EPÍLOGO
Remus Lupin paseaba tranquilament por las calles de París, a medianoche. Había tenido que huir hasta allí por las amenazas de los padres d elos chicos a los que habia dado clase y por los decretos de Umbridege. Ya no sabia siquiera si su vida tenía sentido. ¿Por qué seguía allí? Ya no tenía ninguna esperanza de que la sociedda le aceptara...
De repente vio una silueta subida a la barandilla de un puente.
"Un suicida"- pensó. Y se acercó despacio.
No lo hagas- le dijo al sucicida.
La silueta tembló.
¿Por qué no? Ya no tengo nada... he hecho daño a la gente...he matado...nadie me perdonará. Nunca.
Lupin estaba desconcertado. No por los hechos que le estaba contando sino por la voz. Esa voz no era una voz lastimera...sino...parecía que simplemente daba por hecho lo que decía y sabía de qué estaba hablando. Como si pudiera de antemano ver su destino.
Y ese destino se podía cambiar. De repente Remus se oyó asímismo diciendo las palabras que quería que le dijeran a él mismo, sabiendo que era lo que tenía que hacer.
No digas eso. Seguro que alguien te perdona. Yo te perdono. No puedes ser culpable de todos tus actos...hay cosas que no se pueden evitar...ven...
La silueta se movió hacia él un poco. Pero no se bajó de la barandilla.
venga ven...no te desesperes...seguro que alguien puede ayudarte...solo tienes que tener... esperanza...
La silueta se paró y miró fijamente a Lupin.
¿Esperanza?
Si, eso es, esperanza.- repitió el licántropo. y poco a poco, iba creyendo en las palabras que él mismo decía.
La figura, entre las sombras, sonrió.
¿Tú tienes esperanza?
Sí. - dijo sin pensar, pero sabiendo en el fondo que era verdad.- Por supuesto. La esperanza es lo último que se pierde.
Bajando de la barandilla, Fiduccia se echó en los brazos de Remus. Instantáneamente, este se sintió mejor. Había salvado una vida. Después de todo, puede que estuviera allí por algo, puede que no fuera una carga para los demás. Claro que no, éls ervía...se sintió capaz de hacer realidad sueños que había perido antes, que lucharía por sus derechs y por encontrar una cura. Algún día acabaría con esa maldición. Pero mientras podía ayudar a otros...como Harry, como esa chica. Por cierto, esos s eparecían a los de Harry...tal vez por eso habia pensado en él. Cogió a la chica del brazo y se fueron andando, atravesando el puente.
Y ninguno de los dos perdió su sonrisa.
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kaworu: espero que os haya gustado. ¡Por fin un fic terminado!
Este fic ha sido escrito por Kaworu, pasado al ordenador la mayor parte de él por Snape White y finalizado de subir, de nuevo, por Kaworu, el dia...um...hoy. Adiós. Espero ver a Fiduccia y a la Oveja chupona de nuevo. De momento estoy intentando hacer a la oveja con lana y esponja, pero parece unperro...buaaaaaaaaaa...da igual, lo seguiré intentando. Besos a todos. Gracias por seguir esta historia, fue la primera que escribí. Espero que os halláis reido tanto como yo.
Hasta la vista.
kaworu.
