Clase de 1969
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Prologo
Lilianne Evans, yo. Soy el claro ejemplo de que incluso las mas inútiles personas pueden convertirse en la necesidad humana, si se lo proponen. Soy un milagro realizado. ¡El pecado mismo personificado! La sensualidad andante... Bien, al menos, ahora lo soy.
Antes, si bien no lo quiero recordar, Lily Evans, La Lilianne Evans era la mascota Gryffindor; el diminuto shnauzer de cabellos enredados y pelirrojos. La tonta, regordeta y pequeña Lily Evans. Para bien, antes.
Todo empezó en el Halloween de hace tres años, donde todo Hogwarts supuso que mi disfraz seria la común imagen de Lily Evans, y tenia razón, mi común yo era parecido el monstruo del Doctor Frankenstein. Luego, en quinto, cuando Potter me despojo de mi cabello pelirrojo y mis cejas. Si, anduve calva por la escuela. Después, cuando en la practica de Quidditch la Gorda Evans rompió la escoba con su peso. Mas tarde, cuando Severus Snape orino en mi loción. No quiero ni recordarlo.
Ya en sexto, un poco mas maduros, todo pareció calmarse. Deambulaba por los pasillos casi sin ser notada. ¡Gracias a Merlín!. Fueron los mejores meses de mi vida, pasaba desapercibida para cualquiera. Hasta que los Merodeadores hicieron, nuevamente, de las suyas. No recuerdo bien el porque, y segura estoy que, tan torpe era, que fui demasiado lenta para moverme; pero se bien que me encontraba en el lugar equivocado, a la hora equivocada.
Por un vano error, cause la baja infinita de puntos a nuestra casa, me despojaron de mi placa como Prefecta, y, peor aun que todo eso, estropee la broma de los Merodeadores. ¡Los enfurecí!. ¡Ah, si supieran! Hacer enojar a un Merodeador, uno solo, no siquiera los cuatro, uno solo es causa de un pasaje al infierno gratis. O vas, o te llevan, o lo traen a ti. El caso es igual. Hacen de tu vida un infierno.
Para entonces, ya todo Hogwarts me odiaba. Si un Merodeador lo dice, los otros contestan: 'Escucho y obedezco'. Así pues, pase de la mas torpe, a la mas odiada. ¡Era como si perteneciera a Slytherin!. Incluso llegue a pensar que quizá el purgatorio seria algo mejor a mi actual vida.
Estuve a punto de escapar, si no fuera porque la enorme grasa que tenia no me dejaba correr a prisa, y de que un perro negro y un hermoso ciervo me arrastraran en medio del Bosque Prohibido de vuelta al castillo. Me pregunto si Dombuldore los habrá contratado para vigilar a los alumnos... no lo se.
Bien, quizá estas no fueran razones suficientes, pero un día, después de que los Merodeadores jugaran conmigo a los insultos en el Gran Comedor, decidí defenderme. ¡Me defendí, desde entonces, como pude! Les grite, injurie, hechice, maldije, golpee. Se volvió un juego pronto para todos. Menos para ellos y para mi.
Termino el curso. Mis vacaciones de verano fueron pavorosas. Sude y sude como animal mientras intentaba bajar de peso, moldear la figura que no tenia. Gaste y gaste euros mientras, de Venecia –Mi ciudad natal- , partía a Francia de compras. Y gaste mucho mas en arreglar mi cabello. Aprendí modales, y como caminar decentemente. Comprendí la educación, y actué ahora como una dama y no como un muchacho tímido y sumiso. Supe arreglarme, pintarme, y algo del Violín; además de tener experiencia en los mejores vinos.
Me convertí de pronto en un manjar a la vista. Si, no es modestia, es mera sinceridad. Resultaba exquisita, y de alguna cierta manera, irresistible. Como jamas había estado. Creo haberme enamorado de mi misma al verme al espejo, claro que debía bajar mi arrogancia ¡No queria parecerme a Potter!.
Era la criatura perfecta, para que exagerar. ¡Merlín sabrá como lo logre!. Mi cabello cepillado y peinado, rojo como la amapola; mis labios brillantes, tentadores. Y mis ojos ¡Ah, como adoro mis ojos!. Verdes esmeraldas que penetraban. Y mi piel lechosa. Blanca hasta la palidez.
Quizá me amaba demasiado para creerlo.
Da igual, me lo merezco.
Había sido dotada de una seguridad y orgullo impresionante. Ayudaron mucho las clases de 'Auto-ayuda' que el Psicólogo muggle Marius Confrent me había dado. Y las pastillas para los nervios. Claro.
Bueno, ahora solo faltaba lo ultimo. Me luciría en el ultimo año. Séptimo. Solo uno mas y no volvería a ver a los Merodeadores jamas, pero antes, debía vengarme. ¡Oh, si que lo aria! Y sufrirían tanto o mas de lo que yo lo había echo.
Primero Peter –la rata- Petigrew, quien se rió de mi, y dijo cosas hirientes para luego esconderse. ¡Bah! El seria el mas censillo. Una humillación publica acabaría con el. Simple.
Luego Remus-licántropo-Lupin. ¡Aj�! Este seria interesante. Siempre anda tan tierno, y me sonríe y se disculpaba... pues bien se que el planea todo, y luego observa por el rabillo del ojo mientras lee su estúpido libro como Potter y Black hacen sus obras. Bien, solo por aquello, le diría a todo el colegio su penoso estado. Si, pero antes, me lo voy a tirar. No se, dicen que lo hace bien, y como regalo revelare todo.
Después, Black, Sirius Black. Si bien se porque los he observado todas las noches de luna llena, el es el perro. Lo diría también. Bueno... ¿Cómo herir a un libidinoso insensible? Habría que pensar eso. Pero también me lo tirare. ¡Hey, no pueden culparme! Tiene un culo hermoso, y una fama perfecta en la cama. Soy mujer después de todo. Bueno, quizá el físico sea el punto débil de Black. No le vendría mal una linda cicatriz en esa sensual y liza cara de Dorian Gray.
Y ya por ultimo, el peor de todos, el demonio mismo: James Potter. El ciervo. (Aunque lo averigüe demasiado tarde, aun servirá) de el, tendría todo. Le voy a quitar todo lo que tiene. Excepto quizá el puesto del equipo de Quidditch. Fuera de allí, todo el, por completo, será mío. Lo voy a peinar, como el lo hizo con mi cabello, lo dejare sin uno solo en su cabeza.
Tirare su ego por el caño y luego le haría ir por el con la bocaza. Voy a hacerle babear por la regordeta Evans. O por el recuerdo. Y, cuando lo tenga, si es que lo tengo, apretare su pequeño corazón en mis lindas manos.
Si ya era costumbre, este año iniciaría con una broma, solo para recordarlos, en el Gran Comedor. Pero antes, nos encontraríamos en el tren. Como sea, tendrán algo para mi. algo mínimo, quizá un insulto. ¡Bien que los conozco, no creen! Los ignorare al inicio. Debo descontrolarlos.
¿Querían guerra? Guerra tendrán. ¿Soy mala¡Ja!. Ya veremos que tan mala puedo ser, Merodeadores...
Una cruel sonrisa se formo en los gruesos labios amapola. Mientras, la piel lechosa se teñía carmesí, y un rayo de malicia cruzaba por la mirada esmeralda: Lily Evans.
"Se van a morir por mi" Pensó."O por mi culpa".
Termino de sonreír malévolamente para continuar con su andar, coqueteado. La mirada verde, que resultaba terrible en su crueldad, se hizo de pronto dulce y encantadora.
Siguió caminando, terriblemente sensual como para resistirla. Y se detuvo, frente a la pared de ladrillos. La estación 9 y 3/4 .
Ya pronto, Potter... ya pronto...,
Fin del Prologo.
Notas:
Bien, no tengo nada que decir. Solo le deseo suerte a la historia. En realidad, la escribí solo por gusto, no tengo futuro para ella, pero si lo pieden, puedo hacer uno. No se. No lo creo.
