Buscándome

Por: Andy Yogima

Capítulo 9. Sellado con un beso

Las últimas semanas habían sido de lo más extraño, tomando en consideración la vida tan 'normal' que Hermione había podido rescatar luego del deceso de Voldemort. Su relación con Draco florecía muy rápido y entre tener que ocultarlo a Leo, Harry y Ron, la gryffindor rehuia a formalizar; cosa que a Draco no le pasaba desapercibida y empezaba a incomodarle.

Ron continuaba sus viajes por Europa y Harry se mantenía demasiado alerta a todo, de hecho últimamente se mostraba distante y por alguna extraña razón, Hermione tenía un mal presentimiento sobre ello. Tal vez fuese solo su imaginación, pero Harry se comportaba de la misma forma que años atrás cuando se desató la guerra contra Voldemort.

Por otra parte, Leo se comportaba de manera similar: distante, serio y a veces preocupado. Al menos Hermione ya había aprendido a lidiar con la forma tan extraña de ser que tenía el chico, o en todo ese tiempo se habría vuelto loca.

Esa mañana, caminaba a paso rápido recorriendo la última calle que la separaba de su destino: el cuartel de la Orden Allen, y dado que no podía aparecerse muy cerca del lugar, optó por recorrer a pie el último tramo que le quedaba. Estaba tan inquieta que aunque tomará un taxi le parecería muy lento, no importando que tan rápido pudiese ir el auto. Y a pesar de que su rostro se mostraba tranquilo, por dentro irradiaba furia. Se sentía muy molesta luego de una conversación matutina que había escuchado entre Harry y Ron.

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Ese día se había levantado inusualmente temprano a causa de un extraño estallido en la planta baja. Luego de tomar su varita bajó sigilosamente escuchando voces en la sala. Se detuvo a un lado de la entrada mirando discretamente al interior del cuarto, vislumbro a Harry, aún en pijama, y a Ron sentado en el sofá más próximo a la chimenea, lleno de hollín.

-¿Qué fue lo que ocurrió? –preguntó Harry extendiéndole un vaso con agua.

-Estaban siguiéndome –dijo con dificultad luego de beber el contenido del vaso de un solo trago- eran como cuatro o cinco.

-¿Mortífagos?

-No, estaban vestidos como muggles. Sé que no eran mortífagos –Harry lo miro un segundo antes de recordar un detalle importante.

-Por casualidad ¿no tenían una cinta plateada en la muñeca derecha? –Ron fijo su vista en la nada tratando de recordar y sin mirar a Harry asintió con la cabeza.

Fuera de la estancia, Hermione retrocedía lenta y silenciosa volviendo en sus pasos hacia su habitación. Rápidamente cambió su ropa y sin dar aviso a nadie, salió de la casa sintiendo como la impresión por las nuevas noticias era sustituida por un gran coraje, producto de la decepción y la duda.

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Estaba a unos pasos de llegar y Leo tendría que explicar un par de cosas, como ¿Por qué sus hombres seguían a Ron y muy posiblemente a Harry? Porque era un hecho que así era, solo los miembros del Allen portaban aquellas cintas plateadas como manera de identificarse.

Entro bruscamente en la farmacia, pasando al centro del cuartel, miro en todas direcciones recordando por primera vez que no tenía idea de donde quedaba la oficina de Leo. En medio de gente yendo y viniendo sin rastro del líder, se detuvo de golpe y con exasperación grito el nombre del chico repetidas veces capturando la atención de los transeúntes que detuvieron sus actividades mirándola con asombro. Nadie solía 'retar' a Leo de esa forma y menos una mujer.

Hermione siguió escudriñando a todos con la mirada y abrió la boca dispuesta a gritar de nuevo pero fue bruscamente interrumpida por la persona que tanto buscaba. Leo la tomó por la muñeca llevándola toscamente rumbo a su oficina luego de gritarles a los 'observadores' que continuaran con su trabajo. Pasaron a un cuarto algo apartado de las oficinas y sin dirigir una palabra, Leo la soltó y sello la puerta para que nadie pudiera escuchar, giro y con paso tranquilo se sentó en el sofá frente a Hermione quien se mantenía de pie.

¿Decías? –dijo pausadamente, casi altanero.

¿Cómo pudiste? -dijo enfrentándolo, sintiendo como la ira volvía a dominarla- haz estado vigilando a Ron y a Harry. Jamás mencionaste nada sobre eso. ¿Por qué¿Qué es lo que te propones? -espero una respuesta que nunca llegó, terminando con su paciencia- ¡Demonios¡Responde¿Estás con nosotros o con Lucius!

Con ninguno de los dos –cortó seriamente sin apartar su penetrante mirada de la chica- ya te lo había dicho, solo intento detener el ascenso de los Malfoy.

Y no te importa el método¿cierto?

¿Negarás que tus amigos siguen vivos?

Pero no es por ti, es por Dumbledore.

Tú confiarás ciegamente en Dumbledore pero yo no. Por eso envíe a mi propio personal a vigilar a ambos, siempre que salían de la casa en la que están viviendo.

¿Sabes donde está la casa? –preguntó temerosa.

No, está protegida por el fidelio –respondió como si fuera lo más obvio.

Hermione lo miro detenidamente y derrotada se dejo caer en el sillón tras de si. Tenía que aceptar la realidad, Leo jamás había tenido malas intenciones, al contrario solo intentaba ayudar, de una manera extraña, claro. Desvío la mirada sintiéndose realmente tonta, se hubiera podido evitar toda esa escena.

Lo siento –murmuro sin mirarlo. Silenciosamente Leo se levantó y encamino a la puerta, luego de retirar los hechizos y antes de salir giro levemente el rostro.

¿Siempre eres así de impulsiva?

Creo que si –musito levemente sonrojada. Y con un último gesto burlón, Leo abandono la habitación.


Un segundo después de que un elfo doméstico le anunciara la presencia de Elizabeth Mybel y su madre en la mansión, Draco había acudido al llamado de su padre pesé a que éste lo había citado 15 minutos después. Pero prefería esperar a Lucius que soportar los ataques eufóricos de Estefany y peor aún de la señora Mybel.

Esperaba sentado junto a uno de los grandes estantes de la biblioteca en el 3er piso, mirando a la nada con el suave sonido de un piano encantado, ambientando el cuarto. Y tras veinte minutos de espera escucho pasos acercándose, levanto levemente la cabeza encarando a su padre que, en contra de sus expectativas, lucía tranquilo y sin muchas intenciones de regañarlo.

Falta poco más de un mes –dijo secamente- para que Potter entre en posesión de sus poderes. Y aún no has hecho gran cosa –Draco hizo el amago de hablar pero fue interrumpido cuando Lucius continuo- pero no te preocupes, yo tengo la solución –hizo una pausa tomando un sorbo de su vino recién servido- como supuse, las ideas de tu madre nunca nos serían muy útiles; así que optaremos por mis decisiones. Y para facilitarte el trabajo, basta con matar a Granger.

Draco giro levemente el rostro evitando reflejar en el la angustia que le había causado el último comentario de Lucius. Simplemente no permitiría que ni él ni nadie lastimaran a Hermione, así que debía pensar rápido en una forma de evadir la situación sin levantar sospechas.

Si matamos a Granger, Potter accederá –continuo Lucius con desdeño mirando fijamente a su hijo, esperando cualquier gesto que delatara su evidente inconformidad.

No creo que acceda si ella muere –dijo con firmeza.

Pero claro, Potter no sabrá si ella sigue viva luego que la secuestremos. ¿Qué opinas?

Antes que pudiera responder, la puerta fue nuevamente abierta dando paso a Narcissa que cruzo de largo deteniéndose al lado de Lucius.

La señora Mybel ha estado esperándote –con una mirada dura a su esposa, Lucius hizo un gesto a su hijo para que se retirara- ha estado hablando sobre el matrimonio entre Draco y su hija.

Ya lo sé –dijo cansadamente.

¿Y piensas permitirlo? –exigió, cansada por la actitud del hombre.

Según tú –dijo peligrosamente suave- ¿por qué no debería hacerlo?

Esa chica es muy poca cosa para mi hijo –dijo con furia y antes que siquiera pudiera pensar otra cosa, Lucius tomó su rostro por la barbilla, apretando con brusquedad.

Espero que esa sea la verdadera razón, porque si me dices que Draco no está "enamorado" de ella…

Ni siquiera lo había pensado –murmuro conteniendo las lágrimas de dolor por el agarre en su rostro que cada vez se hacía más fuerte.

Muy bien, querida –sonrió con malicia aprisionando sus labios en un beso violento- y ahora si me disculpas, iré a atender a las visitas –abrió la puerta y se detuvo antes de salir- pero piénsalo, querida, es preferible que tu hijo se case con alguien como la señorita Mybel a que sea con alguna sangre-sucia.

Con el golpe de la puerta al cerrarse, Narcissa se dejo caer con desesperación derramando lágrimas de odio y dolor. "Ya se dio cuenta" sollozo amargamente tratando de encontrar una solución a aquel alarmante problema. Levanto la cabeza con un leve respingo al escuchar un suave murmullo mezclado con el viento. Se levantó con decisión, enjugó sus lágrimas y frenéticamente garabateo un par de líneas en un trozo de pergamino. Firmó el papel y lanzó un rápido hechizo sobre el. Giro sobre sus talones al escuchar como la puerta era abierta bruscamente.

¡Avada Kedavra! –fue lo último que pudo escuchar antes de recibir la máxima maldición imperdonable.


Horas más tarde y nuevamente huyendo, Draco llegó al estudio fotográfico buscando a Hermione. Gracias a Megan conocía el horario de la chica y sabía que podía encontrarla a esa hora cuando faltaba poco para que terminara su turno como ayudante extra del lugar.

Cruzó el establecimiento hasta llegar al fondo donde encontró a Hermione, archivando papeles. Se detuvo en el marco de la puerta mirando con ternura a la chica. Ahora sabía que su padre nunca se detendría, buscaría matar a Hermione y antes que cualquier cosa sucediera, él debería advertirle sobre el peligro que corría.

Aprovechando que la chica se encontraba de espaldas a él, se acercó sigilosamente abrazándola por la cintura depósito suaves besos en su cuello, subiendo y bajando las manos por su vientre y caderas.

¿Me extrañaste? –murmuro con deseo besando su mejilla.

Claro que si –sonrió girando para unir sus labios en un suave beso- pero no sabía que vendrías –se separo un poco sin romper el abrazo.

Ah, hubo visitas indeseables y huí de la mansión.

¿Estás bien? –puso su mano sobre la mejilla del rubio, al notar una sombra que cubría sus ojos.

Tengo algo importante que decirte –dijo enlazando sus manos, sentándola en un silla en hincándose frente a ella- aprendí mi lección de la última vez que me pediste que no te mintiera y hay un par de cosas que debes saber.

Te escucho –dijo tranquilamente sin soltar las manos del rubio.

¡Hermione! –chillo Megan apareciendo inoportunamente- tenemos problemas con unas máquinas¿podrías venir?

Si, claro, voy en seguida –se puso de pie obligando a Draco a hacer lo mismo- lo siento¿crees que podríamos hablar después¿Tal vez mañana?

Si, no te preocupes. Pero en cuanto termines aquí, vuelve a casa lo más rápido posible¿de acuerdo?

Está bien –murmuro sin entender el porque. Y con un último beso de despedida, salió corriendo rumbo a la oficina de Megan- ¿cuál es el problema?

Ese –dijo la chica tranquilamente señalando el cuarto contiguo. Discretamente Hermione se asomó vislumbrando a Leo.

Pero¿qué hace él aquí? –chillo alarmada mirando a Megan.

¿Y yo qué voy a saber? –dijo molesta, cruzando los brazos- solo te digo una cosa, decídete: o ese tal Leo o Draco.

Ya te dije que Leo no me interesa.

¿Entonces porqué te sigue buscando?

Bueno…

Como sea, tienes que dejar de verlo o te meterás en muchos problemas con Draco si cree que estás engañándolo.

Lo sé.

Bien, pues ve a hablar con él –dijo exasperada.

Gracias, Megan –dijo antes de pasar a la otra habitación.

Si, claro, pero no esperes que vuelva a ayudarte –fingió estar molesta. Espero un minuto y salió de la oficina luego de arrojar un hechizo silenciador. Había puesto especial atención al rostro de Leo y supo que el motivo de su visita no era nada bueno.


Hermione se sentó tranquilamente al lado de Leo, en el mismo sillón, aún sintiéndose incómoda por la discusión de la mañana. Alzó la mirada descubriendo un matiz de furia en los ojos azules de Leo y por alguna extraña razón supo que había hecho algo malo.

Es la última vez que lo preguntaré y espero obtener una respuesta –dijo pausadamente- ¿qué relación tienes con Malfoy?

Yo…

Y antes de que me respondas alguna estupidez, he de mencionarte que vi entrar a Malfoy aquí. Y no es la primera vez.

Por primera vez desde que había conocido a Leo, se sentía amedrentada. Y no era para menos, aquel ligero matiz que había visto en sus ojos se encendía cada vez más. Ahora si temía mentirle y hacerlo enfadar más pero tampoco podía decirle la verdad, no, sabiendo que igualmente se molestaría.

Somos amigos –susurro desviando la mirada.

Podría ser una trampa –dijo seriamente, tratando de creerle- los Malfoy son sumamente traicioneros.

Pero Draco no es así, solo es juzgado por su apellido.

Hermione, tú no lo conoces. Personas como él, te tratan bien mientras les seas útil pero cuando comienzas a estorbarles te hacen la vida un infierno –hablo apretando los dientes.

Realmente los odias pero no sé porque.

Ya olvídalo –se puso en pie- estoy aquí para protegerte y evitar que Lucius consiga más poder del que ya tiene pero ten cuidado, no te dejes cegar por tus emociones.

¿No me lo dirás? –chillo poniéndose en pie- ¿Cuál es la razón de tanto odio? Comprendo que quieras venganza contra Lucius, pero Draco¿qué te ha hecho?

Es su hijo. Fue criado como una copia. Lucius solo tenía que ordenarle que odiara a alguien y él lo haría sin quejas ni remordimientos.

Tal vez eso fue antes pero…

¡Deja de defenderlo!

Silencio. Por exasperantes segundos se quedaron estáticos mirándose uno al otro. Hermione pudo percibir como los ojos azules de Leo se dulcificaban perdiendo el brillo de ira que habían adoptado ante la mención de los Malfoy. Dulcemente abrazo a Leo aferrándose fuertemente a su pecho, en un intento por relajarlo; y pudo sentir los brazos del chico rodeando su cintura con firmeza aferrándola a si.

Te quiero mucho, Hermione –susurro con sinceridad cerrando los ojos y arrancándole de golpe la respiración a Hermione- te quiero tanto que me enferma que prefieras a Malfoy.

Cuidadosamente se separo del chico quien no rompió el abrazo, lo miro algo confundida sonrojándose casi inconscientemente. El tiempo se detuvo desapareciendo todo a su alrededor; con suma delicadeza, Leo cerró la distancia que separaba sus labios, en un beso cálido al que Hermione se encontró respondiendo con ternura.

Finalmente se separaron perdiéndose en la mirada del otro, Hermione hizo el amago de hablar pero antes de poder hacerlo, Leo desapareció dejando sus dudas en el aire.

Continuará…

Notas de la autora: Uff, solo espero que después de esto no me quieran matar… digo, es parte de la trama y ya saben… está bien, pueden enviarme todas las amenazas de muerte que se les ocurran… pero pasando a otro asunto, al fin logre librarme de unas cuantas obligaciones y ya tendré más tiempo para dedicarle a mis historias. Y otra mala noticia, este fic ya anda en su recta final, dos capítulos más y habremos terminado, así que no sean malos, dejen lo que serán los últimos reviews como muestra de apoyo D

Respondo reviews:

Pájaro-de-fuego: Uyy¿qué Hermione sienta algo por Leo? O.o Luego de este cap… mejor no te digo nada ya veremos que pasa¿ok? Y si Draco lo descubre… nada bueno puede salir de eso… Gracias por tu review, y disculpa por no poder reunirnos, pero de entrada, yo he estado algo ocupada estás semanas. Creo que ya tengo un poco más de tiempo libre, veremos si por fin podemos hablar más de cinco minutos¿no? Besos y cuídate )

Terry Moon: Gracias por los saludos, espero que tu también te encuentres bien - Entre Hermione y el lío con su padre, pobre Draco, tendrá que vérselas negras un rato más ji, ji. En cuanto a Harry y Ron, creo que los tendremos un poquito retirados, nada personal, solo leyes de la trama. Eso si, tienes que serme muy paciente, aunque ya vamos a terminar, así que espero que todas las dudas se disipen, y si no, házmelo saber - De corazón, muchas gracias por tus comentarios y tu apoyo, espero que sigas al pendiente del fic hasta el final, ya estamos cerca. Besos y te cuidas )

Gracias por sus reviews, espero recibir más - Cuídense mucho. Se despide,

Su amiga,

Andy Yogima.

Miembro de la MMW.