Todo lo que ya hayan leído en los libros de JK Rowling, es exclusivamente suyo. Lo demás, es puro invento, inspirado en la canción de Coldplay, homónima a la historia. Sin fines de lucro.
Capitulo 11
I don´t care what other people say
I'm going to love you, anyway(1)
¿Thomas?- preguntó Ron, extrañado.
Sí, Thomas.- repitió Hermione. -¿Qué tiene de malo?- preguntó a su vez.
Que es el nombre del hermano de Anne.- respondió, enojado. -¿Porqué quieres ponerle a nuestro hijo el nombre de ese patán? Después de todo lo que te hizo pasar...-
Oh, vamos- dijo ella, riéndose levemente. -¿Te vas a enojar por eso?.- cuestionó divertida.
Pero a él no le causaba mucha gracia.
No sé de que te ríes.- respondió secamente, levantándose del sillón en el que estaban sentados.
Ron.- llamó. -¿Estás hablando en serio?.-
Por supuesto que estoy hablando en serio. ¿Qué crees? Como si me causara gracia acordarme de ese maldito.-
No estamos hablando de él, Ron, por favor. Estamos hablando de nuestro hijo. Y no tienes porque ponerte así. Sólo fue una propuesta. Si tanto te molesta, buscaré otro nombre y punto.- terminó, ahora ella también enojada.
Hermione se levantó del sillón, sosteniendo su abultado vientre. Se dirigió enojada hacia el cuarto.
En el living, Ron aún lidiaba con sus pensamientos. Es inconcebible. Definitivamente no. No la dejaré ponerle ese nombre al niño. Ni que estuviera loco. Su perorata fue interrumpida por el sonido de leves sollozos que venían del cuarto.
Extrañado, volteó sobre sus pies y caminó hacia la fuente de aquel sonido que lo había distraído.
Allí, sentada en su cama, encontró a Hermione, sollozando, con las manos alrededor de su abdomen. Últimamente, estaba muy inestable con respecto a sus emociones.
Se sintió la peor persona del mundo. Se acercó hasta ella con paso vacilante, sin saber cómo podría llegar a reaccionar su temperamental mujer embarazada de siete meses.
Con cuidado, se sentó a su lado y pasó un brazo por sobre los hombros de ella, acercándola más a él. Ella simplemente dejó de sollozar y se acurrucó en el pecho de su marido.
Si no quieres llamarlo Thomas, lo llamaremos de otra forma.- dijo, después de unos minutos.
No. Si tu quieres que se llame Thomas, Thomas se llamará.- aseguró, para luego darle un dulce beso en la frente.
¿De verdad?- preguntó ella, con emoción contenida, levantando la mirada hacia aquellos ojos azules que tanto amaba.
Por supuesto. Siempre y cuando no te haga recordar a ese idiota.- aseveró él, levantando el dedo, ahora en tono jocoso.
Gracias, amor.- agradeció ella, premiándolo con un beso.
°°°°°
El traslador los llevó directamente a la oficina destinada a los arribos internacionales del ministerio de la magia estadounidense.
Un oficinista con cara de pocos amigos sostenía una lista a un lado de la zona de llegada, tildando los nombres de los recién llegados.
¿Harry Potter y Anne Wilson?.-preguntó con voz cansina.
Exactamente.- respondió amablemente Anne.
Por allá.- indicó el hombre, señalando las ventanillas al fondo de la oficina.
Caminaron hacia donde el hombre les había indicado y allí, otra oficinista, un poco más amable que el anterior, les pidió sus pasaportes y visas mágicas.
Ellos se las entregaron y la joven los controló, para luego devolvérselos, informando que ya tenían vía libre por los Estados Unidos, por el término de una semana en calidad de visitantes.
De querer extender su estadía en el país, deberían tramitar el nuevo pase al término de dicho plazo.
Los jóvenes agradecieron su atención y, tomando sus valijas –que acababan de llegar por medio de otro traslador-, bajaron dos pisos, hasta el vestíbulo, donde habían acordado que Ron los esperaría.
Una vez allí, miraron a los lados, buscando la presencia de su amigo.
Parece que aún no ha llegado.- comentó Anne, al no verlo por ningún lado.
Así parece.- confirmó Harry. –Vamos a sentarnos en esas sillas¿si?.- propuso a su amiga.
Está bien.- aceptó ella.
Caminaron hacia la zona destinada a la espera y tomaron asiento en las incómodas sillas destinadas a tal fin.
Esperaron por unos veinte minutos, que ocuparon en charlas ansiosas acerca del niño al que habían ido a conocer.
Al cabo de ese tiempo, Ron apareció agitado por la entrada principal del ministerio, mirando de un lado a otro, buscándolos.
Al verlos, se acercó rápidamente a ellos, que se habían levantado de sus asientos al verlo.
¡Harry¡Anne! Que gusto verlos.- saludó con tono alegre.
Lo mismo digo, amigo.- dijo Harry, abrazándolo fraternalmente por escasos segundos.
Hola, Ron. Tanto tiempo.- comentó Anne, saludándolo a su vez con un beso en la mejilla.
¿Vamos?.- preguntó apurado Ron. –Tengo el auto mal estacionado en la entrada.- informó.
Vamos.- repitió Harry, tomando sus valijas, mientras que Anne hacía lo propio.
Caminaron hacia la salida y, una vez afuera, subieron al auto de Ron, quien subió en el asiento del conductor.
El viaje duró unos veinte minutos, en los que los tres hablaron de los cuatro años que habían pasado separados y de cómo habían cambiado sus vidas en ese lapso de tiempo.
Inevitablemente, Ginny fue uno de los tópicos.
No se que fue lo que pasó.- decía Harry, con cierta angustia escondida en su voz. –Pensé que todo había salido bien.- expuso. –Le dije que la amaba, me dijo que me amaba... no sé que pudo pasar para que desapareciera así...- terminó, abatido.
En el asiento de atrás, el corazón de Anne se encogía a cada palabra.
Podía tolerar que Harry ignorara sus sentimientos por él, pero el que hablara de Ginny con esa angustia, con esa añoranza... El que Harry ignorara todas sus indirectas, todas sus insinuaciones, se hacía cada vez más insoportable.
Y si a eso le sumaba que él hablara todo el tiempo de Ginny, de cuánto la extrañaba... de cuánto la amaba...
Vivir con él y tener que reprimir sus ganas de confesarle todo de una vez por todas, se hacía cada vez más difícil. Vivir con él y a su vez tenerlo tan lejos... tan distante... tan indiferente...
Escuchó la voz de Ron desde algún lugar respondiéndole a Harry
No. Ella vino la semana pasada.-
¿No le dijiste que nosotros veníamos hoy?.-
Si.- afirmó Ron. –Por eso vino la semana pasada.- completó, con cierta reserva.
Habían llegado a la casa.
Ron detuvo el automóvil y bajó rápidamente, escapando de la incómoda situación que había provocado.
Harry bajó rápidamente del coche detrás de Ron, olvidándose de que había una persona mas en el mismo. Anne bajó tras de él.
¿Qué?- preguntó, incrédulo, en la parte trasera del automóvil, a Ron. -¿Qué estás diciendo?-
Ron calló. Ahora se daba cuenta de que no tendría que haber dicho nada.
Eso. Ginny vino la semana pasada porque ustedes venían ésta- repitió.
Anne vio cómo la cara de Harry pasaba por diferentes estadios: sorpresa, desconcierto, tristeza... y terror.
Terror al saber que Ginny lo estaba evitando. Terror ante la perspectiva de haberla perdido. Terror ante la perspectiva de haber perdido al amor de su vida.
°°°°°
Caminaba tranquilamente por el pasillo, cuando vio algo que la dejó estática.
Allí estaba su reciente novio, Thomas, besando descaradamente a Lavander Brown.
Su respiración se aceleró de la indignación.
Salió corriendo en dirección contraria, directamente a la sala común de Griffindor.
°°°°°
¿Quieres decirme qué era lo que hacías con Parkinson?- preguntó, enojada e indignada.
Nada, linda.- respondió el muy cara dura, con cara de inocente.
Oh.- dijo ella irónicamente. –¿Ahora resulta que besarla no es nada, no?- continuó, con el mismo tono.
Él se quedó callado.
Ella, supo que era el momento de terminar con toda aquella tortura. Ya no iba a dejar que hiciera con ella lo que quisiera.
Y después de lo de Lavander.- agregó, con ira contenida. –Después de que te perdoné habiéndote agarrado con las manos en la masa...- tomó aire por unos segundos y siguió con su acusador discurso. -¿Quién crees que eres¿Crees que puedes andar con cualquiera enfrente de mis narices? Está muy equivocado, Thomas.- declaró. –Si piensas que puedes jugar conmigo como se te de la gana, estás totalmente equivocado. Esto se termina en este preciso momento.- aseguró.
No, Hermione.- pidió desesperado. –Sabes que no puedo vivir sin ti.- dijo, tratando de acercársele.
No parece.- replicó ella, alejándose de su alcance. –Y no me importa lo que digas. Esto se acabó. Y no quiero que ni te me acerques.- advirtió, mientras comenzaba a caminar hacia el castillo nuevamente.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
Giró por el pasillo hacia la izquierda y la vio allí sentada, sola. Abrazaba sus rodillas con sus brazos y escondía su cabeza entre ésas.
Caminó hacia ella, intrigado.
¿Que pasa, Herms? – preguntó, sentándose en cuclillas frente a ella.
Hermione levantó su cabeza ante el llamado de atención y lo miró con ojos cristalinos.
Lo hizo de nuevo, Ron.- contestó simplemente, para ver cómo la cara de su amigo se coloreaba de ira cada vez más.
Ese maldito... ¿Quién se cree que es?.- dijo en un susurro lleno de coraje. Atinó a levantarse y salir corriendo de allí, seguramente en busca de Thomas, pero su amiga se lo impidió tomándolo por un brazo.
No, Ron.- advirtió. –Lo he dejado. Ya no puedo soportar que juegue así conmigo.- contó, con la voz quebrada.
Él, simplemente atinó a acercarse a ella y consolarla en un abrazo amistoso, que duró más de lo que cualquiera de los dos hubiera podido pronosticar.
Gracias, Ron.- agradeció ella, con su cara escondida en el pecho de su amigo. –Gracias por estar siempre que te necesito.- dijo, levantando su rostro y mirándolo a los ojos. –No sabes cuánto significa para mí.- terminó.
Él se quedó sin palabras. Había estado buscando el momento apropiado. Si no era ése, no sabía cual podría ser.
Lo hago porque te quiero, Herms.- declaró con voz temblorosa. Juntó valor y prosiguió. –Porque te amo, desde el día que te conozco.-
¿Qué?.- preguntó confusa. -¿Qué estas diciendo?.-
La verdad. Te amo, Hermione. Sólo eso.- ahora que había empezado, nada detendría su acceso de sinceridad.
Jugó con uno de sus mechones de cabello, mientras ella intentaba pronunciar palabra.
No... No se qué decir, Ron.- dijo finalmente.
Nada. No tienes que decir nada.- aseguró él. –Simplemente quería que lo supieras.- agregó, colocando su pelo por detrás de su oreja y levantándose. –Nos vemos.- dijo, con una cuota mínima de decepción en su voz.
Espera.- consiguió decir Hermione.
Se levantó también y lo alcanzó a pocos metros de donde habían estado sentados.
Yo también te quiero, Ron.- declaró al fin. –Yo también te amo.- aclaró.
¿En serio¿Estás hablando en serio?.- preguntó él, incrédulo.
Por supuesto.- contestó ella, con una amplia sonrisa estampada en su rostro.
Inseguro, él acercó sus labios a los de ella y los fundió en el beso que inició todo. En el beso que inició una historia de amor que duraría toda su vida. La historia de su vida. El amor de su vida.
°°°°°
1: "No me importa lo que otra gente diga. Yo voy a amarte de todas formas": The White Stripes, In the Cold, Cold Night, "Elephant".
Bueno, esto es todo por hoy.
Un poco de la historia de Ron y Hermione, antes de terminar.
Queda sólo un capítulo! Dejen Reviews!
Saludos!
