Hot Summer
# 1: El orgullo muere con un beso

- ¡¡¡Bufff! Menuda caña nos ha metido hoy Akagi… - Mitsui mete la cabeza bajo el grifo de agua, respirando cansadamente.
- Ya ves, tío… me duele todo… - Ryota agacha la cabeza para beber un poco de agua.
- ¡¡Muahahahaha! ¿Qué pasa chicos? Ya estás viejos para aguantar un simple entrenamiento…
- ¡Sakuragi! Vete a la mierda…
- Hehehehe… no te pongas así Ryota… es que esto no es nada para un gran Tensai como yo…Muahahahaha…
- Idiota… - Rukawa se quita la camiseta y la escurre en la pica, pasándose un poco de agua por la sien.
- ¿Naniiii? – Sakuragi se dedica a imitarle, con tan mala pata que acaba rompiendo su camiseta en el esfuerzo.
- Idiota – vuelve a ponerse la camiseta.
- ¡¡¡Grrrnyyyy! Teme kitsune…
- ¡Hanamichi Sakuragi! – tortazo de Ayako en medio de la cabeza del pelirrojo – te tocan los ejercicios básicos.
- Pero Ayako, un gran Tensai como yo no nece…
- ¡¡¡¡Cállate y obedécela! – interviene Ryota cual perrito en busca de una caricia de su dueña.
Los tres se vuelven a la cancha armando el habitual follón. Rukawa y Mitsui se quedan solos, refrescándose en los vestuarios. El chico de ojos azules le acerca el balón a su senpai.
- Mitsui…
- ¿Eh? – "¿Rukawa hablándome? Esto es inaudito…"
- ¿Hace un uno contra uno?
- ¿Tú y yo? ¿Para qué? – "¿A qué viene esto?"
- Quiero comprobar quién es el mejor del equipo…
- Bien… - Mitsui sonríe ampliamente. Aunque no lo demuestre a menudo, siempre ha tenido un ego bastante notorio y no dejaría escapar por nada del mundo la oportunidad de verlo crecer todavía más.
Los dos chicos se dirigen a la cancha ante la atenta mirada de todos sus compañeros de equipo. El partido está muy reñido, pero al final, un ambiguo triple le da la victoria al chico mayor. Viendo todo esto, el histérico pelirrojo reta a Rukawa a jugar contra él, haciéndole caer en sus provocaciones para su desgracia, pues éste le vence como si nada al poco rato.
Al final, sus amigos se quedan consolándole fuera del gimnasio. Pasa bastante rato hasta que consiguen levantarle el ánimo, por lo que la mitad del equipo ya ha terminado de cambiarse. El chico de ojos azules pasa por delante del gimnasio en busca de su bici para volver a casa, amparándose en la oscuridad exterior, des de dónde observa a sus compañeros. Están todos ahí sentados, en el suelo, charlando y riéndose los unos de los otros. El muchacho menor hace una mueca cerrando sus ojos zorrunos, conteniendo un extraño sentimiento de rabia que ha aflorado no sabe como de su interior. Se monta en la bici y se dirige a su casa, intentando no comerse demasiado la cabeza.
Pero a pesar de sus esfuerzos, al llegar a casa, Kaede Rukawa no es capaz de dejar de revivir en su cabeza, una y otra vez, su uno contra uno con Mitsui. "¿Cómo puedo haber perdido? No… no es así. Yo no perdí. Aquél triple no valía. Él hizo trampas…así que no cuenta." El pelinegro cena brevemente y se acuesta tranquilo, achacando su sentimiento de rabia al hecho de haber perdido contra su senpai de una forma tan tonta y ambigua.
A la mañana siguiente, el pálido chico de ojos azules se levanta temprano, dispuesto a ir a entrenar a la cancha de la playa un rato, como hace cada domingo, y después, a lo mejor, darse un chapuzón en el mar, ahora que empieza a hacer calor. Esta noche ha dormido bastante mal y no puede evitar seguir pensando en el partido de ayer. Llega a la cancha al cabo, no está muy lejos de su casa, y empieza a entrenar. El deporte le ayuda a olvidarse de todo a su alrededor, de todo lo ocurrido, de las preocupaciones, los agobios y demás. Ni siquiera se da cuenta de la gente que pasa al lado de la cancha, por el paseo, que se lo quedan mirando jugar a basket con ese esfuerzo y esa pasión sobrehumanos. Pero al rato se cansan, y siguen con sus caminos, sin que él les haya prestado la más mínima atención.
Un par de horas después de que él empezara a entrenar, otro chico de su preparatoria se dirige a la misma cancha con las mismas intenciones. Todos los domingos acostumbra a entrenar en la cancha de su barrio pero dos días atrás la cerraron por obras, de modo que va a tener que buscar otro sitio y éste es el mejor que se le ocurre. Entra en la cancha apresuradamente, intentando sacar el balón de la maldita bolsa sin mirar al frente.
El chico de ojos azules está botando el balón, a punto para tirar a canasta, cuando le ve entrar en la cancha completamente ensimismado. Rukawa hace el tiro pero no estaba en absoluto concentrado, por lo que el balón toca al aro, dirigiéndose con tan ímpetu como mala suerte hacia su senpai, que todavía anda cabizbajo.
- "¡Mierda!"- ¡¡Mitsui! – "Que se aparte, por favor…"
- ¿Eh? – Mitsui levanta la cabeza en el momento oportuno en que el balón va a darle directamente a la cara - ¡Aaau! ¡Joder! ¡Me cago en la gran zorra que…! – mira a ver quien es el gilipollas que le ha dado en todo el jeto - ¿Rukawa?
- "Mierda puta. ¿Por qué me tenía que pasar a mí?"- Perdón…
- … - "¿Ha dicho perdón? Yo alucino…"
- ¿Estás bien? – "¡¿Pero qué digo! Si a mi qué me importa… además la culpa es suya y…"
- Sí… no te preocupes… - "Este tío es más raro que un perro verde"
- No me preocupo… - "¡Ja! A ver si ahora se va a creer que yo…"
- ¿Entrenabas?
- Hm… hace rato…
- ¿Es tu cancha?
- "¿Mi qué? ¡Qué gracioso! Todavía habla como un macarra" – Bueno… vengo siempre, si es lo que quieres decir…
- ¿Te importa si juego un rato? – "¿Por qué le pido permiso? Seré idiota…"
- Mm… Quiero la revancha – "¿Qué he dicho?"
- ¿Eh? – "¿Qué ha dicho?"
- Bueno… por lo de ayer… si no tienes miedo, claro… - "Joer… igual me estoy pasando…"
- ¿Miedo yo? Tú no me conoces – su sonrisa es máxima. Si gana esta vez, su ego podría no caber dentro de su cuerpo.
- Entonces vamos – le pasa el balón – empiezas.
Empiezan a jugar furiosamente, sin concesión alguna del uno al otro, luchando por ser el que anote más puntos, el mejor jugador del Shohoku. Juegan durante casi una hora sin tregua ni descanso, hasta que la pelota sale disparada de la cancha a causa de un tapón de Rukawa. Ambos se quedan mirando, con la respiración agitada, hasta que el chico menor se incorpora de su posición medio inclinada para recuperar el aliento. Dirige su vista más allá del paseo y empieza a andar.
- ¿Dónde vas? – "Joder… casi no puedo respirar"
- A buscar el balón… - entre dientes – no te fastidia…
- Ah… claro… - "¡Qué humor! Cualquiera le dice nada… Hahaha… seguro que es porque voy ganando…¡Bufff! ¡Qué calorazo!"
El chico de ojos azules regresa con el balón bajo el brazo justo en el momento en que su senpai se está quitando la camiseta, descubriendo bajo ésta su hermoso cuerpo terso y musculado. Se la pasa por el cuello y la cara, secándose con ella el sudor. Al verlo, el corazón del chico menor se acelera y su estómago se encoge sin saber muy bien porqué. Menea la cabeza para aclarar sus pensamientos, para dejar de notar extrañas sensaciones que no comprende ni quiere comprender.
- ¿Vienes o qué? – "¿Se puede saber qué hace?"
- ¿Qué? – "Mierda… me ha visto… ¿Y qué?"
- Que si seguimos… ¿o te quieres rendir? – sonríe a más no poder, henchido de orgullo. El chico menor le pasa el balón, quitándose a su vez la camiseta y echándola a un lado de la cancha. La visión de su piel blanca y su figura delgada hace que el chico mayor se estremezca momentáneamente. "Joder… ¿qué me pasa? Todavía hace más calor…"
- Empiezas a hablar como Sakuragi…
- Repítelo si tienes cojones – "¿Qué hostias se ha creído?"
El chico moreno empieza a botar el balón, intentando hacer un amago para esquivar al hábil ojiazul y marcar un tanto, pero éste se lo impide. Juegan durante un buen rato más, esforzándose al máximo en cada jugada. Sus cuerpos mojados se rozan sin querer, sin poder evitarlo, notando el contacto de la piel del otro cada vez más cercana, más caliente. De pronto, el chico mayor empieza a notar raras sensaciones en todo su ser. Sus hormonas están extrañamente revolucionadas, empezando a despertar en su cuerpo desafortunadas reacciones que hacen de él presa del terror. Intenta apartarse de su compañero, evitar cualquier contacto con él, pero no puede dejar de estar atento al juego por lo que no puede apartarse mucho. Teme que el chico menor se de cuenta pero… ¿de qué? ¿Qué diablos es lo que le está pasando?
Para su fortuna y desgracia del otro, una chica se planta en medio de la cancha arrebatándoles el balón, que en estos momentos estaba en el suelo tras otro mate del número 11 del Shohoku.
- ¿Qué haces? – "¿Qué coño quiere esta tía?"
- Esto… Rukawa… es que aquí hay alguien que quiere hablar contigo…
- ¿Y a mí que más me da? – "Ya empezamos…"
- Es que es importante… no seas tan borde, hombre…
- Dejadme en paz de una puta vez – "¿Borde yo?"
- Oye… ve a ver qué quieren… a mí me da lo mismo… - "Por favor, que vaya y así me da tiempo a tranquilizarme"
- Está bien… lo dejamos para otro día pero yo voy ganando – "Seguro que está agotado"
- Como quieras… Yo me voy a la playa un rato… - "¿Y para qué le digo nada?"
- Esto… yo creo que también iré… ahora cuando termine de esto… - "¿Qué narices estoy diciendo?"
- Ok. Pues hasta ahora… - "Qué raro… tan pronto está de lo más borde como incluso algo simpático… Este tío es definitivamente raro"
El muchacho mayor se va para la playa, agradecido por una vez a las pesadas fans de la "estrella" del equipo. Al poco rato, Rukawa se sienta a su lado en la arena, tumbándose con los ojos cerrados mientras se rasca la cabeza.
- ¿Qué hay? – "Buff… parece agobiado"
- Gnnn… - "Menuda mierda"
- Entiendo… - "pues sí está agobiado… mejor no digo nada…"
- …
- …
- ¿Sabías que Akagi tiene una hermana?
- ¿Eh? – "¿A qué viene eso?" – No… no lo sabía… ¿por?
- Nada… se me ha declarado…
- Ah… - "Me duele. ¿Por qué me sabe mal? Joder… esto no es bueno…"
- …
- ¿Y qué le has dicho? - "No quiero saberlo…"
- Pues… que me gusta otra persona… creo…- "Ojalá no me gustara…"
- ¿Crees? – "Mierda… me siento fatal…"
- Bueno… no estoy seguro… - "Joder… ¿para qué se lo cuento?"
- ¿Y eso? – "¿Puede ser que me sienta mejor por eso?"
- Es que… no me había fijado nunca en nadie y… no sé… igual es malo… - "Eres idiota. ¿Vas a decírselo más claro?"
- ¿Malo? – "No entiendo… pero se me ha encogido el estómago… no me encuentro bien…"
- ¿A ti te gusta alguien? – "¡Ahí le has dado! Cambiando de tema…"
- Bueno pues… no sé… - "Mierda. ¿Qué se supone que tengo que decir?"
- ¿Entonces te atrae alguien? – "Di que no"
- Sí… podríamos decirlo así…- "Estoy demasiado nervioso"
- Y… ¿Cuándo te diste cuenta? – "Joder… que se me pasen ya estas ganas de llorar… soy realmente imbécil…"
- Pues hoy, creo… - "¡Aaaah! ¡Idiota! ¿Pero qué has dicho?"
- ¿Hoy? – "¿Podría se que...? No, imposible…"
- …
- ¿Lo sabe ella? – "A ver qué dices…"
- Esto… es que es un poco complicado… - "Esto no está bien… no marcha bien…"
- ¿Y cómo es? – "Lúcete, vamos, dame una pista al menos"
- Pues…no sé… - "¿qué digo?... Mierda…" – delgada y… tiene el pelo negro y…
- Los ojos azules… - "Que cuele, Dios, que diga que sí…"
- Sí… y… - "¿sí? Qué has dicho?" – bueno… no. Quiero decir que…
- Cállate – "Me da igual lo que pase. Podría ser yo…"
El chico menor se acerca a su senpai, confirmando sus sospechas en el sonrojo que aparece en las mejillas del otro chico. Al verlo, el muchacho de ojos azules roza su boca con los labios en un breve beso que deja pasmado al otro chico. Sin pensarlo dos veces, Mitsui cierra los ojos y acaricia la mejilla del otro chico correspondiendo a su beso. El chico de ojos azules recorre fugazmente sus labios con la lengua. Rukawa se separa de él y se apoya en su pecho, haciendo que su senpai se tumbe en la arena, quedando dormido al instante con la cabeza apoyada encima de él. El chico mayor cruza los brazos detrás de su cabeza, totalmente sonrojado. Cierra los ojos pero no se duerme… no quisiera que se quedaran demasiado tiempo tumbados y acabaran quemándose la piel, sobretodo su blanco compañero. Una sonrisa aparece en sus labios. Esto no puede ser bueno pero… si le hace sentir bien ¿qué podría haber de mal en ello?