Todo lo que ya hayan leído en los libros de JK Rowling, es exclusivamente suyo. Lo demás, es puro invento, inspirado en la canción de Coldplay, homónima a la historia. Sin fines de lucro.
Capitulo final – 1° parteThis could be the end of everything
So why don't we go
Somewhere only we know?(1)
Hola, amor.- saludó Pero, dándole un corto y tierno beso.
Hola.- respondió ella, con voz dulce, correspondiendo al gesto.
Él le ofreció su brazo y ella lo tomó. Comenzaron su caminata por el Jardín Botánico de Buenos Aires.
¿Cómo has estado?.- preguntó él, después de unos minutos de paseo.
Bien- afirmó ella. -¿Y tú?-
Muy bien, gracias.-
¿Y tu esposa?-
°°°°°
Ginny, te presento a Pedro, mi primo.- anunció Laura. –Ginny, Pedro. Pedro, Ginny.- presentó, a la vez que los señalaba cuando decía el nombre de cada uno.
Mucho gusto.- dijo él, sonriendo a Ginny y extendiendo su mano a modo de saludo.
Ella la tomó, cohibida.
Igualmente.- respondió, esbozando una pequeña y tímida sonrisa.
Laura, notando la incomodidad de su amiga, estampó en su rostro un gesto malicioso.
Bueno...- dijo, balanceándose hacia atrás y adelante sobre sus pies. –Voy a buscar mis cosas¿sí?- agregó inocentemente. –Mientras, ustedes podrían charlar.- remató, empujando levemente con su mano derecha a Ginny hacia donde estaba su primo.
Luego, caminó desenvuelta por el pasillo que conducía a los cuartos de la casa, hasta que sus pasos ya no se oyeron en la sala de estar.
Pedro tomó asiento en el sillón más cercano e invitó a Ginny a hacer lo mismo.
Con sus mejillas tornándose del color de su cabello, ella lo hizo, aunque a una distancia prudente de él.
¿De dónde conoces a Laura?.- rompió el hielo Pedro. Se le escuchaba seguro, acostumbrado a ese tipo de situaciones.
Del profesorado.- respondió la pelirroja.
¿Y de dónde vienes? Noté que tu español no es demasiado bueno aún.- comentó. –Sin ánimos de ofender, por supuesto.- advirtió, levantando su dedo en señal de atención, en broma.
Ginny sintió el color de sus mejillas apagarse y soltó una ligera risa al escuchar el comentario de él.
Soy inglesa.- contó. –Y, como has notado, aún no termino de hablar bien castellano.- confirmó.
¿Cuánto tiempo llevas aquí?- preguntó él, tomando de la mesa ratona frente a ellos un vaso de Coca-Cola. Al llevárselo a la boca, cambió su gesto, como si se hubiera dado cuenta de algo repentinamente. –Pero que grosero.- dijo. –No te he ofrecido nada de tomar.- agregó, dejando el vaso de nuevo en su lugar y tocando su frente con una de sus manos. -¿Quieres algo de tomar?.- ofreció al fin.
Bueno, gracias.- respondió Ginny, ya sonriendo ampliamente.
Él se levantó de su asiento y caminó por el pasillo por el que había desaparecido Laura. –Ven.- invitó.
Ginny se levantó de donde estaba y lo siguió, confiada.
Entraron en la primer habitación a la derecha, una amplia y moderna cocina.
¿Qué prefieres?.- preguntó Pedro, abriendo la puerta de la lujosa y plateada heladera. –Puedo ofrecerte jugo de naranjas, Coca, 7up, agua, Terma, granadina.- enumeró, con la cabeza metida en el artefacto, mientras Ginny fruncía el entrecejo más y más, al escuchar todos esos extraños nombres, de bebidas obviamente argentinas. Decidió cortar por lo sano.
Con agua estará bien, gracias.- dijo.
Vamos con el agua entonces.- confirmó él, sacando su cabeza y una jarra baja de la heladera.
Sacó un vaso largo de la alacena sobre su cabeza y sirvió agua en él.
Aquí tienes.- dijo, alargándolo hacia Ginny.
Gracias.- agradeció ella, tomándolo distraídamente con una mano. Se le resbaló de las manos y el contenido del vaso cayó entero sobre su remera. -Fuck – soltó, indignada.
Mira nada más.- se burló Pedro, divertido. –La niña inglesa vuelca su agua.-
Ginny lo miró con cara de pocos amigos. Al ser un caluroso día de primavera, sólo llevaba puesta una remera con mangas cortas, rosada.
Al contacto con el agua, la prenda se había pegado a su cuerpo. Al notarlo, sintió un calor incontenible subirle por todo el cuerpo y concentrarse en sus mejillas, coloreándolas de un intenso color carmesí.
Voy por Laura.- anunció. –Ella debe tener alguna remera para prestarme.-
Pero si te ves muy bien así.- escuchó decir a Pedro cuando estaba por salir de la habitación.
Lo miró, extrañada.
¿Qué?
Él no respondió. Ella lo vio acercarse con gesto seductor, y se quedó estática. Parecía que la hubieran clavado al suelo.
Pedro avanzó hasta ella, rodeando su cintura con un brazo y pasando su mano libre por su rojo cabello.
Te ves muy bien así.- repitió, susurrando sobre sus labios.
La distancia que separaba sus bocas desapareció en un instante, cuando Pedro posó sus labios sobre los de Ginny.
Al principio, sólo lo dejó hacer, incapaz de moverse o reaccionar.
Pero al cabo de unos segundos, cuando la acción comenzaba a tornarse más intensa, correspondió a aquel robado y apasionado beso.
°°°°°
¿Puedo hablar contigo?- preguntaron a la vez. Como buen caballero, Pedro intentó ceder la palabra.
Dime.- dijo.
No. Habla tú.- respondió Ginny. Así tendré más tiempo.
Estaba completamente decidido. Ya no podía seguir soportando esa farsa.
Aquella tarde, ordenando las cosas en el ático, había descubierto algo que la había tenido pensando durante toda la noche, mientras esperaba la llegada de su esposo a casa.
Revisando álbumes de fotografías, había encontrado las mágicas, tomadas hacia más de veinte años en Inglaterra.
En una de ellas, Harry, Ron, Hermione y ella, saludaban sonrientes a la cámara. Esa imagen, congelada el ultimo día de colegio de los primeros tres, la había echo volver en el tiempo y desear nunca haberse ido.
¿Cómo sería todo si no hubiera viajado¿Cómo sería su vida si estuviera aún en Inglaterra¿Harry y ella estarían juntos¿Vivirían una vida de monotonía e inconformismo, como la que ella estaba viviendo?
Había descubierto varias veces a Pedro hablando en susurros por teléfono; perfume de mujer ajena en su ropa; marcas de labial en su cuerpo. Estaba segura de que la engañaba. ¿Pero que podía hacer al respecto? Si se separaba de él, quedaría sola a merced de una sociedad a la que nunca se había terminado de adaptar. Quedaría sola. Habiendo sacrificado una vida entera al lado de su único y verdadero amor, sólo por no herir a quien la hería en el presente.
Pero todos esos pensamientos conformistas y resignados se habían desvanecido en el momento en que vio aquella fotografía.
Aquella fotografía le demostraba que ella había elegido su futuro. Que el destino y el azar le tenían preparada otra vida, que ella rechazó no gentilmente.
El destino le había ofrecido una segunda oportunidad quince años antes, en un maravilloso, inolvidable y doloroso mes que había pasado en su país natal. Y ella la había rechazado una vez más.
Pero ahora era su oportunidad de revertir las cosas. Si dejaba a Pedro ahora, no tenía de qué sentirse culpable. Él la engañaba. Traicionaba su confianza a sus espaldas. Ya no le debía nada.
Con esa determinación en su mente, esperó la llegada de su esposo desde su trabajo.
Él, había llegado un poco más tarde. Traía una seria cara de preocupación. Pero determinada como estaba, nada podía alterar su decisión.
Bueno, si así lo prefieres.- dijo él. –Pero lo que tengo que decirte no es demasiado agradable.- declaró, con la voz un tanto quebrada. –Ven.- ofreció su mano a Ginny, quien la tomó a regañadientes. –Sentémonos.- agregó, guiándola hacia el sillón, con tono serio y resignado a la vez.
Ella frunció el entrecejo, extrañada. Nunca lo había visto así.
¿Qué pasa, Pedro?- preguntó intrigada, mientras tomaba asiento en el sillón, a su lado.
Bien. Esto no es fácil.- empezó, incómodo. –Sólo déjame hablar.- pidió. Sin darle tiempo a responder, continuó. –Habrás notado que llegué un poco más tarde. El medico me ha llamado al celular, justo cuando estaba por salir del trabajo. Dijo que tenía algo urgente que decirme, con respecto a los análisis que me hice la semana pasada.- tomó aire, mientras una solitaria lágrima caía por su mejilla derecha. Ginny sólo lo dejó continuar. –Estoy muriendo, Gin.- declaró, dejando por fin explotar aquella carga de angustia que lo atormentaba desde hacía media hora, cuando había salido del consultorio del médico, que se manifestó mediante copiosas lágrimas que cayeron por sus ojos.
Y ella sólo atinó a abrazarlo, con la mayor cantidad de fuerza que pudo reunir.
°°°°°
¿Cómo estás, hermosa?- saludó Harry, besando la frente de su hija cariñosamente.
Bien papá.- contestó ella, sonriéndole ampliamente y besando la mejilla de su padre.
Papá Potter pasó su brazo por los hombros de su hija y caminó con ella hacia la salida de la estación de trenes.
Llegaron al lujoso auto y se subieron rápidamente. Él en el asiento del conductor, ella en el del acompañante.
Por unos minutos no cruzaron palabra, por lo que Harry decidió entablar charla.
¿Qué pasa, linda? Estás muy callada.-
¿Por qué la vida tiene que ser tan injusta?.- preguntó Lily de repente, soltando un profundo suspiro.
¿Cómo?.- preguntó extrañado su padre, tratado de disimular la risa que amenazaba con escapársele.
Lily guardó silencio. No era su intención revelarle sus problemas amorosos a su padre, pero ya había metido la pata (2).
Puedes contármelo¿sabes?.- comentó casualmente Harry, al darse cuenta del asunto.
Está bien.- aceptó la muchacha finalmente, luego de escasos segundos de debate interno. -Él se llama Alan Parker. Está en quinto año, dos arriba mío.- empezó. –Lo conozco del equipo. Él es el guardián.- continuó. –Y es tan lindo, papá. No sabes cuánto. – terminó aspecto soñador, y hasta insano.
¿Y cuál es el problema?- cuestionó Harry, intrigado.
Él tiene novia. Y, aunque no te lo haya dicho, yo también.- confesó. Antes de que su padre tuviera tiempo de replicarle algo, continuó. –He hablado con él, sí. Y yo le gusto también.- contó.
Harry la miró incrédulo. Qué rápido que pasaba el tiempo...
Sigo sin entender cuál es el problema.- dijo. –Por más que él tenga novia y tu también, si lo que quieren los dos es estar juntos, deberían separarse de ellos y juntarse. No le veo tanta ciencia.- agregó, no sin sentir un pequeño retorcijón en el estómago que le reclamaba el estar mintiéndole a su hija. Sí le veía ciencia. Él no había podido hacerlo. Había sido demasiado avanzado y complicado para él luchar por el amor de su vida. Había sido demasiado avanzado y complicado decir la verdad, más allá de las consecuencias.
La voz de su hija hablándole de nuevo lo sacó de sus pensamientos, que habían ido a parar a Buenos Aires.
El problema es que, por más que nos separemos de nuestros respectivos novios, no podemos estar juntos.-
¿Y eso porqué?- preguntó, al tiempo pisaba levemente el freno y se detenía frente al semáforo en rojo (3).
Porque su novia, es una de mis mejores amigas. ¿Diana, de cuarto Ravenclaw?-
Oh. Diana.- comentó Harry, abriendo los ojos desmesuradamente. La amiga de su hija nunca le había caído bien. Debía confesar que la gente engreída como aquella muchacha nunca había sido de su agrado.
Sí, Diana. Y no pongas esa cara.- advirtió Lily, levantando el dedo índice.
Está bien, está bien.- aceptó él, mientras pisaba suavemente el acelerador, cuando el semáforo pasó a verde.
El caso es que, considerando lo celosa y posesiva que es ella, yo no quiero quedarme sin amiga, y él no quiere quedarse sin cara.- agregó Lily, al tiempo que dejaba salir una risita incontrolable. –El caso es que su novia es mi amiga, y mi novio es su amigo. Lo nuestro es algo completamente imposible.- terminó, reclinándose en el asiento.
Harry se quedó callado. Lo que su hija le contaba tenía mucho en común con lo que a él mismo le había pasado.
¿Qué dices tú, papá¿Qué debo hacer?- pidió consejo su hija.
Eso terminó de rematar su incertidumbre. ¿Qué iba a decir ahora? Si él había pasado por lo mismo y no había echo nada¿qué autoridad tenía para decirle a su hija lo que debía hacer?
Sin poder evitarlo, recordó esas cinco semanas que había pasado con Ginny en Londres, hacía 15 años. Las preguntas que se había echo durante todo ese tiempo asaltaron su mente con más intensidad que nunca¿Qué hubiera pasado si hubiera echo lo que debería haber echo¿Qué hubiera pasado si hubiera terminado con toda aquella farsa, con todo aquel engaño, cuando debería haberlo echo¿Estarían Ginny y él juntos¿Estarían teniendo una crisis matrimonial como la que estaba teniendo con Anne?
¿Papá?- llamó su atención Lily. -¿Estás pensando en Ginny, no es cierto?- preguntó.
Si, hija.- reconoció él. La muchacha lo conocía tan bien que de nada valía querer ocultarlo. Después de todo, su hija conocía su historia con Ginny de su propia boca.
Bueno, tu sabes lo que opino de eso.- dijo la chica. –No voy a repetírtelo, otra vez.-
Lo sé, Lily. No necesito que lo hagas.- contestó. -¿Tu que piensas que hubiera pasado?- preguntó, virando el volante y guiando el automóvil hacia el garaje de su casa.
Pienso que yo no estaría aquí.- respondió ella. –Pero tu serías feliz.- agregó. –Serías más feliz de lo que has sido nunca, papá.- terminó, subiendo su ventanilla y sacando el seguro. –Y recuerda lo que te he dicho siempre.- dijo, poniendo la mano en la manija. –Aún puedes serlo.- bajó de auto y cerró la puerta, dejando a su padre en el mismo, sumido en un torrente de dudas.
¿Tenía razón su hija¿No sería demasiado tarde aún¿Tenía posibilidad alguna de corregir más de veinte años de errores?
Aquella parte culpable, aquella parte reprimida de su mente, le respondió inmediatamente que no. Que ya nada podría hacer. Que nada podría revertir lo que había echo. Que ya no tenía posibilidad alguna de recuperar a Ginny. Que ya no tenía posibilidad de ser feliz.
Pero esa voz fue reprimida por otra, mucho más fuerte: la esperanzada. Esa voz que se encargaba de recordarle todas las mañanas que podía cambiar su existencia y tener lo que siempre había querido. Esa voz que lo ayudaba a seguir adelante, con la promesa de algún día revertir la situación. Esa voz que ahora, le decía que terminara con todo y empezara de nuevo. Esa voz que le decía que volviera el principio.
Esa voz que lo incitaba a que fuera valiente. A que corriera los riesgos. A que arriesgara. A que persiguiera su sueño. A que soñara. A que amara.
°°°°°
1:"Esto podría ser el fin de todo. Así que ¿por qué no vamos a un lugar que sólo nosotros conocemos?": Keane, Somewhere only we know, "Hopes and Fears"
2: "Meter la pata" es lo que decimos en Argentina cuando alguien ha hecho una "macana", o sea, algo que no debía hacer, o que perjudica el objetivo final. Ej. : "Estaba haciendo mi trabajo de Teoría Literaria, pero metí la pata: cerré el Word sin guardar el archivo" P.
3: No tengo la menor idea de cómo es el sistema de semáforos inglés, así que será como es en Argentina: rojo-pare, verde-pase.
Capitulo semi-final.
Contra todo pronóstico, el capitulo original tiene cerca de 8 páginas de Word, así que va a ir partido en dos. Aquí está la primera parte. La segunda es sólo el encuentro de Harry y Ginny en Buenos Aires (que ya está escrito, pero recién llegué a la segunda revisión).
Cuando lo revise propiamente hablando y esté bien para publicarlo, lo haré. Supongo que esto será entre mañana y el sábado.
En fin... espero que les haya gustado y que dejen su review!
Saludos!
