Draco volvía a estar en la carretera, esta vez iba hacia su casa. Cuando llegó, recogió sus cosas, entre ellas la minicadena y se fue al pueblo más próximo. Allí compró varias cosas... de las cuales la mitad le salieron gratis (las dependientas se lo regalaban todo) y volvió al coche. Se puso en contacto con su agente, "hola, me tomo un descanso, no trabajo de momento, ya te llamo yo, adiós, no grites tanto".
Y se fue otra vez a la carretera.
Dos horas después estaba furioso, en una encrucijada de caminos.
Al tomar el camino del lugar al que quería ir le habían entrado unas ganas terribles de atender sus asuntos pendientes.
Draco se había logrado dominar y había vuelto a intentarlo de nuevo.
Inutil.
"Qué me pasa. Yo no soy un muggle, debería poder entrar".
¿De verdad que no lo eres?
¿Cuando fue la última vez que usaste la magia? Si no usas tus habilidades, estas se pierden.
Te has quedado sin magia. Ya no eres digno de ella.
Eres un muggle.
Draco gritó.
Se concentró en todo lo mágico que conocía: el quidditch, Hogwarts, sus "amigos", la magia.
Y pisó el acelerador cerrando los ojos.
Chocó contra algo que se rompió.
Abrió los ojos.
Era un cartel.
"La Madriguera".
Los Weasley estaban comiendo, bueno, lo intentaban. Fred y George habían metido alimentos extraños en la comida, objetos de su "tienda de bromas" y estaban resultando funcionar.
A Percy le había crecido la nariz, Ginny balaba como una oveja, Charlie estaba azul y Ron... a Ron no se le podía hacer nada más.
La señora Weasley gritaba y regañaba a los gemelos mientras miraba en el reloj donde estaba su marido.
Hermione comía con sospecha cada trozo de alimento que pinchaba.
Ron... era una oveja colorada.
Un grupo de gnomos miraban por la ventana y se reían maliciosamente.
Draco miró con los gnomos (éstos chillaron al verle y se escondieron) y no se atrevía a entrar. Al final se decidió y llamó a la puerta.
No tenían timbre.
Por supuesto nadie le oyó, así que entró.
Se oían los gritos desde allí.
¿Hola?
Los gritos cesaron.
Draco oyó pasos y cogió aire.
Una oveja roja se puso delante suya.
¡HIC!
Y se fue tambaleándose al cuarto de baño.
Después vinieron los gemelos.
Le vieron.
Chillaron.
Cogieron sus varitas.
Le apuntaron.
(En ese momento Ron- oveja entraba por la puerta.)
¡LUCIUS!- dijeron al unísono.
Draco cogió a Ron- oveja y se lo puso de escudo.
Los gemelos se miraron y apuntaron otra vez.
Cobarde, suelta...
...a nuestro hermano, Lucius.
Primero: no soy Lucius; segundo: soy Draco; tercero: bajad las varitas.
Los gemelos abrieron los ojos.
Se miraron.
Mientras, Ron- oveja mordía a Malfoy en...
Corrección: Ron- oveja no tenía dientes.
Era otro fallo de la transformación.
Así que le chupó...
un dedo.
¡Arrgh¡¡¡Qué asco!- Malfoy se miró el dedo con repugnancia y miró a todas partes para limpiárselo.
Nada.
Miró a la oveja y se limpió en ella. Después se la tiró a los gemelos.
¡Ahá¡Ron te ha lanzado su increíble ataque...
...de la oveja chupona!
Una risa salvaje se oyó antes de que Draco pudiese responder. Hermione lo había visto todo y se estaba revolcando en el suelo. Charlie y Ginny se mordían los labios. No sabían si reír o llorar.
La señora Weasley miraba a Draco sorprendida.
Draco miraba asqueado su dedo, como si se lo hubieran cortado. Al final la señora Weasley le dio un pañuelo.
Estaban todos en la mesa otra vez. Draco se mantenía apartado de la oveja Weasley.
¿ Cómo has encontrado este sitio?
Hermione le miraba con sospecha. Draco abrió la boca, pero los hermanos Weasley (gemelos) se pusieron a su lado antes.
Queremos resarcirte por...
...haberte apuntado con las varitas.
Y le tendieron la mano los dos. Draco levantó una ceja y suspiró. Les cogió las manos y en el momento se arrepintió. Sus manos estaban llenas de un moco verde, húmedo y caliente.
Las nuevas grageas Weasley...
Se derriten en tu mano, no en tu boca.
Y los dos se echaron a reír.
Draco se estaba volviendo loco.
Después de limpiarse, la señora Weasley le interrogó. Draco se limitó a contarle lo mismo que le había dicho a Hermione en el caldero y les contó, a regañadientes, que había venido de visita.
Ya. Y la verdad es ¿qué?- preguntó Hermione sarcástica.
Draco frunció el CEÑO nota de la transcriptora: el por qué lo escribo así es una larga historia que saldrá a la luz en su momento y cogió algo de su bolsa. Eran paquetes de chicles, con uno saliendo hacia afuera en cada uno. Se los tendió a los gemelos.
Sin rencores-dijo.
Estos cogieron un chicle cada uno y tiraron.
La descarga eléctrica de cada paquete les chamuscó los dedos.
Bromas muggles- dijo Draco sonriendo con desdén-, superadlas.
Los gemelos lo miraron atónitos. Miraron los paquetitos, los cogieron, se miraron, sonrieron y desaparecieron.
Draco sacó más cosas de la mochila. Eran libros. Le dio uno a la Señora Weasley y otro a Hermione. De cocina y de misterio. A Ginny le dio un colgante que había comprado en una tienda de baratijas y a Ron...
...la nueva Gillette Senson, a pilas.
Hermione volvió a caerse al suelo de risa.
La Señora Weasley no confiaba más en esos regalos y le preguntó por qué se los daba.
Para disculparme. Por mí y por mi padre. Por todos- miró a Hermione-. Quiero empezar de nuevo. Soy... diferente.
Todos se quedaron mudos ante esta declaración.
Ron baló.
Hermione sonrió y lo miró sarcástica.
Muy bien. Disculpas aceptadas- dijo sin darle mucha importancia. No se lo creía.
Y ahora¿cómo has llegado hasta aquí?- siguió.
Los gemelos habían vuelto. Se sentaron, sonriendo, en las sillas.
Draco les contó el episodio de Petunia.
Los gemelos, Percy y Charlie se partieron de risa. Las mujeres, no.
Hermione suspiró.
¿Sabes? La verdad es que no has cambiado mucho.
Y antes de que pudiera responder, Hermione cogió a Ron y se lo puso delante.
La oveja le miró. ¡SLURP! nota de la transcriptora: en la versión original a mano hay un dibujo explicatorio de lo que acaba de pasar. En este dibujo se ve a un Draco, sentado de perfil al espectador, con los ojos abiertos como platos porque una gran oveja roja, con cara de mala leche y subida en una mesa, le pasa una gran lengua babosa y repugnante por los apetecibles labios de nuestro rubio favorito. Y explicado esto continúo.
¡Buenas¡ya estoy aquí!
El señor Weasley entró en el comedor.
¿A que no sabéis qué me he encontrado¡Un auto muggle¡Es fantástico! Como no arrancaba le he dado un toque de varita... pero da igual, no ha pasado nada. Llego tan tarde porque he estado dando vueltas con él... aterriza bien y... ¿qué hace este...¿Lucius¿aquí?- Draco estaba inmóvil.
Es Draco- Ron estaba usando la maquina de afeitar.
Se depilaba las axilas.
El señor Weasley miró el aparato con gran interés.
¡Arthur!- su esposa lo reclamaba-. Ya tendrás tiempo de revisar el aparatito.
¿Qué ocurre, Molly?
Está como petrificado...
Está en shock, mamá.
Calla Ginny- la Señora Weasley y su marido se acercaron a Draco. Estaba totalmente quieto. No se había movido desde lo de Ron. (¿Y quién no?)
Tenía la mirada quieta, aterrorizada.(Es el resultado del asco total)
¿No es un petríficus?- el señor Weasley miró a su esposa. Ésta negó.
Al final Draco volvió en sí cuando Hermione le hizo oler una sustancia extraña. Miró hacia todas partes y vio que había llegado el señor Weasley.
Ah, a usted también le he traído un regalo, señor. Está afuera- Draco pensaba en la minicadena. Sabía que al señor Weasley le entusiasmaban las cosas muggles.
¿De verdad¡¿Para mí!- gritó Arthur. Y los ojos le brillaron. Se frotó las manos y chilló de alegría.
¡Voy a seguir probándolo!- dijo. Y salió fuera.
Draco levantó una ceja.
Algo iba mal.
Al parecer le señor Weasley y él no estaban hablando de lo mismo.
Miró a Hermione y a la Señora Weasley. Estas abrieron mucho los ojos y se miraron mutuamente.
Después le miraron a él.
Con pena.
Creo que saldré a echar un vistazo...-Draco se levantó de la silla y se fue de la cocina.
Las dos mujeres empezaron a tomar el postre.
¿Me pasas el brownie, querida?
El ruido sordo de un cuerpo al desmayarse llegó hasta ellas.
Hermione cogió la sustancia olorosa.
Me hará falta.
El descapotable rojo ya no era tal. Ahora tenía capota. Una capota un tanto extraña que estiraba de las partes delanteras y traseras del coche. El coche no pudo aguantar más y se dobló. Además el señor Weasley estaba obsesionado con arrancarlo (poner en marcha) y no podía, por lo que le lanzaba montones de hechizos. Es comprensible que cuando Draco lo viera en ese estado, se le cayera el alma a los pies.
M... coche...-fue la última frase que dijo al caerse al suelo sin sentido.
Después de que Hermione le despertara otra vez, Draco se quedó mirando su querido deportivo.
Estaba sentado en el suelo. Sentía un odio inimaginable que no podía descargar. Pero su cara seguía impasible. Esa cualidad no la había perdido.
Ron- oveja se le acercó otra vez, con la lengua fuera.
Draco ni siquiera lo vio.
Su mano salió disparada a la garganta de la oveja, que abrió mucho los ojos.
Malfoy había desarrollado una fuerza descomunal.
Ron cambió a su forma real, medio ahogándose.
Draco lo levantó y lo miró a los ojos.
Ron miró a los ojos de Draco.
Los ojos de un mortífago.
Los ojos de Voldemort.
Ni se te ocurra.
Fue lo único que dijo Draco. Cogió las llaves de su bolsillo y se las dio a Hermione.
Dáselas. Como quiera seguir arrancándolo con la magia, lo hará desaparecer-. La chica lo miró atónita.
Draco Malfoy¿le regalaba su coche a Arthur Weasley?
Ah... vale...- acertó a decir.
Draco suspiró hondo y la miró de nuevo.
¿Me llevas al Caldero Chorreante, por favor?- Draco no podía usar magia, pero ella la podía usar con él.
Los dos se metieron en la casa y Hermione cogió polvos flu. En ese momento recordó que tenía asuntos pendientes en el Londres, así que, en vez de decir Caldero chorreante, dijo:
¡Callejón Diagon!
jujujujuju, me alegro de que os esté gustando...jejejje. Cuando escribi lo de la oveja chupona me moria de risa y estuve hasta las tres de la mañana intentando superar los temblores como Hermione en el suelo, hasta que por fin puede escribirlo...
En fin, pues aqui tenemos a nuestro detective Draco...¿logrará ahora sin magia ni coche llegar a su detsino¿dónde está Harry¿y los demás? jujujujuju...
KAWORU
