El gran comedor estaba lleno de magos caídos, pero ninguno muerto. Los alumnos ayudaban a transportarlos y casi todos se apilaron cerca de la mesa d elos profesores.
Harry se sentía inquieto mirando a los mortífagos caídos. nadie se acercaba a ellos...¿por qué sospechaba que algo iba mal? Entonces fue cuando vio que los supuetsos mortífagos caidos llevaban todos la varita en mano.
¡Atrás todos!- chilló- ¡Es una trampa!
En ese momento los servidores del señor oscuro se levantaron y apuntaron a los chicos. En un abrir y cerrar de ojos estaban todos desarmados.
Traed a la chica.- un mortífago enmascarado señaló a Fiduccia. Esta ya no sonreía, simplemente miraba, curiosa, mientras uno de los mortífagos se la llevaba hacia el que había hablado. Se quitó la máscara.
¡BLAISE!- Harry miró con odio hacia su ex-compañero auror, quien le sonrió con malicia.
¿De verdad pensabas que podías derrotar al señor oscuro tan fácilmente? Qué estúpido...
Dumbledore recuperó el conocimiento y una sola mirada le bastó para entender la situación. Pero todas las varitas las tenían los mortífagos.
Blaise, por favor...- Harry intentaba convencer al que había creido su amigo. Pero éste sólo le miró con odio.
Cruciatus.- harry cayó al suelo chillando. Había olvidado ese dolor.- No s ete ocurra hablarme, yo no soy como etse traidor, no me dejaré influir por ti.- señaló a Draco. Y también le lanzó la maldición- Cruciatus.
Draco también cayó al suelo. Nunca había sentido esa maldición en uss propias carnes.
Aún no he terminado contigo.- señaló aun a draco- Cogedle.
Draco, inconsciente, fue llevado hacia las filas de mortífagos.
Entonces Blaise les dijo por qué estaban allí. Ahora que el señor oscuro no estaba, pero ellos si...acabarían con todos los sangre sucia, con todos los magos que se habian opuesto al señor oscuro y ...con todos los traidores. Y con la ayuda de la hija de Voldemort (que aun no la habia conocido personalmente) el mundo sería suyo.
¿Verdad?- miró a la chica. Fiduccia lo miró impasible, luego miró a Draco... y a Harry.
Desde su posición tirado en el suelo, Snape también había recuperado el conocimiento. Miraba horrorizado a los dos.
"Por Merlín...Blaise, no la enfades...no le hagas enfadar..."
Fiduccia vio que draco se despertaba. Alzó los ojos y miró de nuevo a Blaise.
Los que abandonaron el camino, recibirán el castigo. Ellos y todos los que les rodean.
Blaise parpadeó, pero sonrió satisfecho.
Los alumnos y profesores estaban aterrorizados. El mundo mágico caería esta vez. Y no podrían hacer nada. Harry estaba furioso... esa maldita...lo había engañado...la mataría, igual que a Voldemort. En ese momento, notó algo a sus pies, tirandole del pantalón. Bajó la vista y vio a la oveja roja. Le señalaba debajo d ela mesa d elos profesores. Fue hacia allí, disimuladamente. Hermione lo miraba, asustada. Aún conservaba su varita.
Dámela, Mione. Si acabo con ella, ya no podrán hacer nada.
Hermione negó con la cabeza y retiró la varita del alcance de Harry.
Espera,Harry. ¿No te parece raro? Esa frase que ha dicho...era muy extraña. ¿Por qué no ha dicho simplemente sí?
¡Porque está loca! Igual que su padre. Mione...dame...
Draco no piensa eso.- Hermione señaló con la cabeza al rubio. Estaba mirando a Fiduccia con sorpresa, como meditando.
En efecto, Draco estaba pensando en la frase d ela chica, mientras Blaise se jactaba de lo que les iban a hacer a todos.
¿De qué le sonaba la maldita frase?
Miró la posición en la que se encontraba él.
Miró la que se encontraba Fiduccia.
Y agradeció que por una vez se acordara de sus propias películas.
En el último rodaje con ella, habían hecho una película policíaca. Él era el asesino y estaba cogido de los brazos por dos policías, mientras ella, con otro agente lo miraba. El agente decia a la chica que ya habia pasado todo, que el cabronazo ese se iría al infierno.
Estás muerto, chaval.
Pero lo que no sabía el poli era que la chica se había enamorado de el asesino, que antes era un chico normal, respetado. Y cuando le preguntó el policía a la chica: "¿Verdad?" ella respondió.
Los que abandonaron el camino, recibirán el castigo. Ellos y todos los que les rodean.
En ese momento miraba a Draco. Esa mirada le bastó para comprender. En unos segundos, Draco se desembarazó d elos policías con una fuerza brutal y la chica le quitaba el revólver al que estaba a su lado. Con el arma, escapaban juntos
Draco miró a Blaise. Este seguía mirando a Fiduccia.
" Si es lo que creo que es..."
Entonces Blaise se giró hacia Draco, sonriente.
Y Draco pronunció las mismas palabras, a la vez.
Estás muerto.
Blaise levantó las cejas. Y de repente sintió un dolor punzante en la nuca. Cayó hacia delante.
Fiduccia tenía su varita.
Antes de que los mortífagos se dieran cuenta, Draco hizo lo mismo con los que le sujetaban y también cogió sus varitas. Se las lanzó a Dumbledore, quien conjuró en seguida un hechizo escudo protector alrededor de los alumnos y profesores.
Pero cuando corría hacia la mesa del claustro junto con Fiducccia, tropezó y cayeron los dos al suelo.
Todo sucedió muy rápido Blaise le quitó la varita a algún mortífago y les apuntó con ella.
Avada...
Draco abrió los ojos, aterrado. En ese momento Fiduccia se puso delante de él, para protegerlo.
Harry no podía apartar los ojos de la escena.
Snape sólo fruncía el ceño.Entonces Harry le oyó murmurar extrañado y asustado.
Blaise... estás muerto.
... kedabra.
¡NO!- gritaron al unísono Harry y Draco.
La maldición salió de la varita y llegó al pecho de la chica, golpeándola de lleno.
Nada.
Fiduccia seguía en la misma posición, impasible.
Blaise la miraba, atónito. Y miraba a su varita.
Miró otra vez a Fiduccia.
Snape sonrió y llamó a Draco. Este le miró confundido, pero se arrastró hacia la barrera protectora.
Ya a salvo, Severus se dirigió a Blaise.
¡Estúpido! No la puedes dañar con magia. No le hace efecto.
¿Qué?- Blaise parecía desconcertado. Fiduccia lo miraba, aún impasible. Blaise frunció en ceño.- ¿Que no le hace efecto? Ya veremos...¡todos!- señaló a los mortífagos.- ¡Avada...!- señalaron a Fiduccia- ...kedabra!
Miles de Avadas impactaron en el cuerpo de Fiduccia. en ese momento fue cuando Harry se dio cuenta de algo. No chocaban directamente en su cuerpo...era como si hubiese una barrera a su alrededor...muy fina. pero ella no tenía varita...¡y era muggle¿Por qué?
Severus...- empezó.
Snape le miró.
Ya lo verás...desgraciadamente. la han enfadado. Albus, que los más pequeños se tapen los ojos. Bueno...que lo hagan todos.
Dumbledore les obligó a hacerlo, aún sin entender.
En ese momento, Blaise miraba a Fiduccia atónito.
Pero...¿qué?
Y Fiduccia ya estaba completamente harta. Y enfadada. Muy muy enfadada.
Imbécil.
Blaise dio un paso atrás.
Imbécil
La voz de la chica se hacia más grave. Sus ropas se quemaron y la marca de la espalda ardía en verde.
¡IMBÉCIL!
Y esta vez su voz era una que todos los mortífagos conocían.
Era la voz de Voldemort.
Los mortífagos cayeron sobre sus rodillas. Blaise tembló, espantado.
Los ojos de Fiduccia eran negros.
Completamente negros.
Snape tembló. Recordaba ese miedo. Sabía lo que iba a pasar, ya lo había visto antes.
¿Quién te crees que eres para atacarme, patético gusano?
La voz de Fiduccia Riddle resonó por toda la sala.
Blaise sintió un golpe en su estómago, se cayó.
¿Quién te crees que eres para decidir por mí?
Esta vez a Blaise le salió sangre por la nariz y por los oídos.
¿Quién te crees que eres para herir a Draco?
Entonces Blaise salió despedido contra la pared. Se oyó perfectamente el sonido de huesos.
Y vosotros también. Los demás mortífagos corrieron la misma suerte.
Snape suspiró. Seguía teniendo la telequinesis. No saldrían vivos.
Blaise consiguió levantarse. Y su orgullo pudo más que él. Miró desafiante a Fiduccia y escupió en su dirección.
Zorra. Nunca conseguirás acabar con nosotros. ¡Somos superiores! Y tú no eres nada.- sonrió despectivo.
Y al mirar a los ojos de Fiduccia supo que ya estaba...
