadora para ella". La fiesta era perfecta hasta que él entró, respondió Alex en sus pensamientos.

"Entonces será mejor que no la cansemos innecesariamente y disfrute en calma de la fiesta. Hasta luego". Y se encaminó hacía su lugar en la mesa principal.

Alex se quedó allí plantada sintiendo como su vena psicópata aumentaba. Lo que ella quería hacer no era disfrutar de la fiesta si no chillarle a la cara que quien era él y que había hecho con su marido. Que como se atrevía a tener su cara, o hablar con su voz, o mirarla con sus ojos sin reconocerla. Se quedó allí, mirando el hueco que había dejado hasta que Elladan, cogiéndola del brazo, la arrastro de nuevo hacía la mesa donde espera Elrohir. Se sentaron en sus sillas y Elladan la miró preocupado.

"Que sucede, lo conoces?". Preguntó.

"A quien?". Quiso saber su hermano.

"Al príncipe". Ambos la miraron esperando una respuesta. Alex aún tenía la miraba ausente así que Elladan volvió a hacer contacto físico con ella tocándole el brazo.

"No, no lo conozco". Respondió al fin. "Simplemente lo confundí con otra persona".

"Oh, yo creía que te gustaba". Dijo Elrohir acercándole el plato que había dejado abandonado.

"A quien? A mi?"

"No, a mi hermano. No has visto como se miraban los dos tortolitos?". Bromeó Elrohir.

"Hmm, es posible aunque no me había fijado en eso". No sabía como lo hacían pero tenía ganas de sonreír de nuevo.

"Bueno dejando aparte el amor imposible de mi hermano, no nos has dicho si te gusta". Dijo con la voz un poco más aguda de lo normal debido a el puntapié que había recibido por debajo de la mesa de parte de su hermano.

"Ni hablar! Pero lo habéis visto bien?". Alex maldecía internamente que los gemelos fueran tan observadores.

"Que le pasa? Las mujeres opinan que es hermoso". Respondió Elladan perplejo.

"Sólo las mujeres?". Volvió a bromear su hermano.

"Rohir ...".

"Obviamente las mujeres de por aquí no tienen buen criterio"

"Dicen que incluso los rayos del sol envidian el color rubio pálido de sus largos cabellos". Dijo Elrohir.

"Parece una mujer con esas dos trenzas que lleva. Y su color no es nada del otro mundo. Seguro que en verano la gente a su alrededor tiene que llevar protección en los ojos para no quedarse ciegos. Muy poco práctico." Remató Alex arrugando la nariz mientras los gemelos se reían.

"Dicen que su piel está besada por los rayos de la luna". Continuó Elladan.

"Está tan pálido que parece un fantasma o una sábana. Imagínate el susto que se pegará la gente cuando lo encuentre por la noche deambulando por su palacio. Seguro que más de uno se ha tirado por la ventana pensando que lo perseguía. Lo que le hace falta es un poco más de trabajo al sol". Lo gemelos la miraban divertidos.

"Dicen que los rasgos de su cara son delicados y perfectos". Contraatacó Elrohir.

"Eso es discutible. Cierto es que son delicados ... tanto que más bien deberían estar en la cara de una mujer. No poseen la rudeza de la masculinidad y carecen de personalidad así que, para mi, distan mucho de ser perfectos." No saben con quien están discutiendo, pensó Alex divertida.

"Dicen que sus ojos son brillantes como el reflejo de un cielo abierto de primavera". Elladan no se daba por vencido.

"Cierto, tan brillantes que parece un gusiluz". Los gemelos la miraron con cara extraña. "Además yo prefiero las tormentas, los cielos espejados de primavera me dan alergia".

"Dicen ..."

"Dicen, dicen, dicen ... Y que importará lo que digan? Si la verdad es que a mi me gustan los hombres morenos, de facciones duras y con ojos tempestuosos?" Alex los miró con una sonrisa traviesa mordiéndose el labio inferior en un gesto de inocencia. "Además si vienen a pares, me gustan más". Los tres se miraron entre sí y estallaron en carcajadas. Cuando las risas terminaron Alex bostezó.

"Lo siento. Creo que estoy un poco cansada".

"No tienes que disculparte". Dijo Elrohir. "Será mejor que te acompañemos hasta tu habitación y descanses. Aunque no creas que te vas a librar tan fácilmente de esta conversación. Ell tiene muy buena memoria a la hora de acosar a la gente"

"Menuda reputación me estas dando, hermanito".

"La que te ganas". Respondieron Elrohir y Alex a la vez. Todos volvieron a reír.

Todos se levantaron y los gemelos se volvieron a colocar en sus respectivas posiciones para escoltar a su nueva hermanita a su habitación. La noche aún era muy joven pero Alex parecía realmente agotada. Y es que una vez la ira hubo pasado, había dejado un hueco enorme en su interior que la melancolía amenazaba con ocupar. Alex sólo deseaba no romperse hasta llegar a la intimidad de su cuarto. Una vez hubieron llegado, uno de ellos abrió la puerta y entraron dentro.

"Si necesitas algo llámanos, estamos en la puerta de al lado". Dijo Elladan.

"Dormís los dos en la misma habitación?". Preguntó intentando que su cabeza no pensase en – él - .

"Bueno yo tendría que dormir en esta habitación ..".Dijo Elrohir mientras Alex lo miró culpable. "No te sientas culpable, he dormido muchas veces con mi hermano. Además creo que le gusta ". Y le guiñó un ojo a Alex. Poco después recibía una buena colleja.

"Si me ocurre algo chillaré"

"Si chillas tendrás aquí a veinte elfos al instante, incluido Légolas que duerme en la puerta de la derecha". Dijo Elrohir masajeándose el golpe.

Alex ya no podía más y la mención de Légolas terminó de hundirla. Sintiendo que sus piernas no aguantaban más su peso, Alex se dejó caer en la cama mientras las lágrimas, que creía que no podría volver a verter, salían rebeldes por sus ojos. Sin poder evitarlo, rompió en un llanto desesperado mientras los gemelos se miraban entre ellos impotentes ante lo que estaba sucediendo. Intentaron hablar con ella y animarla con alguna broma pero Alex parecía no poder escucharles. El dolor la estaba consumiendo y lo único que podía hacer era llorar a lágrima viva. Así que Elladan hizo lo único que se le ocurrió, se tumbo sobre la cama y apoyó la cabeza en su regazo mirándola, y Elrohir, imitando a su hermano, se tumbó al otro lado y apoyó la cabeza en su espalda; ambos intentando crear contacto físico. Alex lo agradeció, como agradeció su silencio y apoyando una mano en la cabeza de Elladan y mientras oía como Elrohir tatareaba una suave canción dejó que el cansancio se apoderase de ella.

Aún durmiendo lágrimas caían por sus mejillas y es que su último pensamiento fue que él estaba a menos de cincuenta metros y se le volvía a escapar de las manos.